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Ella Es... _C4_

Ella es... _C4_

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Anime: Shaman King

Rating: M

Pareja: Horo Horo & Anna

Sinopsis: Para él, ella era la mujer más hermosa, fría, pero fina y frágil al mismo tiempo, misteriosa e inalcanzable, única. Su amor imposible, ella era Anna Kyouyama... ella era su todo.

Advertencia: Lemon (NSFW)

*~*~*~*~*~*~*~*~*~*

Por: Maeda Ai.

*~*~*~*~*~*~*~*~*~*

.:: Capítulo 4: “Tiempo compartido” ::.

*~*~*~*~*~*~*~*~*~*

.

Tomaban un baño juntos en el jacuzzi y él acariciaba su bello cuerpo por debajo del agua.

 Horo Horo no paraba de besarla; creía que después de aquella noche, Anna ya no querría absolutamente nada con él, y sin embargo, aquí estaban ahora, acariciándose mutuamente mientras el agua se mecía en un sutil oleaje que los relajaba y excitaba al mismo tiempo.

 Entonces, la rubia dejó de ser pasiva y en un inesperado movimiento, se sentó sobre las caderas del peliazul, quién la miraba embelesado y con satisfacción.

  ““Me preguntó. . . ¿por qué será tan posesiva?, y. . . si lo ha sido con otros hombres o solo conmigo?.””

  Pensaba el muchacho.

Y hubiese seguido divagando un poco más en su relación con la chica, si esta no hubiese comenzado a lamer y morder suavemente su oreja izquierda.

  * Estás muy distraído, ¿en qué piensas?. *

 Anna le susurró al oído, haciéndolo estremecer con su cálido aliento.

En ese momento, Horo no se pudo controlar, estrechó firmemente a la rubia y acercando su boca, mordió la blanca piel del cuello de su amante. Con pasión, con verdadero frenesí, obligándola a gemir agradada, sorprendida y excitada.

  * En ti, solo en ti. *

 Le dijo él entre besos; sus grandes y ásperas manos recorriendo la delicada piel de la mujer, hasta aquel par de dibujos que iniciaban al terminar su espalda; apretando las generosas porciones de carne.

Y sus labios, ah, sus labios, que ya habían abandonado su cuello y se posaban ahora en el seno derecho de una Anna que gimió placenteramente al sentir como el muchacho mordía y succionaba de su duro pezón, como pequeño niño amamantando para extraer su alimento, más este era ya un hombre, quien solo alimentaba su deseo, la lujuria.

 La rubia arqueó la espalda, echando hacia atrás la cabeza, haciendo más fácil la labor de su compañero, que alternaba entre un pecho y otro, saboreando el sabor de la lechosa piel y disfrutando de los gemidos que Anna le regalaba.

 Horokeu se mantuvo entretenido por largo rato, besando y lamiendo, suave y tiernamente con tranquilidad, cada uno de los senos de la rubia y, también, mordiendo y succionando con desesperación, complaciendo a su compañera y por supuesto a si mismo.

Sus manos palpando, recorriendo cada fina curva de tan bello cuerpo, aquel que él tanto amaba. La miró a los ojos, ¡qué bella expresión la de Anna!. . . suplicante y llena de placer.

  Una idea le vino a la mente, haciéndolo sonreír con malicia.

Sin mediar palabras, tomó a la chica por las caderas, sentándola al borde del jacuzzi.

  * ¿Qué pretendes, hombre?. *

 Preguntó ella, con voz cómplice, fingiendo inocencia, mientras se recargaba sobre el húmedo y frío azulejo.

  * Tan solo algo que sé que te gustará. *

 Un leve escalofrío recorrió la espalda de la Kyouyama al oír las palabras de su compañero.

Sonrió ansiosa y se entregó a los brazos de este hombre.

 Horo Horo no tardó en acariciar las rodillas de la chica sentada frente a él, separando luego las sensuales piernas para descubrir la intimidad de la joven.

Y ahí estaba Anna, respirando agitada de solo ver como su amante la observaba con detenimiento; había admiración en sus oscuros ojos, sin mencionar la lujuria y la pasión.

 La mujer vio atentamente como el muchacho escondía la cabeza entre sus piernas. Luego, un pequeño choque eléctrico la recorrió entera. El sentir como Horokeu clavaba dulcemente esa traviesa lengua en su intimidad, recorriéndola con paciencia, lamiéndola entera, separando cuidadosamente los pliegues para poder disfrutar más de ella. . era hermoso.

  * Ahhh, Ho-Horo Horo. . . *

 La rubia hubiese querido alargar aquel gemido, pero esos labios aprisionando su clítoris, casi la hicieron desmayarse. No sabía que Usui fuese tan apasionado.

  ““¿Será así solo conmigo?.””

 Se preguntaba, recordando que le había conocido como tres novias. . . Marion, otra lunática pelirroja cuyo nombre no podía recordar y Tamao, ah, la dulce Tamao, ¿cómo olvidarla?, si la detestaba.

Jamás supo por qué, pero nunca le agradó encontrarse con ella en la casa de los hermanos Usui, lo cual era muy frecuente.

Más ahora comprendía la razón. . . estaba celosa. Porque esa mujer era muy melosa y Horokeu había dejado de mirarla a ella.

  ““Pero ahora. . .””

 Anna sacudió suavemente la cabeza.

¿Para que recordar cosas que habían sucedido varios años atrás?. Horokeu era suyo ahora, todo suyo y solo tenía ojos para ella, la miraba a ella, solo a ella.

  Así, el cuerpo de la mujer se relajó, disfrutando la forma en que el muchacho deslizaba su lengua, acariciando con insistencia el botoncito que coronaba la entrada de su sexo.

  * Aahh, mmm. . . *

 Horo estaba satisfecho de oírla gemir de forma tan sensual, cosa que lo incitaba a continuar. Más pronto, los bocados que daba al sensible sexo de la chica, se volvieron más desesperados.

Horo Horo estaba hambriento de ella y quería disfrutarla al máximo una y otra vez.

Succionó el clítoris de la rubia, sintiendo como esta se retorcía agradecida por ello, pues pequeñas convulsiones de placer la habían recorrido al sentir el orgasmo.

  * Horokeu. . . eres perverso. *

 Anna casi le gritó, arqueando la espalda y echando la cabeza hacia atrás, posando las manos sobre los azulados cabellos de su amante, intentando retenerlo entre sus piernas, que siguiera prodigándole placer.

  Cansada, Anna se dejó caer sobre las tibias aguas de la bañera, siendo recibida entre los fuertes brazos del peliazul, quien la llenó de besos y caricias.

  * No sabes... *   _Le hablaba entre besos._   * cuánto te amo, Anna. Eres, eres... *   _Muchas palabras iban y venían en su mente, pero solo dos pudieron describirla en ese momento..._   * ¡Exquisitamente perfecta!. *

  Anna no sabía que tenía este hombre, que la estaba volviendo adicta a él.

Entonces, deslizó sus suaves manos, tocando cada músculo, cada rincón de aquel cuerpo, inmenso en comparación con el de ella.

Posando sus dulces labios en su perfecto torso, mientras sus manos, ansiosas, no perdían tiempo y ya se encontraban rodeando el pene del muchacho, sintiendo su dureza, su fuerza, la caliente piel que parecía vibrar con cada roce de tan bella dama. . . su vitalidad y, por supuesto, sus ansias por entrar en ella.

 Más Kyouyama quiso esperar un poco. Quería hacerlo vibrar, que suspirase las cuatro letras de su nombre y lo hizo. . . la ceda de sus manos lo acariciaban con paciencia, disfrutando de la dureza que ella misma había provocado.

Lo seguía palpando, de arriba a abajo y viceversa, descubriendo la punta del pene, cubierta por la delgada piel, mientras ambos compartían pequeños besos.

  * A-Anna. . . *

 La chica sonrió con malicia al escuchar a su amante gemir entre sus labios; quizás ya lo había torturado suficiente.

Así, subiendo su pierna derecha a la altura de la cadera del muchacho, sujetó firmemente el miembro del peliazul y lo guio con tranquilidad a la entrada de su vagina.

Rodeando el cuello de Horo Horo, liberó por fin aquel pene de la prisión que sus manos ejercían en él.

Horo, al sentir los suaves pliegues del sexo de su amada, deslizó la punta de su virilidad por toda la parte externa de la abertura, con lo que Anna soltó un gemido cargado de placer, directo al oído de su compañero.

  * Supongo que ya podemos continuar. *

 Dicho esto, el joven sostuvo la cintura de la chica con sus grandes manos, preparándose para entrar en ella.

Empujo suave, tranquilo, pero firme y constante. Cada vez sus embestidas eran más profundas, con cada centímetro que él se adentraba en ella, la rubia gemía más y más, entregada por completo al placer.

 El sutil oleaje provocado por sus cuerpos en movimiento, relajaba a los amantes, regalándoles un gozo extra.

  * Ahh, Horokeu, jamás te detengas. *

  Le dijo Anna.

Algo en esas palabras hizo que el corazón del peliazul latiera con mayor fuerza, mientras compartían cortos besos al tiempo en que  sus caderas subían y bajaban en una danza de lujuria y amor.

 Para el muchacho, era simplemente el paraíso, su nube personal de la que se negaba a bajar jamás.

Anna entre sus brazos, él dentro de ella. El ritmo era suave, tranquilo, pero profundo y apasionado, siempre manteniendo un beso igualmente tranquilo, tratando de prolongar esto.

No importaba que esto no fuese alocadamente rápido, igual era delicioso el roce con la suave piel interna de la joven mujer, que abrazaba y apretaba su espina.    Dios!!. . . era el delirio.

