Horokeu Usui - Tumblr Posts

4 years ago

Fuego en el hielo

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Anime: Shaman King

Rating: M

Pareja: Horo Horo & Anna

Sinopsis: One-shot. Intentando alejarse del grupo, Horo se encuentra con Anna, descubriendo que la rubia no le es tan indiferente... ni él a ella.

Advertencia: Lemon (NSFW)

*~*~*~*~*~*~*~*~*~*

Por: Maeda Ai.

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Ella estaba entre sus brazos; decir que esto era como un sueño sería la peor mentira que de sus labios hubiese salido. Jamás lo soñó, nunca lo imaginó y ni por error se le ocurrió la idea de hacerlo... con ella.

Desde que ella y los demás los alcanzaron para ayudarlos con la bitácora mágica conversaron en un record de cero ocasiones, lo cual era muy normal considerando que ellos... bueno. Unos cuantos cabellos cubrían su femenino rostro y él se encargo de acomodarlos para poder contemplar su belleza. Se veía tan tranquila e inofensiva, muy distinta a como era cuando estaba despierta. Sin embargo el encanto se rompió, pues la joven abrió paulatinamente los ojos casi sin pereza. * Lo siento. ¿Te desperté?. * * No. * Su mirada era fría y sin emoción alguna, aparentemente, pero cuando el chico fijó los ojos en el profundo negro de los de ella, se sintió envolver por los recuerdos de lo acontecido hace sólo un par de horas...

~*~

~*~

~*~

La repentina llegada de los amigos, de sus amigos, lo incomodó un poco; es decir, de pronto tanta gente en el lugar. A veces sólo quería pensar un poco mientras era acompañado por la soledad, pero parecía que el deseo de privacidad se le vino abajo. Pudiendo percibir un exageradamente ligero aroma a perfume, se percató de la presencia de otra persona. Y la vio... agachada admirando su rostro reflejado en el agua clara del pequeño lago; por un momento fue como si todo a su alrededor se desvaneciera para permitirle admirarla sólo a ella... a Anna Kyouyama, que se encontraba, quizá igual que él, buscando un poco de privacidad. * ¿Qué tanto miras?. * Su exquisita voz sonó de golpe obligándolo a desembobarse, aun así continuó observándola embelesado, y es que semejante belleza no podía pasar desapercibida así nada más. Fue acercándose de nuevo, atraído a la belleza femenina como abejas a la miel, como el metal a un magneto. A todo esto, se podría decir que la rubia adoptó una actitud defensiva; bueno, con un joven un tanto más alto que ella, con la mirada totalmente fija en su cuerpo y aproximándose con quien sabe que ideas cruzándole la cabeza, pues, ¿quién la culparía por sentirse amenazada?. Aun así no mostró intención alguna de hacerle ver que, a ella, no le tocaban un sólo cabello, más que nada porque recordaba que se encontraban en el mismo grupo de viajeros. El “hubiera” llego rápidamente a su mente cuando se vio a si misma acorralada entre la espada y la pared, o mejor dicho, entre el joven y el ancho tronco de un árbol. El “hubiera“ evitado esto, le “hubiera” dado una paliza o, en el mejor de los casos, “hubiera” invocado a Zenki y Goki. Todos esos pensamientos simplemente se esfumaron de forma increíblemente rápida; él sujetó suavemente su barbilla obligándola a mirarle a la cara. Debía admitir que era muy guapo, bueno, nunca lo negó pero tampoco lo afirmo, vamos !... ni siquiera lo había pensado. * Va a besarme !!. * Pensó la joven sin estar cien por ciento segura de si sólo lo pensaba así o se autocuestionaba la probabilidad de que así fuere. Por un segundo se sintió completamente convencida de que los labios de este shaman tocarían los suyos, pero las manos del joven corrigieron esa errónea idea. La mano izquierda del muchacho se había posado así nada más sobre el seno derecho de una joven que sencillamente se quedó en shock. Él podía sentir la tela del vestido al intentar palpar y cubrir el pecho con un puño, claro que no era la tela lo que exactamente deseaba sentir. El shaman no tenia la menor idea del porque actuaba así, lo único que tenia bien claro era que lo que sucedía le gustaba; mientras tanto ella, ella perecía haberse quedado helada, incapaz de mover un sólo dedo ante las extrañas acciones que el joven tenia para con ella. * Anna. * La voz masculina pareció llamarla con ansiedad y pasión. El llamado no fue respondido, por lo que fueron los labios, todavía más desesperados, los que le rogaron a la joven por su atención. La joven salió de una fuerte impresión para entrar de inmediato en otra, sus labios estaban siendo acariciados suavemente... por primera vez. No pudo evitar el fuerte rojo en sus mejillas, ni tampoco la traviesa lengua que se abrió paso al interior de su boca con facilidad. Quiso quejarse emitiendo un ligero gemido, aunque más que una queja esta pareció ser un suspiro placentero. Sucumbió ante esta nueva y deliciosa sensación cerrando los ojos y entregándose al devolver, con suavidad y sin prisa, el entusiasmo con que el chico la besaba. Sintió como las líneas de su cuerpo eran exploradas y ni así quiso abrir los ojos; sólo quiso sentir, sentir esas exquisitas manos que delineaban su cuerpo y que jugaban insistentes con sus pequeños pechos de adolescente. Lo miró un poco más profundo cuando sintió esas varoniles manos posarse sobre su cintura y elevarla ligeramente para acomodarse en una posición más placentera. El shaman la sostuvo de las piernas sintiendo un escalofrío que le recorrió el cuerpo cuando estas lo rodearon hasta cruzarse detrás de su espalda, haciendo de esta una escena digna de recordar. Repentinamente, la chica se abrazó totalmente aferrada al joven, rodeándole el cuello con los brazos mientras rozaba ligeramente la oreja del muchacho con sus labios. Más el se detuvo en su labor, eran, ahora, sus ansiosas manos que se aventuraron por debajo del vestido negro acariciando esa suave y sensible piel jamás tocada. Fue inevitable!!; las pantaletas fueron arrancadas de un sólo tirón dejando el camino libre para que los dedos del shaman se adentraran en el cuerpo femenino. Primero con prudencia y luego con total confianza, los dedos medio e índice del chico se esmeraron por excitarla con frenéticos movimientos que tocaron y estimularon el clítoris de la joven itako. Fue como si pequeños choques eléctricos recorriesen cada célula de su cuerpo para relajarla y alocarla al mismo tiempo. Anna se abrazó al shaman, incapaz de sostenerse erguida por más tiempo. * Ohh !, es delicioso !!. * Las palabras se externaban casi a gritos; menos mal que se encontraban un poco alejados del grupo o seguro la hubiesen escuchado al tratar de desahogarse del tremendo orgasmo que acababa de deleitar a su cuerpo. Creyó que eso iba a ser todo, pero al sentir de nuevo esos dedos traviesos, esta vez entrando en la profundidad de su vagina, se dio cuenta de que el muchacho planeaba llegar más allá de una simple excitación y exploración. Él le sonrió, una de esas sonrisas a las que realmente no estaba acostumbrada; una expresión de diversión y satisfacción que la animaban a continuar. El apetito sexual se incrementaba conforme la mano del joven se hundía más y más en el interior de la sacerdotisa, la cual reaccionó con suaves movimientos ampliando así el contacto con los dedos del shaman, sumando a todo esto los constantes e inusualmente incitadores gemidos que Anna emitía. La figura de la joven comenzaba a sudar más; ella trató de no temblar, pero lo sintió venir de nuevo... el segundo orgasmo se apoderaría de toda su silueta para hacerla gemir de inmenso gusto, más no fue así. En su afán por satisfacerla y excitarse a si mismo, el joven shaman presionó más hondo en la vagina sin saber que esto le ocasionaría un pequeño problema... No creía haber alcanzado la barrera de la virginidad de la chica tan pronto; apenas la tocó, tan sólo presionó un poco y de inmediato los brazos de Kyouyama lo rodearon tratando de resistir el pequeño pero incomodo dolor que la había tomado por sorpresa. * Yamete, yamete !!... ¡ no sigas !. * Las palabras de la itako lo detuvieron de inmediato, y con la misma velocidad con que pospuso su labor, sacó los dedos de aquel lugar prometedor de placer. No quería lastimarla, derecho a hacerle daño no tenia; aunque se moría por continuar no le quedó más que resignarse a esperar un poco más. Mientras la oportunidad volvía sus labios tocaron al cuello femenino, besándolo, probándolo, mordiéndolo y, de vez en cuando, succionándolo dejando un par de áreas moradas, prueba del deseo que por ella tenia. Anna gimió, en parte por el ligero dolor y en parte también por la hermosa sensación de aquellos labios que le hacían sentir de esa manera. Los pechos de la itako se habían endurecido gracias a los constantes “cariños” que las manos del shaman le propinaban. La parte superior del vestido negro ya no cubría el busto de la chica y ahora la tela de aquel se encontraba arrugada en la cintura de la joven, permitiéndole una excelente visión al muchacho, dejándolo totalmente embelesado con tal belleza física. En ese momento, lo único que sus sentidos percibían era esas dos hermosas creaciones de la naturaleza; sus manos los acariciaban, sentían y apretaban, y sus ojos de ahí no podían despegarse, además, su olfato no podía captar otra cosa que no fuera el aroma de la joven; su perfume, el olor de su joven piel y aquel exquisito e incitador aroma que desprendía su sexo, un enloquecedor y excitante aroma producto de las ansiosas travesuras que minutos atrás a su vagina tocaron. No pudiendo contenerse más, el shaman hundió el rostro entre aquellas obras del cielo. El primer contacto fue un pequeño beso con ternura, después, su lengua salió a jugar con los pechos de la chica, recorriéndolos en su totalidad pero sintiendo especial atracción por las aureolas rosas que se tornaban erectas debido a la excitación. Su forma era tan tentadora que el chico sencillamente permitió que su lengua degustase una y otra vez aquel área; lamiendo con increíble dedicación y deseo, mordiéndolos ligeramente en un par de ocasiones para después succionarlos y degustarlos cual niño amamantando. Anna, sostenida y de alguna forma sentada sobre la cintura del joven, se percató que algo comenzaba a formarse suave y tranquilo, pero constante, contra sus piernas, buscando quizás retornar a su húmeda vagina. Creyendo en un principio que se trataba nuevamente de los dedos del shaman, no vio como mala idea el juguetear un rato más de esa forma; sin embargo se percató de que esta vez se trataba de algo un tanto más grande y grueso, y claro, también excitante. Dirigiendo la mirada por un momento a los pantalones de su compañero, notó como un bulto sobresalía de estos, levantándolos y delatando la condición de su cuerpo. * Por favor... *_Le suplicó el shaman._* Necesito entrar en ti. * Vaya, eso si que era increíble; ver a un hombre suplicar de esa manera tan atenta, la itako no estaba acostumbrada a eso. Con las manos sin un movimiento importante hasta ahora, la sacerdotisa deslizo estas hasta la entrepierna del joven, sujetando el zipper de los pantaloncillos y deslizando aquel hacia abajo con gran lentitud. Ambos se miraban a los ojos reflejándose cada uno en las pupilas del otro. Quizá fue magnetismo, quizá fue excitación o quizá simplemente algo para complementar la lluvia de contactos; el caso es que se besaron con profundidad y pasión; una pequeña entrega antes del platillo fuerte. Ni él, ni ella tuvieron justificación para esta caricia, fue la sensación en el pecho que coincidió en ellos al mismo tiempo. De pronto vieron algo en los ojos del otro... una sensación cálida fue provocada. La excitación y la lujuria los obligó a manifestarse de aquella forma y a no postergar más lo que ambos frenéticamente deseaban. Fue así que Kyouyama introdujo la mano derecha en los pantaloncillos del joven, sintiendo aquel duro, y de considerable tamaño, pedazo de carne humana. Emitiendo un sonido ronco, el shaman siguió besando y mordiendo el cuello de la chica en tanto que esta exploraba el miembro masculino; era curiosidad y excitación al mismo tiempo. La itako se sintió guiada por el deseo, un instinto dormido en ella hasta ahora, algo que la hacia masturbar el pene de su acompañante. La porción de carne era firme y con las caricias que la joven rubia le propinaba, el instrumento creció y creció al grado de no poder mantenerse aprisionado por más tiempo dentro de los pantaloncillos; comprendiendo esto, Anna liberó al miembro de aquel encierro, permitiéndole sentir aun mejor las caricias de sus manos. ""¿Qué estoy haciendo?."" Esa pregunta se había formulado desde el instante en que los labios de la chica fueron poseídos por la ardiente boca del shaman, y aun a estas alturas la respuesta sencillamente no apareció. La piel del joven la quemaba y le provocaba escalofríos, en especial cuando, por su descuido al no percatarse antes, el pene masculino intentaba adentrarse en su vagina. Anna suspiró excitada al sentir la punta del miembro adentrarse entre los labios vaginales de su sexo. Fue lento, muy, muy lento el avance de aquel arma sexual; era tan cálido, tan placentero... para ella, lo que estaba sucediendo, era hermoso!!. Su mente divagaba; se creía tonta al pensar por un sólo instante en que sus cuerpos fueron diseñados para explorarse justo en ese instante. ""¡¡ Que estúpido !!."" Ella pensó, pero al ver nuevamente los azules ojos de su acompañante, la idea ya no le parecía tan loca. Las manos del shaman sostuvieron con fuerza a la chica poco después de viajar de la cintura a las piernas de la itako. Anna le ayudó en gran parte al rodear la cintura de su amante con sus piernas, cruzando estas detrás de la espalda y aferrándose a él... nada la haría soltarlo. Lo que ambos deseaban era justamente esto: el roce constante entre sus sexos. Los gemidos volvieron, esta vez por parte del muchacho que al sentir la humedad y el fácil, y perfecto, deslizamiento en la vagina de la joven, sólo podía hacer eso, gemir... Y no sabiendo que fue lo que más lo excito, si las insistentes y suaves manos femeninas que lo acariciaban por doquier, los delicados labios que no paraban de llenarle de besos el rostro, o la constante fricción de sus sexos.... no sabia. La increíble mezcla de todos aquellos hermosos y excitantes contactos... pudo ser sólo eso. O quizás... que era con “ella” con la que estaba. No podía negar que él la observó hermosa desde el primer instante; y esa belleza fue el detonador de tanto deseo. ¡¡ Él estaba loco de pasión !!. Así, la sostuvo entre sus brazos, mientras él se inclinaba de forma que ambos quedasen recostados sobre el pasto. Con tan sólo la punta de su miembro en el interior de la jovencita, él se llevo las piernas de la misma hasta los hombros, adoptando una posición que le facilitaba enormemente la entrada. Acariciando por completo su silueta, desde los senos hasta las temblorosas y suaves piernas; el chico movía, agitado, de adelante hacia atrás las caderas, era un ritmo constante, fácil, aunque un poco lento. Disfrutaba del ir y venir de los pechos de la itako, movimiento propiciado por las duras y consecutivas entradas del miembro masculino. Oh, dios!!, se sentía incitado a probar nuevamente de aquel par de hermosos y suaves atributos de la mujer. Hubo un gemido, quizá de molestia, quizá de sorpresa; fue una penetración más fuerte que las anteriores la que provocó que la joven emitiera aquel sonido, esto sumado a que las filosas uñas seguían clavadas en la espalda del joven, obligándolo a mirar ambos sexos unidos... un delgado hilo de sangre emergía de la vagina de su amante. * No es n-nada. * Y fue su hermosa voz envuelta en un susurro lo que más llamó su atención. A los ojos la miro, y si bien su rostro no expresaba precisamente dolor, si denotaba cansancio e incomodidad. Como toda respuesta a las palabras de la rubia, el shaman buscó los labios de esta para devorarlos con pasión, quizá también con agradecimiento. Pasado un rato, reiniciando con aquella danza que fuese detenida. Movimientos que buscaban un insistente contacto entre sus sexos. Y a cada segundo transcurrido, a cada momento que el pene del chico entraba en ella, la silueta femenina se tornaba todavía más atractiva y desafiante. En parte era el agua salada que su cuerpo transpiraba y que parecía lograr que la figura de Anna brillara en la oscuridad de la noche. También su lindo rostro invadido de placer; sus negros ojos cerrados; su boca abierta al no poder contener los sonidos que de esta salían, y ese adorable color rojo en sus mejillas... ¡ Kami, no pudo evitarlo !!. * Creo... creo que t, te quiero. * Ante las palabras del joven, Anna abrió los ojos tan sólo para contemplar como el rostro de su amante se aproximaba al suyo. La besó, y la besaba. Parecía querer devorar su boca y contagiarse del delicioso sabor que habitaba en el interior de esta. Ella se le aferró utilizando las piernas para “abrazarlo” y hacerle entender que no deseaba que saliera de su cuerpo. Así, mejilla con mejilla, la sacerdotisa sintió el tierno calor humano que para ella existía; y cuando su corazón latió locamente al punto de creer que saldría de su pecho en cualquier momento, no por excitación, no por lujuria; fue ahí cuando ella se dio cuenta de que esta era la primera vez que se sentía amada, deseada. Y lloró; sólo fue una lagrima la que solitariamente se deslizó por la mejilla derecha, haciendo contacto con el rostro del shaman en un fino instante de roce. * Ho... Horo Horo. * De un momento a otro, la penetración se incrementó con bastante fuerza. A cada empuje de las caderas del shaman ella emitía gemidos cada vez más profundos. Esa penetración desenfrenada; un deslizamiento rápido y sencillo entre la antes virginal vagina de la itako. Tratando de no gemir, Anna apretaba los dientes con fuerza. ¿Qué si lo disfrutaba?: Si, pero no deseaba que el apuesto joven de cabellera azul se lo echase en cara después. Claro que con los entrecortados sonidos que él emitía, era muy difícil concentrarse en no demostrar placer; era más que evidente que ambos estaban disfrutando de esto. Ella, por la constante entrada y ataque del pene del shaman; él, por la fricción y roce entre su miembro y los músculos internos de la joven. El placer ha ido llegando a limites increíbles, tanto así que comienza a arrancarles gemidos y palabras que en condiciones normales no dirían. El chico de cabello azulado no podía sentirse más complacido y excitado cuando Anna hubo iniciado movimientos de entrada y salida, y de arriba a abajo, provocando ella misma que el trozo de carne de su amante entrase una y otra vez. De pronto no pudo evitar sentirse completamente dominado cuando fue ligeramente empujado contra el césped, para luego ver la rapidez con la que su mujer se sentaba con las piernas a los costados; tomando el miembro varonil entre sus finas manos para guiarlo lentamente hasta su vagina. Ella sólo tuvo que bajar un poco las caderas para que de un momento a otro la espina se le quedara clavada en el sexo nuevamente. Aquel cuyo espíritu manipulaba el hielo, pudo notar el fuego en los ojos de la itako; una mirada de pasión, excitación y lujuria, una provocadora mirada llena de deseo que iba dirigida a él y sólo a él. * Necesito más !!. * Anna habló de una forma un tanto seca, pero las ansias la llevaron a arañar el torso de su amante; un pecho bastante varonil y atractivo ante los ojos de la chica, el mismo que había sido despojado de sus ropas hace ya varios minutos, así como las demás que en determinado momento hubiesen cubierto a su cuerpo. En tanto, el chico peliazul sujetaba a su mujer de las caderas con una fuerza casi delirante, iniciando así con una serie de movimientos circulares para que ella lo montase mejor. Horo no pudo evitar estrujar con fuerza aquel par de senos que adornaban la figura de la joven. Besarlos era tan necesario que cuando sus labios hicieron contacto con al piel de la chica pareció devorarlos entre besos, lengüetazos y succiones. * Mmm... Horooo, no te detengas. * Ambos cuerpos parecían necesitarse y buscarse mutuamente. En cada penetración de fuerza y rapidez tremenda, el sonido que producía la entrada del pene del muchacho en la increíblemente húmeda vagina de la itako, era similar a una pelota al chocar con en suelo mojado. Todo era hermoso, perfecto; todo era pasión y placer, sin embargo, prolongar un poco más la intensa situación ya no iba a ser posible. El shaman se vio envuelto entre los brazos de la sacerdotisa, a la cual sintió temblar sobre su cuerpo. * Ohh, Horo Horo... por favor, mantente dentro mío. E-esto se siente tannn bien. * Las palabras apenas y pudieron ser entendidas por el joven oji-azul que sólo atinó a sonrojarse al mirar a Anna ser atacada por un fuerte orgasmo que la recorrió haciéndola gemir agradada y locamente. Para ella, esto había concluido. Era el cansancio, la satisfacción y comodidad lo que ahora embarga su ser. * Eso, eso fue... increíble !. * Poco después de confesar su sentir, la itako se recostó sobre su amante tratando de asimilar todo cuanto había acontecido. Quiso mantenerse así, con el pene del shaman aun dentro de su vagina, cosa fácil considerando que este aun continuaba penetrándola con insistencia. * Anna... no puedo más. * La chica apenas y pudo escuchar esa frase; para cuando se dio cuenta, Horo Horo abandonó inesperadamente su vagina para luego ofrecerle su pene duro y palpitante. No lo pensó dos veces, ella aceptó abriendo la boca y recibiendo en esta aquel instrumento que segundos antes la hiciera muy, muy feliz. Con sólo la mitad del miembro masculino en su garganta, ya que la longitud de este no le permitía degustar más, la sacerdotisa saboreó como pudo el pene de su poseedor, lamiendo cada centímetro de carne y succionando, delirante, la punta. Logrando, al cabo de unos minutos, que el chico no pudiese contenerse más y por ende expulsara una fuerte eyaculación que desembocó en la garganta de la itako. Bebiéndose lo que pudo, Anna permitía que una considerable cantidad de semen escapara de sus labios y que esta misma escurriera por su cuello y sus pechos aun excitados. * Ufff, no puedo creer lo que ha pasado. * Siendo estos los últimos segundos en que los labios y la lengua de la joven recorrían intensamente su miembro, Horo Horo no pudo evitar que las anteriores palabras de emoción se escapasen de su boca. Al oírlo, Anna se incorporo de frente al muchacho, mirándolo intimidante. Y a pesar de todo, ese momento fue un tanto incomodo; ellos dos, de pie, mirándose a los ojos y además... desnudos !!. Pero también fue un momento muy agradable, el mirarse mutuamente y descubrirse satisfechos el uno del otro; percibir el deseo de una “próxima vez”. * Y... ¿qué se supone que vamos a...? * La Kyouyama quiso decir algo, pero el repentino toque frío entre el viento de la noche y su desnuda piel la hizo callar y abrazarse a si misma. Aprovechando que al frío de la noche ella no era inmune, el shaman se atrevió a abrazarla, e instantes después a besarla. Decir que ella le correspondió a sus deseosos labios, esta de más. Y ahí, en medio de quien sabe que lugar, a quien sabe que horas de la noche, se encontraban dos amantes que se besaban apasionadamente. Descubriendo cosas muy interesantes el uno del otro. Él, que la itako podía ser más cariñosa de lo que parecía y, que quizás, podía ser ella quien apaciguara su deseo por una novia; sonaba absurdo considerando que ella estaba comprometida, pero ni siquiera eso le importó.... a ninguno de los dos. En tanto la sacerdotisa descubrió que el shaman era más interesante y atractivo de lo que aparentaba. Lo cierto es que, por ahora, Anna sólo quería permanecer entre los brazos del chico de Hokaido; quizás después consideraría la opción de vestirse. Ya que, contrario a lo que ella pensaba, los labios y piel de Horo Horo eran cálidos y ardientes, capaces de derretir a su escudo de hielo. ... El shaman y la reina de hielo... juntos encendieron el fuego en el hielo.

Finalizado. *~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*

He aquí mi primer fic de Shaman King, definitivamente no es el primero en español, pero sí de los primeros con esta “pareja”, si no es que el único... Me encantan estos dos 0v0 .

¿Por qué sobre ellos?: Bien, pues yo adoro a Horo Horo; es tan lindo, LO AMO. Y pues Anna es uno de los personajes más importantes. Eso y que he leído varios fics donde la itako es relacionada con Yoh, por obvias razones; con Hao y hasta con Len, pero nunca con Horo.

~*~

Este fanfiction fue escrito por MAEDA Ai. Y es material de Fallen Angel.

Totalizado el 17 de Julio de 2003.

La dama del Hentai: Maeda Ai.

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4 years ago

Es como volver a empezar _C1_

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Anime: Shaman King

Rating: M

Pareja: Horo Horo & Anna

Sinopsis: Después de la muerte de Yoh, hay alguien que se preocupa por Anna. Pero, ¿él?... ¿por qué él?.

Advertencia: Lemon (NSFW)

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Por: Maeda Ai.

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.:: Capítulo 1: “Viéndola llorar por él” ::.

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El ambiente que rodeaba la casa era poco más que incomodo y ni que decir del sepulcral silencio, sí... sepulcral. Solo han pasado un par de horas desde que sepultasen al Shaman King, Yoh Asakura.

Todo había sido tan repentino quizá por ello ninguno de los dolidos tuvo palabras de consuelo para la joven viuda.

 Veintiséis años, cinco de casados. La vida tranquila que tanto les costó conseguir se vino abajo en cuestión de minutos.

 La itako no podía arrancar de su mente las últimas palabras del moreno...

““Ya llegué, Annita.””

Luego solo escuchó como el cuerpo de su esposo caía pesadamente sobre los escalones de la entrada.

   “¡ Fue mi culpa !”.

Se decía a si misma una y otra vez.

¿Cómo no iba a pensar que así había sido?, si él era tan joven.  Y ahora Fausto venía y le decía que todo había sido por causa de la gran cantidad de poder que utilizó en la pelea contra Hao... que haber excedido sus limites le acortó la vida, solo eso...

Así que solo pudo echarse la culpa, a ella y a los inhumanos entrenamientos que le imponía.

  * Son cosas que pasan... no te tortures más. *

 Fueron las palabras del enano cabezón, ese joven que podría ser muy inteligente, pero cuya forma de dar ánimos y consuelo en situaciones como ésta era un total fracaso.

 No. Pensar que su ausencia era algo que solo debía pasar no le ayudaba en nada. No obstante no pronunció palabra alguna de desacuerdo con el mejor amigo de su marido.

