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Es Como Volver A Empezar _C5_
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Anime: Shaman King
Rating: M
Pareja: Horo Horo & Anna
Sinopsis: Después de la muerte de Yoh, hay alguien que se preocupa por Anna. Pero, ¿él?... ¿por qué él?.
Advertencia: Lemon (NSFW)
*~*~*~*~*~*~*~*~*~*
Por: Maeda Ai.
*~*~*~*~*~*~*~*~*~*
.:: Capítulo 5: “Lo maravilloso de estar a su lado” ::.
*~*~*~*~*~*~*~*~*~*
.
Horo Horo permanecía sentado frente a la mesa; sus ojos seguían con sumo detalle cada uno de los movimientos de la rubia.
Ella estaba cocinando. . . para él.
No podía negar que se sorprendió como nunca cuando bajó a la cocina y se encontró con una Anna que preparaba el desayuno.
* Ya me cansé de lo que tú preparas. *
Le había dicho la itako, sin siquiera girarse a mirarlo.
No hacia falta, pudo sentir la fuerte presencia del ainu desde que este bajaba perezosamente por las escaleras.
Y no pudiendo oponerse a los mandatos de la chica, fue como el peliazul terminó observándola cocinar por primera vez, al menos, él no la había visto hacerlo antes.
El shaman sonrió ligeramente, la sacerdotisa se veía muy bien con ese pañuelo blanco abrazando su rubio cabello.
No supo que lo impulsó a atreverse, pero abandonó la silla donde estaba y se acercó a su joven mujer, posándose suavemente de tras de ella, pegando sus cuerpos, rodeando la estrecha cintura de Kyouyama.
* ¿Qué haces?. *
* Nada. *
La respuesta del muchacho fue corta, estaba demasiado ocupado como para preocuparse por decir más de una sola palabra. Se aferró por completo a la figura femenina, deslizando sus ansiosos labios por el cuello de Anna hasta detenerse en su oreja izquierda, mordiéndola con suavidad mientras le susurraba un montón de palabras que la envolvieron en el deseo, la pasión, el amor.
Anna cerró los ojos, dejándose llevar por las tiernas caricias del shaman, sus suaves mordidas y su delicado aliento contra su cuello.
* Ho-Horo. . . debo terminar el desayuno. *
La itako no supo de donde sacó la fuerza para armar aquella frase, y es que lo que el joven peliazul le estaba haciendo la incitaba a hacer el amor con él. . . otra vez.
Esa era una buena idea, demasiado, también lo deseaba, pero. . . hace apenas unas horas que habían separado sus cuerpos. Anoche se habían amado tanto, que el cansancio aun permanecía en sus cuerpos.
La poca resistencia de la itako, se esfumó apenas sintió las manos del ainu sobre cada uno de sus senos.
* Ah, Horo Horo. . . *
Un placentero suspiro escapó de sus labios. Deseaba a ese hombre, tanto como él a ella.
Anna permaneció inmóvil, dejándose hacer, entregada por completo a las traviesas y excitantes pretensiones del shaman de hielo.
Con cuidado, el hombre la hizo girarse hasta quedar frente a frente; la miró con fijeza un instante, tan solo un instante. . . y la besó, sin poder esperar más.
Sus labios reclamaban los de la chica con locura mientras sus ansiosas manos recorrían cuanto podían de la bella figura femenina.
Horo no perdió tiempo, con un movimiento inesperado, movió la mano debajo de la tela del vestido negro de la itako, haciendo a un lado la ropa interior, hundiendo un par de dedos en la vagina de la chica.
* ¡¡ Ho. . . Horokeu !!. *
Apenas sintió aquel movimiento por parte del muchacho, Anna no pudo evitar que un gemido entonando el nombre del shaman se escapase de sus labios, mucho menos los demás gemidos ocasionales y placenteros que le prosiguieron.
* Creí que no deseabas que lo hiciéramos en este momento. *
Le susurró el muchacho, con voz burlona y triunfante, sin mencionar que llevaba un poco de morbo consigo.
Más un simple “idiota”, fue la respuesta que emergió de los dulces labios de la rubia, haciendo reír divertido al shaman del norte. Pareciera que a la itako le gustaba mucho ese adjetivo para referirse a él.
De un momento a otro, los gemidos de gozo por parte de la sacerdotisa se volvieron más sonoros y constantes, mismos que hicieron desesperar al peliazul.
La encantadora voz de Kyouyama, envuelta en ese melodioso tono de placer, suplicante por continuar. . . lo volvía loco de deseo.
Así que, con un movimiento inesperado, el muchacho sostuvo a la mujer, elevándola varios centímetros sobre el piso, con la sola idea de llevarla a la habitación que ambos compartían, más los húmedos y excitantes labios de la rubia posándose desesperados, aunque cariñosos, sobre los suyos, lo hicieron impacientarse aun más, terminado por recostarla sobre la pequeña mesa de la cocina.
* Creo que no puedes esperar más, eh !!. *
Mencionó el shaman de hielo, poco antes de comenzar a despojarse de sus ropas.
* Ja, mira quien lo dice. . . ¡ hentai !. *
Anna simplemente no pudo evitar que una sonrisa irónica y divertida adornara su hermoso rostro después de decirle aquello.
Y verla sonreír, era algo que Horo Horo adoraba.
Olvidándose de desvestirse, tomó el rostro de la joven entre sus manos, deslizando la punta de sus dedos por su pálida piel; era tan suave y las chispitas en los negros ojos de su amante lo incitaron a besarla sin cansancio. . . y lo hizo.
Besos tiernos y suaves, lentos y cariñosos, contactos que se tornaron más profundos y apasionados conforme mantenían la caricia.
Pronto, la excitación en sus cuerpos se volvió casi insoportable.
Apenas se despojaron por completo de sus ropas, el shaman de hielo la hizo recostarse boca abajo sobre la mesa, dándole la espalda. Así, Anna pudo sentir los cálidos labios del muchacho recorrer su sensible cuello, sus temblorosos hombros y la piel de su delicada espalda.
Todo era muy tranquilo y agradable, hasta que Horo Horo deslizó, nuevamente, sus traviesas y ansiosas manos hasta la intimidad de su compañera; poco tardó en introducir su dedo medio en ella, haciéndolo entrar y salir a un ritmo lento, pero constante.
Al sentirlo, Anna se estremeció por completo sin poder reprimir un gemido de placer, comenzando a suspirar levemente, manteniendo los ojos cerrados, dedicándose solo a sentir el jugueteo de los dedos del shaman de cabello azul, ese juego de entrada y salida constante, una y otra vez, siempre con mayor velocidad y fuerza.
* Horokeu eres un. . . *
* ¿Hentai?. Ya lo sé, me lo has dicho muchas veces. *
Kyouyama sonrió ante las palabras del peliazul.
Definitivamente él era un pervertido, pero aun así no dejaba de ser agradable, además. . . adoraba la forma como la hacia gozar. Tan así que ella misma comenzó a mover las caderas, buscando que el contacto fuese mayor y el placer se prolongase por más tiempo.
* Pues ahora que lo sabes. . . nunca cambies, ¿sí?. *
Después de aquello, Anna dejó que el silencio reinara en aquel lugar, disfrutando de la situación en que se encontraba.
Más justo cuando creyó que las sensaciones se desbordarían para entregarle su deseado orgasmo, el shaman de hielo se detuvo, deslizando sus dedos fuera de la vagina de su amante.
* ¿Qué haces?, no te detengas !. *
Las palabras de Anna eran una indescifrable mezcla de ruego y enfado, cuya única respuesta fue la sutil risa que escuchó por parte del ainu, al tiempo que este dejó caer casi todo su peso sobre la espalda de la itako, pegando su cuerpo al de ella, rodeándola con sus fuertes brazos hasta estrujar cada uno de sus senos.
