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Es Como Volver A Empezar _C6_
Es como volver a empezar _C6_
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Anime: Shaman King
Rating: M
Pareja: Horo Horo & Anna
Sinopsis: Después de la muerte de Yoh, hay alguien que se preocupa por Anna. Pero, ¿él?... ¿por qué él?.
Advertencia: Lemon (NSFW)
*~*~*~*~*~*~*~*~*~*
Por: Maeda Ai.
*~*~*~*~*~*~*~*~*~*
.:: Capítulo 6: “Todo por ella” ::.
*~*~*~*~*~*~*~*~*~*
.
* ¡¡ NO !!, es una estupidez, me opongo a ello. *
Ninguno de ellos parecía estar muy de acuerdo que digamos, pero de todos, Manta era el menos “contento” con la reciente noticia.
Después de un considerable lapso de tiempo, se hallaban todos reunidos allí, en la pensión EN, solo que esta vez el motivo de la reunión fue una verdadera sorpresa para cada uno de los shamanes.
* Ni Anna, ni yo te estamos pidiendo permiso. . . vamos a casarnos y ya. *
Horo Horo parecía irritado, nunca pensó que sus amigos fuesen a oponerse a algo que le hacía feliz.
Manta decía que era demasiado pronto para que la itako reemplazara a Yoh, y peor aun, con uno de sus amigos. Lo estaban traicionando.
*Escucha, nosotros no provocamos esto, solo... solo pasó y ya.*
Casi gritó el ainu, completamente furioso por la actitud del pequeño.
Anna, por su parte, permanecía en silencio, observando como se desarrollaba una tremenda discusión entre su nuevo compañero y el que fuera el mejor amigo de Yoh.
En realidad no podía culpar al Oyamada por su reacción, ella misma, al principio, no podía evitar sentirse como una esposa infiel al recuerdo de su esposo, pero ahora. . .
Solo veía como los amigos de Yoh le negaban su apoyo. . . y se decepcionó. Claro, él era el importante, Yoh era el amigo al que todos querían, y ahora que ella podía recuperar su vida, ellos simplemente les daban la espalda tanto a ella como a Horo Horo.
Cuando el peliazul le pidió matrimonio, la sacerdotisa solo atinó a sonrojarse y abrazarlo con fuerza, uniendo sus labios a los de él, esa fue su afirmativa.
Emocionado, el joven de Hokkaido planeó una reunión para todos sus amigos; el motivo: anunciarles su futuro matrimonio con la bellísima Anna Kyouyama. . . nunca esperó que el grupo reaccionase así.
Como el ainu les echó en cara, ellos no les estaban pidiendo permiso, después de todo, era un hecho que se casarían, pero. . .
* Yo amo a Anna, estoy enamorado de ella y ella de mi, y eso es lo único que importa. *
Lo último fue un grito por parte del shaman de hielo, quien se incorporó para que todos comprobaran que hablaba en serio y no le discutieran más.
* Así que eso era. *
De pronto, una dulce voz femenina se dejó escuchar, llamando la atención de todos los reunidos.
Pilika recién llegaba de Hokkaido después de que su hermano le enviase una carta en la que solo le explicaba que necesitaba que fuera a Funbari y nada más.
* Hermano, si me hubieses explicado, lo habría entendido. * _Dijo la peliazul, tomando lugar junto a la rubia itako, regalándole una gran sonrisa de alegría._ * Me encantas para cuñada, Anna, eres la única mujer que puede someter al holgazán de mi hermano. *
La sacerdotisa se sonrojó, desviando la mirada, tratando de ignorar ese comentario, mientras Horo adivinaba cual sería su suerte si Anna y Pilika se ponían de acuerdo para planear sus entrenamientos.
““Será un infierno tras otros, todos los días.”” _Pensó._ ““Pero si Anna está conmigo, lo disfrutaré mucho.””
* No, no, no. . . ustedes no lo entienden, Anna fue la esposa de Yoh, ¿por qué no te fijaste en otra mujer?. *
* Porque los hombres no podemos elegir, Manta, el amor... el amor solo llega y ya. *
Los demás guardaban silencio.
No importaba que le dijeran al ainu, él estaba más que convencido.
Lo notaban ligeramente cambiado, un poco más maduro y decidido. . . ¿Sería acaso el amor que tanto decía sentir por la itako, lo que había logrado ese cambio?.
* No puedo creerlo, francamente todos ustedes me decepcionan. * _Dijo el peliazul, mirando a cada uno de sus amigos, quienes bajaron la cabeza, pensando si su actitud era la correcta o no._ * Y tu, Manta, solo dices Yoh, Yoh; para que lo sepas, él estuvo aquí, vino a pedirme que cuide de ella y eso haré. *
* Que Yoh, qué?, no, no puede ser. *
* ¡ Qué irónico !, ¿no crees?, ustedes me están llamando traidor, cuando el único “afectado”, me ha dado su confianza. *
* Pe-pero. . . *
De pronto alguien más decidió unirse a la discusión, más esta vez, a favor del peliazul.
Len, que había permanecido en silencio, atento a las razones del shaman de hielo, se puso de pie, captando la atención de todos. Posó la mano sobre el hombro de su amigo, apoyándolo.
Horo sonrió agradecido.
* Pues si ambos se quieren e Yoh está de acuerdo con esto, yo solo puedo desearles lo mejor. *
* Len. *
* E-escucha, Horo, Anna no te conviene, ya sabes como es, recapacita, por favor. *
Era claro que Manta ya no sabía que más decir para que el ainu desistiera en esa loca idea que se le metió en la cabeza; casarse con Anna. . . estaba loco.
* Mejor déjalo así, Manta. * _Habló Pilika, antes de beber un poco de su te, acaparando la atención de todos los demás._ * Mi hermano dejó todo por Anna, su sueño, su familia, todo ha pasado a segundo plano, Anna es su prioridad y sé que no desistirá en sus planes de casarse con ella. *
Manta bajó la cabeza al escuchar a la joven ainu.
Si Horo Horo había hecho todo eso por Anna, entonces debía quererla demasiado.
Pero Anna. . .
Estaba sorprendida por las palabras de Pilika, que le abrieron los ojos a algo que había ignorado, tal vez sin querer.
““Entonces, por mi. . . él dejó todo. Y yo, todo este tiempo he pensado solo en mi. . . que egoísta soy.””
Sin decir una sola palabra, la rubia abandonó la estancia, dirigiéndose al jardín, sentándose sobre el pasillo de madera.
* Quizá Manta tenga razón, Horo Horo no debe estar conmigo, no sería justo. *
La joven suspiró profundamente, había tomado una decisión y esta era definitiva.
* No puedo permitir que renuncie a todo por mi. . . será lo mejor para él. *
Sin finalizar.
*~*~*~*~*~*~*~*~*~*
Un capítulo muy cortito, y que, según yo, refleja muy poco de lo que quería.
Deseaba que la discusión fuese más fuerte y profunda, que los demás shamanes participaran, y a fin de cuentas, él único que lo hizo fue Manta, bueno, es que él es el más dramático de todos, por otro lado, creo que cuando escribí este capítulo no estaba inspirada del todo.
Pero descuiden, que el capítulo que se viene es LEMON, aunque con un poquito de sufrimiento.
—I love HOROxANNA—.
~*~
Este fanfiction fue escrito por MAEDA Ai. Y es material de “Fallen Angel”.
Totalizado el 25 de Mayo de 2005.
La dama del Hentai: Maeda Ai.
*~*~*~*~*~*~*~*~*~*
|| Capítulo 7 ||
-
hannkura liked this · 4 years ago
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Es como volver a empezar _C4_
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Anime: Shaman King
Rating: M
Pareja: Horo Horo & Anna
Sinopsis: Después de la muerte de Yoh, hay alguien que se preocupa por Anna. Pero, ¿él?... ¿por qué él?.
Advertencia: Lemon (NSFW)
*~*~*~*~*~*~*~*~*~*
Por: Maeda Ai.
*~*~*~*~*~*~*~*~*~*
.:: Capítulo 4: “Visitas inesperadas” ::.
*~*~*~*~*~*~*~*~*~*
.
Cuidadosamente, deslizó la puerta, no deseaba que la rubia despertase, no ahora, no.
Intranquilo, bajó las escaleras, guiado por la fuerte presencia que invadía toda la casa. A cada paso que daba, con cada segundo que pasaba, se cuestionaba el por qué de la visita de este shaman.
El miedo lo invadió entonces; quizá esto significaba que debía alejarse definitivamente de Anna.
* No, no... me moriría sin ella. *
Aquello fue un susurró, escuchado tan solo por el mismo peliazul, quien oprimió fuertemente los puños. La sola idea de alejarse de ella, le destrozaba el corazón y más después de haber hecho el amor con tan maravillosa mujer.
Bajó las escaleras, guiado por el poder espiritual del inesperado “visitante”, entonces, se percató que la luz que alumbraba el jardín estaba encendida, cuando el recordaba haberla apagado horas atrás.
Y al salir, pudo verlo...
Un joven se hallaba sentado sobre el pasillo de madera, admirando todas las blancas lucecitas que adornaban el oscuro manto del cielo.
* ¡ Yoh !... *
Un suave murmullo de sorpresa escapó de los labios del peliazul, sorpresa, sí, aunque ya sabía perfectamente, desde el instante mismo en que sintió un fuerte poder espiritual, que era el mismísimo Shaman King el que había venido esta noche.