La rubia se limitó a bajar la cabeza y agradecer el apoyo que los amigos de su esposo le estaban dando.

¿Anna dando las gracias?, era casi increíble aunque dada la situación, pues...

~*~

~*~

~*~

Todos se habían ido ya, dejándola sola en la pensión; los últimos en irse fueron Tamao y Manta.

Ahora se daba cuenta de cuan grande era ese lugar, en especial siendo ella la única que lo habitaba... ahora estaba sola, otra vez.

 Anna se encontraba de pie en medio de la estancia, distraída, distante.

Aun con todo lo que pasó ella no lloró, no se quejó... no dijo nada. Se mantuvo siempre con su expresión adormilada y seria, con sus ojos fríos que no mostraron dolor.  Cualquiera que no la conociera pensaría que la muerte de su esposo no le dolió ni un poco, más ahora que nadie la observaba se derrumbó por completo...

 El escudo de hielo se quebró y su fortaleza se vino abajo. Tampoco pudo seguir conteniendo las lágrimas que se empujaban unas a otras por salir libres y deslizarse por sus mejillas.

Anna Kyouyama finalmente lloraba la repentina ausencia de Yoh.

  Desesperada, giró el rostro en varias direcciones, como buscando a su marido... y lo encontró... Él le sonreía desde una de las tantas fotos que estaban en la casa.

Ahí estaba él, con esa estúpida sonrisa adornándole el rostro. Feliz, apuesto, tranquilo... vivo.

 * Y-Yoh !... *

 Anna se dejó caer de rodillas para alcanzar la fotografía; aun temblando deslizó los dedos sobre el vidrio que protegía la imagen de su Yoh.

Una valiente y silenciosa lagrima escapó de sus ojos mientras apretaba contra su pecho aquel objeto.

  Escuchó la puerta de la entrada al deslizarse, pero no hizo caso; siguió de rodillas en medio de la estancia, abrazando la imagen del hombre que se atrevió a dejarla completamente sola.

 * Ahh, ¿cómo pudiste??... prometiste que estaríamos juntos por muchos años, por varias décadas... Yoh no baka. *

 Sollozó agitada, ahogándose en su doloroso llanto.

Apretaba fuertemente los ojos como resistiéndose a la realidad que ahora vivía.

 Pero la sorpresa la hizo dejar de llorar, sorpresa que sintió cuando una mano se posó suave y delicadamente sobre su hombro derecho.

Asustada, abrió los ojos; creía estar sola en la casa, los amigos del shaman se habían ido hace ya un buen rato.

 Volteó lentamente hasta posar la mirada por encima de su hombro; de todas las personas que conocía, él era a quien menos esperaba ver....

Horo Horo la miraba con ojos tristes y apagados.

 * Olvidé mi tablilla. ¡ Lo siento !.*   _Mencionó sincero, mientras sus negros ojos mostraban compasión y tristeza._   * Por favor... no llores más.*

 Las palabras del shaman tuvieron un efecto contrario al que pedía. Y como si se lo hubiese pedido, Anna derramó aun más lágrimas.

 * ¿Por qué?... *

* No lo sé... en verdad no lo sé. *

 Ella quería respuestas, solo eso. Pero el joven no podría dárselas por más que intentara, por más que quisiera.

 * Fue mi culpa. *

 Las palabras de la itako resonaron en la cabeza del peliazul.

Ella por fin soltó el marco y prácticamente se lanzó a los brazos del shaman, donde fue recibida cálida y protectoramente.

 A pesar de que el joven peliazul le pidió no hablar de esa manera, la idea no salía de la mente y corazón de la sacerdotisa, quien escondía en el pecho del chico su rostro bañado en lagrimas mientras dejaba que pequeños gemidos de dolor espiritual se escapasen de sus labios.

 Horo Horo acarició el rubio cabello de la chica; trataba de consolarla, pero estaba claro que sus intentos eran vanos y que solo lograba que la mujer derramase más y más lagrimas.  Así que se resignó a abrazarla hasta que ella dejara de llorar.

 El ainu dejó que sus pensamientos lo envolviesen. Él solo regresó por la tablilla de posesión, esperaba que Anna lo regañara por su descuido y luego lo echase de la casa...

Jamás esperó encontrarla llorando tan devastada.  Estaba tan acostumbrado a los maltratos por parte de la itako, que jamás imaginó tenerla entre sus brazos intentando darle ánimos, ánimos que en este momento ni si quería él tenía.

 “Como desearía que ella me estuviese gritando o golpeando, que se muestre tan fría y amargada como siempre... me duele verla así!!.”

 Este extraño pensamiento confundió al joven shaman, quien ahora presenciaba como, entre sus brazos, la mujer de hielo se deshacía en llanto.

 Y por razones que no comprendía, al verla sufrir de esa manera tuvo la impresión de que su corazón se le rompía en incontables pedazos...

  Sin finalizar.

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Soy feliz, porque este es mi segundo HOROxANNA. Un fanfic que planeo para varios capítulos.

Bueno, ¿por qué le pasó esto a Yoh?. Para dejarle libre el camino a mi amado Horo Horo, ¿para qué más?. No quise rivalidades, ni peleas, ni celos, solo una oportunidad de que estos dos descubran características que desconocen el uno del otro.

No se me ocurrió otra excusa para que Yoh ya no estuviera, lo siento, T-T.

Por cierto, me costó encontrar un título para el fic y justo cuando estaba resignada a no darle uno, escuché la canción “Es como volver a empezar” -John Lennon-, y pensé... el título de la canción es perfecto para el fic. Por eso adoro a The Beatles.

Este fanfic contendrá lemon a partir del capítulo tres.

—I love HOROxANNA—.

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Este fanfiction fue escrito por MAEDA Ai. Y es material de “Fallen Angel”.

Totalizado el 25 de Mayo de 2005. 

La dama del Hentai: Maeda Ai.

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               || Capítulo 2 ||


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Es como volver a empezar _C2_

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Anime: Shaman King

Rating: M

Pareja: Horo Horo & Anna

Sinopsis: Después de la muerte de Yoh, hay alguien que se preocupa por Anna. Pero, ¿él?... ¿por qué él?.

Advertencia: Lemon (NSFW)

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Por: Maeda Ai.

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.:: Capítulo 2: “Y no quiero que él también se vaya” ::.

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¿Cuánto tiempo había pasado desde entonces?; días, meses...

 * Ya más de un año... *

 Anna suspiró ante el dolor, dolor al cual parecía haberse acostumbrado.

 Aquel fue el único día que lloró, fueron tantas lágrimas que llegó a pensar que se le habían acabado. Quizá se desahogó por completo y eso fue lo mejor. Pero la mujer se sumergía en el mar de recuerdos y sentimientos de los cuales era presa diaria.

 Distraída, con la mirada pérdida en el vacío de la oscura noche, la nada, no se percató de que alguien más estaba con ella, hasta que una rosa de hielo apareció frente a sus ojos.

Ligeramente sorprendida, la tomó entre sus manos, mirándola con aparente indiferencia; giró el rostro encontrándose con aquella tonta sonrisa. Tan parecida y tan distinta a la vez a la de aquel hombre, pero no !... no era él.

 El hombre que ahora está junto a ella es mucho más holgazán, distraído, irresponsable y descarado.

 * ¿Sigues aquí?. *

 Le preguntó, a pesar de que su compañero llevaba varios meses de visita en la pensión.

Él solo suavizó su tonta sonrisa y se sentó al lado de la rubia, permaneciendo en silencio por un rato; ambos, sin decir nada más.

 Para ella estaba bien; durante todo ese tiempo este shaman la había estado acompañando como ninguna otra persona. Fue el único testigo de su dolor y el único que permaneció a su lado después de la muerte de Yoh, los demás amigos de su esposo simplemente no volvieron, cada uno siguió sus vidas, alejándose de ella.

Era comprensible, después de todo el importante era el heredero Asakura, no ella, quizá por eso no entendía por qué éste chico permanecía aquí, como si ella también le importase... no lo entendía.

 * Horo... *

 Su voz fue un suave suspiro que llegó a oídos del ainu quien de inmediato posó la mirada sobre la hermosa joven rubia.

 * Tú sabes que lo amaba... sabes que sí. *

 El muchacho se limitó a guardar silencio.

Que la chica de pronto le confesara su sentir sin razón aparente, solo significaba que no deseaba sentirse sola, así que la abrazó, la estrechó entre sus brazos, recargándola contra su pecho mientras el silencio volvía a reinar el lugar.

 No era ésta la primera vez que la sacerdotisa encontraba tranquilidad y apoyo en el abrazo del chico peliazul, no. La primera fue aquella tarde después de que su esposo la dejó, luego se dieron algunas ocasiones más, y ahora ésta.

En todo ese tiempo se habían acostumbrado el uno al otro; y aunque Anna no lo dijera, apreciaba la compañía del ainu, sino fuese por su presencia se hubiese dejado devorar por la tristeza y la soledad, no hubiese podido sobrellevar la ausencia de Yoh. Y ahora estar entre sus brazos, le resultaba tan natural.

 * Anna, yo... *     _ Pero escuchó su voz varonil interrumpir el cómodo silencio._     * Mañana regresaré a Hokkaido. *

 La chica curveó ligeramente una de sus cejas; eso significaba que estaría completamente sola durante tiempo indefinido.

En los últimos meses, Horo Horo pasaba más tiempo en Funbari que en su tierra natal, y aunque varias veces regresó al norte, tardaba más en pensar en ello que en volver a la pensión.

Cuándo Yoh murió, el peliazul permaneció a su lado por más de cinco meses, luego regresó a Hokkaido por tan solo un par de semanas.

 * Me estoy acostumbrando al clima de Funbari Ouka. *

Le dijo aquella vez.

Pero no importaba cual fuera la razón, ni si de vez en cuando peleaban, de acuerdo casi a diario, mucho menos si el record de sus conversaciones apenas había alcanzado los veinte minutos... le gustaba su compañía y eso era algo que no podía negarse a sí misma.

Quizá por ello le entristecieron sus palabras, quizá solo era incomodidad, solo costumbre... no obstante, últimamente pensaba que el estar con él, para ella significaba más que eso... mucho más. Por ello tenía deseos de pedirle que se quedara, cosa que no haría ni en el más loco sueño.

 Más Anna no dijo palabra alguna, solo acomodó la cabeza sobre el pecho del joven, dejando que este acariciara su rubio cabello, y como si la hubiese arrullado, la itako permitió que el sueño le cerrara los ojos.

Horo Horo la observó atento por largo rato, la tranquilidad que reflejaba ese bello rostro lo llenaba de paz; por alguna razón, sentía que podía observarla por siempre, así entre sus brazos, y no cansarse de ello.

  De pronto a su mente llegó el recuerdo de su amigo Yoh y una corta platica que tuvieron hace ya tanto tiempo...

 * Podría embriagar a mis ojos con su hermosa imagen y ni siquiera cansarme un segundo. *

Esas fueron las palabras del Shaman King.

Por aquel entonces, Horo Horo no lo entendió e incluso lo creyó un completo imbécil por referirse a la itako con esas palabras.

 * Más ahora entiendo a que te referías... amigo Yoh. *

 La voz del ainu fue tan silenciosa que difícilmente hubiese despertado a la rubia.

 Con una ligera sonrisa adornándole el rostro, suavemente tomó entre sus brazos a la chica, llevándola hasta su habitación donde podía descansar más cómoda.

Se iría mañana por la mañana y si ella no despertaba para entonces seguro no podría despedirse.

  Fueron muchos pensamientos los que a su mente llegaron, y de todos ellos, las palabras que su hermana le dijera hace un par de meses, antes de venir a Funbari, hicieron que su andar fuera más lento...

 * No puedes seguir así, pasas más tiempo allá que con tu familia... No has hecho nada en este tiempo. ¿Qué pasó con el campo de plantas?, qué pasó con tu sueño?. *

 No tuvo, ni tiene respuestas para esas palabras, pero sabía que Pilika tenía razón en algo: él hizo de lado todo y sin siquiera saber por qué.  En realidad en todo este tiempo no había hecho absolutamente nada, por eso regresaría a Hokkaido, para seguir con su vida y dejar que la itako siguiese con la suya.

~*~

~*~

~*~

 Entró a la habitación casi vacía, en cuyo centro se hallaba un futon más grande de lo normal, ahí recostó cuidadosamente a la rubia, más cuando quiso incorporarse se dio cuenta de que los suaves brazos de la chica se lo impedían.

 * Si te digo que no quiero que te vayas, seguro no me creerás... como yo misma no me creo ahora. *

 Horo Horo podía sentir el cálido aliento de Anna acariciando su cuello y su oreja izquierda. Se sonrojó ampliamente, aun sujetando la cintura de la sacerdotisa, completamente consciente de que los brazos de la misma le rodeaban el cuello y que su cuerpo yacía sobre el de ella, haciendo de esta una posición poco decente.

 Ese juego de palabras por parte de Anna le estaba haciendo bromas pesadas a su mente, por todo lo que comenzaba a imaginarse. Y el intenso latir de su corazón no le ayudaba mucho a pensar siquiera en decir algo.

Sin embargo, hablar ya de mucho no servía, pues sus miradas se cruzaron en algún momento, y por un simple instante, tan solo para que después fuesen sus labios los que se buscasen y unieran sin que alguno de los dos lo hubiese pensado.

 Era un profundo beso que sencillamente se dio entre ellos, beso que le arrebató al joven todo deseo de regresar al norte.

Sin finalizar.

*~*~*~*~*~*~*~*~*~*

Ya sé que les interesa más el lemon, pero tampoco quería empezar el capítulo metiendo a estos dos a la cama así nada más. NO !.

Como ésta pareja me gusta mucho, quiero plasmar muchos detalles de su relación, pero descuiden, el próximo capítulo es lemon y no será el único.

Quiero que este fanfic derrame miel, así que habrá mucho amor, malos entendidos, lágrimas y lemon ^0^.

—I love HOROxANNA—.

~*~

Este fanfiction fue escrito por MAEDA Ai. Y es material de “Fallen Angel”.

Totalizado el 25 de Mayo de 2005.

La dama del Hentai: Maeda Ai.

*~*~*~*~*~*~*~*~*~*

              || Capítulo 3 ||


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Es como volver a empezar _C3_

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Anime: Shaman King

Rating: M

Pareja: Horo Horo & Anna

Sinopsis: Después de la muerte de Yoh, hay alguien que se preocupa por Anna. Pero, ¿él?... ¿por qué él?.

Advertencia: Lemon (NSFW)

*~*~*~*~*~*~*~*~*~*

Por: Maeda Ai.

*~*~*~*~*~*~*~*~*~*

.:: Capítulo 3: “Durmiendo tranquila en brazos del ainu” ::.

*~*~*~*~*~*~*~*~*~*

.

Su corazón pareció detenerse por un segundo cuando los labios de la itako encontraron los suyos, más luego ya no estaba muy seguro de lo que pasaba.

Su lengua penetró en la boca de Anna hasta encontrar la lengua de ésta y jugar a entrelazarse una y otra vez; sus manos se aferraron a la cintura de la rubia, y de vez en cuando acariciaba su espalda.

  ““Era la esposa de Yoh, la mujer que él tanto quería y que yo detestaba… no debo seguir.””

Eran los desordenados pensamientos que agobiaban al shaman, pensamientos que de nada sirvieron, pues sus labios se aferraron a seguir unidos a los de la sacerdotisa; además, sentir como las suaves manos de la itako acariciaban su rostro y su pecho, sin mencionar los débiles jadeos que de la boca de ella escapaban, lo volvieron loco de deseo.

 Su exquisito aroma lo relajaba y al mismo tiempo lo invitaba a seguir.

  ““Quiero estar con ella.””

 Sí, no podía mentirse a si mismo, mucho menos con el vestido mal puesto de Anna y él habiendo perdido la camisa.

  Escondió el rostro entre el cuello y el hombro de la sacerdotisa, mientras sus manos, presurosas, se deshacían de la vestimenta de la mujer, esto claro, sin perder la oportunidad de recorrer las largas piernas femeninas.

Las pequeñas manos de la rubia se enredaron juguetonas en el cabello del ainu, perdiéndose en el azul sin dejar de acariciarlo con un poco de desesperación, y reteniéndolo ahí, recargado sobre su hombro.

  Quemaba, un calor agradable que la obligaba a respirar agitadamente.

  ““No puedo… Yoh… Horo Horo, yo...””

 Sus ideas eran un verdadero caos.

Al estar con Horo, no podía evitar recordar a su esposo y que el peliazul fue su amigo, amigo con el que ahora se estaba abrazando, besando… quiso detenerse, separando sus labios de los del shaman del norte, pero al hacerlo inevitablemente se miraron el uno al otro. Fue como si el tiempo se hubiese detenido; en ese momento, descubrieron las emociones, dudas y sentimientos que cada uno experimentaba.

 * Anna… yo no sé, no comprendo… *

 Lo escuchó decir, con ese apuesto rostro tan cerca del suyo; lo sintió acariciarle las mejillas de forma tan suave que la tensión desapareció, más aun con el cálido aliento del shaman chocando con su rostro, tranquilizándola.

Volvieron a unirse en un beso más tranquilo, lento y profundo.

 El joven se dedicó a guiar sus ansiosos labios por todo el cuerpo femenino, abandonando la dulce boca de la itako y recorriendo el cuello de la misma, sus hombros… haciéndola temblar.

 * Eres hermosa… muy hermosa, demasiado. *

  Fue un halago del que la rubia no tuvo mucho tiempo de disfrutar pues los labios del ainu se habían posado sobre uno de sus senos.

Un corto y repentino beso que le erizó la piel, seguido de la exquisita sensación de sus pechos siendo recorridos por la legua del shaman.

Intensos gemidos se le escaparon de la boca, haciendo que el silencio en la habitación se interrumpiera; eran las voces de ambos, entre jadeos, las que resonaban no solo en la habitación sino en toda la casa, esa casa que durante las noches se mantenía en absoluto silencio, y ahora se llenaba con los sonidos agitados de dos amantes improvisados.

 Entregándose por completo a las disposiciones del muchacho, Anna solo se dejaba hacer sin esperar que los labios de Horo viajasen de sus senos hasta su entrepierna; fue un movimiento tan rápido e inesperado, que la mujer solo abrió desmesuradamente los ojos a causa de la sorpresa; el peliazul había hundido el rostro entre sus piernas, degustando la intimidad de la itako.

  * ¿Qué, qué haces?… ¡ detente !… *

  Anna quiso alejar de su cuerpo al joven, pero la fuerza se escapó de su cuerpo, terminando por rendirse ante la intensa excitación que esto le provocaba.

La lengua de Horo, que se adentraba en su vagina, logrando que esta se humedeciera una cada vez más. Por otra parte, el muchacho se aferraba a continuar, su rostro envuelto en rojo, esto era lo más atrevido que había hecho en la vida y era excitante, agradable… delicioso.

 Hace mucho tiempo no hubiese imaginado tener la cabeza entre las piernas de Kyouyama… jamás. Pero agradecía al cielo el poder hacerlo ahora.

Casi aferrado al clítoris de la chica, lamió y succionó el pequeño botón femenino, arrancándole gemidos y suspiros de placer a la rubia, que temblaba sofocada entre los tantos orgasmos que el peliazul le provocaba.

 Sus movimientos eran tan intensos, incluso lo sintió succionar y morder suavemente ese pequeño botoncito fuente de placer; era normal que se retorciera ante los incontrolables deseos de su compañero y rendirse a un orgasmo más.

  * Ho-Horo Horo, ya... *

 Las palabras de Anna se atoraban en su pecho, no podía jalar aire, estaba tan agitada.

Entonces, el shaman se incorporó ligeramente tan solo para poder observar complacido el cuerpo de la itako, ese lindo cuerpo desnudo y a su entera disposición.

Pasó la lengua por sus labios, degustando aun de los líquidos de la joven rubia.

  Horo dejó que su cuerpo se acomodase encima de su amante para luego besarla con furor, con gran deseo, mientras ella le devolvía la caricia que recibía.

Se sentía tan cansada, por eso le pidió que se detuviera, se sentía como si fuese su primera vez, algo un tanto comprensible considerando que hace más de un año que no tiene un encuentro sexual.

Desde que Yoh se fue, ella estaba demasiado triste como para pensar en eso, ni siquiera la idea de satisfacerse a si misma le cruzó la mente en todo ese tiempo, mucho menos la de pasar la noche con otro hombre.

 Kyouyama se sonrojó ampliamente mientras sus ojos se posaban en los del peliazul, se sentía insegura, no sabía que hacer o que decir, se quedó inmóvil, era como si hubiese perdido la práctica y de hecho… así era.

  * Si no quieres seguir… lo entiendo. *

  Incluso después de escuchar la voz del ainu, solo atinó a bajar la mirada.

  * No es que no quiera, es solo que… todo ha sido tan repentino, tan irónico… *

  Horo Horo sonrió ligeramente con las sinceras palabras de la sacerdotisa.     Él se sentía igual, tan inseguro, aun preguntándose como podía estar con esta mujer que años atrás le provocaba miedo, sin mencionar que no tenía ningún tipo de interés por ella, y ahora… estaba apunto de hacerle el amor.

 El shaman hizo a un lado todos esos pensamientos, dejando que sus manos se dedicasen nuevamente a recorrer la pálida piel de la itako, viajando por la totalidad de aquel cuerpo hasta detenerse entre las piernas de la joven, introduciendo su dedo medio en la vagina, logrando que Anna se retorciera de placer, más trató de calmar las ansias que la quemaban, permitiendo que Horo Horo la estimulase de es amanera, metiendo y sacando el dedo de su cuerpo, en un ciclo que la hizo gemir ya sin reserva.

 Anna separó un poco más sus piernas, permitiéndole a su amante una mayor libertad para penetrarla así.

Se aferró al cuello del shaman de hielo al ser presa de una nueva oleada de placenteras sensaciones; sentía como su vagina se contraía aun después de que el dedo del peliazul saliese de su intimidad.

  * Eres un ecchi… un adorable ecchi, hentai. *

  Le dijo la itako, entre besos apasionados y ligeros jadeos.

La mujer dejó que una sonrisa se diera en medio de aquel beso mientras sentía como Horo Horo se acomodaba entre sus piernas, con el pene erecto apuntando hacia su sexo.

 Lo sintió deslizarse tranquila y cuidadosamente hacia adentro.

Los primeros roces los hicieron gemir deseosos, tanto que tuvieron que romper el beso para poder jalar aire y continuar con la unión de sus cuerpos.

Con avance lento, tranquilo, pero en extremo placentero, el ainu experimentaba la pasión que esta mujer era capaz de desbordar.

 Tan sexy, tan despampánate, tan intensa… tan Anna.

Ahora que ella esta con él, desde esta vez, le esta diciendo que disfruta de su compañía, por eso esta haciendo el amor con él, con el shaman de hielo.

 El peliazul se dejó envolver por los brazos de la rubia, mientras el deslice de su miembro finalmente lo hizo llegar hasta el fondo del cuerpo femenino, después dejó que su pene entrara y saliera una y otra vez.

  * No quiero soltarte. *

  En verdad no quería soltarla, dejarla ir.

La adoraba, la deseaba, no podía, ni quería soltarla, así que se aferró a su estrecha cintura, sujetando firmemente la sutil, pero bien marcada, curva que delineaba su forma de mujer.

 Horo bajó un poco la mirada, encontrándose con ese par de perfectos senos que, con ese danzar al ritmo de sus embestidas, lo incitaban a probarlos nuevamente. Poco tardó en atrapar entre sus labios el pecho izquierdo de la itako; como desesperado, succionó el duro pezón, siendo recompensado con los profundos gemidos que soltaba su amante.

El morbo y la excitación eran ya incontenibles.

   Sin haber dejado de clavarle su espina a la chica, sintió como su miembro recibía magnificas vibraciones producto de las contracciones de la vagina de Anna, que lo aprisionaba dulcemente en su interior, volviéndolo loco de placer.

La ansiedad lo estaba sofocando, sentía que en cualquier momento sucumbiría ante la excitación, pero no deseaba arruinar el momento, quería hacerla gozar, que no dejara de sentirlo.

 Mientras tanto, Kyouyama respiraba cada vez más agitada ante las sensaciones deliciosamente perversas que este shaman le hacia sentir.

Las penetraciones se habían vuelto fuertes y profundas; sintió la llegada del placer, y aun cuando hizo lo posible por soportar un poco más, la sacerdotisa fue atacada por un delicioso orgasmo que la hizo gritar de inmenso gozo, aferrándose al cuerpo del muchacho, dejándole la piel marcada al haber clavado sus uñas en la espalda del ainu.

 Sí, ese fue su clímax, pero el que Horo Horo sacara el pene por completo de su vagina y lo volviese a introducir con fuerza, fue algo que no esperaba sentir, la intensidad y la sorpresa prolongó su orgasmo, dejándola cansada y sin aire.

Ni siquiera tuvo fuerzas para gritar, tan solo dejó que la sensación la llenase hasta agotarla por completo mientras sentía a su vagina contraerse agitadamente, y al shaman que seguía penetrándola un poco más.

 El muchacho apenas tuvo tiempo para acomodarse y penetrar una vez más a la itako, luego cerró los ojos con fuerza al tiempo en que se dejaba caer rendido sobre el cuerpo de la mujer.

Respiraba agitado cerca del rostro de la chica, sus alientos chocaban entre si, hasta que terminaron besándose lenta y tranquilamente, un beso que logró relajarlos.

 * Lo siento. *

  La sacerdotisa no entendió. ¿De qué demonios se estaba disculpando?.

Entonces, Horo Horo la miró con ternura; no pretendía que su semen invadiese su cuerpo, no quiso ser descuidado, pero estaba totalmente entregado y fascinado de tenerla entre sus brazos y solo para él, que, ahh. . .

 La rubia, con expresión seria, tomó el rostro del shaman entre sus manos, acariciando suavemente ese apuesto rostro. Estaba bien, sentir su esencia escurrir entre sus piernas era una sensación verdaderamente excitante, deliciosa.

Permanecieron un rato más sin romper la unión de sus ya cansados cuerpos, hasta que el miembro del peliazul comenzó a reducir su tamaño, regresando a su forma normal.