 Pronto, roncos gemidos escaparon de labios de Horo Horo; abrió los ojos, encontrándose con la inigualable imagen de la rubia, quien respiraba agitada, su lindo rostro matizado en rojo y sus ojos entrecerrados, completamente indefensa ante los choques eléctricos de placer que la recorrían entera.

  * Oh, Horokeu!!. . . *

 Alcanzó a decir, abrazándose del muchacho, meciendo sus caderas un poco más, hasta que un cosquilleo terminó en una ruptura de placenteras sensaciones.

La vagina de Anna se contraía, apretando con suave ternura el pene del hombre que la poseía, queriendo no solo retenerlo dentro suyo, sino también hacerlo derramar su esperma, exprimiéndolo.

 Horo Horo no pudo más; rodeó la estrecha cintura de Kyouyama, buscando sus labios para besarla con hambre, hambre de ella, de su perfecto cuerpo, de su amor. . . jadeó entre los labios de Anna, sin atreverse a romper el beso, entonces liberó el semen retenido y que era para ella, solo para ella.

Siguieron meciéndose suave y tranquilamente, cómo un pequeño juego para relajarse, tan solo para eso, además de que aun les producía cierto placer.

  * ¿Nunca te cansas?. *

 Preguntó la rubia, regalando pequeños y dulces besos en todo el rostro de su amante peliazul.

  * No contigo, amor. . . no contigo. *

* Ja, ja, ja. . . tonto, enamorado. *

 Horo la miraba embelesado; la amaba loca e irremediablemente.

Buscó nuevamente sus pequeños labios, ansioso por perder la razón en ellos. . .  más el repentino y persistente sonido del celular, los interrumpió.

Exasperado, el muchacho salió de las cálidas aguas del jacuzzi.

  * ¡Maldición!. *

  Anna se sonrojó ligeramente, mientras admiraba la perfecta desnudez de ese hombre. Ella simplemente no podía negar que él le hacia sentir. . . tantas cosas.

Y lo miraba fijamente, mientras intercambiaba unas cuantas palabras con. . . sabrá dios quién. . .

  * Sí, nos vemos. . . *

 Horo Horo terminó por colgar, más sonaba preocupado, resignado.

  * ¿Pasa lago?. *

 El peliazul solo cruzó la mirada con la de la rubia, terminando por decir un par de palabras, que le dolieron en verdad.

  * Debo irme !. *

   Sin finalizar.

*~*~*~*~*~*~*~*~*~*

Me encanta, sexo y amor ^^’.  Aunque creo que no he hablado mucho de los sentimientos de Anna ¬¬’.

Pero fue gracioso hacer una pequeña mención de las novias del peliazul y de como la rubia se sentía celosa, aunque se lo negase a sí misma . . lastima que no profundizare ese tema T-T.

—I love HOROxANNA—.

~*~

Este fanfiction fue escrito por MAEDA Ai. Y es material de “Fallen Angel”.

Totalizado el 03 de Julio de 2006.

La dama del Hentai: Maeda Ai.

*~*~*~*~*~*~*~*~*~*

   || Capítulo 5 ||


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3 years ago

Fuga de amor

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Anime: Digimon Tamers

Rating: M

Pareja: Ryo & Ruki

Sinopsis: Después de tantos problemas, por fin estaban aquí, a solas y ansiosos por hacer el amor, aunque ninguno de los dos llegó a imaginar que tendrían que fugarse para estar juntos.

Advertencia: Lemon (NSFW)

*~*~*~*~*~*~*~*~*~*

Por: Maeda Ai.

*~*~*~*~*~*~*~*~*~*

.

Se besaban con tremenda pasión, como si nunca antes lo hubiesen hecho, o como si fuese la última vez.

El hombre recorría la suave piel de su novia, ¡que delicia!; su delgada y frágil figura yacía entre sus brazos, desnuda. . .

  * Esperé tanto por esto. *

 Le susurró al oído, mientras la estrechaba con fuerza; saboreando sus dulces labios, aspirando ese exquisito aroma suyo.

 Después de tantos problemas, por fin estaban aquí, a solas, ansiosos por hacer el amor aunque para esto. . . tuvieron que huir.

  La madre de Ruki se oponía a la relación de los muchachos, no por ser Ryo el pretendiente, sino más bien porque su hija era aun muy joven; en realidad, no quería que cometiera su mismo error.

Con el padre de Akiyama no había problema, pero dada la situación, los enamorados no tuvieron más remedio que fugarse.

   * ¡ Ryo !... *

  De pronto, el nombre de su amado surgió en un suspiro al sentirlo posar sus grandes manos sobre cada uno de sus senos, haciéndola olvidarse de todos los líos por los que tuvieron que pasar para poder estar juntos.

  * ¿Te arrepientes de esto?. *

  El moreno dejó entrever una sutil sonrisa, pareciera que sabía exactamente que era lo que Ruki estaba pensando en esos momentos.

Ella solo negó con la cabeza, su rostro envuelto en rojo por la vergüenza y, claro, por el calor. . .

La mirada de Ryo parecía distante, sabía que esto debió haber sido de otra forma, pero. . .

  * Yo solo quiero estar junto a ti. *

  Le dijo ella.

Bueno, al menos esa era una buena razón para haber escapado de casa y decidir vivir junto a Ryo Akiyama.

  * Y. . . ¿tú?. *

  El tamer la tomó en un nuevo beso, apasionado.

  * Yo?. . . el robarte fue la mejor decisión que he tomado en mi vida. *

  Y hablaba en serio. De no haberlo hecho se habría arrepentido por siempre.

Con este pensamiento, se dio a la tarea de deleitarse recorriendo las finas curvas de aquel cuerpo. La sentía maravillosa, su piel era blanca y suave; su figura de mujer era fresca, con anchas caderas, senos medianos, ni grandes ni pequeños. . .

  ““Simplemente perfectos.””

 Pensaba el moreno.

Claro, Ruki era una mujer que comenzaba a florecer. . . y la amaba. Por eso tomó aquella decisión, por eso se metió en este embrollo, y por eso era tan feliz.

  Ahora, Ryo era mucho más alto, la joven apenas le llegaba a la altura del pecho, por lo que él tenía que inclinarse para besarla.

Y eso era algo que le agradaba, porque sentía que podía formar una prisión para no dejarla escapar.

 Así, besaba y mordía suavemente el cuello de la pelirroja, haciéndola gemir y poco después reír nerviosamente.

  * Me haces cosquillas. *

 Ruki se apartó levemente, pudiendo contemplarlo con más libertad.

¡ Que hombre tan apuesto !, con esa piel bronceada, su blanca y perfecta sonrisa y esos chispeantes ojos azules; su cuerpo eran un montón de músculos, músculos que la rodeaban con suavidad y delicadeza, como si fuese a romperse.

  Sus miradas se cruzaron entonces, comprendiendo que no podrían esperar más.

Akiyama la tomó entre sus brazos, cargándola hasta acostarla sobre el amplia cama de la habitación. Y suavemente dejó caer su cuerpo sobre el de la mujer.

Poco tardaron en desnudarse.

  * Que linda eres. *

  Le dijo, tomando su lindo rostro entre su manos; sus ojos maravillados por la hermosa imagen de Ruki al natural, para él.

Se miraban con ansias, con pasión y deseo. . . con verdadero amor.

  Y la besó nuevamente, permitiendo que sus lenguas se entrelazaran, ya no podía postergarlo más; era la primera vez que el tamer legendario se desesperaba por una mujer, claro que. . .

  ““Ruki no es cualquier mujer.””

Pensaba el castaño al tiempo que esculpía la figura femenina con sus hábiles y expertas manos.

 Sí, había estado con muchas mujeres, pero ninguna como la reina de hielo, a ella la deseó desde temprana edad y ahora. . . a pesar de que Ruki era tan solo una joven, podía tenerla para él, solo para él.

 Ansioso y excitado, palpó los senos de su pareja.

  * Ryo, eres un hentai. *

  El rostro de la chica ardía en matices rojos. Él la miró sin dejar de amasar sus deliciosos encantos.

Pervertido?, ¿él?, ja !. . .

  *¿Quieres que me comporte como un verdadero hentai?, bien.*

 Apenas dijo esto, Ryo se aventuró a recorrer los pechos de la chica con sus labios, logrando que la pelirroja emitiera varios gemidos mientras lamía los contornos de aquel par de esferas, mordiendo de vez en cuando las rosadas aureolas que las coronaban.

  * Ryo, ohh. . . . Ryo !. *

 El aludido sonrió, aun concentrado en degustar este manjar que los hombres tanto disfrutan.

 Ella estaba desesperada, sofocada.

Enredó sus dedos en el rebelde cabello del que, a partir de ahora, sería su amante, mientras arqueaba la espalda ya totalmente intranquila.

 Ya pasado un rato, Akiyama liberó los senos femeninos de sus insaciables labios.

La miró realmente divertido, mostrando esa sonrisa tan suya… ¡que descarado!.

  * Por tus jadeos, supongo que te gustó. *

* Baka. *

  Apenas tuvieron aquel pequeño cruce de palabras, nuevamente unieron sus labios. Deseosos por sentir el sabor el uno del otro. Se arrodillaron sobre la cama, rompiendo el beso para admirarse mutuamente, solo querían disfrutar al máximo de esto y grabarse cada detalle de esta noche, ya que a partir de ahora vivirían sus vidas como ellos lo habían decidido, aun en contra de los demás; como una verdadera pareja.

  Aquellos ojos azules recorrieron, lujuriosos, la frágil figura de la chica, deleitándose con la hermosa imagen.

Más Ruki no se quedó atrás; el violeta de sus ojos admiró cada apetecible músculo del varón, además de saborearse los labios al contemplar el ya erecto pene del muchacho.

Lo pensó un par de segundos antes de aventurarse a probar aquel pedazo de carne. . .