* Ah, Horo Horo. . . te necesito, ¡¡ya!!. *
Bastó un simple roce de sus manos y sentirlo detrás de ella para que la sacerdotisa ansiara ser penetrada en ese mismo instante.
No podía evitarlo, quería a ese hombre y unir su cuerpo al de él era la más placentera y maravillosa sensación que había sobre la tierra. . . así lo sentía ella.
* ¿Quién es la impaciente ahora?. *
* Solo cállate y hazme el amor. *
El shaman sonrió en silencio.
Aun en la intimidad, Anna no dejaba de ser exigente y mandona. De cualquier forma él apenas podía contenerse, así que no esperó más; con suavidad mordió la blanca piel del cuello de su amada mientras ejercía presión con su pene, guiándolo a la entrada de la intimidad femenina.
Al sentir la punta del miembro masculino, Anna suspiró débilmente mientras de su mirada se apoderaba un sumiso deseo, deseo por sentir aquel pedazo de carne viva dentro suyo, deseo de ser penetrada por el hombre que amaba. . . el segundo y ahora el único.
Situado encima de ella, Horo fue introduciendo suavemente la gruesa espina al interior de la joven mujer, quién se abrió y lo aceptó con gusto.
Con cada dulce embestida, los gemidos antes suaves y delicados se tornaron sonoros y prolongados, permitiendo que la cocina se llenase de suspiros y jadeos cargados de amor y placer.
* Por. . . por favor Ho-Horo Horo, no te. . . *
Las palabras de la rubia mujer se vieron interrumpidas por la fuerte necesidad de jalar aire. El agitado respirar y los profundos gemidos le hicieron imposible pronunciar más de unas cuantas palabras.
Anna quiere decirle que siga, que la penetre con más fuerza, pero no puede más que disfrutar del delicioso roce entre las paredes de su vagina y el miembro del muchacho.
Loca de placer, se retuerce de gusto bajo el musculoso cuerpo del shaman de hielo, gimiendo y gritando palabras inconclusas, palabras que sin embargo el peliazul sabe interpretar, penetrándola con más fuerza y deseo en cada embestida.
* Anna, Anna. . . *
La varonil voz del joven ainu formó un suave susurro que llegó a oídos de la itako, haciéndola girar el rostro, encontrándose con un inesperado beso por parte del shaman del norte.
Hay amor en ese contacto, más la excitación en ambos cuerpos los hace entrelazar sus lenguas con lujuria, buscando placer.
Con la mitad de su cuerpo ya totalmente recostada sobre la pobre mesa, Anna rompió con ese beso, las sensaciones en su vientre se van haciendo más fuertes y placenteras, obligándola a gemir sin descanso.
* Horo, no puedo más. Y-yo voy, voy a . . . *
La joven rubia no pudo concluir sus palabras.
Un intenso orgasmo la invadió, provocándole espasmos mientras la humedad de su vagina abrazaba el miembro del shaman.
Se sentía tan llena, tan satisfecha, que terminó cansada sobre la madera de la mesa. Horo Horo siguió penetrándola por poco tiempo más antes de gemir con fuerza y placer, derramando un espeso liquido dentro del cuerpo de su amada, colapsándose sobre la cansada y frágil figura de la itako.
Y Anna no puede evitar el deseo de querer estar siempre así, que la llene con su esencia. . . era algo en verdad agradable, hermoso.
Débiles suspiros de cansancio se escuchan en la cocina, quizá en toda la casa, mientras el shaman de hielo aun se desliza suave y lento entre las piernas de la rubia mujer.
Salió de su cuerpo, aprisionándola de inmediato entre sus brazos, llenándola de besos, besos que Anna correspondía de una forma intensa y profunda.
* ¿Ahora puedo terminar el desayuno?. *
La voz de la sacerdotisa sonaba irónica, sarcástica, en realidad, poco le importaba el dichoso desayuno, la comida y la cena... ¿Qué importaban?.
* ¿Para qué?, yo ya devoré el mío y estoy satisfecho. *
* ¿Estás diciendo que yo fui tu platillo?. *
* Sí, ¡ y estuviste deliciosa !. *
Un nuevo beso surgió entre los amantes, disolviendo el falso enojo que mostraba la itako ante las palabras de su compañero.
El ainu la llevó entre sus brazos hasta la habitación que desde hacia un tiempo compartían.
Se recostaron sobre el futon con la única intención de descansar. Aun era temprano y abajo en la cocina había un desastre que delataba la travesura que acababan de hacer, pero nada de eso tenía importancia, por ahora, solo deseaban abrazarse mientras una lluvia de besos caían en la recamara.
* Horo Horo. . . tú serás quien más tarde limpie la cocina. *
* Qué??, ¿yo por qué?. *
* Porque tu eres el culpable del desorden que hay allá abajo y porque yo lo digo. *
El peliazul solo frunció el seño con clara inconformidad.
Si no mal recordaba, Anna tenía mucha culpa del desastre que AMBOS hicieron en la cocina. Pero guardó silencio, esa mujer jamás iba a cambiar, seguiría siendo una mandona, amargada y cruel, no importaba que durmiesen juntos o hicieran el amor, ella no dejaba de aprovecharse de él.
La observó con seriedad; descansaba entre sus brazos ya casi dormida, tranquila, tan hermosa. . .
““Parece feliz.””
Pensó el muchacho, aunque su lindo rostro no expresaba precisamente felicidad.
Entonces sonrió.
Estaba enamorado de ella, no se preocupaba en detenerse a pensar como surgió ese sentimiento, tampoco le importaban sus malos tratos, con que Anna fuese feliz. . .
““Es suficiente.””
El peliazul deseaba que ella viviese la vida tranquila y cómoda que siempre quiso. Y desde que su relación se tornó tan intima, parecía que Anna había vuelto a ser la misma.
Lo maravilloso de estar con ella, era el simple hecho de verla feliz
Siguió observándola con atención completa.
Sus bellos ojos ahora cerrados por el cansancio, su boquita ligeramente abierta que lo invitaba a probarla una vez más, su suave y blanca piel, su bello rostro, todo. Quería grabarse cada rasgo en su mente, porque ahora ella era lo que más le importaba en el mundo.
Entonces, un pensamiento que le venía rondando constantemente en los últimos días pareció tomar fuerza.
Creyó que quizás este era el mejor momento para decírselo, y lo hizo. . .
Con suavidad, mordió ligeramente la oreja izquierda de su amante, quien despertó entre dulces palabras de amor y un cálido aliento.
* ¿Qué quieres?. *
Su voz era cortante y fría, un golpe áspero para cualquiera que la escuchara, pero no para él. . . ya no.
Horo Horo continuó besándola y murmurándole su amor, consiguiendo la total atención de la mujer, hasta que, decidido, le susurró al oído. . .
* Anna. . . ¡ cásate conmigo !. *
Sin finalizar.
*~*~*~*~*~*~*~*~*~*
¿Qué tal?, lemon, lemon ^¬^.
Mucho amor combinado con morbo, así lo sentí yo, es que tenía ganas más o menos de algo así, que Anna y Horo Horo diesen rienda suelta a sus deseos. Cuando se ama a alguien solo se quiere estar con él todo el tiempo ^^.
¿Y qué mejor forma de concluir este capítulo, que con una propuesta de matrimonio?. Es. . . la calma antes de la tormenta.
—I love HOROxANNA—.
~*~
Este fanfiction fue escrito por MAEDA Ai. Y es material de “Fallen Angel”.
Totalizado el 25 de Mayo de 2005.
La dama del Hentai: Maeda Ai.
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|| Capítulo 6 ||
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Anime: Shaman King
Rating: M
Pareja: Horo Horo & Anna
Sinopsis: Después de la muerte de Yoh, hay alguien que se preocupa por Anna. Pero, ¿él?... ¿por qué él?.
Advertencia: Lemon (NSFW)
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Por: Maeda Ai.
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.:: Capítulo 7: “Matándolo suavemente con sus palabras” ::.
