
Amo leer, me encanta el anime, series y muchas cosas más, 27 años, espero poder escribir algo pronto por aquí, mexicana. I hope they continue to take care of themselves against the covid and you are well
225 posts
Alucard Definitely Likes Boobs. Big Or Small Doesnt Care He Loves Teasing Your Nipples, Sucking On Them,
alucard definitely likes boobs. big or small doesn’t care he loves teasing your nipples, sucking on them, rubbing them, seeing them poking through the fabric of your shirt/night gown.
oh when you’re heavy with his child and your breasts swell up nice for him, he offers to massage them for you, “do they hurt?” he’d ask already reaching for your swollen breasts. his cool hands kneading your softness, your scent kicking him in the face when you start leaking a little bit…
-
mimi-sanisanidiot liked this · 6 months ago
-
books-arebetterthan-boys liked this · 7 months ago
-
deepgalaxykryptonite liked this · 10 months ago
-
rosehill12 liked this · 1 year ago
-
ren2004 liked this · 1 year ago
-
catarsis96 reblogged this · 1 year ago
-
magicovento liked this · 1 year ago
-
mairablue liked this · 1 year ago
-
catarsis96 liked this · 1 year ago
More Posts from Catarsis96
¡Hola! Perdón por desaparecer, no he tenido buena salud últimamente y por eso no publicaba nada, gracias por leer también, me alegro mucho cuando veo que alguien leé mis tonterías, sé que no tengo muchos seguidores pero me hace feliz cuando alguien leé lo que he publicado. Aquí está otro drabble y espero sea de su agrado.
.
Título: Hechicera.
Resumen: A veces se preguntaba si eras una hechicera, porque solo tú podías hacer que se perdiera en tu mirada, un solo minuto de ella y Alucard quedaba hipnotizado. Lo tenías hechizado sin saberlo.
Alucard Tepes x lector

Recostado en su amplía cama, con un libro olvidado y prefiriendo la cálida compañía de su esposa, Adrián Tepes, el primogénito, el hijo de Drácula y una mortal, aquél que los valacos llamaba Alucard, ese hijo que había terminado con la vida de su propio padre, prefería sentir la cercanía de una mujer mortal, tal como lo había hecho su padre.
Antes de conocerla y dejar que existiera una cercanía tan pura entre ellos, ya había aceptado vivir alejado del mundo. Él no merecía nada, más que estar oculto de los demás.
Pero tan pronto como entraste en su vida, supo que ya no podría alejarte. Llegando como un rayo de sol, después de que cometiera aquél terrible acto contra su progenitor.
Él siendo una mezcla de un vampiro y una mujer humana, alguien que podía tener tanta vida como un vampiro normal, desgarrar y arrancar el último aliento a los demás si se lo propusiera, había caído ante el hechizo que desprendes. Ya sea que supieras que lo tienes atado entre tus dedos o no, él estaba a tu merced. Puedes pedirle lo que sea y él, con gusto, lo haría. Mándalo a las montañas más heladas y él iría.
“ Alucard…” Tu voz hizo acto de presencia, acariciando los fuertes brazos que te tenían, mientras tus ojos buscan los de él.
A veces se preguntaba si eras una hechicera, porque solo tú podías hacer que se perdiera en tu mirada, un solo minuto de ella y Alucard quedaba hipnotizado.
Lo volviste a llamar, tu ceño fruncido y ojos buscando cualquier indicio que te dijera que algo andaba mal con él. Sin saber que tenías un gran poder sobre aquel hermoso hombre.
“¿Si, querida?”
“¿Te sucede algo?” Preguntas.
Él también quería saber qué sucedía, cada vez que estaba ante ti, tu voz llamándolo, tus ojos cálidos y amorosos, un solo toque tuyo o tu sola presencia provocaba que entrara y cayera ante tu poder. Eras una mujer normal, sin magia pero parecía que la tenías porque lo hacías caer en un estado de debilidad.
“Por supuesto, cariño.” Contestó, había notado como buscabas algún indicio que te dijera que algo estaba pasando en él.
Murmuras algo para tí sola, no te creías nada de lo que te dijo.
“Me preocuparé si estás enfermando de algo que afecte a los vampiros.”
Una risa suave fue lo único que recibiste de él.
“Te lo prometo, no tengo nada y no estoy enfermo.” Sus brazos se movieron para acercar el cuerpo delicado de su esposa, escuchar el latido de su corazón era para él la más perfecta melodía. Te preocupas tanto por él, después de la guerra contra su padre había pensado que ya nadie se preocuparía por él. Pero ahí estás tú, haciéndolo.
“Solo para estar segura, mañana iré a la bóveda Belmont y buscaré algún libro que explique si los vampiros pueden enfermar de algo raro.”