* ¿Qué quieres?, ¿a qué has venido?. *
Aquello fue un claro reproche por parte del ainu.
El tono de voz reflejaba su total desaprobación hacia el castaño, cuya sola presencia era, de cierta forma, indeseada, incomoda, inoportuna... le traía problemas.
Sin embargo, por otro lado, se sentía feliz de volverlo a ver, estaba consciente de ello. Quizá por eso una parte de él se sentía como un niño pequeño al que le esperaba un fuerte regaño por lo que recién había hecho con la bella itako.
Horo Horo no obtuvo respuesta, tan solo observó como el shaman de morena piel lo invitaba a sentarse junto a él para admirar las estrellas.
El ainu se acercó con cierta reserva y es que de cierta forma ellos eran rivales, ahora tenían algo más en común, algo, o mejor dicho... alguien. Sí, ambos la amaban, la querían a ella... a Anna.
* Te lo dije... ella es la mujer más maravillosa de todo el mundo. * _Yoh le habló de pronto._ * ¿Ahora me crees?. *
En el rostro del ainu podía apreciarse la melancolía.
Era verdad; la primera vez que escuchó aquellas palabras de parte del Asakura, lo creyó loco, un completo imbécil. ¿Cómo podía expresarse así de la rubia sacerdotisa?, considerarla maravillosa... Yoh no baka, si Kyouyama era una mujer fría, avara, cruel.
““Anna es el mismísimo demonio en persona.””
Eso pensaba el Usui de la rubia mujer y ahora...
* Tenías razón, ella es... tan perfecta. *
Yoh sonrió satisfecho, se notaba la sinceridad de su amigo, sin mencionar el cariño, los obvios sentimientos que el ainu profesaba por la que laguna vez fuese la esposa del Shaman King.
Sí, el Shaman King, Yoh Asakura, había vuelto; ¿la razón?... no la sabía, pero sospechaba que la razón era separarlo de Anna, exigirle que termine su reciente relación con la rubia.
““Sí, eso debe ser.””
Pensaba con tristeza el joven del norte.
Y creía estar en lo correcto, después de todo, ella fue su esposa, la misma mujer a la que Horo Horo nunca trató con delicadeza; disfrutaba hacerla rabiar y sin embargo, ahora...
* Y aunque me exijas alejarme de Anna, que la deje... me sería imposible. *
Sí, imposible, sin ella se moría.
Sin su compañía, su suave voz entonando su nombre; esas suaves manos acariciando su cuerpo, el delicioso aroma de su frágil figura e incluso si ella no le gritaba como acostumbraba, no sería feliz.
* Perdóname por haberme involucrado con ella; nunca ha sido mi intención que se olvide de ti, eso no, simplemente me enamoré... lo siento. *
* Pues no lo sientas. *
La voz del difunto shaman lo sorprendió, obligándolo a alzar la mirada. Seguía intacta la sonrisa en el rostro de ese joven.
Así es, Horo no debía arrepentirse, ni disculparse por nada en absoluto, todo lo contrario.
* ¿La sabes, Horo Horo?, ¿la razón por la que vine esta noche?. *
El ainu negó con la cabeza, tan solo como respuesta. ¿Cómo iba a saberlo?, Yoh estaba muerto, eso era claro, solo era su alma la que estaba aquí, pero... seguramente sería por breves momentos.
* Bueno, quería agradecerte por haber cuidado de ella todo este tiempo. De todos mis amigos, jamás creí que fueses tu el que la acompañara. *
Horo lo miró incrédulo.
Y él que pensó que el Asakura vendría a exigirle que se alejara de ella por no creerlo merecedor de su cariño... que estúpido fue al pensar que así sería.
Por otra parte Yoh sonreía tranquilamente; imaginaba que Manta podría acompañar a Anna como el buen amigo que siempre fue, Ryu e incluso Len, aunque este último quizá lo haría con sentimientos distintos desde un principio. Nunca estuvo muy seguro de que tipo de sentimientos tenía Len hacia su esposa.
Pero la sorpresa que se llevo el Shaman King, fue grande al enterarse de que fue el peliazul el que acompañó a Anna todo este tiempo.
Horo Horo sonrió irónico, todo era demasiado bueno para ser verdad.
Yoh le estaba “dando permiso” para amar a la sacerdotisa; él vino especialmente para agrad... un momento !!...
* ¿Cómo es que estas aquí?, ¿quién te invocó?, cómo...? *
El chico de castaños cabellos rio divertido, llevaban un buen rato conversando y hasta ahora se le ocurría preguntarle el “cómo” de su presencia. Era obvio que su visita preocupó al ainu.
* Fue mi abuela... yo... solo quería saber como estaba Anna. Ahora estoy más tranquilo. *
Aquellas sinceras palabras, le arrancaron un amplia sonrisa al shaman de hielo. Sí, él se encargaría que la itako fuese completamente feliz.
Horo estaba tan concentrado en sus planes a futuro, que tardó en percatarse de la sospechosa y extraña mirada de su amigo.
* Lo sabía. *
* Qué cosa?. *
* Nunca te lo dije, pero... parece ser que lo descubriste por ti mismo. *
El ainu no sabía a que se refería el otro shaman, pero su sonrisa acusadora y los suaves codazos lo estaban incomodando.
* Su forma de hacer el amor... es maravillosa !. *
Era más que intenso el rojo en las mejillas del muchacho peliazul.
Era obvio que Yoh estuviese al tanto de lo que él y Anna hicieron, más ese comentario era algo que... nunca esperó de él.
* B-bu, bueno, Yoh... eso, eso no, bueno sí, es que... *
Horo Horo tartamudeó un poco, tratando de salir de la vergonzosa situación, más nada pudo decir. Y es que era verdad, tener relaciones con la rubia itako era... sencillamente indescriptible.
Sentir su suave y pálida piel era la mejor sensación que pudiese haber sentido.
* Prométeme que la amarás intensamente y cuidaras que nada la haga sufrir. *
* Claro, ni siquiera tienes que pe... ¿Yoh?... *
El ainu giró el rostro a un costado, buscando la sonriente expresión de su amigo, pero este ya no estaba.
Lo buscó, confundido, en todas direcciones, pero nada...
* Se ha ido. *
Fue un suave susurro que venía cargado de nostalgia.
Levantó el rostro para admirar las estrellas... ¡ ese tonto !, quería asegurarse de que el joven de Hokkaido amaba plenamente a la sacerdotisa.
Horo Horo respiró cansado, no esperaba una conversación como esa después de hacer el amor con Anna Kyouyama.
Después de un rato, simplemente se puso de pie y regresó tranquilamente a la habitación de la itako, dispuesto a dormir y descansar a su lado, cobijado por su piel de leche, y relajado con el exquisito aroma de su cuerpo.
~*~
~*~
~*~
Deslizó la puerta de la recamara, entrando sigilosamente; contemplando la delgada silueta que descansaba bajo las sabanas, silueta que temblaba ligeramente.
““Quizá por el frío de la noche.””
Pensó, más fue una idea que desechó en cuanto se acercó para ocupar su nuevo lugar en ese futon.
Ella temblaba, dejando que los sollozos escapasen sin remedio de sus dulces labios... Anna lloraba y eso le rompía el corazón. Así como la primera vez que la vio derramando lágrimas; ahora recordaba el viejo dolor de verla llorar así.
* Anna... Annita, ¿por qué llo... *
* Él estuvo aquí, sentí su presencia. * _Le dijo ella, interrumpiéndolo con voz que se quebraba en cada palabra._ * Pero, no sé porque.. no quiso verme. Es que no entiendo, tanto tiempo, ¿por qué ahora que estoy contigo?, ¿por qué?. Yo... no tengo intenciones de alejarme de ti. *
Al decir esto último, Anna giró sobre el futon, enfrentando los sorprendidos ojos del shaman de hielo. Ella quería estar con él y estaba tan asustada como lo estuvo él mismo al sentir la presencia de Yoh.
* No te preocupes; ya te lo dije, no pienso dejarte. *
La acercó a él hasta envolverla en un fuerte abrazo que de inmediato fue correspondido.
Horo no tardó en contarle hasta el más mínimo detalle de la conversación que recién había tenido con el que alguna vez llegó a ser el Shaman King.
* Él... ¿vino solo para eso?, para asegurarse de que yo era feliz?. *
* Sí, y te prometo que me aseguraré de que así sea. *
* ¿Por qué él te lo pidió?. *
* Por eso, sí, pero más que nada, porque usted, señorita amargada... es la mujer a la que amo. *
Anna lo miró con ojos furiosos aunque un sutil brillo de cariño se reflejaba en sus gemas negras.
* Horo no baka. *
El peliazul sonrió divertido por la expresión de su amante, mientras esta se abrazaba nuevamente a él para poco después, recostarse, ambos, sobre el futon, tratando de conciliar el sueño.
Estaban realmente cansados, no en balde, la noche casi terminaba y no habían dormido casi nada. Pues primero ocuparon la noche para amarse y luego, la inesperada visita del Asakura les había robado el sueño, ese sueño que de ahora en adelante pretendían compartir juntos desde esta noche....
Y hasta la última que les quedara.
Sin finalizar.