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Desnuda, disfrutando de las aguas termales, Anna yacía recargada sobre una de las rocas de la orilla; su cuerpo cubierto por el cálido líquido, dejando solo al descubierto la pálida piel de su espalda.
Pensaba, pensaba mucho en lo que a su relación con el shaman de hielo se refería.
¿Qué hacer?, se hallaba muy confundida, en verdad había sido tan egoísta y ni siquiera se dio cuenta.
* Es que así es el amor, egoísta. *
La rubia itako decía para sí en apenas un susurro.
Y es que después de pensarlo tanto, aquellas palabras tenían mucha lógica. A veces somos tan felices, que solo se es capaz de ver lo que los ojos y el corazón quieren ver: felicidad. Tan es así, que al ser felices a plenitud, llegamos a pensar que a quien se ama es feliz de igual manera, más no siempre es así.
* Ah, y ahora, ¿qué voy a hacer?. *
Anna cerró los ojos mientras un sutil tono rosa teñía sus mejillas debido al calor del lugar.
Sumida en sus pensamientos, cuenta no se dio de que alguien más compartía con ella el calor de las aguas desde hacía varios minutos.
A escasos metros, Horo Horo contemplaba, excitado, la bella figura femenina que ante él se mostraba.
¡ POR KAMI !, se sorprendía de no haberla tomado desde el momento en que se sumergió en las termas. Sonrió travieso. . .
* Eso tiene solución. *
Apenas susurró tan corta frase, se acercó tranquilo a la joven que aun ajena a su presencia, abrazaba una roca. Y él se sintió estúpido, sentía celos, Anna solo descansaba, solo eso.
El ainu se posó suavemente detrás de ella, pegando totalmente sus cuerpos; sus manos deslizándose delicadamente por los contornos curvilíneos de la rubia itako, hasta entrelazarse con las propias manos de su amante.
Horo suspiró profundamente mientras recargaba la cabeza sobre los cabellos dorados de Anna, aspirando aquel agradable aroma a violetas; cerró los ojos, dejándose llevar por las sensaciones que la sacerdotisa provocaba en él.
* Te amo. *
Le dijo el shaman, haciéndola temblar casi imperceptiblemente.
Pronto, los cálidos labios del peliazul iniciaron un recorrido de pasión, estacionados por largos momentos en la suave piel del cuello de Kyouyama, mordiendo, succionando, marcándola como su territorio.
Anna suspiraba y respiraba con agitación tratando de resistirse, si continuaba este romance, el muchacho renunciaría a sus sueños. . . y eso no sería justo.
Más los morosos besos del ainu, sin mencionar las ansiosas manos de este que se deslizaron, intrusas, en su intimidad, la hicieron ceder completamente.
* Ah, espera. *
Sonrojada, con entrecerrados ojos, Anna solo se limitaba a sentir como el shaman de hielo exploraba su sexo. Y dándole aun la espalda, la mujer separó un poco las piernas, permitiéndole al joven introducir en ella sus traviesos dedos a su entero gusto.
* Te deseo tanto. *
La rubia jadeaba; podía sentir el cálido aliento de Horo Horo, sobre su cuello o susurrándole suaves palabras al oído, que la hacían estremecer.
Más aun, la entrecortada respiración del muchacho la volvía loca, no podía pensar en otra cosa que no fuera hacer el amor con él.
* Ah, Horokeu. *
Ella gimió profundamente.
El ainu deslizaba un par de sus dedos, acariciando insistentemente su clítoris; hundiendo ocasionalmente el dedo medio en la intimidad de la joven.
Lo excitaba tanto como la rubia se dejaba hacer, la forma en que gemía y la manera en que levantaba las caderas buscando que el contacto fuese mayor.
* Te gusta, lo sé. *
Palabras que formaron susurros.
Horo Horo estaba ansioso, sus manos recorrían sin control la delgada figura femenina hasta detenerse cada una sobre los bien formados pechos de Anna. . . la parte que más le gustaba de aquella perfecta anatomía.
El shaman estrujaba con ligera fuerza aquel par de senos, arrancando gemidos de los labios de la itako, quien agradada, sentía como su amante jugaba entretenido con sus suaves esferas de mujer.
Después de un rato, el shaman de hielo se detuvo; con un suave movimiento giró a la joven para quedar frente a frente. . . y se aferró a ella con labios y dientes, sorprendiéndola y haciéndola gritar de placer.
Horo estrechaba con fuerza la diminuta cintura de su mujer, mientras se deleitaba con sus preciosos senos, probándolos desquiciadamente, besándolos, succionándolos, hasta mordiendo ligeramente los duros pezones que coronaban el mayor atractivo de la chica.
Por su parte, Anna se mordía el labio inferior tratando de no gritar, el gozo era tanto que creía que no lo iba a soportar.
Recargada aun sobre la roca, la sacerdotisa miraba embelesada la luna, al tiempo que su amante seguía incansable en su trabajo de amarla.
Finalmente, el Usui atrapó los labios de Anna con los propios, desesperado, queriendo comerla a besos.
* Anna, no puedo más. *
Le dijo él, aferrándose con fuerza a su cintura, mordiendo suavemente la oreja izquierda de la joven.
* Yo igual. . . quiero más. *
El shaman de hielo no pudo más que sonreír; no esperó más!, alzó ligeramente a la chica, tomándola por las caderas y haciéndola bajar casi inmediatamente, guiando su erecto pene hacia la intimidad de la itako.
Pero se detuvo sin entrar en ella; comenzó a deslizar la punta de su miembro sobre los labios vaginales de la mujer.
* Oh, Horo, perverso. *
* No finjas, adoras esto. *
Ese descarado tenía razón. A ella le encantaba que acariciase de aquella forma su intimidad; sentir la caliente punta de la masculinidad del muchacho, la desesperaba, se llenaba de ansias y no podía esperar a ser penetrada, sin mencionar la excitante y morbosa sensación que esto le producía.
Y siguieron así por un rato más, disfrutando del contacto superficial entre sus sexos, mientras clavaban sus miradas el uno en el otro.
* ¿Qué dices?. . . continuamos?. *
* Idiota !. *
Horo Horo sonrió.
““Casi como la hacía Yoh.””
Pensaba la itako.
Sí, él es tan alegre como lo fue Yoh, y esa sonrisa suya a veces le recordaba al Shaman King, más la sonrisa del ainu era más picara, más traviesa. . . y así le gusta a Anna, lo adora.
Así que ella también sonrió, lo hizo de una forma casi perversa.
La rubia se aferró al cuello de su amante con sus brazos, mientras le rodeaba hasta cruzar las piernas por la espalda del joven. . . bajando suavemente las caderas, ella sola hizo que el duro pene de Horokeu entrase en ella con lentitud.
Ambos suspiraron profunda y tranquilamente al principio, más fuerte y entrecortados conforme se deslizaba la hombría del peliazul en la intimidad de la sacerdotisa.
Con un suave subir y bajar de sus caderas, Anna volvió loco de placer a su compañero, sumado a esto estaban las sensaciones que el agua provocaba en combinación con el roce de sus cuerpos, era delicioso, inigualable.
El agua, la noche, las estrellas. . . todo en combinación formaron la situación más erótica que ambos jóvenes habían compartido hasta ahora.
Y así, con el agua caliente cubriendo la mitad de sus cuerpos, hacían el amor; él mordisqueando con suavidad los botones rosados que adornaban los perfectos senos.
Pronto el calor de los amantes, sumado al de las termas, se tornó insoportable y el placer era tanto que el subir y bajar de sus caderas se volvió fuerte, rápido, desesperado, casi brusco, provocando que los gemidos de Anna se tornaran sonoros y prolongados. . .
““Una dulce melodía.””
Pensaba el peliazul sin poder ya apartar la mirada de la belleza desnuda que entre sus brazos, se entregaba a él.
Tan bella, tan intensa. . . tan Anna.
