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Perfect World
Perfect World
Anime: Escaflowne
Rating: M
Pareja: Van & Hitomi
Sinopsis: Oneshot. Basado en el capitulo 19. El cuerpo no pide razones ni permiso, solo responde a los estímulos de otro cuerpo. Van y Hitomi lo descubren juntos y simplemente se dejan llevar.
Advertencia: Lemon (NSFW)
*~*~*~*~*~*~*~*~*~*
Por: Maeda Ai.
*~*~*~*~*~*~*~*~*~*
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Una chica corre apresurada por los jardines del castillo de Asturia. No puede, no quiere volver a leer el futuro de las personas; siempre ve cosas desagradables y eso le esta matando poco a poco.
De pronto, se detiene... también esta cansada de correr, de huir de sus inmensos problemas; decide sentarse y seguir inmersa en sus pensamientos... ¿Qué más le queda hacer?. Un apuesto joven se acerca a ella, le preocupa su expresión; verla triste o preocupada es muy común, pero aun así le extrañó su expresión de derrota. Sin más, la invita a conversar con el para que ahogue sus penas y después, se retiran al escondite del Guymeleft más extraordinario de toda Gaea.
* ¿Y eso pasó?. * * Sí, ya sé que no se oye muy bien. Pero no sabia que hacer... que tonta soy. * La jovencita había descargado todos sus problemas a su amigo, este último le lanza lo que al parecer es una fruta... Vaya, los consejos salen sobrando. La invita a beber de su néctar. Hitomi prueba un poco del jugo de aquella fruta, hasta ahora desconocida por ella, y... guack!!, sabia amargo. * Guack !, que amargo... ¿Qué es esto?. * * Es una bizuka, te dará energía. * “Al menos calmará mi sed”.
Pensó, aunque eso no le quita lo amargo, lastima...a no haber más, pues no hay remedio. Resignada al sabor, Kanzaki se animó a beberse el contenido sin más quejas. Mientras, el joven Slanzar meditaba si debía decirle cuan importante era para él, había que aprovechar la oportunidad ya que estas eran escasas, en especial porque Merle siempre estaba con el, cosa que dificultaba todo; hasta que el muchacho se armó de valor y comenzó a declarar su sentir... * Tengo algo muy importante que discutir contigo...* * ¿Qué?. * * Es algo que quería decirte, desde hace algunos días...* “Que querrá decirme Van?”.
Hitomi pensaba, curiosa por enterarse de algo que de seguro era sumamente importante. * Hitomi, quiero decirte algo; quiero decirte que te necesito... que sinceramente te necesito. * * Por qué Van?, ¿Tú?... ¿Por qué?. * * Además yo... te necesito mucho... yo te necesito a ti... es que yo, yo... * * No puede ser. * Increíble!, Van Fanel necesitaba a una mujer, no lo creía... ¿Para qué?, esta era una confesión amorosa muy extraña e inesperada; se sentía confundida, ¿Qué debía hacer?. Fanel es guapo y mucho, pero Allen... Allen, para que pensar en él...el problema era con Van. El joven se dio vuelta para mirarla y... * Necesito tu poder... Sabes que Zaibach esta cerca y al parecer te tienen miedo, no sabemos que quieran hacer con el legado de Atlantis pero, Escaflowne tiene que ser mucho más poderoso y no sé hasta donde lo pueda controlar, así que por favor... ayúdame. * Maldita sea !!, eso era lo que tenia que decir?. Mejor se hubiera quedado callado. Hitomi no sólo se decepcionó con las últimas palabras que pronunció el Riujin, sino que se enfado con él... y ella que se había ilusionado con sus palabras. * ¿No tienes algo más importante que decir?... era eso, solo eso?. * La chica de la luna fantasma se había incorporado para reclamar por la reciente decepción; su actitud confundió al muchacho, ¿Qué era lo que deseaba oír?. * Eres demasiado insensible. * * Disculpa si te molestó lo que dije, pero... * * Pero nada... tu verdaderamente no sabes como me siento. * La impotencia recorría su persona y solo pudo aguantarse el coraje; bajo la cabeza y cualquiera hubiera dicho que comenzaría a llorar, pero... * Hitomi por favor no llores, yo...* * Idiota, no iba a llorar, no hay razón. * Slanzar se sintió aliviado, aunque también indignado; la palabra “idiota” simplemente no le agradaba para su persona y menos viniendo de la chica frente a el. Tampoco podía quejarse, se porto como un cobarde al no decirle lo que realmente deseaba decirle... bueno, exactamente lo que debía decir. * Tienes razón, no sé como te sientes... pero intento saberlo. * * Ya déjalo así, Van, ya no importa. * Hitomi iba a retirarse para no pelear más, no quería agregar un problema más a su lista negra y mucho menos si el problema era con Slanzar. * Hitomi...* La chica volteó al escuchar su nombre y vio algo distinto en aquel joven, algo de determinación. Fanel se acercó con lentitud y sin apartar sus ojos de ella; incluso a él le costaba trabajo creer lo que estaba haciendo. Al estar lo suficientemente cerca de la jovencita, alcanzó sus manos con las propias e intentó decirle algo... * Hitomi, es que yo... tu... tu me gus, tu me gustas mucho. * * ¡¿Qué dices?!!. * Kanzaki se sorprendió bastante, no es que no quisiera oír esas palabras o que le molestaran, era solo que jamás creyó escucharlas venir de una persona tan inexpresiva como Van. Su impresión la hizo reaccionar y soltar por reflejo las manos que aprisionaban las suyas, y esto, por su puesto que entristeció al rey. Tanta tristeza, tanta tristeza era desesperante; los ojos de Kanzaki también se ensombrecieron al detectar tanta infelicidad en su compañero y saber que en parte era su culpa la hacia sentir como la peor persona sobre la tierra que pisaba. * No por favor, disculpa es que yo no sé como reaccionar a lo que me dices. * Esas fueron las palabras de arrepentimiento que Hitomi expresaba, intentando mejorar el animo de su amigo, pero sin conseguirlo. Un breve beso en la mejilla y una caricia sobre la misma tampoco fueron suficientes; Slanzar se entristecía con fuerza y facilidad. * Vamos Van, reacciona ya, ¿Qué debo hacer para disculparme?. * * Quedarte a mi lado... para siempre. * Kanzaki se sorprendió aun más con aquella propuesta. ¿Cómo le pedía eso?. Su reacción fue desviar la mirada y disculparse por no poder hacer semejante cosa. * Es por Allen, ¿verdad?. * Preguntó tristemente el Riujin, obteniendo un gesto negativo por parte de la muchacha y una sonrisa muy forzada para despejar las dudas... sin resultado alguno. El joven puso una cara de incredulidad y esta desesperó a Hitomi; debía hacerle ver que en verdad no era por el caballero Chezard que lo estaba rechazando, pero como lo lograría?. * ¿Cómo hago para que me creas?. * * Ya te dije... quédate con migo para siempre. * * No puedo hacer eso y lo sabes... pero si... * La chica de ojos verdes se acercaba al jovencito. Ya junto a él, tomó el rostro del mismo entre sus manos y lo acercó al propio, culminando con un beso extremadamente tranquilo y relajante, además de ser inesperado por Slanzar. * Van, tu también me gustas. * * Pues no parece que sea así. * * Oh !, vamos, tampoco creo que yo te guste. * * Pero así es. Tanto, me gustas tanto, que yo...* * ¿Qué tu que?. * * Que te haría mía en este mismo instante. * * No te atreverías, ¿o sí?. * Esto último lo dijo con un tono de voz bastante bajo y en forma suplicante, deseando que solo fuera una broma; también dio unos cuantos pasos hacia atrás tratando de alejarse para no provocar más al Riujin, temerosa de que cumpliera con sus palabras. * ¿Quisieras averiguarlo?. * Le preguntó insultante; Fanel había dejado las bromas de lado y comenzaba a hablar tan en serio como nunca antes. La chiquilla desvió la mirada sin decir palabra, estaba dudando y eso divirtió al joven ya que si dudaba en decir “no”, podía tomar eso como un posible “si”, y esto lo divertía bastante. Comenzó a acercarse a ella y pese a que esperaba que intentara apartarse de él, no fue así, solo seguía ahí parada mirando a un lado, tratando de no aumentar la dificultad de la situación. Frente a ella, Van Fanel la miro fijamente por breves instantes para poco después inclinarse un poco y comenzar a recorrer el cuello de la joven con sus labios, detectando el escalofrío que esto le provocó a la chica y siguiendo su recorrido sin detenerse. Sus brazos rodearon la frágil figura femenina, y sus manos se deslizaron bajo el saco del uniforme que la chica portaba. Una vez de bajo de la prenda, las manos del Riujin siguieron su camino sobre la tela de la blanca camisa , dibujando las curvas del cuerpo de la mujer sobre la misma tela, deteniéndose sobre los dos atributos femeninos más deseados por un hombre. La mirada de Hitomi se clavó en los ojos del rey de Fanelia, con un claro rubor en sus mejillas. Jamás pensó que el muchacho llegaría tan lejos, pero lo hizo, y ella no fue capaz de resistirse a eso...estaba avergonzada. Las manos del muchacho estaban ocupadas tratando de desabrochar los botones de la camisa; hacia un gran esfuerzo por no terminar rompiendo la prenda pues los nervios y la excitación no lo dejaban concentrarse. Por fin!!, con todos los botones fuera del ojal, abrió la camisa y pudo ver la ropa interior de la chica; mientras Kanzaki seguía mirándolo a los ojos, parecía que aun tenía dudas en seguir, o dejar las cosas sin empeorar. Mirarla así le hacia recordar algo a Van Fanel; la ocasión en que ella estuvo a punto de morir, sino es que ya lo estaba. En ese incidente, el pudo ver su figura, aunque no le prestó atención puesto que la mujer que quería se estaba muriendo. Dejó ese escalofriante recuerdo de lado y la miro para despejar su mente, ella aun seguía con la mirada perdida en sus ojos, seguramente también estaba sumida en sus propios pensamientos. Nuevamente dirigió sus labios al cuello de la mujer frente a el para besarlo pausadamente, dirigiéndose a su oído y susurrándole..... * ¿Puedo continuar?. * Vaya pregunta, ¿Por qué la haría?; aun quedaba algo de amabilidad en ese hombre, o quizás era consideración para con ella... no lo sabia, como saberlo?, si todo era tan rápido. Hitomi lo meditó un poco, en verdad se puso a pensar si debía o no, que razones tenia para hacerlo?... no quería hacerlo solo por que si. Pero más que lo meditaba no encontraba una verdadera razón para continuar; más sin embargo... se rindió. No opuso objeción alguna a la propuesta del Riujin, al contrario, le sonrió como respuesta afirmativa, respuesta que fue tomada con gusto por el joven rey. Pero, que la había orillado a aceptar pasar las horas con él?. La soledad que vivía en ese planeta, la guerra que ya cubría a toda Gaea, o que a cada momento estaba tan cerca de la muerte y las aterradoras visiones que tenía, en especial en las que Slanzar podía perder la vida... Eso debía ser, recordar esas escalofriantes escenas que se formaban en su mente le daban miedo, temía perder al único ser humano que se preocupaba por ella en ese inmenso mundo, aun desconocido por ella. * Si no lo deseas, yo... * La voz del muchacho la sacó de su transe; lo miro, le besó con pasión, ternura, y también... miedo. Se entregó a él, se entregó a Van en un beso, en un beso ya le había entregado todo: su corazón, sueños, esperanzas... el cuerpo mismo. No fue necesario decir nada más, todo estaba dicho, lo único que faltaba... era comenzar a descubrirse mutuamente, Y así fue, Slanzar se despojó de la camisa roja que cubría su pecho y también le quito a Hitomi la camisa ya desabrochada; sus manos siguieron su camino por el cuerpo de la mujer, deteniéndose en el cierre de la falda, bajando con lentitud hasta el final para dejar caer la prenda sobre un montón de paja. El siguiente en caer fue el pantalón del Riujin y finalmente el resto de la ropa que ambos llevaban, cayó sin remedio alguno, y luego... se miraron, como si ya no supieran que hacer ahora. ¿Cómo saberlo?, si jamás lo habían intentado hacer con ninguna otra persona y habían llegado hasta ese punto por mero instinto y deseo. Y esas sensaciones fueron las que los siguieron guiando. Se fundieron en un abrazo e hicieron que sus labios se encontraran para comenzar poco a poco con su primer encuentro pasional. Los besos que en un principio fueron tranquilos se volvieron más fuertes, quizás agresivos... desesperación quizás?. Los muchachos fueron arrodillándose para estar un poco más cerca del piso que sería su lecho por algunas horas; Van separo sus labios de los de Hitomi para recorrer el cuerpo de la chica con ellos. Una vez más, recorrió su cuello, los hombros y al llegar a los senos... se detuvo, solo se quedo mirándolos como si fueran lo más hermoso que existiera en el mundo. Colocó sus manos con delicadeza sobre los pechos de la chica, los tocaba y estrujaba con extrema lentitud; era la primera vez que veía a una mujer desnuda... simplemente estaba asombrado con tal belleza humana. Sin embargo, el joven permanecía a la expectativa. Esto avergonzaba a Hitomi quien al sentirse observada de esa manera se sonrojó por la vergüenza de la situación. Por fin !!, el rey de Fanelia se dispuso a probar el cuerpo de la chica; besó frenéticamente los senos de la mujer tratando de saciar su sed de ella, sed que experimentó por primera vez cuando la conoció, y hasta ahora podía beber de su cuerpo. Trató de absorber el sudor que recorría el cuerpo de la chica y que se interponía entre su labios y los dos hermosos pechos que la dama poseía. Pronto, la situación y la excitación hicieron que Van deseara mucho más de la mujer que tenia a su lado. Rápidamente, el muchacho se dirigió a la vagina de su chica y la probó con desesperación, ese acto tan repentino, placentero y tentador le arranco un gemido de gozo a Kanzaki; la muchacha estaba no solo sorprendida de ver al punto en que le había permitido a Fanel poseerla, sino también temerosa de lo que podía venir después, aunque la excitación la hacía seguir casi inconscientemente. * Oh, Van !!... por favor detente, yo... yo no puedo seguir. * * No puedo parar aquí, mucho menos cuando tu cuerpo me esta pidiendo que continúe. * Slanzar le dijo esto mientras introducía dos dedos en el interior de la chica, comprobando y haciéndole notar a Hitomi cuan mojada estaba. El cuerpo no pide razones ni permiso, solo responde a los estímulos