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Dont Stop The Party. Captulo 1
Don’t stop the party. Capítulo 1

Un fic que estaba guardadito y que ve la luz para “international ichiruki hentai weekend”. IIHWE 2020.
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Anime: Bleach
Rating: M
Pareja: Ichigo & Rukia
Sinopsis: AU. Cuando Rangiku la invitó a su despedida de soltera, Rukia imaginó que la rubia haría algo fuera de lo común, especialmente considerando la forma de ser de su amiga. Pero nunca, jamás. . . imaginó aquello.
Advertencia: Lemon (NSFW)
*~*~*~*~*~*~*~*~*~*
Por: Maeda Ai.
*~*~*~*~*~*~*~*~*~*
.:: Capítulo 1 ::.
*~*~*~*~*~*~*~*~*~*
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Cuando Rangiku la invitó a su despedida de soltera, imaginó que la rubia haría algo fuera de lo común, especialmente considerando esa obsesión que tenía por el sexo. Pero nunca, jamás. . .
""... ¡ imaginé esto !.""
Rukia se preguntaba: ¿cómo lo que hace apenas veinte minutos parecía una despedida de soltera común y corriente, había terminado en esto... una orgia, no una verdadera orgy party?.
La pelinegra miraba en varias direcciones, buscando a sus amigas.
Encontró a Orihime sobre la barra, siendo penetrada brutalmente por un peliazul con cara de mafioso al tiempo en que devoraba el pene de un tipo de cabello negro y ojos verdes, quien a pesar del "servicio" que la pelinaranja le hacía, no reflejaba placer alguno en su rostro.
* ¿Quién la viera?, tan modosita e inocente que parece. *
Susurró para sí la ojivioleta, girando el rostro a la izquierda y encontrando a la festejada en el escenario siendo protagonista de una doble penetración en la que Gin la embestía por la vagina y Hisagi la sodomizaba sin compasión. Por la gran sonrisa en su rostro y la saliva escurriendo de su boca, era evidente que la mujer lo estaba disfrutando.
Rukia se agitó. A donde quiera que miraba había personas fornicando, parejas, tríos y un montón de combinaciones. Hombres y mujeres valiéndose de manos y lengua o simplemente de sus genitales para obtener el tan ansiado placer. Era inevitable no sentirse excitada pero igual se sentía sofocada.
Rangiku la había engañado al decirle que no habría nada extremo, pero lo cierto es que la intimidad no existía en medio de tanta locura, incluso había quienes, animados por la lujuria y la pasión, se entregaban a actos lésbicos y yaoi, profiriendo jadeos y gemidos cargados de placer.
Kuchiki miró en varias direcciones buscando una salida, la que fuese, solo quería salir de allí, todo le daba vueltas.
A nadie parecía importarle que todos los mirasen, total, todos allí estaban haciendo lo mismo.
La pelinegra divisó la salida a unos cuantos metros, estaba tan cerca, era cuestión de dar unos cuantos pasos. Y justo cuando bastaba con estirar el brazo, algo, mejor dicho alguien, la detuvo impidiéndole avanzar más, impidiéndole huir.
Rukia podía ver la puerta, tan cerca y tan lejos, pero no podía moverse; unos fuertes brazos la aferraban firmemente manteniéndola pegada a un cuerpo masculino que ella imaginaba perfecto, pues podía sentirlo a sus espaldas. Un torso musculoso y tan duro como un muro, pegado a su frágil espalda, y la verga ya erecta, aun apresada dentro de los pantalones, se restregaba sobre el lindo y perfecto traserito de la ojivioleta.
* No, tame !!. . . *
Kuchiki se mordió el labio para evitar que cualquier sonido de placer la delatara. El toque de ese hombre era delicioso, pero no podía, no debía.
Cuando las grandes y toscas manos se posaron sobre cada uno de los pechos, la joven hizo amago de la poca cordura que le quedaba para soltarse de aquellos brazos. Lo que vino después pasó en cuestión de segundos. . .
Sin finalizar.
*~*~*~*~*~*~*~*~*~*
Originalmente, este era un one-shot larguísimo (bueno, no tanto ^v^ ). Preferí dividirlo en unos cuantos capítulos. Este primero quedó, según yo, perfecto. . . y muy "picante" ^¬^ .
No tenía idea de que título poner a este fic, mis opciones eran "Crazy party" o simplemente "Party". Cierta canción, pegadiza, y muy repetitiva ¬¬', me dio la idea. También me gustaba "Don't stop me now" ^^ .
_I LOVE ICHIRUKI_
~*~
Este fanfiction fue escrito por MAEDA Ai. Y es material de Fallen Angel.
Totalizado el 22 de Agosto de 2011.
La dama del Hentai: Maeda Ai.
*~*~*~*~*~*~*~*~*~*
|| Capítulo 2 ||
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Fuego en el hielo

Anime: Shaman King
Rating: M
Pareja: Horo Horo & Anna
Sinopsis: One-shot. Intentando alejarse del grupo, Horo se encuentra con Anna, descubriendo que la rubia no le es tan indiferente... ni él a ella.
Advertencia: Lemon (NSFW)
*~*~*~*~*~*~*~*~*~*
Por: Maeda Ai.
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Ella estaba entre sus brazos; decir que esto era como un sueño sería la peor mentira que de sus labios hubiese salido. Jamás lo soñó, nunca lo imaginó y ni por error se le ocurrió la idea de hacerlo... con ella.
Desde que ella y los demás los alcanzaron para ayudarlos con la bitácora mágica conversaron en un record de cero ocasiones, lo cual era muy normal considerando que ellos... bueno. Unos cuantos cabellos cubrían su femenino rostro y él se encargo de acomodarlos para poder contemplar su belleza. Se veía tan tranquila e inofensiva, muy distinta a como era cuando estaba despierta. Sin embargo el encanto se rompió, pues la joven abrió paulatinamente los ojos casi sin pereza. * Lo siento. ¿Te desperté?. * * No. * Su mirada era fría y sin emoción alguna, aparentemente, pero cuando el chico fijó los ojos en el profundo negro de los de ella, se sintió envolver por los recuerdos de lo acontecido hace sólo un par de horas...
~*~
~*~
~*~
La repentina llegada de los amigos, de sus amigos, lo incomodó un poco; es decir, de pronto tanta gente en el lugar. A veces sólo quería pensar un poco mientras era acompañado por la soledad, pero parecía que el deseo de privacidad se le vino abajo. Pudiendo percibir un exageradamente ligero aroma a perfume, se percató de la presencia de otra persona. Y la vio... agachada admirando su rostro reflejado en el agua clara del pequeño lago; por un momento fue como si todo a su alrededor se desvaneciera para permitirle admirarla sólo a ella... a Anna Kyouyama, que se encontraba, quizá igual que él, buscando un poco de privacidad. * ¿Qué tanto miras?. * Su exquisita voz sonó de golpe obligándolo a desembobarse, aun así continuó observándola embelesado, y es que semejante belleza no podía pasar desapercibida así nada más. Fue acercándose de nuevo, atraído a la belleza femenina como abejas a la miel, como el metal a un magneto. A todo esto, se podría decir que la rubia adoptó una actitud defensiva; bueno, con un joven un tanto más alto que ella, con la mirada totalmente fija en su cuerpo y aproximándose con quien sabe que ideas cruzándole la cabeza, pues, ¿quién la culparía por sentirse amenazada?. Aun así no mostró intención alguna de hacerle ver que, a ella, no le tocaban un sólo cabello, más que nada porque recordaba que se encontraban en el mismo grupo de viajeros. El “hubiera” llego rápidamente a su mente cuando se vio a si misma acorralada entre la espada y la pared, o mejor dicho, entre el joven y el ancho tronco de un árbol. El “hubiera“ evitado esto, le “hubiera” dado una paliza o, en el mejor de los casos, “hubiera” invocado a Zenki y Goki. Todos esos pensamientos simplemente se esfumaron de forma increíblemente rápida; él sujetó suavemente su barbilla obligándola a mirarle a la cara. Debía admitir que era muy guapo, bueno, nunca lo negó pero tampoco lo afirmo, vamos !... ni siquiera lo había pensado. * Va a besarme !!. * Pensó la joven sin estar cien por ciento segura de si sólo lo pensaba así o se autocuestionaba la probabilidad de que así fuere. Por un segundo se sintió completamente convencida de que los labios de este shaman tocarían los suyos, pero las manos del joven corrigieron esa errónea idea. La mano izquierda del muchacho se había posado así nada más sobre el seno derecho de una joven que sencillamente se quedó en shock. Él podía sentir la tela del vestido al intentar palpar y cubrir el pecho con un puño, claro que no era la tela lo que exactamente deseaba sentir. El shaman no tenia la menor idea del porque actuaba así, lo único que tenia bien claro era que lo que sucedía le gustaba; mientras tanto ella, ella perecía haberse quedado helada, incapaz de mover un sólo dedo ante las extrañas acciones que el joven tenia para con ella. * Anna. * La voz masculina pareció llamarla con ansiedad y pasión. El llamado no fue respondido, por lo que fueron los labios, todavía más desesperados, los que le rogaron a la joven por su atención. La joven salió de una fuerte impresión para entrar de inmediato en otra, sus labios estaban siendo acariciados suavemente... por primera vez. No pudo evitar el fuerte rojo en sus mejillas, ni tampoco la traviesa lengua que se abrió paso al interior de su boca con facilidad. Quiso quejarse emitiendo un ligero gemido, aunque más que una queja esta pareció ser un suspiro placentero. Sucumbió ante esta nueva y deliciosa sensación cerrando los ojos y entregándose al devolver, con suavidad y sin prisa, el entusiasmo con que el chico la besaba. Sintió como las líneas de su cuerpo eran exploradas y ni así quiso abrir los ojos; sólo quiso sentir, sentir esas exquisitas manos que delineaban su cuerpo y que jugaban insistentes con sus pequeños pechos de adolescente. Lo miró un poco más profundo cuando sintió esas varoniles