Una Persona Que No Lee, O Lee Poco, O Lee Slo Basura, Puede Hablar Mucho Pero Dir Siempre Pocas Cosas,
Una persona que no lee, o lee poco, o lee sólo basura, puede hablar mucho pero dirá siempre pocas cosas, porque dispone de un repertorio mínimo y deficiente de vocablos para expresarse. No es una limitación sólo verbal; es, al mismo tiempo, una limitación intelectual y de horizonte imaginario, una indigencia de pensamientos y de conocimientos, porque las ideas, los conceptos, mediante los cuales nos apropiamos de la realidad existente y de los secretos de nuestra condición, no existen disociados de las palabras a través de las cuales los reconoce y define la conciencia. Se aprende a hablar con corrección, profundidad, rigor y sutileza gracias a la buena literatura, y sólo gracias a ella. Ninguna otra disciplina, ni tampoco rama alguna de las artes, puede sustituir a la literatura en la formación del lenguaje con que se comunican las personas. Hablar bien, disponer de un habla rica y diversa, encontrar la expresión adecuada para cada idea o emoción que se quiere comunicar, significa estar mejor preparado para pensar, enseñar, aprender, dialogar y, también, para fantasear, soñar, sentir y emocionarse. De una manera subrepticia, las palabras reverberan en todos los actos de la vida, aun en aquellos que parecen muy alejados del lenguaje. Una sociedad democrática y libre necesita ciudadanos responsables y críticos, conscientes de la necesidad de someter continuamente a examen el mundo en que vivimos para tratar de acercarlo —empresa siempre quimérica— a aquel en que quisiéramos vivir; pero, gracias a su terquedad en alcanzar aquel sueño inalcanzable —casar la realidad con los deseos— ha nacido y avanzado la civilización, y llevado al ser humano a derrotar a muchos —no a todos, por supuesto— demonios que lo avasallaban. Y no existe mejor fermento de insatisfacción frente a lo existente que la buena literatura. Para formar ciudadanos críticos e independientes, difíciles de manipular, en permanente movilización espiritual y con una imaginación siempre en ascuas, nada como las buenas novelas.
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Just between us i remember it all too well
It was rare, I was there. I remember it all too well.

La última entrevista fue triste. Yo esperaba una decisión imposible: que me siguieras a una ciudad extraña donde sólo se había perdido un submarino alemán y tú esperabas que no te lo propusiera. Con el vértigo de los suicidas te dije: « Ven conmigo» sabiéndolo imposible y tú -sabiéndolo imposible- respondiste: «Nada se me perdió allí» y diste la conversación por concluida. Me puse de pie como quien cierra un libro aunque sabía -lo supe siempre- que ahora empezaba otro capítulo. Iba a soñar contigo -en una ciudad extraña-, donde sólo un viejo submarino alemán se perdió. Iba a escribirte cartas que no te enviaría y tú, ibas a esperar mi regreso -Penélope infiel- con ambigüedad, sabiendo que mis cortos regresos no serían definitivos.
Cristina Peri Rossi - Última entrevista
amo a el hombre dominante, tú dime qué quieres que haga y cómo quieres que me ponga para ti