de otro cuerpo. Después de esto, Van volvió a lo que estaba haciendo, exploró con sus labios y lengua la vagina de la chica de la luna fantasma, la cual, se rindió totalmente a las sensaciones que le producían Van Fanel y su cuerpo. Entrecerró los ojos y aflojo el cuerpo dándose por vencida ante su rey. ¿Qué había pasado con Allen?, maldita sea ya ni se acordaba de él... que se casara con quien le diera la gana, con Milerna, con Eries... le daba igual. Van logró arrancarla de la realidad y transportarla a un mundo de fantasías y placer, que si bien, no era real del todo... tampoco era falso. El joven Van sintió como el cuerpo de su compañera se relaja; decidió que el momento de entrar en ella por completo había llegado. Se reincorporo quedando frente a frente con el rostro de Hitomi, quien pudo notar el brillo en los ojos a veces insensibles de Slanzar... ese brillo la invitaba a culminar con su encuentro sexual. El faneliano acercó sus labios al oído derecho de Kanzaki, y le susurró: * Te haré sentir toda una mujer... tan llena de mi. * Aquel hombre la abrazaba mientras le confesaba esto, rodeándola por la cintura con su brazo izquierdo y sosteniendo su cabeza con el brazo derecho; recostándola sobre la paja del lugar y acercando su pene ya erecto, a más no poder, a la entrada de amor de la mujer. Deseoso por introducirse completamente en ella, Van hacia un gran esfuerzo por mantener el control de sus sensaciones y no ser brusco, lastimando a Hitomi como consecuencia... solo quería amarla, no hacerle daño. Con la mitad de su miembro dentro, por consiguiente desvirgándola, la visionaria sintió un pequeño dolor, lo suficientemente fuerte como para hundir su rostro en el hombro de su rey, y derramar un par de lagrimas con las que trataba de hacer salir ese dolor. El muchacho descendió su ritmo de “ataque” y le dio un beso en la frente a la jovencita, lo cual le hizo ver a la misma que esto no era meramente carnal; Slanzar no solo se apoderaba de su cuerpo... la estaba amando, le estaba haciendo el amor con el alma en ello, y eso la hacia sentirse más suya que nada en los dos mundos. Slanzar aumentó, tanto el número como la fuerza, de las embestidas al interior del cuerpo de la chica. Sus cuerpos vibraban y el sudor inundaba ambos seres; y los únicos que presenciaron ese encuentro tanto romántico como pasional y carnal, eran unas cuantas palomas y el Escaflowne de Van. La última embestida del muchacho lo llevo al fondo del túnel de amor de la chica, ahí, Van y su pene estaban prisioneros, pero felices... irónico, ¿no?. Fanel volvió a interceptar los senos de la mujer; duros por la excitación tan alta, los pechos se volvieron más sensibles a los “bocados” que Slanzar les daba, y con esto, su saliva se confundía con el sudor del cuerpo de Kanzaki. Hitomi sintió algo en su interior, una sensación más fuerte que las que había sentido hasta ahora. ¿Qué era?, no sabría explicarlo bien. Cuando sintió de lleno y con fuerza esa sensación, ese poder... se dio cuenta de que era su primer orgasmo. Pero, ¿Qué era lo que realmente sentía?: Frío, calor... no sabía, no distinguía, quizás era una mezcla de ambos al igual que una combinación de dolor y placer extremos... el éxtasis mismo, ese punto en que nada es todo, y todo es nada. Trató de reprimir cualquier expresión de divino gozo, pero no lo logro; un fuerte grito de gloria y pasión escapo de sus labios, el cual fue ahogado por los labios mismos de su rey. Un poco más calmada, notó como los sexos de ambos, el de ella y el de su acompañante, palpitaban de placer y gozar. Algo cansada, Hitomi sintió como Van intentaba que su explosión de placer se repitiera las veces que fuera posible. Al indicarle su propio cuerpo que así sería, la chica pudo sentir como hasta la planta de sus pies percibía el placer... todo su cuerpo en si. Una vez más, la hermosa agonía de pasión volvía al cuerpo de la visionaria, quien con sus piernas, rodeo la espalda de su ángel, descubriendo que en esa posición sentía más placer aun. Van se sentía satisfecho ya con el solo hecho de ver y sentir a su mujer retorciéndose de amor y placer bajo su cuerpo y entre sus brazos.. claro que esto no era nada comparado con un placer similar al que sintió su acompañante. Un orgasmo hacia acto de presencia en Van, quien dejo escapar los gemidos de gozo y estos a su vez hacían notar que le costaba trabajo contener tanta excitación, tanto placer... tantas ansias. No pudiendo más con las sensaciones y sentimientos que se desbordaban, Slanzar descargó un torrente de semen en Hitomi. * ¿Qué es lo que estás sintiendo?. * * Caliente, muy caliente... y un exquisito placer. * La copiosa eyaculación del pene de Van inundaba el interior de la chica de la luna fantasma, terminando con sus horas de amor sin barreras. El rey dejo caer su cuerpo sobre el de su amada, respirando apresurado por la falta de aire y la pérdida de algunas fuerzas. Una vez con sus cuerpos separados, Fanel desplegó sus alas para cubrir ambos cuerpos desnudos; no había prisa por vestirse.
~*~
~*~
~*~ Hitomi abrió sus ojos esmeralda; se encontraba desnuda sobre el cuerpo, igualmente desnudo, de su Van. ¿Cuántas horas habían pasado desde la culminación de su relación sexual?, no lo sabía, pero se sentía cómoda, satisfecha y también... hermosa; Van era el primer hombre que la hacia sentirse tan hermosa. Dejando de lado esos pensamientos, comenzó a vestirse... no iba a quedarse desnuda lo que restaba del día.
Cuando abrochaba los botones de su saco escolar, se dio cuenta de que Van ya estaba vestido. El joven se acercó a ella y la abrazo con más confianza y libertad que antes; rodeo por detrás su estrecha cintura y coloco su mano izquierda sobre el seno derecho de su mujer, la cual pícaramente le preguntó:
* ¿Quién te dijo que podías hacer eso?. * * Supongo que después de lo de hace rato, tengo derecho...solo espero que nadie más se atreva a hacerlo. * Hitomi reaccionó incrédula ante las palabras que escuchaba y... * Oh, por favor, ¿Quién haría algo así?. * * Que tal Allen... te gusta, ¿no?. * Kanzaki se indigno con la “broma” de Van; le plantó la mejor bofetada que jamás le hubieran dado al Riujin y se alejo de ahí. Las intenciones de Van no eran humillarla o hacerla sentir incomoda, mucho menos lastimarla.... pero no sabía como expresarse ahora que ella le pertenecía. Sin más que poder hacer, se dispuso a seguir afilando la espada de Escaflowne, con la marca de la bofetada de la chica en su mejilla... si que le dolía, más que nada porque había sido su culpa. Distraído por todo, notó que comenzaba a nublarse. ““Lo mejor será buscarla””, -pensó- ““Podría mojarse y enfermarse””. Decidido, el rey de Fanelia salió en la búsqueda de su amante, con la sola idea de encontrarla a salvo y seca. Él, no contaba con que la encontraría acompañada... de Allen.
Finalizado.
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El fiction esta basado en el capitulo 19 “Operación: Línea dorada de amor”. Y el título de este, en un tema musical del anime, ((Cuando Dryden esta con su sirena)): Perfect World.
Escaflowne: el anime que posee la mejor música. ¿Cómo no hacer un fiction de él?. Como sea, muchos querían leer un Lemon sobre este anime, y aquí está 0v0 . ~*~
Este fanfiction fue escrito por MAEDA Ai y es material de “Fallen Angel”. Totalizado el 22 de Agosto de 2001. La dama del Hentai: Maeda Ai.
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drg23 liked this · 4 years ago
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Amor de habitación
Anime: Candy, Candy
Rating: M
Pareja: Terry & Candy
Sinopsis: Oneshot. Es que no debió permitir que pasara, pero quería disfrutar de este amor que solo podía expresarse entre cuatro paredes, un amor de habitación. Quizá más adelante la vida les permitiría vivir su amor con libertad.
Advertencia: Lemon (NSFW)
*~*~*~*~*~*~*~*~*~*
Por: Maeda Ai
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. . . Y la voz se le fue. No podía evitarlo, verlo ahí, en su habitación a estas horas de la noche, no era algo que esperase.
Su primera reacción hubiese sido gritar, más eso les hubiese traído grandes problemas a ambos.
"A mi más que a él."
Pensaba la rubia, quien trataba de cubrirse con las gruesas cobijas.
¿Cubrirse?, por favor !; si la bata de dormir la cubría totalmente, sin dejar siquiera un poco de su blanca piel al descubierto.
" Demasiado conservador. "
El muchacho de castaños cabellos no entendió porque aquel pensamiento cruzó su por su mente, pero así fue.
Bueno, la chica aunque aniñada y con el comportamiento de un verdadero marimacho, no dejaba de resultarle interesante….
* ¡ Y bonita !. *
* ¿Qué dijiste?. *
La joven de las coletas casi le gritó; si lo que él pretendía era hablar en voz baja o simplemente pensar, pues había fracasado, Candy escuchó claramente el adjetivo que había utilizado para referirse a ella, logrando con esto que sus mejillas se tiñesen de rojo.
"Hermosa."
Fue un pensamiento que Terry no pudo evitar.
La bata de dormir la cubría en su totalidad, aun así, el castaño no era capaz de explicarse por que se sentía sofocado.
Olvidándose de los modales, la rubia abandonó la cama y las cobijas que a su cuerpo cubrían, dirigiéndose valientemente a encararse con el intruso en su habitación; estaba dispuesta a echarlo fuera, no importaba que la recamara estuviese en el tercer piso.
"Se lastimará."
Le decía su conciencia, pero ella la ignoraba; estaba furiosa, la forma tan fija y descarada con que Terry la miraba la hacia rabiar.
Y justo estaba por echarlo a patadas cuando su mirada se encontró con la de aquel chico tan rebelde... y el enojo… se le fue. Candice White suspiró hondamente, incapaz ya de pelear o discutir.
* Aun no me has dicho que haces aquí. *
Aquellas palabras lo sorprendieron; la observó atento tan solo por un segundo, pero mirarla lo afectaba de alguna forma, lo perturbaba, se sentía nervioso, y no pudiendo con esto, Terry elevó la mirada hasta el techo.
* Me equivoque de habitación. *
Tan simple y sincera la respuesta del muchacho que guardaba sus manos dentro de los bolsillos de los pantalones. Era difícil creerlo y debían aceptarlo, peor... esta era más o menos la tercera vez que mantenían una conversación… y les gustaba.
* ¿Te equivocaste de habitación?; tu alcoba esta al otro lado del colegio y… ¿tu quieres que te crea?. *
* ¡ Vamos !, no sería la primera vez, Albert me trajo una vez aquí, ¿o no?. *
Los labios de la rubia se curvearon formando una sonrisa; ese era un grato recuerdo, en especial por Albert, pero… la única posibilidad de que Terry se equivocase de habitación, era que, una vez más, estuviese ebrio.
* Y… ¿cuanto bebiste, ah?. *
El joven sonrió con malicia, y él que trataba de ocultar su aliento alcohólico, lo que menos quería era tener que soportar uno de los tantos sermones de la niña de las coletas. En realidad solo deseaba tumbarse sobre una cama y dormir, al menos así fue antes de ver a la chica frente a él, ahora tenía infinitos deseos de estar preso entre los brazos de Candy, y tenerla aprisionada entre los suyos.
"Ha de ser influencia del alcohol, nada más."
Pensaba el muchacho, más bastó la cercanía de la rubia para considerar que quizás era más que aquello.
Candice le daba leves empujones para echarlo de su habitación, lo que menos deseaba era tener problemas por culpa de este hombre, eso sin mencionar que su presencia la perturbaba, la ponía nerviosa y no quería ni pensar por qué. Y fue precisamente en uno de esos empujones, cuando Terry no pudo contenerse más…
Sujetó suavemente las manos de Candy, inmovilizándola por completo. Ahí estaba ella, frente a él con bata de dormir... no pudo más, algo en él no resistió la tentación… la besó.
Jalándola con suavidad, la recibió y atrapó entre sus brazos, presionando sus labios contra los de ella, que, sorprendida y sin esperarse nunca lo que ahora pasaba, tardó en reaccionar. Estaba nerviosa, confundida, pero lo que más la asustaba era el hecho de que aquel contacto le daba una sensación agradable que le gustaba, le gustaba mucho.
Intentó separarse, pero el muchacho la sujetó con fuerza, impidiéndole siquiera moverse a pesar de que sus labios por fin se habían liberado.
* Eres un idiota. *
Le gritó ella, estampándole la mano derecha en la mejilla; había furia en sus chispeantes ojos verde esmeralda, pero ni con eso borró la traviesa sonrisa que Terry tenía en el rostro.
* Pero si me correspondiste. *
El joven de largos cabellos se tocó la mejilla ahora roja y adolorida, fingiendo inocencia. Pero era cierto, por un momento, tan solo por un instante, ella correspondió la caricia. Furiosa con él y consigo misma, trató de abofetear por segunda vez al chico, más no le fue posible; con un rápido movimiento, Terry la sostuvo por las muñecas y con una violencia casi tranquila y sutil, la acorarlo entre la pared y su cuerpo.
* Vamos, Candy, es solo un beso. *
Le susurró al oído, haciéndola estremecer, más ningún escalofrío se compararía a los que le hizo sentir con las caricias de las que era objeto, y ni que decir de los ardientes labios recorriendo su cuello, besándola como si no pudiese controlarse y permanecer en un solo lugar por más de diez segundos.
* E-espera, detente… ¡ YA !. *
La rubia le suplicaba, pero el castaño parecía no escucharla y lejos de complacerla, separó sus largas y delgadas piernas al hacer presión con su rodilla.
Candy se decepcionó de si misma al percatarse de que había dejado de resistirse y en cambio abrazaba al heredero Granchester.
Respiraba agitada mientras saladas lagrimas se deslizaban dolorosamente por sus mejillas, se sentía humillada, más poco a poco todo sentimiento de culpa fue desapareciendo gracias a las atrevidas caricias del muchacho de cabellos castaños.
* Oh !, Terry… *
De pronto, un suave susurro escapó de los labios de la rubia, y al escucharla, el jovencito no pudo controlarse más. Cargó en sus brazos la frágil figura de Candy, llevándola hasta la única cama en la habitación, recostándola cuidadosamente sobre las frías y finas cobijas.