manos posarse sobre su cintura y elevarla ligeramente para acomodarse en una posición más placentera. El shaman la sostuvo de las piernas sintiendo un escalofrío que le recorrió el cuerpo cuando estas lo rodearon hasta cruzarse detrás de su espalda, haciendo de esta una escena digna de recordar. Repentinamente, la chica se abrazó totalmente aferrada al joven, rodeándole el cuello con los brazos mientras rozaba ligeramente la oreja del muchacho con sus labios. Más el se detuvo en su labor, eran, ahora, sus ansiosas manos que se aventuraron por debajo del vestido negro acariciando esa suave y sensible piel jamás tocada. Fue inevitable!!; las pantaletas fueron arrancadas de un sólo tirón dejando el camino libre para que los dedos del shaman se adentraran en el cuerpo femenino. Primero con prudencia y luego con total confianza, los dedos medio e índice del chico se esmeraron por excitarla con frenéticos movimientos que tocaron y estimularon el clítoris de la joven itako. Fue como si pequeños choques eléctricos recorriesen cada célula de su cuerpo para relajarla y alocarla al mismo tiempo. Anna se abrazó al shaman, incapaz de sostenerse erguida por más tiempo. * Ohh !, es delicioso !!. * Las palabras se externaban casi a gritos; menos mal que se encontraban un poco alejados del grupo o seguro la hubiesen escuchado al tratar de desahogarse del tremendo orgasmo que acababa de deleitar a su cuerpo. Creyó que eso iba a ser todo, pero al sentir de nuevo esos dedos traviesos, esta vez entrando en la profundidad de su vagina, se dio cuenta de que el muchacho planeaba llegar más allá de una simple excitación y exploración. Él le sonrió, una de esas sonrisas a las que realmente no estaba acostumbrada; una expresión de diversión y satisfacción que la animaban a continuar. El apetito sexual se incrementaba conforme la mano del joven se hundía más y más en el interior de la sacerdotisa, la cual reaccionó con suaves movimientos ampliando así el contacto con los dedos del shaman, sumando a todo esto los constantes e inusualmente incitadores gemidos que Anna emitía. La figura de la joven comenzaba a sudar más; ella trató de no temblar, pero lo sintió venir de nuevo... el segundo orgasmo se apoderaría de toda su silueta para hacerla gemir de inmenso gusto, más no fue así. En su afán por satisfacerla y excitarse a si mismo, el joven shaman presionó más hondo en la vagina sin saber que esto le ocasionaría un pequeño problema... No creía haber alcanzado la barrera de la virginidad de la chica tan pronto; apenas la tocó, tan sólo presionó un poco y de inmediato los brazos de Kyouyama lo rodearon tratando de resistir el pequeño pero incomodo dolor que la había tomado por sorpresa. * Yamete, yamete !!... ¡ no sigas !. * Las palabras de la itako lo detuvieron de inmediato, y con la misma velocidad con que pospuso su labor, sacó los dedos de aquel lugar prometedor de placer. No quería lastimarla, derecho a hacerle daño no tenia; aunque se moría por continuar no le quedó más que resignarse a esperar un poco más. Mientras la oportunidad volvía sus labios tocaron al cuello femenino, besándolo, probándolo, mordiéndolo y, de vez en cuando, succionándolo dejando un par de áreas moradas, prueba del deseo que por ella tenia. Anna gimió, en parte por el ligero dolor y en parte también por la hermosa sensación de aquellos labios que le hacían sentir de esa manera. Los pechos de la itako se habían endurecido gracias a los constantes “cariños” que las manos del shaman le propinaban. La parte superior del vestido negro ya no cubría el busto de la chica y ahora la tela de aquel se encontraba arrugada en la cintura de la joven, permitiéndole una excelente visión al muchacho, dejándolo totalmente embelesado con tal belleza física. En ese momento, lo único que sus sentidos percibían era esas dos hermosas creaciones de la naturaleza; sus manos los acariciaban, sentían y apretaban, y sus ojos de ahí no podían despegarse, además, su olfato no podía captar otra cosa que no fuera el aroma de la joven; su perfume, el olor de su joven piel y aquel exquisito e incitador aroma que desprendía su sexo, un enloquecedor y excitante aroma producto de las ansiosas travesuras que minutos atrás a su vagina tocaron. No pudiendo contenerse más, el shaman hundió el rostro entre aquellas obras del cielo. El primer contacto fue un pequeño beso con ternura, después, su lengua salió a jugar con los pechos de la chica, recorriéndolos en su totalidad pero sintiendo especial atracción por las aureolas rosas que se tornaban erectas debido a la excitación. Su forma era tan tentadora que el chico sencillamente permitió que su lengua degustase una y otra vez aquel área; lamiendo con increíble dedicación y deseo, mordiéndolos ligeramente en un par de ocasiones para después succionarlos y degustarlos cual niño amamantando. Anna, sostenida y de alguna forma sentada sobre la cintura del joven, se percató que algo comenzaba a formarse suave y tranquilo, pero constante, contra sus piernas, buscando quizás retornar a su húmeda vagina. Creyendo en un principio que se trataba nuevamente de los dedos del shaman, no vio como mala idea el juguetear un rato más de esa forma; sin embargo se percató de que esta vez se trataba de algo un tanto más grande y grueso, y claro, también excitante. Dirigiendo la mirada por un momento a los pantalones de su compañero, notó como un bulto sobresalía de estos, levantándolos y delatando la condición de su cuerpo. * Por favor... *_Le suplicó el shaman._* Necesito entrar en ti. * Vaya, eso si que era increíble; ver a un hombre suplicar de esa manera tan atenta, la itako no estaba acostumbrada a eso. Con las manos sin un movimiento importante hasta ahora, la sacerdotisa deslizo estas hasta la entrepierna del joven, sujetando el zipper de los pantaloncillos y deslizando aquel hacia abajo con gran lentitud. Ambos se miraban a los ojos reflejándose cada uno en las pupilas del otro. Quizá fue magnetismo, quizá fue excitación o quizá simplemente algo para complementar la lluvia de contactos; el caso es que se besaron con profundidad y pasión; una pequeña entrega antes del platillo fuerte. Ni él, ni ella tuvieron justificación para esta caricia, fue la sensación en el pecho que coincidió en ellos al mismo tiempo. De pronto vieron algo en los ojos del otro... una sensación cálida fue provocada. La excitación y la lujuria los obligó a manifestarse de aquella forma y a no postergar más lo que ambos frenéticamente deseaban. Fue así que Kyouyama introdujo la mano derecha en los pantaloncillos del joven, sintiendo aquel duro, y de considerable tamaño, pedazo de carne humana. Emitiendo un sonido ronco, el shaman siguió besando y mordiendo el cuello de la chica en tanto que esta exploraba el miembro masculino; era curiosidad y excitación al mismo tiempo. La itako se sintió guiada por el deseo, un instinto dormido en ella hasta ahora, algo que la hacia masturbar el pene de su acompañante. La porción de carne era firme y con las caricias que la joven rubia le propinaba, el instrumento creció y creció al grado de no poder mantenerse aprisionado por más tiempo dentro de los pantaloncillos; comprendiendo esto, Anna liberó al miembro de aquel encierro, permitiéndole sentir aun mejor las caricias de sus manos. ""¿Qué estoy haciendo?."" Esa pregunta se había formulado desde el instante en que los labios de la chica fueron poseídos por la ardiente boca del shaman, y aun a estas alturas la respuesta sencillamente no apareció. La piel del joven la quemaba y le provocaba escalofríos, en especial cuando, por su descuido al no percatarse antes, el pene masculino intentaba adentrarse en su vagina. Anna suspiró excitada al sentir la punta del miembro adentrarse entre los labios vaginales de su sexo. Fue lento, muy, muy lento el avance de aquel arma sexual; era tan cálido, tan placentero... para ella, lo que estaba sucediendo, era hermoso!!. Su mente divagaba; se creía tonta al pensar por un sólo instante en que sus cuerpos fueron diseñados para explorarse justo en ese instante. ""¡¡ Que estúpido !!."" Ella pensó, pero al ver nuevamente los azules ojos de su acompañante, la idea ya no le parecía tan loca. Las manos del shaman sostuvieron con fuerza a la chica poco después de viajar de la cintura a las piernas de la itako. Anna le ayudó en gran parte al rodear la cintura de su amante con sus piernas, cruzando estas detrás de la espalda y aferrándose a él... nada la haría soltarlo. Lo que ambos deseaban era justamente esto: el roce constante entre sus sexos. Los gemidos volvieron, esta vez por parte del muchacho que al sentir la humedad y el fácil, y perfecto, deslizamiento en la vagina de la joven, sólo podía hacer eso, gemir... Y no sabiendo que fue lo que más lo excito, si las insistentes y suaves manos femeninas que lo acariciaban por doquier, los delicados labios que no paraban de llenarle de besos el rostro, o la constante fricción de sus sexos.... no sabia. La increíble mezcla de todos aquellos hermosos y excitantes contactos... pudo ser sólo eso. O quizás... que era con “ella” con la que estaba. No podía negar que él la observó hermosa desde el primer instante; y esa belleza fue el detonador de tanto deseo. ¡¡ Él estaba loco de pasión !!. Así, la sostuvo entre sus brazos, mientras él se inclinaba de forma que ambos quedasen recostados sobre el pasto. Con tan sólo la punta de su miembro en el interior de la jovencita, él se llevo las piernas de la misma hasta los hombros, adoptando