~*~

~*~

~*~

 Ahora ambos yacen recostados sobre el futon; el ainu justo detrás de ella, la abraza rodeando su cintura, le encanta estrecharla de esa manera, es como si la reclamase como de su propiedad.

Besa su oreja y le susurra algo de vez en cuando, pero ella se siente intranquila, nerviosa.

  * Entonces… ¿te irás mañana?. *

  Era claro el reproche en su hermosa voz.

 Horo Horo la hizo girarse suavemente para recibirla entre sus brazos sin pretender soltarla por el resto de la noche.

Un beso suave y tranquilo, lleno de ternura, fue su intento por tranquilizar a la joven… y lo logró.

  * No, no podría, a menos que… tú así lo quieras. *

  Tan lindas y sinceras palabras no lograron que la expresión de Anna cambiase; el suyo era el mismo hermoso rostro reflejando frialdad.

La itako no dijo nada, solo se acurrucó sobre el pecho desnudo de su compañero mientras cerraba los ojos. Eso fue todo, no había nada más que decir.

 Comprendiendo su silencio, el shaman de hielo, descansa la cabeza sobre el rubio cabello de su amada.

Horo Horo comienza a hacer planes para su futuro, porque ya no se imagina un futuro sin ella. Sin que Anna Kyouyama lo mande o lo obligue a realizar todo el trabajo de la casa, sin que le grite… sin hacerle el amor.

 Anna terminó dormida tranquilamente entre los brazos del shaman, pero él no tiene sueño, le complace contemplar a esa mujer, le produce un sentimiento tan cálido.

 Más repentinamente siente una presencia en la casa…

  * ¡ No puede ser !… *

  Exclama sorprendido, mientras clava los ojos en la puerta de la habitación; allá afuera hay alguien que lo espera.

Por primera vez en la vida no sabe si lo que siente es miedo o enojo, y se pregunta que debe hacer.

Aprieta los dientes con fuerza, pues no importa la razón por la cual el dueño de esta presencia haya venido precisamente ésta noche, no puede ser nada bueno para él. . .

  * O, quizás, para Anna. . . *

  Sin finalizar.

*~*~*~*~*~*~*~*~*~*

Ah, lemon por fin… en mi opinión, este es uno de los pocos escritos en que he realizado una muy buena mezcla de erotismo y romance; ustedes dirán.

Este par tendrá unos cuantos encuentros más adelante, aunque también habrá capítulos que serán más de explicación que de lemon, como el próximo ^^’…

—I love HOROxANNA—.

~*~

Este fanfiction fue escrito por MAEDA Ai. Y es material de “Fallen Angel”.

Totalizado el 25 de Mayo de 2005.

La dama del Hentai: Maeda Ai.

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             || Capítulo 4 ||


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4 years ago

Es como volver a empezar _C4_

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Anime: Shaman King

Rating: M

Pareja: Horo Horo & Anna

Sinopsis: Después de la muerte de Yoh, hay alguien que se preocupa por Anna. Pero, ¿él?... ¿por qué él?.

Advertencia: Lemon (NSFW)

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Por: Maeda Ai.

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.:: Capítulo 4: “Visitas inesperadas” ::.

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.

Cuidadosamente, deslizó la puerta, no deseaba que la rubia despertase, no ahora, no.

Intranquilo, bajó las escaleras, guiado por la fuerte presencia que invadía toda la casa. A cada paso que daba, con cada segundo que pasaba, se cuestionaba el por qué de la visita de este shaman.

 El miedo lo invadió entonces; quizá esto significaba que debía alejarse definitivamente de Anna.

  * No, no... me moriría sin ella. *

  Aquello fue un susurró, escuchado tan solo por el mismo peliazul, quien oprimió fuertemente los puños. La sola idea de alejarse de ella, le destrozaba el corazón y más después de haber hecho el amor con tan maravillosa mujer.

 Bajó las escaleras, guiado por el poder espiritual del inesperado “visitante”, entonces, se percató que la luz que alumbraba el jardín estaba encendida, cuando el recordaba haberla apagado horas atrás.

Y al salir, pudo verlo...

Un joven se hallaba sentado sobre el pasillo de madera, admirando todas las blancas lucecitas que adornaban el oscuro manto del cielo.

  * ¡ Yoh !... *

  Un suave murmullo de sorpresa escapó de los labios del peliazul, sorpresa, sí, aunque ya sabía perfectamente, desde el instante mismo en que sintió un fuerte poder espiritual, que era el mismísimo Shaman King el que había venido esta noche.

   * ¿Qué quieres?, ¿a qué has venido?. *

  Aquello fue un claro reproche por parte del ainu.

El tono de voz reflejaba su total desaprobación hacia el castaño, cuya sola presencia era, de cierta forma, indeseada, incomoda, inoportuna... le traía problemas.

Sin embargo, por otro lado, se sentía feliz de volverlo a ver, estaba consciente de ello. Quizá por eso una parte de él se sentía como un niño pequeño al que le esperaba un fuerte regaño por lo que recién había hecho con la bella itako.

  Horo Horo no obtuvo respuesta, tan solo observó como el shaman de morena piel lo invitaba a sentarse junto a él para admirar las estrellas.

El ainu se acercó con cierta reserva y es que de cierta forma ellos eran rivales, ahora tenían algo más en común, algo, o mejor dicho... alguien. Sí, ambos la amaban, la querían a ella... a Anna.

  * Te lo dije... ella es la mujer más maravillosa de todo el mundo. *     _Yoh le habló de pronto._     * ¿Ahora me crees?. *

  En el rostro del ainu podía apreciarse la melancolía.

Era verdad; la primera vez que escuchó aquellas palabras de parte del Asakura, lo creyó loco, un completo imbécil. ¿Cómo podía expresarse así de la rubia sacerdotisa?, considerarla maravillosa... Yoh no baka, si Kyouyama era una mujer fría, avara, cruel.

  ““Anna es el mismísimo demonio en persona.””

Eso pensaba el Usui de la rubia mujer y ahora...

 * Tenías razón, ella es... tan perfecta. *

  Yoh sonrió satisfecho, se notaba la sinceridad de su amigo, sin mencionar el cariño, los obvios sentimientos que el ainu profesaba por la que laguna vez fuese la esposa del Shaman King.

 Sí, el Shaman King, Yoh Asakura, había vuelto; ¿la razón?... no la sabía, pero sospechaba que la razón era separarlo de Anna, exigirle que termine su reciente relación con la rubia.

  ““Sí, eso debe ser.””

Pensaba con tristeza el joven del norte.

Y creía estar en lo correcto, después de todo, ella fue su esposa, la misma mujer a la que Horo Horo nunca trató con delicadeza; disfrutaba hacerla rabiar y sin embargo, ahora...

   * Y aunque me exijas alejarme de Anna, que la deje... me sería imposible. *

  Sí, imposible, sin ella se moría.

Sin su compañía, su suave voz entonando su nombre; esas suaves manos acariciando su cuerpo, el delicioso aroma de su frágil figura e incluso si ella no le gritaba como acostumbraba, no sería feliz.

  * Perdóname por haberme involucrado con ella; nunca ha sido mi intención que se olvide de ti, eso no, simplemente me enamoré... lo siento. *

* Pues no lo sientas. *

 La voz del difunto shaman lo sorprendió, obligándolo a alzar la mirada.     Seguía intacta la sonrisa en el rostro de ese joven.

 Así es, Horo no debía arrepentirse, ni disculparse por nada en absoluto, todo lo contrario.

  * ¿La sabes, Horo Horo?, ¿la razón por la que vine esta noche?. *

 El ainu negó con la cabeza, tan solo como respuesta. ¿Cómo iba a saberlo?, Yoh estaba muerto, eso era claro, solo era su alma la que estaba aquí, pero... seguramente sería por breves momentos.

  * Bueno, quería agradecerte por haber cuidado de ella todo este tiempo. De todos mis amigos, jamás creí que fueses tu el que la acompañara. *

  Horo lo miró incrédulo.

Y él que pensó que el Asakura vendría a exigirle que se alejara de ella por no creerlo merecedor de su cariño... que estúpido fue al pensar que así sería.

 Por otra parte Yoh sonreía tranquilamente; imaginaba que Manta podría acompañar a Anna como el buen amigo que siempre fue, Ryu e incluso Len, aunque este último quizá lo haría con sentimientos distintos desde un principio. Nunca estuvo muy seguro de que tipo de sentimientos tenía Len hacia su esposa.

Pero la sorpresa que se llevo el Shaman King, fue grande al enterarse de que fue el peliazul el que acompañó a Anna todo este tiempo.

  Horo Horo sonrió irónico, todo era demasiado bueno para ser verdad.

Yoh le estaba “dando permiso” para amar a la sacerdotisa; él vino especialmente para agrad... un momento !!...

  * ¿Cómo es que estas aquí?, ¿quién te invocó?, cómo...? *

  El chico de castaños cabellos rio divertido, llevaban un buen rato conversando y hasta ahora se le ocurría preguntarle el “cómo” de su presencia. Era obvio que su visita preocupó al ainu.

  * Fue mi abuela... yo... solo quería saber como estaba Anna. Ahora estoy más tranquilo. *

  Aquellas sinceras palabras, le arrancaron un amplia sonrisa al shaman de hielo. Sí, él se encargaría que la itako fuese completamente feliz.

 Horo estaba tan concentrado en sus planes a futuro, que tardó en percatarse de la sospechosa y extraña mirada de su amigo.

  * Lo sabía. *

* Qué cosa?. *

* Nunca te lo dije, pero... parece ser que lo descubriste por ti mismo. *

  El ainu no sabía a que se refería el otro shaman, pero su sonrisa acusadora y los suaves codazos lo estaban incomodando.

  * Su forma de hacer el amor... es maravillosa !. *

  Era más que intenso el rojo en las mejillas del muchacho peliazul.

Era obvio que Yoh estuviese al tanto de lo que él y Anna hicieron, más ese comentario era algo que... nunca esperó de él.

  * B-bu, bueno, Yoh... eso, eso no, bueno sí, es que... *

  Horo Horo tartamudeó un poco, tratando de salir de la vergonzosa situación, más nada pudo decir. Y es que era verdad, tener relaciones con la rubia itako era... sencillamente indescriptible.

Sentir su suave y pálida piel era la mejor sensación que pudiese haber sentido.

  * Prométeme que la amarás intensamente y cuidaras que nada la haga sufrir. *

* Claro, ni siquiera tienes que pe... ¿Yoh?... *

  El ainu giró el rostro a un costado, buscando la sonriente expresión de su amigo, pero este ya no estaba.

Lo buscó, confundido, en todas direcciones, pero nada...

  * Se ha ido. *

  Fue un suave susurro que venía cargado de nostalgia.

Levantó el rostro para admirar las estrellas... ¡ ese tonto !, quería asegurarse de que el joven de Hokkaido amaba plenamente a la sacerdotisa.

 Horo Horo respiró cansado, no esperaba una conversación como esa después de hacer el amor con Anna Kyouyama.

Después de un rato, simplemente se puso de pie y regresó tranquilamente a la habitación de la itako, dispuesto a dormir y descansar a su lado, cobijado por su piel de leche, y relajado con el exquisito aroma de su cuerpo.

~*~

~*~

~*~

 Deslizó la puerta de la recamara, entrando sigilosamente; contemplando la delgada silueta que descansaba bajo las sabanas, silueta que temblaba ligeramente.

  ““Quizá por el frío de la noche.””

Pensó, más fue una idea que desechó en cuanto se acercó para ocupar su nuevo lugar en ese futon.

 Ella temblaba, dejando que los sollozos escapasen sin remedio de sus dulces labios... Anna lloraba y eso le rompía el corazón. Así como la primera vez que la vio derramando lágrimas; ahora recordaba el viejo dolor de verla llorar así.

  * Anna... Annita, ¿por qué llo... *

* Él estuvo aquí, sentí su presencia. *     _Le dijo ella, interrumpiéndolo con voz que se quebraba en cada palabra._     * Pero, no sé porque.. no quiso verme. Es que no entiendo, tanto tiempo, ¿por qué ahora que estoy contigo?, ¿por qué?. Yo... no tengo intenciones de alejarme de ti. *

  Al decir esto último, Anna giró sobre el futon, enfrentando los sorprendidos ojos del shaman de hielo. Ella quería estar con él y estaba tan asustada como lo estuvo él mismo al sentir la presencia de Yoh.

  * No te preocupes; ya te lo dije, no pienso dejarte. *

  La acercó a él hasta envolverla en un fuerte abrazo que de inmediato fue correspondido.

Horo no tardó en contarle hasta el más mínimo detalle de la conversación que recién había tenido con el que alguna vez llegó a ser el Shaman King.

  * Él... ¿vino solo para eso?, para asegurarse de que yo era feliz?. *

* Sí, y te prometo que me aseguraré de que así sea. *

* ¿Por qué él te lo pidió?. *

* Por eso, sí, pero más que nada, porque usted, señorita amargada... es la mujer a la que amo. *

  Anna lo miró con ojos furiosos aunque un sutil brillo de cariño se reflejaba en sus gemas negras.

  * Horo no baka. *

  El peliazul sonrió divertido por la expresión de su amante, mientras esta se abrazaba nuevamente a él para poco después, recostarse, ambos, sobre el futon, tratando de conciliar el sueño.

 Estaban realmente cansados, no en balde, la noche casi terminaba y no habían dormido casi nada. Pues primero ocuparon la noche para amarse y luego, la inesperada visita del Asakura les había robado el sueño, ese sueño que de ahora en adelante pretendían compartir juntos desde esta noche....

 Y hasta la última que les quedara.

  Sin finalizar.

*~*~*~*~*~*~*~*~*~*

Segun yo, era muy fácil adivinar que se trataba de Yoh, ¿no?.

En realidad, tomando en cuenta que todos aquí pueden ver fantasmas, me pareció buena idea meter a Yoh en esto ya después de muerto.

Por otra parte, la conversación entre ambos shamanes era con el objetivo de que compartiesen sus pensamientos sobre la mujer que aman, que es, nada menos que la misma chica, itako no Anna.

—I love HOROxANNA—.

~*~

Este fanfiction fue escrito por MAEDA Ai. Y es material de “Fallen Angel”.

Totalizado el 25 de Mayo de 2005.

La dama del Hentai: Maeda Ai.

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            || Capítulo 5 ||


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4 years ago

Es como volver a empezar _C5_

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Anime: Shaman King

Rating: M

Pareja: Horo Horo & Anna

Sinopsis: Después de la muerte de Yoh, hay alguien que se preocupa por Anna. Pero, ¿él?... ¿por qué él?.

Advertencia: Lemon (NSFW)

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Por: Maeda Ai.

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.:: Capítulo 5: “Lo maravilloso de estar a su lado” ::.

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Horo Horo permanecía sentado frente a la mesa; sus ojos seguían con sumo detalle cada uno de los movimientos de la rubia.

Ella estaba cocinando. . . para él.

 No podía negar que se sorprendió como nunca cuando bajó a la cocina y se encontró con una Anna que preparaba el desayuno.

 * Ya me cansé de lo que tú preparas. *

 Le había dicho la itako, sin siquiera girarse a mirarlo.

No hacia falta, pudo sentir la fuerte presencia del ainu desde que este bajaba perezosamente por las escaleras.

 Y no pudiendo oponerse a los mandatos de la chica, fue como el peliazul terminó observándola cocinar por primera vez, al menos, él no la había visto hacerlo antes.

  El shaman sonrió ligeramente, la sacerdotisa se veía muy bien con ese pañuelo blanco abrazando su rubio cabello.

No supo que lo impulsó a atreverse, pero abandonó la silla donde estaba y se acercó a su joven mujer, posándose suavemente de tras de ella, pegando sus cuerpos, rodeando la estrecha cintura de Kyouyama.

  * ¿Qué haces?. *

* Nada. *

  La respuesta del muchacho fue corta, estaba demasiado ocupado como para preocuparse por decir más de una sola palabra. Se aferró por completo a la figura femenina, deslizando sus ansiosos labios por el cuello de Anna hasta detenerse en su oreja izquierda, mordiéndola con suavidad mientras le susurraba un montón de palabras que la envolvieron en el deseo, la pasión, el amor.

 Anna cerró los ojos, dejándose llevar por las tiernas caricias del shaman, sus suaves mordidas y su delicado aliento contra su cuello.

  * Ho-Horo. . . debo terminar el desayuno. *

  La itako no supo de donde sacó la fuerza para armar aquella frase, y es que lo que el joven peliazul le estaba haciendo la incitaba a hacer el amor con él. . .  otra vez.

Esa era una buena idea, demasiado, también lo deseaba, pero. . . hace apenas unas horas que habían separado sus cuerpos. Anoche se habían amado tanto, que el cansancio aun permanecía en sus cuerpos.

 La poca resistencia de la itako, se esfumó apenas sintió las manos del ainu sobre cada uno de sus senos.

  * Ah, Horo Horo. . . *

  Un placentero suspiro escapó de sus labios. Deseaba a ese hombre, tanto como él a ella.

Anna permaneció inmóvil, dejándose hacer, entregada por completo a las traviesas y excitantes pretensiones del shaman de hielo.

 Con cuidado, el hombre la hizo girarse hasta quedar frente a frente; la miró con fijeza un instante, tan solo un instante. . . y la besó, sin poder esperar más.

Sus labios reclamaban los de la chica con locura mientras sus ansiosas manos recorrían cuanto podían de la bella figura femenina.

 Horo no perdió tiempo, con un movimiento inesperado, movió la mano debajo de la tela del vestido negro de la itako, haciendo a un lado la ropa interior, hundiendo un par de dedos en la vagina de la chica.

  * ¡¡ Ho. . . Horokeu !!. *

  Apenas sintió aquel movimiento por parte del muchacho, Anna no pudo evitar que un gemido entonando el nombre del shaman se escapase de sus labios, mucho menos los demás gemidos ocasionales y placenteros que le prosiguieron.

  * Creí que no deseabas que lo hiciéramos en este momento. *

  Le susurró el muchacho, con voz burlona y triunfante, sin mencionar que llevaba un poco de morbo consigo.

 Más un simple “idiota”, fue la respuesta que emergió de los dulces labios de la rubia, haciendo reír divertido al shaman del norte. Pareciera que a la itako le gustaba mucho ese adjetivo para referirse a él.

  De un momento a otro, los gemidos de gozo por parte de la sacerdotisa se volvieron más sonoros y constantes, mismos que hicieron desesperar al peliazul.

La encantadora voz de Kyouyama, envuelta en ese melodioso tono de placer, suplicante por continuar. . . lo volvía loco de deseo.

Así que, con un movimiento inesperado, el muchacho sostuvo a la mujer, elevándola varios centímetros sobre el piso, con la sola idea de llevarla a la habitación que ambos compartían, más los húmedos y excitantes labios de la rubia posándose desesperados, aunque cariñosos, sobre los suyos, lo hicieron impacientarse aun más, terminado por recostarla sobre la pequeña mesa de la cocina.

  * Creo que no puedes esperar más, eh !!. *

  Mencionó el shaman de hielo, poco antes de comenzar a despojarse de sus ropas.

  * Ja, mira quien lo dice. . .  ¡ hentai !. *

  Anna simplemente no pudo evitar que una sonrisa irónica y divertida adornara su hermoso rostro después de decirle aquello.

Y verla sonreír, era algo que Horo Horo adoraba.

 Olvidándose de desvestirse, tomó el rostro de la joven entre sus manos, deslizando la punta de sus dedos por su pálida piel; era tan suave y las chispitas en los negros ojos de su amante lo incitaron a besarla sin cansancio. . . y lo hizo.

Besos tiernos y suaves, lentos y cariñosos, contactos que se tornaron más profundos y apasionados conforme mantenían la caricia.

 Pronto, la excitación en sus cuerpos se volvió casi insoportable.

Apenas se despojaron por completo de sus ropas, el shaman de hielo la hizo recostarse boca abajo sobre la mesa, dándole la espalda. Así, Anna pudo sentir los cálidos labios del muchacho recorrer su sensible cuello, sus temblorosos hombros y la piel de su delicada espalda.

 Todo era muy tranquilo y agradable, hasta que Horo Horo deslizó, nuevamente, sus traviesas y ansiosas manos hasta la intimidad de su compañera; poco tardó en introducir su dedo medio en ella, haciéndolo entrar y salir a un ritmo lento, pero constante.

Al sentirlo, Anna se estremeció por completo sin poder reprimir un gemido de placer, comenzando a suspirar levemente, manteniendo los ojos cerrados, dedicándose solo a sentir el jugueteo de los dedos del shaman de cabello azul, ese juego de entrada y salida constante, una y otra vez, siempre con mayor velocidad y fuerza.

  * Horokeu eres un. . . *

* ¿Hentai?. Ya lo sé, me lo has dicho muchas veces. *

  Kyouyama sonrió ante las palabras del peliazul.

Definitivamente él era un pervertido, pero aun así no dejaba de ser agradable, además. . . adoraba la forma como la hacia gozar. Tan así que ella misma comenzó a mover las caderas, buscando que el contacto fuese mayor y el placer se prolongase por más tiempo.

  * Pues ahora que lo sabes. . . nunca cambies, ¿sí?. *

  Después de aquello, Anna dejó que el silencio reinara en aquel lugar, disfrutando de la situación en que se encontraba.

Más justo cuando creyó que las sensaciones se desbordarían para entregarle su deseado orgasmo, el shaman de hielo se detuvo, deslizando sus dedos fuera de la vagina de su amante.

  * ¿Qué haces?, no te detengas !. *

  Las palabras de Anna eran una indescifrable mezcla de ruego y enfado, cuya única respuesta fue la sutil risa que escuchó por parte del ainu, al tiempo que este dejó caer casi todo su peso sobre la espalda de la itako, pegando su cuerpo al de ella, rodeándola con sus fuertes brazos hasta estrujar cada uno de sus senos.

  * Ah, Horo Horo. . . te necesito, ¡¡ya!!. *

  Bastó un simple roce de sus manos y sentirlo detrás de ella para que la sacerdotisa ansiara ser penetrada en ese mismo instante.

No podía evitarlo, quería a ese hombre y unir su cuerpo al de él era la más placentera y maravillosa sensación que había sobre la tierra. . . así lo sentía ella.

  * ¿Quién es la impaciente ahora?. *

* Solo cállate y hazme el amor. *

  El shaman sonrió en silencio.

Aun en la intimidad, Anna no dejaba de ser exigente y mandona. De cualquier forma él apenas podía contenerse, así que no esperó más; con suavidad mordió la blanca piel del cuello de su amada mientras ejercía presión con su pene, guiándolo a la entrada de la intimidad femenina.

Al sentir la punta del miembro masculino, Anna suspiró débilmente mientras de su mirada se apoderaba un sumiso deseo, deseo por sentir aquel pedazo de carne viva dentro suyo, deseo de ser penetrada por el hombre que amaba. . . el segundo y ahora el único.

 Situado encima de ella, Horo fue introduciendo suavemente la gruesa espina al interior de la joven mujer, quién se abrió y lo aceptó con gusto.

Con cada dulce embestida, los gemidos antes suaves y delicados se tornaron sonoros y prolongados, permitiendo que la cocina se llenase de suspiros y jadeos cargados de amor y placer.

  * Por. . . por favor Ho-Horo Horo, no te. . . *

  Las palabras de la rubia mujer se vieron interrumpidas por la fuerte necesidad de jalar aire. El agitado respirar y los profundos gemidos le hicieron imposible pronunciar más de unas cuantas palabras.

Anna quiere decirle que siga, que la penetre con más fuerza, pero no puede más que disfrutar del delicioso roce entre las paredes de su vagina y el miembro del muchacho.

 Loca de placer, se retuerce de gusto bajo el musculoso cuerpo del shaman de hielo, gimiendo y gritando palabras inconclusas, palabras que sin embargo el peliazul sabe interpretar, penetrándola con más fuerza y deseo en cada embestida.

  * Anna, Anna. . . *

  La varonil voz del joven ainu formó un suave susurro que llegó a oídos de la itako, haciéndola girar el rostro, encontrándose con un inesperado beso por parte del shaman del norte.

Hay amor en ese contacto, más la excitación en ambos cuerpos los hace entrelazar sus lenguas con lujuria, buscando placer.

 Con la mitad de su cuerpo ya totalmente recostada sobre la pobre mesa, Anna rompió con ese beso, las sensaciones en su vientre se van haciendo más fuertes y placenteras, obligándola a gemir sin descanso.

  * Horo, no puedo más. Y-yo voy, voy a . . . *

  La joven rubia no pudo concluir sus palabras.

Un intenso orgasmo la invadió, provocándole espasmos mientras la humedad de su vagina abrazaba el miembro del shaman.

Se sentía tan llena, tan satisfecha, que terminó cansada sobre la madera de la mesa. Horo Horo siguió penetrándola por poco tiempo más antes de gemir con fuerza y placer, derramando un espeso liquido dentro del cuerpo de su amada, colapsándose sobre la cansada y frágil figura de la itako.

 Y Anna no puede evitar el deseo de querer estar siempre así, que la llene con su esencia. . . era algo en verdad agradable, hermoso.

 Débiles suspiros de cansancio se escuchan en la cocina, quizá en toda la casa, mientras el shaman de hielo aun se desliza suave y lento entre las piernas de la rubia mujer.

  Salió de su cuerpo, aprisionándola de inmediato entre sus brazos, llenándola de besos, besos que Anna correspondía de una forma intensa y profunda.

  * ¿Ahora puedo terminar el desayuno?. *

  La voz de la sacerdotisa sonaba irónica, sarcástica, en realidad, poco le importaba el dichoso desayuno, la comida y la cena... ¿Qué importaban?.

  * ¿Para qué?, yo ya devoré el mío y estoy satisfecho. *

* ¿Estás diciendo que yo fui tu platillo?. *

* Sí, ¡ y estuviste deliciosa !. *

  Un nuevo beso surgió entre los amantes, disolviendo el falso enojo que mostraba la itako ante las palabras de su compañero.

  El ainu la llevó entre sus brazos hasta la habitación que desde hacia un tiempo compartían.

Se recostaron sobre el futon con la única intención de descansar. Aun era temprano y abajo en la cocina había un desastre que delataba la travesura que acababan de hacer, pero nada de eso tenía importancia, por ahora, solo deseaban abrazarse mientras una lluvia de besos caían en la recamara.

