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Mi Muequita De Cristal
Mi muñequita de cristal
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Anime: The Prince of Tennis
Rating: M
Pareja: Momoshiro & Sakuno
Sinopsis: Ante él, la delicada figura de la jovencita, tan perfecta y frágil. De la muchachita sin formas solo le quedaba el recuerdo. Le gustaba llamarla: su muñequita de cristal.
Advertencia: Lemon (NSFW)
*~*~*~*~*~*~*~*~*~*
Por: Maeda Ai.
*~*~*~*~*~*~*~*~*~*
.
Se sentía un tanto extraña; no era la primera vez que estaba en ese lugar, con ese hombre; más esta vez sentía que era distinto.
Ese había sido el mejor día de su vida.
Salieron juntos desde temprano, paseando, riendo y hablando de tantas cosas.
Y es que, a pesar de ser novios, no salían muy a menudo; desde que Momoshiro ingresó a la universidad, había días en que ni siquiera la llamaba por teléfono.
* Kore. *
Momo le entregó una toalla para secar su mojado cabello; la lluvia los había sorprendido.
* Mmmm, arigatou. *
Él sonrió. Le encantaba ver como la chica se deshacía en nervios.
Ella era así desde la secundaria, se sonrojaba por cosas sin importancia, no había cambiado en absoluto. . . y le gustaba.
Momoshiro era mayor que ella tan solo un año, pero la diferencia era muy notoria.
* ¿Quieres tomar algo?. *
* Ie, estoy bien. *
Y volvió a hacerse el silencio.
Se miraron con intensidad, como analizándose cuidadosamente y luego pasó. . . se besaron.
El muchacho la tomó de la cintura, pegándola completamente a su cuerpo; la sentía tan frágil, vibrando entre sus brazos fuertes, totalmente oculta por su figura más alta y fornida.
Y esto era lo que ella temía; cuando se veían, lo único que hacían era besarse por largo rato.
Esta vez quiso evitarlo saliendo juntos. . .
""Pero a fin de cuentas terminamos besándonos.""
Pensaba la joven, mientras cerraba los ojos y se dejaba llevar. Ya no podía luchar más, no cuando adoraba esto.
Quizá por ello permitió que las grandes manos del muchacho la recorriesen por completo.
* Ahh, Momoshiro. *
Los ojos de la chica se ensancharon sorprendidos.
Una corriente de placer la atacó de pronto al sentir las expertas manos del chico, que acariciaban de forma atrevida su trasero.
* Llámame Momo-chan, te lo he dicho. *
Ella no dijo nada, solo rodeó con sus piernas, la cintura de su compañero.
El tenista no lo soportó, sentir la parte intima de su chica en contacto con su virilidad, lo hizo encenderse al máximo. Su miembro ahora erecto, sufría dentro de la prisión de los pantalones, y todo por ese simple y superficial contacto por encima de la ropa interior de la joven.
La sujetó por los muslos, dispuesto a terminar esto en su habitación.
Así, en pocos minutos, Momoshiro ya la estaba recostando sobre la cama, presuroso, se posó encima suyo.
* Si vas a detenerme, hazlo ahora. *
Rogó, porque él simplemente no podía parar ya.
La amaba y mucho, quizá desde que lloró inconsolable entre sus brazos por el rechazo de Echizen, o quizás mucho antes de eso.
* Sakuno, si tu no. . . *
* Sí quiero. *
Se apresuró a decir la joven, sus mejillas coloreadas en carmín, temblando nerviosamente mientras su corazón latía cada vez con más fuerza.
Takeshi sonrió con ternura para luego dedicarse a despojar a la chica, prenda por prenda. Ante él, la delicada figura de la jovencita desnuda; tan perfecta y frágil, esbelta como un alfiler, su largo cabello suelto, su carita reflejando nerviosismo, ansiedad, curiosidad, pero también cariño y ternura. . . todo de ella le gustaba.
* Mi muñequita de cristal. *
Le gustaba llamarla así, pues siempre la vio tan frágil, que se rompería con facilidad.
""Y ahora, más que nunca, estoy convencido de ello.""
Pensaba el tenista, mientras la recorría con sus ojos, de pies a cabeza. Ahora que la tenía completamente desnuda ante él, había quedado maravillado con la belleza de Ryusaki.
Si con un montón de ropas encima, la veía hermosa, así, al natural, lo era mucho más.
De la muchachita sin formas solo le quedaba el recuerdo, ahora era una joven mujer la que le mostraba su tesoro más preciado e intimo. . . la desnudez de su cuerpo.
Con curvas suaves, pero notorias, se formaba aquella obra de arte cuya máxima expresión seguramente eran el par de senos que sostenían pezoncitos de un café suave, pero atrayente, endurecidos por el frío de la lluviosa tarde, y quizás también por la excitación del momento.
* Eres muy bonita. *
Aquello fue casi un susurro acompañado por una nerviosa risa por parte del muchacho, quien inmediatamente después posó sus labios sobre los de su novia, descubriendo que besarse inmersos en esa situación era extrañamente más agradable a las ocasiones anteriores.
Momoshiro estaba ansioso y no paraba de besarla; sus manos ya jugaban con ambos pechos de Sakuno, que se perdían bajo sus grandes manos. La estimulaba amasando las esferas y con pequeños apretones, lograba hacer que la chica suspirase complacida.
* Oh, pequeña mía. *
Takeshi no pudo soportarlo más.
Abandonó los labios de su chica tan solo para bajar la cabeza y, de inmediato, aprisionar el pezón izquierdo entre sus labios, como suaves pinzas succionando; pareciese que quisiera extraer algo de ellos, lo que de cierta forma logró, pues Sakuno gritaba extasiada por el delicioso cosquilleo que esto, sumado a los cariñosos apretones a su otro pecho, le provocaba.
Más nada de lo que hasta ahora experimentó en brazos de su compañero, se comparó en lo más mínimo a sentir un par de dedos que Momoshiro ya había alojado en su húmeda vagina, que los recibía cálida y dispuesta.
* Oh, Takeshi-kun, me encanta !. *
Fueron las palabras de una joven que ya se retorcía bajo el cuerpo de su novio, quien no dudo en simular una penetración con su dedo índice, que entraba y salía una y otra vez, con plena libertad, una y otra vez, de la intimidad femenina.
Y sus labios seguían ocupados con uno de los pechos de Ryusaki, sin deseos de dejar de lamer y succionar aquel par de pezones que, duros y alzados por la excitación, lo incitaban a beber de ellos un poco más.
Pronto, la mano izquierda del tenista se dirigió también al sexo de la chica, dedicándose a acariciar suavemente el clítoris de Sakuno, un pequeño botón que poco tardó en endurecerse y sobresalir de entre los pliegues vaginales que lo cubrían, buscando un poco más de aquel delicioso cosquilleo.
Siendo masturbada de aquella forma y por un hombre al que quería, Sakuno poco pudo soportar antes de que el primer orgasmo de su vida tomara su cuerpo, sacudiéndolo con las corrientes de placer que nacieron en su intimidad y que recorrieron su columna, obligándola a arquearse, tratando de recibir un poco más del ya necesitado gozo.
Terminó exhausta, sus pequeños pechos subiendo y bajando al ritmo de su agitada respiración.
Lágrimas resbalando por sus sonrojadas mejillas.
Tardó un poco en recuperar el aliento; ninguna chica en su lugar hubiese podido culparla. Había recibido por primera vez el placer y de una forma tremenda, con un dedo dentro suyo y otro más estimulando su sensible clítoris, era comprensible que hubiese tocado la cima del placer tan pronto.
Pero Momoshiro Takeshi aun no había tenido suficiente, o no !. Ese chico ya estaba listo para enterrar su pene en aquella estrecha vagina.
Así, mientras esperaba a que su acompañante se recuperara del éxtasis, el muchacho se despojó de las ropas que aun llevaba.
Y estando ya desnudo, mostraba un cuerpo bastante musculoso para su edad, él no parecía un estudiante en su primer año de universidad. Su cuerpo varonil era perfecto y en extremo atrayente para los inocentes ojos de Sakuno, quien simplemente no podía apartar la mirada de aquel pedazo de carne, duro y grande.
La chica se sentía insegura, tenía miedo de que semejante miembro la lastimara, pero no podía negar que se sentía atraída por él, que deseaba tenerlo dentro suyo.
* Si no quieres seguir, lo entenderé. *
Escuchó a su novio seguir.
Más ella lo miró a los ojos mientras pronunciaba un "no" por respuesta.
Momoshiro sonrió, acercándose a la chica y tomándola entre sus brazos; la sintió temblar ligeramente, aferrándose a él con todas sus fuerzas.
Él joven se acomodó entre las piernas de Sakuno; su pene apuntando a la entrada de la vagina de la chica de largos cabellos. Rozó un poco la punta de su miembro con al intimidad femenina, estimulándola para poder entrar. . . y lo hizo.
El flujo femenino se incrementó y Takeshi no dudó en presionar poco a poco para adentrarse en ella.
¿Cómo describir la sensación de prisión que experimentaba?, la calidez, la humedad. . . ¡Kami!, era delicioso.
Ya lo había hecho con un par de chicas más, pero, por alguna razón, a pesar de la inexperiencia de Ryusaki, Momoshiro lo estaba disfrutando más que nunca.
El tenista presionó un poco más, forzando su pene con un ligero empuje de sus caderas. . . entonces la escuchó quejarse ligeramente. . .
* Ah, Momo, espera un poco, por favor. . . *
Él la obedeció automáticamente, preocupado de haberla lastimado.
La miró a la cara, ella lloraba. Una mueca de dolor había tomado su lindo rostro.
* ¿Te duele mucho?. *
Preguntó el muchacho, acariciando una de sus suaves mejillas.