  * Oye, oye, Ruki, n-no hace falta qu-que tu. . . *

  Ryo quiso alejarla, no era necesario que hiciese esto, no si ella no se sentía segura, sin embargo, al poco rato se encontraba disfrutando de la dulce caricia que los labios de la pelirroja ejercían sobre su miembro, que se alzaba victorioso al aire, y que desaparecía una y otra vez dentro de la boca de la chica.

  * Lo haces muy bien. *

 Fue lo único que le pudo decir a su joven compañera.

Ruki engullía la espina masculina hasta donde el tamaño de esta le permitía, deslizando su lengua por donde le apetecía, mientras amasaba aquel par de esferas que descansaban debajo del pene del tamer; manteniendo esta delicia por varios minutos.

  * Oh, Ruki, eres maravillosa. *

 La chica sonrió ante las palabras que Ryo le expresaba en medio de la agitación, también estaba atenta a los gemidos que él emitía, guiándose por estos y su instinto para hacer gozar al muchacho.

Sí, ella también podía ser perversa y pervertida con aquel que acariciaba su cabello, como recompensándola por lo bien que lo hacía sentir.

  De pronto, Akiyama la jaló levemente, alejándola de su pene; era un “peligro” que la pelirroja siguiera degustándolo; lo haría derramar su semen. . .

  ““Yo aun tengo otros planes para esta noche.””

Pensó el castaño, quien estrechaba con fuerza a su novia, besándola con tanta pasión, que el simple contacto entre sus labios los hacia jadear.

  Poco a poco la fue recostando sobre la cama, acomodándose encima de ella.

Sus labios recorrieron la piel blanca de la chica, dejando marcas que la hacían suya, luego deslizó los labios hasta los pechos de Ruki, que lanzó un profundo suspiro al sentir como el castaño, entre suaves mordidas y lamidas, devoraba sus senos.

  * Oh, Ryo. *

 Entretenido, el tamer se aferró al pezón izquierdo, acariciándolo insistentemente con su lengua, masajeando con frenesí el otro pecho.

Makino arqueó la espalda entre tanto placer, echando la cabeza hacia atrás.     En ese momento, se entretenía con mirar fijamente el techo, como si estuviese rogando por algo, y sus suaves manos se enredaban en los rebeldes cabellos de su novio, no!!, su amante.

 Y ahí estaba Ruki, con los ojos entrecerrados, ronroneando como un gatito, más de pronto, sus ojos se abrieron con sorpresa, sus violáceas pupilas se contraían por una fuerte sensación que la recorría.

Tan entregada al placer estaba, que francamente no se había dado cuenta del momento en que Ryo deslizó los labios, de sus pechos hasta su sexo.

  * Ryo, espera, me estás volviendo loca. . . *

  Le dijo ella casi gritando, aunque su voz emergía entrecortada al sentir como el moreno acariciaba su clítoris con la lengua.

  En pocos segundos, los gemidos de la pelirroja se escuchaban por toda la habitación, hinchando el orgullo del muchacho, quien ya fuera de sí, succionaba el pequeño botón que coronaba la entrada de su vagina.

También sintió como él deslizaba su dedo medio al interior de su sexo, haciendo que Ruki se aferrara a las sabanas como si quisiera desgarrarlas, mientras apretaba los dientes con fuerza, tratando de prolongar la deliciosa tortura que significaba el cosquilleo que sentía en su hinchado clítoris.

  * Ryo Akiyama, eres un hentaaaiii. . . *

 Le dijo la chica, quien alzó las caderas, entregándole por completo su intimidad para que él la “devorara” con desesperación.

Y pronto, Ruki jadeó agitada, siempre al ritmo de penetración del dedo intruso que Ryo deslizaba con maestría dentro de ella.

  * Mmmm, Ryooo !!. *

 La mujer gimió agradada con las sensaciones que su cuerpo recién conocía, y aun más al experimentar como su vagina se contraía, apretando suavemente el dedo del moreno; un orgasmo la había envuelto con el dulce y necesario placer que solo este podía regalarle.

  Akiyama la contempló con lujuria en los ojos, Ruki respiraba cansada, más esto aun no terminaba, la iba a hacer gritar su nombre.

Una traviesa sonrisa atravesó el rostro del castaño; nunca estuvo tan entusiasmado al acostarse con una mujer.

  ““Es que mi pelirroja no es como las demás. . .””_   Pensaba el tamer, recordando que la chica era muy especial para él._  ““La amo.””

  Con esto en mente, la abrazó con fuerza, pegando sus cuerpos bañados en sudor, y le encantó sentir como el corazón de la chica latía casi desesperado, así como el suyo propio.

  * Eres linda, la más hermosa de todas. *

 Se escuchó decir al muchacho, que sostenía el rostro de su amante con ambas manos y se daba a la tarea de llenarla de besos; no hubo un solo fragmento de su linda cara donde Ryo no hubiese tatuado un beso suyo.

Ella por su parte, permanecía casi inmóvil, deleitándose con las atenciones del moreno, que, entre beso y beso, ya se había acomodado entre las piernas de la joven, deslizando suavemente la punta de su duro pene en la entrada de la vagina de la pelirroja, quien solo atinaba a gemir ante la deliciosa fricción entre ambos sexos.

Más esto, por muy placentero ya no le era suficiente a la excitada mujer.

  * Ay, ya, Ryo. . . no me tortures más, por favor. *

  Akiyama dibujó una traviesa y lujuriosa sonrisa, las palabras de Ruki no hacían más que encenderlo más; y él, que también deseoso de sentirla estaba, la miraba fijamente al tiempo que deslizaba lentamente su miembro, enterrándolo en la húmeda vagina de una Ruki que gritó de gusto al sentirlo dentro suyo.

 Makino formó un arco con su espalda, alzando las caderas, permitiendo así que la hombría del moreno se adentrara un poco más en ella.

  * Oh, Ryo, te amo tanto. *

 Las palabras de la chica formaron un susurro, susurro que vino acompañado por las necias lagrimas que se deslizaban por las ardientes mejillas de la tamer, que se aferró al cuerpo del castaño como si en ello se le fuese la vida.

Algo se rompió dentro de ella y ni el dolor que le causó al muchacho al enterrarle sus filosas uñas en la espalda podría compararse con el de la chica al ser penetrada por primera vez.

 Ryo detuvo su avance, esperando que su novia se acostumbrase a su miembro, intruso de un tamaño considerable en su intimidad.

Sus azulados ojos la miraban con preocupación, no quiso lastimarla, sabía perfectamente que sería el primero. . .

  ““Y quizás el único.””

Pensaba, completamente seguro de que su gatita salvaje no era una más de las mujeres que hubieron en su vida. No, ella es distinta.

  ““A ella la amo.””

Con este pensamiento, Ryo dejó que sus caderas se mecieran suave y lentamente, con lo que Ruki comenzó a regalarle débiles gemidos de gozo.

El dolor se perdió en algún lugar del placer que la envolvió con locura.

  Así, la joven movía las caderas al ritmo que su amante le imponía, mirándolo embelesada.

Que bien se sentía estar así con él, enredado entre sus piernas, balanceándose de adelante hacia atrás y viceversa, penetrándola deliciosamente.

Si la pelirroja había tratado de contenerse en algún momento, ahora gemía con fuerza, deleitando a su hombre.

 Ryo alcanzaba a escuchar las expresiones de placer que le susurraba la chica, aquellas palabras que se apagaban levemente por el esfuerzo.

  Los movimientos que en un principio fueron lentos, suaves y hasta cuidadosos, se volvieron bruscos y rápidos.

  * Oh, Ryo, sigue, sigue. *

 Le rogaba ella, llevada por el placer, completamente llena de felicidad.

Más pronto, la ficción entre los sexos de los amantes hizo que Ruki alcanzara el clímax. . . No pudo más, gimió sonoramente, arqueando la espalda y enterrando las uñas en la morena piel de su compañero.

La vagina de la mujer palpitaba con fuerza y desesperación debido al orgasmo que ahí mismo había nacido y que se expandió hasta el rincón más escondido de su cuerpo.

Mientras que Akiyama, al sentir como su miembro era apretado con fuerza por la suave y cálida piel interna de la pelirroja, no pudo más que penetrarla un par de veces más antes de dejar escapar un liquido blanquizco, su semen.

  * Ru-Ruki e-eso fue maravilloso, realmente in-intenso, ah. . . *

  El, moreno jadeaba por el cansancio, aun eyaculando en la intimidad de la joven.

Poco después separaron sus cuerpos, descansando en la cama, abrazándose con suavidad.

 Makino suspiró cansada, ahora que su mente estaba libre del deseo, pensaba seriamente en su situación actual y sonrió. . . con un extraña mezcla de felicidad y diversión. Se abrazó un poco más a Ryo, escondiendo su rostro adornado en rojo en el pecho musculoso del muchacho.

  * ¿De qué te ríes?. *

* Recordaba. . . que nos escapamos. *

  El muchacho le devolvió la sonrisa, acariciando el suave cabello de su ahora cómplice y mujer.

  * Lo pensé muchas veces e incluso. . . dudé en hacerlo. Tenía miedo de que lo nuestro no resultase y termináramos separados, como pasó con mis padres. *

 *No te prometo amor eterno, porque no conozco el mañana. Pero, Ruki, yo sinceramente quiero estar así, siempre contigo.*

  Las palabras del joven fueron tan solo un susurro en el cual se notaba la nostalgia que traía consigo su varonil voz.

Y es que ninguno de los dos llegó a imaginar que terminarían de esta forma, quizá alguna vez pensaron que llegarían a estar juntos, pero. . . en fugarse, ¡ jamás !.

  * Gracias por esto, Ryo. *

  Apenas dijo esto, la pelirroja se dejó envolver por el sueño, dejando al castaño completamente confundido con sus palabras.