  * Horo Horo. . . tú serás quien más tarde limpie la cocina. *

* Qué??,  ¿yo por qué?. *

* Porque tu eres el culpable del desorden que hay allá abajo y porque yo lo digo. *

  El peliazul solo frunció el seño con clara inconformidad.

Si no mal recordaba, Anna tenía mucha culpa del desastre que AMBOS hicieron en la cocina. Pero guardó silencio, esa mujer jamás iba a cambiar, seguiría siendo una mandona, amargada y cruel, no importaba que durmiesen juntos o hicieran el amor, ella no dejaba de aprovecharse de él.

 La observó con seriedad; descansaba entre sus brazos ya casi dormida, tranquila, tan hermosa. . .

  ““Parece feliz.””

Pensó el muchacho, aunque su lindo rostro no expresaba precisamente felicidad.

 Entonces sonrió.

Estaba enamorado de ella, no se preocupaba en detenerse a pensar como surgió ese sentimiento, tampoco le importaban sus malos tratos, con que Anna fuese feliz. . .

  ““Es suficiente.””

  El peliazul deseaba que ella viviese la vida tranquila y cómoda que siempre quiso. Y desde que su relación se tornó tan intima, parecía que Anna había vuelto a ser la misma.

Lo maravilloso de estar con ella, era el simple hecho de verla feliz

  Siguió observándola con atención completa.

Sus bellos ojos ahora cerrados por el cansancio, su boquita ligeramente abierta que lo invitaba a probarla una vez más, su suave y blanca piel, su bello rostro, todo. Quería grabarse cada rasgo en su mente, porque ahora ella era lo que más le importaba en el mundo.

 Entonces, un pensamiento que le venía rondando constantemente en los últimos días pareció tomar fuerza.

Creyó que quizás este era el mejor momento para decírselo, y lo hizo. . .

  Con suavidad, mordió ligeramente la oreja izquierda de su amante, quien despertó entre dulces palabras de amor y un cálido aliento.

  * ¿Qué quieres?. *

  Su voz era cortante y fría, un golpe áspero para cualquiera que la escuchara, pero no para él. . . ya no.

Horo Horo continuó besándola y murmurándole su amor, consiguiendo la total atención de la mujer, hasta que, decidido, le susurró al oído. . .

 * Anna. . . ¡ cásate conmigo !. *

   Sin finalizar.

*~*~*~*~*~*~*~*~*~*

¿Qué tal?, lemon, lemon  ^¬^.

Mucho amor combinado con morbo, así lo sentí yo, es que tenía ganas más o menos de algo así, que Anna y Horo Horo diesen rienda suelta a sus deseos. Cuando se ama a alguien solo se quiere estar con él todo el tiempo ^^.

¿Y qué mejor forma de concluir este capítulo, que con una propuesta de matrimonio?. Es. . . la calma antes de la tormenta.

—I love HOROxANNA—.

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Este fanfiction fue escrito por MAEDA Ai. Y es material de “Fallen Angel”.

Totalizado el 25 de Mayo de 2005.

La dama del Hentai: Maeda Ai.

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           || Capítulo 6 ||


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4 years ago

Es como volver a empezar _C6_

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Anime: Shaman King

Rating: M

Pareja: Horo Horo & Anna

Sinopsis: Después de la muerte de Yoh, hay alguien que se preocupa por Anna. Pero, ¿él?... ¿por qué él?.

Advertencia: Lemon (NSFW)

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Por: Maeda Ai.

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.:: Capítulo 6: “Todo por ella” ::.

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* ¡¡ NO !!, es una estupidez, me opongo a ello. *

  Ninguno de ellos parecía estar muy de acuerdo que digamos, pero de todos, Manta era el menos “contento” con la reciente noticia.

  Después de un considerable lapso de tiempo, se hallaban todos reunidos allí, en la pensión EN, solo que esta vez el motivo de la reunión fue una verdadera sorpresa para cada uno de los shamanes.

  * Ni Anna, ni yo te estamos pidiendo permiso. . . vamos a casarnos y ya. *

Horo Horo parecía irritado, nunca pensó que sus amigos fuesen a oponerse a algo que le hacía feliz.

 Manta decía que era demasiado pronto para que la itako reemplazara a Yoh, y peor aun, con uno de sus amigos. Lo estaban traicionando.

  *Escucha, nosotros no provocamos esto, solo... solo pasó y ya.*

  Casi gritó el ainu, completamente furioso por la actitud del pequeño.

Anna, por su parte, permanecía en silencio, observando como se desarrollaba una tremenda discusión entre su nuevo compañero y el que fuera el mejor amigo de Yoh.

  En realidad no podía culpar al Oyamada por su reacción, ella misma, al principio, no podía evitar sentirse como una esposa infiel al recuerdo de su esposo, pero ahora. . .

Solo veía como los amigos de Yoh le negaban su apoyo. . . y se decepcionó.     Claro, él era el importante, Yoh era el amigo al que todos querían, y ahora que ella podía recuperar su vida, ellos simplemente les daban la espalda tanto a ella como a Horo Horo.

    Cuando el peliazul le pidió matrimonio, la sacerdotisa solo atinó a sonrojarse y abrazarlo con fuerza, uniendo sus labios a los de él, esa fue su afirmativa.

Emocionado, el joven de Hokkaido planeó una reunión para todos sus amigos; el motivo: anunciarles su futuro matrimonio con la bellísima Anna Kyouyama. . . nunca esperó que el grupo reaccionase así.

 Como el ainu les echó en cara, ellos no les estaban pidiendo permiso, después de todo, era un hecho que se casarían, pero. . .

  * Yo amo a Anna, estoy enamorado de ella y ella de mi, y eso es lo único que importa. *

  Lo último fue un grito por parte del shaman de hielo, quien se incorporó para que todos comprobaran que hablaba en serio y no le discutieran más.

  * Así que eso era. *

 De pronto, una dulce voz femenina se dejó escuchar, llamando la atención de todos los reunidos.

Pilika recién llegaba de Hokkaido después de que su hermano le enviase una carta en la que solo le explicaba que necesitaba que fuera a Funbari y nada más.

  * Hermano, si me hubieses explicado, lo habría entendido. *   _Dijo la peliazul, tomando lugar junto a la rubia itako, regalándole una gran sonrisa de alegría._   * Me encantas para cuñada, Anna, eres la única mujer que puede someter al holgazán de mi hermano. *

  La sacerdotisa se sonrojó, desviando la mirada, tratando de ignorar ese comentario, mientras Horo adivinaba cual sería su suerte si Anna y Pilika se ponían de acuerdo para planear sus entrenamientos.

  ““Será un infierno tras otros, todos los días.””     _Pensó._     ““Pero si Anna está conmigo, lo disfrutaré mucho.””

   * No, no, no. . . ustedes no lo entienden, Anna fue la esposa de Yoh, ¿por qué no te fijaste en otra mujer?. *

* Porque los hombres no podemos elegir, Manta, el amor... el amor solo llega y ya. *

   Los demás guardaban silencio.

No importaba que le dijeran al ainu, él estaba más que convencido.

 Lo notaban ligeramente cambiado, un poco más maduro y decidido. . . ¿Sería acaso el amor que tanto decía sentir por la itako, lo que había logrado ese cambio?.

   * No puedo creerlo, francamente todos ustedes me decepcionan. *   _Dijo el peliazul, mirando a cada uno de sus amigos, quienes bajaron la cabeza, pensando si su actitud era la correcta o no._   * Y tu, Manta, solo dices Yoh, Yoh; para que lo sepas, él estuvo aquí, vino a pedirme que cuide de ella y eso haré. *

* Que Yoh, qué?, no, no puede ser. *

* ¡ Qué irónico !, ¿no crees?, ustedes me están llamando traidor, cuando el único “afectado”, me ha dado su confianza. *

* Pe-pero. . . *

  De pronto alguien más decidió unirse a la discusión, más esta vez, a favor del peliazul.

Len, que había permanecido en silencio, atento a las razones del shaman de hielo, se puso de pie, captando la atención de todos. Posó la mano sobre el hombro de su amigo, apoyándolo.

Horo sonrió agradecido.

  * Pues si ambos se quieren e Yoh está de acuerdo con esto, yo solo puedo desearles lo mejor. *

* Len. *

* E-escucha, Horo, Anna no te conviene, ya sabes como es, recapacita, por favor. *

  Era claro que Manta ya no sabía que más decir para que el ainu desistiera en esa loca idea que se le metió en la cabeza; casarse con Anna. . . estaba loco.

  * Mejor déjalo así, Manta. *   _Habló Pilika, antes de beber un poco de su te, acaparando la atención de todos los demás._   * Mi hermano dejó todo por Anna, su sueño, su familia, todo ha pasado a segundo plano, Anna es su prioridad y sé que no desistirá en sus planes de casarse con ella. *

  Manta bajó la cabeza al escuchar a la joven ainu.

Si Horo Horo había hecho todo eso por Anna, entonces debía quererla demasiado.

  Pero Anna. . .

Estaba sorprendida por las palabras de Pilika, que le abrieron los ojos a algo que había ignorado, tal vez sin querer.

  ““Entonces, por mi. . . él dejó todo. Y yo, todo este tiempo he pensado solo en mi. . . que egoísta soy.””

  Sin decir una sola palabra, la rubia abandonó la estancia, dirigiéndose al jardín, sentándose sobre el pasillo de madera.

   * Quizá Manta tenga razón, Horo Horo no debe estar conmigo, no sería justo. *

  La joven suspiró profundamente, había tomado una decisión y esta era definitiva.

  * No puedo permitir que renuncie a todo por mi. . . será lo mejor para él. *

   Sin finalizar.

*~*~*~*~*~*~*~*~*~*

Un capítulo muy cortito, y que, según yo, refleja muy poco de lo que quería.

Deseaba que la discusión fuese más fuerte y profunda, que los demás shamanes participaran, y a fin de cuentas, él único que lo hizo fue Manta, bueno, es que él es el más dramático de todos, por otro lado, creo que cuando escribí este capítulo no estaba inspirada del todo.

Pero descuiden, que el capítulo que se viene es LEMON, aunque con un poquito de sufrimiento.

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Este fanfiction fue escrito por MAEDA Ai. Y es material de “Fallen Angel”.

Totalizado el 25 de Mayo de 2005.

La dama del Hentai: Maeda Ai.

*~*~*~*~*~*~*~*~*~*

          || Capítulo 7 ||


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Es como volver a empezar _C7_

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Anime: Shaman King

Rating: M

Pareja: Horo Horo & Anna

Sinopsis: Después de la muerte de Yoh, hay alguien que se preocupa por Anna. Pero, ¿él?... ¿por qué él?.

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Por: Maeda Ai.

*~*~*~*~*~*~*~*~*~*

.:: Capítulo 7: “Matándolo suavemente con sus palabras” ::.

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Desnuda, disfrutando de las aguas termales, Anna yacía recargada sobre una de las rocas de la orilla; su cuerpo cubierto por el cálido líquido, dejando solo al descubierto la pálida piel de su espalda.

 Pensaba, pensaba mucho en lo que a su relación con el shaman de hielo se refería.

¿Qué hacer?, se hallaba muy confundida, en verdad había sido tan egoísta y ni siquiera se dio cuenta.

  * Es que así es el amor, egoísta. *

  La rubia itako decía para sí en apenas un susurro.

Y es que después de pensarlo tanto, aquellas palabras tenían mucha lógica. A veces somos tan felices, que solo se es capaz de ver lo que los ojos y el corazón quieren ver: felicidad. Tan es así, que al ser felices a plenitud, llegamos a pensar que a quien se ama es feliz de igual manera, más no siempre es así.

  * Ah, y ahora, ¿qué voy a hacer?. *

 Anna cerró los ojos mientras un sutil tono rosa teñía sus mejillas debido al calor del lugar.

Sumida en sus pensamientos, cuenta no se dio de que alguien más compartía con ella el calor de las aguas desde hacía varios minutos.

 A escasos metros, Horo Horo contemplaba, excitado, la bella figura femenina que ante él se mostraba.

¡ POR KAMI !, se sorprendía de no haberla tomado desde el momento en que se sumergió en las termas. Sonrió travieso. . .

  * Eso tiene solución. *

 Apenas susurró tan corta frase, se acercó tranquilo a la joven que aun ajena a su presencia, abrazaba una roca. Y él se sintió estúpido, sentía celos, Anna solo descansaba, solo eso.

 El ainu se posó suavemente detrás de ella, pegando totalmente sus cuerpos; sus manos deslizándose delicadamente por los contornos curvilíneos de la rubia itako, hasta entrelazarse con las propias manos de su amante.

Horo suspiró profundamente mientras recargaba la cabeza sobre los cabellos dorados de Anna, aspirando aquel agradable aroma a violetas; cerró los ojos, dejándose llevar por las sensaciones que la sacerdotisa provocaba en él.

  * Te amo. *

 Le dijo el shaman, haciéndola temblar casi imperceptiblemente.

Pronto, los cálidos labios del peliazul iniciaron un recorrido de pasión, estacionados por largos momentos en la suave piel del cuello de Kyouyama, mordiendo, succionando, marcándola como su territorio.

Anna suspiraba y respiraba con agitación tratando de resistirse, si continuaba este romance, el muchacho renunciaría a sus sueños. . . y eso no sería justo.

 Más los morosos besos del ainu, sin mencionar las ansiosas manos de este que se deslizaron, intrusas, en su intimidad, la hicieron ceder completamente.

  * Ah, espera. *

 Sonrojada, con entrecerrados ojos, Anna solo se limitaba a sentir como el shaman de hielo exploraba su sexo. Y dándole aun la espalda, la mujer separó un poco las piernas, permitiéndole al joven introducir en ella sus traviesos dedos a su entero gusto.

  * Te deseo tanto. *

 La rubia jadeaba; podía sentir el cálido aliento de Horo Horo, sobre su cuello o susurrándole suaves palabras al oído, que la hacían estremecer.

Más aun, la entrecortada respiración del muchacho la volvía loca, no podía pensar en otra cosa que no fuera hacer el amor con él.

  * Ah, Horokeu. *

  Ella gimió profundamente.

El ainu deslizaba un par de sus dedos, acariciando insistentemente su clítoris; hundiendo ocasionalmente el dedo medio en la intimidad de la joven.

Lo excitaba tanto como la rubia se dejaba hacer, la forma en que gemía y la manera en que levantaba las caderas buscando que el contacto fuese mayor.

  * Te gusta, lo sé. *

 Palabras que formaron susurros.

Horo Horo estaba ansioso, sus manos recorrían sin control la delgada figura femenina hasta detenerse cada una sobre los bien formados pechos de Anna. . . la parte que más le gustaba de aquella perfecta anatomía.

El shaman estrujaba con ligera fuerza aquel par de senos, arrancando gemidos de los labios de la itako, quien agradada, sentía como su amante jugaba entretenido con sus suaves esferas de mujer.

  Después de un rato, el shaman de hielo se detuvo; con un suave movimiento giró a la joven para quedar frente a frente. . . y se aferró a ella con labios y dientes, sorprendiéndola y haciéndola gritar de placer.

Horo estrechaba con fuerza la diminuta cintura de su mujer, mientras se deleitaba con sus preciosos senos, probándolos desquiciadamente, besándolos, succionándolos, hasta mordiendo ligeramente los duros pezones que coronaban el mayor atractivo de la chica.

Por su parte, Anna se mordía el labio inferior tratando de no gritar, el gozo era tanto que creía que no lo iba a soportar.

  Recargada aun sobre la roca, la sacerdotisa miraba embelesada la luna, al tiempo que su amante seguía incansable en su trabajo de amarla.

Finalmente, el Usui atrapó los labios de Anna con los propios, desesperado, queriendo comerla a besos.

 * Anna, no puedo más. *

 Le dijo él, aferrándose con fuerza a su cintura, mordiendo suavemente la oreja izquierda de la joven.

  * Yo igual. . . quiero más. *

 El shaman de hielo no pudo más que sonreír; no esperó más!, alzó ligeramente a la chica, tomándola por las caderas y haciéndola bajar casi inmediatamente, guiando su erecto pene hacia la intimidad de la itako.

Pero se detuvo sin entrar en ella; comenzó a deslizar la punta de su miembro sobre los labios vaginales de la mujer.

  * Oh, Horo, perverso. *

* No finjas, adoras esto. *

 Ese descarado tenía razón. A ella le encantaba que acariciase de aquella forma su intimidad; sentir la caliente punta de la masculinidad del muchacho, la desesperaba, se llenaba de ansias y no podía esperar a ser penetrada, sin mencionar la excitante y morbosa sensación que esto le producía.

 Y siguieron así por un rato más, disfrutando del contacto superficial entre sus sexos, mientras clavaban sus miradas el uno en el otro.

  * ¿Qué dices?. . . continuamos?. *

* Idiota !. *

  Horo Horo sonrió.

““Casi como la hacía Yoh.””

Pensaba la itako.

Sí, él es tan alegre como lo fue Yoh, y esa sonrisa suya a veces le recordaba al Shaman King, más la sonrisa del ainu era más picara, más traviesa. . . y así le gusta a Anna, lo adora.

Así que ella también sonrió, lo hizo de una forma casi perversa.

 La rubia se aferró al cuello de su amante con sus brazos, mientras le rodeaba hasta cruzar las piernas por la espalda del joven. . . bajando suavemente las caderas, ella sola hizo que el duro pene de Horokeu entrase en ella con lentitud.

Ambos suspiraron profunda y tranquilamente al principio, más fuerte y entrecortados conforme se deslizaba la hombría del peliazul en la intimidad de la sacerdotisa.

  Con un suave subir y bajar de sus caderas, Anna volvió loco de placer a su compañero, sumado a esto estaban las sensaciones que el agua provocaba en combinación con el roce de sus cuerpos, era delicioso, inigualable.

  El agua, la noche, las estrellas. . . todo en combinación formaron la situación más erótica que ambos jóvenes habían compartido hasta ahora.

Y así, con el agua caliente cubriendo la mitad de sus cuerpos, hacían el amor; él mordisqueando con suavidad los botones rosados que adornaban los perfectos senos.

 Pronto el calor de los amantes, sumado al de las termas, se tornó insoportable y el placer era tanto que el subir y bajar de sus caderas se volvió fuerte, rápido, desesperado, casi brusco, provocando que los gemidos de Anna se tornaran sonoros y prolongados. . .

  ““Una dulce melodía.””

Pensaba el peliazul sin poder ya apartar la mirada de la belleza desnuda que entre sus brazos, se entregaba a él.

Tan bella, tan intensa. . . tan Anna.

  * Te amo. *

  Horo Horo habló sin pensar.

Jadeante, entrecortado. Que increíble que semejantes palabras salieran de su boca en medio de tanta excitación.

Anna lo besó con desesperación, acariciando una de las mejillas del peliazul.

 Él seguía penetrándola, disfrutando de la deliciosa sensación que experimentaba con cada embestida.

La intimidad de Anna abrazaba y oprimía su miembro, como deseosa de retenerlo ahí, dentro de ella. . . y así era.

El roce, la constante fricción entre sus sexos, todo aquello logró que la excitación aumentara. Y pronto, Horo Horo forzó su hombría con mayor fuerza dentro de la vagina de la itako. El placer los obligó a romper el beso que hasta ahora habían mantenido.

 Y Anna rodeó el cuello del shaman, soltando gemidos que llegaban a oídos de su joven amante.

No podía más, el gozo recorría todo su cuerpo y una deliciosa sensación comenzaba a formarse en su vientre.

  * Oh, Ho-Horo Horo. . . *

  Sus cuerpos danzaban con un vaivén de sincronía, mientras Anna jadeaba intranquila; y ya no pudo más, su cuerpo tembló entre espasmos de placer, arqueando la espalda y lanzando un sonoro gemido que entonaba el nombre del ainu, recibió satisfecha el orgasmo que recorrió su cuerpo, agotándola por completo y provocando que las paredes de su vagina se contrajeran y abrazaran fuertemente la virilidad del shaman del norte, quien no pudo contener el semen que su miembro expulsó por tanta excitación y placer, desbordándose en la intimidad de la rubia.

  Ambos jóvenes respiraban agitados, aun moviéndose suavemente. Horo Horo aun con su hombría enterrada dentro de la mujer.

Compartían cortos besos y los susurros que formaban palabras y promesas de amor los acompañaron por largo rato. Pero unas cuantas de aquellas palabras hicieron que Anna perdiera bruscamente el encanto que su amante le había regalado.

  * Ya no me importa nada más, solo tu, Anna. . . Ai shiteru. *

  Kyouyama se congeló al escucharlo, tanto amor y placer la habían hecho olvidarse de algo que venía atormentándola desde hace poco.

Su mirada, antes llena de calidez por haber hecho el amor con el peliazul, se volvió seria, fría como siempre.

Se separó del shaman sin decir nada más, provocando desconcierto al muchacho, quien no entendía que le pasaba a su amante.

  ““Quizá no está tan satisfecha como yo lo estoy.””

Pensó Horokeu, agitando la cabeza y descartando casi inmediatamente esa idea.

No, esos besos, sus caricias, sus constantes gemidos le habían demostrado cuan grande fue el placer que le hizo sentir al unir sus cuerpos.

 Ella se detuvo aun dentro de las aguas termales.

Y dándole la espalda al hombre que conocía ya cada rincón de su cuerpo, dispuesta estaba a romperle el corazón. . .

  * No vuelvas a tocarme. Lo he estado pensando y he decidido que ya no me casaré contigo. *

  Y así como así, Anna salió de las termas sin siquiera cubrirse, dejando al muchacho más que sorprendido. No comprendía porque de repente ella se comportaba de esa forma y le decía cosas que lo lastimaban.

 Con pupilas descoloridas y contraídas, la expresión de Horo Horo delataba la sorpresa y el dolor que las palabras de la sacerdotisa le hicieron y le hacían sentir. . .

 Palabras que resonaban en su cabeza una y otra vez, palabras. . . que lo mataban suavemente.

  Sin finalizar.

*~*~*~*~*~*~*~*~*~*

Amor, sexo y. . . un corazón hecho pedazos.

Haciendo el amor en las aguas termales, el ambiente y la temperatura  perfectos.

No separaré a estos enamorados por mucho tiempo, simplemente no puedo, así que aun habrá un poco más de romance y tan solo una última sesión de lemon  ^¬^’.

—I love HOROxANNA—.

~*~

Este fanfiction fue escrito por MAEDA Ai. Y es material de “Fallen Angel”.

Totalizado el 25 de Mayo de 2005.

La dama del Hentai: Maeda Ai.

*~*~*~*~*~*~*~*~*~*

         || Capítulo 8 ||


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Anime: Shaman King

Rating: M

Pareja: Horo Horo & Anna

Sinopsis: Después de la muerte de Yoh, hay alguien que se preocupa por Anna. Pero, ¿él?... ¿por qué él?.

Advertencia: Lemon (NSFW)

*~*~*~*~*~*~*~*~*~*

Por: Maeda Ai.

*~*~*~*~*~*~*~*~*~*

.:: Capítulo 8: “Porque él ya no está” ::.

*~*~*~*~*~*~*~*~*~*

.

Sentada sobre el pasillo de madera que daba al jardín, Anna miraba el cielo sin interés alguno.

Él se había ido, dejándola en completa soledad.

 Dos semanas ya sin su compañía, sin sus bromas, sin reñir con él; dos semanas sin probar la comida que él preparaba, sin contemplar sus curiosas sonrisas. . .

  * Sin que hagamos el amor. *    _En un suave susurro, la itako bajó su triste mirada hasta el suelo._    * Es lo mejor. *

  Trató de convencerse a si misma, lo ha venido haciendo desde que tuvo aquella discusión con él ainu, cuando este le exigió explicaciones sobre sus hirientes palabras.

~*~

~*~

~*~

 * ¿Qué no escuchaste?, ya no quiero nada contigo. *

* Oh, claro que te oí, tus palabras están bien clavadas aquí. *

  Le dijo el shaman, golpeando su pecho y mostrándole una mirada llena de confusión, de dolor, de ira.

  * Pues, ¿qué esperas entonces para irte?. *

* No, Anna, no me hagas esto. *

  Las oscuras pupilas del shaman de hielo comenzaron a deformarse por las lágrimas acumuladas.

La sacerdotisa, al verlo tan devastado, dudó por un momento, pero esto era por el bien de ambos, de él.

  * Largo. *

  Con esta simple palabra, le dio la espalda al peliazul, hundiéndolo en la tristeza, rompiéndole el corazón.

No fue necesario decir nada más, estaba bastante claro que esto se había terminado.

 Derrotado, dolido, Horo Horo abandonó la pensión.

Ya no insistió, no tenía caso si ella no lo quería. Y si él irse la hacia feliz o simplemente la tranquilizaba. . . entonces simplemente se iría.

~*~

~*~

~*~

 Varias lagrimas se deslizaron por sus mejillas. Como lo extrañaba.

Entre sus manos oprimía fuertemente la rosa de hielo que Horokeu le regaló no hace mucho tiempo. Era extraño, a pesar de ser de hielo, aun no se derretía.

  * Sí, sé que es mejor así. *

  Susurró con palabras tristes que se le atoraban en la garganta.

   * ¡ NO !, no es así. *

  Le dijo una voz femenina que de pronto se escuchó en el lugar y que con fuerza, desaprobaba las palabras de la rubia itako. Kyuoyama, quien no se había percatado de que tenía compañía, alzó la mirada, encontrándose con la dura expresión de Pilika.

  * ¿Qué haces aquí?. *

  Anna trató de ser fría y hasta grosera, más su pacifica voz no le ayudó mucho.

  *No quiero seguir viendo como mi hermano se muere de amor.*

  Ignorando a la sacerdotisa, casi histérica como era común en ella, la chica ainu le dio la respuesta, sin esta ser su verdadera intención.

Anna desvió la mirada, sabía muy bien que había lastimado al shaman de hielo, pero. . . no quería que, por ella, Horo hiciera a un lado sus sueños, así que. . .

  * ¿Morir de amor?; por favor, Pilika, no digas tonterías. *

* ¡ No son tonterías !. *

  Le gritó la más joven, demostrándole a la rubia que sus intentos por mostrarse fría e indiferente, eran vanos.