Mientras Sakuno respiraba agitada, trataba de soportar. Mentiría si dijera que no, aunque lo que en ese momento sentía, era un fuerte ardor recorrer el interior de su sexo y un poco de sangre escurrir del mismo
* Y-ya se me está pasando. *
Dijo ella finalmente.
Takeshi no aguantó las ganas de besarla; esperaría a que su pequeña se acostumbrara a tenerlo dentro suyo, porque sinceramente no planeaba que esta fuera la última vez que estuviera con ella en la cama.
Momo llevó su mano al clítoris de su novia, acariciándolo lentamente al principio, fuerte y rápido al final, tallando casi desesperado, loco al escuchar los gemidos de la chica que le pedía más y más. Eso era lo que él quería, que el placer la recorriera nuevamente.
Así, cuando otro orgasmo la hizo gritar, el joven tenista presionó fuerte y rápido, penetrándola completamente.
Ambos jadearon al sentir aquello; Sakuno sintió dolor, pero su cuerpo aun se estremecía por el gozo de los traviesos dedos de su compañero, frotando su ya escondido clítoris. Takeshi por su parte, estaba disfrutando de la estreches de su chica, su piel interna lo recibía húmeda y cálida, apretándola con fuerza, como queriendo retenerlo ahí lo más posible.
""Y si por mi fuera, viviría eternamente dentro suyo.""
Pensaba Momo, respirando agitado, excitado al máximo.
Desesperado y sin poder contenerse, besó nuevamente a su novia, recorriendo su frágil cuerpo a su entero gusto, apretando cada centímetro de carne, mientras daba inicio a un lento y tranquilo vaivén de caderas, saliendo y entrando sutilmente de la intimidad de la joven. Liberando gemidos y jadeos por parte de ambos.
¿Cómo describir aquel momento?. . . simplemente no podría.
Su pequeña y frágil compañera entregándose a placer, a él. . . un simple muchacho que no creía merecer nada de ella.
Momoshiro no paró de penetrarla, disfrutando la suavidad del roce entre sus sexos; loco por seguir sintiendo como Sakuno lo recibía, apretando su pene, reteniéndolo en su interior y estimulándolo para liberar su esencia dentro de ella.
* Te amo, mi pequeña. *
Lo escuchó decir, poco antes de que se descontrolara por completo y la penetrase con fuerza una y otra vez, sin intención de detenerse.
La besó con ansias, desesperado y agitado; ella le respondió al abrir lo más que podía el compás de sus piernas, dándole total libertad y comodidad para ingresar en su flor, cruzando las piernas alrededor del amplia espalda del tenista.
No supieron cuanto tiempo mantuvieron aquella danza, tenían la sensación de que fue por largo rato, pero igual sentían que aquello no duró más de un par de minutos
Para cuando se dieron cuenta, el constante ir y venir de sus caderas, la húmeda intimidad de la joven y la deliciosa fricción entre ambos sexos en cúpula, desató un orgasmo en cada uno de los cuerpos, que se arquearon buscando más de aquel placer que los recorría y los hacia sacudirse gloriosamente.
Besos eran lo que quedaba de aquella entrega. . . y la vagina de la chica, que palpitaba suave y lentamente, agradando a su amante, quien no tenía prisa por salir del cuerpo de Sakuno.
Pronto, las palabras de amor se convirtieron en susurros que terminaron por apagarse en medio del sueño que venció a dos cansados, pero satisfechos, enamorados.
Amantes que ajenos estaban a la sombra que, afuera en el jardín, temblaba de rabia.
Un muchacho que lo había escuchado todo, ante la poca prudencia de los jóvenes que adentro descansaban.
""Así que esto era.""
Pensaba el joven, apretando fuertemente los dientes.
Le había parecido extraño que Sakuno poco a poco dejase de ir a sus partidos, ella se había alejado de él y ya sabía la razón... Momoshiro se la había quitado.
* ¿Qué pudo darle él, que no encontró en mi?. *
Susurró entre dientes el tenista, ciego por los celos.
Ignorando que la respuesta a esa duda se resumía en dos simples palabras. . .
Atención . . . y amor.
Totalizado.
*~*~*~*~*~*~*~*~*~*
Me encantó como quedó esta historia.
Disculpas por la pareja, rara e inexistente, sí... pero una buena noche me dieron tremendas ganas de escribir algo sobre ellos ^0^.
Sé que la muchachita no es del agrado de muchos y menos con Momo. Yo también soy de la idea de que Sakuno parece niña dramática, pero no me cae mal, creo que cuando crezca –mi mente vuela- será una chica muy tierna, bonita y, ¿por qué no?, deseable y sexy ^^.
~*~
Este fanfiction fue escrito por MAEDA Ai. Y es material de “Fallen Angel”.
Totalizado el 04 de Noviembre de 2005.
La dama del Hentai: Maeda Ai.
*~*~*~*~*~*~*~*~*~*
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Anime: Shaman King
Rating: M
Pareja: Horo Horo & Anna
Sinopsis: Después de la muerte de Yoh, hay alguien que se preocupa por Anna. Pero, ¿él?... ¿por qué él?.
Advertencia: Lemon (NSFW)
*~*~*~*~*~*~*~*~*~*
Por: Maeda Ai.
*~*~*~*~*~*~*~*~*~*
.:: Capítulo 3: “Durmiendo tranquila en brazos del ainu” ::.
*~*~*~*~*~*~*~*~*~*
.
Su corazón pareció detenerse por un segundo cuando los labios de la itako encontraron los suyos, más luego ya no estaba muy seguro de lo que pasaba.
Su lengua penetró en la boca de Anna hasta encontrar la lengua de ésta y jugar a entrelazarse una y otra vez; sus manos se aferraron a la cintura de la rubia, y de vez en cuando acariciaba su espalda.
““Era la esposa de Yoh, la mujer que él tanto quería y que yo detestaba… no debo seguir.””
Eran los desordenados pensamientos que agobiaban al shaman, pensamientos que de nada sirvieron, pues sus labios se aferraron a seguir unidos a los de la sacerdotisa; además, sentir como las suaves manos de la itako acariciaban su rostro y su pecho, sin mencionar los débiles jadeos que de la boca de ella escapaban, lo volvieron loco de deseo.
Su exquisito aroma lo relajaba y al mismo tiempo lo invitaba a seguir.
““Quiero estar con ella.””
Sí, no podía mentirse a si mismo, mucho menos con el vestido mal puesto de Anna y él habiendo perdido la camisa.
Escondió el rostro entre el cuello y el hombro de la sacerdotisa, mientras sus manos, presurosas, se deshacían de la vestimenta de la mujer, esto claro, sin perder la oportunidad de recorrer las largas piernas femeninas.
Las pequeñas manos de la rubia se enredaron juguetonas en el cabello del ainu, perdiéndose en el azul sin dejar de acariciarlo con un poco de desesperación, y reteniéndolo ahí, recargado sobre su hombro.
Quemaba, un calor agradable que la obligaba a respirar agitadamente.
““No puedo… Yoh… Horo Horo, yo...””
Sus ideas eran un verdadero caos.
Al estar con Horo, no podía evitar recordar a su esposo y que el peliazul fue su amigo, amigo con el que ahora se estaba abrazando, besando… quiso detenerse, separando sus labios de los del shaman del norte, pero al hacerlo inevitablemente se miraron el uno al otro. Fue como si el tiempo se hubiese detenido; en ese momento, descubrieron las emociones, dudas y sentimientos que cada uno experimentaba.
* Anna… yo no sé, no comprendo… *
Lo escuchó decir, con ese apuesto rostro tan cerca del suyo; lo sintió acariciarle las mejillas de forma tan suave que la tensión desapareció, más aun con el cálido aliento del shaman chocando con su rostro, tranquilizándola.
Volvieron a unirse en un beso más tranquilo, lento y profundo.
El joven se dedicó a guiar sus ansiosos labios por todo el cuerpo femenino, abandonando la dulce boca de la itako y recorriendo el cuello de la misma, sus hombros… haciéndola temblar.
* Eres hermosa… muy hermosa, demasiado. *
Fue un halago del que la rubia no tuvo mucho tiempo de disfrutar pues los labios del ainu se habían posado sobre uno de sus senos.
Un corto y repentino beso que le erizó la piel, seguido de la exquisita sensación de sus pechos siendo recorridos por la legua del shaman.
Intensos gemidos se le escaparon de la boca, haciendo que el silencio en la habitación se interrumpiera; eran las voces de ambos, entre jadeos, las que resonaban no solo en la habitación sino en toda la casa, esa casa que durante las noches se mantenía en absoluto silencio, y ahora se llenaba con los sonidos agitados de dos amantes improvisados.
Entregándose por completo a las disposiciones del muchacho, Anna solo se dejaba hacer sin esperar que los labios de Horo viajasen de sus senos hasta su entrepierna; fue un movimiento tan rápido e inesperado, que la mujer solo abrió desmesuradamente los ojos a causa de la sorpresa; el peliazul había hundido el rostro entre sus piernas, degustando la intimidad de la itako.
* ¿Qué, qué haces?… ¡ detente !… *
Anna quiso alejar de su cuerpo al joven, pero la fuerza se escapó de su cuerpo, terminando por rendirse ante la intensa excitación que esto le provocaba.
La lengua de Horo, que se adentraba en su vagina, logrando que esta se humedeciera una cada vez más. Por otra parte, el muchacho se aferraba a continuar, su rostro envuelto en rojo, esto era lo más atrevido que había hecho en la vida y era excitante, agradable… delicioso.
Hace mucho tiempo no hubiese imaginado tener la cabeza entre las piernas de Kyouyama… jamás. Pero agradecía al cielo el poder hacerlo ahora.
Casi aferrado al clítoris de la chica, lamió y succionó el pequeño botón femenino, arrancándole gemidos y suspiros de placer a la rubia, que temblaba sofocada entre los tantos orgasmos que el peliazul le provocaba.