* Te amo. *
Horo Horo habló sin pensar.
Jadeante, entrecortado. Que increíble que semejantes palabras salieran de su boca en medio de tanta excitación.
Anna lo besó con desesperación, acariciando una de las mejillas del peliazul.
Él seguía penetrándola, disfrutando de la deliciosa sensación que experimentaba con cada embestida.
La intimidad de Anna abrazaba y oprimía su miembro, como deseosa de retenerlo ahí, dentro de ella. . . y así era.
El roce, la constante fricción entre sus sexos, todo aquello logró que la excitación aumentara. Y pronto, Horo Horo forzó su hombría con mayor fuerza dentro de la vagina de la itako. El placer los obligó a romper el beso que hasta ahora habían mantenido.
Y Anna rodeó el cuello del shaman, soltando gemidos que llegaban a oídos de su joven amante.
No podía más, el gozo recorría todo su cuerpo y una deliciosa sensación comenzaba a formarse en su vientre.
* Oh, Ho-Horo Horo. . . *
Sus cuerpos danzaban con un vaivén de sincronía, mientras Anna jadeaba intranquila; y ya no pudo más, su cuerpo tembló entre espasmos de placer, arqueando la espalda y lanzando un sonoro gemido que entonaba el nombre del ainu, recibió satisfecha el orgasmo que recorrió su cuerpo, agotándola por completo y provocando que las paredes de su vagina se contrajeran y abrazaran fuertemente la virilidad del shaman del norte, quien no pudo contener el semen que su miembro expulsó por tanta excitación y placer, desbordándose en la intimidad de la rubia.
Ambos jóvenes respiraban agitados, aun moviéndose suavemente. Horo Horo aun con su hombría enterrada dentro de la mujer.
Compartían cortos besos y los susurros que formaban palabras y promesas de amor los acompañaron por largo rato. Pero unas cuantas de aquellas palabras hicieron que Anna perdiera bruscamente el encanto que su amante le había regalado.
* Ya no me importa nada más, solo tu, Anna. . . Ai shiteru. *
Kyouyama se congeló al escucharlo, tanto amor y placer la habían hecho olvidarse de algo que venía atormentándola desde hace poco.
Su mirada, antes llena de calidez por haber hecho el amor con el peliazul, se volvió seria, fría como siempre.
Se separó del shaman sin decir nada más, provocando desconcierto al muchacho, quien no entendía que le pasaba a su amante.
““Quizá no está tan satisfecha como yo lo estoy.””
Pensó Horokeu, agitando la cabeza y descartando casi inmediatamente esa idea.
No, esos besos, sus caricias, sus constantes gemidos le habían demostrado cuan grande fue el placer que le hizo sentir al unir sus cuerpos.
Ella se detuvo aun dentro de las aguas termales.
Y dándole la espalda al hombre que conocía ya cada rincón de su cuerpo, dispuesta estaba a romperle el corazón. . .
* No vuelvas a tocarme. Lo he estado pensando y he decidido que ya no me casaré contigo. *
Y así como así, Anna salió de las termas sin siquiera cubrirse, dejando al muchacho más que sorprendido. No comprendía porque de repente ella se comportaba de esa forma y le decía cosas que lo lastimaban.
Con pupilas descoloridas y contraídas, la expresión de Horo Horo delataba la sorpresa y el dolor que las palabras de la sacerdotisa le hicieron y le hacían sentir. . .
Palabras que resonaban en su cabeza una y otra vez, palabras. . . que lo mataban suavemente.
Sin finalizar.
*~*~*~*~*~*~*~*~*~*
Amor, sexo y. . . un corazón hecho pedazos.
Haciendo el amor en las aguas termales, el ambiente y la temperatura perfectos.
No separaré a estos enamorados por mucho tiempo, simplemente no puedo, así que aun habrá un poco más de romance y tan solo una última sesión de lemon ^¬^’.
—I love HOROxANNA—.
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Este fanfiction fue escrito por MAEDA Ai. Y es material de “Fallen Angel”.
Totalizado el 25 de Mayo de 2005.
La dama del Hentai: Maeda Ai.
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|| Capítulo 8 ||
Ella es... _C1_
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Anime: Shaman King
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Pareja: Horo Horo & Anna
Sinopsis: Para él, ella era la mujer más hermosa, fría, pero fina y frágil al mismo tiempo, misteriosa e inalcanzable, única. Su amor imposible, ella era Anna Kyouyama... ella era su todo.
Advertencia: Lemon (NSFW)
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Por: Maeda Ai.
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.:: Capítulo 1: “Mirándola en silencio” ::.
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.
La joven mujer de cabellos dorados entró en la habitación de aquel lujoso hotel.
Con pereza, con fastidio, Anna se dejó caer sobre una de las dos camas que ocupaban la recamara. No podía creer que se dejara convencer por la chica de cabellos azules.
* Debí suponer que pasaría algo así. *
Sus palabras, casi un suspiro.
Giró sobre la cama hasta quedar sobre su costado derecho; conocía a Pilika desde hacía ya varios años, si ya sabía que le haría algo así, ¿por qué no se negó?.
““Date un par de semanas para descansar. . . vamos a la playa, las montañas, donde tú quieras. . .””
Recordó las exactas palabras de la peliazul.
La playa fue la decisión; creyó que serían solo ella y Pilika, pero no. . .
* Tenía que invitar a su hermano y su novio. *
Era obvio que la idea no le agradaba, Anna quería distraerse un poco, pero la presencia de esos dos, en especial la del peliazul, le resultaba incómoda.
Más incomodo fue viajar con ellos en la camioneta durante tres largas horas. Pilika y su novio, Ren, iban al frente conversando de esto y de aquello; Anna y Horo Horo en el asiento trasero.
A pesar de ser amiga de la chica peliazul por más de ocho años, nunca se llevó muy bien con el hermano de esta, quizá por eso fue que lo ignoró durante todo el camino.
Ahora suponía que las dos semanas de supuesto descanso no le servirían de nada; seguro se pasaría la mayor parte del tiempo encerrada en esa habitación, a solas, porque Pilika se divertiría de lo lindo con Ren.
* Creo que Pilika solo me utilizó como pretexto para pasar unos días con el picudito. *
De pronto, la joven escuchó como la puerta se abría, dejando entrar a una persona, su compañera de habitación.
Anna no se movió en absoluto, seguía admirando el paisaje que el ventanal le permitía. . . hasta que aquella voz la sorprendió.
* Si vamos a compartir la habitación, será mejor que intentemos llevarnos bien. *
El muchacho peliazul traía consigo su equipaje y aunque su mirada parecía seria, traía consigo una imperceptible sonrisa, podía sentirlo.
* ¿Qué haces aquí?. *
Preguntó Kyouyama, su voz seca, seria, con claro enfado y disgusto por tenerlo cerca.
Horo desempacaba e iba de un lado a otro de la habitación ignorándola completamente.
¿Qué hacia ahí?, pues su hermanita simplemente le dijo que compartiría la habitación con Ren. Dormiría con ese bastardo, maldición, aunque fuese su mejor amigo no podía soportar siquiera pensar en que iba a pervertir a su dulce e inocente hermana.
* Sí, así es Pilika. *
* Ya lo sé, pero no me gusta en lo más mínimo que esté sola con él. *
Anna se sentó sobre la cama, no sabía que el joven de azulados y rebeldes cabellos fuese un hermano celoso, aun con Tao que era su amigo.
Pero no tenía que preocuparse, al menos ya debía estar acostumbrado, la relación de esa pareja era ya muy intima, muy, muy intima. Pilika y Ren hacían el amor desde ya cuatro años y Horo Horo todavía no se hacía a la idea de que su pequeña hermana. . . ya no es tan pequeña.
* Ahhh, que le vamos a hacer !!. *
Anna dejó escapar un leve suspiro; no tenía opción, compartiría la recamara con este joven pues al parecer la menor de los Usui iba a estar muy ocupada durante el resto de la noche.