  * Por favor, Anna. . . *     _La peliazul se acercó hasta la itako, sacudiéndola suavemente por los hombros._     * Yo sé que tu también lo amas. *

  Las palabras de la joven de Hokkaido no podían ser más ciertas, bastaba ver la tristeza en los ojos de la mujer, o la felicidad, cuando aun estaba con su hermano.

Entonces, la chica Usui simplemente no comprendía por qué la sacerdotisa alejó al shaman de hielo, diciéndole todas esas mentiras.

  * ¿Por qué, Anna?. *

* Porque es lo mejor. *

* ¿Para quién?. *

  La cuestionó, volviendo a alzar la voz, mientras que Kyouyama mantenía su negra mirada en un costado; era extraño, pero no podía sostener la pesada mirada de la chica del norte.

  * Para él. *     _Susurró. _     * No quiero que haga a un lado sus ideales. . . por mi. *

  Al escucharla, el rostro de la peliazul se ensombreció.

Entonces, en parte era su culpa, pues fue ella quien le comentó a Anna que su hermano había hecho todo a un lado, con tal de estar a su lado.

  * Lo siento, Anna, cuando dije eso, no quise. . . *

  Pilika comenzó a llorar, se sentía culpable.

La itako negó con la cabeza. No, no era su culpa y, muy a su pesar, tampoco era la única razón que tuvo para romper su relación con el shaman de hielo.

  * Desde que estoy con Horokeu, no puedo dejar de pensar en. . . aahh. . . *

* ¿En qué, Anna?. *

* S-si Yoh no hubiese muerto, yo no estaría con tu hermano. Entonces, ¿debo sentirme feliz de que Yoh se haya ido?. *

  Anna, muchas veces se cuestionó si hubiese preferido que el Shaman King siguiese con vida. Pero en ese caso, no estaría con el shaman de hielo.

Se aterró al llegar a pensar que no.

 La joven ainu la miró con serenidad, su llanto había cesado.

 Estaba bien.

Pilika entrelazó sus manos con las de la rubia itako, pidiéndole que no pensara más en eso, después de todo. . .

  * El hombre que elijas, sea o no mi hermano, estará ahí. . .  porque Yoh ya no está. *

  Increíble, ¿desde cuando Pilika decía palabras tan sabias?.

 Por fin, el agua salada brotó de los negros ojos de Kyouyama, quien ligeramente sorprendida, se vio envuelta entre los brazos de la chica peliazul.

  * Lo amo tanto. *  _Susurró. _  * ¿Crees que me perdone?. *

  Pilika sonrió enormemente, dándole su apoyo al estrecharla con más fuerza.

  * Nada lo hará más feliz, que volver a verte. *

  Entonces, un inamovible pensamiento cruzó la mente de la rubia.

Anna había decidido ir tras su felicidad.

~*~

~*~

~*~

 Sobre la copa de un inmenso árbol, Horokeu miraba desinteresado la bella puesta de sol.

Sus sueños ya poco le importaban, su vida tampoco le importaba. No entendía, porque ya nada tenía caso, sin el amor de esa mujer.

  * ¿Desde cuando me volví un romántico sin remedio?. *

  Se preguntó el peliazul, una triste sonrisa adornando su rostro.

Desde que regresó a Hokkaido no podía sacarla de su cabeza, mucho menos de su corazón.

 La extrañaba y mucho; echaba de menos sus negros ojos, sus dulces besos y más aun, hacerle el amor como un loco. . . la necesitaba.

  * Pero Anna no me ama. *

  Con fuerza, el shaman de hielo oprimió la corteza del árbol, necesitaba sacar su frustración, su enojo, su dolor.

  * Yo nunca dije eso. *

  De pronto, una voz femenina llegó a sus oídos, sorprendiéndolo, no tanto por creer estar solo, más bien porque sabía perfectamente a quien pertenecía dicha voz.

 Y la miró, allá abajo; los ojos de la rubia brillaban por razones que él desconocía. Todavía más enigmática le resultaba la sonrisa que adornaba su bello rostro.

Se quedó mirándola por unos cuantos instantes, tratando de convencerse de que la itako realmente estaba ahí. Una enorme sonrisa atravesó su cara al convencerse de que así era.

 Bajó del árbol con un ágil salto, y apenas sus pies tocaron el suelo, alcanzó a la rubia mujer, rodeándola con fuerza.

¿Cómo describir la sensación de ser correspondido?; simplemente se sentía flotar ligera y suavemente.

Así, se dio valor para atrapar los labios de la sacerdotisa con los propios, una delicia de la que fue privado por interminables días que no quería recordar.

 La besó profunda y desesperadamente, casi devorándola a besos, nada le importaba, solo quería sentirla.

  * Lo siento. *

* Pero, ¿por qué estas aquí, en Hokkaido?. *

  Le cuestionó el shaman, poco después de que separasen sus labios.

La itako sonrió; ¿quién hubiese pensado que Pilika iba a tener el coraje para ir a buscarla, dispuesta a traerla a rastras?.

Por supuesto, esto último no fue necesario.

 Más eso era algo que podían discutir después, por ahora, solo era necesario decirle una sola cosa.

  * He venido para estar a tu lado, yo . . .  ai shiteru. *

   Sin finalizar.

*~*~*~*~*~*~*~*~*~*

Juntos otra vez. Se los dije, no puedo separarlos por mucho tiempo, pues los adoro como pareja.

En cuanto a los pensamientos de Anna. . .  ¿Qué pasa cuando, después de la muerte de quien se amó, te vuelves a enamorar?, ¿es correcto?, después de todo, el volverse a enamorar es consecuencia de la muerte de quien se amó primero. De ahí el título de este capítulo.

—I love HOROxANNA—.

~*~

Este fanfiction fue escrito por MAEDA Ai. Y es material de “Fallen Angel”.

Totalizado el 25 de Mayo de 2005.

La dama del Hentai: Maeda Ai.

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        || Capítulo 9 ||


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Pareja: Horo Horo & Anna

Sinopsis: Después de la muerte de Yoh, hay alguien que se preocupa por Anna. Pero, ¿él?... ¿por qué él?.

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*~*~*~*~*~*~*~*~*~*

Por: Maeda Ai.

*~*~*~*~*~*~*~*~*~*

.:: Capítulo 9: “Contigo a mi lado” ::.

*~*~*~*~*~*~*~*~*~*

.

* Espero que te sientas cómoda. *

  La voz del ainu la sacó de los agradables pensamientos que atravesaron su mente al observar el bello paisaje más allá de lo que parecía ser una ventana.

  * Lo siento, Anna. . . sé que tu mereces algo mucho más lujoso, pero yo no. . . *

 * Me gusta, es tranquilo, además. . . *  _La rubia se acercó lentamente al joven peliazul, acariciando sus mejillas y saboreando aquellos labios que tanto había extrañado._ * Estoy contigo. *

  * Anna. *

  Horo Horo sonrió y no tardó en estrechar con fuerza la esbelta figura de la itako, llenando de besos su hermoso rostro.

* ¿Quieres salir, dar un paseo?. . .  ¿conocer la aldea?. *

 Preguntó el shaman al tiempo en que deslizaba su boca por la blanca piel del cuello de la chica.

Anna rio ligeramente por las cosquillas, negándose a salir. Eso era algo que ya harían luego.

  * Es gracioso, ¿sabes?. *   _Le susurró ella, mordiendo suave y sensualmente la oreja izquierda del ainu._   * Siento que nos sobra tiempo para todas esas cosas, más no para hacer el amor. . . estoy muy ansiosa, desesperada. *

  Horokeu se excitó tan solo con oírla.

Mordiendo delicadamente la piel de los hombros de la rubia, comenzó a despojarla del vestido blanco que cubría su perfecto cuerpo; mirándola con completa, casi exagerada, atención, casi embelesado.

 Como había extrañado deleitar a sus ojos con tan bella imagen.

La desnudez de Anna era algo por lo que valía la pena esperar.

 La desesperación de aquellos cuerpos era increíble, tanto así que no tardaron en dejarse caer sobre el futon.

Horo Horo acarició en su totalidad la suave y blanca piel femenina, satisfaciendo como nunca su sentido del tacto.

  * Oh, Horokeu. *

 La escuchó susurrar su nombre cuando, ansioso, estrujó cada uno de sus pequeños senos.

Si, ella era la única que lo llamaba por su verdadero nombre y le gustaba que así fuera.

 Las grandes manos del peliazul recorrieron la espalda de la sacerdotisa, provocándole escalofríos hasta posarse sobre su bien formado trasero, acariciando circularmente, amasando y apretando la abundante carne.

  * Mmm, perverso. *

 La voz de Anna formó un susurró mientras lo abrazaba fuertemente, entregándose por completo a este hombre que tanto había extrañado.

 El shaman de hielo sonrió mientras sus manos recorrían todas y cada una de las curvas de la mujer, quien gimió agradada al sentir aquellas traviesas manos estrujar con fuerza sus senos, jugando con los pequeños pezones ya duros por la excitación.

 El ainu quiso inclinarse para degustar los pechos de Kyouyama, más esta lo empujó sorpresivamente, haciéndolo caer de espaldas sobre el futon, desconcertándolo.

Ella lo miraba con lujuria, una sonrisa perversa adornando su fino rostro.

 La sacerdotisa no se resistió a la tentación, las ansias, y casi con desesperación, desabrochó los pantalones de un Horo que la miraba realmente sorprendido, pues Anna nunca había actuado así con él.

  *A-Anna, ¿qué haces?. *

* Tengo tantas ganas de ti, amor. *

 Apenas dijo esto, la rubia bajó los pantalones del shaman hasta las rodillas, dejándolo expuesto; su pene se alzaba por la sangre contenida en él, invitando a la chica a probarlo y beber de él. . . y lo hizo.

  * An-na, espera, ahh. . . *

 Más la itako no pretendía hacer tal cosa y continuó succionando la masculinidad del shaman de hielo, deslizando la piel de arriba hacia abajo, masturbando al chico de una forma que lo estaba enloqueciendo de placer.

 La chica parecía no saciarse y cuando no introducía el miembro en su boca, lamía este como si de una paleta dulce se tratase, incluso succionaba las esferas que descansaban bajo aquel miembro, rodeándolas alternadamente con sus labios o simplemente delineándolas con su húmeda lengua.

 Y cuando escuchó que los gemidos del shaman se habían vuelto más fuertes y continuos, ella se detuvo.

  * ¿Po-por qué hiciste eso?. *

 Le preguntó el peliazul, entrecortado y aun sorprendido.

Anna lo abrazó para luego besarlo con furor; una pasión que buscaba cualquier salida, enredando sus manos en el azulado cabello de su amante.

  * Solo quería hacerte sentir un poco de todo el placer que tu me has dado. *

 Horo sonrió, acariciando suavemente a la mujer, respirando aun con agitación; estuvo a punto de sentir el éxtasis cuando ella se detuvo.

  ““Sí que es perversa.””

Pensó poco antes de buscar los labios de la rubia para encontrarlos en un beso lento, tranquilo y cargado de ternura, dejando que sus lenguas se entrelazaran juguetonamente.

 Usui terminó por despojarse del resto de sus ropas; recostó a Anna nuevamente sobre el futon y se posó encima de ella.

 La contempló con impecable atención.

Era tan bella y él la había extrañado tanto, que aun le resultaba increíble que ella estuviese aquí, con él. . . a un paso de unir sus cuerpos una vez más y hacer el amor. . . como tanto lo habían ansiado.

  * Te amo, Anna. *

 El peliazul entrelazó sus manos con las de la itako, quien le sonreía con el mismo sentimiento que él acababa de expresar con palabras.

 Se besaron una vez más, mientras Horo Horo se acomodaba entre las piernas de la sacerdotisa.

 Apenas tuvo la punta de su pene en la entrada de la intimidad de la rubia, la embistió tres veces continuas, que fueron suficientes para que la totalidad de su hombría estuviese clavada hasta el fondo del sexo de Anna.

 Ella gimió, arqueando la espalda. Con la primera embestida del ainu, sintió la punta de su pene, haciéndola suspirar, en la segunda, él se deslizó suavemente fuera de ella tan solo para enterarse un poco más adentro, haciéndola jadear. Y con la última volvió a retroceder en su avance, tomando impulso para finalmente hundirse por completo en ella, haciéndola gritar de placer.

  * Ahh, esperé tanto por esto. *

 Susurró la itako, aferrándose al futon pues el mecer de las caderas de su Horokeu se volvió fuerte e intenso, casi salvaje.

 El shaman de hielo parecía insaciable e incansable, no paraba un solo segundo, y metía y sacaba su espina de la vagina de la rubia, gruñendo de placer con la delicada, pero excitante, caricia que la piel interna de la chica le regalaba cada vez que su miembro se deslizaba fuera de ella.

  * Oh, no pares, Horokeu. *

  Anna mantenía los ojos cerrados, disfrutando el gozo que abrazaba su sexo; moviéndose al ritmo de las fuertes estocadas que le daba su amante, quien la sostenía por las caderas para tomar impulso y penetrarla con más fuerza y profundidad.

 Kyouyama quería que nunca terminara esto, más su cuerpo reaccionó al pedazo de carne que se enterraba una y otra vez en ella, en un ciclo de placer agotador.

 Sintió como su vagina se volvía más sensible y como un pequeño cosquilleo terminó convirtiéndose en un dulce e insoportable orgasmo que la hizo gritar de gozo.

Los músculos de su sexo se contraían, apretando con fuerza el miembro del ainu, tratando de hacerlo derramar el semen dentro suyo.

  * Ahh, ahhh, amor. . . *

 La sacerdotisa se aferró a su amante, clavándole las uñas en su espalda.

 A esas alturas, el shaman de hielo ya no pudo más y tan solo pudo penetrar a su compañera unas cuantas veces más antes de detenerse en seco. Sus desteñidas pupilas se contrajeron cuando el orgasmo llegó a él y su pene comenzó a lanzar su esencia dentro de la mujer, quien al sentir ese liquido caliente que la quemaba exquisitamente, tuvo un pequeño orgasmo que la dejó ya sin fuerzas.

 Se besaron agitados, ella sobre él, llenando de besos su atractivo rostro y luego los marcados músculos de su tórax.

 Después simplemente recargó la cabeza sobre el pecho de su amado, escuchando los latidos de su corazón, que se volvían más tranquilos poco a poco.

  * Ahora si vas a decirme, ¿por qué me alejaste de tu lado?. *

*Lo siento, yo... no quería que renunciaras a todo solo por mi.*

 Fue hasta entonces que el shaman comprendió todo. ¿Cómo pudo ser tan ciego?.

Ella se había hecho a un lado creyendo que le estaba haciendo un bien a él.

  * Tonta. *    _Le dijo él, acariciando sus dorados cabellos._    * No pretendo olvidarme de mis sueños. *

* Pero tu dijiste que ya nada más te importaba, solo. . . *

* Tu. *

 El peliazul terminó la frase que él mismo interrumpió, recordando perfectamente todas y cada una de sus palabras.

 Y es que él mismo tuvo mucha culpa en todo esto, pudo ser más claro en lo que decía, además, hizo a un lado sus objetivos, si pero no porque renunciase a ellos, solo quería pasar el mayor tiempo posible con Anna, solo eso. . .

 * Quiero alcanzar mis sueños. . . contigo a mi lado. *

 La itako sonrió sin mirarlo, solo se acomodó un poco mejor sobre el musculoso pecho de su compañero.

¿Cómo describir la felicidad que los llenaba en ese momento?.

 Simplemente no había palabras suficientes para ello, por eso, permanecieron en silencio sin poder decir nada más, tan solo disfrutando de este momento. . . el momento de plenitud de su amor.

  Sin finalizar.

*~*~*~*~*~*~*~*~*~*

LEMON, LEMON, LEMON y... AMOR.

Un capítulo muy breve pero que refleja todo lo que estos dos amantes tenían que expresarse.

¿No les ha pasado que al querer a alguien, descuidan muchas cosas e incluso a otros seres queridos, por ese alguien?. El amor nos vuelve ciegos y sordos.

Y después de tanto sexo con mucho amor, les digo que el siguiente capítulo es el final.

—I love HOROxANNA—.

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Este fanfiction fue escrito por MAEDA Ai. Y es material de “Fallen Angel”.

Totalizado el 25 de Mayo de 2005.

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       || Capítulo 10 ||


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Anime: Shaman King

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Pareja: Horo Horo & Anna

Sinopsis: Después de la muerte de Yoh, hay alguien que se preocupa por Anna. Pero, ¿él?... ¿por qué él?.

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Por: Maeda Ai.

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.:: Capítulo 10: “Y no es una nueva vida” ::.

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.

El peliazul la miraba con cierto enojo; ella no debía estar aquí, podría hacerse daño, lastimarse.

  * Anna, deberías estar en la casa, descansando. *

 Le dijo el muchacho, sosteniéndola firmemente de los hombros, tratando de hacerle entender.

  * ¿Crees que vine a ayudarte a plantar arbolitos?. Pobre idiota !. *

 La voz de la rubia sonaba fría e indiferente; ni siquiera su estado actual la ablandaba un poco.

  * Toma. *    _Anna le entregó un paquete perfectamente envuelto en un pañuelo._   * Se te olvidó esto. *

  Horo Horo la miró sorprendido, ella había caminado por más de treinta minutos tan solo para traerle su almuerzo que se le había olvidado en. . . un momento.

  * Anna, se me hizo tarde en la mañana y no tuve tiempo de prepararlo. *

* Ya lo sé, baka !, Yo lo hice para ti. *

* ¡Tonta!, te he dicho que te cuides, ¿por qué no me haces caso?. *

 La voz del shaman de hielo sonaba dura, aunque con un sutil aire de preocupación.

La sacerdotisa giró sus negros ojos a un costado, ignorándolo completamente y caminó hasta sentarse sobre una roca. No es que no le gustara que el ainu se preocupase por ella. . .

  ““Es solo que a veces, me sofoca.””

Pensaba la chica, mientras preparaba todo para que el muchacho degustara de su comida.

Más el peliazul seguía ahí de pie, mirándola con desaprobación; ahora sí parecía estar muy disgustado con ella.

  * Vamos, ya quita esa cara, no me va a pasar nada con tan solo cocinar un poco de curri. *

  Le dijo Anna, mostrando una sutil, pero hermosa, sonrisa que simplemente “desarmó” al shaman.

Horo cerró los ojos y suspiró resignado mientras se sentaba sobre la hierba del campo, al lado de la rubia.

Comenzó a comer en silencio, analizando un poco su actitud hacia Kyouyama; en verdad trataba de no ser tan exagerado y comportarse más tranquilo, pero le era muy difícil. Amaba tanto a esa amargada mujer, y ahora con lo de su embarazo, pues...

  * Te ves muy linda. *

 La voz dulce de su compañero la hizo sonrojarse.

Horokeu la abrazó delicadamente, al tiempo que la miraba con un amplia sonrisa que pareció contagiarle, pues la itako no pudo evitar sonreírle, aunque más sutilmente.

 Anna cerró los ojos y giró el rostro a un costado, evitando el contacto visual con el que desde hace varios meses era su compañero.

  * Sí, claro. Dudo que pienses lo mismo cuando tenga más de ocho meses y me vea tan gorda como una pelota de playa. *

* Ja,ja,ja, ¿me crees capaz de burlarme de ti?. No podría, no de la madre de mi hijo. *

 Le dijo él, posando una mano sobre el vientre ligeramente abultado de la rubia.

Cinco meses de embarazo y este apenas comenzaba a notarse.

   El ainu no pudo evitar recordar aquella vez en que Anna le diese la noticia.

~*~ 

~*~

~*~

La había visto tejer por lo menos dos semanas antes y él, tan tonto y distraído. . . ahora le causaban risa las palabras que le dijo. . .

  * Oye, Anna, esto no ve va a quedar. *

Le decía, sosteniendo un pequeño suéter azul celeste.

Es que, si ya antes le había tejido ropa y sabía su talla, ¿por qué esta vez la hizo tan pequeña?.

  * ¡ Si serás idiota !, no es para ti. *

* Entonces, ¿para quién?. *

 La pregunta del shaman sonó tan inocente, más obtuvo la fría, fija y penetrante mirada de la itako, entonces, una de sus neuronas pareció trabajar. . .

  * Es acaso lo que estoy pensando, Anna?, ¿estás esperando un bebé?.   ¿Por qué no me lo habías dicho?. *

Tantas preguntas y la sacerdotisa tan callada y aun dolida con él.

Ese idiota !, por supuesto que ya se lo había dicho, precisamente la semana pasada, pero ese estúpido estaba tan “concentrado” devorando la cena de aquella noche, que no le prestó atención.

 Usui se sentía como un patán; sin querer la había lastimado.

Anna miraba a un costado, claramente enfadad y triste por culpa suya, pero quizás también por los cambios que afectaban su estado de animo.

 El shaman la miró enternecido; acercándose a la mujer, se arrodilló frente a ella, recargando la cabeza sobre sus piernas, muy cerca del vientre de la chica.

  * Hola, bebé. . . *   _Decía el ainu, acariciando con suavidad el vientre de su compañera._    * Yo soy tu padre. *

* Oh, Horokeu. *

  Anna no pudo evitar sonreír, llena de felicidad y ternura.

El peliazul siempre sabía como hacerle olvidar todo disgusto.

~*~

~*~

~*~

  Los labios de la rubia formaron una pequeña sonrisa al recordar esa ocasión.

Y dejó que su mente divagara un poquito más.

 Es que nunca creyó que terminaría siendo la pareja del shaman de hielo.

La vida tranquila y sin preocupaciones que siempre quiso, la vivió al lado de Yoh, más todo aquello se vino abajo cuando murió el primer, y a quien siempre creyó el único, hombre de su vida.

  ““Y luego él. . . Horo Horo me hizo amar otra vez. ¿Quién lo diría?.””

Pensaba Kyouyama, con la mirada pérdida en el campo de plantas del ainu.

 Ella había plantado el primer árbol y nada más. El shaman no la dejaba hacer casi nada, pero se sentía feliz de que el peliazul estuviese trabajando duro para ver realizado su sueño de un campo de plantas, el cual por ahora era pequeño, pero después, con el tiempo. . .

  ““Será un lugar enorme y hermoso.””

Pensó la sacerdotisa, completamente orgullosa del joven, quien le hablaba con voz suave, tratando de acaparar su atención.

 * Anna. *

* Mmm. *

* Cuando nuestro hijo nazca. . . casémonos. *

  La itako lo miró con sorpresa y emoción.

Hacía mucho tiempo que Horo Horo no mencionaba nada sobre el matrimonio.

  * Pero no quiero que después te arrepientas de haberte casado con una mujer amargada. *

 Le dijo ella, con voz divertida.

  * Eso no pasará. Ven, te llevaré a casa. *

 Anna aceptó la mano del peliazul.

Y caminaron tomados de la mano, de regreso a su hogar. Anna recargó la cabeza en el hombro del ainu; una linda sonrisa adornando su bello rostro.

 Era muy feliz, estar al lado de Horokeu, enamorada una vez más, era maravilloso.

Y aunque a veces recordaba a Yoh y se preguntaba como serían las cosas si él no hubiese muerto, solo puede pensar que igual sería feliz, aunque quizá de distinta manera, en otro lugar, con otras experiencias.

  ““Más trato de no pensar mucho en ello, no tiene caso.””

Eran los pensamientos de la rubia, que no se arrepentía del rumbo que había tomado su vida, todo lo contrario. . .

  * Te amo. . . arigatou.*

* Eh. Y eso?, ¿a qué se debe?. *

* Por estar conmigo y hacerme vivir este presente. *

  La felicidad, el amor. . . la tranquilidad que tanto deseaba, todo había vuelto.

  Y no es una nueva vida. . .

Es solo volver a empezar.

  Finalizado.

*~*~*~*~*~*~*~*~*~*

POR FIN !!.

Mucho amor, mucha ternura, mucha miel, nada de lemon ^^’.

Me gustó este final, donde la itako esta feliz con lo que tiene y no lo cambiaría por nada, ni por el pasado. Y hasta les di un pequeño regalo ^o^.

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Este fanfiction fue escrito por MAEDA Ai. Y es material de “Fallen Angel”.

Totalizado el 25 de Mayo de 2005.

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Ella es... _C1_

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Anime: Shaman King

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Pareja: Horo Horo & Anna

Sinopsis: Para él, ella era la mujer más hermosa, fría, pero fina y frágil al mismo tiempo, misteriosa e inalcanzable, única. Su amor imposible, ella era Anna Kyouyama... ella era su todo.

Advertencia: Lemon (NSFW)

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Por: Maeda Ai.

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.:: Capítulo 1: “Mirándola en silencio” ::.

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.

La joven mujer de cabellos dorados entró en la habitación de aquel lujoso hotel.

Con pereza, con fastidio, Anna se dejó caer sobre una de las dos camas que ocupaban la recamara. No podía creer que se dejara convencer por la chica de cabellos azules.

  * Debí suponer que pasaría algo así. *

 Sus palabras, casi un suspiro.

Giró sobre la cama hasta quedar sobre su costado derecho; conocía a Pilika desde hacía ya varios años, si ya sabía que le haría algo así, ¿por qué no se negó?.

  ““Date un par de semanas para descansar. . .  vamos a la playa, las montañas, donde tú quieras. . .””

Recordó las exactas palabras de la peliazul.

La playa fue la decisión; creyó que serían solo ella y Pilika, pero no. . .

  * Tenía que invitar a su hermano y su novio. *

  Era obvio que la idea no le agradaba, Anna quería distraerse un poco, pero la presencia de esos dos, en especial la del peliazul, le resultaba incómoda.

Más incomodo fue viajar con ellos en la camioneta durante tres largas horas.     Pilika y su novio, Ren, iban al frente conversando de esto y de aquello; Anna y Horo Horo en el asiento trasero.

A pesar de ser amiga de la chica peliazul por más de ocho años, nunca se llevó muy bien con el hermano de esta, quizá por eso fue que lo ignoró durante todo el camino.

 Ahora suponía que las dos semanas de supuesto descanso no le servirían de nada; seguro se pasaría la mayor parte del tiempo encerrada en esa habitación, a solas, porque Pilika se divertiría de lo lindo con Ren.