Él la observó atentamente, permitiendo que sus miradas se cruzaran por breves instantes, luego, sin mediar palabra alguna, volvió a besarla, le sorprendió que sus labios fuesen recibidos sin oposición alguna, le correspondía, ella le correspondía.
Terius tardó más en pensarlo que en deshacerse de la ropa que ahora resultaba estorbosa, mostrando su perfecto y joven cuerpo varonil ante una Candy a la que la palabra “avergonzada” le quedaba corta.
* T-Te... ¡ Terry !… *
La chica desvió la mirada; era demasiado para ella; su educación, la moral, el pudor, todo aquello la atormentaba, más las manos del muchacho acariciaron su rostro.
* Te deseo. *
* Terry, yo… es que yo… *
No terminó la frase, el joven la tomó en un nuevo beso, ahora más apasionado que los anteriores. Candice se dejó sumergir en la dulzura de los labios de su compañero; sonrojada, cerró sus ojos esmeralda, ya totalmente entregada, temblando ante las ansiosas manos del Granchester, que recorrían con lujuria su silueta, primero por encima de la fina tela de la bata, luego sobre su suave y pálida piel.
Ni siquiera supo como es que Terry se deshizo de todas sus prendas, para cuando se dio cuenta, estaba desnuda, piel con piel entre los brazos de este ardiente hombre que no paraba de besarla. Más llegó un momento en el que Candy, avergonzada y con el rostro ardiendo en rojo, trató de cubrir su desnudez.
* No te escondas de mi. * _Le habló él._ * No tiene caso. *
Terry acariciaba la espalda de la mujer, mientras sostenían un contacto visual que los hizo estremecer. Candy halló la pasión y el deseo en aquellos ojos oscuros, y él, él descubrió la calidez y la inocencia en sus tiernos ojos verdes.
* Tarzan pecosa es muy bella… ¿quién lo diría?. *
* ¿Te estás burlando de mi?. *
Terry rió divertido al notar el enojo que sus palabras provocaron en la chica, le gustaba hacerla rabiar.
"Se ve hermosa al enojarse."
Pero no, sus comentarios eran ciertos. Siempre pensó que la rubia era una linda chica, aunque dijese lo contrario, más nunca creyó que Candy fuese tan tremendamente hermosa. No, no era solo su cuerpo lo que él estaba admirando, había más… mucho más.
Unió sus labios a los de ella nuevamente, como si no pudiese dejar de probarlos por mucho tiempo; la inocencia de esta chica lo volvía loco y eso lo hacia desearla aun más. Así, poco a poco recorrió la suave piel de su cuerpo; primero sus lagas y bien formadas piernas, luego la estrecha cintura de la rubia.
"No cabe duda de que el uniforme del colegio hace un buen trabajo al ocultar su figura de mujer."
Pensaba Terry al percatarse de que aquella niña rebelde, ya no era una niña. . . sino una bien formada mujer.
Finalmente, oprimió sus deseables pechos, ahh!, esos tentadores y bellos senos cuyos botones sonrosados lo invitaban a beber de ellos. Al sentirlo, Candy abrió desmesuradamente los ojos y sabrá dios como hizo para ahogar un gemido de sorpresa, y los que vinieron de placer, al sentir como este muchacho envolvía uno de sus pezones con sus labios.
Fue peor sentir la lengua del castaño, jugar jadeante con su pezón izquierdo, mientras una de sus manos se posaba sobre el otro pecho de la mujer, explorando la pequeña esfera.
* Ahh T-Terry, no ahh... *
Avergonzada, si, pero muy excitada, la rubia trataba de no gemir, más le era realmente difícil; la lengua y los labios del muchacho hacían maravillas sobre su cuerpo.
* Ya no, detente, aahhhh… *
No entendía como es que rogaba para que esto terminase, en realidad no lo deseaba, no!. Y Terry, lejos de escuchar las suplicas de la avergonzada señorita, disfrutaba de aquel cuerpo a su entero gusto.
Dispuesto a tenerla por completo, hundió sus dedos en la intimidad de la rubia, sorprendiéndola aun más con sus suaves, aunque ansiosas caricias sobre el botón de placer de la chica Los gemidos eran constantes y cada vez le costaba más trabajo reprimirlos.
Ya no le importaba nada, la excitación fue más grande que el pudor y la vergüenza; se encontraba aferraba a Terry, susurrándole al oído palabras que lo incitaban a continuar, retorciéndose de placer bajo su cuerpo, moviendo las caderas en busca de un mayor contacto con los atrevidos dedos del pelilargo.
* Oh, Terry, Terryyy !!… *
De pronto se abrazó fuertemente escondiendo el rostro en el hombro de Terry; choques eléctricos nacieron en su sexo y recorrían su vientre, haciéndola jadear. Había experimentado algo verdaderamente intenso, haciendo verdaderos milagros para no gritar del gusto. No sabía, ni entendía, muy bien lo que estaba sintiendo, pero le gustaba, le gustaba mucho, y que Terry fuese quien la hiciera sentirse así… la hacia feliz.
Respiraba agitada, su aliento chocando con el atractivo rostro del castaño.
* Terry, yo… *
Él la besó, las palabras poca falta hacían ahora. Con suavidad deshizo los moños rojos que sostenían el cabello de Candy, dejando que este descansara sobre sus hombros y espalda. Se veía todavía más hermosa.
Solo la miró un instante, aun acariciándole las piernas con una mano, mientras con la otra, guiaba su hombría a la vagina de la chica.
* Terry, espera… *
Le pidió al sentir como la punta de aquel pene buscaba adentrarse en ella; estaba aterrada. De esto nada sabía y por ende le temía a tantas cosas; al dolor, a aquello que no entendía y de lo que nunca habló con nadie.
Más Terry acarició con suavidad sus mejillas, mostrándole una linda sonrisa, relajándola, dándole confianza. Entonces, en medio de un nuevo beso, el chico presionó poco a poco, haciendo que su miembro entrara a la cálida y húmeda vagina de su nueva compañera de cama, que lo recibía con ligeras palpitaciones.
A pesar de todo, Candy se hallaba excitada y solo atinaba a gemir tímidamente entre los tantos besos que el muchacho mantenía con ella, le gustaba lo que el heredero de los Granchester le estaba haciendo sentir. Más de pronto un ligero dolor la hizo dudar.
* Terry, espera, me lastimas… *
Pero él la ignoró, excitado, entusiasmado, introdujo con más fuerza su miembro sin saber que rompería una parte intima de la mujer. Y Candy lloró ante un dolor que no esperaba, aferrada al cuerpo desnudo de su amante, sollozando inconsolable. Fue un verdadero milagro que no gritase por la sorpresa y el dolor.
Terry la llenó de besos, disculpándose por su falta de delicadeza. No era la primera vez para él; mujerzuelas o sirvientas, con ellas aprendió la técnica, el sexo, fue por hacer enfadar a su padre y por mero placer, más nunca estuvo con una joven virgen, pura.
* Fui un idiota, debí suponer que tu lo eras... *
Le susurró entre besos, limpiando las lagrimas que se deslizaban por sus sonrojadas mejillas.
* ¿Me perdonas?. *
Preguntó, en una mezcla de verdadera culpa y jugueteo, como quien trata de disculparse con un pequeño niño.
Candy no respondió; dolida, cerró los ojos, girando el rostro a un costado. Respiraba agitada mientras el castaño seguía besándola, ahora con más tranquilidad, acariciando esa suave y fina piel de niña, no, de mujer.
Terry jadeaba cerca del oído de la chica, meciendo suave y tranquilamente sus caderas, relajándola, complaciéndola.
* Me dolió mucho… * _Reprochó ella._ * ...ten más cuidado. *
La rubia terminó abrazándolo, dejando al muchacho más que desconcertado con sus palabras. Él la estrechó con cuidado, se sentía ligeramente extraño, su corazón latía con fuerza; aspirando su dulce y embriagador aroma. La deseaba tanto.
Con un poco más de cuidado, reinició con la lluvia de besos y caricias. Como el experto que era, Terius hacia magia con sus manos, que ardiente, pero delicadamente, recorrían la piel de la que sería su amante en esta noche. Y sus labios… dios!!, sus labios que saboreaban los contornos de sus pequeños senos.
El ir y venir de sus caderas se volvió constante, aunque tranquilo; el dolor de la joven quedó olvidado en algún momento y era ahora el placer el que recorría su cuerpo inexperto. Candy gemía calladamente, no quería que alguien la escuchase disfrutar de la forma en que el joven Granchester le hacia el amor.
* Ah, ah, Terry, no te de-detengas... *
Respiraba agitada, retorciéndose de gozo bajo el cuerpo varonil de su compañero, quien enterraba su espina de forma casi desesperada, las ansias lo desquiciaban. A Terry le costaba creer que una niña inexperta como Candy lo hiciese disfrutar de este modo tan agotador. Y es que con ella se ha esforzado más que con ninguna otra.
"Quizá... porque Candy en verdad me importa."
Pensó, poco antes de aferrarse a la curva de su cintura, elevando la figura de la rubia para acomodarse, ahora sentado sobre la cama de la joven y ella encima de él, cruzando las largas piernas alrededor de la espalda del castaño.
Terry sonrió complacido, mientras veía como su acompañante prácticamente brincaba sobre su entrepierna, que entraba tan rápido como salía, una y otra vez, en un exquisito roce que le daba placer a ambos cuerpos.
Así, la rubia sentía por primera vez las exquisitas sensaciones que la excitación provoca en el cuerpo humano; desesperada, clavaba sus finas uñas en la espalda de su amante, que sonriente se deleitaba. Más de pronto, él se detuvo; la sentía vibrar, la sentía derretirse entre sus brazos.
* Ah, no, mi niña… lo estas disfrutando demasiado, ¿no lo crees?. *
Una sonrisa traviesa adornó el atractivo rostro del castaño. Era muy perverso al negarle el deleite de un orgasmo a su rubia compañera. Sonrojada, su delgada figura bañada en sudor y su suave cabello esparcido sobre la almohada… que bella, que sexy.
Y él creyendo que podía dominarla, le hacia la travesura de detenerse… que iluso!.
* Terry, no te detengas, no ahora. *
Excitada, Candy le suplicaba; necesitaba satisfacer a su cuerpo y esto era tan frustrante.
Escucharla despertó algo en él, que no podía negarse y mucho menos cuando los chispeantes ojitos esmeralda lo miraban intensamente.
Reinició con el acto sexual, sin poder apartar la mirada de la expresión tierna de su compañera.
La penetraba constante, aunque suavemente, al tiempo que la rubia gemía agradada casi en la cima del placer, retorciéndose desesperada bajo el cuerpo varonil de su amante… y arqueó la espalda mientras cerraba los ojos, mordiéndose las uñas.
Luego, su vagina comenzó a contraerse y una serie de espasmos invadió su cuerpo, obligándola a aferrarse al castaño. Un orgasmo la recorría, que deliciosa sensación, más aun, porque Terry no paraba de embestirla con su hombría.
Candy se hallaba cansada, respirando agitada bajo el cuerpo de aquel que la había convertido en su amante. Lo miraba fascinada, nunca lo había visto así, con su apuesto rostro delatando el placer que su cuerpo albergaba.
Cuando la excitación se volvió insoportable, el muchacho la penetró una, dos, tres veces más, para luego deslizar su miembro fuera de la intimidad femenina y derramar un liquido cremoso y blanquizco; su semen que manchaba las sabanas. Candy lo miraba agitada, su vagina aun se contraía buscando retener la espina del muchacho, aquel miembro que la había abandonado desde hacia unos momentos.
Sus hermosos ojos esmeralda se ensombrecieron, comenzando a llenarse de lagrimas. Empujó ligeramente al castaño, alejándolo de ella y mostrándole la desnudez de su espalda… comenzó a llorar.
* ¿Qué hice, dios mío?, ahh, e-esto es grave y, y... *
* No lo hiciste, lo hicimos, Candy. *
Terry se acercó, abrazándola desde atrás, ambos sentados sobre la cama; el heredero Granchester acariciaba con ternura los brazos de la rubia al tiempo que depositaba pequeños besos sobre el cuello y la espalda de la chica.
* Es que, es que... no debí permitir que pasara... fui débil, tonta y es que yo, yo te quiero tanto y, y... *
Terry sonrió con las entrecortadas palabras de su compañera. Por eso le gustaba tanto, Candy era tan distinta a las demás, ella era tan fuerte y valiente a pesar de su condición de mujer; tan bella y tierna…
"Y me quiere..."
Pensó el castaño Sí, no tenía caso negárselo a si mismo, esa mujer se adueñó de su rebelde y dolido corazón, la quiere y por eso… por eso terminaron haciendo el amor.
Con toda delicadeza, Terius hizo que la chica quedase de frente a él, llenándola de besos y susurrándole tiernas palabras. Se recostaron de nuevo sobre la pequeña cama, abrazados, él acariciando los dorados cabellos de la mujer y esta descansando sobre el pecho de su compañero.
Era tarde y él debía regresar a su dormitorio, al otro lado del colegio, pero… ahora, solo por ahora, quería disfrutar un poco más de la compañía de la hija adoptiva de los Andri. Disfrutar de este amor que solo podía expresarse entre cuatro paredes, un amor de habitación.
Seguramente mañana volverían a ser ese par de muchachos que fingen odiarse y reñir por cuanta cosa sea posible, pero tan solo por un minuto más, el castaño quería ser quien abrazaba a la rubia, ser los dos enamorados que realmente eran… desnudos y abrazados, esperando el amanecer.
Y quizá, más adelante, la vida les permitiría vivir su romance… libremente.
Finalizado.
*~*~*~*~*~*~*~*~*~*
El título se me ocurrió después de escuchar una canción con ese nombre.
Una relación que se da cuando ellos están en el colegio en Londres... la verdad, cuando Terry entró por accidente a la habitación de Candy (y viceversa), se me ocurrió una situación como ésta.
~*~
Este fanfiction fue escrito por MAEDA Ai. Y es material de “Fallen Angel”.
Totalizado el 23 de Enero de 2005.
La dama del Hentai: Maeda Ai
*~*~*~*~*~*~*~*~*~*
Miedo
Anime: X-1999
Rating: M
Pareja: Sorata & Arashi
Sinopsis: Songfic. One-shot. El temor invade su ser, acosándola constantemente, tantos miedos que la atormentan... la vida, la muerte y el amor. ¿Cuál de todos podrá Sorata disipar, si él mismo aun no los puede controlar?.
Advertencia: Lemon (NSFW)
*~*~*~*~*~*~*~*~*~*
Por: Maeda Ai.