“Te preocupas demasiado…” De un santiamén, estabas sobre él. Sus manos aferradas a tu cintura, mientras te miraba deseoso.
“Alucard.” Estabas sorprendida, no habías predicho su movimiento.
“¿Y si le demuestro a mi dama que no estoy enfermo?”
Tus ojos se nublaron en lujuria y buscaste los de él, haciéndolo perderse en tí.
Si, eras una hechicera.
¡Hola! Perdón por desaparecer, no he tenido buena salud últimamente y por eso no publicaba nada, gracias por leer también, me alegro mucho cuando veo que alguien leé mis tonterías, sé que no tengo muchos seguidores pero me hace feliz cuando alguien leé lo que he publicado. Aquí está otro drabble y espero sea de su agrado.
.
Título: Hechicera.
Resumen: A veces se preguntaba si eras una hechicera, porque solo tú podías hacer que se perdiera en tu mirada, un solo minuto de ella y Alucard quedaba hipnotizado. Lo tenías hechizado sin saberlo.
Alucard Tepes x lector

Recostado en su amplía cama, con un libro olvidado y prefiriendo la cálida compañía de su esposa, Adrián Tepes, el primogénito, el hijo de Drácula y una mortal, aquél que los valacos llamaba Alucard, ese hijo que había terminado con la vida de su propio padre, prefería sentir la cercanía de una mujer mortal, tal como lo había hecho su padre.
Antes de conocerla y dejar que existiera una cercanía tan pura entre ellos, ya había aceptado vivir alejado del mundo. Él no merecía nada, más que estar oculto de los demás.
Pero tan pronto como entraste en su vida, supo que ya no podría alejarte. Llegando como un rayo de sol, después de que cometiera aquél terrible acto contra su progenitor.
Él siendo una mezcla de un vampiro y una mujer humana, alguien que podía tener tanta vida como un vampiro normal, desgarrar y arrancar el último aliento a los demás si se lo propusiera, había caído ante el hechizo que desprendes. Ya sea que supieras que lo tienes atado entre tus dedos o no, él estaba a tu merced. Puedes pedirle lo que sea y él, con gusto, lo haría. Mándalo a las montañas más heladas y él iría.
“ Alucard…” Tu voz hizo acto de presencia, acariciando los fuertes brazos que te tenían, mientras tus ojos buscan los de él.
A veces se preguntaba si eras una hechicera, porque solo tú podías hacer que se perdiera en tu mirada, un solo minuto de ella y Alucard quedaba hipnotizado.
Lo volviste a llamar, tu ceño fruncido y ojos buscando cualquier indicio que te dijera que algo andaba mal con él. Sin saber que tenías un gran poder sobre aquel hermoso hombre.
“¿Si, querida?”
“¿Te sucede algo?” Preguntas.
Él también quería saber qué sucedía, cada vez que estaba ante ti, tu voz llamándolo, tus ojos cálidos y amorosos, un solo toque tuyo o tu sola presencia provocaba que entrara y cayera ante tu poder. Eras una mujer normal, sin magia pero parecía que la tenías porque lo hacías caer en un estado de debilidad.
“Por supuesto, cariño.” Contestó, había notado como buscabas algún indicio que te dijera que algo estaba pasando en él.
Murmuras algo para tí sola, no te creías nada de lo que te dijo.
“Me preocuparé si estás enfermando de algo que afecte a los vampiros.”
Una risa suave fue lo único que recibiste de él.
“Te lo prometo, no tengo nada y no estoy enfermo.” Sus brazos se movieron para acercar el cuerpo delicado de su esposa, escuchar el latido de su corazón era para él la más perfecta melodía. Te preocupas tanto por él, después de la guerra contra su padre había pensado que ya nadie se preocuparía por él. Pero ahí estás tú, haciéndolo.
“Solo para estar segura, mañana iré a la bóveda Belmont y buscaré algún libro que explique si los vampiros pueden enfermar de algo raro.”
“Te preocupas demasiado…” De un santiamén, estabas sobre él. Sus manos aferradas a tu cintura, mientras te miraba deseoso.
“Alucard.” Estabas sorprendida, no habías predicho su movimiento.
“¿Y si le demuestro a mi dama que no estoy enfermo?”
Tus ojos se nublaron en lujuria y buscaste los de él, haciéndolo perderse en tí.
Si, eras una hechicera.
Reblog de mi propio fic
Quería practicar mi escritura y también quería escribir un poco de contenido SMUT, así que esto salió jajaja.
Espero que sea del agrado del lector.
Advertencias: escritura +18 o adulto, si eres menor de edad o no te gusta este tipo de lectura, no leas.