  * Creo que Pilika solo me utilizó como pretexto para pasar unos días con el picudito. *

  De pronto, la joven escuchó como la puerta se abría, dejando entrar a una persona, su compañera de habitación.

Anna no se movió en absoluto, seguía admirando el paisaje que el ventanal le permitía. . . hasta que aquella voz la sorprendió.

  * Si vamos a compartir la habitación, será mejor que intentemos llevarnos bien. *

  El muchacho peliazul traía consigo su equipaje y aunque su mirada parecía seria, traía consigo una imperceptible sonrisa, podía sentirlo.

  * ¿Qué haces aquí?. *

  Preguntó Kyouyama, su voz  seca, seria, con claro enfado y disgusto por tenerlo cerca.

Horo desempacaba e iba de un lado a otro de la habitación ignorándola completamente.

 ¿Qué hacia ahí?, pues su hermanita simplemente le dijo que compartiría la habitación con Ren. Dormiría con ese bastardo, maldición, aunque fuese su mejor amigo no podía soportar siquiera pensar en que iba a pervertir a su dulce e inocente hermana.

  * Sí, así es Pilika. *

* Ya lo sé, pero no me gusta en lo más mínimo que esté sola con él. *

  Anna se sentó sobre la cama, no sabía que el joven de azulados y rebeldes cabellos fuese un hermano celoso, aun con Tao que era su amigo.

Pero no tenía que preocuparse, al menos ya debía estar acostumbrado, la relación de esa pareja era ya muy intima, muy, muy intima. Pilika y Ren hacían el amor desde ya cuatro años y Horo Horo todavía no se hacía a la idea de que su pequeña hermana. . . ya no es tan pequeña.

  * Ahhh, que le vamos a hacer !!. *

 Anna dejó escapar un leve suspiro; no tenía opción, compartiría la recamara con este joven pues al parecer la menor de los Usui iba a estar muy ocupada durante el resto de la noche.

 Sin prestarle más atención a su compañero, la rubia se dirigió al cuarto de baño para cambiarse de ropas, sin percatarse de que Horo Horo la seguía con la mirada fija sobre su lindo cuerpo.

Para el muchacho, fue simplemente imposible apartar la mirada de la puerta del baño, pues la mujer más hermosa que sus ojos hayan visto estaba del otro lado de dicha puerta.

  ““Semidesnuda, seguramente, poniéndose ropa más cómoda.””

  Pensó el peliazul, imaginando aquella suave piel blanca con pocas prendas cubriéndola.

  La puerta finalmente se abrió, dejando ver a una bella joven vistiendo una pequeña bata de dormir que dejaba al descubierto sus largas piernas. Anna sintió la fijeza de la mirada de su compañero de habitación; le resultó extraño, pero no pudo evitar sonrojarse sutilmente.

Ignorando el brillo en los ojos de aquel hombre, terminó recostándose en la otra cama.

 Ella le daba la espalda; las delgadas sábanas cubrían casi todo su cuerpo, delineándolo sensualmente.

Horokeu aun mantenía los ojos fijos sobre aquella mujer. . . tantos años de conocerla, tantos años tratando inútilmente de dejar de pensar en ella y ahora era lo más cerca que había estado de Anna.

 Como deseaba tener su fina figura entre sus brazos, que su exquisito aroma lo envolviese, profanar sus tentadores labios femeninos, pero eso no podía ser. . .  durante años tuvo que conformarse con verla de lejos, siempre de lejos; al menos ningún hombre a su lado.

  ““Hasta que conoció a Yoh Asakura.””

 Recordó, su mente torturándolo.

Cualquier esperanza que hubiese guardado se vino abajo cuando se enteró de la relación que la rubia tenía con el castaño de estúpida sonrisa.

  * Pero ahora, Anna era libre de nuevo. *

 Kyouyama había terminado su relación con Yoh, y de nuevo, Horo Horo tenía la vaga oportunidad de poder acercarse a la bella mujer, una oportunidad que su hermana le había conseguido y que ahora, mientras cerraba los ojos, estaba dispuesto a aprovechar, para que Anna por fin le prestara un poco de atención.

  Sin finalizar.

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HHxA, again.

¿Qué tal?, mi primer universo alterno. La verdad es que no hay gran ciencia para esta historia, se irían de espaldas si supiesen como me nació la idea para este fic, pero bueno ^^’. Para este fic tengo planeado mucho romance, sexo  y... nada más ¬¬’.

—I love HOROxANNA—.

~*~

Este fanfiction fue escrito por MAEDA Ai. Y es material de “Fallen Angel”.

Totalizado el 03 de Julio de 2006.

La dama del Hentai: Maeda Ai.

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      || Capítulo 2 ||


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Sinopsis: Para él, ella era la mujer más hermosa, fría, pero fina y frágil al mismo tiempo, misteriosa e inalcanzable, única. Su amor imposible, ella era Anna Kyouyama... ella era su todo.

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Por: Maeda Ai.

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.:: Capítulo 2: “Una oportunidad” ::.

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Un pequeño bikini blanco era el que apenas cubría lo más necesario de su exquisito cuerpo; las gafas oscuras ocultando sus ojos, la hacían ver más interesante, más sexy.

Horo Horo entraba a la habitación después de vagar por los pasillos del hotel, encontrándose con la imagen más hermosa que sus no tan castos ojos hayan visto en toda su vida.

Esa delgada figura femenina. . . Anna era el diablo que lo invitaba a pecar, a lanzarse sobre ella y hacerla suya. Pero solo permaneció estático, inmóvil, sin poder apartar la mirada de la diosa que tenía enfrente.

* ¿Podrías cerrar la boca?. *

* Eehh??. *

  Anna arqueó una ceja.

No le eran desconocidas las sensaciones que provocaba en los hombres.

 Tomó una pequeña bolsa, mientras salía, diciéndole al peliazul que caminaría en la playa por un rato.

  * ¿A-a estas horas?, pero si apenas ha salido el sol. *

* Por eso, tonto, el paisaje debe ser hermoso, además, seguro que no muchas personas estarán en la playa. *

 Y así nada más, la rubia salió de la habitación, dejando al muchacho completamente embelesado y, por si fuera poco, excitado. Resultaba absurdo, pero con solo verla así, fue suficiente para sufrir, tratando de controlar el calor en su cuerpo.

~*~

~*~

~*~

  Y tal como le había dicho a su compañero, caminaba tranquilamente a la orilla del mar, sintiendo la inigualable sensación de la arena firme, pero suave, bajo sus pies.

El clima era cálido, acompañado por la ligera brisa de la mañana y, tal como pensó, poca era la gente que estaba en la playa a tan temprana hora.

 Se maravillaba contemplando el horizonte, aquella delgada línea que el mar y el cielo compartían a lo lejos.

Eso si era tranquilidad, se sentía relajada y por primera vez en mucho tiempo, había olvidado los problemas con el castaño que la dejó.

 Y hubiese seguido disfrutando de esa quietud, pero dos chicos se le pusieron enfrente, impidiéndole el paso.

Intentó caminar a un costado de ellos, pasarlos de largo o simplemente dar la vuelta y regresar por donde había venido caminando, pero ambos chicos le cerraron el camino.

  * ¿Vienes sola, preciosa?. *

* Si quieres compañía, nosotros. . . *

 La chica de dorados cabellos se quitó las gafas, arqueando la ceja izquierda, desplegando toda la superioridad que creía tener.

Esos chicos eran apuestos, pero tan presuntuosos; no eran su tipo.

Su mirada fría y calculadora, adormilada.

Iba a responderles con orgullosas palabras, pero. . .

  * Anna, amor, te estaba buscando. *

 El chico peliazul apareció y sin más, hizo a un lado al par de desconocidos, estrechando entre sus brazos a una Anna que se sorprendió por su atrevimiento, más todavía cuando Horokeu posó sus labios sobre los de ella.

 Extrañada, Kyouyama no respondió la caricia hasta unos cuantos segundos después, cerrando sus sorprendidos ojos y ahogándose en la placentera sensación que los labios del peliazul le regalaban.

Un suspiro escapó de su boca cuando el muchacho profundizo el beso, abriéndose camino para que su lengua penetrase, mientras sentía como Horo apretaba con fuerza su cuerpo, aferrándose a la estrecha cintura.

 La mujer abrió los ojos; ya no estaban los hombres que la habían molestado. . .  no importaba.

Sus ojos se cerraron nuevamente, relajándose con las caricias del peliazul, hasta que se separaron.

 Inevitablemente, sus miradas se cruzaron. . .

  * Yo. . . no soy tu amor. *

* Porque eres necia y no has querido darme esa oportunidad. *

 Una traviesa sonrisa adornó el rostro de Usui, esto, sumado al intenso brillo en sus ojos, provocaron que Anna se sonrojara levemente, aun manteniendo su seria expresión.

 Horo Horo estaba entusiasmado.

Esa mujer que siempre le pareció imposible, ahora. . . ahora estaba junto a él, de la mano.

 Horokeu no quiso pensarlo dos veces, así que estrechó con fuerza la mano de su bella compañera y comenzó a correr.

  * ¿Q-qué crees que haces?. *

  La rubia solo sentía como ese chico la jalaba con firmeza, obligándola a seguirlo.

  * Solo quiero aprovechar el día. *

 Le dijo; y vaya que hablaba en serio.

La invitó a desayunar, visitaron incontables tiendas y hasta caminaron, sabrá dios cuantas horas, por las calles asfaltadas alejadas de la playa. Terminando sentados a la orilla del mar, admirando el atardecer, uno junto al otro.

~*~

~*~

~*~

 Cuando regresaron al hotel, Anna entró a la habitación seguida por el muchacho de celestes cabellos, quien cerró la puerta tras de sí, bajo llave, y sin perder un solo instante, se acercó a la joven rubia abrazándola desde atrás, acariciando sus suaves hombros.

 La mujer entrecerró los ojos, incapaz de retener los suspiros, se dejó llevar por el hombre que se aferraba a su cintura y recorría lentamente su cuello, llenándolo de besos, mordiéndole la piel de vez en cuando.

 En un arranque de desesperación, Horo Horo la hizo girar bruscamente para poder mirarla a los ojos.

 * En verdad eres hermosa !. *

 El rubor en el rostro de la joven, producto de las palabras del muchacho, solo realzó esa belleza.

Usui se abrió camino hasta las suaves mejillas de Anna.

Cuando ya no pudo resistirse más, la atrajo a su cuerpo, besándola pausadamente mientras la tomaba entre sus brazos, llevándola hasta una de las camas, recostándola con cuidado.

Sus labios ansiosos, la recorrieron, deseosos de probar aquella blanca piel de nieve.

 Anna acariciaba el rostro del joven peliazul, sin resistirse a lo que seguramente sucedería entre ellos.

No estaba segura, pero tenía la sensación de que éste hombre era capaz de hacerla olvidarse de cierto chico de morena piel y sonrisa estúpida.

 Mientras tanto, gemidos y suspiros inundaban la habitación.

   Sin finalizar.

*~*~*~*~*~*~*~*~*~*

No sé, sentí que cualquier pretexto era bueno para juntar a este par, y que mejor que el despecho o, como dicen por ahí: “pasar el rato”.

Ahh, pero de ese “ratito” pueden surgir muchas cosas, así que. . . próximo capítulo, LEMON. 

—I love HOROxANNA—.

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Este fanfiction fue escrito por MAEDA Ai. Y es material de “Fallen Angel”.

Totalizado el 03 de Julio de 2006.

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     || Capítulo 3 ||


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Ella es... _C3_

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Sinopsis: Para él, ella era la mujer más hermosa, fría, pero fina y frágil al mismo tiempo, misteriosa e inalcanzable, única. Su amor imposible, ella era Anna Kyouyama... ella era su todo.

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Por: Maeda Ai.

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.:: Capítulo 3: “De sueños y mentiras vivirá” ::.

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¿Sus ropas?, ¡ja!, olvidadas en el piso.

¿Las sábanas?: algunas cayeron de la cama y algunas otras los abrazaban con suavidad, pegadas a sus húmedos cuerpos.

 El peliazul respiraba agitado; apenas y podía creerlo, la mujer más hermosa de todas, su amor imposible, yacía desnuda entre sus ansiosos brazos.

La besaba con locura, incapaz de apartar la mirada de tan bella figura de mujer.

  * Esto es algo que deseé por mucho tiempo. *

 Le confesó entre besos, logrando que Anna se sonrojara.

Era cierto, Horo Horo ansiaba poseerla desde el instante en que la vio por vez primera. No es que solo pensara en sexo, es solo que. . .

  * Me enamoré de ti. *

 Susurró, provocándole un escalofrío a la rubia mujer.

Entonces, con tan inusual confesión, Anna divagó un momento en sus recuerdos. . .

Conocía a Horo Horo desde hacía ya varios años y nunca lo había visto de este modo.

  ““Jamás me imaginé en la cama. . . con él.””

 Pensaba.

No es que el chico no le pareciera atractivo, era solo que su forma de ser no compaginaba en nada con la propia.

  Kyouyama seguía inmersa en sus recuerdos, cuando un par de traviesos dedos se alojaron en su intimidad, sacándola inesperadamente de pensamientos que ya no tenían importancia.

Jadeó agradada con el entrar y salir de los dedos del muchacho, quien en cada movimiento, parecía tomar más libertad, introduciéndose cada vez un poco más, realizando movimientos circulares que arrancaban sonoros gemidos a la rubia.

  * Creo que sí te gusta. *

* Ja,ja, en serio??, no me digas. *

 Usui sonrió con picardía al tiempo en que clavaba su mirada en los profundos ojos negros de Anna.

La noche era atrevida y ellos también.

 El muchacho besaba y mordía a placer la blanca piel de su nueva amante, dejando las marcas de sus desesperados labios, como si quisiera dejar huella en el cuerpo de la mujer, marcándola como suya. La deseaba desde hace tanto y pretendía que todo aquel deseo contenido se desbordase en esta ocasión.

  * Lo siento, pero tengo que desahogar esta pasión. *

 Le dijo él e inmediatamente después la hizo recostarse sobre la cama.

Le separó las piernas, guiando sus labios a la intimidad femenina, deleitándose con el sabor a mujer que inmediatamente pudo degustar.

Anna arqueó la espalda retorciéndose de placer, apretando con fuerza las sábanas blancas.

 ¡Kami!, este hombre si que estaba ansioso.

Introducía la lengua lo más que podía, logrando que Anna clamara por él mientras respiraba cada vez más agitada.

 Desesperado, el peliazul mordió suavemente el pequeño botoncito que coronaba la intimidad de la joven, para luego succionar con fuerza. Ella reprimía casi inútilmente los gritos cargados de placer mientras se retorcía ante el tremendo gozo que inundó su cuerpo.

Un prolongado orgasmo la hizo arquearse, permitiendo que la lengua del muchacho se hundiera un poco más en ella.

  * Deliciosa !!. *

 Susurró.

Horo Horo abandonó el sexo de la chica para luego marcar un camino de besos por todo su hermoso cuerpo. Besó su cintura, su vientre. . . sus senos.

Tanta tentación. . . ¡no resistió!. Atrapó su pecho izquierdo, mordisqueando el sonrosado y duro pezón.

  * Ho-Horo, ya. . . no me tortures. *

 Anna jadeaba; su rostro envuelto en tenue rojo.

  ““¡Qué bella es!.””

  Pensó el peliazul, quien la abrazó con fuerza, llenándola de besos.

 La rubia tenía razón, mucha razón. La estaba torturando; quería hacerla sufrir, que sintiera toda la frustración, toda la reprimida pasión que él sufrió por años, las ansias, el maldito deseo que no lo dejaba dormir. . . el amor no correspondido.

Pero al mismo tiempo, se estaba torturando a sí mismo, pues Usui se moría por hacerla suya y sentirla vibrar bajo su cuerpo.

  * ¡Tienes unos senos preciosos!. *

 Tras pronunciar aquellas palabras, una sonrisa adornó el rostro del joven.

  * Idiota... ¡solo hazlo!. *

 El peliazul la abrazó con fuerza y se acomodó entre las piernas de Kyouyama, quien lo recibió ansiosa.

Cómo si de un ensayo se tratase, Horo Horo deslizó suave y morbosamente la punta de su ya duro pene por la entrada de la vagina de la chica.

  * Horo, ya. . . *    _Se quejó ella._    * Deja de jugar y toma esto con más entusiasmo. *

  Las palabras de su amante le sonaron a suplica.

Sonrió con malicia.

  * ¿Quieres entusiasmo?. . . es lo que me sobra. *

 Dicho esto, el joven de cabellos azules comenzó a hacer presión, empujando sus caderas mientras admiraba como su hombría se iba perdiendo dentro del sexo de la mujer.

 * A-Anna. . . eres tan ardiente y sexy. *

 Horo Horo comenzó a besarla con desesperación. Estaba como loco; este era un sueño haciéndose realidad.

La mitad de su miembro yacía en el interior de la cavidad femenina, entonces, Horo empujó con fuerza, llenando completamente la vagina de la rubia.

 Y ahí estaba él, clavado hasta el fondo, dentro de la mujer que le robó el corazón; la inalcanzable, Anna Kyouyama.

Y quedó hipnotizado con el bello rostro de su amante; sus mejillas sonrojadas, su linda boquita entreabierta y algunos cabellos rubios que se adherían a su cara, mientras sus pechos subían y bajaban por la acelerada respiración.

  * ¡Qué bella!, insoportablemente hermosa. . . perfecta !!. *

 Su corazón latió emocionado; deseaba permanecer así, dentro de ella, por siempre.

En tanto ella. . . Anna se sentía invadida y le gustaba, se moría de placer mientras el muchacho mordía con lujuria la piel de su cuello y apretaba desesperado sus rígidos pechos.

 Lo sentía entrar y salir cada vez más fuerte, cada vez más rápido, haciéndola jadear y hasta llorar de placer.

Horokeu parecía no cansarse y se entregaba totalmente, sorprendiéndola.

  ““Nunca había sido tan intenso.””

 Pensó la rubia al tiempo en que encajaba sus filosas uñas en la espalda de su amante.

Estaban extasiados, completamente perdidos al deleite de unir sus cuerpos, que perdieron la noción del tiempo.

  * Ahh, Horo Horo, no pares, más rápido, más!!. . . *

 Anna le ronroneó al odio, haciendo que el peliazul clavase su pene con más fuerza aun.

Estaba como loco, no podía parar y solo era capaz de pensar en la bella mujer con la que estaba haciendo el amor. Y ella, que nunca le dio mucha importancia al sexo, ahora se derretía de gozo entre los fuertes brazos del muchacho, enamorada de su duro miembro que se deslizaba deliciosamente dentro de su vagina.

Anna se aferraba al musculoso cuerpo de su compañero, gimiendo cerca de su oído.

 La ficción entre sus sexos pronto fue insoportable; un cosquilleo nació en la intimidad de la rubia, quien pronto fue invadida por un ansiado orgasmo.

La satisfacción se desbordaba en ligeros espasmos que la hicieron temblar, otro orgasmo tomaba su cuerpo; su vagina se contraía con fuerza, una y otra vez, apretando, reteniendo el pene del hombre que la poseía.

 Anna respiraba agitada, completamente cansada, mientras admiraba la fortaleza de su amante que no dejaba de enterrar su espina en la cansada flor de ella. Después de unos segundos, las vibraciones en el sexo de la rubia cumplieron su tarea.

Horo Horo apretó los dientes poco antes de lanzar un prolongado y ronco gemido, penetró una vez más a la mujer luego su pene se hinchó y derramó su esencia en el interior de la chica.

Se creían en el cielo, en medio de tan intenso éxtasis.

 Exhausto al entregarse por completo, se colapsó sobre la sensual figura de  Kyouyama, que lo recibió en un suave abrazo, mientras ambos disfrutaban de la sensación de mantenerse unidos.

Se besaban como si quisieran comerse.

  * Si esto es un sueño, no me despiertes. . . si es una mentira, no me dejes de engañar. *

 Le susurró el muchacho, abrazándola con fuerza.

Le confesó, que había quedado prendado a ella desde el día en que la vio por primera vez. Tan fina, tan hermosa y con ese carácter suyo, su frialdad. No supo cómo. . . se enamoró.

No hubo noche que con ella no soñara o segundo en que la deseara.

  * Para mi, esto siempre fue un simple sueño. *

 Le dijo, ya fuera de su cuerpo, con la mirada pérdida en algún lugar de la habitación mientras descansaba sobre los cálidos y suaves pechos de la rubia.

Anna acariciaba sus azulados cabellos, escuchándolo con atención.

  * Y cuándo supe de tu relación con Yoh. . . creí que había renunciado a ti, pero ahora. . . *

  Horokeu la miró, como esperando que la mujer dijese algo, más solo se encontró con los profundos y fríos ojos negros, ese mar negro en el que tantas veces quiso ahogarse.

Sentía que no la merecía, que no era para él y que él mismo no era para ella. . . que estupideces nos hace pensar el amor.

  * Baka!. *

 Anna lo besó con suavidad, acariciando su apuesto rostro. Él, confundido, aceptó aquella caricia como si fuese la última.

Rompieron el beso y con esto, Horo sentía que su corazón se rompía también.

Más ella seguía acariciando una de sus mejillas y mirándolo con fijeza, fue hasta entonces que el peliazul notó el intenso y hermoso brillo en los negros ojos de la rubia.

  * No soy un sueño, ni una mentira. . . soy real y estoy contigo. . . hice el amor contigo, Horo no baka. *

Sin finalizar.

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Cómo que estuvo muy simple, ¿no?. Bueno, yo así lo sentí.

Les digo que este fic no tiene una trama en sí, de hecho, escribí lo primero que se me vino a la mente, sin importar si la historia tenía un hilo que seguir o no ^//^.

En cuanto a la pareja, quería que cuando lo hicieran fuera fuerte, morboso, lleno de lujuria. . . pero creo que la inspiración no me dio para tanto T-T.

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Este fanfiction fue escrito por MAEDA Ai. Y es material de “Fallen Angel”.

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    || Capítulo 4 ||


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Por: Maeda Ai.

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.:: Capítulo 4: “Tiempo compartido” ::.

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Tomaban un baño juntos en el jacuzzi y él acariciaba su bello cuerpo por debajo del agua.

 Horo Horo no paraba de besarla; creía que después de aquella noche, Anna ya no querría absolutamente nada con él, y sin embargo, aquí estaban ahora, acariciándose mutuamente mientras el agua se mecía en un sutil oleaje que los relajaba y excitaba al mismo tiempo.

 Entonces, la rubia dejó de ser pasiva y en un inesperado movimiento, se sentó sobre las caderas del peliazul, quién la miraba embelesado y con satisfacción.

  ““Me preguntó. . . ¿por qué será tan posesiva?, y. . . si lo ha sido con otros hombres o solo conmigo?.””

  Pensaba el muchacho.

Y hubiese seguido divagando un poco más en su relación con la chica, si esta no hubiese comenzado a lamer y morder suavemente su oreja izquierda.

  * Estás muy distraído, ¿en qué piensas?. *

 Anna le susurró al oído, haciéndolo estremecer con su cálido aliento.

En ese momento, Horo no se pudo controlar, estrechó firmemente a la rubia y acercando su boca, mordió la blanca piel del cuello de su amante. Con pasión, con verdadero frenesí, obligándola a gemir agradada, sorprendida y excitada.

  * En ti, solo en ti. *

 Le dijo él entre besos; sus grandes y ásperas manos recorriendo la delicada piel de la mujer, hasta aquel par de dibujos que iniciaban al terminar su espalda; apretando las generosas porciones de carne.

Y sus labios, ah, sus labios, que ya habían abandonado su cuello y se posaban ahora en el seno derecho de una Anna que gimió placenteramente al sentir como el muchacho mordía y succionaba de su duro pezón, como pequeño niño amamantando para extraer su alimento, más este era ya un hombre, quien solo alimentaba su deseo, la lujuria.

 La rubia arqueó la espalda, echando hacia atrás la cabeza, haciendo más fácil la labor de su compañero, que alternaba entre un pecho y otro, saboreando el sabor de la lechosa piel y disfrutando de los gemidos que Anna le regalaba.

 Horokeu se mantuvo entretenido por largo rato, besando y lamiendo, suave y tiernamente con tranquilidad, cada uno de los senos de la rubia y, también, mordiendo y succionando con desesperación, complaciendo a su compañera y por supuesto a si mismo.

Sus manos palpando, recorriendo cada fina curva de tan bello cuerpo, aquel que él tanto amaba. La miró a los ojos, ¡qué bella expresión la de Anna!. . . suplicante y llena de placer.

  Una idea le vino a la mente, haciéndolo sonreír con malicia.

Sin mediar palabras, tomó a la chica por las caderas, sentándola al borde del jacuzzi.

  * ¿Qué pretendes, hombre?. *

 Preguntó ella, con voz cómplice, fingiendo inocencia, mientras se recargaba sobre el húmedo y frío azulejo.

  * Tan solo algo que sé que te gustará. *

 Un leve escalofrío recorrió la espalda de la Kyouyama al oír las palabras de su compañero.

Sonrió ansiosa y se entregó a los brazos de este hombre.

 Horo Horo no tardó en acariciar las rodillas de la chica sentada frente a él, separando luego las sensuales piernas para descubrir la intimidad de la joven.

Y ahí estaba Anna, respirando agitada de solo ver como su amante la observaba con detenimiento; había admiración en sus oscuros ojos, sin mencionar la lujuria y la pasión.

 La mujer vio atentamente como el muchacho escondía la cabeza entre sus piernas. Luego, un pequeño choque eléctrico la recorrió entera. El sentir como Horokeu clavaba dulcemente esa traviesa lengua en su intimidad, recorriéndola con paciencia, lamiéndola entera, separando cuidadosamente los pliegues para poder disfrutar más de ella. . era hermoso.

  * Ahhh, Ho-Horo Horo. . . *

 La rubia hubiese querido alargar aquel gemido, pero esos labios aprisionando su clítoris, casi la hicieron desmayarse. No sabía que Usui fuese tan apasionado.

  ““¿Será así solo conmigo?.””

