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Durmiendo Con El Enemigo _C2_
Durmiendo con el enemigo _C2_
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Anime: InuYasha
Rating: M
Pareja: Sesshoumaru & Kagome
Sinopsis: No deseaba volver atrás, quería estar prisionera entre los brazos de un demonio, nada más que el amante perfecto. No deseaba la libertad, ya no más.
Advertencia: Lemon (NSFW)
*~*~*~*~*~*~*~*~*~*
Por: Maeda Ai.
*~*~*~*~*~*~*~*~*~*
.:: Capítulo 1 ::.
*~*~*~*~*~*~*~*~*~*
.
* ¿Esperabas a alguien más?... *
Los ojos del yokai ardían por la cólera.
¿Acaso algún otro ya había venido aquí antes?... lo mataría si así fuere.
Sesshoumaru gruñó levemente, sujetando a Kagome por el brazo y empujándola dentro de la habitación, azotando la puerta con su cola esponjada.
* ¿Quién es él?, ¡dímelo!... * _Los misteriosos ojos del demonio brillaban intensamente_ * Es el lobo acaso?. *
La chica parpadeó unas cuantas veces.
¿Sería posible que Sesshoumaru estuviese celoso?.
““No, imposible... molesto quizás.””
Pensaba ella, después de todo, este hombre despreciaba a los humanos, y por tanto a ella.
El yokai oprimió con fuerza el brazo de Kagome, quien gimió levemente, tanto por el dolor cómo por el susto que se estaba llevando con este sujeto.
Más el ver la mueca de dolor en el bello rostro de la joven, lo hizo recuperar el autocontrol, tranquilizándose levemente. Al sentirse segura, Higurashi no pudo evitar el pensar en lo diferente que Sesshoumaru era de su medio hermano.
¿Qué le había pasado?. Nunca había perdido el control, por... ¡ celos !.
Desde que Rin apareció en su vida, se había vuelto, sin darse cuenta, un poco más tranquilo y ese era un proceso que Kagome iba a culminar... igual, sin que él pudiese siquiera imaginarlo, porque esto apenas había comenzado. Cómo prueba de ello estaba la curiosidad que esa mujer había despertado en él.
¿Pero qué diablos era lo que le interesaba de ella?, solo era una hembra humana, no más que carne suave y huesos frágiles. Pero no era su cuerpo débil, sino las sensaciones que la chica provocaba en el yokai.
Más calmado, pudo notar cómo la mujer temblaba ligera, pero nerviosamente; le tenía miedo.
Y no supo realmente que fue lo que lo impulsó; para cuando se dio cuenta, se encontraba rodeando la frágil figura femenina, su rostro hundido entre el cuello y el hombro de la joven, aspirando el agradable aroma que desprendían sus cabellos.
No le importó. . .
Era agradable, lo disfrutaba, quería estar así por largo rato, tenerla para él, solo para él. ¿Por qué no?, él era un hombre después de todo y tenía sus necesidades.
A Kagome, por su parte, por un momento se le detuvo el corazón por el miedo. Estaba entre los brazos de este demonio, podría destrozarla si la apretaba con tan solo un poco más de fuerza.
Más su corazón poco tardó en latir acelerado después de lo que vino. . .
Estaba aturdida, solo pudo ver su apuesto rostro por unos instantes, luego, los labios del yokai habían tomado los suyos en un beso.
““Él e-está besándome. . . “”
Pensaba la chica, aturdida, incrédula.
¿Qué estaba pasando?, ¿era esto un universo alterno?, él no era el verdadero Sesshoumaru. Fuese lo que fuese, poco importó, pues el contacto le resultó tan placentero a Higurashi, que al poco rato se encontró, sin siquiera pensarlo, correspondiendo aquel extraño y sorpresivo beso, permitiendo que el muchacho introdujera su lengua dentro de su boca; sus lenguas jugaban.
En ese momento, la temperatura en la habitación se tornó alta, siendo superada tan solo por el silencio, silencio que fue roto por un débil susurro de parte de Kagome.
* Rin. * _Alcanzó a decir entre besos._ * Esperaba a Rin. *
Sesshoumaru sonrió, rompiendo completamente el beso, mirando complacido las rojas mejillas de la chica, quien lo miraba embelesada.
La abrazó violentamente. . . así que todo se trataba de una niña; por una niña, se comportó como un imbécil, dejando la razón.
* A veces viene a que le cuente historias y termina por dormirse entre mis brazos. *
El yokai clavó la mirada en los profundos y oscuros ojos de la joven humana, quien sonrojada y temerosa, giró el rostro a un costado.
* No esta noche. * _Dijo el demonio, posando su mano sobre la mejilla de Kagome, obligándola suavemente a mirarlo._ * Pues tú y yo estaremos muy ocupados. *
Los ojos de la mujer se contrajeron.
Las palabras de Sesshoumaru tomaron sentido cuando sintió las manos de este, recorriendo los contornos de su cuerpo por encima de la ropa.
* Sesshoumaru, ¿qué, qué estás haciendo?, detente no, yo, aahhh. . . *
El yokai tomó nuevamente los labios de la joven antes de que esta pudiese terminar.
Tomándola entre sus brazos, el apuesto demonio la recostó sobre la cama, posándose encima de la fina figura de la mujer, aprisionándola bajo su propio cuerpo.
Aun mantenían el beso, beso que Kagome correspondía ya sin resistencia, jadeando suave y dulcemente. Sus manos aun la recorrían a placer aun por encima de la prenda que vestía, más no era la tela lo que quería sentir en ese momento, así que deslizó las manos debajo de la fina bata, palpando la suave y tibia piel de la mujer.
Ninguna de las hembras que tuvo en la cama, poseía una piel tan delicada, que lo invitara a perderse en su suavidad y dulce aroma.
Las ropas de la joven finalmente se deslizaron de su cuerpo para caer en el piso; las de él las siguieron.
Sesshoumaru la tocaba de tal manera, que ella creía que terminaría por desmayarse.
Era tal la pasión con que la tocaba en partes que la joven jamás hubiese imaginado, ni siquiera ella se había atrevido a tocarse para darse placer a sí misma y ahora, él. . . aahhh. . .
Toda su figura estaba expuesta ante el yokai, al natural, como debía ser. Más el demonio parecía prestar más atención a los senos de la mujer.
Kagome giró el rostro y apartó la mirada.
Los ojos del yokai centelleaban lujuria, sin esperar más, se inclinó para aprisionar el pequeño y duro pezón entre sus labios, primero lamiendo delicadamente y poco después, succionando con fervor.
Kagome gimió poco antes de separarse del demonio y cruzar los brazos sobre sus senos, cubriendo al menos un poco su desnudez.
* No te escondas de mi. *
El hombre prácticamente gruñó cerca del oído de la chica, notablemente molesto al sentir nuevamente el rechazo.
Pero ella simplemente parecía no querer mirarlo, a pesar de que Sesshoumaru deslizó su mano hasta posarse encima del pecho izquierdo de la humana, apretando levemente, haciéndola sonrojar.
* No. . . onegai. *
* ¿Qué?. *
* So, son pequeños. *
El yokai arqueó una ceja.
Así que era solo eso.
* Tonterías. *
Susurró él, acariciando una de las mejillas de la joven.
Créanlo o no, Sesshoumaru tenía sus propias preocupaciones, matarla por no controlar su fuerza era una de ellas, o ser demasiado grande como para que la humana pudiese soportarlo.
No dijo más, en cambio le rodeó la cintura y la acercó a él, pegando su pequeño cuerpo al suyo. Kagome por fin alzó el rostro, clavando la mirada en los místicos ojos del yokai.
Sorprendida, ¿cómo más podría estar al sentir algo duro y grande frotarse contra su vulva?. No tuvo tiempo para decir palabra alguna.
Sesshoumaru la tomó por la cintura y la sentó sobre sus caderas, delineando las suaves curvas que formaban aquella delicada figura.
* Eres perfecto !. *
Susurró la joven al sentir el miembro caliente frotando contra los pliegues externos de su vagina.
La chica se estiró, buscando un nuevo beso mientras comenzaba a ondular las caderas, buscando aquel pene que se clavaría en su interior.
Kagome se le estaba ofreciendo y él no esperó más, la tomó por las caderas; su pene apuntando directo a su vagina.
Sus cuerpos se sacudieron de placer por aquel primer contacto directo. Pero Sesshoumaru notó que la blanca piel de su amante se había estropeado en un lugar. . . una pequeña cicatriz en su cadera.
Sorprendido, el yokai la miró interrogante.
* La perla de shikon. * _Le dijo ella con voz suave, casi en un murmullo. Él la miró confundido, así que ella no tuvo más remedio que explicarle._ * E- estaba. . . dentro de mi cuerpo. *
Kagome desvió la mirada, recordando aquel momento en que conoció a InuYasha, la primera vez que vino al Sengoku.
Pero el demonio no podía apartar la mirada de aquella cicatriz, preguntándose: ¿cómo es que la joya fue extraída?.
* ¿Fue InuYasha?. *
* ¡No!. *
La mujer se sobresaltó, advirtiendo la mirada asesina de su acompañante.
Sesshoumaru quería matar a su hermano, Kagome podía leerlo en sus ojos.
* Él. . . él destruyó al yokai que lo hizo, solo eso. *
* Entonces, ¿cómo es que?... *
La joven sacudió la cabeza; no estaba de humor para hablar de eso.
En cambió, buscó los labios del hombre, incitándolo a olvidar todo eso y volver a concentrarse en el erotismo del momento.
Ella estaba lista para él, pero había un pensamiento que distraía al yokai.
Había tenido sexo con cuantas mujeres pudo, sin embargo, esta era la primera vez que estaba con una humana y era tan. . . extraño, pero maravilloso a la vez.
Las hembras de yokai se dejaban llevar por la lujuria y el acto era salvaje, con Kagome era diferente, ella era suave, delicada, tímida, increíblemente para Sesshoumaru, esto no le disgustaba cómo se suponía sería lógico, sino que le gustaba, hasta lo incitaba.