Más ella, con una sonrisa en los labios, pretendía disfrutar del aquí y el ahora haciendo de lado todos los temores que su madre se había encargado de sembrar en su corazón.

  Ruki no sabía si su relación con el tamer legendario se acabaría en algún futuro, pero, eso era algo que ahora. . . simplemente no importaba.

   Totalizado.

*~*~*~*~*~*~*~*~*~*

Como que hubo muchos besos, ¿no?.

Pues por fin un fic que quise escribir desde hace más o menos dos años, el primero de Tamers que pude escribir, más no el último.

Los reyes digimon, una pareja que no se comporta como tal y que sin embargo, tuvo muchos momentos propios y de ahí, mi interés por escribir este fic.

~*~

Este fanfiction fue escrito por MAEDA Ai. Y es material de “Fallen Angel”.

Totalizado el 22 de Abril de 2005. 

La dama del Hentai: Maeda Ai.

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4 years ago

Es como volver a empezar _C8_

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Anime: Shaman King

Rating: M

Pareja: Horo Horo & Anna

Sinopsis: Después de la muerte de Yoh, hay alguien que se preocupa por Anna. Pero, ¿él?... ¿por qué él?.

Advertencia: Lemon (NSFW)

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Por: Maeda Ai.

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.:: Capítulo 8: “Porque él ya no está” ::.

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Sentada sobre el pasillo de madera que daba al jardín, Anna miraba el cielo sin interés alguno.

Él se había ido, dejándola en completa soledad.

 Dos semanas ya sin su compañía, sin sus bromas, sin reñir con él; dos semanas sin probar la comida que él preparaba, sin contemplar sus curiosas sonrisas. . .

  * Sin que hagamos el amor. *    _En un suave susurro, la itako bajó su triste mirada hasta el suelo._    * Es lo mejor. *

  Trató de convencerse a si misma, lo ha venido haciendo desde que tuvo aquella discusión con él ainu, cuando este le exigió explicaciones sobre sus hirientes palabras.

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 * ¿Qué no escuchaste?, ya no quiero nada contigo. *

* Oh, claro que te oí, tus palabras están bien clavadas aquí. *

  Le dijo el shaman, golpeando su pecho y mostrándole una mirada llena de confusión, de dolor, de ira.

  * Pues, ¿qué esperas entonces para irte?. *

* No, Anna, no me hagas esto. *

  Las oscuras pupilas del shaman de hielo comenzaron a deformarse por las lágrimas acumuladas.

La sacerdotisa, al verlo tan devastado, dudó por un momento, pero esto era por el bien de ambos, de él.

  * Largo. *

  Con esta simple palabra, le dio la espalda al peliazul, hundiéndolo en la tristeza, rompiéndole el corazón.

No fue necesario decir nada más, estaba bastante claro que esto se había terminado.

 Derrotado, dolido, Horo Horo abandonó la pensión.

Ya no insistió, no tenía caso si ella no lo quería. Y si él irse la hacia feliz o simplemente la tranquilizaba. . . entonces simplemente se iría.

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~*~

 Varias lagrimas se deslizaron por sus mejillas. Como lo extrañaba.

Entre sus manos oprimía fuertemente la rosa de hielo que Horokeu le regaló no hace mucho tiempo. Era extraño, a pesar de ser de hielo, aun no se derretía.

  * Sí, sé que es mejor así. *

  Susurró con palabras tristes que se le atoraban en la garganta.

   * ¡ NO !, no es así. *

  Le dijo una voz femenina que de pronto se escuchó en el lugar y que con fuerza, desaprobaba las palabras de la rubia itako. Kyuoyama, quien no se había percatado de que tenía compañía, alzó la mirada, encontrándose con la dura expresión de Pilika.

  * ¿Qué haces aquí?. *

  Anna trató de ser fría y hasta grosera, más su pacifica voz no le ayudó mucho.

  *No quiero seguir viendo como mi hermano se muere de amor.*

  Ignorando a la sacerdotisa, casi histérica como era común en ella, la chica ainu le dio la respuesta, sin esta ser su verdadera intención.

Anna desvió la mirada, sabía muy bien que había lastimado al shaman de hielo, pero. . . no quería que, por ella, Horo hiciera a un lado sus sueños, así que. . .

  * ¿Morir de amor?; por favor, Pilika, no digas tonterías. *

* ¡ No son tonterías !. *

  Le gritó la más joven, demostrándole a la rubia que sus intentos por mostrarse fría e indiferente, eran vanos.

  * Por favor, Anna. . . *     _La peliazul se acercó hasta la itako, sacudiéndola suavemente por los hombros._     * Yo sé que tu también lo amas. *

  Las palabras de la joven de Hokkaido no podían ser más ciertas, bastaba ver la tristeza en los ojos de la mujer, o la felicidad, cuando aun estaba con su hermano.

Entonces, la chica Usui simplemente no comprendía por qué la sacerdotisa alejó al shaman de hielo, diciéndole todas esas mentiras.

  * ¿Por qué, Anna?. *

* Porque es lo mejor. *

* ¿Para quién?. *

  La cuestionó, volviendo a alzar la voz, mientras que Kyouyama mantenía su negra mirada en un costado; era extraño, pero no podía sostener la pesada mirada de la chica del norte.

  * Para él. *     _Susurró. _     * No quiero que haga a un lado sus ideales. . . por mi. *

  Al escucharla, el rostro de la peliazul se ensombreció.

Entonces, en parte era su culpa, pues fue ella quien le comentó a Anna que su hermano había hecho todo a un lado, con tal de estar a su lado.

  * Lo siento, Anna, cuando dije eso, no quise. . . *

  Pilika comenzó a llorar, se sentía culpable.

La itako negó con la cabeza. No, no era su culpa y, muy a su pesar, tampoco era la única razón que tuvo para romper su relación con el shaman de hielo.

  * Desde que estoy con Horokeu, no puedo dejar de pensar en. . . aahh. . . *

* ¿En qué, Anna?. *

* S-si Yoh no hubiese muerto, yo no estaría con tu hermano. Entonces, ¿debo sentirme feliz de que Yoh se haya ido?. *

  Anna, muchas veces se cuestionó si hubiese preferido que el Shaman King siguiese con vida. Pero en ese caso, no estaría con el shaman de hielo.

Se aterró al llegar a pensar que no.

 La joven ainu la miró con serenidad, su llanto había cesado.

 Estaba bien.

Pilika entrelazó sus manos con las de la rubia itako, pidiéndole que no pensara más en eso, después de todo. . .

  * El hombre que elijas, sea o no mi hermano, estará ahí. . .  porque Yoh ya no está. *

  Increíble, ¿desde cuando Pilika decía palabras tan sabias?.

 Por fin, el agua salada brotó de los negros ojos de Kyouyama, quien ligeramente sorprendida, se vio envuelta entre los brazos de la chica peliazul.

  * Lo amo tanto. *  _Susurró. _  * ¿Crees que me perdone?. *

  Pilika sonrió enormemente, dándole su apoyo al estrecharla con más fuerza.

  * Nada lo hará más feliz, que volver a verte. *

  Entonces, un inamovible pensamiento cruzó la mente de la rubia.

Anna había decidido ir tras su felicidad.

~*~

~*~

~*~

 Sobre la copa de un inmenso árbol, Horokeu miraba desinteresado la bella puesta de sol.

Sus sueños ya poco le importaban, su vida tampoco le importaba. No entendía, porque ya nada tenía caso, sin el amor de esa mujer.

  * ¿Desde cuando me volví un romántico sin remedio?. *

  Se preguntó el peliazul, una triste sonrisa adornando su rostro.

Desde que regresó a Hokkaido no podía sacarla de su cabeza, mucho menos de su corazón.

 La extrañaba y mucho; echaba de menos sus negros ojos, sus dulces besos y más aun, hacerle el amor como un loco. . . la necesitaba.

  * Pero Anna no me ama. *

  Con fuerza, el shaman de hielo oprimió la corteza del árbol, necesitaba sacar su frustración, su enojo, su dolor.

  * Yo nunca dije eso. *

  De pronto, una voz femenina llegó a sus oídos, sorprendiéndolo, no tanto por creer estar solo, más bien porque sabía perfectamente a quien pertenecía dicha voz.

 Y la miró, allá abajo; los ojos de la rubia brillaban por razones que él desconocía. Todavía más enigmática le resultaba la sonrisa que adornaba su bello rostro.

Se quedó mirándola por unos cuantos instantes, tratando de convencerse de que la itako realmente estaba ahí. Una enorme sonrisa atravesó su cara al convencerse de que así era.

 Bajó del árbol con un ágil salto, y apenas sus pies tocaron el suelo, alcanzó a la rubia mujer, rodeándola con fuerza.

¿Cómo describir la sensación de ser correspondido?; simplemente se sentía flotar ligera y suavemente.

Así, se dio valor para atrapar los labios de la sacerdotisa con los propios, una delicia de la que fue privado por interminables días que no quería recordar.

 La besó profunda y desesperadamente, casi devorándola a besos, nada le importaba, solo quería sentirla.

  * Lo siento. *

* Pero, ¿por qué estas aquí, en Hokkaido?. *

  Le cuestionó el shaman, poco después de que separasen sus labios.

La itako sonrió; ¿quién hubiese pensado que Pilika iba a tener el coraje para ir a buscarla, dispuesta a traerla a rastras?.

Por supuesto, esto último no fue necesario.

 Más eso era algo que podían discutir después, por ahora, solo era necesario decirle una sola cosa.

  * He venido para estar a tu lado, yo . . .  ai shiteru. *

   Sin finalizar.

*~*~*~*~*~*~*~*~*~*

Juntos otra vez. Se los dije, no puedo separarlos por mucho tiempo, pues los adoro como pareja.

