Sinceridad - Tumblr Posts
Ella
Ella, con esos ojos color noche y ese semblante de flameante atardecer, se coló por las esquinas de un muro que prometía protegerme de cazadoras de corazones que flanqueaban el silencio con una sonrisa provocadora que se llevaba mi cordura.
Ella, con esa mirada de ángel y esa sonrisa escondite de intenciones, me hizo creer que iba a dejarme ser la dueña de su alma. Un alma que tenía más resguardos que cualquier palacio real.
Ella, con suspiros pensativos me dejaba deseando más de su compañía. Ella y su búsqueda incierta hizo que le ofreciera un sentimiento que no supo manejar. Un sentimiento que floreció en medio de un incendio voraz que arrasó con todo a su paso. Con todo menos esa flor que le entregué pero que nunca me devolvió.
Ella y sus miedos, ella y sus certezas, ella y su inocencia que no necesariamente se refería a su pureza, logró hacerme entender que no todos entienden lo que les ofrecen. No todos entienden que enamorarse es mucho más que gustarse.
Ella, única y real, valiente y leal, indecisa y temblorosa, confundida y extasiada.
Ella, refulgente y exaltante mujer de deseos dubitativos que sin esperarlo se desvaneció en el horizonte, dejándome una estela de preguntas con una sola respuesta: miedo.
Quizás ya no nos veamos pero siempre estará en mi mente, tal vez no de forma recurrente pero si de manera inconsciente, pues su huella, aunque fugaz, no se borrará.
Ella es de esas que aunque no lo pretendan, dejan marcas en tu piel y alma. Marcas que no van a desaparecer aunque su nombre se disipe en tu mente y no se acerque por mucho tiempo a tu boca.
Como ella hay muchas, pero de su talla, ninguna.
Quizás lo vivido no fue tanto, pero lo que duró fue mágico y la magia perdura. La conexión existió, y aunque el miedo nos separó, su presencia al igual que su ausencia, marcaron punto y aparte en mi corazón.
Ella, con su vendaval acabó con el fuego, y como el invierno con la primavera, se diluyó inesperadamente entre mis suspiros. Dejando tras sí, un valle que de las cenizas se ha reactivado. Gracias a ella, más de una flor ha nacido y aunque su calor se marchó, el mío volvió a surgir, más fuerte y más próspero.
A ella: gracias por una tormenta eléctrica que reanimó los latidos de este sentimiento insondable que hoy conozco con más firmeza y cuya presencia hizo que se marchara la tristeza.
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A veces me pregunto si soy diferente a ellos, o ellos son diferentes a mí.
Es increíble que no sienta que encajo totalmente en ningún lado.
Es como si por más que lo intentara dejar ver claramente, nadie logra entenderme a plenitud.
¿Es esto la vida, ser incomprendido por todos y sobrellevado por varios?
Te entregué mi corazón en un suspiro, y tú me dejaste caer en el olvido
Angélica Barreno
Aprende a volar para que no te sorprenda el precipicio