Ella era como su perfecta contraparte.
La pegó más a su cuerpo, clavándose suavemente en ella; apenas la sintió, supo que era demasiado estrecha para él.
Sesshoumaru le besó los hombros, controlando su impaciencia, su deseo. Podría penetrarla con fuerza, pero muerta no le serviría de nada.
Siguió besándola, penetrándola poco a poco, lento, esperando a que la humana se acostumbrase a tenerlo dentro suyo, que su pequeño cuerpo se amoldase a su tamaño, más grande de lo normal. Por supuesto, él era un yokai.
Hasta ahora todo iba bien, Kagome se quejaba débilmente, aun cuando sus músculos internos apretaban el miembro del demonio, dificultando la penetración.
* Aahhh!!. . . mmm. . . *
La joven gritó, aferrándose al hombre que acababa de clavar su pene con fuerza, de una sola vez hasta el fondo. Robándose su virginidad y causándole un dolor intenso.
El joven de plateados cabellos la sujetó de las caderas, sacando casi completamente su pene tan solo para clavarse nuevamente en ella.
Lágrimas resbalaron por el bello rostro de la mujer, lagrimas que mojaron el cuello y el hombro de su amante, quien no se detenía, seguía deslizándose dentro suyo, aliviando su dolor con placer.
Esa sensación de gozo que la hacía estremecer, temblar verdaderamente entre los brazos de aquel hombre joven y fuerte, que la estaba amando tan cabalmente.
Ese mecer casi salvaje de sus caderas que la estaba haciendo enloquecer, ese roce tan intimo, un empuje cada vez más profundo, cada vez más delicioso.
Sí, eso era, delicioso. . . un verdadero deleite sentir como los pliegues de la mujer se expandían para aceptarlo y confortarlo con su húmeda calidez.
Kagome respiraba agitada, su corazón latía cómo si fuese a colapsar, había perdido las fuerzas y solo era capaz de sentir como ese demonio la poseía de forma salvaje y sin embrago. . . era hermoso.
Sus ojos desbordaban lujuria, su rostro apuesto reflejaba el gozo que compartía con ella; sus fuertes brazos la aprisionaban contra su musculoso pecho. . .
““Perfecto.””
Pensó la humana, abandonándose al placer.
El constante y lascivo roce entre sus sexos tuvo su premio; Sesshoumaru se enterraba en ella con más fuerza, haciéndola jadear. Kagome arqueó la espalda mientras deliciosas pulsaciones nacieron en su vagina; el éxtasis la envolvió con fuerza y vigor.
Se estremeció gritando el nombre del yokai, apretando su duro miembro, obligándolo a regar su esencia en su interior, la chica se regocijó al sentir el fuego dentro de ella, quemándola de forma exquisita.
Sesshoumaru colapsó sobre el frágil cuerpo de la mujer, siendo recibido por sus cálidos brazos y sus suaves manos que no dejaban de acariciarlo.
Más el yokai se mantenía aun dentro de ella, su virilidad sin perder fuerza y dureza. . . quería más. Así que instantes después, el demonio comenzó a empujar las caderas nuevamente, clavándose e invadiendo una vez más en aquel pequeño cuerpo que tanto placer le había regalado.
““¿Otra vez?, ¿tan pronto?.””
Se preguntaba la joven, incrédula al sentir el vigor de su amante.
Ella sonrió, estaba feliz, temía tanto no haber sido del agrado del yokai, decepcionarlo en la intimidad, se moriría de tristeza después de lo mucho que disfrutó a su lado.
Pero no, el demonio no estaba decepcionado, al contrario, quería más, mucho más. Esa frágil figura de mujer humana que lo envolvió en el éxtasis total. Suave, delicada, quería sentir a su amante humana una vez más y otra vez y otra. . .
No obstante, Kagome curveó la cejas con tristeza.
Si llegaba a quedar embarazada. . .
““Sesshoumaru odia a los hanyous, y nuestros hijos no podrían ser más eso. . . si é no los ama por ser medios humanos, yo. . .””
Pensando la joven, ocultando su temor, no tenía caso hablar de eso ahora, quizá más adelante, cuando tuviese que enfrentar ese problema.
Por ahora, solo por ahora. . . quería disfrutar de este hombre tan perfecto.
Volvieron a entregarse por completo hasta alcanzar el clímax y caer agotados, pero satisfechos.
Esa fue la noche más hermosa para Kagome, no solo desde que el yokai la secuestrase, sino de toda su vida.
Se quedó dormida, decidiendo que quería más noches cómo esta.
Sesshoumaru por su parte, fue envuelto por un sueño tranquilo y relajador, como nunca en su larga vida.
~*~
~*~
~*~
El sol del medio día cobijaba los cuerpos de dos amantes cuyos cuerpos yacían entrelazados.
Kagome suspiró entre sueños mientras Sesshoumaru la contemplaba en silencio. No lo había notado antes, pero ella era muy hermosa, frágil, tenía la extraña sensación de que debía protegerla.
El yokai la acarició con delicadeza, mientras se acomodaba de tras de la joven, tomando su lugar entre sus piernas.
Rozó la punta de su pene en la entrada de la vagina de la humana, clavando tan solo la punta, despertando a la mujer.
Él la deseó desde el instante en que despertó, su pasión y su excitación a niveles ya insoportables. Ella despertó mientras era penetrada dulcemente, lentamente y con suavidad, entonces Kagome se arrodilló sobre la cama, recibiendo a su hombre.
Él le besó la espalda, sus garras deslizándose por la longitud de aquella linda figura, rodeando su pequeña cintura o deleitándose con sus suaves senos.
Cubriendo su cuerpo con el propio, Sesshoumaru empujó hondo, penetrándola desde atrás. Ella lo aceptó completamente mientras arqueaba la espalda, fue una maravillosa plenitud que ambos compartieron en un gemido.
Kagome se retorció bajo el cuerpo de aquel adonis, su hombre, su dueño.
Felizmente fue envuelta por el placer de las contracciones en su vagina, impulsadas por el bienvenido orgasmo, luego escuchó un profundo gemido por parte de su amante, quien poco tardó en llenarla con su semen.
Sus respiraciones agitadas y sus corazones desbocados.
Sesshoumaru supo en ese momento que no quería a ninguna otra mujer a su lado, ni siquiera a una yokai, mientras tanto, Kagome. . . ella no deseaba regresar con InuYasha, no si su felicidad se quedaba con el enemigo.
Quería ser la dichosa prisionera de un sanguinario demonio que en la intimidad podía llegar a ser el amante perfecto, dedicado e insaciable.
Era feliz a su lado, no deseaba la libertad, ya no más. . .
Finalizado.
*~*~*~*~*~*~*~*~*~*
ALELUYA.
Me tardé años en terminar esta historia; recuerdo que leí algún fic en inglés y me dije: vaya, quiero escribir algo similar, pero ya ni recuerdo cómo se llamaba aquel fic, ni hablar T-T.
Me gusta como quedó esta historia, pero siento que debió ser un poco más fuertecillo ^0^.
~*~
Este fanfiction fue escrito por MAEDA Ai. Y es material de “Fallen Angel”.
Totalizado el 27 de Mayo de 2007.
La dama del Hentai: Maeda Ai.
*~*~*~*~*~*~*~*~*~*
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Anime: Shaman King
Rating: M
Pareja: Horo Horo & Anna
Sinopsis: Para él, ella era la mujer más hermosa, fría, pero fina y frágil al mismo tiempo, misteriosa e inalcanzable, única. Su amor imposible, ella era Anna Kyouyama... ella era su todo.
Advertencia: Lemon (NSFW)
*~*~*~*~*~*~*~*~*~*
Por: Maeda Ai.
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.:: Capítulo 2: “Una oportunidad” ::.
*~*~*~*~*~*~*~*~*~*
.
Un pequeño bikini blanco era el que apenas cubría lo más necesario de su exquisito cuerpo; las gafas oscuras ocultando sus ojos, la hacían ver más interesante, más sexy.
Horo Horo entraba a la habitación después de vagar por los pasillos del hotel, encontrándose con la imagen más hermosa que sus no tan castos ojos hayan visto en toda su vida.
Esa delgada figura femenina. . . Anna era el diablo que lo invitaba a pecar, a lanzarse sobre ella y hacerla suya. Pero solo permaneció estático, inmóvil, sin poder apartar la mirada de la diosa que tenía enfrente.
* ¿Podrías cerrar la boca?. *
* Eehh??. *
Anna arqueó una ceja.
No le eran desconocidas las sensaciones que provocaba en los hombres.
Tomó una pequeña bolsa, mientras salía, diciéndole al peliazul que caminaría en la playa por un rato.
* ¿A-a estas horas?, pero si apenas ha salido el sol. *
* Por eso, tonto, el paisaje debe ser hermoso, además, seguro que no muchas personas estarán en la playa. *
Y así nada más, la rubia salió de la habitación, dejando al muchacho completamente embelesado y, por si fuera poco, excitado. Resultaba absurdo, pero con solo verla así, fue suficiente para sufrir, tratando de controlar el calor en su cuerpo.
~*~
~*~
~*~
Y tal como le había dicho a su compañero, caminaba tranquilamente a la orilla del mar, sintiendo la inigualable sensación de la arena firme, pero suave, bajo sus pies.
El clima era cálido, acompañado por la ligera brisa de la mañana y, tal como pensó, poca era la gente que estaba en la playa a tan temprana hora.
Se maravillaba contemplando el horizonte, aquella delgada línea que el mar y el cielo compartían a lo lejos.
Eso si era tranquilidad, se sentía relajada y por primera vez en mucho tiempo, había olvidado los problemas con el castaño que la dejó.
Y hubiese seguido disfrutando de esa quietud, pero dos chicos se le pusieron enfrente, impidiéndole el paso.