Sus movimientos eran tan intensos, incluso lo sintió succionar y morder suavemente ese pequeño botoncito fuente de placer; era normal que se retorciera ante los incontrolables deseos de su compañero y rendirse a un orgasmo más.
* Ho-Horo Horo, ya... *
Las palabras de Anna se atoraban en su pecho, no podía jalar aire, estaba tan agitada.
Entonces, el shaman se incorporó ligeramente tan solo para poder observar complacido el cuerpo de la itako, ese lindo cuerpo desnudo y a su entera disposición.
Pasó la lengua por sus labios, degustando aun de los líquidos de la joven rubia.
Horo dejó que su cuerpo se acomodase encima de su amante para luego besarla con furor, con gran deseo, mientras ella le devolvía la caricia que recibía.
Se sentía tan cansada, por eso le pidió que se detuviera, se sentía como si fuese su primera vez, algo un tanto comprensible considerando que hace más de un año que no tiene un encuentro sexual.
Desde que Yoh se fue, ella estaba demasiado triste como para pensar en eso, ni siquiera la idea de satisfacerse a si misma le cruzó la mente en todo ese tiempo, mucho menos la de pasar la noche con otro hombre.
Kyouyama se sonrojó ampliamente mientras sus ojos se posaban en los del peliazul, se sentía insegura, no sabía que hacer o que decir, se quedó inmóvil, era como si hubiese perdido la práctica y de hecho… así era.
* Si no quieres seguir… lo entiendo. *
Incluso después de escuchar la voz del ainu, solo atinó a bajar la mirada.
* No es que no quiera, es solo que… todo ha sido tan repentino, tan irónico… *
Horo Horo sonrió ligeramente con las sinceras palabras de la sacerdotisa. Él se sentía igual, tan inseguro, aun preguntándose como podía estar con esta mujer que años atrás le provocaba miedo, sin mencionar que no tenía ningún tipo de interés por ella, y ahora… estaba apunto de hacerle el amor.
El shaman hizo a un lado todos esos pensamientos, dejando que sus manos se dedicasen nuevamente a recorrer la pálida piel de la itako, viajando por la totalidad de aquel cuerpo hasta detenerse entre las piernas de la joven, introduciendo su dedo medio en la vagina, logrando que Anna se retorciera de placer, más trató de calmar las ansias que la quemaban, permitiendo que Horo Horo la estimulase de es amanera, metiendo y sacando el dedo de su cuerpo, en un ciclo que la hizo gemir ya sin reserva.
Anna separó un poco más sus piernas, permitiéndole a su amante una mayor libertad para penetrarla así.
Se aferró al cuello del shaman de hielo al ser presa de una nueva oleada de placenteras sensaciones; sentía como su vagina se contraía aun después de que el dedo del peliazul saliese de su intimidad.
* Eres un ecchi… un adorable ecchi, hentai. *
Le dijo la itako, entre besos apasionados y ligeros jadeos.
La mujer dejó que una sonrisa se diera en medio de aquel beso mientras sentía como Horo Horo se acomodaba entre sus piernas, con el pene erecto apuntando hacia su sexo.
Lo sintió deslizarse tranquila y cuidadosamente hacia adentro.
Los primeros roces los hicieron gemir deseosos, tanto que tuvieron que romper el beso para poder jalar aire y continuar con la unión de sus cuerpos.
Con avance lento, tranquilo, pero en extremo placentero, el ainu experimentaba la pasión que esta mujer era capaz de desbordar.
Tan sexy, tan despampánate, tan intensa… tan Anna.
Ahora que ella esta con él, desde esta vez, le esta diciendo que disfruta de su compañía, por eso esta haciendo el amor con él, con el shaman de hielo.
El peliazul se dejó envolver por los brazos de la rubia, mientras el deslice de su miembro finalmente lo hizo llegar hasta el fondo del cuerpo femenino, después dejó que su pene entrara y saliera una y otra vez.
* No quiero soltarte. *
En verdad no quería soltarla, dejarla ir.
La adoraba, la deseaba, no podía, ni quería soltarla, así que se aferró a su estrecha cintura, sujetando firmemente la sutil, pero bien marcada, curva que delineaba su forma de mujer.
Horo bajó un poco la mirada, encontrándose con ese par de perfectos senos que, con ese danzar al ritmo de sus embestidas, lo incitaban a probarlos nuevamente. Poco tardó en atrapar entre sus labios el pecho izquierdo de la itako; como desesperado, succionó el duro pezón, siendo recompensado con los profundos gemidos que soltaba su amante.
El morbo y la excitación eran ya incontenibles.
Sin haber dejado de clavarle su espina a la chica, sintió como su miembro recibía magnificas vibraciones producto de las contracciones de la vagina de Anna, que lo aprisionaba dulcemente en su interior, volviéndolo loco de placer.
La ansiedad lo estaba sofocando, sentía que en cualquier momento sucumbiría ante la excitación, pero no deseaba arruinar el momento, quería hacerla gozar, que no dejara de sentirlo.
Mientras tanto, Kyouyama respiraba cada vez más agitada ante las sensaciones deliciosamente perversas que este shaman le hacia sentir.
Las penetraciones se habían vuelto fuertes y profundas; sintió la llegada del placer, y aun cuando hizo lo posible por soportar un poco más, la sacerdotisa fue atacada por un delicioso orgasmo que la hizo gritar de inmenso gozo, aferrándose al cuerpo del muchacho, dejándole la piel marcada al haber clavado sus uñas en la espalda del ainu.
Sí, ese fue su clímax, pero el que Horo Horo sacara el pene por completo de su vagina y lo volviese a introducir con fuerza, fue algo que no esperaba sentir, la intensidad y la sorpresa prolongó su orgasmo, dejándola cansada y sin aire.
Ni siquiera tuvo fuerzas para gritar, tan solo dejó que la sensación la llenase hasta agotarla por completo mientras sentía a su vagina contraerse agitadamente, y al shaman que seguía penetrándola un poco más.
El muchacho apenas tuvo tiempo para acomodarse y penetrar una vez más a la itako, luego cerró los ojos con fuerza al tiempo en que se dejaba caer rendido sobre el cuerpo de la mujer.
Respiraba agitado cerca del rostro de la chica, sus alientos chocaban entre si, hasta que terminaron besándose lenta y tranquilamente, un beso que logró relajarlos.
* Lo siento. *
La sacerdotisa no entendió. ¿De qué demonios se estaba disculpando?.
Entonces, Horo Horo la miró con ternura; no pretendía que su semen invadiese su cuerpo, no quiso ser descuidado, pero estaba totalmente entregado y fascinado de tenerla entre sus brazos y solo para él, que, ahh. . .
La rubia, con expresión seria, tomó el rostro del shaman entre sus manos, acariciando suavemente ese apuesto rostro. Estaba bien, sentir su esencia escurrir entre sus piernas era una sensación verdaderamente excitante, deliciosa.
Permanecieron un rato más sin romper la unión de sus ya cansados cuerpos, hasta que el miembro del peliazul comenzó a reducir su tamaño, regresando a su forma normal.
~*~
~*~
~*~
Ahora ambos yacen recostados sobre el futon; el ainu justo detrás de ella, la abraza rodeando su cintura, le encanta estrecharla de esa manera, es como si la reclamase como de su propiedad.
Besa su oreja y le susurra algo de vez en cuando, pero ella se siente intranquila, nerviosa.
* Entonces… ¿te irás mañana?. *
Era claro el reproche en su hermosa voz.
Horo Horo la hizo girarse suavemente para recibirla entre sus brazos sin pretender soltarla por el resto de la noche.
Un beso suave y tranquilo, lleno de ternura, fue su intento por tranquilizar a la joven… y lo logró.
* No, no podría, a menos que… tú así lo quieras. *
Tan lindas y sinceras palabras no lograron que la expresión de Anna cambiase; el suyo era el mismo hermoso rostro reflejando frialdad.
La itako no dijo nada, solo se acurrucó sobre el pecho desnudo de su compañero mientras cerraba los ojos. Eso fue todo, no había nada más que decir.
Comprendiendo su silencio, el shaman de hielo, descansa la cabeza sobre el rubio cabello de su amada.
Horo Horo comienza a hacer planes para su futuro, porque ya no se imagina un futuro sin ella. Sin que Anna Kyouyama lo mande o lo obligue a realizar todo el trabajo de la casa, sin que le grite… sin hacerle el amor.
Anna terminó dormida tranquilamente entre los brazos del shaman, pero él no tiene sueño, le complace contemplar a esa mujer, le produce un sentimiento tan cálido.
Más repentinamente siente una presencia en la casa…
* ¡ No puede ser !… *
Exclama sorprendido, mientras clava los ojos en la puerta de la habitación; allá afuera hay alguien que lo espera.
Por primera vez en la vida no sabe si lo que siente es miedo o enojo, y se pregunta que debe hacer.
Aprieta los dientes con fuerza, pues no importa la razón por la cual el dueño de esta presencia haya venido precisamente ésta noche, no puede ser nada bueno para él. . .
* O, quizás, para Anna. . . *
Sin finalizar.
*~*~*~*~*~*~*~*~*~*
Ah, lemon por fin… en mi opinión, este es uno de los pocos escritos en que he realizado una muy buena mezcla de erotismo y romance; ustedes dirán.
Este par tendrá unos cuantos encuentros más adelante, aunque también habrá capítulos que serán más de explicación que de lemon, como el próximo ^^’…
—I love HOROxANNA—.
~*~
Este fanfiction fue escrito por MAEDA Ai. Y es material de “Fallen Angel”.
Totalizado el 25 de Mayo de 2005.
La dama del Hentai: Maeda Ai.