*~*~*~*~*~*~*~*~*~*
Segun yo, era muy fácil adivinar que se trataba de Yoh, ¿no?.
En realidad, tomando en cuenta que todos aquí pueden ver fantasmas, me pareció buena idea meter a Yoh en esto ya después de muerto.
Por otra parte, la conversación entre ambos shamanes era con el objetivo de que compartiesen sus pensamientos sobre la mujer que aman, que es, nada menos que la misma chica, itako no Anna.
—I love HOROxANNA—.
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Este fanfiction fue escrito por MAEDA Ai. Y es material de “Fallen Angel”.
Totalizado el 25 de Mayo de 2005.
La dama del Hentai: Maeda Ai.
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|| Capítulo 5 ||
Amarte es cuestión de tiempo
![Amarte Es Cuestin De Tiempo](https://64.media.tumblr.com/8af6103dd1b0d6dc55599507ca733b03/45b72844a9d307c4-3e/s400x600/fb9159dbe427d1249f174ace54d1a3a67ba7a62d.png)
Anime: Gundam Wing
Rating: M
Pareja: Heero & Relena
Sinopsis: Saber lo que él deseaba hacer con ella, amarla o matarla... sólo era cuestión de tiempo.
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Por: Maeda Ai.
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Una figura ágil y sigilosa recorre rápidamente los extensos jardines de la mansión de los Darlian.
No es la primera vez que así lo hace. Y las razones por las que visita con frecuencia este lugar son cada vez más fuertes e importantes.
Pronto, llega hasta la mansión. Escalando un gran árbol que le facilitará el acceso a su destino final: la habitación de la hija única de la familia.
Equilibrándose sobre una de las ramas del árbol, toca suavemente la ventana para que la persona que se encuentra en el interior le permita la entrada. Así es, una joven rubia se acerca a la ventana y cuidadosamente la abre; el extraño hombre entra sin mirar a su anfitriona, dirigiéndose al centro de la habitación.
Una vez dentro el invitado, la chica cierra nuevamente la ventana y mira a su compañero indicándole que tome asiento sobre el pequeño sofá que frente a él está.
* Espera un momento, por favor. En seguida estoy contigo. *
Ella se sienta en el taburete frente al tocador y continua cepillando su largo y brillante cabello, con tranquilidad tal que tranquiliza también a su visitante.
Más sin embargo el chico no es tan paciente. Después de un rato comienza a caminar de un lado a otro de la habitación esperando a que la joven termine con lo que hace y así entablar una conversación, si es que puede esperar más. Es eso o saltarse esa pequeña e insignificante parte del proceso e ir directamente a lo que le interesa.
* Disculpa por haberte hecho esperar. *
Le dice ella después de un rato.
De la forma más despreocupada, la jovencita comienza a hablar con el chico sobre algunos de sus asuntos de mujer, quizás para romper el hielo y no decir algo impropio, pero...
* Nada de eso me importa; lo que quiero decirte es... *
La interrumpió. Sin amabilidad o intenciones de ocultar un poco su desinterés por lo que ella hace. De cualquier forma no completó la frase, la voz le falló en un momento clave y eso se tornó incomodo.
Aunque en la primera vez que vino aquí las razones que tenia para introducirse en propiedad ajena eran bastante distintas a las que ahora lo obligan a hacerlo, eso no quiere decir que su objetivo principal haya desaparecido o dejado de tener razón de ser. Aun había algo que le indicaba que debía aniquilar a la jovencita.
Más sin embargo la inseguridad y la confusión, que apenas y podía disimular, se apoderaron de su mente para dejarlo momentáneamente desarmado ante aquella mujer.
Y mirando fugazmente los femeninos ojos azules, se da cuenta de que la chica parece comprender sus emociones aunque desconozca la razón de estas.
* En ese caso, dime que te trajo aquí. *
* Bueno, yo... *
El joven se congela... se sonroja. Los motivos de eso son demasiado vergonzosos para él.
En ese momento, fue como si su conciencia dejara de funcionar ante aquella mujer; sumergiéndolo así en un conflicto que nunca antes había tenido, pero que disfrutó infinitamente.
No terminó la respuesta. Es más, sin saber lo que hacía, se acercó a ella manteniendo la mirada bien clavada sobre aquellos ojos.
Acaricio lentamente una de las mejillas de la chica con el dorso de la mano, y poco después atrapó entre esta un delgado mechón de su rubio cabello para sentir la suavidad del mismo. Luego lo acercó a sus labios y lo besó suavemente, sorprendiendo con ello a la mujer.
¡Que demonios!. La intentó abrazar y, de hecho, lo hizo gustoso al mismo tiempo que respiró el agradable aroma que emanaba del cuello de la muchacha. Poco después la besó en el mismo lugar.
Escuchando satisfecho los tímidos gemidos que ella le regalaba en agradecimiento.
* Oh, Heero. *
Sonriendo ante el llamado de su compañera, el asesino se separó de ella lo suficiente como para contemplar el brillo en las pupilas de la mujer. Delatando la tierna confusión pero también el gozo de su parte ante esta nueva situación.
El soldado dejó de hacerle caso por un momento a su lógica. Consciente del camino que sus manos estaban recorriendo, del como fueron a dar hasta la bata de dormir de la chica y desatar pacientemente los listones que sujetaban la prenda a su cuerpo; separando los extremos del atuendo nocturno después de unos instantes y así... admirar el desnudo cuerpo de la joven.
* Eres tanto o más hermosa de lo que te recordaba, Relena. *
La misma joven lo tomó suavemente de la mano para guiarlo directo hasta su cama.
Habiéndola despojado por completo de aquella prenda la hizo recostarse ligeramente sobre el lecho que ahora los recibe a ambos.
Besándola con tranquilidad en los labios; disfrutando del momento. El tanto desearlo sin siquiera darse cuenta de ello.
Lo que hace, el dulce sabor de su boca lo apasiona... le gusta mucho.
Todo esto por lo que había esperado. Aquello que siempre, y hasta ahora, fue desconocido para el. Monótonos actos humanos que no eran de su conocimiento y que puede descubrir con ella porque ella misma se lo permite.
Vivir, tocar y sentir... sentir su cuerpo, sus labios... su cariño.
Consciente a la perfección de las caricias que la mujer le brinda. Totalmente enfocado en los escalofríos que la suave piel de sus manos le provocan.
* ¿De verdad quieres hacer esto?. * _Preguntó._ * Mis intenciones de aniquilarte siguen en pie... no quiero que después te arrepientas. *
Las palabras de Heero no hicieron eco en el corazón de la doncella. Era como si en ese momento no existiera nada más que ellos dos y sus cuerpos. Por ello la voz del joven no se clavó en la mente de la chica.
Y ésta, que sabía perfectamente lo que quería, lo besó apasionadamente, callándolo, dando respuesta afirmativa sin saberlo a la cuestión del muchacho.
Ansioso, Yuy deslizó sus traviesas manos por la totalidad del cuerpo de la joven; acariciando y aprisionando constantemente los pechos femeninos que, ante dichos contactos, se endurecían para provocarle cierta necesidad al soldado de siempre tocar a la joven con más delirio y confianza.
* ¿Por qué?. *
De pronto, la pequeña boquita de la mujer se abrió para interrogar al compañero. Fue una pregunta pequeña pero la misma fue comprendida ampliamente por el chico.
El hombre no quiso responder; dirigiendo las palmas de las manos hasta la estrecha cintura de su amante, donde se ajustaron a la perfección, le permitió a Relena sentir no solo la fuerza con que la sujetaba, acción que dejaba muy claro el deseo de pertenencia que el muchacho tenía por ella, sino también la lengua y los labios del asesino deleitarse con los pequeños y tremendamente endurecidos pezones. Aquellos que acariciaba dulcemente con la lengua, mordía suavemente, y succionaba y besaba con los ansiosos labios.
* Aahh, Hee... Heero... * _Gimió suavemente la joven._ * Esto es, esto es...*
Las entrecortadas frases se detenían conforme los labios de Heero Yuy avanzaban sobre la silueta de mujer en dirección a aquel lugar que le prometía recibirlo con calor, comodidad y placer.
Así, guiado por la impura sensación que ya se había apoderado por completo de su ser: excitación; profano la tierra, veces atrás virgen, blanca y suave.
Tranquilo pero ansioso, besó los labios vaginales del cuerpo de Relena logrando que esta cerrara los ojos con fuerza debido a la sorpresa de la desconocida sensación que llegaba a su cuerpo. Los sonidos de satisfacción que escapaban desesperados de la boca de la jovencita se esparcieron por toda la habitación, recorriendo esta y llegando finalmente a los sensibles oídos del muchacho, incitándolo a profundizar aquel ataque.
De un momento a otro, Heero introdujo su lengua con un entusiasmo tal que Relena terminó temblando entre gritos... derramando la primera corriente de un flujo de excitación verdadera.
Yuy probó las mieles que extrajo de la carne interior de su amante. Saboreando desquiciadamente el sabor a mujer que en su paladar volvía a albergarse.
Excitada, al borde de la desesperación, la joven colocó las manos sobre el cabello del muchacho para retenerlo ahí, en la parte más sensible de su cuerpo ante los labios del joven... la parte de su cuerpo que, con más ansias que ninguna otra, ardía de pasión por el complemento masculino que de ella se posesionaba: Heero Yuy.