una posición que le facilitaba enormemente la entrada. Acariciando por completo su silueta, desde los senos hasta las temblorosas y suaves piernas; el chico movía, agitado, de adelante hacia atrás las caderas, era un ritmo constante, fácil, aunque un poco lento. Disfrutaba del ir y venir de los pechos de la itako, movimiento propiciado por las duras y consecutivas entradas del miembro masculino. Oh, dios!!, se sentía incitado a probar nuevamente de aquel par de hermosos y suaves atributos de la mujer. Hubo un gemido, quizá de molestia, quizá de sorpresa; fue una penetración más fuerte que las anteriores la que provocó que la joven emitiera aquel sonido, esto sumado a que las filosas uñas seguían clavadas en la espalda del joven, obligándolo a mirar ambos sexos unidos... un delgado hilo de sangre emergía de la vagina de su amante. * No es n-nada. * Y fue su hermosa voz envuelta en un susurro lo que más llamó su atención. A los ojos la miro, y si bien su rostro no expresaba precisamente dolor, si denotaba cansancio e incomodidad. Como toda respuesta a las palabras de la rubia, el shaman buscó los labios de esta para devorarlos con pasión, quizá también con agradecimiento. Pasado un rato, reiniciando con aquella danza que fuese detenida. Movimientos que buscaban un insistente contacto entre sus sexos. Y a cada segundo transcurrido, a cada momento que el pene del chico entraba en ella, la silueta femenina se tornaba todavía más atractiva y desafiante. En parte era el agua salada que su cuerpo transpiraba y que parecía lograr que la figura de Anna brillara en la oscuridad de la noche. También su lindo rostro invadido de placer; sus negros ojos cerrados; su boca abierta al no poder contener los sonidos que de esta salían, y ese adorable color rojo en sus mejillas... ¡ Kami, no pudo evitarlo !!. * Creo... creo que t, te quiero. * Ante las palabras del joven, Anna abrió los ojos tan sólo para contemplar como el rostro de su amante se aproximaba al suyo. La besó, y la besaba. Parecía querer devorar su boca y contagiarse del delicioso sabor que habitaba en el interior de esta. Ella se le aferró utilizando las piernas para “abrazarlo” y hacerle entender que no deseaba que saliera de su cuerpo. Así, mejilla con mejilla, la sacerdotisa sintió el tierno calor humano que para ella existía; y cuando su corazón latió locamente al punto de creer que saldría de su pecho en cualquier momento, no por excitación, no por lujuria; fue ahí cuando ella se dio cuenta de que esta era la primera vez que se sentía amada, deseada. Y lloró; sólo fue una lagrima la que solitariamente se deslizó por la mejilla derecha, haciendo contacto con el rostro del shaman en un fino instante de roce. * Ho... Horo Horo. * De un momento a otro, la penetración se incrementó con bastante fuerza. A cada empuje de las caderas del shaman ella emitía gemidos cada vez más profundos. Esa penetración desenfrenada; un deslizamiento rápido y sencillo entre la antes virginal vagina de la itako. Tratando de no gemir, Anna apretaba los dientes con fuerza. ¿Qué si lo disfrutaba?: Si, pero no deseaba que el apuesto joven de cabellera azul se lo echase en cara después. Claro que con los entrecortados sonidos que él emitía, era muy difícil concentrarse en no demostrar placer; era más que evidente que ambos estaban disfrutando de esto. Ella, por la constante entrada y ataque del pene del shaman; él, por la fricción y roce entre su miembro y los músculos internos de la joven. El placer ha ido llegando a limites increíbles, tanto así que comienza a arrancarles gemidos y palabras que en condiciones normales no dirían. El chico de cabello azulado no podía sentirse más complacido y excitado cuando Anna hubo iniciado movimientos de entrada y salida, y de arriba a abajo, provocando ella misma que el trozo de carne de su amante entrase una y otra vez. De pronto no pudo evitar sentirse completamente dominado cuando fue ligeramente empujado contra el césped, para luego ver la rapidez con la que su mujer se sentaba con las piernas a los costados; tomando el miembro varonil entre sus finas manos para guiarlo lentamente hasta su vagina. Ella sólo tuvo que bajar un poco las caderas para que de un momento a otro la espina se le quedara clavada en el sexo nuevamente. Aquel cuyo espíritu manipulaba el hielo, pudo notar el fuego en los ojos de la itako; una mirada de pasión, excitación y lujuria, una provocadora mirada llena de deseo que iba dirigida a él y sólo a él. * Necesito más !!. * Anna habló de una forma un tanto seca, pero las ansias la llevaron a arañar el torso de su amante; un pecho bastante varonil y atractivo ante los ojos de la chica, el mismo que había sido despojado de sus ropas hace ya varios minutos, así como las demás que en determinado momento hubiesen cubierto a su cuerpo. En tanto, el chico peliazul sujetaba a su mujer de las caderas con una fuerza casi delirante, iniciando así con una serie de movimientos circulares para que ella lo montase mejor. Horo no pudo evitar estrujar con fuerza aquel par de senos que adornaban la figura de la joven. Besarlos era tan necesario que cuando sus labios hicieron contacto con al piel de la chica pareció devorarlos entre besos, lengüetazos y succiones. * Mmm... Horooo, no te detengas. * Ambos cuerpos parecían necesitarse y buscarse mutuamente. En cada penetración de fuerza y rapidez tremenda, el sonido que producía la entrada del pene del muchacho en la increíblemente húmeda vagina de la itako, era similar a una pelota al chocar con en suelo mojado. Todo era hermoso, perfecto; todo era pasión y placer, sin embargo, prolongar un poco más la intensa situación ya no iba a ser posible. El shaman se vio envuelto entre los brazos de la sacerdotisa, a la cual sintió temblar sobre su cuerpo. * Ohh, Horo Horo... por favor, mantente dentro mío. E-esto se siente tannn bien. * Las palabras apenas y pudieron ser entendidas por el joven oji-azul que sólo atinó a sonrojarse al mirar a Anna ser atacada por un fuerte orgasmo que la recorrió haciéndola gemir agradada y locamente. Para ella, esto había concluido. Era el cansancio, la satisfacción y comodidad lo que ahora embarga su ser. * Eso, eso fue... increíble !. * Poco después de confesar su sentir, la itako se recostó sobre su amante tratando de asimilar todo cuanto había acontecido. Quiso mantenerse así, con el pene del shaman aun dentro de su vagina, cosa fácil considerando que este aun continuaba penetrándola con insistencia. * Anna... no puedo más. * La chica apenas y pudo escuchar esa frase; para cuando se dio cuenta, Horo Horo abandonó inesperadamente su vagina para luego ofrecerle su pene duro y palpitante. No lo pensó dos veces, ella aceptó abriendo la boca y recibiendo en esta aquel instrumento que segundos antes la hiciera muy, muy feliz. Con sólo la mitad del miembro masculino en su garganta, ya que la longitud de este no le permitía degustar más, la sacerdotisa saboreó como pudo el pene de su poseedor, lamiendo cada centímetro de carne y succionando, delirante, la punta. Logrando, al cabo de unos minutos, que el chico no pudiese contenerse más y por ende expulsara una fuerte eyaculación que desembocó en la garganta de la itako. Bebiéndose lo que pudo, Anna permitía que una considerable cantidad de semen escapara de sus labios y que esta misma escurriera por su cuello y sus pechos aun excitados. * Ufff, no puedo creer lo que ha pasado. * Siendo estos los últimos segundos en que los labios y la lengua de la joven recorrían intensamente su miembro, Horo Horo no pudo evitar que las anteriores palabras de emoción se escapasen de su boca. Al oírlo, Anna se incorporo de frente al muchacho, mirándolo intimidante. Y a pesar de todo, ese momento fue un tanto incomodo; ellos dos, de pie, mirándose a los ojos y además... desnudos !!. Pero también fue un momento muy agradable, el mirarse mutuamente y descubrirse satisfechos el uno del otro; percibir el deseo de una “próxima vez”. * Y... ¿qué se supone que vamos a...? * La Kyouyama quiso decir algo, pero el repentino toque frío entre el viento de la noche y su desnuda piel la hizo callar y abrazarse a si misma. Aprovechando que al frío de la noche ella no era inmune, el shaman se atrevió a abrazarla, e instantes después a besarla. Decir que ella le correspondió a sus deseosos labios, esta de más. Y ahí, en medio de quien sabe que lugar, a quien sabe que horas de la noche, se encontraban dos amantes que se besaban apasionadamente. Descubriendo cosas muy interesantes el uno del otro. Él, que la itako podía ser más cariñosa de lo que parecía y, que quizás, podía ser ella quien apaciguara su deseo por una novia; sonaba absurdo considerando que ella estaba comprometida, pero ni siquiera eso le importó.... a ninguno de los dos. En tanto la sacerdotisa descubrió que el shaman era más interesante y atractivo de lo que aparentaba. Lo cierto es que, por ahora, Anna sólo quería permanecer entre los brazos del chico de Hokaido; quizás después consideraría la opción de vestirse. Ya que, contrario a lo que ella pensaba, los labios y piel de Horo Horo eran cálidos y ardientes, capaces de derretir a su escudo de hielo. ... El shaman y la reina de hielo... juntos encendieron el fuego en el hielo.
Finalizado. *~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*
He aquí mi primer fic de Shaman King, definitivamente no es el primero en español, pero sí de los primeros con esta “pareja”, si no es que el único... Me encantan estos dos 0v0 .