Intentó caminar a un costado de ellos, pasarlos de largo o simplemente dar la vuelta y regresar por donde había venido caminando, pero ambos chicos le cerraron el camino.
* ¿Vienes sola, preciosa?. *
* Si quieres compañía, nosotros. . . *
La chica de dorados cabellos se quitó las gafas, arqueando la ceja izquierda, desplegando toda la superioridad que creía tener.
Esos chicos eran apuestos, pero tan presuntuosos; no eran su tipo.
Su mirada fría y calculadora, adormilada.
Iba a responderles con orgullosas palabras, pero. . .
* Anna, amor, te estaba buscando. *
El chico peliazul apareció y sin más, hizo a un lado al par de desconocidos, estrechando entre sus brazos a una Anna que se sorprendió por su atrevimiento, más todavía cuando Horokeu posó sus labios sobre los de ella.
Extrañada, Kyouyama no respondió la caricia hasta unos cuantos segundos después, cerrando sus sorprendidos ojos y ahogándose en la placentera sensación que los labios del peliazul le regalaban.
Un suspiro escapó de su boca cuando el muchacho profundizo el beso, abriéndose camino para que su lengua penetrase, mientras sentía como Horo apretaba con fuerza su cuerpo, aferrándose a la estrecha cintura.
La mujer abrió los ojos; ya no estaban los hombres que la habían molestado. . . no importaba.
Sus ojos se cerraron nuevamente, relajándose con las caricias del peliazul, hasta que se separaron.
Inevitablemente, sus miradas se cruzaron. . .
* Yo. . . no soy tu amor. *
* Porque eres necia y no has querido darme esa oportunidad. *
Una traviesa sonrisa adornó el rostro de Usui, esto, sumado al intenso brillo en sus ojos, provocaron que Anna se sonrojara levemente, aun manteniendo su seria expresión.
Horo Horo estaba entusiasmado.
Esa mujer que siempre le pareció imposible, ahora. . . ahora estaba junto a él, de la mano.
Horokeu no quiso pensarlo dos veces, así que estrechó con fuerza la mano de su bella compañera y comenzó a correr.
* ¿Q-qué crees que haces?. *
La rubia solo sentía como ese chico la jalaba con firmeza, obligándola a seguirlo.
* Solo quiero aprovechar el día. *
Le dijo; y vaya que hablaba en serio.
La invitó a desayunar, visitaron incontables tiendas y hasta caminaron, sabrá dios cuantas horas, por las calles asfaltadas alejadas de la playa. Terminando sentados a la orilla del mar, admirando el atardecer, uno junto al otro.
~*~
~*~
~*~
Cuando regresaron al hotel, Anna entró a la habitación seguida por el muchacho de celestes cabellos, quien cerró la puerta tras de sí, bajo llave, y sin perder un solo instante, se acercó a la joven rubia abrazándola desde atrás, acariciando sus suaves hombros.
La mujer entrecerró los ojos, incapaz de retener los suspiros, se dejó llevar por el hombre que se aferraba a su cintura y recorría lentamente su cuello, llenándolo de besos, mordiéndole la piel de vez en cuando.
En un arranque de desesperación, Horo Horo la hizo girar bruscamente para poder mirarla a los ojos.
* En verdad eres hermosa !. *
El rubor en el rostro de la joven, producto de las palabras del muchacho, solo realzó esa belleza.
Usui se abrió camino hasta las suaves mejillas de Anna.
Cuando ya no pudo resistirse más, la atrajo a su cuerpo, besándola pausadamente mientras la tomaba entre sus brazos, llevándola hasta una de las camas, recostándola con cuidado.
Sus labios ansiosos, la recorrieron, deseosos de probar aquella blanca piel de nieve.
Anna acariciaba el rostro del joven peliazul, sin resistirse a lo que seguramente sucedería entre ellos.
No estaba segura, pero tenía la sensación de que éste hombre era capaz de hacerla olvidarse de cierto chico de morena piel y sonrisa estúpida.
Mientras tanto, gemidos y suspiros inundaban la habitación.
Sin finalizar.
*~*~*~*~*~*~*~*~*~*
No sé, sentí que cualquier pretexto era bueno para juntar a este par, y que mejor que el despecho o, como dicen por ahí: “pasar el rato”.
Ahh, pero de ese “ratito” pueden surgir muchas cosas, así que. . . próximo capítulo, LEMON.
—I love HOROxANNA—.
~*~
Este fanfiction fue escrito por MAEDA Ai. Y es material de “Fallen Angel”.
Totalizado el 03 de Julio de 2006.
La dama del Hentai: Maeda Ai.
*~*~*~*~*~*~*~*~*~*
|| Capítulo 3 ||
Es como volver a empezar _C8_
![image](https://64.media.tumblr.com/3fbce2e34113338f98111b2595853f72/c3503d46bd5584f4-a0/s250x400/3189a61250e585ef695c8f7af246212d541e762f.gif)
Anime: Shaman King
Rating: M
Pareja: Horo Horo & Anna
Sinopsis: Después de la muerte de Yoh, hay alguien que se preocupa por Anna. Pero, ¿él?... ¿por qué él?.
Advertencia: Lemon (NSFW)
*~*~*~*~*~*~*~*~*~*
Por: Maeda Ai.
*~*~*~*~*~*~*~*~*~*
.:: Capítulo 8: “Porque él ya no está” ::.
*~*~*~*~*~*~*~*~*~*
.
Sentada sobre el pasillo de madera que daba al jardín, Anna miraba el cielo sin interés alguno.
Él se había ido, dejándola en completa soledad.
Dos semanas ya sin su compañía, sin sus bromas, sin reñir con él; dos semanas sin probar la comida que él preparaba, sin contemplar sus curiosas sonrisas. . .
* Sin que hagamos el amor. * _En un suave susurro, la itako bajó su triste mirada hasta el suelo._ * Es lo mejor. *
Trató de convencerse a si misma, lo ha venido haciendo desde que tuvo aquella discusión con él ainu, cuando este le exigió explicaciones sobre sus hirientes palabras.
~*~
~*~
~*~
* ¿Qué no escuchaste?, ya no quiero nada contigo. *
* Oh, claro que te oí, tus palabras están bien clavadas aquí. *
Le dijo el shaman, golpeando su pecho y mostrándole una mirada llena de confusión, de dolor, de ira.
* Pues, ¿qué esperas entonces para irte?. *
* No, Anna, no me hagas esto. *
Las oscuras pupilas del shaman de hielo comenzaron a deformarse por las lágrimas acumuladas.
La sacerdotisa, al verlo tan devastado, dudó por un momento, pero esto era por el bien de ambos, de él.
* Largo. *
Con esta simple palabra, le dio la espalda al peliazul, hundiéndolo en la tristeza, rompiéndole el corazón.
No fue necesario decir nada más, estaba bastante claro que esto se había terminado.
Derrotado, dolido, Horo Horo abandonó la pensión.
Ya no insistió, no tenía caso si ella no lo quería. Y si él irse la hacia feliz o simplemente la tranquilizaba. . . entonces simplemente se iría.
~*~
~*~
~*~
Varias lagrimas se deslizaron por sus mejillas. Como lo extrañaba.
Entre sus manos oprimía fuertemente la rosa de hielo que Horokeu le regaló no hace mucho tiempo. Era extraño, a pesar de ser de hielo, aun no se derretía.
* Sí, sé que es mejor así. *
Susurró con palabras tristes que se le atoraban en la garganta.
* ¡ NO !, no es así. *
Le dijo una voz femenina que de pronto se escuchó en el lugar y que con fuerza, desaprobaba las palabras de la rubia itako. Kyuoyama, quien no se había percatado de que tenía compañía, alzó la mirada, encontrándose con la dura expresión de Pilika.
* ¿Qué haces aquí?. *
Anna trató de ser fría y hasta grosera, más su pacifica voz no le ayudó mucho.
*No quiero seguir viendo como mi hermano se muere de amor.*
Ignorando a la sacerdotisa, casi histérica como era común en ella, la chica ainu le dio la respuesta, sin esta ser su verdadera intención.
Anna desvió la mirada, sabía muy bien que había lastimado al shaman de hielo, pero. . . no quería que, por ella, Horo hiciera a un lado sus sueños, así que. . .
* ¿Morir de amor?; por favor, Pilika, no digas tonterías. *
* ¡ No son tonterías !. *
Le gritó la más joven, demostrándole a la rubia que sus intentos por mostrarse fría e indiferente, eran vanos.
* Por favor, Anna. . . * _La peliazul se acercó hasta la itako, sacudiéndola suavemente por los hombros._ * Yo sé que tu también lo amas. *
Las palabras de la joven de Hokkaido no podían ser más ciertas, bastaba ver la tristeza en los ojos de la mujer, o la felicidad, cuando aun estaba con su hermano.
Entonces, la chica Usui simplemente no comprendía por qué la sacerdotisa alejó al shaman de hielo, diciéndole todas esas mentiras.
* ¿Por qué, Anna?. *
* Porque es lo mejor. *
* ¿Para quién?. *
La cuestionó, volviendo a alzar la voz, mientras que Kyouyama mantenía su negra mirada en un costado; era extraño, pero no podía sostener la pesada mirada de la chica del norte.
* Para él. * _Susurró. _ * No quiero que haga a un lado sus ideales. . . por mi. *
Al escucharla, el rostro de la peliazul se ensombreció.
Entonces, en parte era su culpa, pues fue ella quien le comentó a Anna que su hermano había hecho todo a un lado, con tal de estar a su lado.
* Lo siento, Anna, cuando dije eso, no quise. . . *
Pilika comenzó a llorar, se sentía culpable.
La itako negó con la cabeza. No, no era su culpa y, muy a su pesar, tampoco era la única razón que tuvo para romper su relación con el shaman de hielo.