* Heerooo !!... *
Gritó ella, suavemente; la emoción de un pequeño orgasmo que la invadía se reflejó en aquella reacción delatadora de sensaciones placenteras en su cuerpo.
Agitada rogó por unos segundos de descanso que el muchacho se negó a darle; lanzándose de inmediato contra el cuello de la joven, Yuy besó y mordió delirante aquel área que se encontraba severamente sensible por el reciente derramamiento de gozo en su cuerpo.
Algunas marcas fueron la huella y evidencia de que los labios del chico se habían ensañado con el cuello de la mujer... besándola una vez más, robándole el aire; extrayendo el poco aliento que ella conservaba después de haberlo tomado con desesperación.
Relena se permitió abrazar al joven durante aquella caricia de la que sus labios no querían, ni podían escapar. Siempre así... mientras el cuerpo de ambos no lo reflejaba abiertamente, pero vibraban en roja pasión por el otro ser que se encontraba pensando a su vez en el otro.
La chica pareció relajarse y acostumbrarse a las exigentes caricias y actos de su compañero. Lo demostró al hacer un pequeño esfuerzo y resistirse a las tentaciones de la boca de Yuy e ir paseando sus labios por el cuerpo del chico. Deleitándose paulatinamente con el cuello del soldado, tal como él lo hiciera minutos atrás; disfrutando la piel del pecho varonil del muchacho y divirtiéndose con la agradable situación que se presentó al apenas rozar sus labios con el abdomen de Heero, quien tembló ligeramente, lo que hizo que Relena alzará la mirada para observar el rostro de su amante y percatarse de la agradable sonrisa que este le mostraba, sin mencionar el inusual rubor en sus mejillas.
El asesino amplió la sonrisa sin dejar de mirar por un solo instante a la chica...
* Me haces cosquillas. *
Dijo mientras le sonreía un poco más. El comentario del soldado hizo que la única hija de los Darlian sonriera divertida como pocas veces lo había hecho. Y tratando de calmar esa sensación, por fin dirigió los labios hasta el miembro masculino de su acompañante; dando así el último paso que salvara la distancia entre el abdomen y el pene de Yuy.
Primero tranquila y luego más constante, la chica recorrió con lengua y labios la absoluta longitud de aquel arma sexual. Estrujándolo con sus manos logro hacer que el pene alcanzara la tremenda erección que para esos momentos ya tenía. Permitiéndose saborear no solo el exquisito manjar de sensible carne que frente a ella y en su boca tenía, sino también de disfrutar los excitantes sonidos de placer provenientes del muchacho, quien entre bocado y bocado que sentía a la parte más vulnerable de su cuerpo, igual experimentó las desquiciantes succiones a su miembro.
Resistiendo tan solo gracias a que Relena se tomaba sus segundos de descanso; midiendo el tiempo en que el pudiese terminar.
Alejándose de la más excitante pieza de la figura de su compañero, la joven colocó sus labios justo sobre los del soldado. Dando y recibiendo uno de los inconstantes besos llenos de locura y placer, ternura y pasión, que entre ellos a veces se presentaban y que solo Heero Yuy sabia brindarle.
Absorbiendo todo el placer, aquel intenso candor, el tan conocido y agradable sabor a miel. Tomando una posición más cómoda para realmente comenzar con el juego, el piloto se sentó en medio de la cama sujetando a Relena por la cintura para guiarla de tal manera en que ella pudiera sentarse poco a poco sobre su pelvis; y con cada descenso hacia su miembro, permitía que este se introdujera parcialmente en aquel cuerpo de mujer que tanto había anhelado.
* Oohh, Heero, continúa. *
La voz de la chica delató las emociones que tomaban posesión de su cuerpo; un cuerpo presa de placer y cariño reprimido por el tiempo y que difícilmente creía que le fuese correspondido.
* No voy a soltarte, ¿entiendes?. * _Habló el soldado._ * Acostúmbrate. *
Después de un rato, Yuy inició con afirmaciones que aparentemente estaban fuera de lugar; más sin embargo estas se debían al presente, aunque pasajero, dolor que se originaba en la entrepierna de la joven. La brusquedad de Heero en realidad no era tanta, y esta no era la primera vez que se enredaban en las sabanas de una cama. Todo se debía a la estreches de la vagina de Relena; la cavidad que a pesar de haber recibido gustosa en ocasiones anteriores aquella espada masculina, aun no se acostumbraba por completo a esta.
Con todo y esto el pene del muchacho se abría paso con facilidad, quizás más aun que en ocasiones anteriores, por las paredes vaginales que lo estimulaban con cada roce, con cada contracción.
Los fluidos y secreciones producto de la excitación acompañadas por un poco de plasma rojo que teñía ligeramente del mismo color a las sabanas, escapaban tímidamente del cuerpo de la joven.
Un par de gemidos ahogados y los rasguños en la espalda del mismo, fueron pasajeros una vez que la humedad de la vagina fue suficiente para facilitarle al chico el deslizarse libremente dentro de ella. Entrando y saliendo con frenesí, a un ritmo considerablemente rápido por el intenso incremento de la excitación en las siluetas y el calor en la habitación.
* Me encantas !. *
Comentó Heero mientras acariciaba el rubio cabello de su amante desesperada.
Benditos roces que apenas y podían considerarse caricias. La lluvia de besos y mordidas suaves a la piel de la joven y los gemidos que abrazaban la habitación, los mismos que ya ni siquiera eran reprimidos se manifestaron sin razón.
* Ah, Heero... te quiero tanto !!. *
La misma frase, las mismas palabras que el asesino ya se sabía de memoria, fueron elevadas al aire una vez más poco antes de devorar a besos los labios de un joven enamorado, aun sin saberlo.
El va y ven de las caderas de ambos comenzaba a intensificarse mientras sus labios se confundían con los del otro. La aceleración del ritmo; el aumento del latir del corazón que pareciera clamaba por salir disparado de emoción y sentimientos que este aun no era capaz de comprender por completo.
Un par de gritos de placer por parte de Relena... y el clímax que se venía. Todo fue antecesor del orgasmo que se originaba en la vagina de la chica y se extendiera por medio de sensaciones mil a todo su cuerpo.
Dejándose caer de espaldas sobre la cama, Heero la abandonó apenas segundos antes de liberar una eyaculación la cual cayó sobre la cama y la figura de la semiinconsciente mujer. Y luego, igual que lo hiciera ella antes, el se dejo caer rendido sobre el cuerpo femenino, con la respiración agitada y cada quien presa de sus propios pensamientos y conclusiones sobre sus actos.
* ¿Aun deseas eliminarme, Heero?. * _La interrogante voz surgió entre el silencio de la recamara._ * Es que yo no... *
Queriendo hablar de algo que no fuera muerte, pero... de hecho esa situación era una de las pocas que la unían a aquel asesino que, por ahora, se estaba reservando el derecho de aniquilarla como a cualquier otra persona.
Así, después de un considerable periodo de silencio por parte de Yuy, y una guerra interior sobre decidir la respuesta que le daría a la chica, finalmente habló:
* Sí. *
El rostro de la joven se llenó de tristeza y decepción ante aquella palabra.
Entonces... Heero solo la estaba usando como un objeto de placer. No había ni cariño, ni perdón... nada.
* Pero... *
Esa voz que Relena no deseaba oír más, hacía eco en el ambiente; exigiendo atención y una vez obteniéndola, proseguir con su cometido
* Por ahora, no sé por qué... no siento el deseo de hacerlo. *
Aquellas palabras tan simples no eran producto de la hipocresía o la mentira. La sinceridad las acompañaba y las resaltaba con la tranquilidad del muchacho y los besos que, de pronto, se posesionaron de los emocionados labios de la mujer. Mujer que gustosa recibió es acaricia con igual o mayor intensidad.
Para ella era más que suficiente que las cosas fueran así. Si él la mataba más adelante o no, ahora eso no importaba realmente.
Tan solo... tan solo sabía que en estos momentos Heero la estaba besando con pasión y quizás... algo más.
Saber lo que él deseaba hacer con ella, amarla o matarla... sólo era cuestión de tiempo.
Finalizado.
*~*~*~*~*~*~*~*~*~*
Si estrictamente tuviera que haber un lapso de tiempo para el fic, este sería después de que Heero conociera a Relena y poco antes de que el padre de ella muriese.
~*~
Este fanfiction fue escrito por MAEDA Ai. Y es material de “Fallen Angel”.
Totalizado el 31 de Octubre de 2002.
La dama del Hentai: Maeda Ai.
*~*~*~*~*~*~*~*~*~*
Es como volver a empezar _C10_
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Anime: Shaman King
Rating: M
Pareja: Horo Horo & Anna
Sinopsis: Después de la muerte de Yoh, hay alguien que se preocupa por Anna. Pero, ¿él?... ¿por qué él?.
Advertencia: Lemon (NSFW)
*~*~*~*~*~*~*~*~*~*
Por: Maeda Ai.
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.:: Capítulo 10: “Y no es una nueva vida” ::.
*~*~*~*~*~*~*~*~*~*
.
El peliazul la miraba con cierto enojo; ella no debía estar aquí, podría hacerse daño, lastimarse.
* Anna, deberías estar en la casa, descansando. *
Le dijo el muchacho, sosteniéndola firmemente de los hombros, tratando de hacerle entender.