¿Por qué sobre ellos?: Bien, pues yo adoro a Horo Horo; es tan lindo, LO AMO. Y pues Anna es uno de los personajes más importantes. Eso y que he leído varios fics donde la itako es relacionada con Yoh, por obvias razones; con Hao y hasta con Len, pero nunca con Horo.
~*~
Este fanfiction fue escrito por MAEDA Ai. Y es material de Fallen Angel.
Totalizado el 17 de Julio de 2003.
La dama del Hentai: Maeda Ai.
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Una pequeña ayuda para Yoh

Anime: Shaman King
Rating: M
Pareja: Anna & Tamao
Sinopsis: One-shot. Tamao estaba convencida de que ella podría ayudar a Yoh con muchas de las responsabilidades del matrimonio, y no pensaba precisamente en los quehaceres de la casa, sino más bien en las obligaciones de cama... (LEMON FUERTE).
Advertencia: Lemon (NSFW)
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Por: Maeda Ai.
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* Ta-tame. . . hentai. *
La joven de ojos negros jadeó agradada, aun a pesar de sus palabras.
Yoh la sujetaba con fuerza, tatuando cuantos besos le placían en la blanca piel de la rubia mujer. Sus labios, el cuello, los pequeños senos cuyos pezones se endurecieron a causa del placer; su vientre y finalmente su sexo, dedicando especial atención al hinchado clítoris, que se liberaba de su pequeño escondite, ansiando el placer.
La itako se arqueó ante el éxtasis que para ella vendría, más de pronto, su amante desapareció, dejándola en un inmenso y oscuro vacío. El shaman se había ido, pero no así el calor sofocante que se apoderó del frágil cuerpo de la chica.
Kyouyama se abrazó a si misma, aterrándose al escuchar el gemido que escapó de su boca. Su cuerpo estaba muy sensible y sentía placer, ¿de dónde?: no sabía, maldita sea.
La itako cayó de rodillas para luego arquearse al tiempo en que lanzaba un fuerte gemido cargado de placer. . .
Anna abrió los ojos con lentitud, con pereza. Sudaba mucho, hacía mucho calor, demasiado para ser una noche de invierno. Sentía el cuerpo pesado, pero al menos ya sabía de donde venía el placer.
““Mi. . . mi vulva.””
Pensaba la rubia, alzando la cabeza para encontrar al culpable de su estimulo.
* Ta, Tamao !!. *
Los ojos de la itako se contrajeron, perdiendo su intenso color negro; la pelirosa estaba ahí, entre sus piernas, degustando el sabor de su íntima flor.
Tamamura ni siquiera se detuvo cuando Kyouyama despertó, de hecho, siguió deslizando la lengua por los pliegues de la vagina de una Anna que aun no podía salir de su asombro.
La sacerdotisa retomó el control de su cuerpo solo hasta que Tamao aprisionó el clítoris de la itako entre sus labios, succionando con frenesí.
* ¡¡ Yamete !!. *
Gritó la rubia, mientras se alejaba de la chica pelirosa, más a su pesar, Anna solo pudo arrastrarse sin siquiera salir del futon.
Sus ojos se destiñeron nuevamente.
* ¿Qué me has hecho?. *
Le preguntó en un susurró, abrazándose a si misma, cómo tratando de protegerse; era inútil.
Entonces Tamao se posó justo de tras de ella, sus suaves manos de inmediato se deslizaron por la piel de leche de la itako.
* Perdóneme, señorita Anna. * _La aprendiz le susurraba al oído al tiempo en que estrujaba los senos de la rubia_ * Puse una droga en su te, así que no podrá rechazarme, de hecho, la haré desear mi toque. *
* No !!. *
Anna se agitó ante aquella confesión, más comprendió que lo que la chica decía era verdad, pues le resultaba muy difícil mantenerse siquiera de rodillas, mucho menos podía detener las manos de la pelirosa, que la recorrían a placer.
* El joven Yoh se fue con sus amigos y no regresara hasta mañana; no nos molestarán. *
Al decir esto, Tamao deslizó uno de sus dedos en la vulva de la sacerdotisa, alojando, penetrando suavemente.
* Deten. . . detente !!. *
La itako se desesperó, más su compañera no hizo caso, todo lo contrario, comenzó a mover sus traviesos dedos, estimulando a la rubia.
Tamao sonrió con dulzura, era hermoso sentir la humedad de su amiga mojándole la mano, escuchar su agitada respiración y sentirla temblar ante su toque.
Tamamura no podía evitarlo, había deseado por tanto tiempo estar así con la chica de ojos negros.
No supo en que momento, si fue de pronto o poco a poco, pero el respeto que por ella sentía se fue transformando en amor, y dicho sentimiento trajo consigo el deseo, la pasión.
Un día, Tamao simplemente se encontró a si misma, mirando a Anna y no a Yoh, quizás porque Kyouyama siempre la trató bien a pesar de saber de los sentimientos que alguna vez albergó por el Shaman King.
* Me moría de celos al verlos hacer el amor, entregándose mutuamente el uno al otro. Pero no era por él, era por usted, señorita. *
Dicho esto, Tamao deslizó sus labios por el fino cuello de la sacerdotisa, sin dejar de hacer magia con sus manos, si, magia, porque para ese momento, Anna se encontraba gimiendo suavemente, moviendo las caderas al encuentro de esos traviesos y delicados dedos que la estaban llenando de placer; con las piernas completamente separadas, permitiendo aquella deliciosa invasión.
Emocionada, Tamao hundió sus dedos cuanto pudo, fuerte y rápido. Kyouyama no pudo más y gritó llena de placer, derritiéndose en medio de aquel exquisito gozo que esta chiquilla la obligaba a sentir.
La pelirosa aprovechó el éxtasis de su superior para atreverse a besarla, penetrando con su lengua en la cálida boca de la itako, quien movida por la droga, correspondía a todo lo que Tamamura le hacía sentir, incluso, siguió gimiendo dulcemente con los dedos de Tamao aun alojados en su vagina. Era. . .
* Delicioso !!. *
Susurró la itako; sus ojos vidriosos, completamente vencida por la lujuria, frotándose ella misma el hinchado clítoris.
La aprendiz sonrió sutilmente mientras sus mejillas se coloreaban rojas. Temía tanto que la señorita la rechazara, que la insultara o peor aun, que la odiara por esto.
* Perdóneme, señorita, estaba desesperada, yo solo quería. . . *
Pero Anna no escuchaba, se daba placer ella misma, poseída completamente por la droga. La pelirosa no pudo más que aprovechar una situación que seguramente jamás se volvería a repetir.
Haciendo que la rubia se recostara sobre el futon, Tamao le separó las piernas y comenzó a beberse las mieles de la intima flor de la itako.
Kyouyama se arqueó, cerrando los ojos, el gozo fue inmediato y la rubia fue presa de un orgasmo tras otro mientras la pelirosa lamía y succionaba su vagina, empleando especial atención en el duro clítoris que se dejaba ver, ansiando placer.
Fue demasiado, Anna no era ella, decidió que no lo sería hasta mañana, así que se olvidó de todo lo demás. . . de Yoh. Y se dejó envolver por el delicioso cosquilleo que desencadenó un nuevo éxtasis.
* Ahhh, Tamaooo !!. *
La rubia gritó agradada, estrujando sus propios senos, pellizcando los sonrosados pezones. Tamao se saboreó los labios, el sabor de la itako era agridulce, le parecía simplemente delicioso.
La pelirosa miró a su amiga, con las piernas totalmente abiertas, exponiendo su sexo mojado, su boquita ligeramente entre abierta y sus negros ojos carentes de brillo, luciendo opacos por la lujuria y el deseo de más.
““Creo que me pasé con la droga.””
Pensaba la pelirosa, ligeramente arrepentida, pero no habría problema, era mejor así.
Ansiosa, Tamamura alcanzó el objeto que la ayudaría a brindarle el máximo placer a su Anna, un consolador del doble de largo que la mayoría.
Tamao separó las piernas, deslizando el instrumento en su interior; cerró los ojos y lanzó un fuerte gemido, estremeciéndose al instante. Anna alzó la mirada y se asustó.
* ¿Tamao?, qué haces?, no, ahhh. . . *
La sacerdotisa gritó, mezcla de dolor y placer pues la pelirosa se había posado entre sus piernas, penetrándola con el otro extremo del consolador, enterrándose completamente y de una sola vez en la vagina de la itako.
Ese aparato era mucho más ancho y grande que el pene de Yoh. La estaba lastimando, pero igual la estaba llenando de gozo, y llenando era exactamente la palabra.
Cegada por la lujuria, Tamao empujaba las caderas, una y otra vez, penetrando a la rubia y penetrándose ella misma.
Realmente la amaba; su forma de ser, amable muy en el fondo, su fuerza, su valor, su coraje. . . la admiraba tanto y deseaba tanto ser como Anna Kyouyama, que Tamamura terminó amándola.
Y ahora amaba su voz cargada de deseo, sus gritos, los gemidos constantes que le pedían más y más de aquel miembro estéril que ambas compartían y para el que ambas se abrían dichosas, jadeando y diciendo incoherencias.
* Por favor, se-señorita, per-perdónemee. . . *
* E-eso no importa ahora, dame más, no pares, lo quiero todo, todooo !!... *
Entonces, Tamao se dispuso a cumplir con lo que para ella fue una orden.
El vaivén de sus caderas se tornó desesperado, clavando el pene artificial en la vagina de la rubia y en la propia.
* An-Annaaa. . . *
La pelirosa cerró los ojos, oprimiendo con fuerza los senos de su amiga en medio de su clímax. Tan fuerte, tan hermoso y sin embargo, nada se comparaba, ni siquiera su propio orgasmo, al deleite de ver a Kyouyama teniendo el propio.