Sin prestarle más atención a su compañero, la rubia se dirigió al cuarto de baño para cambiarse de ropas, sin percatarse de que Horo Horo la seguía con la mirada fija sobre su lindo cuerpo.
Para el muchacho, fue simplemente imposible apartar la mirada de la puerta del baño, pues la mujer más hermosa que sus ojos hayan visto estaba del otro lado de dicha puerta.
““Semidesnuda, seguramente, poniéndose ropa más cómoda.””
Pensó el peliazul, imaginando aquella suave piel blanca con pocas prendas cubriéndola.
La puerta finalmente se abrió, dejando ver a una bella joven vistiendo una pequeña bata de dormir que dejaba al descubierto sus largas piernas. Anna sintió la fijeza de la mirada de su compañero de habitación; le resultó extraño, pero no pudo evitar sonrojarse sutilmente.
Ignorando el brillo en los ojos de aquel hombre, terminó recostándose en la otra cama.
Ella le daba la espalda; las delgadas sábanas cubrían casi todo su cuerpo, delineándolo sensualmente.
Horokeu aun mantenía los ojos fijos sobre aquella mujer. . . tantos años de conocerla, tantos años tratando inútilmente de dejar de pensar en ella y ahora era lo más cerca que había estado de Anna.
Como deseaba tener su fina figura entre sus brazos, que su exquisito aroma lo envolviese, profanar sus tentadores labios femeninos, pero eso no podía ser. . . durante años tuvo que conformarse con verla de lejos, siempre de lejos; al menos ningún hombre a su lado.
““Hasta que conoció a Yoh Asakura.””
Recordó, su mente torturándolo.
Cualquier esperanza que hubiese guardado se vino abajo cuando se enteró de la relación que la rubia tenía con el castaño de estúpida sonrisa.
* Pero ahora, Anna era libre de nuevo. *
Kyouyama había terminado su relación con Yoh, y de nuevo, Horo Horo tenía la vaga oportunidad de poder acercarse a la bella mujer, una oportunidad que su hermana le había conseguido y que ahora, mientras cerraba los ojos, estaba dispuesto a aprovechar, para que Anna por fin le prestara un poco de atención.
Sin finalizar.
*~*~*~*~*~*~*~*~*~*
HHxA, again.
¿Qué tal?, mi primer universo alterno. La verdad es que no hay gran ciencia para esta historia, se irían de espaldas si supiesen como me nació la idea para este fic, pero bueno ^^’. Para este fic tengo planeado mucho romance, sexo y... nada más ¬¬’.
—I love HOROxANNA—.
~*~
Este fanfiction fue escrito por MAEDA Ai. Y es material de “Fallen Angel”.
Totalizado el 03 de Julio de 2006.
La dama del Hentai: Maeda Ai.
*~*~*~*~*~*~*~*~*~*
|| Capítulo 2 ||
Es como volver a empezar _C10_
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Anime: Shaman King
Rating: M
Pareja: Horo Horo & Anna
Sinopsis: Después de la muerte de Yoh, hay alguien que se preocupa por Anna. Pero, ¿él?... ¿por qué él?.
Advertencia: Lemon (NSFW)
*~*~*~*~*~*~*~*~*~*
Por: Maeda Ai.
*~*~*~*~*~*~*~*~*~*
.:: Capítulo 10: “Y no es una nueva vida” ::.
*~*~*~*~*~*~*~*~*~*
.
El peliazul la miraba con cierto enojo; ella no debía estar aquí, podría hacerse daño, lastimarse.
* Anna, deberías estar en la casa, descansando. *
Le dijo el muchacho, sosteniéndola firmemente de los hombros, tratando de hacerle entender.
* ¿Crees que vine a ayudarte a plantar arbolitos?. Pobre idiota !. *
La voz de la rubia sonaba fría e indiferente; ni siquiera su estado actual la ablandaba un poco.
* Toma. * _Anna le entregó un paquete perfectamente envuelto en un pañuelo._ * Se te olvidó esto. *
Horo Horo la miró sorprendido, ella había caminado por más de treinta minutos tan solo para traerle su almuerzo que se le había olvidado en. . . un momento.
* Anna, se me hizo tarde en la mañana y no tuve tiempo de prepararlo. *
* Ya lo sé, baka !, Yo lo hice para ti. *
* ¡Tonta!, te he dicho que te cuides, ¿por qué no me haces caso?. *
La voz del shaman de hielo sonaba dura, aunque con un sutil aire de preocupación.
La sacerdotisa giró sus negros ojos a un costado, ignorándolo completamente y caminó hasta sentarse sobre una roca. No es que no le gustara que el ainu se preocupase por ella. . .
““Es solo que a veces, me sofoca.””
Pensaba la chica, mientras preparaba todo para que el muchacho degustara de su comida.
Más el peliazul seguía ahí de pie, mirándola con desaprobación; ahora sí parecía estar muy disgustado con ella.
* Vamos, ya quita esa cara, no me va a pasar nada con tan solo cocinar un poco de curri. *
Le dijo Anna, mostrando una sutil, pero hermosa, sonrisa que simplemente “desarmó” al shaman.
Horo cerró los ojos y suspiró resignado mientras se sentaba sobre la hierba del campo, al lado de la rubia.
Comenzó a comer en silencio, analizando un poco su actitud hacia Kyouyama; en verdad trataba de no ser tan exagerado y comportarse más tranquilo, pero le era muy difícil. Amaba tanto a esa amargada mujer, y ahora con lo de su embarazo, pues...
* Te ves muy linda. *
La voz dulce de su compañero la hizo sonrojarse.
Horokeu la abrazó delicadamente, al tiempo que la miraba con un amplia sonrisa que pareció contagiarle, pues la itako no pudo evitar sonreírle, aunque más sutilmente.
Anna cerró los ojos y giró el rostro a un costado, evitando el contacto visual con el que desde hace varios meses era su compañero.
* Sí, claro. Dudo que pienses lo mismo cuando tenga más de ocho meses y me vea tan gorda como una pelota de playa. *
* Ja,ja,ja, ¿me crees capaz de burlarme de ti?. No podría, no de la madre de mi hijo. *
Le dijo él, posando una mano sobre el vientre ligeramente abultado de la rubia.
Cinco meses de embarazo y este apenas comenzaba a notarse.
El ainu no pudo evitar recordar aquella vez en que Anna le diese la noticia.
~*~
~*~
~*~
La había visto tejer por lo menos dos semanas antes y él, tan tonto y distraído. . . ahora le causaban risa las palabras que le dijo. . .
* Oye, Anna, esto no ve va a quedar. *
Le decía, sosteniendo un pequeño suéter azul celeste.
Es que, si ya antes le había tejido ropa y sabía su talla, ¿por qué esta vez la hizo tan pequeña?.
* ¡ Si serás idiota !, no es para ti. *
* Entonces, ¿para quién?. *
La pregunta del shaman sonó tan inocente, más obtuvo la fría, fija y penetrante mirada de la itako, entonces, una de sus neuronas pareció trabajar. . .
* Es acaso lo que estoy pensando, Anna?, ¿estás esperando un bebé?. ¿Por qué no me lo habías dicho?. *
Tantas preguntas y la sacerdotisa tan callada y aun dolida con él.
Ese idiota !, por supuesto que ya se lo había dicho, precisamente la semana pasada, pero ese estúpido estaba tan “concentrado” devorando la cena de aquella noche, que no le prestó atención.
Usui se sentía como un patán; sin querer la había lastimado.
Anna miraba a un costado, claramente enfadad y triste por culpa suya, pero quizás también por los cambios que afectaban su estado de animo.
El shaman la miró enternecido; acercándose a la mujer, se arrodilló frente a ella, recargando la cabeza sobre sus piernas, muy cerca del vientre de la chica.