* ¿Crees que vine a ayudarte a plantar arbolitos?. Pobre idiota !. *
La voz de la rubia sonaba fría e indiferente; ni siquiera su estado actual la ablandaba un poco.
* Toma. * _Anna le entregó un paquete perfectamente envuelto en un pañuelo._ * Se te olvidó esto. *
Horo Horo la miró sorprendido, ella había caminado por más de treinta minutos tan solo para traerle su almuerzo que se le había olvidado en. . . un momento.
* Anna, se me hizo tarde en la mañana y no tuve tiempo de prepararlo. *
* Ya lo sé, baka !, Yo lo hice para ti. *
* ¡Tonta!, te he dicho que te cuides, ¿por qué no me haces caso?. *
La voz del shaman de hielo sonaba dura, aunque con un sutil aire de preocupación.
La sacerdotisa giró sus negros ojos a un costado, ignorándolo completamente y caminó hasta sentarse sobre una roca. No es que no le gustara que el ainu se preocupase por ella. . .
““Es solo que a veces, me sofoca.””
Pensaba la chica, mientras preparaba todo para que el muchacho degustara de su comida.
Más el peliazul seguía ahí de pie, mirándola con desaprobación; ahora sí parecía estar muy disgustado con ella.
* Vamos, ya quita esa cara, no me va a pasar nada con tan solo cocinar un poco de curri. *
Le dijo Anna, mostrando una sutil, pero hermosa, sonrisa que simplemente “desarmó” al shaman.
Horo cerró los ojos y suspiró resignado mientras se sentaba sobre la hierba del campo, al lado de la rubia.
Comenzó a comer en silencio, analizando un poco su actitud hacia Kyouyama; en verdad trataba de no ser tan exagerado y comportarse más tranquilo, pero le era muy difícil. Amaba tanto a esa amargada mujer, y ahora con lo de su embarazo, pues...
* Te ves muy linda. *
La voz dulce de su compañero la hizo sonrojarse.
Horokeu la abrazó delicadamente, al tiempo que la miraba con un amplia sonrisa que pareció contagiarle, pues la itako no pudo evitar sonreírle, aunque más sutilmente.
Anna cerró los ojos y giró el rostro a un costado, evitando el contacto visual con el que desde hace varios meses era su compañero.
* Sí, claro. Dudo que pienses lo mismo cuando tenga más de ocho meses y me vea tan gorda como una pelota de playa. *
* Ja,ja,ja, ¿me crees capaz de burlarme de ti?. No podría, no de la madre de mi hijo. *
Le dijo él, posando una mano sobre el vientre ligeramente abultado de la rubia.
Cinco meses de embarazo y este apenas comenzaba a notarse.
El ainu no pudo evitar recordar aquella vez en que Anna le diese la noticia.
~*~
~*~
~*~
La había visto tejer por lo menos dos semanas antes y él, tan tonto y distraído. . . ahora le causaban risa las palabras que le dijo. . .
* Oye, Anna, esto no ve va a quedar. *
Le decía, sosteniendo un pequeño suéter azul celeste.
Es que, si ya antes le había tejido ropa y sabía su talla, ¿por qué esta vez la hizo tan pequeña?.
* ¡ Si serás idiota !, no es para ti. *
* Entonces, ¿para quién?. *
La pregunta del shaman sonó tan inocente, más obtuvo la fría, fija y penetrante mirada de la itako, entonces, una de sus neuronas pareció trabajar. . .
* Es acaso lo que estoy pensando, Anna?, ¿estás esperando un bebé?. ¿Por qué no me lo habías dicho?. *
Tantas preguntas y la sacerdotisa tan callada y aun dolida con él.
Ese idiota !, por supuesto que ya se lo había dicho, precisamente la semana pasada, pero ese estúpido estaba tan “concentrado” devorando la cena de aquella noche, que no le prestó atención.
Usui se sentía como un patán; sin querer la había lastimado.
Anna miraba a un costado, claramente enfadad y triste por culpa suya, pero quizás también por los cambios que afectaban su estado de animo.
El shaman la miró enternecido; acercándose a la mujer, se arrodilló frente a ella, recargando la cabeza sobre sus piernas, muy cerca del vientre de la chica.
* Hola, bebé. . . * _Decía el ainu, acariciando con suavidad el vientre de su compañera._ * Yo soy tu padre. *
* Oh, Horokeu. *
Anna no pudo evitar sonreír, llena de felicidad y ternura.
El peliazul siempre sabía como hacerle olvidar todo disgusto.
~*~
~*~
~*~
Los labios de la rubia formaron una pequeña sonrisa al recordar esa ocasión.
Y dejó que su mente divagara un poquito más.
Es que nunca creyó que terminaría siendo la pareja del shaman de hielo.
La vida tranquila y sin preocupaciones que siempre quiso, la vivió al lado de Yoh, más todo aquello se vino abajo cuando murió el primer, y a quien siempre creyó el único, hombre de su vida.
““Y luego él. . . Horo Horo me hizo amar otra vez. ¿Quién lo diría?.””
Pensaba Kyouyama, con la mirada pérdida en el campo de plantas del ainu.
Ella había plantado el primer árbol y nada más. El shaman no la dejaba hacer casi nada, pero se sentía feliz de que el peliazul estuviese trabajando duro para ver realizado su sueño de un campo de plantas, el cual por ahora era pequeño, pero después, con el tiempo. . .
““Será un lugar enorme y hermoso.””
Pensó la sacerdotisa, completamente orgullosa del joven, quien le hablaba con voz suave, tratando de acaparar su atención.
* Anna. *
* Mmm. *
* Cuando nuestro hijo nazca. . . casémonos. *
La itako lo miró con sorpresa y emoción.
Hacía mucho tiempo que Horo Horo no mencionaba nada sobre el matrimonio.
* Pero no quiero que después te arrepientas de haberte casado con una mujer amargada. *
Le dijo ella, con voz divertida.
* Eso no pasará. Ven, te llevaré a casa. *
Anna aceptó la mano del peliazul.
Y caminaron tomados de la mano, de regreso a su hogar. Anna recargó la cabeza en el hombro del ainu; una linda sonrisa adornando su bello rostro.
Era muy feliz, estar al lado de Horokeu, enamorada una vez más, era maravilloso.
Y aunque a veces recordaba a Yoh y se preguntaba como serían las cosas si él no hubiese muerto, solo puede pensar que igual sería feliz, aunque quizá de distinta manera, en otro lugar, con otras experiencias.
““Más trato de no pensar mucho en ello, no tiene caso.””
Eran los pensamientos de la rubia, que no se arrepentía del rumbo que había tomado su vida, todo lo contrario. . .
* Te amo. . . arigatou.*
* Eh. Y eso?, ¿a qué se debe?. *
* Por estar conmigo y hacerme vivir este presente. *
La felicidad, el amor. . . la tranquilidad que tanto deseaba, todo había vuelto.
Y no es una nueva vida. . .
Es solo volver a empezar.
Finalizado.
*~*~*~*~*~*~*~*~*~*
POR FIN !!.
Mucho amor, mucha ternura, mucha miel, nada de lemon ^^’.
Me gustó este final, donde la itako esta feliz con lo que tiene y no lo cambiaría por nada, ni por el pasado. Y hasta les di un pequeño regalo ^o^.
—I love HOROxANNA—.
~*~
Este fanfiction fue escrito por MAEDA Ai. Y es material de “Fallen Angel”.
Totalizado el 25 de Mayo de 2005.
La dama del Hentai: Maeda Ai.
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Durmiendo con el enemigo _C2_
![Durmiendo Con El Enemigo _C2_](https://64.media.tumblr.com/fa25c9a7ffb2f02607082954af7ac30c/0419dab0a49b4a77-0e/s400x600/4d305418a3d87aa81a66428082ca20f8c50b89de.png)
Anime: InuYasha
Rating: M
Pareja: Sesshoumaru & Kagome
Sinopsis: No deseaba volver atrás, quería estar prisionera entre los brazos de un demonio, nada más que el amante perfecto. No deseaba la libertad, ya no más.
Advertencia: Lemon (NSFW)
*~*~*~*~*~*~*~*~*~*
Por: Maeda Ai.
*~*~*~*~*~*~*~*~*~*
.:: Capítulo 1 ::.
*~*~*~*~*~*~*~*~*~*
.
* ¿Esperabas a alguien más?... *
Los ojos del yokai ardían por la cólera.
¿Acaso algún otro ya había venido aquí antes?... lo mataría si así fuere.
Sesshoumaru gruñó levemente, sujetando a Kagome por el brazo y empujándola dentro de la habitación, azotando la puerta con su cola esponjada.
* ¿Quién es él?, ¡dímelo!... * _Los misteriosos ojos del demonio brillaban intensamente_ * Es el lobo acaso?. *
La chica parpadeó unas cuantas veces.
¿Sería posible que Sesshoumaru estuviese celoso?.
““No, imposible... molesto quizás.””
Pensaba ella, después de todo, este hombre despreciaba a los humanos, y por tanto a ella.
El yokai oprimió con fuerza el brazo de Kagome, quien gimió levemente, tanto por el dolor cómo por el susto que se estaba llevando con este sujeto.
Más el ver la mueca de dolor en el bello rostro de la joven, lo hizo recuperar el autocontrol, tranquilizándose levemente. Al sentirse segura, Higurashi no pudo evitar el pensar en lo diferente que Sesshoumaru era de su medio hermano.