*~*~*~*~*~*~*~*~*~*
|| Capítulo 4 ||
Ella es... _C3_
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Anime: Shaman King
Rating: M
Pareja: Horo Horo & Anna
Sinopsis: Para él, ella era la mujer más hermosa, fría, pero fina y frágil al mismo tiempo, misteriosa e inalcanzable, única. Su amor imposible, ella era Anna Kyouyama... ella era su todo.
Advertencia: Lemon (NSFW)
*~*~*~*~*~*~*~*~*~*
Por: Maeda Ai.
*~*~*~*~*~*~*~*~*~*
.:: Capítulo 3: “De sueños y mentiras vivirá” ::.
*~*~*~*~*~*~*~*~*~*
.
¿Sus ropas?, ¡ja!, olvidadas en el piso.
¿Las sábanas?: algunas cayeron de la cama y algunas otras los abrazaban con suavidad, pegadas a sus húmedos cuerpos.
El peliazul respiraba agitado; apenas y podía creerlo, la mujer más hermosa de todas, su amor imposible, yacía desnuda entre sus ansiosos brazos.
La besaba con locura, incapaz de apartar la mirada de tan bella figura de mujer.
* Esto es algo que deseé por mucho tiempo. *
Le confesó entre besos, logrando que Anna se sonrojara.
Era cierto, Horo Horo ansiaba poseerla desde el instante en que la vio por vez primera. No es que solo pensara en sexo, es solo que. . .
* Me enamoré de ti. *
Susurró, provocándole un escalofrío a la rubia mujer.
Entonces, con tan inusual confesión, Anna divagó un momento en sus recuerdos. . .
Conocía a Horo Horo desde hacía ya varios años y nunca lo había visto de este modo.
““Jamás me imaginé en la cama. . . con él.””
Pensaba.
No es que el chico no le pareciera atractivo, era solo que su forma de ser no compaginaba en nada con la propia.
Kyouyama seguía inmersa en sus recuerdos, cuando un par de traviesos dedos se alojaron en su intimidad, sacándola inesperadamente de pensamientos que ya no tenían importancia.
Jadeó agradada con el entrar y salir de los dedos del muchacho, quien en cada movimiento, parecía tomar más libertad, introduciéndose cada vez un poco más, realizando movimientos circulares que arrancaban sonoros gemidos a la rubia.
* Creo que sí te gusta. *
* Ja,ja, en serio??, no me digas. *
Usui sonrió con picardía al tiempo en que clavaba su mirada en los profundos ojos negros de Anna.
La noche era atrevida y ellos también.
El muchacho besaba y mordía a placer la blanca piel de su nueva amante, dejando las marcas de sus desesperados labios, como si quisiera dejar huella en el cuerpo de la mujer, marcándola como suya. La deseaba desde hace tanto y pretendía que todo aquel deseo contenido se desbordase en esta ocasión.
* Lo siento, pero tengo que desahogar esta pasión. *
Le dijo él e inmediatamente después la hizo recostarse sobre la cama.
Le separó las piernas, guiando sus labios a la intimidad femenina, deleitándose con el sabor a mujer que inmediatamente pudo degustar.
Anna arqueó la espalda retorciéndose de placer, apretando con fuerza las sábanas blancas.
¡Kami!, este hombre si que estaba ansioso.
Introducía la lengua lo más que podía, logrando que Anna clamara por él mientras respiraba cada vez más agitada.
Desesperado, el peliazul mordió suavemente el pequeño botoncito que coronaba la intimidad de la joven, para luego succionar con fuerza. Ella reprimía casi inútilmente los gritos cargados de placer mientras se retorcía ante el tremendo gozo que inundó su cuerpo.
Un prolongado orgasmo la hizo arquearse, permitiendo que la lengua del muchacho se hundiera un poco más en ella.
* Deliciosa !!. *
Susurró.
Horo Horo abandonó el sexo de la chica para luego marcar un camino de besos por todo su hermoso cuerpo. Besó su cintura, su vientre. . . sus senos.
Tanta tentación. . . ¡no resistió!. Atrapó su pecho izquierdo, mordisqueando el sonrosado y duro pezón.
* Ho-Horo, ya. . . no me tortures. *
Anna jadeaba; su rostro envuelto en tenue rojo.
““¡Qué bella es!.””
Pensó el peliazul, quien la abrazó con fuerza, llenándola de besos.
La rubia tenía razón, mucha razón. La estaba torturando; quería hacerla sufrir, que sintiera toda la frustración, toda la reprimida pasión que él sufrió por años, las ansias, el maldito deseo que no lo dejaba dormir. . . el amor no correspondido.
Pero al mismo tiempo, se estaba torturando a sí mismo, pues Usui se moría por hacerla suya y sentirla vibrar bajo su cuerpo.
* ¡Tienes unos senos preciosos!. *
Tras pronunciar aquellas palabras, una sonrisa adornó el rostro del joven.
* Idiota... ¡solo hazlo!. *
El peliazul la abrazó con fuerza y se acomodó entre las piernas de Kyouyama, quien lo recibió ansiosa.
Cómo si de un ensayo se tratase, Horo Horo deslizó suave y morbosamente la punta de su ya duro pene por la entrada de la vagina de la chica.
* Horo, ya. . . * _Se quejó ella._ * Deja de jugar y toma esto con más entusiasmo. *
Las palabras de su amante le sonaron a suplica.
Sonrió con malicia.
* ¿Quieres entusiasmo?. . . es lo que me sobra. *
Dicho esto, el joven de cabellos azules comenzó a hacer presión, empujando sus caderas mientras admiraba como su hombría se iba perdiendo dentro del sexo de la mujer.
* A-Anna. . . eres tan ardiente y sexy. *
Horo Horo comenzó a besarla con desesperación. Estaba como loco; este era un sueño haciéndose realidad.
La mitad de su miembro yacía en el interior de la cavidad femenina, entonces, Horo empujó con fuerza, llenando completamente la vagina de la rubia.
Y ahí estaba él, clavado hasta el fondo, dentro de la mujer que le robó el corazón; la inalcanzable, Anna Kyouyama.
Y quedó hipnotizado con el bello rostro de su amante; sus mejillas sonrojadas, su linda boquita entreabierta y algunos cabellos rubios que se adherían a su cara, mientras sus pechos subían y bajaban por la acelerada respiración.
* ¡Qué bella!, insoportablemente hermosa. . . perfecta !!. *
Su corazón latió emocionado; deseaba permanecer así, dentro de ella, por siempre.
En tanto ella. . . Anna se sentía invadida y le gustaba, se moría de placer mientras el muchacho mordía con lujuria la piel de su cuello y apretaba desesperado sus rígidos pechos.
Lo sentía entrar y salir cada vez más fuerte, cada vez más rápido, haciéndola jadear y hasta llorar de placer.
Horokeu parecía no cansarse y se entregaba totalmente, sorprendiéndola.
““Nunca había sido tan intenso.””
Pensó la rubia al tiempo en que encajaba sus filosas uñas en la espalda de su amante.
Estaban extasiados, completamente perdidos al deleite de unir sus cuerpos, que perdieron la noción del tiempo.
* Ahh, Horo Horo, no pares, más rápido, más!!. . . *
Anna le ronroneó al odio, haciendo que el peliazul clavase su pene con más fuerza aun.
Estaba como loco, no podía parar y solo era capaz de pensar en la bella mujer con la que estaba haciendo el amor. Y ella, que nunca le dio mucha importancia al sexo, ahora se derretía de gozo entre los fuertes brazos del muchacho, enamorada de su duro miembro que se deslizaba deliciosamente dentro de su vagina.
Anna se aferraba al musculoso cuerpo de su compañero, gimiendo cerca de su oído.
La ficción entre sus sexos pronto fue insoportable; un cosquilleo nació en la intimidad de la rubia, quien pronto fue invadida por un ansiado orgasmo.
La satisfacción se desbordaba en ligeros espasmos que la hicieron temblar, otro orgasmo tomaba su cuerpo; su vagina se contraía con fuerza, una y otra vez, apretando, reteniendo el pene del hombre que la poseía.
Anna respiraba agitada, completamente cansada, mientras admiraba la fortaleza de su amante que no dejaba de enterrar su espina en la cansada flor de ella. Después de unos segundos, las vibraciones en el sexo de la rubia cumplieron su tarea.
Horo Horo apretó los dientes poco antes de lanzar un prolongado y ronco gemido, penetró una vez más a la mujer luego su pene se hinchó y derramó su esencia en el interior de la chica.
Se creían en el cielo, en medio de tan intenso éxtasis.
Exhausto al entregarse por completo, se colapsó sobre la sensual figura de Kyouyama, que lo recibió en un suave abrazo, mientras ambos disfrutaban de la sensación de mantenerse unidos.
Se besaban como si quisieran comerse.
* Si esto es un sueño, no me despiertes. . . si es una mentira, no me dejes de engañar. *
Le susurró el muchacho, abrazándola con fuerza.
Le confesó, que había quedado prendado a ella desde el día en que la vio por primera vez. Tan fina, tan hermosa y con ese carácter suyo, su frialdad. No supo cómo. . . se enamoró.
No hubo noche que con ella no soñara o segundo en que la deseara.
* Para mi, esto siempre fue un simple sueño. *
Le dijo, ya fuera de su cuerpo, con la mirada pérdida en algún lugar de la habitación mientras descansaba sobre los cálidos y suaves pechos de la rubia.
Anna acariciaba sus azulados cabellos, escuchándolo con atención.
* Y cuándo supe de tu relación con Yoh. . . creí que había renunciado a ti, pero ahora. . . *
Horokeu la miró, como esperando que la mujer dijese algo, más solo se encontró con los profundos y fríos ojos negros, ese mar negro en el que tantas veces quiso ahogarse.
Sentía que no la merecía, que no era para él y que él mismo no era para ella. . . que estupideces nos hace pensar el amor.