Un clímax que la hizo gritar y arquearse para luego seguir lanzando las caderas en busca de un poco más.
* I-iku, ikuu. . . *
Gritó la rubia al sentir cómo su sexo se deshacía en fuertes pulsaciones que abrazaban el miembro estéril que aun la penetraba.
Lágrimas mojando sus tersas mejillas, lágrimas de placer, lágrimas que Tamao bebió para luego marcar un camino con sus labios que se detuvieron en los hermosos pechos de la itako, ahí, su boca se deleitó con las redondeadas formas de Anna, besando, lamiendo la abundante carne o simplemente succionando los duros y puntiagudos pezones, relajando a la mujer de ojos negros.
Con el consolador aun clavado en ambas y sus respiraciones y jadeos llenando la habitación, Anna se permitió meditar en toda esta locura.
““Deliciosa.””
Pensó y no había ninguna otra palabra para describirla.
Kyouyama se había perdido ante los deseos más bajos de la chica que siempre creyó inocente y pura.
* ¿Desde cuándo?. * _La voz de la sacerdotisa sonó fría._ * ¿Por qué?. *
Recostada sobre los pechos de su amiga, Tamao abrió los ojos; una mueca de tristeza se dibujó en su lindo rostro.
* Señorita, usted siempre ha sido buena conmigo. . . yo solo quería. . . demostrarle mi agradecimiento.*
Anna frunció el ceño y dobló las cejas. Vaya forma de agradecer: drogándola y violándola. . . esto era humillante.
La itako había sido sometida, complacida, si, pero nunca se dejó tocar por ninguno de los amigos de su prometido y esta chiquilla. . .
* Sal de mi habitación !. *
* Señorita Anna, yo. . . *
* Quiero estar sola. *
La pelirosa sabía que esto iba a ser así, Kyouyama estaba furiosa y la odiaba, seguramente ella iba a ordenarle que empacase sus cosas y regresara a Izumo.
“”Ya no podré verla más.””
Se lamentaba Tamao, llevándose las manos a la cara y llorando desconsoladamente. Había hecho una locura y ahora ni siquiera podría estar al lado de la sacerdotisa.
Al ver llorar a su amiga, Anna dobló las cejas con pesar, el corazón le dolía de ver la tristeza de la pelirosa.
Pero el calor había vuelto, y consigo, la lujuria y el deseo. Anna se mordió el labio inferior.
“”Tal vez sea mi turno de agradecerle.””
Con este pensamiento, la itako retiró de su vagina el pene artificial que tanto gozo le proveyó.
* Voy a casarme con Yoh, Tamao... entiende que eso no va a cambiar. * _Le decía la rubia, sus palabras eran dolorosas puñaladas para Tamamura._ * Sin embargo. . . *
La aprendiz alzó la mirada, esperando lo peor, más lo que vio simplemente no se lo esperaba. . .
Frente a ella, Anna con las piernas completamente separadas, mostrándole su vulva; los ojos de la itako estaban opacaos una vez más. Y sonreía llena de ansias. . .
* Por estar con sus amigos, él me desatiende. *
La pelirosa secó su llanto. ¿Sería posible que su interpretación de aquellas palabras fuese la correcta?. Sí, sí lo era.
Bastó con ver que Anna se estaba masturbando frente a ella para saber que así era.
* Me gustaría que te quedaras con nosotros, así. . . yo no estaría tan sola. *
* Sí, sí. . . es lo que más deseo. *
Tamamura se apresuró a responder; una sonrisa iluminaba su rostro.
Anna también sonrió y con suavidad acarició los rosados cabellos de su amiga para luego hacerle bajar la cabeza, justo entre sus blancas piernas, sobre su sexo. Tamao la entendió de inmediato, es más, ella lo deseaba también.
* Buena niña. *
Susurró la itako al sentir cómo la pelirosa lamía su vagina, succionando con devoción el pequeño e hinchado clítoris, más aun al sentir que le mandaba un dedo dentro de su intimidad.
Anna sonrió y gimió gozosa, convencida de que Tamao podría ayudar al pobre de Yoh con muchas de las responsabilidades que le traería el matrimonio.
Y la itako no estaba pensando precisamente en los quehaceres de la casa, sino más bien a las obligaciones de cama. . . hacerle el amor, hacerla gozar.
Era obvio que el Asakura no podría con todo y Tamao sería de gran ayuda, muy eficiente absolutamente en todo, eso Anna ya lo había comprobado.
Con este pensamiento, Anna terminó por correrse.
Finalizado.
*~*~*~*~*~*~*~*~*~*
Debo admitir que escribir este fic fue un poco incómodo para mi. ——MAi sonrojada.—— Cómo que la temperatura subió en mi habitación ^¬^.
Quería escribir un yuri, aunque no es un género que me emocione, sinceramente. Sigo obsesionada con SK, así que me decidí por estas “chicas malas”.
Ahora, yo en verdad creo que Anna es muy buena con Tamao. Vamos, no cualquier chica deja que otra mujer le dé un regalo a su novio y menos sabiendo que esa chica está perdidamente enamorada del chico. Anna lo hizo.
Además, en el último tomo del manga, Tamao dice “por eso la admiro tanto”, o algo parecido. Podría decirse que de ahí empecé a desarrollar este fic.
He aquí algunos títulos que tenía pensados para esta historia:
Matrimonio: demasiado trabajo para Yoh.
Solo para ayudar a Yoh.
Yoh no puede solo.
Por favor, alguien para ayudar a Yoh.
Con una pequeña ayuda de Tamao.
Bueno, total que me decidí por el actual, aunque el último mencionado me gustaba mucho T-T.
~*~
Este fanfiction fue escrito por MAEDA Ai. Y es material de “Fallen Angel”.
Totalizado el 17 de Julio de 2007.
La dama del Hentai: Maeda Ai.
*~*~*~*~*~*~*~*~*~*
Porque me pertenece. --Capítulo 3--

Anime: Shaman King
Rating: M
Pareja: Hao & Anna
Sinopsis: Ella simplemente ha nacido para él, para Hao. Está destinada a él, porque le pertenece, siempre fue así... porque él la ama.
Advertencia: Lemon (NSFW)
*~*~*~*~*~*~*~*~*~*
Por: Maeda Ai.
*~*~*~*~*~*~*~*~*~*
.:: Capítulo 3: “Te quiero solo para mi” ::.
*~*~*~*~*~*~*~*~*~*
.
* Yo... lo siento... *
Ni siquiera el mismo Hao podía creer sus propias palabras.
Sin embargo, la itako estaba demasiado ocupada con su dolor como para prestarle atención. El shaman la miró atento; aun permanecía dentro de ella, y la joven ya ni siquiera lo insultaba.
Ya la había lastimado, ¿qué más daba si continuaba con esto?.
A sabiendas de que el dolor de la sacerdotisa seguía latente, Hao dejó que un par de sus dedos se deslizaran cerca de la vagina de la chica, buscando cuidadoso el clítoris, ese pequeño botón fuente del placer femenino. No le costó encontrarlo. Apenas lo sintió, masajeó la zona... primero lenta y suavemente de forma que el movimiento de sus dedos estimulase a la itako y contrarrestara un poco su dolor.
Cuando sintió la humedad del sexo femenino aumentó poco a poco la velocidad de sus atrevidos dedos.
* Ha-Hao... nooo !!. *
Al shaman le era difícil creer que la sacerdotisa le suplicase de forma tan dócil y excitante.
* Por favor, no... *
Se sentía tan impotente, tan ultrajada; Anna no podía creer lo que pasaba.
De pronto, la rubia cerró los ojos mientras se mordía el labio inferior; los dedos del shaman se apoderaron por completo de su clítoris. Esos dedos varoniles que jugaban, iban y venían frotando su botón de placer, esos hábiles movimientos hicieron estragos en ella.
Incluso el insoportable dolor que sintiera al ser penetrada sin delicadeza ya había sido olvidado.
Él ya lo sabía, y conforme ella apretaba los dientes para no dejar escapar un gemido delatador, pudo sentir como su vagina se humedecía más y más.
Cuando la velocidad de sus “caricias” estaba por vencerla, ella trató de contenerse, de no sentir nada, pero le fue inútil.
El contacto de los dedos del shaman con su hinchado clítoris la hicieron gemir descontrolada...
* No, no... ahhh... mmm !!... *
Pero ya no pudo más. Un indeseado pero delicioso orgasmo recorrió su cuerpo. Hao se aprovechó de las sensaciones que experimentaba la itako para forzar el resto de su miembro al interior femenino. El poco dolor de tener toda la hombría del shaman dentro de ella fue algo que apenas y sintió.
Nunca antes había tenido un orgasmo y este, por el ser el primero, la dejó completamente confundida y cansada. No obstante, poco tiempo tuvo para pensar o disfrutar esa sensación, pues el joven no esperó para iniciar un rítmico mete y saca en la maltrecha vagina de la sacerdotisa.
Anna se olvidó de todo.
Sentir aquel grueso y duro pedazo de carne deslizándose dentro de ella, le hizo olvidar que él no era su prometido, que se suponía debía estar con Yoh. No, nada de eso cruzó su mente. Ni siquiera que minutos antes rogó por que la dejara en paz y no le tocase un sólo cabello... ahora...
* Hao, Hao... no, no... por favor de-detente... no quiero sentir más. *
Nunca haría tal barbaridad. ¿Cómo iba a hacerlo?. El muchacho estaba en la cima del placer; hacer suya a Anna era algo demasiado placentero como para detenerse.
Saberse el primero fue todavía mejor, no por que le importase mucho si Anna era virgen o no, sino porque esto era algo con lo que podía torturar a su hermanito.