* Desde que estoy con Horokeu, no puedo dejar de pensar en. . . aahh. . . *
* ¿En qué, Anna?. *
* S-si Yoh no hubiese muerto, yo no estaría con tu hermano. Entonces, ¿debo sentirme feliz de que Yoh se haya ido?. *
Anna, muchas veces se cuestionó si hubiese preferido que el Shaman King siguiese con vida. Pero en ese caso, no estaría con el shaman de hielo.
Se aterró al llegar a pensar que no.
La joven ainu la miró con serenidad, su llanto había cesado.
Estaba bien.
Pilika entrelazó sus manos con las de la rubia itako, pidiéndole que no pensara más en eso, después de todo. . .
* El hombre que elijas, sea o no mi hermano, estará ahí. . . porque Yoh ya no está. *
Increíble, ¿desde cuando Pilika decía palabras tan sabias?.
Por fin, el agua salada brotó de los negros ojos de Kyouyama, quien ligeramente sorprendida, se vio envuelta entre los brazos de la chica peliazul.
* Lo amo tanto. * _Susurró. _ * ¿Crees que me perdone?. *
Pilika sonrió enormemente, dándole su apoyo al estrecharla con más fuerza.
* Nada lo hará más feliz, que volver a verte. *
Entonces, un inamovible pensamiento cruzó la mente de la rubia.
Anna había decidido ir tras su felicidad.
~*~
~*~
~*~
Sobre la copa de un inmenso árbol, Horokeu miraba desinteresado la bella puesta de sol.
Sus sueños ya poco le importaban, su vida tampoco le importaba. No entendía, porque ya nada tenía caso, sin el amor de esa mujer.
* ¿Desde cuando me volví un romántico sin remedio?. *
Se preguntó el peliazul, una triste sonrisa adornando su rostro.
Desde que regresó a Hokkaido no podía sacarla de su cabeza, mucho menos de su corazón.
La extrañaba y mucho; echaba de menos sus negros ojos, sus dulces besos y más aun, hacerle el amor como un loco. . . la necesitaba.
* Pero Anna no me ama. *
Con fuerza, el shaman de hielo oprimió la corteza del árbol, necesitaba sacar su frustración, su enojo, su dolor.
* Yo nunca dije eso. *
De pronto, una voz femenina llegó a sus oídos, sorprendiéndolo, no tanto por creer estar solo, más bien porque sabía perfectamente a quien pertenecía dicha voz.
Y la miró, allá abajo; los ojos de la rubia brillaban por razones que él desconocía. Todavía más enigmática le resultaba la sonrisa que adornaba su bello rostro.
Se quedó mirándola por unos cuantos instantes, tratando de convencerse de que la itako realmente estaba ahí. Una enorme sonrisa atravesó su cara al convencerse de que así era.
Bajó del árbol con un ágil salto, y apenas sus pies tocaron el suelo, alcanzó a la rubia mujer, rodeándola con fuerza.
¿Cómo describir la sensación de ser correspondido?; simplemente se sentía flotar ligera y suavemente.
Así, se dio valor para atrapar los labios de la sacerdotisa con los propios, una delicia de la que fue privado por interminables días que no quería recordar.
La besó profunda y desesperadamente, casi devorándola a besos, nada le importaba, solo quería sentirla.
* Lo siento. *
* Pero, ¿por qué estas aquí, en Hokkaido?. *
Le cuestionó el shaman, poco después de que separasen sus labios.
La itako sonrió; ¿quién hubiese pensado que Pilika iba a tener el coraje para ir a buscarla, dispuesta a traerla a rastras?.
Por supuesto, esto último no fue necesario.
Más eso era algo que podían discutir después, por ahora, solo era necesario decirle una sola cosa.
* He venido para estar a tu lado, yo . . . ai shiteru. *
Sin finalizar.
*~*~*~*~*~*~*~*~*~*
Juntos otra vez. Se los dije, no puedo separarlos por mucho tiempo, pues los adoro como pareja.
En cuanto a los pensamientos de Anna. . . ¿Qué pasa cuando, después de la muerte de quien se amó, te vuelves a enamorar?, ¿es correcto?, después de todo, el volverse a enamorar es consecuencia de la muerte de quien se amó primero. De ahí el título de este capítulo.
—I love HOROxANNA—.
~*~
Este fanfiction fue escrito por MAEDA Ai. Y es material de “Fallen Angel”.
Totalizado el 25 de Mayo de 2005.
La dama del Hentai: Maeda Ai.
*~*~*~*~*~*~*~*~*~*
|| Capítulo 9 ||
Es como volver a empezar _C5_
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Anime: Shaman King
Rating: M
Pareja: Horo Horo & Anna
Sinopsis: Después de la muerte de Yoh, hay alguien que se preocupa por Anna. Pero, ¿él?... ¿por qué él?.
Advertencia: Lemon (NSFW)
*~*~*~*~*~*~*~*~*~*
Por: Maeda Ai.
*~*~*~*~*~*~*~*~*~*
.:: Capítulo 5: “Lo maravilloso de estar a su lado” ::.
*~*~*~*~*~*~*~*~*~*
.
Horo Horo permanecía sentado frente a la mesa; sus ojos seguían con sumo detalle cada uno de los movimientos de la rubia.
Ella estaba cocinando. . . para él.
No podía negar que se sorprendió como nunca cuando bajó a la cocina y se encontró con una Anna que preparaba el desayuno.
* Ya me cansé de lo que tú preparas. *
Le había dicho la itako, sin siquiera girarse a mirarlo.
No hacia falta, pudo sentir la fuerte presencia del ainu desde que este bajaba perezosamente por las escaleras.
Y no pudiendo oponerse a los mandatos de la chica, fue como el peliazul terminó observándola cocinar por primera vez, al menos, él no la había visto hacerlo antes.
El shaman sonrió ligeramente, la sacerdotisa se veía muy bien con ese pañuelo blanco abrazando su rubio cabello.
No supo que lo impulsó a atreverse, pero abandonó la silla donde estaba y se acercó a su joven mujer, posándose suavemente de tras de ella, pegando sus cuerpos, rodeando la estrecha cintura de Kyouyama.
* ¿Qué haces?. *
* Nada. *
La respuesta del muchacho fue corta, estaba demasiado ocupado como para preocuparse por decir más de una sola palabra. Se aferró por completo a la figura femenina, deslizando sus ansiosos labios por el cuello de Anna hasta detenerse en su oreja izquierda, mordiéndola con suavidad mientras le susurraba un montón de palabras que la envolvieron en el deseo, la pasión, el amor.
Anna cerró los ojos, dejándose llevar por las tiernas caricias del shaman, sus suaves mordidas y su delicado aliento contra su cuello.
* Ho-Horo. . . debo terminar el desayuno. *
La itako no supo de donde sacó la fuerza para armar aquella frase, y es que lo que el joven peliazul le estaba haciendo la incitaba a hacer el amor con él. . . otra vez.
Esa era una buena idea, demasiado, también lo deseaba, pero. . . hace apenas unas horas que habían separado sus cuerpos. Anoche se habían amado tanto, que el cansancio aun permanecía en sus cuerpos.
La poca resistencia de la itako, se esfumó apenas sintió las manos del ainu sobre cada uno de sus senos.
* Ah, Horo Horo. . . *
Un placentero suspiro escapó de sus labios. Deseaba a ese hombre, tanto como él a ella.
Anna permaneció inmóvil, dejándose hacer, entregada por completo a las traviesas y excitantes pretensiones del shaman de hielo.
Con cuidado, el hombre la hizo girarse hasta quedar frente a frente; la miró con fijeza un instante, tan solo un instante. . . y la besó, sin poder esperar más.
Sus labios reclamaban los de la chica con locura mientras sus ansiosas manos recorrían cuanto podían de la bella figura femenina.
Horo no perdió tiempo, con un movimiento inesperado, movió la mano debajo de la tela del vestido negro de la itako, haciendo a un lado la ropa interior, hundiendo un par de dedos en la vagina de la chica.
* ¡¡ Ho. . . Horokeu !!. *
Apenas sintió aquel movimiento por parte del muchacho, Anna no pudo evitar que un gemido entonando el nombre del shaman se escapase de sus labios, mucho menos los demás gemidos ocasionales y placenteros que le prosiguieron.
* Creí que no deseabas que lo hiciéramos en este momento. *
Le susurró el muchacho, con voz burlona y triunfante, sin mencionar que llevaba un poco de morbo consigo.
Más un simple “idiota”, fue la respuesta que emergió de los dulces labios de la rubia, haciendo reír divertido al shaman del norte. Pareciera que a la itako le gustaba mucho ese adjetivo para referirse a él.
De un momento a otro, los gemidos de gozo por parte de la sacerdotisa se volvieron más sonoros y constantes, mismos que hicieron desesperar al peliazul.
La encantadora voz de Kyouyama, envuelta en ese melodioso tono de placer, suplicante por continuar. . . lo volvía loco de deseo.
Así que, con un movimiento inesperado, el muchacho sostuvo a la mujer, elevándola varios centímetros sobre el piso, con la sola idea de llevarla a la habitación que ambos compartían, más los húmedos y excitantes labios de la rubia posándose desesperados, aunque cariñosos, sobre los suyos, lo hicieron impacientarse aun más, terminado por recostarla sobre la pequeña mesa de la cocina.
* Creo que no puedes esperar más, eh !!. *
Mencionó el shaman de hielo, poco antes de comenzar a despojarse de sus ropas.
* Ja, mira quien lo dice. . . ¡ hentai !. *
Anna simplemente no pudo evitar que una sonrisa irónica y divertida adornara su hermoso rostro después de decirle aquello.
Y verla sonreír, era algo que Horo Horo adoraba.
Olvidándose de desvestirse, tomó el rostro de la joven entre sus manos, deslizando la punta de sus dedos por su pálida piel; era tan suave y las chispitas en los negros ojos de su amante lo incitaron a besarla sin cansancio. . . y lo hizo.
Besos tiernos y suaves, lentos y cariñosos, contactos que se tornaron más profundos y apasionados conforme mantenían la caricia.