* Baka!. *
Anna lo besó con suavidad, acariciando su apuesto rostro. Él, confundido, aceptó aquella caricia como si fuese la última.
Rompieron el beso y con esto, Horo sentía que su corazón se rompía también.
Más ella seguía acariciando una de sus mejillas y mirándolo con fijeza, fue hasta entonces que el peliazul notó el intenso y hermoso brillo en los negros ojos de la rubia.
* No soy un sueño, ni una mentira. . . soy real y estoy contigo. . . hice el amor contigo, Horo no baka. *
Sin finalizar.
*~*~*~*~*~*~*~*~*~*
Cómo que estuvo muy simple, ¿no?. Bueno, yo así lo sentí.
Les digo que este fic no tiene una trama en sí, de hecho, escribí lo primero que se me vino a la mente, sin importar si la historia tenía un hilo que seguir o no ^//^.
En cuanto a la pareja, quería que cuando lo hicieran fuera fuerte, morboso, lleno de lujuria. . . pero creo que la inspiración no me dio para tanto T-T.
—I love HOROxANNA—.
~*~
Este fanfiction fue escrito por MAEDA Ai. Y es material de “Fallen Angel”.
Totalizado el 03 de Julio de 2006.
La dama del Hentai: Maeda Ai.
*~*~*~*~*~*~*~*~*~*
|| Capítulo 4 ||
Fuga de amor
![image](https://64.media.tumblr.com/147787246e49dbcf9de775a73e46045d/a3b394d9be124d6d-57/s250x400/7ac14dad7f3beaa1f1c4d9f9dfde8c7af18f1a47.png)
Anime: Digimon Tamers
Rating: M
Pareja: Ryo & Ruki
Sinopsis: Después de tantos problemas, por fin estaban aquí, a solas y ansiosos por hacer el amor, aunque ninguno de los dos llegó a imaginar que tendrían que fugarse para estar juntos.
Advertencia: Lemon (NSFW)
*~*~*~*~*~*~*~*~*~*
Por: Maeda Ai.
*~*~*~*~*~*~*~*~*~*
.
Se besaban con tremenda pasión, como si nunca antes lo hubiesen hecho, o como si fuese la última vez.
El hombre recorría la suave piel de su novia, ¡que delicia!; su delgada y frágil figura yacía entre sus brazos, desnuda. . .
* Esperé tanto por esto. *
Le susurró al oído, mientras la estrechaba con fuerza; saboreando sus dulces labios, aspirando ese exquisito aroma suyo.
Después de tantos problemas, por fin estaban aquí, a solas, ansiosos por hacer el amor aunque para esto. . . tuvieron que huir.
La madre de Ruki se oponía a la relación de los muchachos, no por ser Ryo el pretendiente, sino más bien porque su hija era aun muy joven; en realidad, no quería que cometiera su mismo error.
Con el padre de Akiyama no había problema, pero dada la situación, los enamorados no tuvieron más remedio que fugarse.
* ¡ Ryo !... *
De pronto, el nombre de su amado surgió en un suspiro al sentirlo posar sus grandes manos sobre cada uno de sus senos, haciéndola olvidarse de todos los líos por los que tuvieron que pasar para poder estar juntos.
* ¿Te arrepientes de esto?. *
El moreno dejó entrever una sutil sonrisa, pareciera que sabía exactamente que era lo que Ruki estaba pensando en esos momentos.
Ella solo negó con la cabeza, su rostro envuelto en rojo por la vergüenza y, claro, por el calor. . .
La mirada de Ryo parecía distante, sabía que esto debió haber sido de otra forma, pero. . .
* Yo solo quiero estar junto a ti. *
Le dijo ella.
Bueno, al menos esa era una buena razón para haber escapado de casa y decidir vivir junto a Ryo Akiyama.
* Y. . . ¿tú?. *
El tamer la tomó en un nuevo beso, apasionado.
* Yo?. . . el robarte fue la mejor decisión que he tomado en mi vida. *
Y hablaba en serio. De no haberlo hecho se habría arrepentido por siempre.
Con este pensamiento, se dio a la tarea de deleitarse recorriendo las finas curvas de aquel cuerpo. La sentía maravillosa, su piel era blanca y suave; su figura de mujer era fresca, con anchas caderas, senos medianos, ni grandes ni pequeños. . .
““Simplemente perfectos.””
Pensaba el moreno.
Claro, Ruki era una mujer que comenzaba a florecer. . . y la amaba. Por eso tomó aquella decisión, por eso se metió en este embrollo, y por eso era tan feliz.
Ahora, Ryo era mucho más alto, la joven apenas le llegaba a la altura del pecho, por lo que él tenía que inclinarse para besarla.
Y eso era algo que le agradaba, porque sentía que podía formar una prisión para no dejarla escapar.
Así, besaba y mordía suavemente el cuello de la pelirroja, haciéndola gemir y poco después reír nerviosamente.
* Me haces cosquillas. *
Ruki se apartó levemente, pudiendo contemplarlo con más libertad.
¡ Que hombre tan apuesto !, con esa piel bronceada, su blanca y perfecta sonrisa y esos chispeantes ojos azules; su cuerpo eran un montón de músculos, músculos que la rodeaban con suavidad y delicadeza, como si fuese a romperse.
Sus miradas se cruzaron entonces, comprendiendo que no podrían esperar más.
Akiyama la tomó entre sus brazos, cargándola hasta acostarla sobre el amplia cama de la habitación. Y suavemente dejó caer su cuerpo sobre el de la mujer.
Poco tardaron en desnudarse.
* Que linda eres. *
Le dijo, tomando su lindo rostro entre su manos; sus ojos maravillados por la hermosa imagen de Ruki al natural, para él.
Se miraban con ansias, con pasión y deseo. . . con verdadero amor.
Y la besó nuevamente, permitiendo que sus lenguas se entrelazaran, ya no podía postergarlo más; era la primera vez que el tamer legendario se desesperaba por una mujer, claro que. . .
““Ruki no es cualquier mujer.””
Pensaba el castaño al tiempo que esculpía la figura femenina con sus hábiles y expertas manos.
Sí, había estado con muchas mujeres, pero ninguna como la reina de hielo, a ella la deseó desde temprana edad y ahora. . . a pesar de que Ruki era tan solo una joven, podía tenerla para él, solo para él.
Ansioso y excitado, palpó los senos de su pareja.
* Ryo, eres un hentai. *
El rostro de la chica ardía en matices rojos. Él la miró sin dejar de amasar sus deliciosos encantos.
Pervertido?, ¿él?, ja !. . .
*¿Quieres que me comporte como un verdadero hentai?, bien.*
Apenas dijo esto, Ryo se aventuró a recorrer los pechos de la chica con sus labios, logrando que la pelirroja emitiera varios gemidos mientras lamía los contornos de aquel par de esferas, mordiendo de vez en cuando las rosadas aureolas que las coronaban.
* Ryo, ohh. . . . Ryo !. *
El aludido sonrió, aun concentrado en degustar este manjar que los hombres tanto disfrutan.
Ella estaba desesperada, sofocada.
Enredó sus dedos en el rebelde cabello del que, a partir de ahora, sería su amante, mientras arqueaba la espalda ya totalmente intranquila.
Ya pasado un rato, Akiyama liberó los senos femeninos de sus insaciables labios.
La miró realmente divertido, mostrando esa sonrisa tan suya… ¡que descarado!.
* Por tus jadeos, supongo que te gustó. *
* Baka. *
Apenas tuvieron aquel pequeño cruce de palabras, nuevamente unieron sus labios. Deseosos por sentir el sabor el uno del otro. Se arrodillaron sobre la cama, rompiendo el beso para admirarse mutuamente, solo querían disfrutar al máximo de esto y grabarse cada detalle de esta noche, ya que a partir de ahora vivirían sus vidas como ellos lo habían decidido, aun en contra de los demás; como una verdadera pareja.
Aquellos ojos azules recorrieron, lujuriosos, la frágil figura de la chica, deleitándose con la hermosa imagen.
Más Ruki no se quedó atrás; el violeta de sus ojos admiró cada apetecible músculo del varón, además de saborearse los labios al contemplar el ya erecto pene del muchacho.
Lo pensó un par de segundos antes de aventurarse a probar aquel pedazo de carne. . .
* Oye, oye, Ruki, n-no hace falta qu-que tu. . . *
Ryo quiso alejarla, no era necesario que hiciese esto, no si ella no se sentía segura, sin embargo, al poco rato se encontraba disfrutando de la dulce caricia que los labios de la pelirroja ejercían sobre su miembro, que se alzaba victorioso al aire, y que desaparecía una y otra vez dentro de la boca de la chica.
* Lo haces muy bien. *
Fue lo único que le pudo decir a su joven compañera.
Ruki engullía la espina masculina hasta donde el tamaño de esta le permitía, deslizando su lengua por donde le apetecía, mientras amasaba aquel par de esferas que descansaban debajo del pene del tamer; manteniendo esta delicia por varios minutos.
* Oh, Ruki, eres maravillosa. *
La chica sonrió ante las palabras que Ryo le expresaba en medio de la agitación, también estaba atenta a los gemidos que él emitía, guiándose por estos y su instinto para hacer gozar al muchacho.
Sí, ella también podía ser perversa y pervertida con aquel que acariciaba su cabello, como recompensándola por lo bien que lo hacía sentir.
De pronto, Akiyama la jaló levemente, alejándola de su pene; era un “peligro” que la pelirroja siguiera degustándolo; lo haría derramar su semen. . .
““Yo aun tengo otros planes para esta noche.””
Pensó el castaño, quien estrechaba con fuerza a su novia, besándola con tanta pasión, que el simple contacto entre sus labios los hacia jadear.
Poco a poco la fue recostando sobre la cama, acomodándose encima de ella.