¿Qué le había pasado?. Nunca había perdido el control, por... ¡ celos !.
Desde que Rin apareció en su vida, se había vuelto, sin darse cuenta, un poco más tranquilo y ese era un proceso que Kagome iba a culminar... igual, sin que él pudiese siquiera imaginarlo, porque esto apenas había comenzado. Cómo prueba de ello estaba la curiosidad que esa mujer había despertado en él.
¿Pero qué diablos era lo que le interesaba de ella?, solo era una hembra humana, no más que carne suave y huesos frágiles. Pero no era su cuerpo débil, sino las sensaciones que la chica provocaba en el yokai.
Más calmado, pudo notar cómo la mujer temblaba ligera, pero nerviosamente; le tenía miedo.
Y no supo realmente que fue lo que lo impulsó; para cuando se dio cuenta, se encontraba rodeando la frágil figura femenina, su rostro hundido entre el cuello y el hombro de la joven, aspirando el agradable aroma que desprendían sus cabellos.
No le importó. . .
Era agradable, lo disfrutaba, quería estar así por largo rato, tenerla para él, solo para él. ¿Por qué no?, él era un hombre después de todo y tenía sus necesidades.
A Kagome, por su parte, por un momento se le detuvo el corazón por el miedo. Estaba entre los brazos de este demonio, podría destrozarla si la apretaba con tan solo un poco más de fuerza.
Más su corazón poco tardó en latir acelerado después de lo que vino. . .
Estaba aturdida, solo pudo ver su apuesto rostro por unos instantes, luego, los labios del yokai habían tomado los suyos en un beso.
““Él e-está besándome. . . “”
Pensaba la chica, aturdida, incrédula.
¿Qué estaba pasando?, ¿era esto un universo alterno?, él no era el verdadero Sesshoumaru. Fuese lo que fuese, poco importó, pues el contacto le resultó tan placentero a Higurashi, que al poco rato se encontró, sin siquiera pensarlo, correspondiendo aquel extraño y sorpresivo beso, permitiendo que el muchacho introdujera su lengua dentro de su boca; sus lenguas jugaban.
En ese momento, la temperatura en la habitación se tornó alta, siendo superada tan solo por el silencio, silencio que fue roto por un débil susurro de parte de Kagome.
* Rin. * _Alcanzó a decir entre besos._ * Esperaba a Rin. *
Sesshoumaru sonrió, rompiendo completamente el beso, mirando complacido las rojas mejillas de la chica, quien lo miraba embelesada.
La abrazó violentamente. . . así que todo se trataba de una niña; por una niña, se comportó como un imbécil, dejando la razón.
* A veces viene a que le cuente historias y termina por dormirse entre mis brazos. *
El yokai clavó la mirada en los profundos y oscuros ojos de la joven humana, quien sonrojada y temerosa, giró el rostro a un costado.
* No esta noche. * _Dijo el demonio, posando su mano sobre la mejilla de Kagome, obligándola suavemente a mirarlo._ * Pues tú y yo estaremos muy ocupados. *
Los ojos de la mujer se contrajeron.
Las palabras de Sesshoumaru tomaron sentido cuando sintió las manos de este, recorriendo los contornos de su cuerpo por encima de la ropa.
* Sesshoumaru, ¿qué, qué estás haciendo?, detente no, yo, aahhh. . . *
El yokai tomó nuevamente los labios de la joven antes de que esta pudiese terminar.
Tomándola entre sus brazos, el apuesto demonio la recostó sobre la cama, posándose encima de la fina figura de la mujer, aprisionándola bajo su propio cuerpo.
Aun mantenían el beso, beso que Kagome correspondía ya sin resistencia, jadeando suave y dulcemente. Sus manos aun la recorrían a placer aun por encima de la prenda que vestía, más no era la tela lo que quería sentir en ese momento, así que deslizó las manos debajo de la fina bata, palpando la suave y tibia piel de la mujer.
Ninguna de las hembras que tuvo en la cama, poseía una piel tan delicada, que lo invitara a perderse en su suavidad y dulce aroma.
Las ropas de la joven finalmente se deslizaron de su cuerpo para caer en el piso; las de él las siguieron.
Sesshoumaru la tocaba de tal manera, que ella creía que terminaría por desmayarse.
Era tal la pasión con que la tocaba en partes que la joven jamás hubiese imaginado, ni siquiera ella se había atrevido a tocarse para darse placer a sí misma y ahora, él. . . aahhh. . .
Toda su figura estaba expuesta ante el yokai, al natural, como debía ser. Más el demonio parecía prestar más atención a los senos de la mujer.
Kagome giró el rostro y apartó la mirada.
Los ojos del yokai centelleaban lujuria, sin esperar más, se inclinó para aprisionar el pequeño y duro pezón entre sus labios, primero lamiendo delicadamente y poco después, succionando con fervor.
Kagome gimió poco antes de separarse del demonio y cruzar los brazos sobre sus senos, cubriendo al menos un poco su desnudez.
* No te escondas de mi. *
El hombre prácticamente gruñó cerca del oído de la chica, notablemente molesto al sentir nuevamente el rechazo.
Pero ella simplemente parecía no querer mirarlo, a pesar de que Sesshoumaru deslizó su mano hasta posarse encima del pecho izquierdo de la humana, apretando levemente, haciéndola sonrojar.
* No. . . onegai. *
* ¿Qué?. *
* So, son pequeños. *
El yokai arqueó una ceja.
Así que era solo eso.
* Tonterías. *
Susurró él, acariciando una de las mejillas de la joven.
Créanlo o no, Sesshoumaru tenía sus propias preocupaciones, matarla por no controlar su fuerza era una de ellas, o ser demasiado grande como para que la humana pudiese soportarlo.
No dijo más, en cambio le rodeó la cintura y la acercó a él, pegando su pequeño cuerpo al suyo. Kagome por fin alzó el rostro, clavando la mirada en los místicos ojos del yokai.
Sorprendida, ¿cómo más podría estar al sentir algo duro y grande frotarse contra su vulva?. No tuvo tiempo para decir palabra alguna.
Sesshoumaru la tomó por la cintura y la sentó sobre sus caderas, delineando las suaves curvas que formaban aquella delicada figura.
* Eres perfecto !. *
Susurró la joven al sentir el miembro caliente frotando contra los pliegues externos de su vagina.
La chica se estiró, buscando un nuevo beso mientras comenzaba a ondular las caderas, buscando aquel pene que se clavaría en su interior.
Kagome se le estaba ofreciendo y él no esperó más, la tomó por las caderas; su pene apuntando directo a su vagina.
Sus cuerpos se sacudieron de placer por aquel primer contacto directo. Pero Sesshoumaru notó que la blanca piel de su amante se había estropeado en un lugar. . . una pequeña cicatriz en su cadera.
Sorprendido, el yokai la miró interrogante.
* La perla de shikon. * _Le dijo ella con voz suave, casi en un murmullo. Él la miró confundido, así que ella no tuvo más remedio que explicarle._ * E- estaba. . . dentro de mi cuerpo. *
Kagome desvió la mirada, recordando aquel momento en que conoció a InuYasha, la primera vez que vino al Sengoku.
Pero el demonio no podía apartar la mirada de aquella cicatriz, preguntándose: ¿cómo es que la joya fue extraída?.
* ¿Fue InuYasha?. *
* ¡No!. *
La mujer se sobresaltó, advirtiendo la mirada asesina de su acompañante.
Sesshoumaru quería matar a su hermano, Kagome podía leerlo en sus ojos.
* Él. . . él destruyó al yokai que lo hizo, solo eso. *
* Entonces, ¿cómo es que?... *
La joven sacudió la cabeza; no estaba de humor para hablar de eso.
En cambió, buscó los labios del hombre, incitándolo a olvidar todo eso y volver a concentrarse en el erotismo del momento.
Ella estaba lista para él, pero había un pensamiento que distraía al yokai.
Había tenido sexo con cuantas mujeres pudo, sin embargo, esta era la primera vez que estaba con una humana y era tan. . . extraño, pero maravilloso a la vez.
Las hembras de yokai se dejaban llevar por la lujuria y el acto era salvaje, con Kagome era diferente, ella era suave, delicada, tímida, increíblemente para Sesshoumaru, esto no le disgustaba cómo se suponía sería lógico, sino que le gustaba, hasta lo incitaba.
Ella era como su perfecta contraparte.
La pegó más a su cuerpo, clavándose suavemente en ella; apenas la sintió, supo que era demasiado estrecha para él.
Sesshoumaru le besó los hombros, controlando su impaciencia, su deseo. Podría penetrarla con fuerza, pero muerta no le serviría de nada.
Siguió besándola, penetrándola poco a poco, lento, esperando a que la humana se acostumbrase a tenerlo dentro suyo, que su pequeño cuerpo se amoldase a su tamaño, más grande de lo normal. Por supuesto, él era un yokai.
Hasta ahora todo iba bien, Kagome se quejaba débilmente, aun cuando sus músculos internos apretaban el miembro del demonio, dificultando la penetración.
* Aahhh!!. . . mmm. . . *
La joven gritó, aferrándose al hombre que acababa de clavar su pene con fuerza, de una sola vez hasta el fondo. Robándose su virginidad y causándole un dolor intenso.