* Hola, bebé. . . * _Decía el ainu, acariciando con suavidad el vientre de su compañera._ * Yo soy tu padre. *
* Oh, Horokeu. *
Anna no pudo evitar sonreír, llena de felicidad y ternura.
El peliazul siempre sabía como hacerle olvidar todo disgusto.
~*~
~*~
~*~
Los labios de la rubia formaron una pequeña sonrisa al recordar esa ocasión.
Y dejó que su mente divagara un poquito más.
Es que nunca creyó que terminaría siendo la pareja del shaman de hielo.
La vida tranquila y sin preocupaciones que siempre quiso, la vivió al lado de Yoh, más todo aquello se vino abajo cuando murió el primer, y a quien siempre creyó el único, hombre de su vida.
““Y luego él. . . Horo Horo me hizo amar otra vez. ¿Quién lo diría?.””
Pensaba Kyouyama, con la mirada pérdida en el campo de plantas del ainu.
Ella había plantado el primer árbol y nada más. El shaman no la dejaba hacer casi nada, pero se sentía feliz de que el peliazul estuviese trabajando duro para ver realizado su sueño de un campo de plantas, el cual por ahora era pequeño, pero después, con el tiempo. . .
““Será un lugar enorme y hermoso.””
Pensó la sacerdotisa, completamente orgullosa del joven, quien le hablaba con voz suave, tratando de acaparar su atención.
* Anna. *
* Mmm. *
* Cuando nuestro hijo nazca. . . casémonos. *
La itako lo miró con sorpresa y emoción.
Hacía mucho tiempo que Horo Horo no mencionaba nada sobre el matrimonio.
* Pero no quiero que después te arrepientas de haberte casado con una mujer amargada. *
Le dijo ella, con voz divertida.
* Eso no pasará. Ven, te llevaré a casa. *
Anna aceptó la mano del peliazul.
Y caminaron tomados de la mano, de regreso a su hogar. Anna recargó la cabeza en el hombro del ainu; una linda sonrisa adornando su bello rostro.
Era muy feliz, estar al lado de Horokeu, enamorada una vez más, era maravilloso.
Y aunque a veces recordaba a Yoh y se preguntaba como serían las cosas si él no hubiese muerto, solo puede pensar que igual sería feliz, aunque quizá de distinta manera, en otro lugar, con otras experiencias.
““Más trato de no pensar mucho en ello, no tiene caso.””
Eran los pensamientos de la rubia, que no se arrepentía del rumbo que había tomado su vida, todo lo contrario. . .
* Te amo. . . arigatou.*
* Eh. Y eso?, ¿a qué se debe?. *
* Por estar conmigo y hacerme vivir este presente. *
La felicidad, el amor. . . la tranquilidad que tanto deseaba, todo había vuelto.
Y no es una nueva vida. . .
Es solo volver a empezar.
Finalizado.
*~*~*~*~*~*~*~*~*~*
POR FIN !!.
Mucho amor, mucha ternura, mucha miel, nada de lemon ^^’.
Me gustó este final, donde la itako esta feliz con lo que tiene y no lo cambiaría por nada, ni por el pasado. Y hasta les di un pequeño regalo ^o^.
—I love HOROxANNA—.
~*~
Este fanfiction fue escrito por MAEDA Ai. Y es material de “Fallen Angel”.
Totalizado el 25 de Mayo de 2005.
La dama del Hentai: Maeda Ai.
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Ella es... _C3_
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Anime: Shaman King
Rating: M
Pareja: Horo Horo & Anna
Sinopsis: Para él, ella era la mujer más hermosa, fría, pero fina y frágil al mismo tiempo, misteriosa e inalcanzable, única. Su amor imposible, ella era Anna Kyouyama... ella era su todo.
Advertencia: Lemon (NSFW)
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Por: Maeda Ai.
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.:: Capítulo 3: “De sueños y mentiras vivirá” ::.
*~*~*~*~*~*~*~*~*~*
.
¿Sus ropas?, ¡ja!, olvidadas en el piso.
¿Las sábanas?: algunas cayeron de la cama y algunas otras los abrazaban con suavidad, pegadas a sus húmedos cuerpos.
El peliazul respiraba agitado; apenas y podía creerlo, la mujer más hermosa de todas, su amor imposible, yacía desnuda entre sus ansiosos brazos.
La besaba con locura, incapaz de apartar la mirada de tan bella figura de mujer.
* Esto es algo que deseé por mucho tiempo. *
Le confesó entre besos, logrando que Anna se sonrojara.
Era cierto, Horo Horo ansiaba poseerla desde el instante en que la vio por vez primera. No es que solo pensara en sexo, es solo que. . .
* Me enamoré de ti. *
Susurró, provocándole un escalofrío a la rubia mujer.
Entonces, con tan inusual confesión, Anna divagó un momento en sus recuerdos. . .
Conocía a Horo Horo desde hacía ya varios años y nunca lo había visto de este modo.
““Jamás me imaginé en la cama. . . con él.””
Pensaba.
No es que el chico no le pareciera atractivo, era solo que su forma de ser no compaginaba en nada con la propia.
Kyouyama seguía inmersa en sus recuerdos, cuando un par de traviesos dedos se alojaron en su intimidad, sacándola inesperadamente de pensamientos que ya no tenían importancia.
Jadeó agradada con el entrar y salir de los dedos del muchacho, quien en cada movimiento, parecía tomar más libertad, introduciéndose cada vez un poco más, realizando movimientos circulares que arrancaban sonoros gemidos a la rubia.
* Creo que sí te gusta. *
* Ja,ja, en serio??, no me digas. *
Usui sonrió con picardía al tiempo en que clavaba su mirada en los profundos ojos negros de Anna.
La noche era atrevida y ellos también.
El muchacho besaba y mordía a placer la blanca piel de su nueva amante, dejando las marcas de sus desesperados labios, como si quisiera dejar huella en el cuerpo de la mujer, marcándola como suya. La deseaba desde hace tanto y pretendía que todo aquel deseo contenido se desbordase en esta ocasión.
* Lo siento, pero tengo que desahogar esta pasión. *
Le dijo él e inmediatamente después la hizo recostarse sobre la cama.
Le separó las piernas, guiando sus labios a la intimidad femenina, deleitándose con el sabor a mujer que inmediatamente pudo degustar.
Anna arqueó la espalda retorciéndose de placer, apretando con fuerza las sábanas blancas.
¡Kami!, este hombre si que estaba ansioso.
Introducía la lengua lo más que podía, logrando que Anna clamara por él mientras respiraba cada vez más agitada.
Desesperado, el peliazul mordió suavemente el pequeño botoncito que coronaba la intimidad de la joven, para luego succionar con fuerza. Ella reprimía casi inútilmente los gritos cargados de placer mientras se retorcía ante el tremendo gozo que inundó su cuerpo.
Un prolongado orgasmo la hizo arquearse, permitiendo que la lengua del muchacho se hundiera un poco más en ella.
* Deliciosa !!. *
Susurró.
Horo Horo abandonó el sexo de la chica para luego marcar un camino de besos por todo su hermoso cuerpo. Besó su cintura, su vientre. . . sus senos.
Tanta tentación. . . ¡no resistió!. Atrapó su pecho izquierdo, mordisqueando el sonrosado y duro pezón.
* Ho-Horo, ya. . . no me tortures. *
Anna jadeaba; su rostro envuelto en tenue rojo.
““¡Qué bella es!.””
Pensó el peliazul, quien la abrazó con fuerza, llenándola de besos.
La rubia tenía razón, mucha razón. La estaba torturando; quería hacerla sufrir, que sintiera toda la frustración, toda la reprimida pasión que él sufrió por años, las ansias, el maldito deseo que no lo dejaba dormir. . . el amor no correspondido.
Pero al mismo tiempo, se estaba torturando a sí mismo, pues Usui se moría por hacerla suya y sentirla vibrar bajo su cuerpo.