Pero por ahora, verla tan entregada, moviendo las caderas en busca de un mayor contacto con su miembro... lo volvía loco de deseo.
De un momento a otro, las grandes manos del shaman atraparon los senos de Anna; jugó entretenido con los erectos pezones de la rubia. Esas pequeñas aureolas que coronaban los pechos de la joven y que tanto le atraían a él.
Después, Hao dejó que todo el peso de su cuerpo cayera sobre la suave y frágil figura de la sacerdotisa mientras seguía aferrado completamente a los senos de la itako, y sin dejar de entrar y salir de su apetecible vagina.
* Te dije que te gustaría.... ¿no es así?. *
Hao acercó los labios al oído de la joven con el único objetivo de susurrarle aquellas palabras, y de paso... morder levemente el lóbulo de la oreja de la chica.
* Hao... sí... ¡ me gusta !. *
La joven olvidó por completo el orgullo.
Y es que lo deseaba, a él y a su instrumento varonil que tanto placer le estaba dando.
Los gemidos de gozo que Anna emitía no tardaron en volverse gritos al sentir como las paredes de su vagina recibían al pene de Hao.
A la joven le era exquisito sentir como aquel miembro masculino entraba hasta el fondo y salía totalmente una y otra vez en un agradable ciclo de éxtasis.
El shaman se movía de un forma desquiciadamente excitante, aun para ella, haciéndole sentir el gran placer de ser penetrada. Él, a su lado, sigue susurrándole cosas que ella responde solo gracias a las nuevas sensaciones de pasión y placer.
Pero Hao, viendo el cambio de actitud de Anna, quiso arriesgarse con sus palabras y sacar provecho de la situación; solo deseaba que ella quedase atada a él después de esto...
* Anna... voy a detenerme. *
* No, no... no lo hagas, sigue !!... *
* ¿Por qué he de hacerlo?... yo no soy quien debería estar haciéndote el amor ahora. *
* Síii, sí lo eres... mi único hombre... ¡ mi dueño !... no quiero hacerlo con nadie más. *
La itako apenas y pudo creer que todas esas palabras habían sido suyas, pero los orgasmos que le procuraba ese hombre eran tan intensos y continuos.
Además no mentía, al menos no en ese momento, pues en verdad en ese instante lo sentía su hombre... quería tenerlo completamente dentro de ella, que la hiciera suya de las formas que él quisiera.
Este shaman la había hecho olvidarse de Yoh.
Quien sabe como se estaría pasando la noche el menor de los Asakura, pero Hao la estaba pasando de maravilla, de verdad estaba disfrutando de esto, y ni que decir de Anna... ella estaba fuera de si.
La sacerdotisa ya no pudo resistir las delirantes penetraciones de Hao; gimiendo como hasta ahora no lo había hecho, y moviendo las caderas más rápido. Alcanzó un nuevo orgasmo.
Tembló entera y su cuerpo se puso rígido mientras su vagina se contraía haciendo que sus músculos internos apretaran el miembro del joven.
El shaman salió de ella; pero le sorprendió que la itako lo abrazara y besara apasionadamente.
No era para menos, la rubia seguía agradecida y caliente aun, lo suficiente como para continuar moviéndose justo después de que su amante le introdujera una vez más su pene.
Se encontraba aferrada a él; lo mordía, lo besaba, le decía: “quiero sentirte hasta el fondo de nuevo”.
* Te gustó, amor?. *
La pregunta surgió por parte de un Hao que parecía no poder estar más satisfecho de lo que había logrado en ese hermoso cuerpo antes virgen.
* Oh, sí... soy solo tuya ahora. *
* ¡ Siempre lo fuiste !. *
Anna no entendió esas palabras, aunque poco le importaron. Estaba tan entretenida en sus momentos de placer, que no quiso meditar más.
Solo sabía que ahora, quizá por el placer, estaba dispuesta a cualquier cosa con tal de darle gusto al shaman. Por eso estaba completamente fuera de sí; realizaba movimientos de sube y baja por ella misma mientras sentía como Hao se limitaba a ajustar sus grandes manos a su estrecha cintura de mujer.
El rodear el cuello del shaman con sus brazos, le facilitó a este el deleitarse con el frenético movimiento de los senos de la sacerdotisa, era como si “brincaran” rítmicamente para excitarlo todavía más. Como una pequeña danza que lo invitaba a probarlos hasta saciarse por completo... danza a la que no se pudo negar.
Así pues, el amo del espíritu de fuego dejó que sus labios se saciaran de aquel par de suaves y pequeños pechos que se le ofrecían y que lo estaban volviendo loco.
Estaba tan excitado que lamió y succionó de forma imparable, incluso mordió los duros pezones mientras sus manos apretaban tan hermosos atributos de la mujer; a veces suave, a veces fuerte... las manos del shaman simplemente no podían quedarse quietas.
Los gemidos ahora más constantes y casi descarados, pero incitadores, de Anna ayudaron mucho. Hao sentía que podía quedarse así toda la noche.
“O Toda lo vida”.
Pensaba el shaman; la idea de estar posado entre las piernas de la itako era una muy agradable, tanto que quería permanecer así por siempre.
Entonces la besó como si fuere la única cosa importante en la vida. Acarició los labios femeninos con los propios para luego abrirle paso a su traviesa lengua.
Quiso mirarla; los lindos ojos de la rubia, aunque entrecerrados, reflejaban pasión y lujuria, un infinito deseo que debía ser apagado por él... solo por él.
* Anna... te amo. *
* Hao, yo... *
Un nuevo beso silenció a la rubia.
Las palabras del muchacho habían sido firmes y sinceras; en cuanto a la sacerdotisa, Hao prefirió no saber su respuesta... no ahora.
* Anna. *
Ella, respondiendo nuevamente a su llamado, lo miró profunda y curiosamente, encontrándose con la maliciosa sonrisa del shaman.
Lo sintió salir completamente de su exhausto cuerpo mientras apoyaba las varoniles manos sobre sus caderas. Lo que siguió fue tan repentino como inesperado...
El joven de largos cabellos la penetró de una sola vez hasta el fondo, provocándole choques eléctricos a la sacerdotisa, quien se abrazó a él mientras trataba de jalar aire por la boca; la embestida de su compañero había sido tan tremenda que casi la dejó sin aire.
No pasó mucho tiempo para que le viniera otro orgasmo a la sacerdotisa, que gritaba en la cima de su excitación.
Las palabras al aire se resumían en gemidos de una sola letra, o en pronunciar entrecortadamente el nombre del shaman que, si bien a la fuerza intentó tenerla, terminó haciéndole el amor de una forma que incluso fue correspondida.
Cuando su cuerpo no aguantó más, Anna se dejó caer sobre el cuerpo, empapado de sudor, de Hao.
Aun era agradable, aun era hermoso; la sensación de las paredes de su vagina al contraerse era plena, y prueba de que había disfrutado de esto de forma inimaginable.
Por su parte el shaman de fuego no iba a poder contenerse durante más tiempo pues su pene era apretado y aprisionado por el sexo femenino.
Sujetando la barbilla de la joven, la miró directo a sus cansados ojos para decirle algo...
* Anna, yo... quiero llenarte. *
Ella sólo acarició una de las mejillas del chico y luego lo besó como respuesta; estaba completamente entregada a él... Hao en verdad la estaba llenando.
En el momento que el muchacho de morena piel no pudo soportar más, permitió que un orgasmo recorriera su miembro y que dicha sensación se expandiera en su cuerpo.
Cuando se dio el lujo de vaciar su esencia dentro de Anna, no podía sentirse más satisfecho.
Ellos seguían, ahí, abrazados mientras el liquido blanco iba a desembocar en la dilatada vagina de la itako.
Tuvo que pasar un rato para que Hao abandonara el cuerpo femenino permitiendo que el semen escurriera por las piernas de la rubia.
De inmediato y como si recuperara la cordura, Anna se alejó de él; le dio la espalda de forma tan fría, que al shaman le fue imposible no sentirse rechazado. Una vez más... volvían a empezar con ese juego en el que se lastimaban mutuamente sin desearlo.
Él la observó con atención, creía que ya lo había entendido, pero la escuchó llorar. A pesar de que la sacerdotisa se rehusaba a derramar lagrimas o sollozar, no podía evitarlo, el sentimiento de culpa era muy grande.
* Anna, escucha... *
* Déjame en paz !. Se supone que debí estar con Yoh, no contigo... ¿cómo pude hacerle esto?, dime. *
El shaman intentó tocarle el hombro, pero la joven se había girado para enfrentarlo; estaba prácticamente histérica hasta que finalmente se calmó un poco al gritarle todo aquello a su nuevo amante.
* ¿Cómo voy a verlo a la cara después de esto?. *
Sus ojos negros amenazaron con derramar más lágrimas, hasta que Hao la abrazó. Esos ojos, hasta ahora entrecerrados por acumular el agua salada, se abrieron con sorpresa al sentirse estrechada de forma tan suave y sutil.
Fue extraño, pero tenia la sensación de que el shaman nunca le haría daño, al menos no desde ahora.
* No lo verás de nuevo. * _Le dijo con voz firme._ * Porque eres mía, solo mía... te quiero solo para mi y no solo por esta noche... serás mía para siempre... Jamás, óyeme bien, jamás volverás a ver al estúpido de mi hermano. *
* Pero, Hao... *
El muchacho se atrevió a mirarla, encontrando un lindo tono rosa en sus mejillas, seguramente por sus últimas palabras.
Sujetando el rostro de la rubia con ambas manos, limpió las lagrimas que a sus mejillas surcaban, entonces, al sentirla más tranquila se dedicó a besarla suavemente; con besos cortos, con besos largos... quería memorizarse aquella incomparable sensación de besarla.