Sus labios recorrieron la piel blanca de la chica, dejando marcas que la hacían suya, luego deslizó los labios hasta los pechos de Ruki, que lanzó un profundo suspiro al sentir como el castaño, entre suaves mordidas y lamidas, devoraba sus senos.
* Oh, Ryo. *
Entretenido, el tamer se aferró al pezón izquierdo, acariciándolo insistentemente con su lengua, masajeando con frenesí el otro pecho.
Makino arqueó la espalda entre tanto placer, echando la cabeza hacia atrás. En ese momento, se entretenía con mirar fijamente el techo, como si estuviese rogando por algo, y sus suaves manos se enredaban en los rebeldes cabellos de su novio, no!!, su amante.
Y ahí estaba Ruki, con los ojos entrecerrados, ronroneando como un gatito, más de pronto, sus ojos se abrieron con sorpresa, sus violáceas pupilas se contraían por una fuerte sensación que la recorría.
Tan entregada al placer estaba, que francamente no se había dado cuenta del momento en que Ryo deslizó los labios, de sus pechos hasta su sexo.
* Ryo, espera, me estás volviendo loca. . . *
Le dijo ella casi gritando, aunque su voz emergía entrecortada al sentir como el moreno acariciaba su clítoris con la lengua.
En pocos segundos, los gemidos de la pelirroja se escuchaban por toda la habitación, hinchando el orgullo del muchacho, quien ya fuera de sí, succionaba el pequeño botón que coronaba la entrada de su vagina.
También sintió como él deslizaba su dedo medio al interior de su sexo, haciendo que Ruki se aferrara a las sabanas como si quisiera desgarrarlas, mientras apretaba los dientes con fuerza, tratando de prolongar la deliciosa tortura que significaba el cosquilleo que sentía en su hinchado clítoris.
* Ryo Akiyama, eres un hentaaaiii. . . *
Le dijo la chica, quien alzó las caderas, entregándole por completo su intimidad para que él la “devorara” con desesperación.
Y pronto, Ruki jadeó agitada, siempre al ritmo de penetración del dedo intruso que Ryo deslizaba con maestría dentro de ella.
* Mmmm, Ryooo !!. *
La mujer gimió agradada con las sensaciones que su cuerpo recién conocía, y aun más al experimentar como su vagina se contraía, apretando suavemente el dedo del moreno; un orgasmo la había envuelto con el dulce y necesario placer que solo este podía regalarle.
Akiyama la contempló con lujuria en los ojos, Ruki respiraba cansada, más esto aun no terminaba, la iba a hacer gritar su nombre.
Una traviesa sonrisa atravesó el rostro del castaño; nunca estuvo tan entusiasmado al acostarse con una mujer.
““Es que mi pelirroja no es como las demás. . .””_ Pensaba el tamer, recordando que la chica era muy especial para él._ ““La amo.””
Con esto en mente, la abrazó con fuerza, pegando sus cuerpos bañados en sudor, y le encantó sentir como el corazón de la chica latía casi desesperado, así como el suyo propio.
* Eres linda, la más hermosa de todas. *
Se escuchó decir al muchacho, que sostenía el rostro de su amante con ambas manos y se daba a la tarea de llenarla de besos; no hubo un solo fragmento de su linda cara donde Ryo no hubiese tatuado un beso suyo.
Ella por su parte, permanecía casi inmóvil, deleitándose con las atenciones del moreno, que, entre beso y beso, ya se había acomodado entre las piernas de la joven, deslizando suavemente la punta de su duro pene en la entrada de la vagina de la pelirroja, quien solo atinaba a gemir ante la deliciosa fricción entre ambos sexos.
Más esto, por muy placentero ya no le era suficiente a la excitada mujer.
* Ay, ya, Ryo. . . no me tortures más, por favor. *
Akiyama dibujó una traviesa y lujuriosa sonrisa, las palabras de Ruki no hacían más que encenderlo más; y él, que también deseoso de sentirla estaba, la miraba fijamente al tiempo que deslizaba lentamente su miembro, enterrándolo en la húmeda vagina de una Ruki que gritó de gusto al sentirlo dentro suyo.
Makino formó un arco con su espalda, alzando las caderas, permitiendo así que la hombría del moreno se adentrara un poco más en ella.
* Oh, Ryo, te amo tanto. *
Las palabras de la chica formaron un susurro, susurro que vino acompañado por las necias lagrimas que se deslizaban por las ardientes mejillas de la tamer, que se aferró al cuerpo del castaño como si en ello se le fuese la vida.
Algo se rompió dentro de ella y ni el dolor que le causó al muchacho al enterrarle sus filosas uñas en la espalda podría compararse con el de la chica al ser penetrada por primera vez.
Ryo detuvo su avance, esperando que su novia se acostumbrase a su miembro, intruso de un tamaño considerable en su intimidad.
Sus azulados ojos la miraban con preocupación, no quiso lastimarla, sabía perfectamente que sería el primero. . .
““Y quizás el único.””
Pensaba, completamente seguro de que su gatita salvaje no era una más de las mujeres que hubieron en su vida. No, ella es distinta.
““A ella la amo.””
Con este pensamiento, Ryo dejó que sus caderas se mecieran suave y lentamente, con lo que Ruki comenzó a regalarle débiles gemidos de gozo.
El dolor se perdió en algún lugar del placer que la envolvió con locura.
Así, la joven movía las caderas al ritmo que su amante le imponía, mirándolo embelesada.
Que bien se sentía estar así con él, enredado entre sus piernas, balanceándose de adelante hacia atrás y viceversa, penetrándola deliciosamente.
Si la pelirroja había tratado de contenerse en algún momento, ahora gemía con fuerza, deleitando a su hombre.
Ryo alcanzaba a escuchar las expresiones de placer que le susurraba la chica, aquellas palabras que se apagaban levemente por el esfuerzo.
Los movimientos que en un principio fueron lentos, suaves y hasta cuidadosos, se volvieron bruscos y rápidos.
* Oh, Ryo, sigue, sigue. *
Le rogaba ella, llevada por el placer, completamente llena de felicidad.
Más pronto, la ficción entre los sexos de los amantes hizo que Ruki alcanzara el clímax. . . No pudo más, gimió sonoramente, arqueando la espalda y enterrando las uñas en la morena piel de su compañero.
La vagina de la mujer palpitaba con fuerza y desesperación debido al orgasmo que ahí mismo había nacido y que se expandió hasta el rincón más escondido de su cuerpo.
Mientras que Akiyama, al sentir como su miembro era apretado con fuerza por la suave y cálida piel interna de la pelirroja, no pudo más que penetrarla un par de veces más antes de dejar escapar un liquido blanquizco, su semen.
* Ru-Ruki e-eso fue maravilloso, realmente in-intenso, ah. . . *
El, moreno jadeaba por el cansancio, aun eyaculando en la intimidad de la joven.
Poco después separaron sus cuerpos, descansando en la cama, abrazándose con suavidad.
Makino suspiró cansada, ahora que su mente estaba libre del deseo, pensaba seriamente en su situación actual y sonrió. . . con un extraña mezcla de felicidad y diversión. Se abrazó un poco más a Ryo, escondiendo su rostro adornado en rojo en el pecho musculoso del muchacho.
* ¿De qué te ríes?. *
* Recordaba. . . que nos escapamos. *
El muchacho le devolvió la sonrisa, acariciando el suave cabello de su ahora cómplice y mujer.
* Lo pensé muchas veces e incluso. . . dudé en hacerlo. Tenía miedo de que lo nuestro no resultase y termináramos separados, como pasó con mis padres. *
*No te prometo amor eterno, porque no conozco el mañana. Pero, Ruki, yo sinceramente quiero estar así, siempre contigo.*
Las palabras del joven fueron tan solo un susurro en el cual se notaba la nostalgia que traía consigo su varonil voz.
Y es que ninguno de los dos llegó a imaginar que terminarían de esta forma, quizá alguna vez pensaron que llegarían a estar juntos, pero. . . en fugarse, ¡ jamás !.
* Gracias por esto, Ryo. *
Apenas dijo esto, la pelirroja se dejó envolver por el sueño, dejando al castaño completamente confundido con sus palabras.
Más ella, con una sonrisa en los labios, pretendía disfrutar del aquí y el ahora haciendo de lado todos los temores que su madre se había encargado de sembrar en su corazón.
Ruki no sabía si su relación con el tamer legendario se acabaría en algún futuro, pero, eso era algo que ahora. . . simplemente no importaba.
Totalizado.
*~*~*~*~*~*~*~*~*~*
Como que hubo muchos besos, ¿no?.
Pues por fin un fic que quise escribir desde hace más o menos dos años, el primero de Tamers que pude escribir, más no el último.
Los reyes digimon, una pareja que no se comporta como tal y que sin embargo, tuvo muchos momentos propios y de ahí, mi interés por escribir este fic.
~*~
Este fanfiction fue escrito por MAEDA Ai. Y es material de “Fallen Angel”.
Totalizado el 22 de Abril de 2005.
La dama del Hentai: Maeda Ai.
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Es como volver a empezar _C1_
![image](https://64.media.tumblr.com/3fbce2e34113338f98111b2595853f72/2cdd19d08edf5f2c-9d/s250x400/bf886a926d64063e24536b5b283add1d44f739d5.gif)
Anime: Shaman King
Rating: M
Pareja: Horo Horo & Anna
Sinopsis: Después de la muerte de Yoh, hay alguien que se preocupa por Anna. Pero, ¿él?... ¿por qué él?.
Advertencia: Lemon (NSFW)
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Por: Maeda Ai.
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.:: Capítulo 1: “Viéndola llorar por él” ::.
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El ambiente que rodeaba la casa era poco más que incomodo y ni que decir del sepulcral silencio, sí... sepulcral. Solo han pasado un par de horas desde que sepultasen al Shaman King, Yoh Asakura.