* ¡Tienes unos senos preciosos!. *
Tras pronunciar aquellas palabras, una sonrisa adornó el rostro del joven.
* Idiota... ¡solo hazlo!. *
El peliazul la abrazó con fuerza y se acomodó entre las piernas de Kyouyama, quien lo recibió ansiosa.
Cómo si de un ensayo se tratase, Horo Horo deslizó suave y morbosamente la punta de su ya duro pene por la entrada de la vagina de la chica.
* Horo, ya. . . * _Se quejó ella._ * Deja de jugar y toma esto con más entusiasmo. *
Las palabras de su amante le sonaron a suplica.
Sonrió con malicia.
* ¿Quieres entusiasmo?. . . es lo que me sobra. *
Dicho esto, el joven de cabellos azules comenzó a hacer presión, empujando sus caderas mientras admiraba como su hombría se iba perdiendo dentro del sexo de la mujer.
* A-Anna. . . eres tan ardiente y sexy. *
Horo Horo comenzó a besarla con desesperación. Estaba como loco; este era un sueño haciéndose realidad.
La mitad de su miembro yacía en el interior de la cavidad femenina, entonces, Horo empujó con fuerza, llenando completamente la vagina de la rubia.
Y ahí estaba él, clavado hasta el fondo, dentro de la mujer que le robó el corazón; la inalcanzable, Anna Kyouyama.
Y quedó hipnotizado con el bello rostro de su amante; sus mejillas sonrojadas, su linda boquita entreabierta y algunos cabellos rubios que se adherían a su cara, mientras sus pechos subían y bajaban por la acelerada respiración.
* ¡Qué bella!, insoportablemente hermosa. . . perfecta !!. *
Su corazón latió emocionado; deseaba permanecer así, dentro de ella, por siempre.
En tanto ella. . . Anna se sentía invadida y le gustaba, se moría de placer mientras el muchacho mordía con lujuria la piel de su cuello y apretaba desesperado sus rígidos pechos.
Lo sentía entrar y salir cada vez más fuerte, cada vez más rápido, haciéndola jadear y hasta llorar de placer.
Horokeu parecía no cansarse y se entregaba totalmente, sorprendiéndola.
““Nunca había sido tan intenso.””
Pensó la rubia al tiempo en que encajaba sus filosas uñas en la espalda de su amante.
Estaban extasiados, completamente perdidos al deleite de unir sus cuerpos, que perdieron la noción del tiempo.
* Ahh, Horo Horo, no pares, más rápido, más!!. . . *
Anna le ronroneó al odio, haciendo que el peliazul clavase su pene con más fuerza aun.
Estaba como loco, no podía parar y solo era capaz de pensar en la bella mujer con la que estaba haciendo el amor. Y ella, que nunca le dio mucha importancia al sexo, ahora se derretía de gozo entre los fuertes brazos del muchacho, enamorada de su duro miembro que se deslizaba deliciosamente dentro de su vagina.
Anna se aferraba al musculoso cuerpo de su compañero, gimiendo cerca de su oído.
La ficción entre sus sexos pronto fue insoportable; un cosquilleo nació en la intimidad de la rubia, quien pronto fue invadida por un ansiado orgasmo.
La satisfacción se desbordaba en ligeros espasmos que la hicieron temblar, otro orgasmo tomaba su cuerpo; su vagina se contraía con fuerza, una y otra vez, apretando, reteniendo el pene del hombre que la poseía.
Anna respiraba agitada, completamente cansada, mientras admiraba la fortaleza de su amante que no dejaba de enterrar su espina en la cansada flor de ella. Después de unos segundos, las vibraciones en el sexo de la rubia cumplieron su tarea.
Horo Horo apretó los dientes poco antes de lanzar un prolongado y ronco gemido, penetró una vez más a la mujer luego su pene se hinchó y derramó su esencia en el interior de la chica.
Se creían en el cielo, en medio de tan intenso éxtasis.
Exhausto al entregarse por completo, se colapsó sobre la sensual figura de Kyouyama, que lo recibió en un suave abrazo, mientras ambos disfrutaban de la sensación de mantenerse unidos.
Se besaban como si quisieran comerse.
* Si esto es un sueño, no me despiertes. . . si es una mentira, no me dejes de engañar. *
Le susurró el muchacho, abrazándola con fuerza.
Le confesó, que había quedado prendado a ella desde el día en que la vio por primera vez. Tan fina, tan hermosa y con ese carácter suyo, su frialdad. No supo cómo. . . se enamoró.
No hubo noche que con ella no soñara o segundo en que la deseara.
* Para mi, esto siempre fue un simple sueño. *
Le dijo, ya fuera de su cuerpo, con la mirada pérdida en algún lugar de la habitación mientras descansaba sobre los cálidos y suaves pechos de la rubia.
Anna acariciaba sus azulados cabellos, escuchándolo con atención.
* Y cuándo supe de tu relación con Yoh. . . creí que había renunciado a ti, pero ahora. . . *
Horokeu la miró, como esperando que la mujer dijese algo, más solo se encontró con los profundos y fríos ojos negros, ese mar negro en el que tantas veces quiso ahogarse.
Sentía que no la merecía, que no era para él y que él mismo no era para ella. . . que estupideces nos hace pensar el amor.
* Baka!. *
Anna lo besó con suavidad, acariciando su apuesto rostro. Él, confundido, aceptó aquella caricia como si fuese la última.
Rompieron el beso y con esto, Horo sentía que su corazón se rompía también.
Más ella seguía acariciando una de sus mejillas y mirándolo con fijeza, fue hasta entonces que el peliazul notó el intenso y hermoso brillo en los negros ojos de la rubia.
* No soy un sueño, ni una mentira. . . soy real y estoy contigo. . . hice el amor contigo, Horo no baka. *
Sin finalizar.
*~*~*~*~*~*~*~*~*~*
Cómo que estuvo muy simple, ¿no?. Bueno, yo así lo sentí.
Les digo que este fic no tiene una trama en sí, de hecho, escribí lo primero que se me vino a la mente, sin importar si la historia tenía un hilo que seguir o no ^//^.
En cuanto a la pareja, quería que cuando lo hicieran fuera fuerte, morboso, lleno de lujuria. . . pero creo que la inspiración no me dio para tanto T-T.
—I love HOROxANNA—.
~*~
Este fanfiction fue escrito por MAEDA Ai. Y es material de “Fallen Angel”.
Totalizado el 03 de Julio de 2006.
La dama del Hentai: Maeda Ai.
*~*~*~*~*~*~*~*~*~*
|| Capítulo 4 ||
Es como volver a empezar _C8_
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Anime: Shaman King
Rating: M
Pareja: Horo Horo & Anna
Sinopsis: Después de la muerte de Yoh, hay alguien que se preocupa por Anna. Pero, ¿él?... ¿por qué él?.
Advertencia: Lemon (NSFW)
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Por: Maeda Ai.
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.:: Capítulo 8: “Porque él ya no está” ::.
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.
Sentada sobre el pasillo de madera que daba al jardín, Anna miraba el cielo sin interés alguno.
Él se había ido, dejándola en completa soledad.
Dos semanas ya sin su compañía, sin sus bromas, sin reñir con él; dos semanas sin probar la comida que él preparaba, sin contemplar sus curiosas sonrisas. . .
* Sin que hagamos el amor. * _En un suave susurro, la itako bajó su triste mirada hasta el suelo._ * Es lo mejor. *
Trató de convencerse a si misma, lo ha venido haciendo desde que tuvo aquella discusión con él ainu, cuando este le exigió explicaciones sobre sus hirientes palabras.
~*~
~*~
~*~
* ¿Qué no escuchaste?, ya no quiero nada contigo. *
* Oh, claro que te oí, tus palabras están bien clavadas aquí. *
Le dijo el shaman, golpeando su pecho y mostrándole una mirada llena de confusión, de dolor, de ira.