Anna simplemente le correspondió; en parte se sentía estúpida porque el pequeño discurso de Hao la había convencido por completo, dejándola sin intenciones de oponerse a los deseos del shaman. También se dejó envolver por sus fuertes brazos mientras gemía tímidamente entre los tantos besos del joven.
No permanecieron mucho tiempo así, Anna se dejó vencer por el sueño pues estaba completamente agotada. Terminó recostada en el hombro derecho del shaman mientras este la rodeaba con su brazo.
La miró por algunos minutos; tan tranquila, tan hermosa, con la tenue luz de la luna iluminando su fino y hermoso rostro.
No pudo evitar sonreír con diversión, batalló mucho para tenerla incluso la obligó, pero todo había valido la pena.
Ahora, tan cansado como ella, cerró los ojos con la seguridad de que esta no seria la última vez que la tendría entre sus brazos, y que mañana, al despertar, ella estaría ahí a su lado, dispuesta a entregarle los días de su vida....
... Porque así lo deseaba, porque ahora era suya... porque la amaba.
Sin finalizar.
*~*~*~*~*~*~*~*~*~*
Ahora sí... llegamos al lemon. Creo que la pareja es linda, e inexistente como la que tanto me gusta T_T.
Bueno, este capítulo tiene un poco más de romance, según yo, puesto que el otro se tornó un tanto violento, ni tanto ¬¬’. El siguiente capítulo no tiene lemon, pero todavía tengo más intimidades que contar sobre esta pareja.
~*~
Este fanfiction fue escrito por MAEDA Ai. Y es material de “Fallen Angel”.
Totalizado el 12 de febrero de 2004.
La dama del Hentai: Maeda Ai.
*~*~*~*~*~*~*~*~*~*
|| Capítulo 4 ||
Porque me pertenece. --Capítulo 4--

Anime: Shaman King
Rating: M
Pareja: Hao & Anna
Sinopsis: Ella simplemente ha nacido para él, para Hao. Está destinada a él, porque le pertenece, siempre fue así... porque él la ama.
Advertencia: Lemon (NSFW)
*~*~*~*~*~*~*~*~*~*
Por: Maeda Ai.
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.:: Capítulo 4: “Ella no volverá” ::.
*~*~*~*~*~*~*~*~*~*
.
El grado de desesperación ya era insoportable incluso para un hombre tan despreocupado como lo era él.
La buscó como loco; sus amigos y espíritus no dudaron en recorrer minuciosamente por todo Funbarioka y las ciudades más cercanas, incluso el shaman recurrió a su amigo inglés, cuya técnica de radiestesia se tornó como su última esperanza. Pero nada... no había nada, la itako parecía haber desaparecido completamente.
* Maldición, maldición... ¿dónde demonios está?. *
Con palabras furiosas, Yoh Asakura dejó que su puño se precipitara hasta el piso de madera.
Estaba desesperado, ya no sabía que hacer para que la rubia regresara con él...
* Si al menos tuviera la seguridad de que ella está bien... *
La furia que lo embargara segundos atrás se volvió preocupación. Temía tanto por la seguridad de la sacerdotisa...
* Descuida, Anna está mejor que nunca... te lo aseguro. *
Escucharlo fue repentino, ni siquiera se había percatado de su presencia.
Su maldito hermano se encontraba a por lo menos cuatro metros alejado de él, sentado sobre el pasillo que daba hacia el jardín de la pensión.
La expresión tranquila en el rostro de su gemelo lo hizo fruncir el ceño. ¿Qué tan ciertas podían ser sus palabras?, después de todo se trataba del maniático shaman: Hao Asakura. Él era lo más parecido a un demonio sobre la tierra.
Yoh no pudo contenerse más, con tres o cuatro rápidos pasos eliminó la distancia entre él y su visitante.
* Más te vale no haberla lastimado, maldito... de ser así, juro que esta vez sí acabaré contigo. *
El menor, enfurecido, amenazó al intruso que no hace mucho se había llevado a su prometida.
Lo sujetó de la capa elevándolo ligeramente sobre el piso, no obstante, Hao sonrió divertido al ver la ira reflejada en los ojos de su hermano.
* Descuida... sufrió un poco al principio, pero después lo disfrutó mucho. *
El rostro del amo del fuego no podía estar más lleno de satisfacción.
Al escucharlo, Yoh lo soltó de mala gana; sus pupilas estaban contraídas, estaba sorprendido, sin duda. Y es que no era tan despistado como para no entender lo que Hao trataba de decirle.
¿A caso se atrevió a tocarla?. Si el desgraciado hablaba en serio entonces sí lo mataría.
Él amaba a Anna y no podía soportar la idea de que Hao la obligara a estar con él.
Celoso, desquiciado, Yoh le exigió al otro shaman que dejara de decir estupideces y le devolviese a la itako.
* No me crees?, ¿quieres pruebas?. *
Sin esperar una respuesta, el shaman de largos cabellos se despojó de la capa que a su pecho cubría, mostrando así la musculatura que con los años aumentó.
Su hermano menor lo observó seriamente... no entendía lo que significaba todo esto. Tan solo veía algunas cicatrices en su cuerpo y una que otra marca roja que apenas y se distinguía; tan solo rasguños en el cuello y pecho de aquel hombre.
* Y bien... ¿dónde están las pruebas?. *
* Ay !, hermanito, que inocente eres... las marcas que ves me las hizo tu querida Annita. *
El rostro de Yoh volvió a tornarse furioso, en tanto Hao se mostraba lleno de satisfacción de tan solo ver la reacción de su hermano.
El menor de los Asakura comenzaba a formarse ideas del porque Anna le había hecho eso al otro joven; el shaman de fuego adivinó la inseguridad que invadía a su rival y con gusto develó algo que le afectaría mucho más...
* Estaba loca de placer, ¿sabes?... bueno, se resistió al principio pero terminó por entregarse a mi por completo. *
Las pupilas de Yoh se dilataron.
Esa era una broma de muy mal gusto. Debía estar mintiendo, Hao le estaba mintiendo; la itako nunca permitiría que ese desquiciado la tocase, pero... ¿y si la obligó?, si la lastimó?.
El dueño del espíritu de fuego no recordaba haber visto a su hermano tan enfadado como lo estaba ahora. Sabrá dios que tanto pensaría en ese momento, pero por su expresión se notaba que lo odiaba. Hao estaba seguro de que su gemelo debía estar maldiciéndolo, hasta podía jurar que el menor de los Asakura deseaba matarlo con sus propias manos. Ese pensamiento hizo sonreír al shaman de largos cabellos, una sonrisa llena de satisfacción, una sonrisa de victoria.
* Pero, bueno... * _El tenso silencio fue roto por Hao mientras este se cubría de nuevo con su capa._ * solo vine para decirte que ella está bien... a mi lado. Así que no te preocupes. *
Las palabras del mayor de los shamanes estaban llenas de sarcasmo; le era tan divertido burlarse de su patético hermano.
Y francamente esa había sido la única razón por la que viniera a verlo... para burlarse de él, para echarle en cara que la itako ahora era suya y que mejor se olvidase de seguirla buscando pues aun cuando llegase a encontrarla él no la liberaría, e incluso estaba seguro de que la misma Anna se negaría a volver con el inútil de Yoh.
Justo cuando el shaman de fuego estaba por desaparecer del lugar, su hermano menor lo detuvo.
Es que no lo entendía... ¿por qué se la llevó?, por qué la está lastimando?. Si lo que quería era vengarse de él eso era algo que podía entender, pero no tenía porque haber metido a la rubia en todo esto, mucho menos ser capaz de hacerle daño físicamente.
* ¿No lo entiendes, hermanito?. * _Hao miró con superioridad a su gemelo mientras, con paciencia, le explicaba._ * Ella me pertenece... ha sido mía incluso mucho antes de hacerle el amor. El herirte al quitártela fue simple consecuencia. *
La sonrisa dibujada en el rostro del shaman de fuego fue lo último que Yoh pudo ver; Hao había desaparecido ante sus ojos dejándolo confundido y furioso, pero sobre todo sintiéndose impotente... le habían arrebatado de una forma tan fácil a la mujer que amaba, mientras tanto él seguía ahí, consciente de que muchas de las palabras de su hermano eran ciertas.
En especial la realidad de que Anna ya no lo amaba.
... La había perdido y ya nada podía hacer para que ella volviese a su lado.
Sin finalizar.
*~*~*~*~*~*~*~*~*~*
Pido perdón a las seguidoras de Yoh.
Este capítulo responde a las preguntas de muchos a cerca de qué iba a ser de este “pobre” hombre. Bueno, no trataré más lo que fue de él, por lo que los capítulos restantes se enfocan solamente a la relación entre Hao & Anna.
~*~
Este fanfiction fue escrito por MAEDA Ai. Y es material de “Fallen Angel”.
Totalizado el 12 de febrero de 2004.
La dama del Hentai: Maeda Ai.
*~*~*~*~*~*~*~*~*~*
|| Capítulo 5 ||
Porque me pertenece. --Capítulo 5--

Anime: Shaman King
Rating: M
Pareja: Hao & Anna
Sinopsis: Ella simplemente ha nacido para él, para Hao. Está destinada a él, porque le pertenece, siempre fue así... porque él la ama.
Advertencia: Lemon (NSFW)
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Por: Maeda Ai.
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.:: Capítulo 5: “Lujuriosos pensamientos” ::.
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* ¿Le dijiste?. *
Con esa pequeña pregunta lo recibió.
Él había ido a hablar con su hermano; tenía que decirle que ella estaba bien y que no se preocupara más. Fue un favor que la itako le vino pidiendo durante varios días y que él aceptó.