Pronto, la excitación en sus cuerpos se volvió casi insoportable.
Apenas se despojaron por completo de sus ropas, el shaman de hielo la hizo recostarse boca abajo sobre la mesa, dándole la espalda. Así, Anna pudo sentir los cálidos labios del muchacho recorrer su sensible cuello, sus temblorosos hombros y la piel de su delicada espalda.
Todo era muy tranquilo y agradable, hasta que Horo Horo deslizó, nuevamente, sus traviesas y ansiosas manos hasta la intimidad de su compañera; poco tardó en introducir su dedo medio en ella, haciéndolo entrar y salir a un ritmo lento, pero constante.
Al sentirlo, Anna se estremeció por completo sin poder reprimir un gemido de placer, comenzando a suspirar levemente, manteniendo los ojos cerrados, dedicándose solo a sentir el jugueteo de los dedos del shaman de cabello azul, ese juego de entrada y salida constante, una y otra vez, siempre con mayor velocidad y fuerza.
* Horokeu eres un. . . *
* ¿Hentai?. Ya lo sé, me lo has dicho muchas veces. *
Kyouyama sonrió ante las palabras del peliazul.
Definitivamente él era un pervertido, pero aun así no dejaba de ser agradable, además. . . adoraba la forma como la hacia gozar. Tan así que ella misma comenzó a mover las caderas, buscando que el contacto fuese mayor y el placer se prolongase por más tiempo.
* Pues ahora que lo sabes. . . nunca cambies, ¿sí?. *
Después de aquello, Anna dejó que el silencio reinara en aquel lugar, disfrutando de la situación en que se encontraba.
Más justo cuando creyó que las sensaciones se desbordarían para entregarle su deseado orgasmo, el shaman de hielo se detuvo, deslizando sus dedos fuera de la vagina de su amante.
* ¿Qué haces?, no te detengas !. *
Las palabras de Anna eran una indescifrable mezcla de ruego y enfado, cuya única respuesta fue la sutil risa que escuchó por parte del ainu, al tiempo que este dejó caer casi todo su peso sobre la espalda de la itako, pegando su cuerpo al de ella, rodeándola con sus fuertes brazos hasta estrujar cada uno de sus senos.
* Ah, Horo Horo. . . te necesito, ¡¡ya!!. *
Bastó un simple roce de sus manos y sentirlo detrás de ella para que la sacerdotisa ansiara ser penetrada en ese mismo instante.
No podía evitarlo, quería a ese hombre y unir su cuerpo al de él era la más placentera y maravillosa sensación que había sobre la tierra. . . así lo sentía ella.
* ¿Quién es la impaciente ahora?. *
* Solo cállate y hazme el amor. *
El shaman sonrió en silencio.
Aun en la intimidad, Anna no dejaba de ser exigente y mandona. De cualquier forma él apenas podía contenerse, así que no esperó más; con suavidad mordió la blanca piel del cuello de su amada mientras ejercía presión con su pene, guiándolo a la entrada de la intimidad femenina.
Al sentir la punta del miembro masculino, Anna suspiró débilmente mientras de su mirada se apoderaba un sumiso deseo, deseo por sentir aquel pedazo de carne viva dentro suyo, deseo de ser penetrada por el hombre que amaba. . . el segundo y ahora el único.
Situado encima de ella, Horo fue introduciendo suavemente la gruesa espina al interior de la joven mujer, quién se abrió y lo aceptó con gusto.
Con cada dulce embestida, los gemidos antes suaves y delicados se tornaron sonoros y prolongados, permitiendo que la cocina se llenase de suspiros y jadeos cargados de amor y placer.
* Por. . . por favor Ho-Horo Horo, no te. . . *
Las palabras de la rubia mujer se vieron interrumpidas por la fuerte necesidad de jalar aire. El agitado respirar y los profundos gemidos le hicieron imposible pronunciar más de unas cuantas palabras.
Anna quiere decirle que siga, que la penetre con más fuerza, pero no puede más que disfrutar del delicioso roce entre las paredes de su vagina y el miembro del muchacho.
Loca de placer, se retuerce de gusto bajo el musculoso cuerpo del shaman de hielo, gimiendo y gritando palabras inconclusas, palabras que sin embargo el peliazul sabe interpretar, penetrándola con más fuerza y deseo en cada embestida.
* Anna, Anna. . . *
La varonil voz del joven ainu formó un suave susurro que llegó a oídos de la itako, haciéndola girar el rostro, encontrándose con un inesperado beso por parte del shaman del norte.
Hay amor en ese contacto, más la excitación en ambos cuerpos los hace entrelazar sus lenguas con lujuria, buscando placer.
Con la mitad de su cuerpo ya totalmente recostada sobre la pobre mesa, Anna rompió con ese beso, las sensaciones en su vientre se van haciendo más fuertes y placenteras, obligándola a gemir sin descanso.
* Horo, no puedo más. Y-yo voy, voy a . . . *
La joven rubia no pudo concluir sus palabras.
Un intenso orgasmo la invadió, provocándole espasmos mientras la humedad de su vagina abrazaba el miembro del shaman.
Se sentía tan llena, tan satisfecha, que terminó cansada sobre la madera de la mesa. Horo Horo siguió penetrándola por poco tiempo más antes de gemir con fuerza y placer, derramando un espeso liquido dentro del cuerpo de su amada, colapsándose sobre la cansada y frágil figura de la itako.
Y Anna no puede evitar el deseo de querer estar siempre así, que la llene con su esencia. . . era algo en verdad agradable, hermoso.
Débiles suspiros de cansancio se escuchan en la cocina, quizá en toda la casa, mientras el shaman de hielo aun se desliza suave y lento entre las piernas de la rubia mujer.
Salió de su cuerpo, aprisionándola de inmediato entre sus brazos, llenándola de besos, besos que Anna correspondía de una forma intensa y profunda.
* ¿Ahora puedo terminar el desayuno?. *
La voz de la sacerdotisa sonaba irónica, sarcástica, en realidad, poco le importaba el dichoso desayuno, la comida y la cena... ¿Qué importaban?.
* ¿Para qué?, yo ya devoré el mío y estoy satisfecho. *
* ¿Estás diciendo que yo fui tu platillo?. *
* Sí, ¡ y estuviste deliciosa !. *
Un nuevo beso surgió entre los amantes, disolviendo el falso enojo que mostraba la itako ante las palabras de su compañero.
El ainu la llevó entre sus brazos hasta la habitación que desde hacia un tiempo compartían.
Se recostaron sobre el futon con la única intención de descansar. Aun era temprano y abajo en la cocina había un desastre que delataba la travesura que acababan de hacer, pero nada de eso tenía importancia, por ahora, solo deseaban abrazarse mientras una lluvia de besos caían en la recamara.
* Horo Horo. . . tú serás quien más tarde limpie la cocina. *
* Qué??, ¿yo por qué?. *
* Porque tu eres el culpable del desorden que hay allá abajo y porque yo lo digo. *
El peliazul solo frunció el seño con clara inconformidad.
Si no mal recordaba, Anna tenía mucha culpa del desastre que AMBOS hicieron en la cocina. Pero guardó silencio, esa mujer jamás iba a cambiar, seguiría siendo una mandona, amargada y cruel, no importaba que durmiesen juntos o hicieran el amor, ella no dejaba de aprovecharse de él.
La observó con seriedad; descansaba entre sus brazos ya casi dormida, tranquila, tan hermosa. . .
““Parece feliz.””
Pensó el muchacho, aunque su lindo rostro no expresaba precisamente felicidad.
Entonces sonrió.
Estaba enamorado de ella, no se preocupaba en detenerse a pensar como surgió ese sentimiento, tampoco le importaban sus malos tratos, con que Anna fuese feliz. . .
““Es suficiente.””
El peliazul deseaba que ella viviese la vida tranquila y cómoda que siempre quiso. Y desde que su relación se tornó tan intima, parecía que Anna había vuelto a ser la misma.
Lo maravilloso de estar con ella, era el simple hecho de verla feliz
Siguió observándola con atención completa.
Sus bellos ojos ahora cerrados por el cansancio, su boquita ligeramente abierta que lo invitaba a probarla una vez más, su suave y blanca piel, su bello rostro, todo. Quería grabarse cada rasgo en su mente, porque ahora ella era lo que más le importaba en el mundo.
Entonces, un pensamiento que le venía rondando constantemente en los últimos días pareció tomar fuerza.
Creyó que quizás este era el mejor momento para decírselo, y lo hizo. . .
Con suavidad, mordió ligeramente la oreja izquierda de su amante, quien despertó entre dulces palabras de amor y un cálido aliento.
* ¿Qué quieres?. *
Su voz era cortante y fría, un golpe áspero para cualquiera que la escuchara, pero no para él. . . ya no.
Horo Horo continuó besándola y murmurándole su amor, consiguiendo la total atención de la mujer, hasta que, decidido, le susurró al oído. . .
* Anna. . . ¡ cásate conmigo !. *
Sin finalizar.
*~*~*~*~*~*~*~*~*~*
¿Qué tal?, lemon, lemon ^¬^.
Mucho amor combinado con morbo, así lo sentí yo, es que tenía ganas más o menos de algo así, que Anna y Horo Horo diesen rienda suelta a sus deseos. Cuando se ama a alguien solo se quiere estar con él todo el tiempo ^^.
¿Y qué mejor forma de concluir este capítulo, que con una propuesta de matrimonio?. Es. . . la calma antes de la tormenta.
—I love HOROxANNA—.
~*~
Este fanfiction fue escrito por MAEDA Ai. Y es material de “Fallen Angel”.
Totalizado el 25 de Mayo de 2005.
La dama del Hentai: Maeda Ai.