Alucard Tepes x lector femenino.
Título: Resistente.
Resumen: Habías leído en uno de los muchos libros de la biblioteca, sobre lo resistente que eran los vampiros, tu curiosidad te venció y quisiste comprobar.
“¿No dijiste que querías ver qué tan resistente era? Tenemos el resto de la noche, amor.” Alucard se lamió los labios, la lujuria volvió a él y lo podías sentir por como se había endurecido su miembro.

Resistente.
En cuanto la oscuridad tomó posesión del cielo y el bosque que rodeaba aquella majestuosa edificación, las dos almas que lo residían habían decidido estar en la calidez de su habitación marital.
No tenían nada que hacer, solo amarse en esa noche estrellada. Las sábanas a punto de caer de la cama y la ropa esparcida, los golpes de piel con piel y los gemidos y gruñidos, delataban sus actividades.
Aquellos ojos dorados que tanto amabas y no podías olvidar, te miraban hambrientos, él quería comerte, lenta y deliciosamente.
Nada ni nadie lo iba a detener.
Tus piernas abiertas de lado a lado, le daban la bienvenida a su cuerpo lleno de músculos definidos, la dureza de su miembro entrando y saliendo de la suavidad femenina, era como una adicción que no quería detener. Solo quería estar así contigo, encima de ti, amando y besando cada parte de tu cuerpo.
“A-Alucard…” Gemiste en su oído, querías que él escuchara y supiera que te volvía loca por él. Otro suspiro erótico brotó de ti, el placer que te daba te hacía lloriquear.
“Eso es nena… Gime para mí.” Susurró, sus ojos vagaron hacia abajo, para encontrar sus senos, los pezones endurecidos por las succiones que les había prodigado y algunos destellos de chupetones, lo hacían sentirse malvado, ya que él fue el culpable de que estuvieran así.
Sentiste una embestida dura y posesiva, las terminaciones nerviosas parecían recorrerte en cuanto lo sentiste atacarte así. Un suspiro mudo fue lo único que soltaste como respuesta, querías más, más de él, más de su amor. Llevando tus manos a su cabello, lo acertaste más a ti, los jalones que le dabas lo hacían volverse más salvaje, sentiste como se desesperaba por obtener todo de ti.
Tus caderas se movieron, encontrando las de él. Alucard se movió un poco, sacando su dura excitación para después volver a entrar en ti, sintiendo como lo mojabas con tu esencia, caliente y adictiva. Él amaba esto, ser un solo cuerpo contigo. Estabas por entrar en un clímax delicioso, lo podías sentir, tu cabeza cayó hacia atrás en cuanto sentiste el duro eje de Alucard poseyéndote, llevó uno de sus grandes dedos hacia abajo para buscar y mimar tu clítoris, Alucard podía ver cómo su mujer se derretía cada vez más. Y le gustaba.
Alucard sonrió, bajando lentamente su afilada mirada desde tu rostro de porcelana, hasta donde ambos estaban conectados, las paredes vaginales y suaves lo torturaban y apretaban con frenesí.
“¿Te encanta, querida?” Susurró en su oído, deleitándose con tus suspiros. “¿Te encanta ser devorada por el vampiro?, responde.”
“¡Oh!” Tus labios dejaron escapar, cuando su cadera atacó tu sensible coño.
“Te hice una pregunta.” Otra embestida más y te vió perder la cordura.
“¡Sí, sí, sí! Amo ser presa tuya, amo todo de ti, te amo.” Y lo decías en serio, amabas todo de él, su inteligencia, su sarcasmo, los momentos de calidez de hogar que te proporciona y lo mucho que te protegía como si temiera perderte en un segundo y amabas estar con él, entregando todo de ti entre sus manos y él tener la confianza de entregarte su cuerpo y alma de esta manera.
Sus palabras lo hicieron sentirse afortunado, sabía que todo lo que había dicho ella era verdad, así como era verdad lo mucho que la amaba a ella, daría su corazón en bandeja de plata si se lo pidieras, nadaría en un mar bendecido solo por llegar a ti. Podría ser dramático todo lo que haría solo por tenerte, pero el amor que te tenía lo movía a querer hacer todo eso, con tal de sentir que estás en sus brazos.
Sentías que llegarías al orgasmo, tu clítoris parecía estallar en placer y querías sentirlo. Tus caderas se movieron, sintiendo que la energía pronto se te acaba, el resto de ella querías hacer que valiera la pena.
“¡Alucard!” Gritaste en cuanto tu clímax te golpeó tan fuerte, que sentías que podías ver las estrellas a tu alrededor.