En cuanto a los pensamientos de Anna. . .  ¿Qué pasa cuando, después de la muerte de quien se amó, te vuelves a enamorar?, ¿es correcto?, después de todo, el volverse a enamorar es consecuencia de la muerte de quien se amó primero. De ahí el título de este capítulo.

—I love HOROxANNA—.

~*~

Este fanfiction fue escrito por MAEDA Ai. Y es material de “Fallen Angel”.

Totalizado el 25 de Mayo de 2005.

La dama del Hentai: Maeda Ai.

*~*~*~*~*~*~*~*~*~*

        || Capítulo 9 ||


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4 years ago

Es como volver a empezar _C3_

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Anime: Shaman King

Rating: M

Pareja: Horo Horo & Anna

Sinopsis: Después de la muerte de Yoh, hay alguien que se preocupa por Anna. Pero, ¿él?... ¿por qué él?.

Advertencia: Lemon (NSFW)

*~*~*~*~*~*~*~*~*~*

Por: Maeda Ai.

*~*~*~*~*~*~*~*~*~*

.:: Capítulo 3: “Durmiendo tranquila en brazos del ainu” ::.

*~*~*~*~*~*~*~*~*~*

.

Su corazón pareció detenerse por un segundo cuando los labios de la itako encontraron los suyos, más luego ya no estaba muy seguro de lo que pasaba.

Su lengua penetró en la boca de Anna hasta encontrar la lengua de ésta y jugar a entrelazarse una y otra vez; sus manos se aferraron a la cintura de la rubia, y de vez en cuando acariciaba su espalda.

  ““Era la esposa de Yoh, la mujer que él tanto quería y que yo detestaba… no debo seguir.””

Eran los desordenados pensamientos que agobiaban al shaman, pensamientos que de nada sirvieron, pues sus labios se aferraron a seguir unidos a los de la sacerdotisa; además, sentir como las suaves manos de la itako acariciaban su rostro y su pecho, sin mencionar los débiles jadeos que de la boca de ella escapaban, lo volvieron loco de deseo.

 Su exquisito aroma lo relajaba y al mismo tiempo lo invitaba a seguir.

  ““Quiero estar con ella.””

 Sí, no podía mentirse a si mismo, mucho menos con el vestido mal puesto de Anna y él habiendo perdido la camisa.

  Escondió el rostro entre el cuello y el hombro de la sacerdotisa, mientras sus manos, presurosas, se deshacían de la vestimenta de la mujer, esto claro, sin perder la oportunidad de recorrer las largas piernas femeninas.

Las pequeñas manos de la rubia se enredaron juguetonas en el cabello del ainu, perdiéndose en el azul sin dejar de acariciarlo con un poco de desesperación, y reteniéndolo ahí, recargado sobre su hombro.

  Quemaba, un calor agradable que la obligaba a respirar agitadamente.

  ““No puedo… Yoh… Horo Horo, yo...””

 Sus ideas eran un verdadero caos.

Al estar con Horo, no podía evitar recordar a su esposo y que el peliazul fue su amigo, amigo con el que ahora se estaba abrazando, besando… quiso detenerse, separando sus labios de los del shaman del norte, pero al hacerlo inevitablemente se miraron el uno al otro. Fue como si el tiempo se hubiese detenido; en ese momento, descubrieron las emociones, dudas y sentimientos que cada uno experimentaba.

 * Anna… yo no sé, no comprendo… *

 Lo escuchó decir, con ese apuesto rostro tan cerca del suyo; lo sintió acariciarle las mejillas de forma tan suave que la tensión desapareció, más aun con el cálido aliento del shaman chocando con su rostro, tranquilizándola.

Volvieron a unirse en un beso más tranquilo, lento y profundo.

 El joven se dedicó a guiar sus ansiosos labios por todo el cuerpo femenino, abandonando la dulce boca de la itako y recorriendo el cuello de la misma, sus hombros… haciéndola temblar.

 * Eres hermosa… muy hermosa, demasiado. *

  Fue un halago del que la rubia no tuvo mucho tiempo de disfrutar pues los labios del ainu se habían posado sobre uno de sus senos.

Un corto y repentino beso que le erizó la piel, seguido de la exquisita sensación de sus pechos siendo recorridos por la legua del shaman.

Intensos gemidos se le escaparon de la boca, haciendo que el silencio en la habitación se interrumpiera; eran las voces de ambos, entre jadeos, las que resonaban no solo en la habitación sino en toda la casa, esa casa que durante las noches se mantenía en absoluto silencio, y ahora se llenaba con los sonidos agitados de dos amantes improvisados.

 Entregándose por completo a las disposiciones del muchacho, Anna solo se dejaba hacer sin esperar que los labios de Horo viajasen de sus senos hasta su entrepierna; fue un movimiento tan rápido e inesperado, que la mujer solo abrió desmesuradamente los ojos a causa de la sorpresa; el peliazul había hundido el rostro entre sus piernas, degustando la intimidad de la itako.

  * ¿Qué, qué haces?… ¡ detente !… *

  Anna quiso alejar de su cuerpo al joven, pero la fuerza se escapó de su cuerpo, terminando por rendirse ante la intensa excitación que esto le provocaba.

La lengua de Horo, que se adentraba en su vagina, logrando que esta se humedeciera una cada vez más. Por otra parte, el muchacho se aferraba a continuar, su rostro envuelto en rojo, esto era lo más atrevido que había hecho en la vida y era excitante, agradable… delicioso.

 Hace mucho tiempo no hubiese imaginado tener la cabeza entre las piernas de Kyouyama… jamás. Pero agradecía al cielo el poder hacerlo ahora.

Casi aferrado al clítoris de la chica, lamió y succionó el pequeño botón femenino, arrancándole gemidos y suspiros de placer a la rubia, que temblaba sofocada entre los tantos orgasmos que el peliazul le provocaba.

 Sus movimientos eran tan intensos, incluso lo sintió succionar y morder suavemente ese pequeño botoncito fuente de placer; era normal que se retorciera ante los incontrolables deseos de su compañero y rendirse a un orgasmo más.

  * Ho-Horo Horo, ya... *

 Las palabras de Anna se atoraban en su pecho, no podía jalar aire, estaba tan agitada.

Entonces, el shaman se incorporó ligeramente tan solo para poder observar complacido el cuerpo de la itako, ese lindo cuerpo desnudo y a su entera disposición.

Pasó la lengua por sus labios, degustando aun de los líquidos de la joven rubia.

  Horo dejó que su cuerpo se acomodase encima de su amante para luego besarla con furor, con gran deseo, mientras ella le devolvía la caricia que recibía.

Se sentía tan cansada, por eso le pidió que se detuviera, se sentía como si fuese su primera vez, algo un tanto comprensible considerando que hace más de un año que no tiene un encuentro sexual.

Desde que Yoh se fue, ella estaba demasiado triste como para pensar en eso, ni siquiera la idea de satisfacerse a si misma le cruzó la mente en todo ese tiempo, mucho menos la de pasar la noche con otro hombre.

 Kyouyama se sonrojó ampliamente mientras sus ojos se posaban en los del peliazul, se sentía insegura, no sabía que hacer o que decir, se quedó inmóvil, era como si hubiese perdido la práctica y de hecho… así era.

  * Si no quieres seguir… lo entiendo. *

  Incluso después de escuchar la voz del ainu, solo atinó a bajar la mirada.

  * No es que no quiera, es solo que… todo ha sido tan repentino, tan irónico… *

  Horo Horo sonrió ligeramente con las sinceras palabras de la sacerdotisa.     Él se sentía igual, tan inseguro, aun preguntándose como podía estar con esta mujer que años atrás le provocaba miedo, sin mencionar que no tenía ningún tipo de interés por ella, y ahora… estaba apunto de hacerle el amor.

 El shaman hizo a un lado todos esos pensamientos, dejando que sus manos se dedicasen nuevamente a recorrer la pálida piel de la itako, viajando por la totalidad de aquel cuerpo hasta detenerse entre las piernas de la joven, introduciendo su dedo medio en la vagina, logrando que Anna se retorciera de placer, más trató de calmar las ansias que la quemaban, permitiendo que Horo Horo la estimulase de es amanera, metiendo y sacando el dedo de su cuerpo, en un ciclo que la hizo gemir ya sin reserva.

 Anna separó un poco más sus piernas, permitiéndole a su amante una mayor libertad para penetrarla así.

Se aferró al cuello del shaman de hielo al ser presa de una nueva oleada de placenteras sensaciones; sentía como su vagina se contraía aun después de que el dedo del peliazul saliese de su intimidad.

  * Eres un ecchi… un adorable ecchi, hentai. *

  Le dijo la itako, entre besos apasionados y ligeros jadeos.

La mujer dejó que una sonrisa se diera en medio de aquel beso mientras sentía como Horo Horo se acomodaba entre sus piernas, con el pene erecto apuntando hacia su sexo.

 Lo sintió deslizarse tranquila y cuidadosamente hacia adentro.

Los primeros roces los hicieron gemir deseosos, tanto que tuvieron que romper el beso para poder jalar aire y continuar con la unión de sus cuerpos.

Con avance lento, tranquilo, pero en extremo placentero, el ainu experimentaba la pasión que esta mujer era capaz de desbordar.

 Tan sexy, tan despampánate, tan intensa… tan Anna.

Ahora que ella esta con él, desde esta vez, le esta diciendo que disfruta de su compañía, por eso esta haciendo el amor con él, con el shaman de hielo.

 El peliazul se dejó envolver por los brazos de la rubia, mientras el deslice de su miembro finalmente lo hizo llegar hasta el fondo del cuerpo femenino, después dejó que su pene entrara y saliera una y otra vez.

  * No quiero soltarte. *

  En verdad no quería soltarla, dejarla ir.