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|| Capítulo 6 ||
Rojo mar
![image](https://64.media.tumblr.com/08d810808013bd51cff495e12c17ea83/f542345c745ad98f-09/s400x600/5702da1b82a901ceb70abeb5e5304e8848554223.png)
Anime: Gundam Wing
Rating: M
Pareja: Heero & Relena
Sinopsis: Heero no puede sacarse de la cabeza aquellas pesadillas donde Relena yace, sin vida, sobre el rojo de su sangre. La busca, desesperado... quizás estar con ella pueda disipar sus temores.
Advertencia: Lemon (NSFW)
*~*~*~*~*~*~*~*~*~*
Por: Maeda Ai.
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.
Paisaje rojo fuerte, ¿hermoso?, el que cubre el extraño lugar.
Llama ardiente y avivada la que nunca se podrá apagar.
Silencio sepulcral el de esta agua que teñida de rojo está...
Expandiéndose efusivamente; oh!, rojo mar.
Su rostro logro ver entre las flamas que la abrazan protectoramente sin dejar
Que el vital plasma se detenga; oh!, rojo mar.
En medio de su sangre la observo, su tranquila sonrisa ya no está.
Pretendo que mis ojos se hacen ciegos, pero admiran todo con pesar.
* Ah, maldición!. *
Casi grito. Despierto bañado en sudor después de una loca pesadilla,
Aquella que mi mente creó mientras dormía.
Desesperante, sí; quizás más que la propia realidad.
Maldigo indignado con aquel escenario que observe antes de sucumbir
Ante el temor de la posible realidad de la visión.
Respirando agitado, imploro en silencio que esto jamás se llegue a cumplir.
Triste estaría, lo acepto, sí.
Prefiero la muerte a no verla vivir.
Intranquilo, no puedo volver a dormir;
Lo intento sin resultados. Continua el miedo de revivir
Aquella desagradable escena donde no pude interferir.
Me rindo... imposible intentar descansar.
¿Qué caso tiene si la paso mal?.
Increíble el temor que me inunda. Deseo tanto mirar
esos ojos azules, que me atrapan
dentro de la emoción tranquilizante de poderte tocar.
Crece y crece la desesperación,
Cual lluvia que cae del cielo al corazón.
No puedo controlar el impulso, te busco.
Intento no parecer dependiente de ti;
Corro apresurado a tu refugio: la habitación a la que tanto envidio,
Por tenerte cautiva mucho más de lo que yo he soñado en mi delirio.
Golpeo la puerta con autoridad.
Que demonios esperas... ¡abre ya!.
Despeja mis dudas y la ansiedad.
Insisto enfadado, temeroso, no puedo negar
Que el miedo corroe la integridad.
Sal ya a detener esta locura
De padecer tremenda tortura.
Se abre la puerta; te puedo ver
Mi ángel de amor; hiciste amanecer.
...Tremenda emoción.
Me regalas aquella sonrisa que, por ahora,
Se haya cubierta de incertidumbre y curiosidad.
* Es urgente que hablemos. *
Te digo de inmediato y un tanto agitado.
Tu expresión me indica que no comprendes absolutamente nada
De esta inesperada visita que te hago.
Más sin embargo me permites el acceso a tu privacidad.
No puedo perder más el tiempo.
Con delirio es con lo que te toco.
Rozando tus labios, sigo insistiendo.
Este inesperado amor... me vuelve loco.
Pronto, siento la necesidad de rozar mis labios con algo más que los suyos.
Su cuello en primer lugar...
Suave y sensible, igual... me hace temblar.
Sus hombros, sí; más abajo he de llegar.
Con grandes expectativas y ansiedad,
Sus senos logro probar.
Deleitándome con la excitante redondez de estos
Y la agradable sensación de su piel... tranquila suavidad.
Se estremece con esto, lo sé bien.
El rojo en mi memoria se ha borrado.
Cielo santo logro descansar,
Porque al fin estoy a tu lado.
Me despido, oh!, rojo mar.
Tímidos gemidos emanan de tus labios,
Guiándome desesperados al placer.
Y tomando mi rostro entre tus manos,
Permites que te bese otra vez.
Ternura y ansiedad es lo que siento.
Mordiendo suavemente tus senos a la vez.
Tremenda locura experimento;
Excitado por tu hermosa desnudez.
Abrazo aferrado la cintura de mi amante.
Estrujando tu cuerpo con amor.
Lluvia de besos en mi rostro cada instante.
Aumentad este delirio, por favor.
¡ Oh, bella mujer que me posees !.
Dejadme poseer a mi también
Este lindo cuerpo que tu tienes.
De igual forma lo deseas, lo sé bien.
El placer me conduce a tu secreto.
Besando y succionando el manantial;
Lastimarte evitaré, yo lo prometo,
Pero dejadme llegar hasta el final.
Tu respiración agitada logro escuchar.
Te oigo entusiasmado entre jadeos,
Constantemente mi nombre pronunciar
Al satisfacer tus exigentes deseos.
Me alejo del bendito paraíso tuyo.
Sentiste un mar de sensaciones a la vez.
Deseas más aun, o al menos eso intuyo.
Me sorprendes, linda niña, con tu gran interés.
Profanado esos labios tuyos, sabor a miel.
Me rindo ante el desesperado sentir.
Con locas y ardientes caricias sobre tu piel
Que no te amo, no... no puedo mentir.
Pretendiendo ser tu dueño por esta vez... que loco.
Sin cuenta darme de que todo es viceversa,
Te siento agradecerme las caricias que provoco.
Con dulces besos me haces sufrir... mujer perversa.
Delirante refugio encuentro entre tus protectores brazos.
Y el adorable aroma de tu piel... el mismo que me embriaga.
Rendido ante el dolor de tus besos tan escasos.
Intento todo por tu placer. ¿Qué más quieres que haga?.
Incitación, paz... respeto y cariño; siento.
Calidez me da su hermoso cuerpo... belleza total.
Morir y vivir, dolor y placer. Todo por este sentimiento.
Amarnos u odiarnos, continua locura letal.
Beso desesperado tus senos nevados... excitación.
Imposible separarme de ellos; mi droga eres amor.
Complacido con la perfección de tu cuerpo; siento pasión.
A cada instante te anhelo más... no importa el dolor.
Tatuando de besos tu cuerpo entero y femenino;
Dejando huella en tu ser cual misión importante.
Señales de que me perteneces. Y aun no termino.
Tan solo mía mujer... mi amada amante.
Entrecortados sonidos escapan de tus delgados labios.
Te escucho satisfecho; ataco con besos más profundos.
Apagando con estos tus labios... necesito probarlos.
Mirando tus ojos y su agradable misterio... en ellos me hundo.
Eres bella, más que nadie. Envuelto necesito estar
Entre tus tiernas caricias para feliz permanecer.
Por ello esta frágil figura tuya insisto en probar.
Aquí en la oscuridad. Esperaremos el amanecer.
Ansias recorren mi cuerpo; beso tus labios con delirio.
Separando cuidadosamente las delicadas piernas que posees.
Dirijo al espina a la entrada de mi amor...
Empujando lentamente, disfrutando el momento. Imploro me desees.
Porque este loco corazón se revela ante la lógica mía.
Te poseo desesperado, detenerme jamás... oh!, pasión.
Ingresando entusiasmado entre mares de caricias.
Loca noche, loco amor. Te amo... mi corazón.
Sintiéndote temblar bajo a mi cuerpo, y a este permanecer aferrada.
Confesando palabras y sentimientos entre mil besos.
Ahora estoy dentro tuyo... oh!, mujer amada.
Inseparables ahora somos. El uno por el otro... felizmente presos.
Consciente a la perfección del recorrido de la espina a la rosa.
Cosquillas dentro de ambos cuerpos... loca, ansiada pasión.
Ataque certero de placer. Tuyo por siempre mi chica hermosa.
Adicción al femenino ser... bendita esta desesperación.
Ingresando una y otra vez
Al paraíso de tu secreto.
Amor por primera vez.
Noche y calor... todo es perfecto.
Palabras que al aire, desesperados dejamos volar.
Increíble: el momento, el vinculo; la inexplicable sensación de poderte amar.
Tranquilidad, deseo y ansiedad embargan este cuerpo cansado,
El mismo que tu deleitas con caricias y besos desbordando la ternura.
Aparentando indiferencia y enojo, me pierdo... para mi jamás pensado
Lo fácil que fue para ti despojarme por completo de esta armadura.
Logrando hacer relucir un sin fin de emociones que, no entiendo,
Siempre y sin pensarlo, no me doy cuenta... todas se dirigen a ti.
Suaves caricias en mi adolorida piel estoy sintiendo...
Tus besos amor querido yo anhelo... no puedo mentir.
Disfrutando del momento. Ansiado y desquiciante placer pasional.
Sintiendo los atributos tan excitantes de tu figura.
Bendito el pecado... aceptando la necesidad carnal.
Placer: excitación... sensación inigualable.
Con mi espina clavada en tu cuerpo, te destrozo, tierno amor.
Mía, ya completa. Admirando la agonía interminable.
Arrepentido, aguardo el momento en que disminuya tu dolor.
Lluvia de besos a tu rostro que envuelto en lagrimas ya esta.
Gemidos me advierten. “Amor”, me logras llamar.
Tranquila te muestras... termina la tempestad.
“Perdón”, te pido arrepentido. No te quise lastimar.
Continuación de los instintos; aun me permites dentro de ti estar;
Recorriendo el camino de tu cuerpo; oh!, Relena.
Más tranquilo y cuidadoso... me preocupa tu bienestar.
Extasiado de placer; sonrojado ante tu cara tan serena.
“Te estoy queriendo demasiado”. Logro por fin entender.
Quizá por el mal sueño antes experimentado.
Perderte me mataría... tan solo eso comprender.
Sin tu cuerpo y cariño, me sentiría amenazado.
Olvidando estos miedos que a mi mente enloquecen,
Te beso. El rojo se desvanece; no más rojo mar.
Delirante por el calor permites que empiecen
Los gemidos y agitados gritos... solo nos podemos amar.
Entrando y saliendo con rapidez de tu figura;
Te penetro alocado, ya cada vez más de prisa.