Todo había sido tan repentino quizá por ello ninguno de los dolidos tuvo palabras de consuelo para la joven viuda.
Veintiséis años, cinco de casados. La vida tranquila que tanto les costó conseguir se vino abajo en cuestión de minutos.
La itako no podía arrancar de su mente las últimas palabras del moreno...
““Ya llegué, Annita.””
Luego solo escuchó como el cuerpo de su esposo caía pesadamente sobre los escalones de la entrada.
“¡ Fue mi culpa !”.
Se decía a si misma una y otra vez.
¿Cómo no iba a pensar que así había sido?, si él era tan joven. Y ahora Fausto venía y le decía que todo había sido por causa de la gran cantidad de poder que utilizó en la pelea contra Hao... que haber excedido sus limites le acortó la vida, solo eso...
Así que solo pudo echarse la culpa, a ella y a los inhumanos entrenamientos que le imponía.
* Son cosas que pasan... no te tortures más. *
Fueron las palabras del enano cabezón, ese joven que podría ser muy inteligente, pero cuya forma de dar ánimos y consuelo en situaciones como ésta era un total fracaso.
No. Pensar que su ausencia era algo que solo debía pasar no le ayudaba en nada. No obstante no pronunció palabra alguna de desacuerdo con el mejor amigo de su marido.
La rubia se limitó a bajar la cabeza y agradecer el apoyo que los amigos de su esposo le estaban dando.
¿Anna dando las gracias?, era casi increíble aunque dada la situación, pues...
~*~
~*~
~*~
Todos se habían ido ya, dejándola sola en la pensión; los últimos en irse fueron Tamao y Manta.
Ahora se daba cuenta de cuan grande era ese lugar, en especial siendo ella la única que lo habitaba... ahora estaba sola, otra vez.
Anna se encontraba de pie en medio de la estancia, distraída, distante.
Aun con todo lo que pasó ella no lloró, no se quejó... no dijo nada. Se mantuvo siempre con su expresión adormilada y seria, con sus ojos fríos que no mostraron dolor. Cualquiera que no la conociera pensaría que la muerte de su esposo no le dolió ni un poco, más ahora que nadie la observaba se derrumbó por completo...
El escudo de hielo se quebró y su fortaleza se vino abajo. Tampoco pudo seguir conteniendo las lágrimas que se empujaban unas a otras por salir libres y deslizarse por sus mejillas.
Anna Kyouyama finalmente lloraba la repentina ausencia de Yoh.
Desesperada, giró el rostro en varias direcciones, como buscando a su marido... y lo encontró... Él le sonreía desde una de las tantas fotos que estaban en la casa.
Ahí estaba él, con esa estúpida sonrisa adornándole el rostro. Feliz, apuesto, tranquilo... vivo.
* Y-Yoh !... *
Anna se dejó caer de rodillas para alcanzar la fotografía; aun temblando deslizó los dedos sobre el vidrio que protegía la imagen de su Yoh.
Una valiente y silenciosa lagrima escapó de sus ojos mientras apretaba contra su pecho aquel objeto.
Escuchó la puerta de la entrada al deslizarse, pero no hizo caso; siguió de rodillas en medio de la estancia, abrazando la imagen del hombre que se atrevió a dejarla completamente sola.
* Ahh, ¿cómo pudiste??... prometiste que estaríamos juntos por muchos años, por varias décadas... Yoh no baka. *
Sollozó agitada, ahogándose en su doloroso llanto.
Apretaba fuertemente los ojos como resistiéndose a la realidad que ahora vivía.
Pero la sorpresa la hizo dejar de llorar, sorpresa que sintió cuando una mano se posó suave y delicadamente sobre su hombro derecho.
Asustada, abrió los ojos; creía estar sola en la casa, los amigos del shaman se habían ido hace ya un buen rato.
Volteó lentamente hasta posar la mirada por encima de su hombro; de todas las personas que conocía, él era a quien menos esperaba ver....
Horo Horo la miraba con ojos tristes y apagados.
* Olvidé mi tablilla. ¡ Lo siento !.* _Mencionó sincero, mientras sus negros ojos mostraban compasión y tristeza._ * Por favor... no llores más.*
Las palabras del shaman tuvieron un efecto contrario al que pedía. Y como si se lo hubiese pedido, Anna derramó aun más lágrimas.
* ¿Por qué?... *
* No lo sé... en verdad no lo sé. *
Ella quería respuestas, solo eso. Pero el joven no podría dárselas por más que intentara, por más que quisiera.
* Fue mi culpa. *
Las palabras de la itako resonaron en la cabeza del peliazul.
Ella por fin soltó el marco y prácticamente se lanzó a los brazos del shaman, donde fue recibida cálida y protectoramente.
A pesar de que el joven peliazul le pidió no hablar de esa manera, la idea no salía de la mente y corazón de la sacerdotisa, quien escondía en el pecho del chico su rostro bañado en lagrimas mientras dejaba que pequeños gemidos de dolor espiritual se escapasen de sus labios.
Horo Horo acarició el rubio cabello de la chica; trataba de consolarla, pero estaba claro que sus intentos eran vanos y que solo lograba que la mujer derramase más y más lagrimas. Así que se resignó a abrazarla hasta que ella dejara de llorar.
El ainu dejó que sus pensamientos lo envolviesen. Él solo regresó por la tablilla de posesión, esperaba que Anna lo regañara por su descuido y luego lo echase de la casa...
Jamás esperó encontrarla llorando tan devastada. Estaba tan acostumbrado a los maltratos por parte de la itako, que jamás imaginó tenerla entre sus brazos intentando darle ánimos, ánimos que en este momento ni si quería él tenía.
“Como desearía que ella me estuviese gritando o golpeando, que se muestre tan fría y amargada como siempre... me duele verla así!!.”
Este extraño pensamiento confundió al joven shaman, quien ahora presenciaba como, entre sus brazos, la mujer de hielo se deshacía en llanto.
Y por razones que no comprendía, al verla sufrir de esa manera tuvo la impresión de que su corazón se le rompía en incontables pedazos...
Sin finalizar.
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Soy feliz, porque este es mi segundo HOROxANNA. Un fanfic que planeo para varios capítulos.
Bueno, ¿por qué le pasó esto a Yoh?. Para dejarle libre el camino a mi amado Horo Horo, ¿para qué más?. No quise rivalidades, ni peleas, ni celos, solo una oportunidad de que estos dos descubran características que desconocen el uno del otro.
No se me ocurrió otra excusa para que Yoh ya no estuviera, lo siento, T-T.
Por cierto, me costó encontrar un título para el fic y justo cuando estaba resignada a no darle uno, escuché la canción “Es como volver a empezar” -John Lennon-, y pensé... el título de la canción es perfecto para el fic. Por eso adoro a The Beatles.
Este fanfic contendrá lemon a partir del capítulo tres.
—I love HOROxANNA—.
~*~
Este fanfiction fue escrito por MAEDA Ai. Y es material de “Fallen Angel”.
Totalizado el 25 de Mayo de 2005.
La dama del Hentai: Maeda Ai.
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|| Capítulo 2 ||
Ella es... _C4_
![image](https://64.media.tumblr.com/740c4d660b771cf7679644c53c53d876/cfc169a3b8d4ad82-06/s400x600/a2ed02dfd32175004810601b4e4d3fb55d9f4d53.png)
Anime: Shaman King
Rating: M
Pareja: Horo Horo & Anna
Sinopsis: Para él, ella era la mujer más hermosa, fría, pero fina y frágil al mismo tiempo, misteriosa e inalcanzable, única. Su amor imposible, ella era Anna Kyouyama... ella era su todo.
Advertencia: Lemon (NSFW)
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Por: Maeda Ai.
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.:: Capítulo 4: “Tiempo compartido” ::.
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Tomaban un baño juntos en el jacuzzi y él acariciaba su bello cuerpo por debajo del agua.
Horo Horo no paraba de besarla; creía que después de aquella noche, Anna ya no querría absolutamente nada con él, y sin embargo, aquí estaban ahora, acariciándose mutuamente mientras el agua se mecía en un sutil oleaje que los relajaba y excitaba al mismo tiempo.
Entonces, la rubia dejó de ser pasiva y en un inesperado movimiento, se sentó sobre las caderas del peliazul, quién la miraba embelesado y con satisfacción.
““Me preguntó. . . ¿por qué será tan posesiva?, y. . . si lo ha sido con otros hombres o solo conmigo?.””
Pensaba el muchacho.
Y hubiese seguido divagando un poco más en su relación con la chica, si esta no hubiese comenzado a lamer y morder suavemente su oreja izquierda.
* Estás muy distraído, ¿en qué piensas?. *
Anna le susurró al oído, haciéndolo estremecer con su cálido aliento.
En ese momento, Horo no se pudo controlar, estrechó firmemente a la rubia y acercando su boca, mordió la blanca piel del cuello de su amante. Con pasión, con verdadero frenesí, obligándola a gemir agradada, sorprendida y excitada.
* En ti, solo en ti. *
Le dijo él entre besos; sus grandes y ásperas manos recorriendo la delicada piel de la mujer, hasta aquel par de dibujos que iniciaban al terminar su espalda; apretando las generosas porciones de carne.
Y sus labios, ah, sus labios, que ya habían abandonado su cuello y se posaban ahora en el seno derecho de una Anna que gimió placenteramente al sentir como el muchacho mordía y succionaba de su duro pezón, como pequeño niño amamantando para extraer su alimento, más este era ya un hombre, quien solo alimentaba su deseo, la lujuria.
La rubia arqueó la espalda, echando hacia atrás la cabeza, haciendo más fácil la labor de su compañero, que alternaba entre un pecho y otro, saboreando el sabor de la lechosa piel y disfrutando de los gemidos que Anna le regalaba.