La adoraba, la deseaba, no podía, ni quería soltarla, así que se aferró a su estrecha cintura, sujetando firmemente la sutil, pero bien marcada, curva que delineaba su forma de mujer.

 Horo bajó un poco la mirada, encontrándose con ese par de perfectos senos que, con ese danzar al ritmo de sus embestidas, lo incitaban a probarlos nuevamente. Poco tardó en atrapar entre sus labios el pecho izquierdo de la itako; como desesperado, succionó el duro pezón, siendo recompensado con los profundos gemidos que soltaba su amante.

El morbo y la excitación eran ya incontenibles.

   Sin haber dejado de clavarle su espina a la chica, sintió como su miembro recibía magnificas vibraciones producto de las contracciones de la vagina de Anna, que lo aprisionaba dulcemente en su interior, volviéndolo loco de placer.

La ansiedad lo estaba sofocando, sentía que en cualquier momento sucumbiría ante la excitación, pero no deseaba arruinar el momento, quería hacerla gozar, que no dejara de sentirlo.

 Mientras tanto, Kyouyama respiraba cada vez más agitada ante las sensaciones deliciosamente perversas que este shaman le hacia sentir.

Las penetraciones se habían vuelto fuertes y profundas; sintió la llegada del placer, y aun cuando hizo lo posible por soportar un poco más, la sacerdotisa fue atacada por un delicioso orgasmo que la hizo gritar de inmenso gozo, aferrándose al cuerpo del muchacho, dejándole la piel marcada al haber clavado sus uñas en la espalda del ainu.

 Sí, ese fue su clímax, pero el que Horo Horo sacara el pene por completo de su vagina y lo volviese a introducir con fuerza, fue algo que no esperaba sentir, la intensidad y la sorpresa prolongó su orgasmo, dejándola cansada y sin aire.

Ni siquiera tuvo fuerzas para gritar, tan solo dejó que la sensación la llenase hasta agotarla por completo mientras sentía a su vagina contraerse agitadamente, y al shaman que seguía penetrándola un poco más.

 El muchacho apenas tuvo tiempo para acomodarse y penetrar una vez más a la itako, luego cerró los ojos con fuerza al tiempo en que se dejaba caer rendido sobre el cuerpo de la mujer.

Respiraba agitado cerca del rostro de la chica, sus alientos chocaban entre si, hasta que terminaron besándose lenta y tranquilamente, un beso que logró relajarlos.

 * Lo siento. *

  La sacerdotisa no entendió. ¿De qué demonios se estaba disculpando?.

Entonces, Horo Horo la miró con ternura; no pretendía que su semen invadiese su cuerpo, no quiso ser descuidado, pero estaba totalmente entregado y fascinado de tenerla entre sus brazos y solo para él, que, ahh. . .

 La rubia, con expresión seria, tomó el rostro del shaman entre sus manos, acariciando suavemente ese apuesto rostro. Estaba bien, sentir su esencia escurrir entre sus piernas era una sensación verdaderamente excitante, deliciosa.

Permanecieron un rato más sin romper la unión de sus ya cansados cuerpos, hasta que el miembro del peliazul comenzó a reducir su tamaño, regresando a su forma normal.

~*~

~*~

~*~

 Ahora ambos yacen recostados sobre el futon; el ainu justo detrás de ella, la abraza rodeando su cintura, le encanta estrecharla de esa manera, es como si la reclamase como de su propiedad.

Besa su oreja y le susurra algo de vez en cuando, pero ella se siente intranquila, nerviosa.

  * Entonces… ¿te irás mañana?. *

  Era claro el reproche en su hermosa voz.

 Horo Horo la hizo girarse suavemente para recibirla entre sus brazos sin pretender soltarla por el resto de la noche.

Un beso suave y tranquilo, lleno de ternura, fue su intento por tranquilizar a la joven… y lo logró.

  * No, no podría, a menos que… tú así lo quieras. *

  Tan lindas y sinceras palabras no lograron que la expresión de Anna cambiase; el suyo era el mismo hermoso rostro reflejando frialdad.

La itako no dijo nada, solo se acurrucó sobre el pecho desnudo de su compañero mientras cerraba los ojos. Eso fue todo, no había nada más que decir.

 Comprendiendo su silencio, el shaman de hielo, descansa la cabeza sobre el rubio cabello de su amada.

Horo Horo comienza a hacer planes para su futuro, porque ya no se imagina un futuro sin ella. Sin que Anna Kyouyama lo mande o lo obligue a realizar todo el trabajo de la casa, sin que le grite… sin hacerle el amor.

 Anna terminó dormida tranquilamente entre los brazos del shaman, pero él no tiene sueño, le complace contemplar a esa mujer, le produce un sentimiento tan cálido.

 Más repentinamente siente una presencia en la casa…

  * ¡ No puede ser !… *

  Exclama sorprendido, mientras clava los ojos en la puerta de la habitación; allá afuera hay alguien que lo espera.

Por primera vez en la vida no sabe si lo que siente es miedo o enojo, y se pregunta que debe hacer.

Aprieta los dientes con fuerza, pues no importa la razón por la cual el dueño de esta presencia haya venido precisamente ésta noche, no puede ser nada bueno para él. . .

  * O, quizás, para Anna. . . *

  Sin finalizar.

*~*~*~*~*~*~*~*~*~*

Ah, lemon por fin… en mi opinión, este es uno de los pocos escritos en que he realizado una muy buena mezcla de erotismo y romance; ustedes dirán.

Este par tendrá unos cuantos encuentros más adelante, aunque también habrá capítulos que serán más de explicación que de lemon, como el próximo ^^’…

—I love HOROxANNA—.

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Este fanfiction fue escrito por MAEDA Ai. Y es material de “Fallen Angel”.

Totalizado el 25 de Mayo de 2005.

La dama del Hentai: Maeda Ai.

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             || Capítulo 4 ||


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4 years ago

Es como volver a empezar _C7_

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Anime: Shaman King

Rating: M

Pareja: Horo Horo & Anna

Sinopsis: Después de la muerte de Yoh, hay alguien que se preocupa por Anna. Pero, ¿él?... ¿por qué él?.

Advertencia: Lemon (NSFW)

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Por: Maeda Ai.

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.:: Capítulo 7: “Matándolo suavemente con sus palabras” ::.

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.

Desnuda, disfrutando de las aguas termales, Anna yacía recargada sobre una de las rocas de la orilla; su cuerpo cubierto por el cálido líquido, dejando solo al descubierto la pálida piel de su espalda.

 Pensaba, pensaba mucho en lo que a su relación con el shaman de hielo se refería.

¿Qué hacer?, se hallaba muy confundida, en verdad había sido tan egoísta y ni siquiera se dio cuenta.

  * Es que así es el amor, egoísta. *

  La rubia itako decía para sí en apenas un susurro.

Y es que después de pensarlo tanto, aquellas palabras tenían mucha lógica. A veces somos tan felices, que solo se es capaz de ver lo que los ojos y el corazón quieren ver: felicidad. Tan es así, que al ser felices a plenitud, llegamos a pensar que a quien se ama es feliz de igual manera, más no siempre es así.

  * Ah, y ahora, ¿qué voy a hacer?. *

 Anna cerró los ojos mientras un sutil tono rosa teñía sus mejillas debido al calor del lugar.

Sumida en sus pensamientos, cuenta no se dio de que alguien más compartía con ella el calor de las aguas desde hacía varios minutos.

 A escasos metros, Horo Horo contemplaba, excitado, la bella figura femenina que ante él se mostraba.

¡ POR KAMI !, se sorprendía de no haberla tomado desde el momento en que se sumergió en las termas. Sonrió travieso. . .

  * Eso tiene solución. *

 Apenas susurró tan corta frase, se acercó tranquilo a la joven que aun ajena a su presencia, abrazaba una roca. Y él se sintió estúpido, sentía celos, Anna solo descansaba, solo eso.

 El ainu se posó suavemente detrás de ella, pegando totalmente sus cuerpos; sus manos deslizándose delicadamente por los contornos curvilíneos de la rubia itako, hasta entrelazarse con las propias manos de su amante.

Horo suspiró profundamente mientras recargaba la cabeza sobre los cabellos dorados de Anna, aspirando aquel agradable aroma a violetas; cerró los ojos, dejándose llevar por las sensaciones que la sacerdotisa provocaba en él.

  * Te amo. *

 Le dijo el shaman, haciéndola temblar casi imperceptiblemente.

Pronto, los cálidos labios del peliazul iniciaron un recorrido de pasión, estacionados por largos momentos en la suave piel del cuello de Kyouyama, mordiendo, succionando, marcándola como su territorio.

Anna suspiraba y respiraba con agitación tratando de resistirse, si continuaba este romance, el muchacho renunciaría a sus sueños. . . y eso no sería justo.

 Más los morosos besos del ainu, sin mencionar las ansiosas manos de este que se deslizaron, intrusas, en su intimidad, la hicieron ceder completamente.

  * Ah, espera. *

 Sonrojada, con entrecerrados ojos, Anna solo se limitaba a sentir como el shaman de hielo exploraba su sexo. Y dándole aun la espalda, la mujer separó un poco las piernas, permitiéndole al joven introducir en ella sus traviesos dedos a su entero gusto.

  * Te deseo tanto. *

 La rubia jadeaba; podía sentir el cálido aliento de Horo Horo, sobre su cuello o susurrándole suaves palabras al oído, que la hacían estremecer.

Más aun, la entrecortada respiración del muchacho la volvía loca, no podía pensar en otra cosa que no fuera hacer el amor con él.

  * Ah, Horokeu. *

  Ella gimió profundamente.

El ainu deslizaba un par de sus dedos, acariciando insistentemente su clítoris; hundiendo ocasionalmente el dedo medio en la intimidad de la joven.