Me apoyo en tu cuerpo ; te sujeto por la cintura.
Ardientes y excitados... nos relaja la delgada brisa.
Después de intensos gemidos, entre mis brazos te encuentras temblando.
A mi cuerpo te aferras desesperada; mi perfecta amante.
Te ha invadido un orgasmo... y aun te sigo penetrando.
“Que locura”. Jamás imaginar siquiera poder amarte.
Varias veces has experimentado el éxtasis, oh mujer.
A tu rosa la dura espina mía sigue clavada.
Unido a ti de esta manera imploro permanecer.
Desesperados, excitados. Así contigo... oh, mi amada.
Gran esfuerzo del cuerpo. Ya se encuentra muy cansado.
Termino dentro tuyo... río de vida que en ti ahora fluye.
Ligeros sonidos por parte de ambos; tranquilos... todo ha terminado.
Sobre tu cuerpo recostado. Sorprendido de la forma que en mi influyes.
Agotado. Acaricio su suave piel; le agradezco... estoy satisfecho.
Besando con ternura los femeninos labios
Y acurrucando el rostro sobre su pecho;
Enredando los dedos en sus cabellos lacios.
Respira agitada, después de todo.
La sigo abrazando; la sigo besando.
Protegerla antes que nada: lo estuve pensando.
Deliciosa noche me hiciste pasar.
Como esta... dudo tener otra más.
Casi no hubo palabras. Fue escaso el verbo amar.
Pero negar que ahora te quiero... eso jamás.
Y de nuevo aquella imagen a mi mente regresa.
En un lago de sangre te veo, oh mujer que ahora estas en mis brazos.
Rojo mar me atormentas. Me alejo de ella con sorpresa.
Pero eso no le importa. me devuelve a su lado entre tiernos lazos.
Sus besos y caricias te alejan de mi, oscuro paisaje.
Calma miedos y penas... me ha regresado la paz.
Me lleva el deseo de besarla... lo hago. Es este mi mensaje...
Que la adoro y, aunque increíble, puedo hacerlo aun más.
Finalizado.
*~*~*~*~*~*~*~*~*~*
El fanfic toma lugar durante el tiempo en que Heero permaneció en el reino de Sank, con Relena aun como reina.
Se le puede llamar poem-fic?. Está escrito en versos, pero un poema no necesariamente tiene que rimar ^^.
Y la verdad... está bastante suavecito.
~*~
Este fanfiction fue escrito por MAEDA Ai. Y es material de “Fallen Angel”.
Totalizado el 15 de Octubre de 2002.
La dama del Hentai: Maeda Ai.
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Fuga de amor
![image](https://64.media.tumblr.com/147787246e49dbcf9de775a73e46045d/a3b394d9be124d6d-57/s250x400/7ac14dad7f3beaa1f1c4d9f9dfde8c7af18f1a47.png)
Anime: Digimon Tamers
Rating: M
Pareja: Ryo & Ruki
Sinopsis: Después de tantos problemas, por fin estaban aquí, a solas y ansiosos por hacer el amor, aunque ninguno de los dos llegó a imaginar que tendrían que fugarse para estar juntos.
Advertencia: Lemon (NSFW)
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Por: Maeda Ai.
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Se besaban con tremenda pasión, como si nunca antes lo hubiesen hecho, o como si fuese la última vez.
El hombre recorría la suave piel de su novia, ¡que delicia!; su delgada y frágil figura yacía entre sus brazos, desnuda. . .
* Esperé tanto por esto. *
Le susurró al oído, mientras la estrechaba con fuerza; saboreando sus dulces labios, aspirando ese exquisito aroma suyo.
Después de tantos problemas, por fin estaban aquí, a solas, ansiosos por hacer el amor aunque para esto. . . tuvieron que huir.
La madre de Ruki se oponía a la relación de los muchachos, no por ser Ryo el pretendiente, sino más bien porque su hija era aun muy joven; en realidad, no quería que cometiera su mismo error.
Con el padre de Akiyama no había problema, pero dada la situación, los enamorados no tuvieron más remedio que fugarse.
* ¡ Ryo !... *
De pronto, el nombre de su amado surgió en un suspiro al sentirlo posar sus grandes manos sobre cada uno de sus senos, haciéndola olvidarse de todos los líos por los que tuvieron que pasar para poder estar juntos.
* ¿Te arrepientes de esto?. *
El moreno dejó entrever una sutil sonrisa, pareciera que sabía exactamente que era lo que Ruki estaba pensando en esos momentos.
Ella solo negó con la cabeza, su rostro envuelto en rojo por la vergüenza y, claro, por el calor. . .
La mirada de Ryo parecía distante, sabía que esto debió haber sido de otra forma, pero. . .
* Yo solo quiero estar junto a ti. *
Le dijo ella.
Bueno, al menos esa era una buena razón para haber escapado de casa y decidir vivir junto a Ryo Akiyama.
* Y. . . ¿tú?. *
El tamer la tomó en un nuevo beso, apasionado.
* Yo?. . . el robarte fue la mejor decisión que he tomado en mi vida. *
Y hablaba en serio. De no haberlo hecho se habría arrepentido por siempre.
Con este pensamiento, se dio a la tarea de deleitarse recorriendo las finas curvas de aquel cuerpo. La sentía maravillosa, su piel era blanca y suave; su figura de mujer era fresca, con anchas caderas, senos medianos, ni grandes ni pequeños. . .
““Simplemente perfectos.””
Pensaba el moreno.
Claro, Ruki era una mujer que comenzaba a florecer. . . y la amaba. Por eso tomó aquella decisión, por eso se metió en este embrollo, y por eso era tan feliz.
Ahora, Ryo era mucho más alto, la joven apenas le llegaba a la altura del pecho, por lo que él tenía que inclinarse para besarla.
Y eso era algo que le agradaba, porque sentía que podía formar una prisión para no dejarla escapar.
Así, besaba y mordía suavemente el cuello de la pelirroja, haciéndola gemir y poco después reír nerviosamente.
* Me haces cosquillas. *
Ruki se apartó levemente, pudiendo contemplarlo con más libertad.
¡ Que hombre tan apuesto !, con esa piel bronceada, su blanca y perfecta sonrisa y esos chispeantes ojos azules; su cuerpo eran un montón de músculos, músculos que la rodeaban con suavidad y delicadeza, como si fuese a romperse.
Sus miradas se cruzaron entonces, comprendiendo que no podrían esperar más.
Akiyama la tomó entre sus brazos, cargándola hasta acostarla sobre el amplia cama de la habitación. Y suavemente dejó caer su cuerpo sobre el de la mujer.
Poco tardaron en desnudarse.
* Que linda eres. *
Le dijo, tomando su lindo rostro entre su manos; sus ojos maravillados por la hermosa imagen de Ruki al natural, para él.
Se miraban con ansias, con pasión y deseo. . . con verdadero amor.
Y la besó nuevamente, permitiendo que sus lenguas se entrelazaran, ya no podía postergarlo más; era la primera vez que el tamer legendario se desesperaba por una mujer, claro que. . .
““Ruki no es cualquier mujer.””
Pensaba el castaño al tiempo que esculpía la figura femenina con sus hábiles y expertas manos.
Sí, había estado con muchas mujeres, pero ninguna como la reina de hielo, a ella la deseó desde temprana edad y ahora. . . a pesar de que Ruki era tan solo una joven, podía tenerla para él, solo para él.
Ansioso y excitado, palpó los senos de su pareja.
* Ryo, eres un hentai. *
El rostro de la chica ardía en matices rojos. Él la miró sin dejar de amasar sus deliciosos encantos.
Pervertido?, ¿él?, ja !. . .
*¿Quieres que me comporte como un verdadero hentai?, bien.*
Apenas dijo esto, Ryo se aventuró a recorrer los pechos de la chica con sus labios, logrando que la pelirroja emitiera varios gemidos mientras lamía los contornos de aquel par de esferas, mordiendo de vez en cuando las rosadas aureolas que las coronaban.
* Ryo, ohh. . . . Ryo !. *
El aludido sonrió, aun concentrado en degustar este manjar que los hombres tanto disfrutan.
Ella estaba desesperada, sofocada.
Enredó sus dedos en el rebelde cabello del que, a partir de ahora, sería su amante, mientras arqueaba la espalda ya totalmente intranquila.
Ya pasado un rato, Akiyama liberó los senos femeninos de sus insaciables labios.
La miró realmente divertido, mostrando esa sonrisa tan suya… ¡que descarado!.
* Por tus jadeos, supongo que te gustó. *
* Baka. *
Apenas tuvieron aquel pequeño cruce de palabras, nuevamente unieron sus labios. Deseosos por sentir el sabor el uno del otro. Se arrodillaron sobre la cama, rompiendo el beso para admirarse mutuamente, solo querían disfrutar al máximo de esto y grabarse cada detalle de esta noche, ya que a partir de ahora vivirían sus vidas como ellos lo habían decidido, aun en contra de los demás; como una verdadera pareja.
Aquellos ojos azules recorrieron, lujuriosos, la frágil figura de la chica, deleitándose con la hermosa imagen.
Más Ruki no se quedó atrás; el violeta de sus ojos admiró cada apetecible músculo del varón, además de saborearse los labios al contemplar el ya erecto pene del muchacho.
Lo pensó un par de segundos antes de aventurarse a probar aquel pedazo de carne. . .
* Oye, oye, Ruki, n-no hace falta qu-que tu. . . *
Ryo quiso alejarla, no era necesario que hiciese esto, no si ella no se sentía segura, sin embargo, al poco rato se encontraba disfrutando de la dulce caricia que los labios de la pelirroja ejercían sobre su miembro, que se alzaba victorioso al aire, y que desaparecía una y otra vez dentro de la boca de la chica.
* Lo haces muy bien. *
Fue lo único que le pudo decir a su joven compañera.