El joven de plateados cabellos la sujetó de las caderas, sacando casi completamente su pene tan solo para clavarse nuevamente en ella.
Lágrimas resbalaron por el bello rostro de la mujer, lagrimas que mojaron el cuello y el hombro de su amante, quien no se detenía, seguía deslizándose dentro suyo, aliviando su dolor con placer.
Esa sensación de gozo que la hacía estremecer, temblar verdaderamente entre los brazos de aquel hombre joven y fuerte, que la estaba amando tan cabalmente.
Ese mecer casi salvaje de sus caderas que la estaba haciendo enloquecer, ese roce tan intimo, un empuje cada vez más profundo, cada vez más delicioso.
Sí, eso era, delicioso. . . un verdadero deleite sentir como los pliegues de la mujer se expandían para aceptarlo y confortarlo con su húmeda calidez.
Kagome respiraba agitada, su corazón latía cómo si fuese a colapsar, había perdido las fuerzas y solo era capaz de sentir como ese demonio la poseía de forma salvaje y sin embrago. . . era hermoso.
Sus ojos desbordaban lujuria, su rostro apuesto reflejaba el gozo que compartía con ella; sus fuertes brazos la aprisionaban contra su musculoso pecho. . .
““Perfecto.””
Pensó la humana, abandonándose al placer.
El constante y lascivo roce entre sus sexos tuvo su premio; Sesshoumaru se enterraba en ella con más fuerza, haciéndola jadear. Kagome arqueó la espalda mientras deliciosas pulsaciones nacieron en su vagina; el éxtasis la envolvió con fuerza y vigor.
Se estremeció gritando el nombre del yokai, apretando su duro miembro, obligándolo a regar su esencia en su interior, la chica se regocijó al sentir el fuego dentro de ella, quemándola de forma exquisita.
Sesshoumaru colapsó sobre el frágil cuerpo de la mujer, siendo recibido por sus cálidos brazos y sus suaves manos que no dejaban de acariciarlo.
Más el yokai se mantenía aun dentro de ella, su virilidad sin perder fuerza y dureza. . . quería más. Así que instantes después, el demonio comenzó a empujar las caderas nuevamente, clavándose e invadiendo una vez más en aquel pequeño cuerpo que tanto placer le había regalado.
““¿Otra vez?, ¿tan pronto?.””
Se preguntaba la joven, incrédula al sentir el vigor de su amante.
Ella sonrió, estaba feliz, temía tanto no haber sido del agrado del yokai, decepcionarlo en la intimidad, se moriría de tristeza después de lo mucho que disfrutó a su lado.
Pero no, el demonio no estaba decepcionado, al contrario, quería más, mucho más. Esa frágil figura de mujer humana que lo envolvió en el éxtasis total. Suave, delicada, quería sentir a su amante humana una vez más y otra vez y otra. . .
No obstante, Kagome curveó la cejas con tristeza.
Si llegaba a quedar embarazada. . .
““Sesshoumaru odia a los hanyous, y nuestros hijos no podrían ser más eso. . . si é no los ama por ser medios humanos, yo. . .””
Pensando la joven, ocultando su temor, no tenía caso hablar de eso ahora, quizá más adelante, cuando tuviese que enfrentar ese problema.
Por ahora, solo por ahora. . . quería disfrutar de este hombre tan perfecto.
Volvieron a entregarse por completo hasta alcanzar el clímax y caer agotados, pero satisfechos.
Esa fue la noche más hermosa para Kagome, no solo desde que el yokai la secuestrase, sino de toda su vida.
Se quedó dormida, decidiendo que quería más noches cómo esta.
Sesshoumaru por su parte, fue envuelto por un sueño tranquilo y relajador, como nunca en su larga vida.
~*~
~*~
~*~
El sol del medio día cobijaba los cuerpos de dos amantes cuyos cuerpos yacían entrelazados.
Kagome suspiró entre sueños mientras Sesshoumaru la contemplaba en silencio. No lo había notado antes, pero ella era muy hermosa, frágil, tenía la extraña sensación de que debía protegerla.
El yokai la acarició con delicadeza, mientras se acomodaba de tras de la joven, tomando su lugar entre sus piernas.
Rozó la punta de su pene en la entrada de la vagina de la humana, clavando tan solo la punta, despertando a la mujer.
Él la deseó desde el instante en que despertó, su pasión y su excitación a niveles ya insoportables. Ella despertó mientras era penetrada dulcemente, lentamente y con suavidad, entonces Kagome se arrodilló sobre la cama, recibiendo a su hombre.
Él le besó la espalda, sus garras deslizándose por la longitud de aquella linda figura, rodeando su pequeña cintura o deleitándose con sus suaves senos.
Cubriendo su cuerpo con el propio, Sesshoumaru empujó hondo, penetrándola desde atrás. Ella lo aceptó completamente mientras arqueaba la espalda, fue una maravillosa plenitud que ambos compartieron en un gemido.
Kagome se retorció bajo el cuerpo de aquel adonis, su hombre, su dueño.
Felizmente fue envuelta por el placer de las contracciones en su vagina, impulsadas por el bienvenido orgasmo, luego escuchó un profundo gemido por parte de su amante, quien poco tardó en llenarla con su semen.
Sus respiraciones agitadas y sus corazones desbocados.
Sesshoumaru supo en ese momento que no quería a ninguna otra mujer a su lado, ni siquiera a una yokai, mientras tanto, Kagome. . . ella no deseaba regresar con InuYasha, no si su felicidad se quedaba con el enemigo.
Quería ser la dichosa prisionera de un sanguinario demonio que en la intimidad podía llegar a ser el amante perfecto, dedicado e insaciable.
Era feliz a su lado, no deseaba la libertad, ya no más. . .
Finalizado.
*~*~*~*~*~*~*~*~*~*
ALELUYA.
Me tardé años en terminar esta historia; recuerdo que leí algún fic en inglés y me dije: vaya, quiero escribir algo similar, pero ya ni recuerdo cómo se llamaba aquel fic, ni hablar T-T.
Me gusta como quedó esta historia, pero siento que debió ser un poco más fuertecillo ^0^.
~*~
Este fanfiction fue escrito por MAEDA Ai. Y es material de “Fallen Angel”.
Totalizado el 27 de Mayo de 2007.
La dama del Hentai: Maeda Ai.
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Es como volver a empezar _C7_
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Anime: Shaman King
Rating: M
Pareja: Horo Horo & Anna
Sinopsis: Después de la muerte de Yoh, hay alguien que se preocupa por Anna. Pero, ¿él?... ¿por qué él?.
Advertencia: Lemon (NSFW)
*~*~*~*~*~*~*~*~*~*
Por: Maeda Ai.
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.:: Capítulo 7: “Matándolo suavemente con sus palabras” ::.
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Desnuda, disfrutando de las aguas termales, Anna yacía recargada sobre una de las rocas de la orilla; su cuerpo cubierto por el cálido líquido, dejando solo al descubierto la pálida piel de su espalda.
Pensaba, pensaba mucho en lo que a su relación con el shaman de hielo se refería.
¿Qué hacer?, se hallaba muy confundida, en verdad había sido tan egoísta y ni siquiera se dio cuenta.
* Es que así es el amor, egoísta. *
La rubia itako decía para sí en apenas un susurro.
Y es que después de pensarlo tanto, aquellas palabras tenían mucha lógica. A veces somos tan felices, que solo se es capaz de ver lo que los ojos y el corazón quieren ver: felicidad. Tan es así, que al ser felices a plenitud, llegamos a pensar que a quien se ama es feliz de igual manera, más no siempre es así.
* Ah, y ahora, ¿qué voy a hacer?. *
Anna cerró los ojos mientras un sutil tono rosa teñía sus mejillas debido al calor del lugar.
Sumida en sus pensamientos, cuenta no se dio de que alguien más compartía con ella el calor de las aguas desde hacía varios minutos.
A escasos metros, Horo Horo contemplaba, excitado, la bella figura femenina que ante él se mostraba.
¡ POR KAMI !, se sorprendía de no haberla tomado desde el momento en que se sumergió en las termas. Sonrió travieso. . .
* Eso tiene solución. *
Apenas susurró tan corta frase, se acercó tranquilo a la joven que aun ajena a su presencia, abrazaba una roca. Y él se sintió estúpido, sentía celos, Anna solo descansaba, solo eso.
El ainu se posó suavemente detrás de ella, pegando totalmente sus cuerpos; sus manos deslizándose delicadamente por los contornos curvilíneos de la rubia itako, hasta entrelazarse con las propias manos de su amante.
Horo suspiró profundamente mientras recargaba la cabeza sobre los cabellos dorados de Anna, aspirando aquel agradable aroma a violetas; cerró los ojos, dejándose llevar por las sensaciones que la sacerdotisa provocaba en él.
* Te amo. *
Le dijo el shaman, haciéndola temblar casi imperceptiblemente.
Pronto, los cálidos labios del peliazul iniciaron un recorrido de pasión, estacionados por largos momentos en la suave piel del cuello de Kyouyama, mordiendo, succionando, marcándola como su territorio.
Anna suspiraba y respiraba con agitación tratando de resistirse, si continuaba este romance, el muchacho renunciaría a sus sueños. . . y eso no sería justo.