Lo hizo por ella, por sus lindos ojos negros que suplicantes lo miraban, además aprovechó para hacerle la vida imposible a su gemelo menor.
Sí... le dijo cuanto disfrutaba de hacerle el amor a la joven sacerdotisa, y como ella terminó por entregársele plenamente. Ahh, ver la mezcla de furia y tristeza en el rostro de su hermano sería un grato recuerdo que permanecería en su mente por mucho tiempo.
Pero ahora tenía cosas mucho más importantes que hacer, que pensar... que desear.
Sin responderle a la chica, el shaman se acercó a ésta para abrazarla suave pero firmemente.
Quiso mirarla a los ojos y vagar en el mar de sensaciones que esto le provocaba; le gustaba hacerlo pues al clavar la mirada en esas bellas gemas negras, éstas le reflejaban lo que el joven de largos cabellos tanto deseaba saber... que le pertenecía. Era como si la misma Anna se lo dijera con palabras.
Deseoso por completo de ella, la besó intensamente, permitiendo que su lengua se aventurase a viajar el interior de la boca femenina para jugar traviesamente hasta encontrar a su compañera de juegos... la lengua de la chica.
Hao la sostenía aferrado a su pequeña y fina cintura, en tanto ella ni siquiera lo abrazaba, tan solo se dejaba hacer. Que el shaman la recorriese y besara a su entero gusto.
Y si bien pareciera que ella poco participaba en aquel contacto, sus ojos cerrados y el rojo en sus mejillas le hacían ver al joven lo mucho que su amante disfrutaba de sus caricias, sin mencionar que la rubia, al igual que él, parecía querer comérselo a besos.
Pronto el shaman de largos cabellos castaños deslizó sus ardientes labios hasta el cuello de la sacerdotisa; quería tatuar las huellas de sus besos en esa blanca piel de porcelana, esas marcas prueba de que la mujer era de él y solo de él.
* E-en serio, Hao... ¿solo le dijiste que no se preocupara, ni me buscara más?. *
La duda hizo que la itako, entre jadeos, insistiese en saber hasta que punto llegó esa conversación entre hermanos. Conocía al hombre que ahora la besaba; no iba a conformarse con solo decirle eso a su hermano, no!... seguro lo molestaría con, con...
* Le dije todo... * _Confesó sin siquiera hacer caso a las palabras de la rubia._ * ... que eres mía, que me amas, y que mejor se olvide de ti. *
Terminó de decirle mientras deslizaba los finos tirantes del vestido de Anna, haciendo que estos bajaran develando un poco del cuerpo de su linda mujer.
* Pero, Hao... no debiste de... *
Anna no pudo terminar de quejarse pues los labios del apasionado shaman habían vuelto a ocupar los suyos, elevándola suavemente y haciéndola olvidarse de todo aquello que no fuera el hombre frente a ella.
El joven de morena piel dejó que los tirantes del vestido se deslizaran por completo, provocando así que la prenda de ceda blanca cayera al piso.
En cuestión de segundos la itako quedó expuesta ante Hao, siendo la delgada ropa interior el único obstáculo para el shaman de fuego.
* Luces muy linda así. *
Las mejillas de la sacerdotisa volvieron a adquirir tonalidades rojas gracias a las palabras de su amante.
No sabía si el chico intentaba sonar tierno o sensual con aquella frase. Sin embargo no pudo pensar más en ello, Hao la besaba nuevamente y cada vez con más deseo mientras permitía que sus grandes manos exploraran el frágil cuerpo de la mujer.
Los besos eran tan intensos y ardientes, que la rubia ni siquiera se dio cuenta en que momento fue despojada del resto de su ropa; viéndose a si misma desnuda, una vez más, frente a aquel shaman de mirada seductora.
Era inevitable, ella también lo deseaba a pesar de no encontrar razón alguna para hacerlo.
Anna lo despojó de aquella ropa que tanto le estorbaba en ese momento; atenta, observó como los pantalones del joven caían al suelo, mostrándose ante ella el miembro erecto de su amante. No podía creerlo, él ya estaba listo para penetrarla y no había pasado mucho tiempo desde que se dieron el primer beso de la noche.
Las ideas iban y venían sin dejar recuerdos claros en ella; sintió como el shaman la tomaba entre sus brazos y la llevaba hasta la cama, haciéndola sentarse al borde de ésta.
Callada, nerviosa, observaba como Hao le separaba lentamente las piernas; los escalofríos llegaron a ella conforme los traviesos dedos del joven le recorrían la piel, incluso arqueó al espalda al tiempo en que emitía un sin fin de gemidos placenteros.
Así, el shaman aprovechó para posar la cabeza entre las piernas de la itako. Las ansias eran tantas que de inmediato se dedicó a explorar el sexo femenino.
* No espera, Hao... no hagas... aahh !!. *
De nada servían las palabras de la sacerdotisa; el joven se dio a la tarea de separar cuidadosamente los labios vaginales de la itako para introducir lo más posible su lengua.
Anna se sintió incapaz de abrir los ojos, las caricias de su amante la estremecían y ni que decir de su lengua fungiendo como intrusa en su cuerpo.
Lo que hubo comenzado como pequeños besos a su clítoris cada vez se volvió más intenso, la mujer solo podía retorcerse conforme los labios del muchacho succionaban su vagina.
Fue entonces que la rubia separó completamente las piernas para que el contacto fuera mayor; le encanta lo que estaba sintiendo, le producía un placer increíble, era una sensación de choques eléctricos que la hacia jadear y gemir sin poderse controlar.
Estaba completamente agitada, apretando las sábanas mientras se retorcía de placer; hasta que llevó las manos a la cabeza del shaman, enredando los dedos en su largo cabello castaño, acariciándolo suavemente ya sin poder apartar la mirada de ese hombre tan apuesto.
Se mordía los labios para no gritar, no quería que esto terminara todavía. Y aunque hubo momentos en que estuvo muy emocionada y jadeaba sin parar, sentirlo introducir su lengua en su vagina mientras ésta se abría paso para permitirle la entrada a Hao, era algo que la estaba volviendo loca.
Su insaciable amante introducía y sacaba su lengua cada vez más rápido produciéndole a la joven una sensación de ansiedad muy grande dentro de ella y que crecía segundo a segundo.
* Hao, aahhh... Haaooo !!. *
Gimiendo locamente debido a un delicioso orgasmo, la itako se retorció nuevamente aun con la cabeza del chico entre sus piernas.
El corazón le latía rápidamente y respiraba agitada; terminó por extender los brazos hacia arriba como tratando de relajarse.
* No sé porque... pero creo que te gustó. *
* ¡Baka!. *
El joven Asakura rio divertido.
No era la primera vez que le hacia algo así a la sacerdotisa, pero siempre se sorprendía de la forma en que la chica gemía por él; adoraba escucharla.
La itako se encontraba cansada, pero el shaman apenas estaba entrando en calor, calor que lo llevó a deslizar sus atrevidas manos por todo el cuerpo femenino, sintiendo, explorando y disfrutando de cada rincón que tocaba.
Hasta que ajustó las manos a los bellísimos senos de la rubia, acariciándolos suave y lentamente, disfrutando de la incomparable sensación de sentirlos con sus manos, para luego estrujarlos con fuerza y excitación.
Complacido la escuchó gemir; estaba dispuesto a seguir hasta que....
* No, espera... * _Fue detenido por Anna._ * ... es que a veces... me lastimas. *
* ¿Te lastimo?. *
Su amante la miró incrédulo.
Solo le había hecho daño una vez, la primera noche que estuvieron juntos, cuando se la quitó al imbécil de su hermano. Recordaba muy bien el dolor opacando la belleza de rostro, estaba más que arrepentido de haberla forzado, pero... incluso ahora suprimía casi toda su fuerza con tal de no hacerle el más mínimo daño... porque la amaba.
La itako lo miró como si leyese su mente.
Él se excitaba tanto que la poseía de una forma tan fuerte y violenta que a veces le causaba dolor, aunque también mucho placer...
Permanecieron en silencio por unos momentos mientras se acariciaban mutuamente. Poco después, el shaman reinició con la lluvia de besos sobre aquel cuerpo de pálida piel, entreteniéndose con el sensible cuello de la chica con lo que la hizo gemir sutilmente.
* ¡ Lo siento !. *
¿Había escuchado bien?; se había disculpado con ella de la forma más tierna y tranquila que pudiera recordar.
Agradada, lo besó con pasión inusual en ella; primero posando sus labios sobre los del muchacho para luego trazar un camino por todo su musculoso y perfecto cuerpo.
Viajando de la boca al cuello del shaman para seguir bajando lentamente hasta detenerse frente al pene que ya varias veces había estado dentro de su cuerpo.
Ahí estaba ella, de rodillas observando el miembro de su amante. Contemplándolo por apenas unos pocos segundos; alzó la mirada y buscó la del chico cuyos ojos se hallaban clavados en ella.
El joven pasó la lengua alrededor de sus labios, como saboreando lo que Anna iba a hacer.
Hao le sonrió lujuriosamente a la rubia, incitándola a continuar y llevar a cabo los morbosos pensamientos que ocupaban su mente...
Sin finalizar.
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Otro encuentro en la cama, aunque éste está algo suavecito.
La situación está inconclusa ya que la continuaré en el siguiente capítulo, que por cierto, contendrá el final.
Soy perversa, lo sé, dejé la parte más interesante para después 7w7.
~*~
Este fanfiction fue escrito por MAEDA Ai. Y es material de “Fallen Angel”.
Totalizado el 12 de febrero de 2004.
La dama del Hentai: Maeda Ai.
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|| Capítulo 6 ||