Lo excitaba tanto como la rubia se dejaba hacer, la forma en que gemía y la manera en que levantaba las caderas buscando que el contacto fuese mayor.

  * Te gusta, lo sé. *

 Palabras que formaron susurros.

Horo Horo estaba ansioso, sus manos recorrían sin control la delgada figura femenina hasta detenerse cada una sobre los bien formados pechos de Anna. . . la parte que más le gustaba de aquella perfecta anatomía.

El shaman estrujaba con ligera fuerza aquel par de senos, arrancando gemidos de los labios de la itako, quien agradada, sentía como su amante jugaba entretenido con sus suaves esferas de mujer.

  Después de un rato, el shaman de hielo se detuvo; con un suave movimiento giró a la joven para quedar frente a frente. . . y se aferró a ella con labios y dientes, sorprendiéndola y haciéndola gritar de placer.

Horo estrechaba con fuerza la diminuta cintura de su mujer, mientras se deleitaba con sus preciosos senos, probándolos desquiciadamente, besándolos, succionándolos, hasta mordiendo ligeramente los duros pezones que coronaban el mayor atractivo de la chica.

Por su parte, Anna se mordía el labio inferior tratando de no gritar, el gozo era tanto que creía que no lo iba a soportar.

  Recargada aun sobre la roca, la sacerdotisa miraba embelesada la luna, al tiempo que su amante seguía incansable en su trabajo de amarla.

Finalmente, el Usui atrapó los labios de Anna con los propios, desesperado, queriendo comerla a besos.

 * Anna, no puedo más. *

 Le dijo él, aferrándose con fuerza a su cintura, mordiendo suavemente la oreja izquierda de la joven.

  * Yo igual. . . quiero más. *

 El shaman de hielo no pudo más que sonreír; no esperó más!, alzó ligeramente a la chica, tomándola por las caderas y haciéndola bajar casi inmediatamente, guiando su erecto pene hacia la intimidad de la itako.

Pero se detuvo sin entrar en ella; comenzó a deslizar la punta de su miembro sobre los labios vaginales de la mujer.

  * Oh, Horo, perverso. *

* No finjas, adoras esto. *

 Ese descarado tenía razón. A ella le encantaba que acariciase de aquella forma su intimidad; sentir la caliente punta de la masculinidad del muchacho, la desesperaba, se llenaba de ansias y no podía esperar a ser penetrada, sin mencionar la excitante y morbosa sensación que esto le producía.

 Y siguieron así por un rato más, disfrutando del contacto superficial entre sus sexos, mientras clavaban sus miradas el uno en el otro.

  * ¿Qué dices?. . . continuamos?. *

* Idiota !. *

  Horo Horo sonrió.

““Casi como la hacía Yoh.””

Pensaba la itako.

Sí, él es tan alegre como lo fue Yoh, y esa sonrisa suya a veces le recordaba al Shaman King, más la sonrisa del ainu era más picara, más traviesa. . . y así le gusta a Anna, lo adora.

Así que ella también sonrió, lo hizo de una forma casi perversa.

 La rubia se aferró al cuello de su amante con sus brazos, mientras le rodeaba hasta cruzar las piernas por la espalda del joven. . . bajando suavemente las caderas, ella sola hizo que el duro pene de Horokeu entrase en ella con lentitud.

Ambos suspiraron profunda y tranquilamente al principio, más fuerte y entrecortados conforme se deslizaba la hombría del peliazul en la intimidad de la sacerdotisa.

  Con un suave subir y bajar de sus caderas, Anna volvió loco de placer a su compañero, sumado a esto estaban las sensaciones que el agua provocaba en combinación con el roce de sus cuerpos, era delicioso, inigualable.

  El agua, la noche, las estrellas. . . todo en combinación formaron la situación más erótica que ambos jóvenes habían compartido hasta ahora.

Y así, con el agua caliente cubriendo la mitad de sus cuerpos, hacían el amor; él mordisqueando con suavidad los botones rosados que adornaban los perfectos senos.

 Pronto el calor de los amantes, sumado al de las termas, se tornó insoportable y el placer era tanto que el subir y bajar de sus caderas se volvió fuerte, rápido, desesperado, casi brusco, provocando que los gemidos de Anna se tornaran sonoros y prolongados. . .

  ““Una dulce melodía.””

Pensaba el peliazul sin poder ya apartar la mirada de la belleza desnuda que entre sus brazos, se entregaba a él.

Tan bella, tan intensa. . . tan Anna.

  * Te amo. *

  Horo Horo habló sin pensar.

Jadeante, entrecortado. Que increíble que semejantes palabras salieran de su boca en medio de tanta excitación.

Anna lo besó con desesperación, acariciando una de las mejillas del peliazul.

 Él seguía penetrándola, disfrutando de la deliciosa sensación que experimentaba con cada embestida.

La intimidad de Anna abrazaba y oprimía su miembro, como deseosa de retenerlo ahí, dentro de ella. . . y así era.

El roce, la constante fricción entre sus sexos, todo aquello logró que la excitación aumentara. Y pronto, Horo Horo forzó su hombría con mayor fuerza dentro de la vagina de la itako. El placer los obligó a romper el beso que hasta ahora habían mantenido.

 Y Anna rodeó el cuello del shaman, soltando gemidos que llegaban a oídos de su joven amante.

No podía más, el gozo recorría todo su cuerpo y una deliciosa sensación comenzaba a formarse en su vientre.

  * Oh, Ho-Horo Horo. . . *

  Sus cuerpos danzaban con un vaivén de sincronía, mientras Anna jadeaba intranquila; y ya no pudo más, su cuerpo tembló entre espasmos de placer, arqueando la espalda y lanzando un sonoro gemido que entonaba el nombre del ainu, recibió satisfecha el orgasmo que recorrió su cuerpo, agotándola por completo y provocando que las paredes de su vagina se contrajeran y abrazaran fuertemente la virilidad del shaman del norte, quien no pudo contener el semen que su miembro expulsó por tanta excitación y placer, desbordándose en la intimidad de la rubia.

  Ambos jóvenes respiraban agitados, aun moviéndose suavemente. Horo Horo aun con su hombría enterrada dentro de la mujer.

Compartían cortos besos y los susurros que formaban palabras y promesas de amor los acompañaron por largo rato. Pero unas cuantas de aquellas palabras hicieron que Anna perdiera bruscamente el encanto que su amante le había regalado.

  * Ya no me importa nada más, solo tu, Anna. . . Ai shiteru. *

  Kyouyama se congeló al escucharlo, tanto amor y placer la habían hecho olvidarse de algo que venía atormentándola desde hace poco.

Su mirada, antes llena de calidez por haber hecho el amor con el peliazul, se volvió seria, fría como siempre.

Se separó del shaman sin decir nada más, provocando desconcierto al muchacho, quien no entendía que le pasaba a su amante.

  ““Quizá no está tan satisfecha como yo lo estoy.””

Pensó Horokeu, agitando la cabeza y descartando casi inmediatamente esa idea.

No, esos besos, sus caricias, sus constantes gemidos le habían demostrado cuan grande fue el placer que le hizo sentir al unir sus cuerpos.

 Ella se detuvo aun dentro de las aguas termales.

Y dándole la espalda al hombre que conocía ya cada rincón de su cuerpo, dispuesta estaba a romperle el corazón. . .

  * No vuelvas a tocarme. Lo he estado pensando y he decidido que ya no me casaré contigo. *

  Y así como así, Anna salió de las termas sin siquiera cubrirse, dejando al muchacho más que sorprendido. No comprendía porque de repente ella se comportaba de esa forma y le decía cosas que lo lastimaban.

 Con pupilas descoloridas y contraídas, la expresión de Horo Horo delataba la sorpresa y el dolor que las palabras de la sacerdotisa le hicieron y le hacían sentir. . .

 Palabras que resonaban en su cabeza una y otra vez, palabras. . . que lo mataban suavemente.

  Sin finalizar.

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Amor, sexo y. . . un corazón hecho pedazos.

Haciendo el amor en las aguas termales, el ambiente y la temperatura  perfectos.

No separaré a estos enamorados por mucho tiempo, simplemente no puedo, así que aun habrá un poco más de romance y tan solo una última sesión de lemon  ^¬^’.

—I love HOROxANNA—.

~*~

Este fanfiction fue escrito por MAEDA Ai. Y es material de “Fallen Angel”.

Totalizado el 25 de Mayo de 2005.

La dama del Hentai: Maeda Ai.

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         || Capítulo 8 ||


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3 years ago

Ella es... _C3_

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Anime: Shaman King

Rating: M

Pareja: Horo Horo & Anna

Sinopsis: Para él, ella era la mujer más hermosa, fría, pero fina y frágil al mismo tiempo, misteriosa e inalcanzable, única. Su amor imposible, ella era Anna Kyouyama... ella era su todo.

Advertencia: Lemon (NSFW)

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Por: Maeda Ai.

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.:: Capítulo 3: “De sueños y mentiras vivirá” ::.

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.

¿Sus ropas?, ¡ja!, olvidadas en el piso.

¿Las sábanas?: algunas cayeron de la cama y algunas otras los abrazaban con suavidad, pegadas a sus húmedos cuerpos.

 El peliazul respiraba agitado; apenas y podía creerlo, la mujer más hermosa de todas, su amor imposible, yacía desnuda entre sus ansiosos brazos.

La besaba con locura, incapaz de apartar la mirada de tan bella figura de mujer.

  * Esto es algo que deseé por mucho tiempo. *

 Le confesó entre besos, logrando que Anna se sonrojara.

Era cierto, Horo Horo ansiaba poseerla desde el instante en que la vio por vez primera. No es que solo pensara en sexo, es solo que. . .

  * Me enamoré de ti. *

 Susurró, provocándole un escalofrío a la rubia mujer.