Más los morosos besos del ainu, sin mencionar las ansiosas manos de este que se deslizaron, intrusas, en su intimidad, la hicieron ceder completamente.
* Ah, espera. *
Sonrojada, con entrecerrados ojos, Anna solo se limitaba a sentir como el shaman de hielo exploraba su sexo. Y dándole aun la espalda, la mujer separó un poco las piernas, permitiéndole al joven introducir en ella sus traviesos dedos a su entero gusto.
* Te deseo tanto. *
La rubia jadeaba; podía sentir el cálido aliento de Horo Horo, sobre su cuello o susurrándole suaves palabras al oído, que la hacían estremecer.
Más aun, la entrecortada respiración del muchacho la volvía loca, no podía pensar en otra cosa que no fuera hacer el amor con él.
* Ah, Horokeu. *
Ella gimió profundamente.
El ainu deslizaba un par de sus dedos, acariciando insistentemente su clítoris; hundiendo ocasionalmente el dedo medio en la intimidad de la joven.
Lo excitaba tanto como la rubia se dejaba hacer, la forma en que gemía y la manera en que levantaba las caderas buscando que el contacto fuese mayor.
* Te gusta, lo sé. *
Palabras que formaron susurros.
Horo Horo estaba ansioso, sus manos recorrían sin control la delgada figura femenina hasta detenerse cada una sobre los bien formados pechos de Anna. . . la parte que más le gustaba de aquella perfecta anatomía.
El shaman estrujaba con ligera fuerza aquel par de senos, arrancando gemidos de los labios de la itako, quien agradada, sentía como su amante jugaba entretenido con sus suaves esferas de mujer.
Después de un rato, el shaman de hielo se detuvo; con un suave movimiento giró a la joven para quedar frente a frente. . . y se aferró a ella con labios y dientes, sorprendiéndola y haciéndola gritar de placer.
Horo estrechaba con fuerza la diminuta cintura de su mujer, mientras se deleitaba con sus preciosos senos, probándolos desquiciadamente, besándolos, succionándolos, hasta mordiendo ligeramente los duros pezones que coronaban el mayor atractivo de la chica.
Por su parte, Anna se mordía el labio inferior tratando de no gritar, el gozo era tanto que creía que no lo iba a soportar.
Recargada aun sobre la roca, la sacerdotisa miraba embelesada la luna, al tiempo que su amante seguía incansable en su trabajo de amarla.
Finalmente, el Usui atrapó los labios de Anna con los propios, desesperado, queriendo comerla a besos.
* Anna, no puedo más. *
Le dijo él, aferrándose con fuerza a su cintura, mordiendo suavemente la oreja izquierda de la joven.
* Yo igual. . . quiero más. *
El shaman de hielo no pudo más que sonreír; no esperó más!, alzó ligeramente a la chica, tomándola por las caderas y haciéndola bajar casi inmediatamente, guiando su erecto pene hacia la intimidad de la itako.
Pero se detuvo sin entrar en ella; comenzó a deslizar la punta de su miembro sobre los labios vaginales de la mujer.
* Oh, Horo, perverso. *
* No finjas, adoras esto. *
Ese descarado tenía razón. A ella le encantaba que acariciase de aquella forma su intimidad; sentir la caliente punta de la masculinidad del muchacho, la desesperaba, se llenaba de ansias y no podía esperar a ser penetrada, sin mencionar la excitante y morbosa sensación que esto le producía.
Y siguieron así por un rato más, disfrutando del contacto superficial entre sus sexos, mientras clavaban sus miradas el uno en el otro.
* ¿Qué dices?. . . continuamos?. *
* Idiota !. *
Horo Horo sonrió.
““Casi como la hacía Yoh.””
Pensaba la itako.
Sí, él es tan alegre como lo fue Yoh, y esa sonrisa suya a veces le recordaba al Shaman King, más la sonrisa del ainu era más picara, más traviesa. . . y así le gusta a Anna, lo adora.
Así que ella también sonrió, lo hizo de una forma casi perversa.
La rubia se aferró al cuello de su amante con sus brazos, mientras le rodeaba hasta cruzar las piernas por la espalda del joven. . . bajando suavemente las caderas, ella sola hizo que el duro pene de Horokeu entrase en ella con lentitud.
Ambos suspiraron profunda y tranquilamente al principio, más fuerte y entrecortados conforme se deslizaba la hombría del peliazul en la intimidad de la sacerdotisa.
Con un suave subir y bajar de sus caderas, Anna volvió loco de placer a su compañero, sumado a esto estaban las sensaciones que el agua provocaba en combinación con el roce de sus cuerpos, era delicioso, inigualable.
El agua, la noche, las estrellas. . . todo en combinación formaron la situación más erótica que ambos jóvenes habían compartido hasta ahora.
Y así, con el agua caliente cubriendo la mitad de sus cuerpos, hacían el amor; él mordisqueando con suavidad los botones rosados que adornaban los perfectos senos.
Pronto el calor de los amantes, sumado al de las termas, se tornó insoportable y el placer era tanto que el subir y bajar de sus caderas se volvió fuerte, rápido, desesperado, casi brusco, provocando que los gemidos de Anna se tornaran sonoros y prolongados. . .
““Una dulce melodía.””
Pensaba el peliazul sin poder ya apartar la mirada de la belleza desnuda que entre sus brazos, se entregaba a él.
Tan bella, tan intensa. . . tan Anna.
* Te amo. *
Horo Horo habló sin pensar.
Jadeante, entrecortado. Que increíble que semejantes palabras salieran de su boca en medio de tanta excitación.
Anna lo besó con desesperación, acariciando una de las mejillas del peliazul.
Él seguía penetrándola, disfrutando de la deliciosa sensación que experimentaba con cada embestida.
La intimidad de Anna abrazaba y oprimía su miembro, como deseosa de retenerlo ahí, dentro de ella. . . y así era.
El roce, la constante fricción entre sus sexos, todo aquello logró que la excitación aumentara. Y pronto, Horo Horo forzó su hombría con mayor fuerza dentro de la vagina de la itako. El placer los obligó a romper el beso que hasta ahora habían mantenido.
Y Anna rodeó el cuello del shaman, soltando gemidos que llegaban a oídos de su joven amante.
No podía más, el gozo recorría todo su cuerpo y una deliciosa sensación comenzaba a formarse en su vientre.
* Oh, Ho-Horo Horo. . . *
Sus cuerpos danzaban con un vaivén de sincronía, mientras Anna jadeaba intranquila; y ya no pudo más, su cuerpo tembló entre espasmos de placer, arqueando la espalda y lanzando un sonoro gemido que entonaba el nombre del ainu, recibió satisfecha el orgasmo que recorrió su cuerpo, agotándola por completo y provocando que las paredes de su vagina se contrajeran y abrazaran fuertemente la virilidad del shaman del norte, quien no pudo contener el semen que su miembro expulsó por tanta excitación y placer, desbordándose en la intimidad de la rubia.
Ambos jóvenes respiraban agitados, aun moviéndose suavemente. Horo Horo aun con su hombría enterrada dentro de la mujer.
Compartían cortos besos y los susurros que formaban palabras y promesas de amor los acompañaron por largo rato. Pero unas cuantas de aquellas palabras hicieron que Anna perdiera bruscamente el encanto que su amante le había regalado.
* Ya no me importa nada más, solo tu, Anna. . . Ai shiteru. *
Kyouyama se congeló al escucharlo, tanto amor y placer la habían hecho olvidarse de algo que venía atormentándola desde hace poco.
Su mirada, antes llena de calidez por haber hecho el amor con el peliazul, se volvió seria, fría como siempre.
Se separó del shaman sin decir nada más, provocando desconcierto al muchacho, quien no entendía que le pasaba a su amante.
““Quizá no está tan satisfecha como yo lo estoy.””
Pensó Horokeu, agitando la cabeza y descartando casi inmediatamente esa idea.
No, esos besos, sus caricias, sus constantes gemidos le habían demostrado cuan grande fue el placer que le hizo sentir al unir sus cuerpos.
Ella se detuvo aun dentro de las aguas termales.
Y dándole la espalda al hombre que conocía ya cada rincón de su cuerpo, dispuesta estaba a romperle el corazón. . .
* No vuelvas a tocarme. Lo he estado pensando y he decidido que ya no me casaré contigo. *
Y así como así, Anna salió de las termas sin siquiera cubrirse, dejando al muchacho más que sorprendido. No comprendía porque de repente ella se comportaba de esa forma y le decía cosas que lo lastimaban.
Con pupilas descoloridas y contraídas, la expresión de Horo Horo delataba la sorpresa y el dolor que las palabras de la sacerdotisa le hicieron y le hacían sentir. . .
Palabras que resonaban en su cabeza una y otra vez, palabras. . . que lo mataban suavemente.
Sin finalizar.
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Amor, sexo y. . . un corazón hecho pedazos.
Haciendo el amor en las aguas termales, el ambiente y la temperatura perfectos.
No separaré a estos enamorados por mucho tiempo, simplemente no puedo, así que aun habrá un poco más de romance y tan solo una última sesión de lemon ^¬^’.
—I love HOROxANNA—.
~*~
Este fanfiction fue escrito por MAEDA Ai. Y es material de “Fallen Angel”.
Totalizado el 25 de Mayo de 2005.
La dama del Hentai: Maeda Ai.
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|| Capítulo 8 ||