El damphir amó el momento en que sintió como tu placer lo mojaba más, ya no podía resistir su propio clímax. Con lo último de su fuerza le daba movió sus caderas hasta que sintió aquel placer que sentiste, pronunció tu nombre con amor y lleno de gozo hasta que se derramó en lo profundo de tí.
“ Te amo, te amo.” Buscó tus labios, quería hacerte saber que lo decía en serio, en cuanto capturó tus labios y besó con necesidad.
“... Yo también te amo.” Murmuras cansada y feliz. “Te amo, Alucard.”
El silencio gobernó entre ustedes, la luz de la luna se asomaba por las ventanas de su habitación, solo se admiraban el uno al otro, como si fueran un descubrimiento único.
“ Tengo sueño.” Alucard te vio en cuanto dijiste aquello.
“¿En serio? Que mal…” Dijo como si estuviera decepcionado.
“¿Qué ocurre?” Aquello había llamado tu atención.
“Porque yo quiero un poco más.”
Tan pronto como reveló, te dejó boquiabierta, antes le habías dicho que habías leído en uno de los muchos libros de la biblioteca, sobre lo resistente que eran los vampiros, tu curiosidad te venció y quisiste comprobar.
Pero ahora..
“¿No dijiste que querías ver qué tan resistente era? Tenemos el resto de la noche, amor.” Alucard se lamió los labios, la lujuria volvió a él y lo podías sentir por como se había endurecido su miembro.
Tendrías una larga noche.
😍 That's so sweet, he would definitely do that
i cant stop thinking about regency era alucard, him helping you into your stays, lacing the backs of them together just comfortable enough to your liking. he thinks you're very beautiful especially when you apply a nice red rouge to your cheeks at your vanity
i like to think he has quite a few skills, he is very old afterall. so of course he knows how to sew.
he adds some lovely emoridery onto your garments, wouldn't mind at all adding cute little roses and lace to your chemise
Hola, había dejado de publicar durante un tiempo, ya que he estado un poco enferma, pero decidí publicar algo pequeño pero esponjoso que tenía guardado. Espero que sea de su agrado
Advertencias: Ninguna.
Alucard Tepes x Reader

Empezaba a atardecer, los últimos rayos del Sol se podían apreciar, destellos naranjas y algunas nubes moviéndose suavemente. Era una vista sin preocupaciones y parecía no haber nada que pudiera entorpecerla.
Respiraste tranquila, el suave viento del atardecer meciendo mechones de tu cabello y algunas voces de la gente del pueblo eran percibidas. Esto era como la recompensa final del día que estaba por terminar.
“¿Cansada, amor mío?” Alucard, habló detrás de ti, él te encontró sentada en los escalones de su imponente castillo.
“Algo, querido.” Contestaste a su pregunta anterior. Desde que había amanecido, habías salido al pueblo a hacer tu día, el poblado que se estaba formando parecía tranquilo, entre las personas se ayudaban y convivían pacíficamente. Después de los acontecimientos anteriores, trataron de revivir en un nuevo capítulo.
Las aventuras y dolor que pasaron, los había unido demasiado. Él con la soledad y dolor de perder a su familia, se había acercado poco a poco a ti, buscando la calidez y momentos pacíficos que ofrecías, y él, aunque creía que no valía nada, te daba esa valentía y seguridad que habías perdido después de pasar un camino difícil.
Alucard y tú se necesitaban, tanto como necesitaban el aire para respirar.
Alucard la miró desde donde estaba. Le parecía un ser inocente, que necesitaba ser protegido, a pesar de que sabía que no necesitabas la protección de los demás. Sonrío, aún no podía creer que te tuviera a su lado. Caminó hacia ti, su gran cuerpo se agachó para sentarse detrás de tu espalda y abrazarte con sumo amor.
Miró la imagen que te tenía tan relajada, una sonrisa estaba en él, había valido la pena cruzar todas aquellas desventuras. Aunque aún estaban los recuerdos trágicos, sabía que podía pintarlos con nuevos y más coloridos.
“ Me encanta esto.” Él dijo y tú te volteaste a verlo. “ Estos momentos, sin duda son tranquilos. Y quiero tener más de estas tardes contigo.”
Tu corazón dió un vuelco, sus palabras sin duda te pusieron nerviosa y provocaron que te sintieras más enamorada de él.
“Yo también quiero eso, Alucard, contigo siempre.”
“¿Siempre?” Agachó su rostro a ti. Te miraba con cierta coquetería. Se acercó aún más y sus labios rozaban los tuyos.
“ Siempre.” Acto seguido lo besaste, ya no queriendo que fuera un simple roce de labios, sino un beso de amor, entrega y dicha.
Y ahí, a la luz del atardecer, ambos se besaron como si no hubiera un mañana y disfrutando del atardecer.