* Pues, ¿qué esperas entonces para irte?. *
* No, Anna, no me hagas esto. *
Las oscuras pupilas del shaman de hielo comenzaron a deformarse por las lágrimas acumuladas.
La sacerdotisa, al verlo tan devastado, dudó por un momento, pero esto era por el bien de ambos, de él.
* Largo. *
Con esta simple palabra, le dio la espalda al peliazul, hundiéndolo en la tristeza, rompiéndole el corazón.
No fue necesario decir nada más, estaba bastante claro que esto se había terminado.
Derrotado, dolido, Horo Horo abandonó la pensión.
Ya no insistió, no tenía caso si ella no lo quería. Y si él irse la hacia feliz o simplemente la tranquilizaba. . . entonces simplemente se iría.
~*~
~*~
~*~
Varias lagrimas se deslizaron por sus mejillas. Como lo extrañaba.
Entre sus manos oprimía fuertemente la rosa de hielo que Horokeu le regaló no hace mucho tiempo. Era extraño, a pesar de ser de hielo, aun no se derretía.
* Sí, sé que es mejor así. *
Susurró con palabras tristes que se le atoraban en la garganta.
* ¡ NO !, no es así. *
Le dijo una voz femenina que de pronto se escuchó en el lugar y que con fuerza, desaprobaba las palabras de la rubia itako. Kyuoyama, quien no se había percatado de que tenía compañía, alzó la mirada, encontrándose con la dura expresión de Pilika.
* ¿Qué haces aquí?. *
Anna trató de ser fría y hasta grosera, más su pacifica voz no le ayudó mucho.
*No quiero seguir viendo como mi hermano se muere de amor.*
Ignorando a la sacerdotisa, casi histérica como era común en ella, la chica ainu le dio la respuesta, sin esta ser su verdadera intención.
Anna desvió la mirada, sabía muy bien que había lastimado al shaman de hielo, pero. . . no quería que, por ella, Horo hiciera a un lado sus sueños, así que. . .
* ¿Morir de amor?; por favor, Pilika, no digas tonterías. *
* ¡ No son tonterías !. *
Le gritó la más joven, demostrándole a la rubia que sus intentos por mostrarse fría e indiferente, eran vanos.
* Por favor, Anna. . . * _La peliazul se acercó hasta la itako, sacudiéndola suavemente por los hombros._ * Yo sé que tu también lo amas. *
Las palabras de la joven de Hokkaido no podían ser más ciertas, bastaba ver la tristeza en los ojos de la mujer, o la felicidad, cuando aun estaba con su hermano.
Entonces, la chica Usui simplemente no comprendía por qué la sacerdotisa alejó al shaman de hielo, diciéndole todas esas mentiras.
* ¿Por qué, Anna?. *
* Porque es lo mejor. *
* ¿Para quién?. *
La cuestionó, volviendo a alzar la voz, mientras que Kyouyama mantenía su negra mirada en un costado; era extraño, pero no podía sostener la pesada mirada de la chica del norte.
* Para él. * _Susurró. _ * No quiero que haga a un lado sus ideales. . . por mi. *
Al escucharla, el rostro de la peliazul se ensombreció.
Entonces, en parte era su culpa, pues fue ella quien le comentó a Anna que su hermano había hecho todo a un lado, con tal de estar a su lado.
* Lo siento, Anna, cuando dije eso, no quise. . . *
Pilika comenzó a llorar, se sentía culpable.
La itako negó con la cabeza. No, no era su culpa y, muy a su pesar, tampoco era la única razón que tuvo para romper su relación con el shaman de hielo.
* Desde que estoy con Horokeu, no puedo dejar de pensar en. . . aahh. . . *
* ¿En qué, Anna?. *
* S-si Yoh no hubiese muerto, yo no estaría con tu hermano. Entonces, ¿debo sentirme feliz de que Yoh se haya ido?. *
Anna, muchas veces se cuestionó si hubiese preferido que el Shaman King siguiese con vida. Pero en ese caso, no estaría con el shaman de hielo.
Se aterró al llegar a pensar que no.
La joven ainu la miró con serenidad, su llanto había cesado.
Estaba bien.
Pilika entrelazó sus manos con las de la rubia itako, pidiéndole que no pensara más en eso, después de todo. . .
* El hombre que elijas, sea o no mi hermano, estará ahí. . . porque Yoh ya no está. *
Increíble, ¿desde cuando Pilika decía palabras tan sabias?.
Por fin, el agua salada brotó de los negros ojos de Kyouyama, quien ligeramente sorprendida, se vio envuelta entre los brazos de la chica peliazul.
* Lo amo tanto. * _Susurró. _ * ¿Crees que me perdone?. *
Pilika sonrió enormemente, dándole su apoyo al estrecharla con más fuerza.
* Nada lo hará más feliz, que volver a verte. *
Entonces, un inamovible pensamiento cruzó la mente de la rubia.
Anna había decidido ir tras su felicidad.
~*~
~*~
~*~
Sobre la copa de un inmenso árbol, Horokeu miraba desinteresado la bella puesta de sol.
Sus sueños ya poco le importaban, su vida tampoco le importaba. No entendía, porque ya nada tenía caso, sin el amor de esa mujer.
* ¿Desde cuando me volví un romántico sin remedio?. *
Se preguntó el peliazul, una triste sonrisa adornando su rostro.
Desde que regresó a Hokkaido no podía sacarla de su cabeza, mucho menos de su corazón.
La extrañaba y mucho; echaba de menos sus negros ojos, sus dulces besos y más aun, hacerle el amor como un loco. . . la necesitaba.
* Pero Anna no me ama. *
Con fuerza, el shaman de hielo oprimió la corteza del árbol, necesitaba sacar su frustración, su enojo, su dolor.
* Yo nunca dije eso. *
De pronto, una voz femenina llegó a sus oídos, sorprendiéndolo, no tanto por creer estar solo, más bien porque sabía perfectamente a quien pertenecía dicha voz.
Y la miró, allá abajo; los ojos de la rubia brillaban por razones que él desconocía. Todavía más enigmática le resultaba la sonrisa que adornaba su bello rostro.
Se quedó mirándola por unos cuantos instantes, tratando de convencerse de que la itako realmente estaba ahí. Una enorme sonrisa atravesó su cara al convencerse de que así era.
Bajó del árbol con un ágil salto, y apenas sus pies tocaron el suelo, alcanzó a la rubia mujer, rodeándola con fuerza.
¿Cómo describir la sensación de ser correspondido?; simplemente se sentía flotar ligera y suavemente.
Así, se dio valor para atrapar los labios de la sacerdotisa con los propios, una delicia de la que fue privado por interminables días que no quería recordar.
La besó profunda y desesperadamente, casi devorándola a besos, nada le importaba, solo quería sentirla.
* Lo siento. *
* Pero, ¿por qué estas aquí, en Hokkaido?. *
Le cuestionó el shaman, poco después de que separasen sus labios.
La itako sonrió; ¿quién hubiese pensado que Pilika iba a tener el coraje para ir a buscarla, dispuesta a traerla a rastras?.
Por supuesto, esto último no fue necesario.
Más eso era algo que podían discutir después, por ahora, solo era necesario decirle una sola cosa.
* He venido para estar a tu lado, yo . . . ai shiteru. *
Sin finalizar.
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Juntos otra vez. Se los dije, no puedo separarlos por mucho tiempo, pues los adoro como pareja.
En cuanto a los pensamientos de Anna. . . ¿Qué pasa cuando, después de la muerte de quien se amó, te vuelves a enamorar?, ¿es correcto?, después de todo, el volverse a enamorar es consecuencia de la muerte de quien se amó primero. De ahí el título de este capítulo.
—I love HOROxANNA—.
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Este fanfiction fue escrito por MAEDA Ai. Y es material de “Fallen Angel”.
Totalizado el 25 de Mayo de 2005.
La dama del Hentai: Maeda Ai.
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|| Capítulo 9 ||