 Se preguntaba, recordando que le había conocido como tres novias. . . Marion, otra lunática pelirroja cuyo nombre no podía recordar y Tamao, ah, la dulce Tamao, ¿cómo olvidarla?, si la detestaba.

Jamás supo por qué, pero nunca le agradó encontrarse con ella en la casa de los hermanos Usui, lo cual era muy frecuente.

Más ahora comprendía la razón. . . estaba celosa. Porque esa mujer era muy melosa y Horokeu había dejado de mirarla a ella.

  ““Pero ahora. . .””

 Anna sacudió suavemente la cabeza.

¿Para que recordar cosas que habían sucedido varios años atrás?. Horokeu era suyo ahora, todo suyo y solo tenía ojos para ella, la miraba a ella, solo a ella.

  Así, el cuerpo de la mujer se relajó, disfrutando la forma en que el muchacho deslizaba su lengua, acariciando con insistencia el botoncito que coronaba la entrada de su sexo.

  * Aahh, mmm. . . *

 Horo estaba satisfecho de oírla gemir de forma tan sensual, cosa que lo incitaba a continuar. Más pronto, los bocados que daba al sensible sexo de la chica, se volvieron más desesperados.

Horo Horo estaba hambriento de ella y quería disfrutarla al máximo una y otra vez.

Succionó el clítoris de la rubia, sintiendo como esta se retorcía agradecida por ello, pues pequeñas convulsiones de placer la habían recorrido al sentir el orgasmo.

  * Horokeu. . . eres perverso. *

 Anna casi le gritó, arqueando la espalda y echando la cabeza hacia atrás, posando las manos sobre los azulados cabellos de su amante, intentando retenerlo entre sus piernas, que siguiera prodigándole placer.

  Cansada, Anna se dejó caer sobre las tibias aguas de la bañera, siendo recibida entre los fuertes brazos del peliazul, quien la llenó de besos y caricias.

  * No sabes... *   _Le hablaba entre besos._   * cuánto te amo, Anna. Eres, eres... *   _Muchas palabras iban y venían en su mente, pero solo dos pudieron describirla en ese momento..._   * ¡Exquisitamente perfecta!. *

  Anna no sabía que tenía este hombre, que la estaba volviendo adicta a él.

Entonces, deslizó sus suaves manos, tocando cada músculo, cada rincón de aquel cuerpo, inmenso en comparación con el de ella.

Posando sus dulces labios en su perfecto torso, mientras sus manos, ansiosas, no perdían tiempo y ya se encontraban rodeando el pene del muchacho, sintiendo su dureza, su fuerza, la caliente piel que parecía vibrar con cada roce de tan bella dama. . . su vitalidad y, por supuesto, sus ansias por entrar en ella.

 Más Kyouyama quiso esperar un poco. Quería hacerlo vibrar, que suspirase las cuatro letras de su nombre y lo hizo. . . la ceda de sus manos lo acariciaban con paciencia, disfrutando de la dureza que ella misma había provocado.

Lo seguía palpando, de arriba a abajo y viceversa, descubriendo la punta del pene, cubierta por la delgada piel, mientras ambos compartían pequeños besos.

  * A-Anna. . . *

 La chica sonrió con malicia al escuchar a su amante gemir entre sus labios; quizás ya lo había torturado suficiente.

Así, subiendo su pierna derecha a la altura de la cadera del muchacho, sujetó firmemente el miembro del peliazul y lo guio con tranquilidad a la entrada de su vagina.

Rodeando el cuello de Horo Horo, liberó por fin aquel pene de la prisión que sus manos ejercían en él.

Horo, al sentir los suaves pliegues del sexo de su amada, deslizó la punta de su virilidad por toda la parte externa de la abertura, con lo que Anna soltó un gemido cargado de placer, directo al oído de su compañero.

  * Supongo que ya podemos continuar. *

 Dicho esto, el joven sostuvo la cintura de la chica con sus grandes manos, preparándose para entrar en ella.

Empujo suave, tranquilo, pero firme y constante. Cada vez sus embestidas eran más profundas, con cada centímetro que él se adentraba en ella, la rubia gemía más y más, entregada por completo al placer.

 El sutil oleaje provocado por sus cuerpos en movimiento, relajaba a los amantes, regalándoles un gozo extra.

  * Ahh, Horokeu, jamás te detengas. *

  Le dijo Anna.

Algo en esas palabras hizo que el corazón del peliazul latiera con mayor fuerza, mientras compartían cortos besos al tiempo en que  sus caderas subían y bajaban en una danza de lujuria y amor.

 Para el muchacho, era simplemente el paraíso, su nube personal de la que se negaba a bajar jamás.

Anna entre sus brazos, él dentro de ella. El ritmo era suave, tranquilo, pero profundo y apasionado, siempre manteniendo un beso igualmente tranquilo, tratando de prolongar esto.

No importaba que esto no fuese alocadamente rápido, igual era delicioso el roce con la suave piel interna de la joven mujer, que abrazaba y apretaba su espina.    Dios!!. . . era el delirio.

 Pronto, roncos gemidos escaparon de labios de Horo Horo; abrió los ojos, encontrándose con la inigualable imagen de la rubia, quien respiraba agitada, su lindo rostro matizado en rojo y sus ojos entrecerrados, completamente indefensa ante los choques eléctricos de placer que la recorrían entera.

  * Oh, Horokeu!!. . . *

 Alcanzó a decir, abrazándose del muchacho, meciendo sus caderas un poco más, hasta que un cosquilleo terminó en una ruptura de placenteras sensaciones.

La vagina de Anna se contraía, apretando con suave ternura el pene del hombre que la poseía, queriendo no solo retenerlo dentro suyo, sino también hacerlo derramar su esperma, exprimiéndolo.

 Horo Horo no pudo más; rodeó la estrecha cintura de Kyouyama, buscando sus labios para besarla con hambre, hambre de ella, de su perfecto cuerpo, de su amor. . . jadeó entre los labios de Anna, sin atreverse a romper el beso, entonces liberó el semen retenido y que era para ella, solo para ella.

Siguieron meciéndose suave y tranquilamente, cómo un pequeño juego para relajarse, tan solo para eso, además de que aun les producía cierto placer.

  * ¿Nunca te cansas?. *

 Preguntó la rubia, regalando pequeños y dulces besos en todo el rostro de su amante peliazul.

  * No contigo, amor. . . no contigo. *

* Ja, ja, ja. . . tonto, enamorado. *

 Horo la miraba embelesado; la amaba loca e irremediablemente.

Buscó nuevamente sus pequeños labios, ansioso por perder la razón en ellos. . .  más el repentino y persistente sonido del celular, los interrumpió.

Exasperado, el muchacho salió de las cálidas aguas del jacuzzi.

  * ¡Maldición!. *

  Anna se sonrojó ligeramente, mientras admiraba la perfecta desnudez de ese hombre. Ella simplemente no podía negar que él le hacia sentir. . . tantas cosas.

Y lo miraba fijamente, mientras intercambiaba unas cuantas palabras con. . . sabrá dios quién. . .

  * Sí, nos vemos. . . *

 Horo Horo terminó por colgar, más sonaba preocupado, resignado.

  * ¿Pasa lago?. *

 El peliazul solo cruzó la mirada con la de la rubia, terminando por decir un par de palabras, que le dolieron en verdad.

  * Debo irme !. *

   Sin finalizar.

*~*~*~*~*~*~*~*~*~*

Me encanta, sexo y amor ^^’.  Aunque creo que no he hablado mucho de los sentimientos de Anna ¬¬’.

Pero fue gracioso hacer una pequeña mención de las novias del peliazul y de como la rubia se sentía celosa, aunque se lo negase a sí misma . . lastima que no profundizare ese tema T-T.

—I love HOROxANNA—.

~*~

Este fanfiction fue escrito por MAEDA Ai. Y es material de “Fallen Angel”.

Totalizado el 03 de Julio de 2006.

La dama del Hentai: Maeda Ai.

*~*~*~*~*~*~*~*~*~*

   || Capítulo 5 ||


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Pareja: Horo Horo & Anna

Sinopsis: Para él, ella era la mujer más hermosa, fría, pero fina y frágil al mismo tiempo, misteriosa e inalcanzable, única. Su amor imposible, ella era Anna Kyouyama... ella era su todo.

Advertencia: Lemon (NSFW)

*~*~*~*~*~*~*~*~*~*

Por: Maeda Ai.

*~*~*~*~*~*~*~*~*~*

.:: Capítulo 5: “Haremos que esto funcione” ::.

*~*~*~*~*~*~*~*~*~*

.

Miraba el paisaje que le ofrecía el ventanal de su recamara; las personas ir y venir, uno que otro auto. Y aunque pareciera hacerlo atentamente, en realidad estaba desinteresada.

 Ya tenía dos semanas de haber regresado de sus “tranquilas” vacaciones en la playa.

  ““Y el muy valiente no me ha llamado siquiera.””

 Pensaba la rubia, frunciendo el ceño y buscando algo con que desquitarse. . . nada!.

* ¿Qué estoy haciendo?, no debería importarme. *

 Pero Anna no podía entender por qué la realidad estaba completamente alejada de sus palabras.

¿Qué no le preocupaba?, ¡por favor!, si en el momento en que Horokeu le explicó que debía irse por compromisos deportivos, ella misma se ofreció a acompañarlo. Así que regresaron juntos a Tokio, dejando a Ren y Pilika, sin siquiera darles la más mínima explicación.

  * Un torneo. *

 Susurró la chica, recordando las exactas palabras que el peliazul le dijera aquella vez.

Claro, Horo Horo es un jugador de tennis que tenía poco tiempo de haber incursionado en el terreno profesional, aunque ya se había hecho de cierta reputación.   Incluso, había quienes decían que el muchacho tenía mucho futuro y podía llegar a ser de los mejores, hasta tenía un grupo de admiradoras.

  * Niñas tontas y resbalosas. *

 Definitivamente, a Anna le disgustaba imaginar a ese hombre rodeado por mujeres que le gritaban que lo amaban.

  Kyouyama estaba bastante furiosa. ¿Por qué?, bueno, había varias razones para ello. . .

Pensar en quién sabe cuantas chicas se arrojarían desesperadas sobre el peliazul, sin mencionar que interrumpieron sus vacaciones. O quizás, el hecho de que todo aquello no tenía por qué interesarle, y sin embrago. . . así era.

 Pero lo que más la hacía rabiar, era que Horo Horo no la había visitado en esas dos largas semanas. . . ¡vamos!, ni siquiera la había llamado.

  * Maldición, ese idiota. . . después de lo que pasó entre nosotros, al menos debería tener la decencia de llamarme para saber como me va. *

  La rubia apretó los dientes, abandonando el borde de la ventana y comenzando a caminar por toda la habitación, cuál animal enjaulado, analizando la situación.

Estaba realmente ansiosa y molesta consigo misma; nunca dependió mucho de las personas a su alrededor, ni siquiera de Yoh. Tampoco recordaba haberse comportado como una chiquilla celosa, posesiva e irremediablemente enamorada. . .

 Anna de pronto se detuvo.

Sus ojos más abiertos de lo normal. Las dos últimas palabras que pasaron por su mente la hicieron dudar.

  * ¿Qué me está pasando?. *

  Preguntó a nadie en especial, al aire, a ella misma.

Confundida y desesperada, tomó su cartera y salió con el único propósito de despejar todas sus dudas. Quería saber que había cambiado en ella después de acostarse con Horokeu Usui.

~*~

~*~

~*~

Cuando escuchó que golpeaban la puerta, no imaginó que se trataba de Anna Kyouyama, quien, por cierto, estaba furiosa. Bastaba con percatarse de la mirada malévola y asesina que ella le dedicaba.

  * Ah, hola, Anna. . . *

* Ah, hola. . . ¿eso es lo mejor que me puedes decir, baka?. *

  Después del caluroso saludo de la bella rubia, Horo Horo muy amablemente la invitó a pasar.

Nótese el sarcasmo, pues la chica prácticamente empujó al muchacho, abriéndose paso al interior del departamento, cómo si estuviese en su propia casa.

 * Te pasa algo?, ¿por qué estás tan enojada?. *

 Las preguntas del peliazul parecieron enfadar más a Kyouyama, pues la ira en sus negros ojos se volvió más intensa. Pero no dijo nada, la mejor arma de Anna era el silencio.

 Horokeu comenzaba a sudar frío, por más que pensaba, no podía explicarse porque la mujer había venido con ese humor de los mil demonios.

  ““Si precisamente esto era lo que había venido evitando.””

 Pensó el muchacho. Y entonces, la escuchó. . .

  * Creí que eras diferente, Horo Horo, confié en ti. *

 La voz de la rubia se escuchaba más tranquila, sin embargo, un aire de tristeza no pudo pasar desapercibido para el joven peliazul, quien, con una seriedad en la cara que realmente daba miedo, preocupado, le preguntó qué le pasaba.

 * ¿Qué me pasa?. JA!!. . . Que eres como todos los hombres, una vez que consiguen lo que quieren, botan a las mujeres y fingen que nada pasó. *

* A, a qué te refieres?. Anna, no cre . . . *

* No has ido a verme, no has llamado, ni siquiera has dejado un mensaje. . . ¿Sabes cuántas veces me he quedado junto al teléfono esperando una llamada tuya?, o qué cada vez que tocan a la puerta, espero que seas tu.   Creí que algo había surgido entre nosotros, pero ya veo que. . . *

 Anna simplemente no pudo continuar, aunque estuvo agradecida por ello, pues de haber seguido seguramente habría terminado llorando.

Horo Horo la había abrazado así nada más, de pronto y sin decirle nada. Tan solo el impulso de su loco corazón que latía intensamente por las palabras de Anna.

  * Disculpa, nunca quise hacerte daño. *

 Él le susurró al oído, una sonrisa irónica cruzando su rostro.

Era gracioso, es cierto que la había estado evitando en lo posible desde que habían regresado. . . no quería verla. Pensaba que Anna simplemente no estaba interesada en él, aun a pesar del hecho de haberse acostado un par de veces. . . cinco para ser exactos.

  * Creí que para ti no había significado nada y que no estaba en tus planes hacerlo de nuevo, no conmigo al menos. *

* ¡Baka!. *

 En realidad, la joven no podría culparlo, después de todo, no hace mucho ella misma no estaba interesada en el peliazul.

Pero ahora. . .

  * Supongo que intentaremos hacer que esto funcione. *

 Decía la chica, cerca del oído del muchacho produciéndole una corriente eléctrica muy agradable y, de paso, ocultando su rostro adornado en matices rojizos.

  * Y supongo también, que haremos el amor más seguido. *

 Usui estaba seguro de que Anna le hubiese dado un golpe que lo dejase tumbado en el suelo por semejantes palabras. Pero esta vez, tan solo sintió como ella lo abrazó con más fuerza, refugiándose en sus fuertes y cálidos brazos.

 Con una sonrisa cómplice y unas cuantas palabras que, aunque no lo demostrase, significaban simplemente que ella compartía los mismos planes y deseos del apuesto joven.

  * Eres un hentai. *

   Sin finalizar.

*~*~*~*~*~*~*~*~*~*

Anna poniendo las cosas en claro. Dejando a un lado la inseguridad del ainu, esta relación avanza.

Así que, próximo capitulo, como no, LEMON.

—I love HOROxANNA—.

~*~

Este fanfiction fue escrito por MAEDA Ai. Y es material de “Fallen Angel”.

Totalizado el 03 de Julio de 2006.

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*~*~*~*~*~*~*~*~*~*

  || Capítulo 6 ||


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Sinopsis: Para él, ella era la mujer más hermosa, fría, pero fina y frágil al mismo tiempo, misteriosa e inalcanzable, única. Su amor imposible, ella era Anna Kyouyama... ella era su todo.

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*~*~*~*~*~*~*~*~*~*

Por: Maeda Ai.

*~*~*~*~*~*~*~*~*~*

.:: Capítulo 6: “Sin ti un segundo más” ::.

*~*~*~*~*~*~*~*~*~*

.

De regreso a casa, Horo Horo le habló de todo el torneo en sí.

Emocionado, le narraba cómo venció al rival de su último partido.

  * Yo estuve ahí, lo vi, ¿de acuerdo?. *

* Gomen na, aun estoy emocionado. *

  Ella solo sonrió.

 Usui casi se fue de espaldas al ver a su novia mirándole desde las gradas. Era la primera vez que Anna iba a apoyarlo en un partido, así que decidió que ganaría tan solo para impresionarla.

  ““Aunque Anna Kyouyama no es una mujer fácil de impresionar.””

  Pensaba el peliazul, mientras acompañaba a la chica hasta la puerta de su apartamento.

  * Un trofeo más, ¿no es así?. *

* Eh, sí. . . uno más. *

 Un tranquilo silencio se formó entre ellos, que no se atrevían a mirarse directo a los ojos.

Habían estado muy ocupados, cada uno con sus cosas y recién ahora habían podido verse.

  * ¿Quieres pasar?. *

 Preguntó la rubia; su rostro hacía un costado, cubierto por los dorados cabellos, aunque Horo podía alcanzar a admirar las mejillas encendidas en rojo.

 * Hai. *

~*~

~*~

~*~

 Cuando lo invitó a pasar, nunca mencionó que sería directo a su habitación, pero ambos lo deseaban y sabían que este encuentro iba a terminar así, en la cama, con las sábanas enredadas en las piernas de ambos.

 El peliazul la besaba suave y tranquilamente, quería disfrutar de esto lo más que pudiese pues no sabía hasta cuando volvería a tenerla así, entre sus brazos. . . solo para él.

  * Te extrañé, ¿sabes?. *

 Una tierna sonrisa adornó el rostro del muchacho al escucharla decir aquello.

Anna no era una mujer muy cariñosa que digamos, de hecho, a pesar de ser novios desde hace un par de meses, rara era la vez que ella mostraba un poco de interés.

  ““Siempre soy yo el que la busca, el que la acaricia, el que la besa y le dice que la ama.””

  Pensaba Usui, confundido porque esta vez fue diferente. . .

Fue Anna la que lo buscó, lo invitó a quedarse con ella y fue también la que comenzó con los besos.

  * ¿Por qué te estás comportando así?. *

 Anna sonrió entre los besos. Vaya, no sabía que había sido demasiado obvia.

  * Tengo ganas de esto. . . de ti. *

* Oye, ¿qué crees que soy?, un pedazo de carne?. *

 Ambos rieron, divertidos y conformes con la situación. Se olvidaron de las palabras y se dejaron envolver por la pasión y la necesidad que tenían el uno por el otro, necesidad que se habían guardado por las últimas dos semanas.

 Horo Horo deslizó sus ansiosas manos por los contornos del frágil cuerpo de la rubia, amoldando su figura por encima de las ropas. Pero no era la tela lo que él quería sentir, sino el cálido roce entre sus pieles, la suavidad de Anna y admirar esa piel tan blanca cómo la leche.

Fue tanto su deseo por ella, que poco tardó en despojarla de sus ropas, teniéndola totalmente desnuda ante él, que la miraba embelesado.

  ““No importa cuantas veces haya tenido la oportunidad de admirar su desnudez. . . cada vez la veo más hermosa y delicada.””

 Mientras la abrazaba con cuidado, el muchacho peliazul no pudo evitar aquel pensamiento.

Ja. . . era inevitable, él era mucho más alto que ella; su cuerpo fuerte y musculoso, mientras que Anna era pequeña y muy, muy delgada.

La veía tan frágil y delicada, que tenía la extraña sensación de que iba a lastimarla.

  * ¿Te vas quedar ahí parado tan solo mirándome, Usui?.  ¡Qué aburrido!. *

* Ahh, tanto me deseas, Annita?.  Pues ahora mismo voy a darte lo que quieres. *

  Hablaban en tono bromista y sin embrago, Horo Horo dejó de jugar. . .

No dedicó tiempo para disfrutar de la suavidad de la mujer. Apenas la tomó entre sus brazos, recostándola sobre la cama, mordió sutilmente los redondos senos que él adoraba, y sin más, dejó que sus labios se deslizaran sin detenerse hasta la delicada intimidad de la rubia mujer.

  * Oh, amor. *

 Suspiró Kyouyama al tiempo que alzaba las caderas para permitir que su amante la complaciera con mayor libertad.

Sonoros jadeos y gemidos comenzaron a inundar la habitación, era Anna que se movía intranquila ante los atrevidos besos y hasta mordiscos que el peliazul ejercía en su sensible sexo.

 Pero la voz finalmente se le apagó al sentir como Horo Horo aprisionó el clítoris entre sus labios, para luego succionarlo delirante.

Anna adoraba cuando él hacia eso, la volvía loca de placer y la desarmaba completamente, haciéndola entregarse sin reserva alguna.

La rubia se mordió el labio inferior para retener el gozo que inundaba su cuerpo, más finalmente cerró fuertemente los ojos, dejándose estremecer por la indescriptible e intensa sensación de un orgasmo.

  * Ahh, Horokeu mmm. . . *

 Un grito se escapó de sus labios; arqueando su cuerpo, disfrutó de un poco más de la ardiente lengua que aun recorría su intimidad con delicadeza, clavándose dentro suyo de vez en cuando, como si tuviese sed de ella.

  * E-eres un perverso. *

 Le decía la rubia mujer, su voz entrecortada por el cansancio.

Más Horokeu parecía ignorarla. En ese momento se dedicó a llenarla de besos y caricias, tratando de calmar la insaciable necesidad que tenía por esa mujer, por sentirla suya nuevamente.

La anheló tanto, que aun le costaba creer que Kyouyama en verdad estaba ahí, desnuda entre sus brazos, dispuesta a hacer el amor con él. . . solo con él.

  * Por favor, no me digas que ya estas cansada, si apenas viene lo mejor. *

 Horo Horo pronunció aquéllas palabras mientras se acomodaba entre las piernas de su amante, disfrutando del tranquilo placer que le producía el simple hecho de frotar la punta de su pene en la entrada de la vagina de Anna, quién lo miraba sonrojada con una sutil sonrisa adornando su lindo rostro.

 El muchacho ya no pudo resistirse y en un arrebato de amor y pasión, besó a la joven mientras forzaba su hombría, penetrando poco a poco a la mujer.

Lo disfrutaba, oh, vaya que disfrutaba cada centímetro que se adentraba en aquel cálido y húmedo refugio que le ofrecía tan perfecto cuerpo femenino.

  * Ahh, Ho, Horokeu. . . e-eres muy grande. . . *

 Le decía ella, refiriéndose al miembro viril del chico; respirando agitada por el esfuerzo y por el gozo que comenzaba a invadirla.

  * Y tu tan estrecha, amor. . . me aprietas tan bien. *

* Hentai. *

* Ey, tu empezaste, además. . . es la verdad. *

 Las risas de los amantes se escucharon en toda la recamara, para luego ser reemplazadas por fuertes gemidos. No les importaba si los vecinos los alcanzaban a oír; en ese momento, solo existían ellos dos. . . Horo Horo dentro de Anna, tratando de amarse.

 La chica elevó las piernas para luego flexionarlas alrededor de la espalda del peliazul, reteniéndolo dentro suyo, satisfecha... porque de esa manera sentía que sus frenéticas embestidas eran más profundas.

Él por su parte, se dedicaba a oprimir con moderada fuerza los redondos pechos de la mujer, a quién se le iba la voz gimiendo de placer.

  Hubiesen querido mantenerse así por siempre, más llegó el momento en que la excitación fue demasiada e insoportable.

Anna lanzó un gemido, formando un arco con su espalda mientras cerraba los ojos. Estaba disfrutando del éxtasis que solo te puede dar un orgasmo; su vagina palpitando, oprimiendo con fuerza el duro pedazo de carne que la invadía.

Horo Horo no pudo resistir tanto placer y, tras gruñir suavemente, con toda la fuerza que le quedaba, dejó que su propio orgasmo recorriese su cuerpo, haciéndolo eyacular dentro de la intimidad de su compañera.

  * ¿Qué tal estuvo eso, ah?. *

* Maravilloso. . . te amo. *

 Anna llenó de besos el apuesto rostro del muchacho, agradecida y feliz por el inmenso placer que acababa de hacerle sentir.

Con un amplia sonrisa estampada en el rostro, el peliazul acarició una de las blancas mejillas, quitando uno de los rubios mechones de cabello que se adherían a ese bello rostro.

 Era muy feliz, tanto o más de lo que llegó a imaginar. Y sentía terror solo de imaginar que este sentimiento no fuese para siempre.

Lo estuvo pensando por un tiempo, de hecho, desde la primera vez que él y Anna hicieron el amor. Algo que necesitaba y sin embargo mantenía en secreto por miedo a que la rubia no reaccionara de la forma en que él esperaba, pero. . .

 ““La necesito con locura y no sé hasta que punto pueda soportar el no tenerla para mi, solo para mi.””

  Los pensamientos del muchacho eran tortuosos; estaba consciente de que él quería algo más serio con esa mujer.

Inseguro, tomó los labios de su amada en un beso tierno y suave, casi suplicante.

  * Quiero que vivamos juntos. *

 La sorpresa no pudo contra el fuerte y constante latir del corazón de la bella chica, cuya única respuesta fue abrazarse con fuerza al hombre que, con unas cuantas palabras, la había hecho muy feliz.

   Sin finalizar.

*~*~*~*~*~*~*~*~*~*

Después de la noche que compartieron y el placer que le hizo sentir. . . yo le diría que sí ^//^.

Por supuesto no todo es miel sobre hojuelas y en los siguientes capítulos los haré sufrir un poquito, pero. . . muy poquito.

—I love HOROxANNA—.

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Este fanfiction fue escrito por MAEDA Ai. Y es material de “Fallen Angel”.

Totalizado el 03 de Julio de 2006.

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*~*~*~*~*~*~*~*~*~*

 || Capítulo 7 ||


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Pareja: Horo Horo & Anna

Sinopsis: Para él, ella era la mujer más hermosa, fría, pero fina y frágil al mismo tiempo, misteriosa e inalcanzable, única. Su amor imposible, ella era Anna Kyouyama... ella era su todo.

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*~*~*~*~*~*~*~*~*~*

Por: Maeda Ai.

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.:: Capítulo 7: “Susurrando un adiós” ::.

*~*~*~*~*~*~*~*~*~*

.