*~*~*~*~*~*~*~*~*~*
.
* Arashi !!... que hermosa te ves hoy. *
Por favor solo escúchenlo; las mismas palabras de todos los días, ¿acaso cree que logrará algo con su amabilidad?, pues no con migo. Mi carácter no me permite hacer caso a sus locas propuestas.
* Arigatou, Sorata-san. *
Le respondí tratando de ser amable; aunque la verdad es que este hombre ha llevado mi paciencia al límite. A veces me pregunto si realmente es un Dragón de Cielo. No lo sé, no se comporta como tal. Parece más interesado en coquetearme que en salvar esta ciudad, e incluso, su propia vida.
Para hacer más difíciles las cosas, hoy es uno de esos días en que le seguimos los pasos a los Dragones de la Tierra. Y por decisión de Sorata, ¿o deberé decir terquedad?, soy su compañera de pelea, supongo que las cosas no pueden ser peor.
* Arashi. *
* Mmm *
Trato de no hacerle caso, pero el guarda silencio y hace que surja la curiosidad en mi; dirijo mínimamente mis ojos hacia el. O no... esa mirada. Esa mirada tierna y suplicante por una respuesta afirmativa para sus futuras palabras. Mirada que he evitado en más de una ocasión; esa expresión es la que tiene cuando grita a los cuatro vientos que el, que el...
* Te amo, lo sabes. *
Guardo silencio y una vez más intento ignorar sus palabras, algo muy difícil por cierto. ¿Cómo ignorar esas palabras?, cómo?; si hacen que mi corazón se derrita. ¡Oh, maldición!, el solo hecho de que Sorata sea aquel que, según Kaede, se enamoraría de mi, me cuesta creerlo, y además... y además, sus palabras me hacen sentir... conmovida.
* Lo sabes, ¿verdad?. *
* Bueno, yo... *
Guardo silencio nuevamente y reinicio la caminata para no continuar escuchando su voz. Sorata me sigue y pronto esta hombro con hombro con migo, lo mire fugazmente, y para mi sorpresa, sus ojos reflejan algo que en mis otros rechazos nunca note; parecía ser un brillo casi imperceptible, esperanzas quizás. Bueno, Arisugawa es muy persistente y hay que admitir eso.
El día ha comenzado a morir y el oscuro manto de la noche lucha por mantenerse victorioso sobre el día, por hoy, a terminado nuestra difícil tarea de Dragones del Cielo; según Hinoto, ellos no darán problemas por unos días, eso al menos me tranquiliza un poco.
Finalmente llegamos al templo de Ise; lo miro sin interés por unos momentos. Por fin me despido para dirigirme al interior del templo, pero su mano se posa sobre mi brazo y me hace girar ciento ochenta grados para verlo de frente; el dice mi nombre y yo... yo trato de zafarme de su agarre, aunque por más que trato no lo logro; no me lastima, pero es más que obvio quien tiene mayor fuerza física.
* Por favor. * -Me dice.- * Déjame demostrarte cuanto amor por ti se desborda de mi corazón. *
Sus palabras son una suplica por que le dé aunque sea una migaja de mi cariño... pero no puedo, el destino que me aguarda como Dragón del Cielo me impide amar a alguien. Ya es suficiente con las batallas a muerte como para todavía poner mi corazón en las manos de una persona.
* No me interesa, déjame en paz. *
Por más que le ordeno que me suelte, el parece apretar más mi brazo para no dejarme ir. Justo antes de que libere mi espada para darle un escarmiento, Sorata en un acto desesperado por lograr que le dé un poco de cariño, me acerca rápidamente a el y une firmemente sus labios a los míos. Yo, impresionada, abro completamente mis ojos ante lo que hace mi compañero... este, mi primer beso y que no estaba dispuesta a dárselo a nadie, me es arrebatado por Arisugawa. Por fin !!, logro alejarme un poco de el, sus fuertes manos aun aplican fuerza sobre mis brazos para no dejarme escapar...
* Qué pasa contigo?, Acaso estás loco??... ¿No tienes miedo?... *
*~*~*~*~*~*~*~*~*~*
Miedo.... es lo que debe tener el cielo;
Será invadido....
Por amantes delirantes por un beso.
Por profetas y dementes exiliados.
*~*~*~*~*~*~*~*~*~*
No le respondo... no quiero responder esa pregunta porque me entristece pensar en esa palabra.
¿Es justo lo que le pasa a la tierra?; que de pronto los profetas como Hinoto o de cierta forma Kanoe, aparezcan y recluten a aquellos que deberán pelear a muerte por decidir el destino de esta ciudad y después, del mundo. Es justo?. Que personas desquiciadas como lo son Seishirou y todos los Dragones de la Tierra, quieran eliminar a la vida que habita este planeta. Y... es justo, que yo, amando tanto a Arashi, en un momento de delirio, le robe un beso.... ¿es eso justo?. Con todo esto... No es posible tener miedo. Y sin embargo, tengo miedo solo de una cosa...
Tampoco entiendo porque aun retengo a Arashi; ella es la mujer que amo y en cierta forma la estoy lastimando, pero... daría lo que fuera por volver a sentir sus labios unidos a los míos y de hecho... lo haré... con un poco de fuerza, no mucha, haló a la chica hasta mi pecho, la retengo, la abrazo con fuerza para que no escape de mi; es entonces cuando me inclino para robarle un beso más, y en el, sin que a ella le interese, le doy mi vida y amor enteros... si solo me correspondiera.
Arashi logra zafarse de la prisión que mis brazos formaron para no dejarla ir; su mirada refleja cierto odio hacia mi, se apresura, me abofetea con gran fuerza... el sonido que produjo su mano contra mi mejilla aun se escucha en mi mente; ese eco que al parecer me despertó de mi delirio de amor.
Baje la mirada... ¿Cómo fui capaz de obligarla a besarme?, como??.
* Lo siento... no sabía lo que hacía. *
Traté de disculparme, pero no importaba; ella jamás me perdonaría lo que acababa de hacerle.
* Es solo que mi amor es tan grande, que me dejé llevar... *
* Tanto me amas?. Si así fuera no lo hubieses hecho. *
* Tú no entiendes... y eso es porque no sientes nada por mi. *
* Eso no es cierto.*
Gritó; nunca la vi alterarse de esa manera; su compostura fue interrumpida por sus emociones y eso no es nada común en ella.
" ¿Qué quieres decir?. "
La interrogué, sus palabras me hacían pensar que tenia un poco de esperanzas con ella, pero... Ella solo dio media vuelta y entro al templo; no respondió, ni dijo nada, ya ni siquiera se despidió. No entendí, no supe porque, pero... la seguí, entre al templo y la busque...
Ahí estaba!, estática frente a un altar; con la mirada fija en un solo punto y llena de frialdad... esa frialdad que solo protegía sus emociones, yo lo sabía, no sé como pero lo sabía.
* Arashi... *
* ¿Cómo lo sabes?, que me amas... no lo entiendo. *
Quise hablarle pero me interrumpió cuestionando mis sentimientos. El que no entendía era yo, porque hacer tantas preguntas cuando sencillamente no hay respuestas, solo amor.
* No lo sé; solo lo siento, siento como vibra mi corazón con solo verte. *
* ¿Cómo creerte?. *
* Déjame demostrarte cuan grande es mi amor. *
* ¿Cómo?. *
No di respuestas; me acerque lenta y sutilmente a ella, a escasos centímetros de su cuerpo, me detuve, la mire con ternura por un lapso de tiempo que no sentí transcurrir. "Eres hermosa", le dije; ella solo clavó sus ojos en mi y sentí como si hubiese sido en el alma... dios!, cuanto la amo.
Finalmente eleve mis brazos para alcanzar su figura, la abracé... con suavidad atraje su cuerpo al mío; la estreche con inmenso cariño y suavidad, y también, cerré los ojos para disfrutar la magia de aquel momento, tenerla tan cerca mío era demasiada felicidad; nunca lo hubiese soñado.
De pronto, abrí los ojos con sorpresa; Arashi... ella, correspondía a mi abrazo con cierto temor, quizás de decepción. No, eso jamás, nunca le haría semejante mal. Con alegría, mire como cerraba sus ojos para dejarse llevar igual que yo. ¡Cielos!, ¿acaso esto es un sueño?, entonces, imploro no despertar.
Hundo el rostro en su cuello, quiero respirar su dulce aroma; también, dejo un pequeño beso en el lóbulo de su oreja y posteriormente le susurro que la adoro... mis deseos me llevan a buscar sus labios y atraparlos con los propios. Esa es una sensación nueva, no se compara en nada con los besos que le robe; quizá sea porque ahora ella me esta correspondiendo con cierta reserva, pero al fin y al cabo acepta mis labios.
Aprisiono su cintura con mis brazos y comienzo a besarla con desesperación y locura... siempre quise tenerla cerca y ahora que la tengo, no puedo soltarla. Sé que mientras ella me permita besarla esto se convertirá en un vicio para mi.
Al momento en que mis besos se vuelven más profundos y atrevidos, Arashi me pide que me detenga; aun contra mis deseos, yo la escucho y complazco.
" Aquí no, por favor. "
Me pide; no entiendo a que se refiere. Que diferencia hay en que la bese aquí o en cualquier otro lugar?. Parece notar mi confusión, mira en dirección al altar y luego baja la mirada hasta el suelo... entonces entiendo. Supongo que besarse en un lugar sagrado no es muy buena idea, si lo sabré yo.
Me quedo ahí parado sin decir nada; ella, toma la iniciativa, me ala del brazo y me guía lejos de aquel lugar. Recorremos el interior del templo hasta llegar a una habitación mediana... un segundo!!... es su habitación. Ante mi asombro la miro con cierta curiosidad; ¿por qué me trajo a su habitación?, no lo entiendo.
Ella me mira fugazmente para luego darme la espalda y explicarme que ahí nadie nos molestara, o que mejor dicho, ahí no ofenderemos la figura de un altar.
La abracé por detrás mientras pausadamente le daba pequeños besos a su hermoso cuello; tan tiernos, no puedo más que experimentar ternura en estos momentos. Hago girar su cuerpo con cuidado; me mira fijamente...
* Te amo. *
Le digo entre incontables besos de verdadera pasión. La besaba largamente porque no sabía que haría al terminar de besarla, no lo sabía...
* ¿Cómo lo harás?, ¿Cómo vas a demostrarme ese amor que dices tener por mi?. *
Me preguntó. Vaya, la pregunta era muy buena porque yo tampoco estaba muy seguro de cómo iba a demostrarle ese cariño. Detuve mis insistentes labios por un segundo, recargué mi frente sobre la de ella mirándola penetrantemente a los ojos.
" ¿Cómo quieres que lo demuestre?; tu pídeme lo que quieras y yo te complaceré..."
Le dije mientras posaba mis manos sobre sus sonrosadas mejillas.
* No lo sé, quizás... no, olvídalo. *
Intentó decirme, aunque sus deseos fueron vencidos por su orgullo y postura de frialdad. Volví a abrazarla, le pedí que me dijera que era lo que quería que hiciera por ella; yo lo haría sin importar lo que fuera... si me pedía la vida a cambio, estaba dispuesto a dársela... así sería.
* Yo, es que...* -Titubeó.- * Me... harías el amor?. *
Dijo finalmente. De todas las cosas que creí que me pediría, jamás pensé en esta. Esa no era la Arashi Kishuu que yo conocía; ella jamás me hubiese pedido semejante cosa.
¿Por qué me pedía acostarme con ella?.
* Arashi, ¿Por qué quieres hacer eso?, yo no quiero aprovechar el momento de esta manera, yo... *
Intente hacerla cambiar de opinión; no es mi estilo aprovecharme de una mujer; es decir, hacerla mía es lo único que deseo en el mundo pero... en realidad no me refería a hacerle el amor cuando le dije que le probaría que mis sentimientos son bastante fuertes.
Sin embrago, ella me interrumpió con un sorpresivo beso que comenzaba a disipar todas mis dudas... ella en verdad quería hacerlo, estaba hablando muy en serio.
* Yo... no quiero morir sin antes haber experimentado lo que es... estar con alguien... amar, no quiero. *
Esas palabras estaban llenas de tristeza, sentí como si la sacerdotisa presintiera su destino... sus palabras no me agradaron en lo más mínimo.
* NO. * - La reté.- *¡Tú no vas a morir!, ¿entiendes?. Yo decidí dar mi vida a cambio de la de la mujer que amo... y así lo haré. *
* No quiero que hagas eso. *
Me dijo, y poco después se envolvió ella sola entre mis brazos; siendo ahora ella la que me robara un par de besos.
La besé, sí... la besé insistentemente y con locura; sus hermosos y tiernos labios ya eran más míos que de ella; saber que nunca, nadie había probado ese exquisito sabor a ella me hacia increíblemente feliz.
Su cuello... también mis labios recorrieron ese lugar dando pequeñas succiones a su piel, haciéndola gemir más de dolor que de placer.
De cierta forma me complacía mucho tenerla abrazada a mi, con esa timidez de mujer que dejó de lado al convertirse en un Dragón de Cielo.
* ¿Por qué siempre has querido protegerme?; es que no le temes a la muerte?. *
Me preguntó.
Miedo. Miedo...
*~*~*~*~*~*~*~*~*~*
Miedo... es lo que debe tener la vida;
Será enfrentada...
Por los presos y los brujos solitarios.
Por las animas de niños enjuiciados.
*~*~*~*~*~*~*~*~*~*
Miedo debería tener la misma vida. Esta ciudad será arrasada por las fuerzas de aquellos que quieren "purificar" el planeta, y quizás no solo sea Tokyo... quizá esa suerte sea la que sufra todo el planeta a menos de que hagamos algo. La magia, o bien, poder espiritual que muchos poseen solo traerá muerte y destrucción al mundo.
A veces, entre sueños, veo las almas de aquellas personas que han perecido por culpa de esta batalla; me desespero, más aun cuando las almas de muchos de ellos son niños que no tenían nada que ver en esto, que ni siquiera imaginaban que a su corta edad morirían.
Así que... Miedo?. No!, no le temo a la muerte, quizás la vida me provoque más temor... más aun, si en esa vida no esta la mujer que amo... si ella dejara de existir yo, aahh... por eso la protejo.
* No. *
Es la única palabra que sale de mis labios. No quiero hablar más sobre ello; sí ya sé lo que me depara el futuro, entonces mi única preocupación es vivir este presente y amarla... amarla como un loco por esta noche, mañana volveré a preocuparme por vivir.