Ruki engullía la espina masculina hasta donde el tamaño de esta le permitía, deslizando su lengua por donde le apetecía, mientras amasaba aquel par de esferas que descansaban debajo del pene del tamer; manteniendo esta delicia por varios minutos.
* Oh, Ruki, eres maravillosa. *
La chica sonrió ante las palabras que Ryo le expresaba en medio de la agitación, también estaba atenta a los gemidos que él emitía, guiándose por estos y su instinto para hacer gozar al muchacho.
Sí, ella también podía ser perversa y pervertida con aquel que acariciaba su cabello, como recompensándola por lo bien que lo hacía sentir.
De pronto, Akiyama la jaló levemente, alejándola de su pene; era un “peligro” que la pelirroja siguiera degustándolo; lo haría derramar su semen. . .
““Yo aun tengo otros planes para esta noche.””
Pensó el castaño, quien estrechaba con fuerza a su novia, besándola con tanta pasión, que el simple contacto entre sus labios los hacia jadear.
Poco a poco la fue recostando sobre la cama, acomodándose encima de ella.
Sus labios recorrieron la piel blanca de la chica, dejando marcas que la hacían suya, luego deslizó los labios hasta los pechos de Ruki, que lanzó un profundo suspiro al sentir como el castaño, entre suaves mordidas y lamidas, devoraba sus senos.
* Oh, Ryo. *
Entretenido, el tamer se aferró al pezón izquierdo, acariciándolo insistentemente con su lengua, masajeando con frenesí el otro pecho.
Makino arqueó la espalda entre tanto placer, echando la cabeza hacia atrás. En ese momento, se entretenía con mirar fijamente el techo, como si estuviese rogando por algo, y sus suaves manos se enredaban en los rebeldes cabellos de su novio, no!!, su amante.
Y ahí estaba Ruki, con los ojos entrecerrados, ronroneando como un gatito, más de pronto, sus ojos se abrieron con sorpresa, sus violáceas pupilas se contraían por una fuerte sensación que la recorría.
Tan entregada al placer estaba, que francamente no se había dado cuenta del momento en que Ryo deslizó los labios, de sus pechos hasta su sexo.
* Ryo, espera, me estás volviendo loca. . . *
Le dijo ella casi gritando, aunque su voz emergía entrecortada al sentir como el moreno acariciaba su clítoris con la lengua.
En pocos segundos, los gemidos de la pelirroja se escuchaban por toda la habitación, hinchando el orgullo del muchacho, quien ya fuera de sí, succionaba el pequeño botón que coronaba la entrada de su vagina.
También sintió como él deslizaba su dedo medio al interior de su sexo, haciendo que Ruki se aferrara a las sabanas como si quisiera desgarrarlas, mientras apretaba los dientes con fuerza, tratando de prolongar la deliciosa tortura que significaba el cosquilleo que sentía en su hinchado clítoris.
* Ryo Akiyama, eres un hentaaaiii. . . *
Le dijo la chica, quien alzó las caderas, entregándole por completo su intimidad para que él la “devorara” con desesperación.
Y pronto, Ruki jadeó agitada, siempre al ritmo de penetración del dedo intruso que Ryo deslizaba con maestría dentro de ella.
* Mmmm, Ryooo !!. *
La mujer gimió agradada con las sensaciones que su cuerpo recién conocía, y aun más al experimentar como su vagina se contraía, apretando suavemente el dedo del moreno; un orgasmo la había envuelto con el dulce y necesario placer que solo este podía regalarle.
Akiyama la contempló con lujuria en los ojos, Ruki respiraba cansada, más esto aun no terminaba, la iba a hacer gritar su nombre.
Una traviesa sonrisa atravesó el rostro del castaño; nunca estuvo tan entusiasmado al acostarse con una mujer.
““Es que mi pelirroja no es como las demás. . .””_ Pensaba el tamer, recordando que la chica era muy especial para él._ ““La amo.””
Con esto en mente, la abrazó con fuerza, pegando sus cuerpos bañados en sudor, y le encantó sentir como el corazón de la chica latía casi desesperado, así como el suyo propio.
* Eres linda, la más hermosa de todas. *
Se escuchó decir al muchacho, que sostenía el rostro de su amante con ambas manos y se daba a la tarea de llenarla de besos; no hubo un solo fragmento de su linda cara donde Ryo no hubiese tatuado un beso suyo.
Ella por su parte, permanecía casi inmóvil, deleitándose con las atenciones del moreno, que, entre beso y beso, ya se había acomodado entre las piernas de la joven, deslizando suavemente la punta de su duro pene en la entrada de la vagina de la pelirroja, quien solo atinaba a gemir ante la deliciosa fricción entre ambos sexos.
Más esto, por muy placentero ya no le era suficiente a la excitada mujer.
* Ay, ya, Ryo. . . no me tortures más, por favor. *
Akiyama dibujó una traviesa y lujuriosa sonrisa, las palabras de Ruki no hacían más que encenderlo más; y él, que también deseoso de sentirla estaba, la miraba fijamente al tiempo que deslizaba lentamente su miembro, enterrándolo en la húmeda vagina de una Ruki que gritó de gusto al sentirlo dentro suyo.
Makino formó un arco con su espalda, alzando las caderas, permitiendo así que la hombría del moreno se adentrara un poco más en ella.
* Oh, Ryo, te amo tanto. *
Las palabras de la chica formaron un susurro, susurro que vino acompañado por las necias lagrimas que se deslizaban por las ardientes mejillas de la tamer, que se aferró al cuerpo del castaño como si en ello se le fuese la vida.
Algo se rompió dentro de ella y ni el dolor que le causó al muchacho al enterrarle sus filosas uñas en la espalda podría compararse con el de la chica al ser penetrada por primera vez.
Ryo detuvo su avance, esperando que su novia se acostumbrase a su miembro, intruso de un tamaño considerable en su intimidad.
Sus azulados ojos la miraban con preocupación, no quiso lastimarla, sabía perfectamente que sería el primero. . .
““Y quizás el único.””
Pensaba, completamente seguro de que su gatita salvaje no era una más de las mujeres que hubieron en su vida. No, ella es distinta.
““A ella la amo.””
Con este pensamiento, Ryo dejó que sus caderas se mecieran suave y lentamente, con lo que Ruki comenzó a regalarle débiles gemidos de gozo.
El dolor se perdió en algún lugar del placer que la envolvió con locura.
Así, la joven movía las caderas al ritmo que su amante le imponía, mirándolo embelesada.
Que bien se sentía estar así con él, enredado entre sus piernas, balanceándose de adelante hacia atrás y viceversa, penetrándola deliciosamente.
Si la pelirroja había tratado de contenerse en algún momento, ahora gemía con fuerza, deleitando a su hombre.
Ryo alcanzaba a escuchar las expresiones de placer que le susurraba la chica, aquellas palabras que se apagaban levemente por el esfuerzo.
Los movimientos que en un principio fueron lentos, suaves y hasta cuidadosos, se volvieron bruscos y rápidos.
* Oh, Ryo, sigue, sigue. *
Le rogaba ella, llevada por el placer, completamente llena de felicidad.
Más pronto, la ficción entre los sexos de los amantes hizo que Ruki alcanzara el clímax. . . No pudo más, gimió sonoramente, arqueando la espalda y enterrando las uñas en la morena piel de su compañero.
La vagina de la mujer palpitaba con fuerza y desesperación debido al orgasmo que ahí mismo había nacido y que se expandió hasta el rincón más escondido de su cuerpo.
Mientras que Akiyama, al sentir como su miembro era apretado con fuerza por la suave y cálida piel interna de la pelirroja, no pudo más que penetrarla un par de veces más antes de dejar escapar un liquido blanquizco, su semen.
* Ru-Ruki e-eso fue maravilloso, realmente in-intenso, ah. . . *
El, moreno jadeaba por el cansancio, aun eyaculando en la intimidad de la joven.
Poco después separaron sus cuerpos, descansando en la cama, abrazándose con suavidad.
Makino suspiró cansada, ahora que su mente estaba libre del deseo, pensaba seriamente en su situación actual y sonrió. . . con un extraña mezcla de felicidad y diversión. Se abrazó un poco más a Ryo, escondiendo su rostro adornado en rojo en el pecho musculoso del muchacho.
* ¿De qué te ríes?. *
* Recordaba. . . que nos escapamos. *
El muchacho le devolvió la sonrisa, acariciando el suave cabello de su ahora cómplice y mujer.
* Lo pensé muchas veces e incluso. . . dudé en hacerlo. Tenía miedo de que lo nuestro no resultase y termináramos separados, como pasó con mis padres. *
*No te prometo amor eterno, porque no conozco el mañana. Pero, Ruki, yo sinceramente quiero estar así, siempre contigo.*
Las palabras del joven fueron tan solo un susurro en el cual se notaba la nostalgia que traía consigo su varonil voz.
Y es que ninguno de los dos llegó a imaginar que terminarían de esta forma, quizá alguna vez pensaron que llegarían a estar juntos, pero. . . en fugarse, ¡ jamás !.
* Gracias por esto, Ryo. *
Apenas dijo esto, la pelirroja se dejó envolver por el sueño, dejando al castaño completamente confundido con sus palabras.
Más ella, con una sonrisa en los labios, pretendía disfrutar del aquí y el ahora haciendo de lado todos los temores que su madre se había encargado de sembrar en su corazón.
Ruki no sabía si su relación con el tamer legendario se acabaría en algún futuro, pero, eso era algo que ahora. . . simplemente no importaba.
Totalizado.
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Como que hubo muchos besos, ¿no?.
Pues por fin un fic que quise escribir desde hace más o menos dos años, el primero de Tamers que pude escribir, más no el último.
Los reyes digimon, una pareja que no se comporta como tal y que sin embargo, tuvo muchos momentos propios y de ahí, mi interés por escribir este fic.
~*~
Este fanfiction fue escrito por MAEDA Ai. Y es material de “Fallen Angel”.
Totalizado el 22 de Abril de 2005.
La dama del Hentai: Maeda Ai.
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