Entonces, con tan inusual confesión, Anna divagó un momento en sus recuerdos. . .

Conocía a Horo Horo desde hacía ya varios años y nunca lo había visto de este modo.

  ““Jamás me imaginé en la cama. . . con él.””

 Pensaba.

No es que el chico no le pareciera atractivo, era solo que su forma de ser no compaginaba en nada con la propia.

  Kyouyama seguía inmersa en sus recuerdos, cuando un par de traviesos dedos se alojaron en su intimidad, sacándola inesperadamente de pensamientos que ya no tenían importancia.

Jadeó agradada con el entrar y salir de los dedos del muchacho, quien en cada movimiento, parecía tomar más libertad, introduciéndose cada vez un poco más, realizando movimientos circulares que arrancaban sonoros gemidos a la rubia.

  * Creo que sí te gusta. *

* Ja,ja, en serio??, no me digas. *

 Usui sonrió con picardía al tiempo en que clavaba su mirada en los profundos ojos negros de Anna.

La noche era atrevida y ellos también.

 El muchacho besaba y mordía a placer la blanca piel de su nueva amante, dejando las marcas de sus desesperados labios, como si quisiera dejar huella en el cuerpo de la mujer, marcándola como suya. La deseaba desde hace tanto y pretendía que todo aquel deseo contenido se desbordase en esta ocasión.

  * Lo siento, pero tengo que desahogar esta pasión. *

 Le dijo él e inmediatamente después la hizo recostarse sobre la cama.

Le separó las piernas, guiando sus labios a la intimidad femenina, deleitándose con el sabor a mujer que inmediatamente pudo degustar.

Anna arqueó la espalda retorciéndose de placer, apretando con fuerza las sábanas blancas.

 ¡Kami!, este hombre si que estaba ansioso.

Introducía la lengua lo más que podía, logrando que Anna clamara por él mientras respiraba cada vez más agitada.

 Desesperado, el peliazul mordió suavemente el pequeño botoncito que coronaba la intimidad de la joven, para luego succionar con fuerza. Ella reprimía casi inútilmente los gritos cargados de placer mientras se retorcía ante el tremendo gozo que inundó su cuerpo.

Un prolongado orgasmo la hizo arquearse, permitiendo que la lengua del muchacho se hundiera un poco más en ella.

  * Deliciosa !!. *

 Susurró.

Horo Horo abandonó el sexo de la chica para luego marcar un camino de besos por todo su hermoso cuerpo. Besó su cintura, su vientre. . . sus senos.

Tanta tentación. . . ¡no resistió!. Atrapó su pecho izquierdo, mordisqueando el sonrosado y duro pezón.

  * Ho-Horo, ya. . . no me tortures. *

 Anna jadeaba; su rostro envuelto en tenue rojo.

  ““¡Qué bella es!.””

  Pensó el peliazul, quien la abrazó con fuerza, llenándola de besos.

 La rubia tenía razón, mucha razón. La estaba torturando; quería hacerla sufrir, que sintiera toda la frustración, toda la reprimida pasión que él sufrió por años, las ansias, el maldito deseo que no lo dejaba dormir. . . el amor no correspondido.

Pero al mismo tiempo, se estaba torturando a sí mismo, pues Usui se moría por hacerla suya y sentirla vibrar bajo su cuerpo.

  * ¡Tienes unos senos preciosos!. *

 Tras pronunciar aquellas palabras, una sonrisa adornó el rostro del joven.

  * Idiota... ¡solo hazlo!. *

 El peliazul la abrazó con fuerza y se acomodó entre las piernas de Kyouyama, quien lo recibió ansiosa.

Cómo si de un ensayo se tratase, Horo Horo deslizó suave y morbosamente la punta de su ya duro pene por la entrada de la vagina de la chica.

  * Horo, ya. . . *    _Se quejó ella._    * Deja de jugar y toma esto con más entusiasmo. *

  Las palabras de su amante le sonaron a suplica.

Sonrió con malicia.

  * ¿Quieres entusiasmo?. . . es lo que me sobra. *

 Dicho esto, el joven de cabellos azules comenzó a hacer presión, empujando sus caderas mientras admiraba como su hombría se iba perdiendo dentro del sexo de la mujer.

 * A-Anna. . . eres tan ardiente y sexy. *

 Horo Horo comenzó a besarla con desesperación. Estaba como loco; este era un sueño haciéndose realidad.

La mitad de su miembro yacía en el interior de la cavidad femenina, entonces, Horo empujó con fuerza, llenando completamente la vagina de la rubia.

 Y ahí estaba él, clavado hasta el fondo, dentro de la mujer que le robó el corazón; la inalcanzable, Anna Kyouyama.

Y quedó hipnotizado con el bello rostro de su amante; sus mejillas sonrojadas, su linda boquita entreabierta y algunos cabellos rubios que se adherían a su cara, mientras sus pechos subían y bajaban por la acelerada respiración.

  * ¡Qué bella!, insoportablemente hermosa. . . perfecta !!. *

 Su corazón latió emocionado; deseaba permanecer así, dentro de ella, por siempre.

En tanto ella. . . Anna se sentía invadida y le gustaba, se moría de placer mientras el muchacho mordía con lujuria la piel de su cuello y apretaba desesperado sus rígidos pechos.

 Lo sentía entrar y salir cada vez más fuerte, cada vez más rápido, haciéndola jadear y hasta llorar de placer.

Horokeu parecía no cansarse y se entregaba totalmente, sorprendiéndola.

  ““Nunca había sido tan intenso.””

 Pensó la rubia al tiempo en que encajaba sus filosas uñas en la espalda de su amante.

Estaban extasiados, completamente perdidos al deleite de unir sus cuerpos, que perdieron la noción del tiempo.

  * Ahh, Horo Horo, no pares, más rápido, más!!. . . *

 Anna le ronroneó al odio, haciendo que el peliazul clavase su pene con más fuerza aun.

Estaba como loco, no podía parar y solo era capaz de pensar en la bella mujer con la que estaba haciendo el amor. Y ella, que nunca le dio mucha importancia al sexo, ahora se derretía de gozo entre los fuertes brazos del muchacho, enamorada de su duro miembro que se deslizaba deliciosamente dentro de su vagina.

Anna se aferraba al musculoso cuerpo de su compañero, gimiendo cerca de su oído.

 La ficción entre sus sexos pronto fue insoportable; un cosquilleo nació en la intimidad de la rubia, quien pronto fue invadida por un ansiado orgasmo.

La satisfacción se desbordaba en ligeros espasmos que la hicieron temblar, otro orgasmo tomaba su cuerpo; su vagina se contraía con fuerza, una y otra vez, apretando, reteniendo el pene del hombre que la poseía.

 Anna respiraba agitada, completamente cansada, mientras admiraba la fortaleza de su amante que no dejaba de enterrar su espina en la cansada flor de ella. Después de unos segundos, las vibraciones en el sexo de la rubia cumplieron su tarea.

Horo Horo apretó los dientes poco antes de lanzar un prolongado y ronco gemido, penetró una vez más a la mujer luego su pene se hinchó y derramó su esencia en el interior de la chica.

Se creían en el cielo, en medio de tan intenso éxtasis.

 Exhausto al entregarse por completo, se colapsó sobre la sensual figura de  Kyouyama, que lo recibió en un suave abrazo, mientras ambos disfrutaban de la sensación de mantenerse unidos.

Se besaban como si quisieran comerse.

  * Si esto es un sueño, no me despiertes. . . si es una mentira, no me dejes de engañar. *

 Le susurró el muchacho, abrazándola con fuerza.

Le confesó, que había quedado prendado a ella desde el día en que la vio por primera vez. Tan fina, tan hermosa y con ese carácter suyo, su frialdad. No supo cómo. . . se enamoró.

No hubo noche que con ella no soñara o segundo en que la deseara.

  * Para mi, esto siempre fue un simple sueño. *

 Le dijo, ya fuera de su cuerpo, con la mirada pérdida en algún lugar de la habitación mientras descansaba sobre los cálidos y suaves pechos de la rubia.

Anna acariciaba sus azulados cabellos, escuchándolo con atención.

  * Y cuándo supe de tu relación con Yoh. . . creí que había renunciado a ti, pero ahora. . . *

  Horokeu la miró, como esperando que la mujer dijese algo, más solo se encontró con los profundos y fríos ojos negros, ese mar negro en el que tantas veces quiso ahogarse.

Sentía que no la merecía, que no era para él y que él mismo no era para ella. . . que estupideces nos hace pensar el amor.

  * Baka!. *

 Anna lo besó con suavidad, acariciando su apuesto rostro. Él, confundido, aceptó aquella caricia como si fuese la última.

Rompieron el beso y con esto, Horo sentía que su corazón se rompía también.

Más ella seguía acariciando una de sus mejillas y mirándolo con fijeza, fue hasta entonces que el peliazul notó el intenso y hermoso brillo en los negros ojos de la rubia.

  * No soy un sueño, ni una mentira. . . soy real y estoy contigo. . . hice el amor contigo, Horo no baka. *

Sin finalizar.

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Cómo que estuvo muy simple, ¿no?. Bueno, yo así lo sentí.

Les digo que este fic no tiene una trama en sí, de hecho, escribí lo primero que se me vino a la mente, sin importar si la historia tenía un hilo que seguir o no ^//^.

En cuanto a la pareja, quería que cuando lo hicieran fuera fuerte, morboso, lleno de lujuria. . . pero creo que la inspiración no me dio para tanto T-T.

—I love HOROxANNA—.

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Este fanfiction fue escrito por MAEDA Ai. Y es material de “Fallen Angel”.

Totalizado el 03 de Julio de 2006.

La dama del Hentai: Maeda Ai.

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    || Capítulo 4 ||


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