Le quito, desesperado, un beso a mi bella sacerdotisa quien deja de cuestionar mi forma de aceptar mi muerte futura. Ansioso, llevo mis desesperadas manos hasta su cuerpo y comienzo a recorrer esa hermosa silueta; Arashi entrecierra sus bellos ojos ante aquella sensación, lo disfruta tanto como yo... y eso me hace feliz.
No soporto más el calor y dejo mis manos sobre ambos senos de la chica. Ella, abre de golpe y con sorpresa los ojos... se tranquiliza y me mira con rubor en sus mejillas mientras yo empiezo a explorar sus atributos femeninos... para mi, esto es el paraíso. Tener su cuerpo, solo, solo para mi... en verdad lo que me hace sentir el tenerla, es indescriptible.
Estoy nerviosa, confundida. Sorata recorre mi cuerpo a su entero gusto, y yo... yo solo me limito a disfrutar de aquellas suaves y ardientes caricias. Jamás había experimentado tal sensación; es tan nuevo, tan placentero, tanto... que mis piernas no soportan el peso de mi cuerpo y no pueden sostenerlo más; me dejo caer y Sorata me sujeta con sus fuertes brazos; me besa. Nuestros labios se buscan insistentemente, con pasión, desesperación. Solo puedo recibir sus labios y tratar por todos los medios que no se alejen de mi.
Siento como si el me hubiese robado las fuerzas porque aun sostiene, mi ahora, débil cuerpo; me toma entre sus brazos y me lleva hasta el futon, ahí, me recuesta con algo de cuidado y suavemente deja caer su pesada figura varonil sobre mi. "Aaahhh", suspiro, el calor que me prodiga es tan exquisito. Sus locas manos insisten en recorrer mi cuerpo y esta vez con más desesperación y fuerza, oprime mis pechos y con este contacto le doy algunos gemidos de gozo... sonríe, enreda sus dedos entre mi cabello para guiarlos poco después por todo mi cuerpo.
Se detiene... toma mi camisa escolar y con prisa me la quita; me despoja de ella para que, ante el, se muestren mis pechos ahora cubiertos solo por un pequeño sostén de encajes. Me sonrojo, es algo incomodo el que sus ojos se claven en esa parte de mi cuerpo mirándolo fijamente. Sorata acerca su rostro a mi pecho, y ahí, recarga la cabeza sobre mis senos; con ambos ojos cerrados, el chico parece oír atento el latir de mi corazón y respirar mi perfume... se ve tan tranquilo, tan tierno con el rostro inundado de paz.
* Sorata-san. *
Susurre en respuesta, el joven me abraza, lleva sus manos hasta mi espalda y la recorre con suavidad. Se topa con el sostén y con un movimiento lo desata aflojando la prenda; con rapidez desliza sus traviesas manos hasta el cierre de mi falda escolar, bajándolo con lentitud y dejando caer posteriormente la falda. Ahí, entre sus brazos estaba yo casi totalmente desnuda, descubriendo ante él el más intimo de mis secretos... mi desnudez.
* Eres hermosa. *
Me dijo totalmente hipnotizado con lo que veían sus ojos. Solo me miraba con cierta fijación, sin morbo, ni lujuria... tan solo un poco de ternura con un toque de erotismo.
No entendía muy bien el porque, pero me avergoncé por aquella situación; trate de cubrirme el cuerpo con los brazos aunque sinceramente dudo haberlo logrado.
* No puedo seguir, creo que... me adelante, no estoy lista para esto. *
Le dije, el parecía no comprender o mejor dicho no aceptar mis pretextos. Ahora que había retomado la cordura era Arisugawa quien de cierta forma me suplicó que continuara. A decir verdad, dudo que el hecho de que no se detuviera signifique que me estaba rogando.
*~*~*~*~*~*~*~*~*~*
Antes que muera, déjame amarte en vida,
Hasta que el cielo.... se caiga por nosotros.
Antes que muera, déjame amarte en vida,
Hasta que el sol.... se escape con la luna.
*~*~*~*~*~*~*~*~*~*
* Por favor, Arashi. * -Me dijo.- * Permíteme amarte sin descanso hasta que el mismo cielo se derrumbe por nuestro pecado; que más que nada es solo apaciguar el fuego que funde mis sentimientos junto con mi corazón. Deja que mi único deseo antes de completar mi destino... se cumpla. *
Esas palabras llenas de ternura, sinceridad... amor, hicieron de lado todas las razones que, en algún momento, tuve para rechazarlo y no seguir más.
Me estrechas entre tus brazos y besas mi frente. Un acto tan tierno que se ve opacado por una oleada de pasión que nos consume a ambos.
Mi dios del trueno comenzó a recorrer mi cuerpo con sus labios saboreando cada rincón... mis cabellos, labios, manos... mis senos; se deleito con ellos como si fuesen un banquete ante el, me sentí complacida al ver su rostro inundado de placer. No entendía con exactitud, ¿por qué?, por qué deseaba hacerte feliz tal y como lo hacías con migo?.
Mientras disfrutaba de mis atributos, Sorata dejo que sus manos viajaran por los contornos de mi cuerpo; al llegar a mi cintura sus dedos se toparon con mis bragas, y sentí como con suaves movimientos me liberaba de ella para estar completamente descubierta ante el...
Su mirada me examino de pies a cabeza; con gracia observe como se dibujaba una sonrisa de tonto en el rostro del chico. Eso me hizo sonreír a mi también y olvidarme de la vergüenza.
Sin retirar los ojos de mi desnudo cuerpo, Arisugawa se despojó de las prendas que llevaba en ese momento: pantalón, camisa, tenis, boxers... todo, para quedar tan libre de toda prenda como yo. Ahora, era yo quien lo miraba con atención y curiosidad.
"Él es... cielos!, ¡ él es perfecto !".
Pensé en aquel instante.
Nos mantuvimos inmóviles por un rato tratando de conocer el cuerpo del otro, con mucha emoción, hasta que nos dimos cuenta del rubor que cubría las mejillas de ambos; bajamos la mirada hasta el suelo. Es gracioso tener vergüenza, aun, a estas alturas.
* Tengo frío. *
Ni siquiera sé porque dije eso, supongo que quería que me abrazara y no tenia el valor para decírselo. Mi acompañante me sonrió ligeramente para posteriormente abrazarme con suavidad... se sentía bien el contacto de nuestros cuerpos desnudos, y el cálido refugio de su piel me hacia sentir especial; no pude evitarlo, recargue la cabeza sobre el pecho de Sorata; él, había logrado sacar a relucir los pocos sentimientos que aun conservaba mi corazón... y todos eran por el y para el.
El imponente chico no aguantó más; me recostó nuevamente en el futon y se lanzó de inmediato contra la intimidad de mi sexo. Ni siquiera me dio tiempo para protestar o avergonzarme, de un momento a otro y sin aviso, una oleada de sensaciones nunca conocidas por mi atacaron mí cuerpo entero.
Estaba gozando en verdad, sentir el contacto de sus labios con mi suave piel, el como se habría paso con su lengua para adentrarse más en mi... fue, es tan exquisito.
Sorata introdujo su lengua instintivamente en mi, una y otra vez con un ritmo delirante; sin cansarse, todo lo contrario, extrayendo fuerzas de mi cuerpo para quedárselas.
Fuertes y suaves gemidos, por igual, salían de mi boca para encontrarse con el aire impregnado del aroma a sexo, a amor, que había por toda la habitación. Lleve las manos hasta mi cabeza para enredarlas en mi oscuro cabello y tratar de resistir las sensaciones placenteras; resistirme a desbordarme por completo en Sorata. Y con los ojos cerrados, buscaba una forma de agradecerle a Arisugawa lo feliz que me estaba haciendo.
Cuando las sensaciones llegaron a un punto en que no podía controlarlas, deje de emitir sonidos de cansancio; mis pupilas se contrajeron y en ese momento solo pude arquear la espalda para intentar que los labios del joven no se separaran de mi.
Respiraba apresuradamente con las manos apretando el futon; Arisugawa colocó su rostro a la altura del mío... me besó, profunda y lentamente. De esta forma tratando de relajarnos a ambos, solo preparándome para lo que venía después.
Note como Arashi cerraba gradualmente sus lindos ojos tratando de mantener la calma de aquellos momentos. ¡ Me abrazó !, con cierta suavidad y, al mismo tiempo, con una fuerza considerable; ¿No quería que terminara?, no, no finalizaría de forma tan pacifica... yo, yo deseaba más de ella.
Coloque mi cabeza a la altura de sus firmes pechos para volver a atacarlos con los labios; necesitaba deleitarme con su cuerpo una y otra, y otra vez, así que...
* ¿Estás lista?. *
Pregunté, indicándole mi impaciencia.
Arashi miró mi entrepierna y entendió a que me refería. Necesito de ella con urgencia y estoy más que listo para llegar al punto de mayor placer de esta relación.
Kishuu me observa con cierta reserva; y dudosa, besó mi mejilla derecha respondiendo afirmativamente a mi pregunta anterior.
* ¿Meterme todo eso?, ¡ me partirás en dos !. *
Dijo con cierto rubor; creo que después de todo si le teme al dolor físico.
* Oh, Nee-chan... el amor duele. *
Mencioné y mis palabras fueron acompañadas por una sonrisa maliciosa que al parecer no le agrado mucho a mi compañera, quien hizo un gesto de enfado para con migo. Lo único que hice para calmarla fue darle un tranquilo beso, lleno de sinceridad y cariño.
* Me hice una promesa. Que jamás dejaría que una mujer llorara por culpa mía. *
Confesé; ella pareció mirarme con tristeza, su enojo se había esfumado por completo. Entonces, se lanzo a mis brazos para rodear mi cuerpo con los mismos, para estar más cerca el uno del otro, para besar mis labios, mejillas, los ojos, la frente una y otra vez, sus muestras de cariño no hacían otra cosa más que aferrarme más a ella y, eso era lo único que quería.
* Sorata-san, ¿qué es esto que siento en mi pecho?; esa sensación que me desespera a tal grado de querer salir corriendo y huir, sin conseguirlo, pues lo que siento esta dentro mío. Es algo que no entiendo, no comprendo... no puedo explicar. *
* Después de esta noche quizás, quizás tu misma puedas responder esa pregunta. *
Su confusión interna la hizo mirarme con curiosidad. Y yo no pudiendo postergar más mi amor y deseo por ella, tome su mano derecha para besar cada uno de los dedos, con cierta pasión, con cierto deseo... con cierta ternura.
Mientras avanzaba por la longitud de su brazo, admiraba como su rostro adoptaba expresiones de placer y falta de fuerza.
Mis labios llegaron a su cuello donde atacaron con locura, logrando que Kishuu gimiera en más de una ocasión por más de aquella caricia. Finalmente nuestros labios se encontraron y se unieron con desesperación, me sorprendí a mi mismo abriéndome paso con la lengua para explorar la boca de la chica y hacer que ambas lenguas se tocaran y buscaran insistentemente; eso me excitó por completo, haciéndome tomar a la joven por la cintura, apretándola una vez más.
Con cuidado, separa sus piernas para abrirme paso e iniciar con la unión de nuestros cuerpos.
Con el miembro apuntando a la entrada femenina, observe su rostro mientras me acercaba a ella; no espere más, introduje la punta de mi espina en su interior y note como abría los labios para intentar gemir.... un gemido ahogado de esos que se cortan debido al gran placer que se experimenta. Yo suspiré largamente al sentir el contacto con su mojada piel interior.
Más que excitante, fue realmente hermoso; el como mi primer paso para entrar en ella se alargó un rato, queriendo disfrutar cada detalle, y como la excitación se incrementó a tal punto que empujaba con cierta fuerza y rapidez para adentrarme aun más.
*~*~*~*~*~*~*~*~*~*
Muerte... abrazarás...
A demonios hechos carne por un sueño,
A los cuerpos hechos polvo sin justicia.
*~*~*~*~*~*~*~*~*~*
Y entonces, sentí como si hubiese llegado al limite de Arashi, pensé que no podía entrar más en ella y luego, empuje con fuerza. Ese fue mi error, porque la escuché gritar de dolor; me despertó, estaba tan atento a lo que sentía que parecí olvidar que era su primera vez... que tenía pureza y yo, no midiendo mi fuerza, la lastime.
Me sentí de lo peor, algo así como los Dragones de Tierra, que solo piensan en liberar a la tierra sin detenerse a pensar en el dolor que provocan, en que lastiman a personas inocentes. Mi comparación con ellos era perfecta. Solo pensé en mi y no en el dolor que le provocaba a la mujer que amo, solo por el sueño de tenerla, de cierta forma me porte como un demonio, y destroce interiormente su cuerpo.
Note unas cuantas lagrimas recorrer su rostro y unas más aferrándose a no salir de sus ojos , no quise mirar más abajo pero... a fin de cuentas era necesario. Observe su entrepierna y lo que vi no era muy grato: nuestros sexos teñidos de rojo, de sangre... su sangre.
Arashi no dijo nada en absoluto, solo reprimía su dolor no queriendo externar sus emociones, ni sensaciones, así es ella.
La abrace con fuerza mientras ella cerraba los ojos para intentar apaciguar su dolor; yo me disculpe incontables veces por haberla lastimado, nunca había herido así a una mujer, yo mismo lo había prometido, nunca hacerlo. Pero ahora lastime a la única mujer que he amado en la vida, a mi querida Arashi...
Pero, como un consuelo, la chica me estrecho sin fuerzas y respirando rápidamente sobreponiéndose al dolor.
* Tenias razón... ¡ El amor duele !. *
Apenas alcanzó a decir, su voz era débil; estaba cansada y adolorida pues.... después de todo solo somos humanos.
Lo que me dijo me desconcertó, no era solo el que aceptara y perdonara que la haya lastimado, sino que pronunciara la palabra "amor"... la forma en que lo dijo y lo que sentí al escucharla..... ¿Es posible que me ames, Arashi?.
* Sabes Sorata-san?. Este dolor era inevitable, pero... me has hecho muy feliz también, es el precio que debo pagar por esa felicidad, solo quiero que continúes haciéndome sentir de esta manera, hacerme sentir deseada, tranquila, sin tener que pensar, aunque sea por una noche, en que soy un Dragón de Cielo. *
* Arashi...*
Eso que dijo fue como una daga de doble filo, me aliviaba el alma con sus palabras con el hecho de que en parte significaban que quería que siguiera a su lado, de esta manera, pero también significaban la enorme tristeza que siempre había guardado en su corazón, el miedo de ser un Dragón de Cielo y todo lo que esto representa, el miedo a sentir y no sentir sentimiento alguno.