Horokeu se mantuvo entretenido por largo rato, besando y lamiendo, suave y tiernamente con tranquilidad, cada uno de los senos de la rubia y, también, mordiendo y succionando con desesperación, complaciendo a su compañera y por supuesto a si mismo.
Sus manos palpando, recorriendo cada fina curva de tan bello cuerpo, aquel que él tanto amaba. La miró a los ojos, ¡qué bella expresión la de Anna!. . . suplicante y llena de placer.
Una idea le vino a la mente, haciéndolo sonreír con malicia.
Sin mediar palabras, tomó a la chica por las caderas, sentándola al borde del jacuzzi.
* ¿Qué pretendes, hombre?. *
Preguntó ella, con voz cómplice, fingiendo inocencia, mientras se recargaba sobre el húmedo y frío azulejo.
* Tan solo algo que sé que te gustará. *
Un leve escalofrío recorrió la espalda de la Kyouyama al oír las palabras de su compañero.
Sonrió ansiosa y se entregó a los brazos de este hombre.
Horo Horo no tardó en acariciar las rodillas de la chica sentada frente a él, separando luego las sensuales piernas para descubrir la intimidad de la joven.
Y ahí estaba Anna, respirando agitada de solo ver como su amante la observaba con detenimiento; había admiración en sus oscuros ojos, sin mencionar la lujuria y la pasión.
La mujer vio atentamente como el muchacho escondía la cabeza entre sus piernas. Luego, un pequeño choque eléctrico la recorrió entera. El sentir como Horokeu clavaba dulcemente esa traviesa lengua en su intimidad, recorriéndola con paciencia, lamiéndola entera, separando cuidadosamente los pliegues para poder disfrutar más de ella. . era hermoso.
* Ahhh, Ho-Horo Horo. . . *
La rubia hubiese querido alargar aquel gemido, pero esos labios aprisionando su clítoris, casi la hicieron desmayarse. No sabía que Usui fuese tan apasionado.
““¿Será así solo conmigo?.””
Se preguntaba, recordando que le había conocido como tres novias. . . Marion, otra lunática pelirroja cuyo nombre no podía recordar y Tamao, ah, la dulce Tamao, ¿cómo olvidarla?, si la detestaba.
Jamás supo por qué, pero nunca le agradó encontrarse con ella en la casa de los hermanos Usui, lo cual era muy frecuente.
Más ahora comprendía la razón. . . estaba celosa. Porque esa mujer era muy melosa y Horokeu había dejado de mirarla a ella.
““Pero ahora. . .””
Anna sacudió suavemente la cabeza.
¿Para que recordar cosas que habían sucedido varios años atrás?. Horokeu era suyo ahora, todo suyo y solo tenía ojos para ella, la miraba a ella, solo a ella.
Así, el cuerpo de la mujer se relajó, disfrutando la forma en que el muchacho deslizaba su lengua, acariciando con insistencia el botoncito que coronaba la entrada de su sexo.
* Aahh, mmm. . . *
Horo estaba satisfecho de oírla gemir de forma tan sensual, cosa que lo incitaba a continuar. Más pronto, los bocados que daba al sensible sexo de la chica, se volvieron más desesperados.
Horo Horo estaba hambriento de ella y quería disfrutarla al máximo una y otra vez.
Succionó el clítoris de la rubia, sintiendo como esta se retorcía agradecida por ello, pues pequeñas convulsiones de placer la habían recorrido al sentir el orgasmo.
* Horokeu. . . eres perverso. *
Anna casi le gritó, arqueando la espalda y echando la cabeza hacia atrás, posando las manos sobre los azulados cabellos de su amante, intentando retenerlo entre sus piernas, que siguiera prodigándole placer.
Cansada, Anna se dejó caer sobre las tibias aguas de la bañera, siendo recibida entre los fuertes brazos del peliazul, quien la llenó de besos y caricias.
* No sabes... * _Le hablaba entre besos._ * cuánto te amo, Anna. Eres, eres... * _Muchas palabras iban y venían en su mente, pero solo dos pudieron describirla en ese momento..._ * ¡Exquisitamente perfecta!. *
Anna no sabía que tenía este hombre, que la estaba volviendo adicta a él.
Entonces, deslizó sus suaves manos, tocando cada músculo, cada rincón de aquel cuerpo, inmenso en comparación con el de ella.
Posando sus dulces labios en su perfecto torso, mientras sus manos, ansiosas, no perdían tiempo y ya se encontraban rodeando el pene del muchacho, sintiendo su dureza, su fuerza, la caliente piel que parecía vibrar con cada roce de tan bella dama. . . su vitalidad y, por supuesto, sus ansias por entrar en ella.
Más Kyouyama quiso esperar un poco. Quería hacerlo vibrar, que suspirase las cuatro letras de su nombre y lo hizo. . . la ceda de sus manos lo acariciaban con paciencia, disfrutando de la dureza que ella misma había provocado.
Lo seguía palpando, de arriba a abajo y viceversa, descubriendo la punta del pene, cubierta por la delgada piel, mientras ambos compartían pequeños besos.
* A-Anna. . . *
La chica sonrió con malicia al escuchar a su amante gemir entre sus labios; quizás ya lo había torturado suficiente.
Así, subiendo su pierna derecha a la altura de la cadera del muchacho, sujetó firmemente el miembro del peliazul y lo guio con tranquilidad a la entrada de su vagina.
Rodeando el cuello de Horo Horo, liberó por fin aquel pene de la prisión que sus manos ejercían en él.
Horo, al sentir los suaves pliegues del sexo de su amada, deslizó la punta de su virilidad por toda la parte externa de la abertura, con lo que Anna soltó un gemido cargado de placer, directo al oído de su compañero.
* Supongo que ya podemos continuar. *
Dicho esto, el joven sostuvo la cintura de la chica con sus grandes manos, preparándose para entrar en ella.
Empujo suave, tranquilo, pero firme y constante. Cada vez sus embestidas eran más profundas, con cada centímetro que él se adentraba en ella, la rubia gemía más y más, entregada por completo al placer.
El sutil oleaje provocado por sus cuerpos en movimiento, relajaba a los amantes, regalándoles un gozo extra.
* Ahh, Horokeu, jamás te detengas. *
Le dijo Anna.
Algo en esas palabras hizo que el corazón del peliazul latiera con mayor fuerza, mientras compartían cortos besos al tiempo en que sus caderas subían y bajaban en una danza de lujuria y amor.
Para el muchacho, era simplemente el paraíso, su nube personal de la que se negaba a bajar jamás.
Anna entre sus brazos, él dentro de ella. El ritmo era suave, tranquilo, pero profundo y apasionado, siempre manteniendo un beso igualmente tranquilo, tratando de prolongar esto.
No importaba que esto no fuese alocadamente rápido, igual era delicioso el roce con la suave piel interna de la joven mujer, que abrazaba y apretaba su espina. Dios!!. . . era el delirio.
Pronto, roncos gemidos escaparon de labios de Horo Horo; abrió los ojos, encontrándose con la inigualable imagen de la rubia, quien respiraba agitada, su lindo rostro matizado en rojo y sus ojos entrecerrados, completamente indefensa ante los choques eléctricos de placer que la recorrían entera.
* Oh, Horokeu!!. . . *
Alcanzó a decir, abrazándose del muchacho, meciendo sus caderas un poco más, hasta que un cosquilleo terminó en una ruptura de placenteras sensaciones.
La vagina de Anna se contraía, apretando con suave ternura el pene del hombre que la poseía, queriendo no solo retenerlo dentro suyo, sino también hacerlo derramar su esperma, exprimiéndolo.
Horo Horo no pudo más; rodeó la estrecha cintura de Kyouyama, buscando sus labios para besarla con hambre, hambre de ella, de su perfecto cuerpo, de su amor. . . jadeó entre los labios de Anna, sin atreverse a romper el beso, entonces liberó el semen retenido y que era para ella, solo para ella.
Siguieron meciéndose suave y tranquilamente, cómo un pequeño juego para relajarse, tan solo para eso, además de que aun les producía cierto placer.
* ¿Nunca te cansas?. *
Preguntó la rubia, regalando pequeños y dulces besos en todo el rostro de su amante peliazul.
* No contigo, amor. . . no contigo. *
* Ja, ja, ja. . . tonto, enamorado. *
Horo la miraba embelesado; la amaba loca e irremediablemente.
Buscó nuevamente sus pequeños labios, ansioso por perder la razón en ellos. . . más el repentino y persistente sonido del celular, los interrumpió.
Exasperado, el muchacho salió de las cálidas aguas del jacuzzi.
* ¡Maldición!. *
Anna se sonrojó ligeramente, mientras admiraba la perfecta desnudez de ese hombre. Ella simplemente no podía negar que él le hacia sentir. . . tantas cosas.
Y lo miraba fijamente, mientras intercambiaba unas cuantas palabras con. . . sabrá dios quién. . .
* Sí, nos vemos. . . *
Horo Horo terminó por colgar, más sonaba preocupado, resignado.
* ¿Pasa lago?. *
El peliazul solo cruzó la mirada con la de la rubia, terminando por decir un par de palabras, que le dolieron en verdad.
* Debo irme !. *
Sin finalizar.
*~*~*~*~*~*~*~*~*~*
Me encanta, sexo y amor ^^’. Aunque creo que no he hablado mucho de los sentimientos de Anna ¬¬’.
Pero fue gracioso hacer una pequeña mención de las novias del peliazul y de como la rubia se sentía celosa, aunque se lo negase a sí misma . . lastima que no profundizare ese tema T-T.
—I love HOROxANNA—.
~*~
Este fanfiction fue escrito por MAEDA Ai. Y es material de “Fallen Angel”.
Totalizado el 03 de Julio de 2006.
La dama del Hentai: Maeda Ai.
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|| Capítulo 5 ||