* ¿Segura que eso es comestible?. *

  Anna le dirigió una mirada fría, casi asesina, a su compañero.

¿Cómo se atrevía a preguntarle eso?, todavía que ella se molestaba en preparar la cena.

  * Deberías agradecerlo. *

 Era desilusión lo que acompañaba la suave voz de la chica.

Horo Horo sonrió ligeramente. Acercándose a la rubia, la abrazó desde atrás, aspirando el dulce aroma de sus cabellos mientras le susurraba al oído.

  * Disculpa, solo bromeaba. . . no quise ser grosero, es solo que. . . no sabía que cocinabas. *

* Ja!, solo espera y verás, lamentarás haberte burlado de mi comida. *

Anna fingió indignación y aunque le hubiese gustado torturar al peliazul con el látigo de su desprecio, no pudo pues el muchacho comenzó a besarle el cuello, mordiendo suavemente de vez en cuando.

  * Mmm. . . *

 Un pequeño gemido escapó de los labios de Kyouyama, quien se giró hasta mirar de frente a su compañero.

Se besaron, primero tranquilos, luego con pasión.

Desde que vivían juntos simplemente no podían estar mucho tiempo sin besarse, lo necesitaba, se necesitaban. . . sentirse y saberse propiedad exclusiva el uno del otro.

 Fue Horokeu el que se mudó al departamento de Anna, y desde que puso el primer pie en ese lugar, la chica le amenazó con reglas y castigos.

Qué si llegas tarde te quedas a dormir afuera. Que si me molestas te echo a patadas. Además, él era el encargado de la limpieza.

  ““Maldición, parezco su sirvienta y no su pareja.””

 Pensaba el peliazul, un tanto cansado de todo aquello. Y sin embrago, no se quejaba.

Estaba con ella, la tenía todas las noches para él solo; podía hacerle el amor cada vez que se le daba la gana, lo cual era muy seguido ahora que vivían juntos.

Además no podía olvidarse de los pequeños detalles de ella hacia él. . . como este, que ella está cocinando para él.

  Los besos se volvieron más largos y profundos y las caricias se tornaron más atrevidas.

Horo posó sus grandes manos sobre las generosas porciones de carne que sostenían la espalda de Kyouyama, haciéndola suspirar agradada con el contacto. De seguir así hubiesen terminado haciendo el amor ahí mismo, sin preocuparse por la cena, más el repentino y luego constante sonar del timbre los hizo separarse, abochornados; alguien allá afuera había escogido el peor momento para interrumpir a la pareja.

  * Deja que se cansen de tocar, no vayas. *

 Pidió el peliazul a su chica.

Pero Anna estaba dispuesta a hacer efectivos dos tiros. Iba a matar a quien quiera que la haya interrumpido en un momento de intimidad y, de paso, dejaría a Usui con tremendas ganas de ella.

  ““Así las cosas se pondrán más interesantes para cuando regrese.””

 Pensaba la rubia, con una traviesa sonrisa atravesando su linda cara. Más la sonrisa se borró de sus labios en cuanto abrió la puerta, encontrándose con quien menos esperaba.

  * Yoh. *

 Susurró.

Una palabra, un simple nombre que logró articular con mucho esfuerzo.

  * Hola, Annita. ¿Cómo has estado?. *

 Esa estúpida sonrisa en su rostro, como un niño que hizo alguna travesura y sonríe, esperando ser perdonado.

  * ¿Qué haces aquí?. *

 Yoh dejó de sonreír, nunca la sintió tan fría como ahora.

Era cierto que fue él quien terminó la relación y solo para andar con otra mujer, pero y tenía la esperanza de que Anna lo hubiese superado ya.

 Se miraron fijamente por un buen rato; el silencio fue lo único que acompañó a los jóvenes. Incomodo e interminable silencio, mismo que se desvaneció al escucharse una voz varonil adentro de la casa.

  * Anna, amor, ¿te vas a tardar mucho?, porque ya tengo hambre y. . . *

 Horo Horo no pudo completar su frase; ver a Yoh Asakura no le agradaba nada, nada.

Frunció el ceño, estaba furioso con ese hombre por no valorar a la mujer que tenía.

  * ¿A qué viniste?, tu no tienes nada que hacer aquí. *

* Y tu sí?. *

 Las pupilas del peliazul se tornaron blancas. Estaba furioso y dispuesto a sacar a patadas a ese sujeto, más la intervención de la rubia no se lo permitió.

  * Basta!. Horokeu, por favor termina la cena, yo vuelvo en un rato. Vamos, Yoh. *

  Fue tan rápido, Usui no entendía muy bien que era lo que su chica estaba pensando en ese momento y por supuesto que no le gustaba para nada la idea de que ella se fuera por ahí con el castaño.

  ““Pero confío totalmente en ella.””

 Pensaba.

Con un suspiro de cansancio y resignación, entró al apartamento, dispuesto a terminar la cena y esperar a Anna.

~*~

~*~

~*~

   * ¿Y bien?. *

  Anna siempre tan directa y práctica.

Sentada en un columpio en el parque, se mecía suavemente, sin siquiera mirar al hombre que la acompañaba.

  * ¿Qué hacía él en tu apartamento?. *

* No es de tu incumbencia. *

 El Asakura frunció el ceño al escucharla.

¿Qué no le incumbía?, después de lo que habían tenido juntos, ahora ella le decía eso.

  ““¿Es que tan pronto se olvidó de mi?.””

  El solo pensar en ello lo hacía enfurecer.

Yoh la había ido a buscar con la esperanza, no. . . con la certeza de que ella lo perdonaría y que volverían a estar juntos.

Nunca esperó encontrar a ese tipo en su casa.

  * ¿Por qué él?. *

* ¿Y por qué no?. *

* Anna, por favor!. *

 El castaño le gritó eufórico, se paró de golpe, haciendo resonar las cadenas del columpio en el que hasta hace unos segundos estaba sentado.

Más la rubia ni se inmutó con la agresividad del muchacho. Con fastidio y cierto desinterés, volteó a verlo.

  * Debo regresar a preparar la cena, así que, ¿dime ya que quieres, Asakura?. *

* Nunca cocinaste para mi. *

* Sí, bueno. . . supéralo. *

  Yoh apretó fuertemente los puños, frustrado.

Esta platica no lo estaba llevando a ningún lado; ella solo se estaba burlando de él.

  * Anna, quiero que vuelvas conmigo. *

* ¿Qué yo vuelva?, tu me dejaste, no yo a ti.  Además llegas tarde. *

* ¿Qué quieres decir?. *

* ¿No es obvio?, Horo Horo y yo estamos viviendo juntos. *

  El castaño se mordió el labio inferior. No era eso lo que él quería escuchar, no era esa la actitud que esperaba de Anna.

Nada estaba saliendo como él quería.

  * Es por mi, ¿verdad?, fue despecho porque rompí nuestra relación, tu. . . *

* No lo sé. . . tal vez sí, tal vez no. *    _Lo interrumpió ella; su mirada reflejando serenidad._    * Quizás así fue al principio, pero ahora. . . *

  Anna pasó mucho tiempo pensando en las razones por las que había decidido iniciar un romance con el chico peliazul.

  ““Si lo conozco desde hace tanto, ¿por qué hasta ahora?, ¿por qué no me fijé en él antes?.””

  Se preguntó una y otra vez, y después de torturarse tanto, comprendió que siempre se había sentido atraída por ese hombre, sintiendo algo especial por él.

Pero siempre quiso ocultarlo hasta el grado de ignorar sus sentimientos por tanto tiempo.

  * ¿Ahora me dirás que siempre lo has querido?, no te creo. *

* Poco me importa si me crees o no, Yoh. *

 Ambos jóvenes se miraron por un rato; tantas emociones encontradas. Lo cierto es que ninguno de los dos tenía nada más que decir.

Anna se puso de pie y tras dedicarle una sutil sonrisa al que alguna vez creyó el hombre de su vida, se despidió.

  * Debo irme, Yoh. Que. . .  que te vaya muy bien. *

  Sus palabras, sinceras, sorprendieron al castaño.

Que distinta era Anna a aquella mujer que, histérica y furiosa, cerca estuvo de arrojarle encima la mesa cuando le dijo que había conocido a otra chica.

  * Estás más tranquila. . . sí que has cambiado, Annita. *

  O quizás, Usui simplemente había logrado que Kyouyama fuese ella misma.

Yoh cerró los ojos y bajó la mirada; una amarga sonrisa le adornó el rostro.    Solo fue capaz de susurrar la despedida.

  * Adiós mi querida Anna. *

   Sin finalizar.

*~*~*~*~*~*~*~*~*~*

Corto, un tanto apresurado. Creo que tenía que meter a Yoh en esta historia.

Me gustó como quedó; sufre, Yoh, sufre, jajaja  —risa maléfica de MAi—.

—I love HOROxANNA—.

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Este fanfiction fue escrito por MAEDA Ai. Y es material de “Fallen Angel”.

Totalizado el 03 de Julio de 2006.

La dama del Hentai: Maeda Ai.

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|| Capítulo 8 ||


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3 years ago

Ella es... _C8_

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Anime: Shaman King

Rating: M

Pareja: Horo Horo & Anna

Sinopsis: Para él, ella era la mujer más hermosa, fría, pero fina y frágil al mismo tiempo, misteriosa e inalcanzable, única. Su amor imposible, ella era Anna Kyouyama... ella era su todo.

Advertencia: Lemon (NSFW)

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Por: Maeda Ai.

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.:: Capítulo 8: “Celoso por nada” ::.

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La joven suspiró fastidiada.

Dos días y el peliazul no le había dirigido la palabra para nada.

  ““Está celoso.””

 Pensaba la rubia; una sonrisa de satisfacción adornándole su linda cara.

Nunca nadie le había celado de esa manera, y debía confesar que se sentía muy bien, pero igual ya se estaba aburriendo.

 Extrañaba al muchacho, su estúpida sonrisa, su voz, las conversaciones que muchas veces eran sin sentido. . . las caricias, que le dijese palabras de amor.    Que al dormir la abrazara hasta casi sofocarla, sus besos. . .

Tan solo dos días y ya extrañaba todo de él.

  * Esto de estar enojados no me gusta. *

 Susurró para sí, aunque el único enojado era él, ella simplemente no pretendía rogarle.

Vamos!, no había hecho nada malo, solo hablar y terminar bien las cosas con Yoh. ¿Por qué él se molestaba entonces?.

Y si bien se mantenía firme en no rogarle, había encontrado la forma perfecta para reconciliarse con el peliazul; ceder ella primero y hacerlo ceder a él también.

 Una sonrisa, primero tierna y poco después traviesa, se plasmó en el rostro de  Kyouyama, quien abandonó el sofá dispuesta a arreglar las cosas de una buena vez entre ella y su Horokeu.

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 Usui llegó con desgano al apartamento. Estaba cansado; entrenando todo el día con tal de no ver a la rubia mujer.

Los celos eran una bomba que pronto iba a explotar y no quería que fuese frente a ella.

  * Creo que debo terminar con esto. *

 Decía para sí el muchacho, recordando lo mucho que deseó tener un romance con Anna, los años de amor no correspondido y ahora que era suya no iba a perderla por estúpidos celos.

  La buscó en su habitación, más ella no estaba ahí.

Todas las locas ideas que comenzaron a formarse en su mente, desaparecieron al abrir la puerta de la habitación de huéspedes, aquella que él había usado por las últimas dos noches.

  * A-A. . . Anna !!. . . *

 Sorprendido, Horo Horo no pudo cerrar la boca.

Ante él, la imagen más valiosa, la más bella que ya antes había podido disfrutar.

 * Ese es mi nombre cariño, no lo gastes. *

 La mujer hacía gala de una traviesa sonrisa.

Desnuda en su totalidad, Kyouyama esperaba a su hombre, dispuesta a ceder y, ¿qué mejor forma de convencer a un chico, que ésta?.

 No, ningún hombre hubiese culpado al peliazul por acercarse a la joven y estrecharla con fuerza, devorándola a besos casi desesperados.

  * ¿Finalmente te rindes?. *

* No, amor, yo solo cedí. . . eres tu quien se rinde ante mi. *

 La voz de la mujer, cargada de satisfacción.

Ella tenía razón, ¿y qué importaba?. Esto no era una competencia, sino amor. . . y se sentía muy bien.

 Horo Horo la tomó entre sus brazos, llevándola hasta la cama y recostándola con suavidad.

Él se despojaba de sus ropas ante la atenta mirada de la hermosa chica, quien sonrojada admiraba la desnudez de su hombre y, por supuesto, la fuerza y vitalidad de su herramienta sexual, que poco a poco adquiría dureza para ella.

Horokeu finalmente se recostó encima de la delicada figura de la mujer.

  * Aahhh. . . *

 Anna suspiró sutilmente. El contacto con la piel ardiente del muchacho la había hecho estremecer, temblar de deseo.

Y ese simple contacto bastó para que ella se rindiese totalmente ante él.

Le había hecho tanta falta que hizo su orgullo a un lado por primera vez en la vida. Y lo besó con loca pasión; sus manos desesperadas no podían permanecer quietas y acariciaban cuanto podían. Su azulado cabello, su apuesto rostro, los marcados músculos de su tórax.

  * Te amo, te amo. . . *

 Le susurró al oído, jadeante, necesitándolo con urgencia.

Y a Usui, con igual o mayor ansiedad, no le bastó con el dulce sabor de los labios de su amada, mismos que abandonó para aventurarse a torturar la blanca piel de la joven. Su cuello, sus hombros que adoraba. . . sus senos cuya perfección admiró por contados segundos antes de amasarlos y besarlos con lujuria.

El sonrosado y duro pezón se había perdido entre los labios del peliazul, prisionero de la cálida boca y torturado por la húmeda lengua.

 Más nada se comparó a sentir como Horo Horo succionaba de aquel botón, amamantando con lujuria.

  * Mmm, ahhh. . . *

  Y el peliazul se aferraba a la pequeña cintura de la joven sin dejar un solo momento de beber de su pezón, haciéndola suspirar de gozo y deleitándose él por la satisfacción de saber que era él el que la hacía gemir de tal manera.

 Cualquier otra noche la hubiera soltado y dado su espacio, dejarla respirar al menos, pero no esta noche. Oh no!, Horo Horo tenía tremendas ganas de hacerla suya porque recordó las noches, los años en que el tenerla entre sus brazos no era más que un sueño, hermoso e imposible.

Así, sin detenerse a contemplar el lindo rostro de la rubia como acostumbraba hacer, dejó que sus labios se deslizaran por cada una de las curvas de la delicada figura de la chica, aspirando su perfume, disfrutando la suavidad de su blanca piel y el salado sabor de su empapado cuerpo.

 Con lentitud, separó las piernas de su amada y fijó la mirada en la pequeña flor cuyos pliegues ligeramente separados lo invitaban a acercarse y acariciar los suaves pétalos, a hundir su espina en ella y abrirla por completo.

Más fueron los ardientes labios del muchacho los que se aventuraron a recorrer la intimidad de Anna.

Primero un roce de su lengua separó los labios vaginales, llevándose un poco de su flujo de agridulce sabor que a Usui le pareció exquisito y luego, toda su boca abarcando la pequeña abertura, lamiéndola, penetrando lo más que podía con su hábil lengua.

La chica se arqueó y alzó las caderas, permitiéndole al joven succionar el sabor de su sexo, o mejor aun, el clítoris ya duro por placer, palpitando de deseo.

Un simple lengüetazo en su botón, la hizo sacudirse y aferrarse al muchacho, extasiada.

 Todo pasó tan rápido; Anna se alejó de su amante, quien confundido, permaneció de pie junto a la cama, pensando si había hecho algo que le molestase a su hermosa compañera, o si solo trataba de torturarlo cómo era su costumbre. Más lo que vino después no lo hubiese imaginado.

Ella se inclinó frente a su pene, llevándoselo a la boca, sorprendiendo al muchacho.

La rubia lamía y succionaba de la punta mientras sus manos se aferraban a la carne que sostenía la espalda del hombre, apretando con fuerza y separando los firmes glúteos.

Su boca, casi golosa, liberó al miembro masculino solo para deleitarse con las esferas que descansaban debajo de este, moldeándolas con la lengua o mordiéndolas con suavidad, haciendo suspirar y gemir a su amante, quien acariciaba sus rubios cabellos, como incitándola a continuar.

 Horo Horo hubiese llenado su traviesa boca de semen, si ella misma no se hubiese detenido, ahora sí, torturándolo.

  * ¿Te gustó, amor?. *

 Preguntó ella, acariciando el apuesto rostro del chico peliazul, quien respiraba agitado.

  * Fue delicioso. . . como tu. *

 Dicho esto, Horokeu estrechó con fuerza a la mujer, besándola con desesperada pasión y deseo.

Y fue precisamente esa desesperación lo que lo hizo girar a la joven con brusquedad, reteniéndola contra su espalda. Y sin esperar más, simplemente se acomodó, penetrándola con fuerza hasta casi la mitad de su pene, haciéndola gritar de placer mezclado con dolor.

  * Ahh, Horokeu. *

 Anna jadeó al sentirlo deslizarse dentro de su vulva, lento, pero con fuerza.

Se abría totalmente para él, y el peliazul se deleitaba con la cálida humedad que abrazaba su pene.

Su grande y gruesa hombría embistiendo la estrecha vagina de su amada.    Cansada, jadeante y tratando de soportar el ir y venir del pene del muchacho.

Anna trató de sostenerse con las manos, quedando arrodillada sobre la cama y su sexo a la total disposición de su amante, que ahora la penetraba con mayor fuerza y profundidad.

Su espina totalmente hundida en la intimidad de la rubia.

  * Más, más Horo Horo, no pares. . . *

 Esas palabras simplemente enloquecieron al muchacho, que le daba con todo a la mujer, quien podía sentir los testículos de su hombre, chocando una y otra vez contra su sexo.

 Ya en el limite del éxtasis, el peliazul se recargó sobre la frágil espalda de la chica, sus manos sobre cada uno de sus suaves senos, apretándolos con lujuria mientras le susurraba al oído lo mucho que la quería, que la había extrañado y que tenía tantas ganas de ella.

  * ¿No te molesta que sea de esta manera?, tan brusco y. . . *

* ¡Soy tuya!. *    _La escuchó decir._    * Puedes tomarme cuando quieras y de la forma que te plazca. . . porque yo igual lo deseo. *

  Él, complacido, no dejó de clavar su hombría en la vagina de la rubia.

Era la primera vez que la escuchaba tan complaciente, pero él al mismo tiempo no podía negar su adicción por ella.

 Así, Anna tembló exquisitamente, suaves espasmos obligándola a recostarse en la cama mientras su amante seguía sobre ella.

Una corriente eléctrica nació en su sexo, recorriéndole deliciosamente la columna y haciéndola gritar el nombre de su amado.

Un orgasmo, el punto máximo de placer.

Y él por su parte, no pudo resistir la forma en que la vagina de la chica se contraía, abrazando fuertemente su pene.

Un gruñido ronco y semen caliente derramándose en la intimidad de su mujer.    Él también había llegado al éxtasis.

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~*~

 La estrechaba con fuerza mientras la llenaba de besos; palabras de amor inundando la habitación, oscura, tranquila. . . perfecta.

  * Lo siento. *

 Aquello fue apenas un susurro que escapó de los dulces labios de la joven.

  * ¿Por qué te disculpas?. *

* No lo sé.  De lo que sea que te haya hecho enfadar. *

  Horo curveó una ceja; una tierna sonrisa cruzándole el rostro.

Estaba celoso por nada, tenía a Anna, por fin la tenía para él, solo para él. No quería que ningún hombre se le acercara, que la mirasen con deseo.

Solo él podía mirarla, solo él podía desearla, hacerle el amor. Solo él tenía el derecho de amarla con locura. Y ver al Asakura le hizo recordar que ella fue un sueño inalcanzable, imposible.

Y sintió miedo. . .

  * Lo sé, es una estupidez. *

* Baka, eres el único. *

  Le dijo ella, acariciándole una de las mejillas mientras se acurrucaba sobre su fuerte tórax.

  * Oye, Anna, lo de hoy, lo de hace un rato. . . fue intenso. *

* Tenía ganas de ti. *

* No más que yo, preciosa. *

  Ganas, celos, ¡vaya relación!.

Frívola, superficial y por mero placer, si eso quieren creer, pero Anna y Horo Horo sabían que lo que había entre ellos era más, mucho más.

  * Te amo. *

  Dos palabras en dos voces y nada más por el resto de la noche.

   Sin finalizar.

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Vaya, siento que este capítulo sí estuvo fuertecillo y eso que le cambié varias frases y palabras por otras no tan explicitas.

Igual fue el último lemon del fanfic, además el siguiente capítulo es el final.

Ojalá todas las reconciliaciones fuesen así ^¬^.

—I love HOROxANNA—.

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Este fanfiction fue escrito por MAEDA Ai. Y es material de “Fallen Angel”.

Totalizado el 03 de Julio de 2006.

La dama del Hentai: Maeda Ai.

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|| Capítulo 9 ||


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3 years ago

Ella es... _C9_

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Anime: Shaman King

Rating: M

Pareja: Horo Horo & Anna

Sinopsis: Para él, ella era la mujer más hermosa, fría, pero fina y frágil al mismo tiempo, misteriosa e inalcanzable, única. Su amor imposible, ella era Anna Kyouyama... ella era su todo.

Advertencia: Lemon (NSFW)

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Por: Maeda Ai.

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.:: Capítulo 9: “Mi todo” ::.

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No es que no lo hubiese pensado antes. Siempre lo hizo. . . pensar en Anna y en sus sentimientos por ella.

  ““No he podido sacármela de la cabeza desde la primera vez que la vi.””

 Recordaba el peliazul. . .

 Él y Pilika se habían mudado a Tokyo para estudiar; Horo la universidad, Pilika el segundo año de preparatoria.

Aun recordaba, como si hubiese sido ayer, su primer día de clases. . .

 Horo Horo estaba exhausto, definitivamente ese había sido un mal día, nada que ver con su hermanita, cuya risa pudo escuchar aun antes de que la chica entrase a la casa. . . pero no venía sola.

  * Ah, onii-chan, te presento a Anna. *

 El muchacho se había quedado paralizado, su hermana había traído a una amiga.

  ““¡Y que amiga!.””

 Pensó, pues la belleza de la joven en verdad lo había cautivado. Más la rubia no parecía compartir el gusto, pues solo frunció el ceño, susurrando entre dientes, casi obligada, un simple “hola”.

Esas fueron las únicas palabras que habían compartido en mucho tiempo, tiempo en que el peliazul se preguntaba: ¿cómo es que Pilika se había buscado una amiga tan distinta a ella?. Fría, grosera, altanera y con aires de superioridad.

  * Disculpe, majestad, por haber puesto mis necios ojos en usted. *

 Era la frase que todas las noches se repetía Usui.

En definitiva, Anna Kyouyama no era el tipo de mujer para Horo Horo, así que no se explicaba cómo es que terminó enamorándose de ella.

 Era cierto que su lista de defectos era grande. . . muy, muy grande. Pero esa jovencita tenía muchas cosas a su favor. Y esa lista era todavía más larga. . .  Empezaba con su tremenda e inigualable belleza. Al peliazul le constaba que en el mundo no había mujer más hermosa que Kyouyama.

 Y quiso olvidarla, en verdad lo intentó. Salió con cuantas mujeres pudo, pero ninguna lograba sacar a Anna Kyouyama de su cabeza, mucho menos de su necio corazón, que seguía perdidamente enamorado de ella, doliéndole de amor.

Ni siquiera la dulzura y ternura de Tamao fueron suficientes para dejar de querer a Anna.

  ““Creo que soy masoquista.””

 Pensaba, nada alejado de la realidad, pues estaba totalmente consciente de que si le diesen a escoger entre la ternura y exquisitos platillos de la pelirrosa, y las torturas y malos tratos de la rubia, sin titubear elegiría ser el esclavo de Anna.

  A su corta edad, la rubia de ojos negros fue la protagonista de los sueños y fantasías de Horokeu; pero solo eso, fantasías, pues la chica lo rechazó con la sola mirada.

Estaba bien mientras no tuviese novio, por eso odió a Yoh Asakura por ser el primer hombre en la vida de la rubia de ojos negros, pero ahora. . .

Él era el único, ahora y siempre, porque un buen día Kami-sama se apiadó de él y le concedió una oportunidad con Anna y vaya que él la supo aprovechar, tanto así que ahora estaba aquí, viviendo su más loca fantasía y que creyó imposible, así cómo la mujer a su lado.

  * Te ves hermosa vestida de blanco. *

 Horo Horo le susurró, haciendo sonrojar a la chica, quien fingía atención al hombre de sotana frente a ellos.

Pero llena de emoción, apenas podía creer que estaba aquí, al lado de Horokeu Usui, él último hombre que hubiese imaginado a su lado por el resto de su vida.

 Anna respondió sin titubear, la plena convicción plasmada en su rostro, más  Usui guardó silencio al llegar su turno.

Horo sintió cómo la mujer a su lado le daba un codazo mientras le dedicaba una amenazante mirada.

  ““Te mataré si no contestas ya!.””

 Pensaba la joven.

 Más el peliazul, lejos de ser presa del miedo, tomó la mano de la rubia entre las suyas, depositando un suave beso.

El amplia sonrisa adornándole el rostro, decía todo lo que sentía y era suficiente, sin embargo, susurró. . .

  * Acepto. *

 Y besó a su Anna, tomándola entre sus brazos para no volver a soltarla jamás.    Porque le dijo que la amaba, que se casara con él.

Es cierto que Anna Kyouyama es fina, fría y amargada. . . su amor imposible. Pero también es bella, inteligente, a veces dulce. . . complaciente y exigente en la cama, la mejor de las amantes; la única. . .

 Ella es su todo.

   Finalizado.

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Cuando empecé a escribir esta historia, nunca imaginé que lo terminaría con una boda.

Igual, al principio mencioné que este fic no tenía un propósito, simplemente escribí y escribí sin haber armado una trama.

—I love HOROxANNA—.

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Este fanfiction fue escrito por MAEDA Ai. Y es material de “Fallen Angel”.

Totalizado el 03 de Julio de 2006.

La dama del Hentai: Maeda Ai.

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