Pero, si bien el dolor que experimentó era normal cuando se hace el amor por primera vez, entonces, eso no quería decir que debía sentir solo dolor; desde este momento solo quiero que el placer inunde su cuerpo.
Así que la besé de nuevo, probé sus cansados labios y le di mi cariño y amor en aquel contacto lento y suave, mientras clavaba más profundo mi hombría en ella.
Empujé insistentemente hacia adentro; una y otra vez tratando de causarle el mínimo dolor posible, dudo haberlo logrado, la sentí temblar entre mis brazos un par de veces, pudo ser dolor, o la fría noche, la sensación nueva de tenerme como complemento de su cuerpo.
Hubo momentos en que note como apretaba las sabanas; para poco después dar un suspiro muy profundo de alivio, el dolor había cesado considerablemente para que así se acostumbrase más a mi cuerpo.
Bendito sea el momento en que ella no lo medito o no le importo lo que hacia y me dio un beso desesperado, profundo, exigiendo más de aquellas frenéticas embestidas por alcanzar el límite de su cuerpo.
Me complació más aun cuando inicio movimientos de entrada y salida por ella misma. Jamás olvidaré estos momentos... el como abrazó mi cabeza y acerco mi rostro hasta sus suaves senos; la forma en que mis grandes manos se colocaron sobre su estrecha cintura; cuando devoraba sus pechos intentado saciarme con ellos, lográndolo de cierta forma y al mismo tiempo estando muy alejado de conseguirlo.
* Aahh, aahh... Sorata. *
Sus gemidos se dejaron escuchar en toda la habitación; complaciéndome y excitándome cada vez más.
Dejo en paz sus pechos por un momento, la miro y me percato de que me observa con cariño, su mirada refleja sentimientos no la frialdad que siempre han portado desde que la conocí.
* Nunca, jamás dejaré de amarte mi querida Arashi... Dragón de Cielo. Así muera, mis sentimientos por ti permanecerán vivos. *
* Sorata...*
Alcanza a susurrar en una mezcla de felicidad y tristeza por aquellas palabras.
Nos abrazamos con fuerza; no dejando de entrar en ella, hundo el rostro entre sus senos, beso con suavidad cada uno y los dejo en paz al fin.
Alzó la mirada y me pierdo en sus grandes ojos; sus mejillas arden en rojo por la pasión. A cada instante el placer sigue insoportable y me veo obligado a posar las manos más abajo de las caderas de la mujer.
La penetro con insistencia, entrando y saliendo rítmicamente de ella. Los gemidos de cansancio y pleno gozo son permitidos por ambos, escuchándose y confundiéndose sin cesar; a pesar de que entro con facilidad en ella, su vagina empieza a aprisionar mi espina, escucho su pesado respirar entrecortado por los quejidos que emite.
* Te amo, te amo, te amo. *
Digo en un número de veces que perdí.
De pronto, la chica apretó el abrazo... la sentí temblar bajo mi cuerpo debido a una serie de espasmos que la atacaron desde el interior.
Cansada, se deja caer aun entre mis brazos, respirando apresurada. Yo, que aun no llego al punto cumbre, sigo embistiéndola con fuerza logrando ocasionarle un orgasmo más durante el cual me besó con desesperación; me gusta verla expresarse de ese modo.
Segundos después, sintiendo que no podría soportar más, le susurré...
* Arashi, por favor... déjame terminar dentro tuyo, amada mía. *
La única respuesta que recibí de ella fue un fuerte beso proseguido de un abrazo un tanto débil y cansado. Nuestras mejillas se rozaron mientras las suaves manos de Kishuu viajaban por mi espalda provocándome cosquillas y una sensación de tranquilidad.
Empuje con lentitud al interior de la chica en un par de ocasiones y luego... me desborde dentro de ella no pudiendo retener más el placer y el liquido seminal.
Ahora ambos estábamos igualmente agotados; yo con mi cuerpo sobre la frágil figura de mi mujer, devorándonos los labios mientras seguía dentro de ella para seguir con lentos y débiles movimientos que a fin de cuentas nos producían un cierto placer relajante.
Sus manos juguetearon un rato con mi rebelde cabello mientras nos besábamos el rostro. Salí de ella con lentitud como queriendo no hacerlo, acostándome de nuevo, envolviéndola con mis brazos y cubriéndonos a ambos con una sabana.
Nos mantuvimos en silencio por largo rato, yo recargaba la frente en el pecho de mi hombre; pensé que quedaríamos dormidos de inmediato debido al cansancio, pero no fue así.
Tenía una guerra interna con mis expectativas y convicciones. Acababa de entregarme a uno de los Dragones de Cielo más poderosos, y además... fue más que en cuerpo, disfrute mucho físicamente pero confieso que mi corazón latía de alegría y felicidad que solo sentía al estar con Sorata, y hoy... con más fuerza.
¿Qué es este sentimiento?, Sorata-san dijo que podría responderlo por mi misma al terminar la noche. Será que... acaso te amo Sorata Arisugawa?. Me pregunto, pero no puedo darme una respuesta, así que giro la vista hacía ti tratando de responderme.
Me sorprendo y sonrojo, tu me miras con ternura, esa ternura que me ha llegado a desesperar y que en ocasiones como esta hace que mi corazón se derrita de... Amor.
Acercas tu rostro al mío y mientras cierro los ojos poco a poco, veo como acercas tu cuerpo y como unes tus labios a los míos nuevamente.
* Te amo. *
Me dices.
Yo solo cierro los ojos y te abrazo. Pienso que los demás sufrirán una gran sorpresa cuando nos vean como una pareja de recién casados. ¿Por qué digo esto?: Pues, hace unos segundos decidí que quiero estar junto al Dragón por lo que me resta de vida y sé que no es mucho.
Tu rostro toma una expresión de seriedad, pensé que estabas enfadado o al menos eso reflejaba tu mirada...
*~*~*~*~*~*~*~*~*~*
Antes que muera, déjame amarte en vida..
Hasta que el sol... se escape con la luna...
Hasta que el sol... se escape con la luna.
*~*~*~*~*~*~*~*~*~*
* Antes de que muera, déjame amarte un día más tal y como lo hicimos hoy, no importa si el mismo cielo se cae por nuestro "pecado". Hasta que el sol y la luna se escapen juntos en un eclipse... permíteme demostrarte que mi amor, no es solo por una noche... ¡ Es eterno !. *
Me dijiste tan serio como nunca antes te había visto. Te sonrío, había olvidado que a pesar de que eres muy vivaz, alegre y bromista, cuando se debe ser serio tu lo eres más que nadie; que a las cosas les das la importancia que realmente merecen.
* Es verdad, esto aun no se acaba... nunca terminará. *
Sonríes ampliamente ante mis palabras; sabes bien que son una afirmación a tus peticiones anteriores. Te beso una vez más, creo que ahora se me esta volviendo obsesión unir mis labios a los tuyos.
Nos separamos ligeramente, apenas por milímetros; y aun con los ojos cerrados y reflejando paz en tu rostro, me dices:
* Escogí mi destino aun antes de conocerte. Que te protegería, que daría mi vida a cambio de la de la mujer que amo, y bien sabes que esa mujer eres tu, Arashi. *
Abres los ojos al terminar de hablar, esperas mi reacción a esas palabras. Observas la expresión irónica de mi rostro; te sonrío ligeramente y me preguntas la razón.
* Yo... no permitiré que hagas semejante locura. *
Escuchas mis palabras, me besas con ternura y algo de enfado. Dices que no te importa en absoluto lo que yo piense con respecto a ese tema pues ya has tomado una decisión.
A esto yo te respondo que de igual forma que tu, he tomado una decisión, me miras interrogante ante lo que digo y yo te respondo:
* Vencer los dos miedos que me carcomen el alma... Mis sentimientos hacia ti, y tener una vida sin ti. No le temo a nada más.*
Me miras con sorpresa, más aun porque te abrazo y sonrío con jovialidad, una gran felicidad y un extraño cariño.
" ¿El sentimiento que tienes por mi? ".
Recalcas interrogante, queriendo saber a que me refiero con eso.
* Sorata... yo también daré mi vida por la tuya y no me importa lo que pienses al respecto; no eres el único que ha decidido morir por la persona que amas, porque yo... también te protegeré, siempre, porque yo... *
* Arashi, tu... *
Me interrumpes al ver un par de lagrimas viajar por mis mejillas.
* Ai Shiteru. *
No dejándote terminar, concluyo mi frase con el par de palabras que siempre quise decirte. Te beso, te abrazo; siento latir tu corazón con fuerza y emoción... por mi, por nosotros.
Ahora me refugio en tus brazos hasta que llegue la luz del día, hasta que llegue el fin de nuestras vidas... hasta que después de cumplir nuestro destino, podamos estar juntos, tu y yo en el cielo... por la eternidad.
Finalizado.
*~*~*~*~*~*~*~*~*~*
Tema: MIEDO.
Interprete: CAIFANES.
~*~
MIEDO...
Miedo a la muerte.
Miedo a vivir sin la persona que se ama.
Miedo a lastimar a quienes amamos.
Miedo a experimentar sentimientos como el amor.
Miedo a la vida misma.
En fin, solo algunas clases de temor, de eso se trata el fic. Mi, hasta ahora, primer lemon de "X". También es uno de los pocos lemon en español de este anime, más aun, de la pareja que forman Sorata y Arashi.
~*~
Este fanfiction fue escrito por MAEDA Ai. Y es material de Fallen Angel.
Totalizado el 14 de Marzo de 2002.
La dama del Hentai: Maeda Ai.
*~*~*~*~*~*~*~*~*~*
Paradise
Anime: Bleach
Rating: M
Pareja: Renji & Rukia
Sinopsis: One-shot. Estaba feliz, porque si estando en el Rukongai había tocado el verdadero paraíso, estando con Rukia en el Seireitei sería aun mejor, más hermoso y perfecto.
Advertencia: Lemon (NSFW)
*~*~*~*~*~*~*~*~*~*
Por: Maeda Ai.
*~*~*~*~*~*~*~*~*~*
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Finalmente lo decidieron, después de tanto tiempo y de quedar tan solo ellos dos. . . convertirse en shinigamis para por fin dejar el Rukongai, buscando una mejor existencia, no como aquí, que se pasaban hambres y el único modo de sobrevivir era convertirse en bandidos. Más ellos no querían vivir así. . . en especial Renji. . . él no quería que Rukia viviese de esa manera. No, ella era tan pequeña y frágil y aunque parezca increíble, también elegante. . . no, ella no pertenecía a ese lugar. Ella se merecía lo mejor, estar en lo más alto. . . y Renji Abarai se encargaría de dárselo. ~*~ ~*~ ~*~ * Ma-matte, Renji !… mmm !!... *
Rukia se mordió el labio inferior; las caricias del pelirrojo eran demasiado exquisitas como para contener los gemidos. Estaban allí, bajo una humilde choza de las tantas de Inuzuri. Renji dijo que debían hacer algo para celebrar la importante decisión que habían tomado, e inmediatamente después el muy astuto comenzó a recorrer con sus manos la exquisita y frágil silueta de la pelinegra, despojándola lentamente de sus ropas. * Re, Renji !… aahhh !!… * Rukia arqueó la espalda cuando el chico se posó encima suyo y comenzó a despojarla del kimono para luego besar y lamer sus pequeños pechos, succionando los sonrosados y duros pezones que adornaban y embellecían tan encantadoras obras de la naturaleza. El Abarai nunca lo negó, al menos no a sí mismo, lo linda y atrayente que era esa pequeña mujercita. . . y lo mucho que ella le gustaba. . . ““Lo mucho que la amo.”” Pensaba. Y ese simple hecho lo encendió de cierta manera. El hombre retiró por completo el gastado kimono que cubría a la chica bajo su cuerpo. * Renji, no sé si… * * Onegai, Rukia… ¡ onegai !. * La jovencita fue callada por los ansiosos labios de su compañero, quien la aferraba con todas sus fuerzas, casi con desesperación. Él bien sabía que la pelinegra no sentía lo mismo que él, así que no estaba dispuesto a detenerse ahora que la tenía desnuda bajo su cuerpo, tan hermosa y natural como solo ella podía serlo. * ¡ Te necesito !. * La chica no pudo negarse ante aquellas palabras. Renji era alguien muy especial a pesar de no amarlo de la forma en que él lo hacía. Así que Rukia se dejó envolver por los fuertes brazos del pelirrojo, dispuesta a entregarse a él, por el simple hecho de complacerlo, tan solo porque quería darle algo. . . regalarle algo. ““Solo porque él es la persona más importante para mí, mi familia, él único…”” Este pensamiento envolvió el corazón de la pequeña mujer, quien comenzó a besar al muchacho con pasión, con desesperación. Quizás era la necesidad de sentirse querida y que solo Renji podía saciar. Y él, emocionado por la reacción de su compañera, la aferró con todas sus fuerzas y sus labios recorrieron la suave y blanca piel de la mujer, tatuando con todos sus sentimientos y con toda su pasión. Abandonó los pechos femeninos para trazar un camino con su boca; se detuvo en su ombligo, tan pequeño y tan lindo. Siguió llenando de besos la silueta femenina, hasta situarse entre las piernas de Rukia, aspirando el embriagante aroma a flores, ese que lo enloquecía. * Ren… Renji, qué?... ahh !!... * La chica se arqueó y abrió totalmente los ojos. Renji. . . ese descarado estaba entre sus piernas, besando y, y lamiendo, y. . . penetrando con su cálida lengua. KAMI!, era una sensación simplemente deliciosa que la hizo olvidarse de todo, del Rukongai, de sus recientes decisiones y de su verdadero sentir por el hombre que la acompañaba. * Ya basta, Renji… no puedo… no puedo… * Rukia se retorcía agitada, tratando de detener aquel acto, esa sensación extraña pero placentera que la asustaba, pues nunca la había sentido. * Mmm, q-qué?… qué es esto?, aahhhh !!!... * La pelinegra se cubrió la boca con ambas manos y cerró los ojos, gimiendo entrecortada ante las inexplicables pero placenteras sensaciones que la recorrieron. Lágrimas bañando sus tersas mejillas y la alocada respiración fue lo que quedó de su clímax. * Renji, ¿qué fue eso?... me sentí muy bien, y-yo… yo no sé… * El pelirrojo sonrió levemente, ya abandonando el sexo femenino y mirándola de frente. * ¿Te gustó?. * * Sí !... fue… lindo y… * Rukia no podía describir todo lo que sintió cuando el Abarai la besó y acarició de esa manera en su zona más sensible. Y aunque avergonzada, no podía negarse que quería más, solo un poco más de ese placer. No tuvo que esperar mucho por ello, pues de pronto sintió como algo duro pero cálido rozaba su vientre. Rukia alzó la vista, sus pupilas desteñidas por la sorpresa, cuestionando al pelirrojo, se encontró con el rostro matizado en carmín. Aquello era ligeramente vergonzoso para el muchacho, pero, maldición!, la deseaba con locura y la quería tanto. . . Renji la besó con calma, disfrutando de los labios de la chica y de su total disposición. Y poco a poco fue acomodándose entre las perfectas piernas de la pelinegra. Rukia rompió el beso moviéndose intranquila al sentir aquello. * ¡¿Qué haces?!. * Pero el chico sentía que no tenía tiempo para hablar, la calló nuevamente con sus labios. Y sin pretender detenerse o soltarla, poco a poco fue presionando lentamente con sus caderas. . . penetrándola. * Mmm, Renji… e-espera… N-NOO !!!... * El rostro de la mujer era todo un poema para el hombre, quien disfrutaba de cada instante. Renji clavaba su duro pene en la cálida y estrecha intimidad de su compañera, disfrutando al máximo. Este era su sueño hecho realidad. . . ¿Cuántas veces lo deseó?, ¿cuántas veces lo soñó?. Y ahora, por fin. . . * Rukia, me encantas !... ¡ te adoro !. * La pelinegra apenas sonrió ante aquellas palabras pues un ligero dolor, como un pinchazo en su interior, opacó todo el placer y las lindas sensaciones que en aquel instante sentía. Tampoco tuvo mucho tiempo para reparar en el ligero ardor, pues pronto Renji se hallaba totalmente clavado en ella. Respiraban agitados. Él tratando de no perder la razón y tomarla como un salvaje, ella por las sensaciones que se desbordaban, más no pudieron permanecer tranquilos por más tiempo. Renji finalmente perdió la batalla con la razón y se dejó guiar por el deseo y la lujuria. Los amantes comenzaron a mecer las caderas con desesperación; el muchacho entrando y saliendo del sexo femenino a un ritmo alocado, haciendo a la chica gemir con cada embate de su hombría en ella. * Oh, Renji… mo-motto, motto !!… * Rukia se abrazó con todas sus fuerzas al hombre que tanto placer le brindaba. Ese definitivamente era el paraíso en el lugar menos pensado, en el Rukongai. Los jóvenes amantes se acoplaron en un perfecto ir y venir de sus cuerpos hasta que el ritmo cambió, más fuerte, más desesperado. Un fuerte y extraño cosquilleo nació en la intimidad de la mujer y pronto se expandió a todo su cuerpo en una ligera pero placentera explosión, como Rukia la describiría. * Ohh, Renjiii !, mmm !… * La chica arqueó su lindo y frágil cuerpo mientras lanzaba un fuerte grito cargado de pasión gracias a todo el gozo que la recorría ante su primer orgasmo con el pene de un hombre entre sus piernas. Para Renji fue una dulce tortura las fuertes contracciones de la vagina de su compañera sobre su duro y sensible miembro, tanto, que el pelirrojo no pudo soportar tremenda e intima caricia y se hundió en el delicioso placer del orgasmo, vaciando su semilla en el interior de la joven a la que él tanto amaba. Suspiros y jadeos fueron lo único que quedó de aquella celebración, así como el aroma impregnado del otro en sus cuerpos. * ¡ Te amo, Rukia !. * Ella no respondió, tan solo una pequeña sonrisa adornó su bello rostro. Renji dobló las cejas; él bien sabía que ella no lo quería de esa manera, más se olvidó de ello en el instante en que Rukia comenzó a moverse bajo su cuerpo. Él sonrió. ““Vaya chiquilla insaciable.”” Pensó, poco antes de imitarla y mover él también las caderas. Estaba feliz, porque si estando en el Rukongai había tocado el verdadero paraíso. . . estando con Rukia en el Seireitei, sería aun mejor, más hermoso y perfecto. Aun en el infierno, con ella a su lado. . . ese sería el verdadero paraíso.
Finalizado. *~*~*~*~*~*~*~*~*
Bueno, vi un doujin en el que se ve esa escena de Renji y Rukia en una colina, para luego pasar a una imagen de ellos dos en una choza. . . haciendo el amor y, bueno, se me ocurrió este fic.
Aunque siento que faltó algo, no sé. . . más amor, más pasión.
Echémosle la culpa a que me gusta más el ICHIRUKI. . . aunque esta pareja también es muy linda ^^' .
~*~
Este fanfiction fue escrito por MAEDA Ai y es material de Fallen Angel.
Totalizado el 18 de Noviembre de 2009.
La dama del Hentai: Maeda Ai.
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La primera de tantas noches
Anime: Shaman King
Rating: M
Pareja: Yoh & Anna
Sinopsis: One-shot. Comprometidos desde pequeños, nunca pensaron en la primera noche que compartirían como esposos... hasta que esta llegó.
Advertencia: Lemon (NSFW)
*~*~*~*~*~*~*~*~*~*
Por: Maeda Ai.
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La silueta recorrió con sigilo las escaleras. La sombra de una mujer subía y bajaba acompañando a su dueña en el recorrido. Ella temblaba, estaba nerviosa y no era para menos.
Hoy, esta noche, es su noche de bodas, aquella en la que nunca se puso a pensar aun cuando estuvo casi toda su vida prometida a un hombre, el mismo que seguramente la esperaba en la habitación que de ahora en adelante sería para ambos. Más sin embargo la razón de sus nervios no sólo era esa; también existía el hecho de que la noche anterior su ahora esposo y ella tuvieron una especie de acercamiento intimo, algo que el joven shaman deseaba con toda el alma y por ello no pudo esperar para intentarlo, pero ella se negó.
No es que no lo desease también, era sólo que... cuando los besos y caricias se volvieron más intensos la chica no tuvo el valor para continuar.
En ese momento fue cuando la idea de complacer íntimamente a su esposo apareció por vez primera en sus pensamientos. Se aterró y era comprensible, sería su primera vez y temía todo aquello que fuera a ocurrir.
Ayer pudo escaparse de las manos del prometido, pero definitivamente dudaba poder escaparse hoy de las de su esposo.
* Ahhh, supongo que ningún pretexto me ayudará esta vez. *
La voz de la reciente novia sonó resignada. Siguió caminando y para cuando se dio cuenta ya estaba frente a la habitación, deslizando la puerta para posteriormente pisar el interior de la alcoba, cerrando la puerta tras de si.
Más una vez dentro se paralizó completamente, pudiendo tan sólo mirar la silueta que descansaba sobre el futón.
A simple vista parecía que su marido ya estaba dormido, lo que la hizo preguntarse si este ni siquiera había tenido la delicadeza de esperarla. Después de eso, Anna por fin había sido capaz de moverse, dando un paso al frente para quizás hablar con su cónyuge.
* Yoh?. *
Anna lo llamó con voz baja y amable; agudizo la vista en tanto sus dedos jugaban nerviosamente con la cinta de su yutaka. En parte quería que el joven ya estuviese dormido, por otro lado no.
Los nervios de esta nueva situación la seguían acosando, pero sus sentimientos por el shaman eran lo suficientemente profundos y sinceros como para no dejarse vencer por el miedo.
* Yoh, y-yo... *
La voz de la itako se vio de pronto apagada ante la sorpresa que la invadía. En un rápido movimiento, Asakura estiró la mano derecha para alcanzar y jalar a su ahora esposa. Si la asustó?: no exactamente, sólo la había tomado por sorpresa.
Él sólo deseaba abrazarla y eso era justo lo que estaba haciendo. Anna había perdido el equilibrio y cayó entre los brazos del joven Yoh, donde fue bien recibida. Fue gracioso, Kyouyama se sonrojó de forma tal que aun en la oscuridad que imperaba en la habitación él pudo notarlo; sonrió con cariño y emoción.
* Y- Yoh... yo. *
* ¡ Gomen ne !. *
Él se disculpo, y Anna sabía muy bien porque lo hacía. Ella no pudo evitar sonrojarse todavía más mientras se acurrucaba en el regazo de su esposo. Si, este era el Yoh al que ella quería, el tierno, amable y cariñoso... su verdadero Yoh.
En cuestión de segundos la itako se vio envuelta ya no sólo entre los cálidos brazos del muchacho, sino también por los ansiosos labios de este. Ella apenas se estaba acostumbrando al abrazo que él le brindaba cuando inesperadamente la boca del shaman reclamó la suya de forma suave y cariñosa.
Para la sacerdotisa este era un regalo del cielo pues los labios de su amado le hacían saber cuán sinceras y puras eran sus intenciones; claro, era su esposa y la amaba... siempre la amó.
Pasado un rato la pareja tuvo que separarse para tomar un poco de aliento y de paso mirarse un momento.
Ella yacía tendida sobre el futon con respiración agitada y mejillas encendidas en rojo, él, arrodillado frente a ella atento a cada facción, cada gesto de esta divina criatura.
Y vaya que estaba increíblemente atento, más aun cuando la joven sujetó un extremo de su prenda, deslizándola, mostrando su coqueto hombro derecho, desnudo al igual que el resto de la parte superior de su silueta. Pero eso no fue todo, ella no tardó en mostrarle, también, sus pechos desnudos, coronados por dos pequeños botones rosados que se tornaban duros y elevados al aire.
Le demostraban excitación, le demostraban frío.
* Annita. *
La llamó, quería decirle algo más, tantas cosas que iban y venían en su confundida mente; que era hermosa, pero la necesidad de besarla fue tanta que prefirió callarse a si mismo al probar el dulce néctar que le embriagaba e incitaba a probar un poco más.
Hubo varios suspiros que Anna emitió totalmente entregada a la sensación, gustosa en hacerle saber a su nuevo amante que esta vez si estaba lista, esta vez se sentía segura. Él no la defraudaría.
* Espere tanto por esto. *
Conforme la excitación en su cuerpo aumentaba, Yoh tomaba el valor suficiente para decirle aquellas cosas que nunca se atrevió. Esas palabras que apenas expresaban una mínima parte de su profundo sentir.
Sus labios se encontraban entretenidos devorando los de la joven, y sus manos comenzaron a jugar ligeramente con las rodillas de la rubia, acariciándolas para luego deslizar las manos a través de los costados de esas hermosas piernas que poco a poco se separaban para que el sexo femenino recibiese los estímulos que fueran.
* Lo sé... lo siento. *
Quizá Anna se sintió acusada como para haberse disculpado. Aunque con esto sólo logró que su esposo sonriera irónico mientras la impaciencia lo llevaba a sujetar a la itako por los tobillos y “ayudarle” a separar sus piernas. Estaba totalmente entusiasmado.
Besar los suaves labios de su esposa de pronto ya no fue suficiente así que formó pequeños caminos de besos al pasar sus labios de la boca al cuello femenino, probando y succionando con leve fuerza. Kyouyama entró en calor, la delataba esa respiración agitada que se escuchaba entre las cuatro paredes de la habitación.
Era hermoso, delicioso; sentir como los labios del shaman exploraban su sensible carne, desde el cuello hasta los hombros. Eran de las pocas cosas increíblemente agradables que ella hubiese experimentado en la vida; y aun así no se comparó en lo más mínimo cuando, después de permanecer varios minutos con los ojos cerrados, abrió estos con inmensa sorpresa al experimentar la sensación de los labios de Yoh al rededor de su seno derecho.
* ¡¡ Yoh, Yoh !!. *
Envuelto en un suspiro, el nombre del joven fue pronunciado por ella, la que prácticamente estaba temblando entre los brazos del shaman mientras este “jugaba” entretenido con sus encantos; moviendo circularmente la lengua al rededor del erecto pezón, sujetó a su esposa por la cintura cuando tanto placer la obligó a formar un arco con su espalda y echar hacia atrás la cabeza. Claro que al hacer esto, sus senos estuvieron por completo a la merced de Yoh, que cariñosamente los lamía una y otra vez, succionando de vez en cuando y mordiendo suavemente la tensa carne, provocando los constantes gemidos que de los labios de la chica escapaban.
Kyouyama estaba tan entretenida que no se había percatado de que una de las manos de su compañero estuvo acariciando sus piernas por largo rato, con la intención de abrirse paso y llegar hasta sus pantaletas.
Él no fue paciente, ni discreto, haciendo a un lado la prenda de la itako, introdujo un par de sus traviesos dedos en la húmeda vagina.
Si de por si Anna ya gemía sin reserva, al disfrutar del “masaje” que los dedos de su amante le practicaban, los sonidos que producía se volvieron todavía más profundos e incitadores. Yoh había encontrado el clítoris de la joven y lo acarició gentilmente, satisfecho con las reacciones que sus caricias provocaban en la sacerdotisa.
Anna, en un intento por recibir de lleno el contacto de esos mágicos dedos, arqueó la espalda mientras elevaba la mirada al techo; sentía, sólo sentía, no podía asimilar tantas sensaciones nuevas y agradables, tampoco el hecho de que Yoh, el siempre tranquilo e inocente Yoh, le estuviese dando un deleite tan asombroso. Era como si el shaman supiese exactamente las partes del cuerpo donde debía besar, lamer, morder o acariciar con afán; era como si él ya tuviese experiencia en estas cosas. Pero no!!, aun cuando Asakura se mostraba mucho más participativo que ella, sabia exactamente lo mismo que la chica acerca del sexo: ¡nada!.
Haciendo a un lado todos esos pensamientos, a la itako sólo le quedó mirar suplicante al techo, con la cara totalmente sombreada en matices rojos, mientras un fuerte y delicioso orgasmo llegaba para hacer gozar a su cuerpo como ella nunca hubiese imaginado, ni siquiera en sus sueños más locos y húmedos.
Este orgasmo, el primero de toda su vida, le demostró que podía temblar como jamás lo había hecho, tal vez no de miedo pero si de gozo, de un tremendo y exquisito gozo que la obligó a derramar un par de lagrimas.
En tanto Yoh se excitaba más y más con los dulces gemidos de su esposa.
Sin dejarla descansar, llenó de besos la tensa piel femenina, recorriéndola y dejando marca por donde pasaban sus labios. Así, abandonó los senos de Anna, no sin dejar la húmeda prueba de cuanto le habían gustado, su saliva que en cuestión de segundos se secaba producto del intenso calor corporal de la itako.
Asakura besó suave y tiernamente, recorriendo un hermoso camino, deteniéndose por escasos segundos para jugar con el ombligo de la chica, y de ahí hasta llegar a un excitante objetivo... la vagina de la mujer; húmeda, o mejor dicho mojada, y todo gracias al pequeño juego de sus dedos.
Yoh simplemente no esperó a que ella reaccionase, así como así hundió el rostro en aquel divino lugar; Kyouyama tan sólo pudo callar por completo, siendo silenciada por la sorpresa de sentirse explorada por la lengua de su esposo. Ella se heló por completo y a pesar del inmenso placer que el shaman le ocasionaba no pudo más que permanecer estática, con las pupilas contraídas y sin color.
Por fin las penetraciones de la lengua masculina tuvieron efecto en el cuerpo de la sacerdotisa; el rojo volvía a sus mejillas mientras trataba inútilmente de callar los sonidos que escapaban de su boca.
* Yoh, por favor detente ya... no hagas eso!!. *
Anna terminó rogándole a su esposo, al tiempo en que se llevaba la mano a la boca para cubrirla en señal de vergüenza; se encontraba lo suficientemente apenada como para ver lo que este hombre le hacia en ese preciso momento; sin embargo no lo detuvo, no insistió más en hacerlo. No podía... adoraba esto.
Y es que las ansias del muchacho no tenían limite. Tanta era la excitación de este joven que en su delirio por disfrutar, y hacer disfrutar a su itako, lamió desquiciadamente el pequeño botón fuente de placer de la chica, haciéndola temblar y casi gritar por el mar de sensaciones que se desbordaban dentro de ella; todo gracias al contacto entre su piel interna y la traviesa lengua masculina.
Sentirlo jugar de esa manera con las zonas más sensibles e intimas de su cuerpo, la hacían desearlo cada vez más.
Agradeció las atenciones de su amante cuando sus propios gemidos volvieron a resonar en la habitación. A Yoh se le enrojecieron las mejillas al sentir las suaves manos de su mujer recorriéndole la oscura cabellera.
Ella no pudo más, se rindió en un nuevo orgasmo que la atacó sin piedad hasta hacerla llorar de emoción cuando el placer se tornó insoportable. Incluso fue capaz de recibir al shaman en un cariñoso abrazo acompañado de besos sin control.
La curiosidad asaltó el ego masculino, ese que incluso este adorable jovencito tenia. Quería jactarse de haberla hecho rendirse ante sus emociones, y así había sido.
* ¿Te ha gustado, Anna?. *
La pregunta surgió entre los tantos besos que Yoh depositaba en aquellos divinos labios. Inconscientemente, en tal contacto, el shaman dio a probar a la sacerdotisa del sabor de su propio cuerpo, de su sexo. Sonrojándose aun más, Kyouyama descubrió cuán excitante podía ser ese tipo de besos.
Pasado un rato, Yoh puso cierta distancia entre ambos para así observarla detenidamente; Dios!!, de por si él siempre la consideró hermosa, pues ahora le parecía mucho más. Verla recostada sobre el futon sin una sola prenda que la cubriese, su deliciosa desnudes estaba siendo expuesta por él y para él... sólo para él.
Una sonrisa apareció en su rostro, no una sonrisa tonta y despreocupada como acostumbraba a mostrar, no con inocencia; reflejaba satisfacción, entusiasmo y a cada instante la mueca se tornaba malévolamente traviesa.
Y ya no pudo esperar más.
Tomándola de los tobillos para jalarla suavemente hacia él, Yoh Asakura acercó a su esposa para terminar en una posición interesante.
El pene del joven, totalmente erecto, estaba más que listo para ingresar y conocer el placer de la vagina de su amante. Aun cuando desde el principio su miembro se había elevado al aire, ahora lucia con más fuerza y vigor, demostrando la impaciencia del chico justo en ese momento.
Ansioso, completamente excitado, el shaman sujetó con una mano su miembro de proporción envidiable y, como si de un objeto se tratase, lo introdujo en la cavidad femenina, entre las piernas de la itako que se separaban casi completamente ante él proporcionándole así un espectáculo más que divino.
La punta del miembro masculino se deslizo con suma facilidad, y todo gracias a los flujos vaginales de la sacerdotisa; no era para menos, las caricias del joven Asakura habían sido lo suficientemente efectivas.... y aun lo eran.
* ¡ Oh, por dios... Yoh !. *
Anna mantenía los ojos abiertos a duras penas. Sentía las manos de su esposo que le recorrían el cuerpo de una forma tan exquisita y sublime, sin mencionar aquel trozo de carne viva que poco a poco se hundía en su interior. Por otro lado la suave y entrecortada voz de la rubia provocaba cierto efecto en el shaman; lo incitaba y provocaba, le hacia perder el control, volviéndolo loco de pasión y amor.
Felizmente, el shaman se adentraba entre los músculos internos de la itako; y ella que no podía dejar de gemir, las emociones se desbordaban y las sensaciones se volvían un cosquilleo constante que la ponían nerviosa impidiéndole estar quieta un sólo instante.
Anna no dejaba de acariciar a su esposo con aquellas suaves manos; quería acariciar todo su cuerpo, sus brazos, su cómodo pecho, su atractivo rostro.
Definitivamente estos eran los momentos más tiernos y placenteros que la pareja había compartido. Más no todo en estas relaciones es gozo y felicidad. No tardó mucho tiempo para que Yoh encontrase un molesto obstáculo en su camino, algo en la profunda intimidad femenina le impedía continuar.
Completamente poseído por el pacer, el shaman se preparó para forzar su pene al interior de la chica, sin notar las leves muecas de incomodidad y malestar que el rostro de la sacerdotisa adoptaba.
Las ansias y la excitación eran tal, que Yoh penetro con fuerza a la mujer; los sonidos cesaron en tanto el rostro de la joven ya no mostraba más emociones.
Las abundantes lagrimas escaparon inevitablemente de sus dolidos ojos. Anna se quejó, desgraciadamente su voz ya no era sensual e incitadora; el agobio la invadía intentando suplicar que esto terminara.
* Me lastimas !. *
Y se abrazó a él, rodeándole la cintura con sus largas piernas. E Yoh se vio forzado a apretar fuertemente los dientes mientras enterraba el rostro en el espacio aquel entre su cuello y los finos hombros. No podía verla de frente y percatarse del dolor que estaba experimentando.
Las embestidas se volvieron más lentas y suaves, todo con tal de que su querida Anna sufriese lo menos posible.
Si la memoria no le fallaba esta debía ser la segunda vez que le provocaba el llanto. Era él, siempre era él quien le hacia sufrir.
No paso mucho tiempo antes de que el dolor que invadía a la sacerdotisa se disipara paulatinamente, abriendo paso a una cálida aunque incomoda sensación que debía ser apaciguada, liberada.... era el placer mismo que nacía en el vientre de la chica; ansiedad desquiciante que disolvió por completo su dolor.
* Yoh, esposo. *
Su voz volvía a ser tentadora a los oídos del joven shaman quien de nuevo se vio envuelto en el paraíso aquel que formaban los brazos de la itako al rededor de él.
* Gomen ne, Annita, no quise... *
Un intento de disculpa que no pudo ser; los tentadores labios de la mujer callaron al shaman, otorgando un ligero y tierno beso envuelto en feminidad.
Asakura simplemente se dio el lujo de recibir los increíblemente cariñosos labios de su ahora esposa, abrazándola con todas sus fuerzas como si la poca distancia entre ellos lo matara de tristeza y soledad.
Y mirándola a los ojos con completa atención, se perdió por completo en el mar negro de tan hermosas joyas que la sacerdotisa utilizaba tanto para ver como para hipnotizarlo.
Yoh volvió a introducir su pene con fuerza y pasión desenfrenados; la encantadora voz de la itako lo llamaba en forma de gemidos suplicantes.
* Esperé... esperé una eternidad por esto. *
Era cierto, el shaman tuvo que esconder y controlar todos esos profundos deseos que sentía por su antes prometida. Fueron años de fingirse sereno, cuando era precisamente esto lo que tanto deseaba: él y su Anna juntos en la habitación que compartirían como esposos... haciendo el amor.
Ella sólo cerró los ojos; confesarle que vivió la misma situación no era algo que deseara fuere del conocimiento de Yoh.
La excitación y las demás sensaciones estaban llegando a un punto casi insoportable. Sus cuerpos cansados transpiraban irremediablemente, así ambas siluetas brillaron con la ayuda de la luz de la luna, testigo curioso que se asomaba por la ventana para ver como estos dos amantes no podían desperdiciar un sólo segundo, mucho menos un sólo beso.
La sacerdotisa luchó por contenerse y no dejar que las emociones fuesen liberadas tan rápido. Se sentía increíblemente bien; el miembro de su esposo que entraba y salía de su cuerpo de una forma casi desesperada. Exigente, constante, fuerte y desquiciante, pero... también suave, delicioso, excitante y cariñoso.
Anna no sólo había tenido una mezcla de dolor y placer cuya batalla fue el último el que ganara, sino también una inexplicable mezcla de emociones que apenas podía asimilar y distinguir.
Por un momento pareció que el cuerpo de la chica no soportaría más de aquellas delirantes penetraciones por parte de su esposo; la fuerza con que él ingresaba a su cuerpo era tal que hasta empujaba poco a poco la frágil figura hacia delante.
Luego, el escuchar gemir a Yoh casi sin control, la descontroló a ella también. Quiere distraerse, pensar en otras cosas, pero con tan deliciosa sensación de ser penetrada, todo pensamiento que en su mente se alojaba se borró así nada más, dejando paso solamente a la exquisita y agotadora sensación del orgasmo que atacó su cuerpo.
Anna tembló incontrolable cuando los espasmos la recorrieron por completo, una pequeña sucesión de orgasmos la llenó plenamente, haciéndola llorar de placer mientras mordía con fuerza las sabanas y gemía más que satisfecha. Todo, en tanto sus cuerpos seguían moviéndose de adelante hacía atrás.
* Yoh, ohh, Yoh... yo, yo... *
* ¡ Te amo, Annita !. *
* Yoh. *
El joven shaman retiró el miembro del interior de su amante-esposa tan sólo para venirse. Una copiosa eyaculación era derramada por su pene, salpicando el desnudo cuerpo de la mujer.
Asakura estaba exhausto debido a tanta actividad; ahora estaba cien por ciento consciente de que con Anna todo era cansancio para él, no sólo en los entrenamientos, sino también al amarla tan locamente como esta noche.
* ¿Te gustó, Anna?. *
* No, no... no me preguntes eso. *
El shaman rió traviesamente al notar la vergüenza expresada en el rostro de su mujer. Estaba claro que la itako era toda una dama, pues no podía tocar el tema del sexo tan abiertamente.
Pero no podía culparla, tan sólo contaba con diecinueve años, aun muy joven e inexperta, aunque no por eso inmadura. Quizás ese pudor se debía a la forma tan estricta y disciplinada con que ambos, no sólo ella, fueron educados.
Por su parte, Yoh, se había portado como todo un caballero, una actitud totalmente distinta a la del día de ayer. No es que la noche anterior fuera un grosero, pero si un chico enamorado que no podía soportar el estar lejos de su novia.
Hoy, un tanto arrepentido por su impaciencia y la difícil situación que le había hecho pasar a la sacerdotisa, la complació y amó cuanto pudo, en esta, su noche de bodas.
Esto aun no terminaba, si bien dudaban reunir fuerzas para continuar con otra frenética unión entre sus cuerpos, las suaves caricias y los dulces besos aun existían en la habitación.
* Yoh... *
* Dime, amor. *
* Bueno yo... *
El silenció siguió inmediatamente sus palabras.
La experiencia anterior le había hecho ver tantas actitudes y sentimientos ocultos en lo que al chico Asakura se refería, pero...
* Di-dime, ¿estas con migo tan sólo por el compromiso que nos unía, o para que tu familia tenga descendencia?. *
Yoh se mostró ligeramente sorprendido, para que la itako le preguntase esas cosas, quería decir que le valió el gran orgullo que la caracterizaba. Sonrió.
* Tonta, ya te lo dije. *
Anna no sólo se sobresaltó un poco, también se sonrojó. Su esposo la obligó a recordar cierta confesión que le había hecho escasos minutos atrás.
Si, él le había dicho que la amaba; aunque ella no le había puesto mucha atención; ¿cómo iba a hacerlo si las palabras las escuchó en medio de un fuerte orgasmo que deleitó a su cansado cuerpo?.
* Baka !!. *
Él amplió su sonrisa. No pudo evitarlo, ella sólo deseaba asegurarse de los sentimientos e intenciones del shaman, después de todo, los suyos ya los tenia bien claros.
* Y tu Annita, ¿qué me dices?. *
* No me vengas con eso de nuevo, ayer me hiciste la misma pregunta. *
* Si, y también recuerdo que a los pocos minutos abandonaste la habitación. *
La sacerdotisa arqueó una ceja. Si él creía que al haberle dicho que la amaba sería suficiente para que ella dijese lo mismo, pues el pobre estaba muy equivocado.
* Buenas noches, Yoh. *
* ¿Qué?. *
La itako no prestó atención a su esposo, sólo le dio la espalda y se cubrió, completamente dispuesta a dormir.
* Oye, Anna, Anna... no me hagas esto; no seas injusta. *
No importaba cuanto suplicase, ella simplemente lo ignoraba, demostrándole que lo de hace unos minutos, no cambiaria en nada la forma de ser de la joven.
* Anna??. Tan sólo dime: vamos a hacerlo más seguido, verdad?. * _No hubo respuesta._ * ¿Anna?... Annita?. Ah, maldición. *
Yoh finalmente se rindió, abrazando desde atrás a su esposa y sintiendo su divino cuerpo. Resignado a dormirse sin saber que el obstinado silencio de su pareja, esta vez, significó una afirmativa a todas sus preguntas, sentimientos y deseos.
Después de todo, esta era la primera de muchas noches más.
Finalizado .
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El primer fanfic que escribo sobre ésta linda pareja, son la tercera pareja que apoyo de éste anime, después de HHxA, HxA ^^.
Deseaba realizar una historia sobre ellos, pero solo se me ocurrió unirlos después de su boda... y me encantó el resultado.
~*~
Este fanfiction fue escrito por MAEDA AI. Y es material de “Fallen Angel”.
Totalizado el 10 de Septiembre de 2003.
La dama del Hentai: Maeda Ai.
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Pixiv ID: 75255538 Member: 卵の黄身