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Solo Con Ella Hacer El Amor
Solo con ella hacer el amor
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Anime: Yu-Gi-Oh !
Rating: M
Pareja: Joey & Mai
Sinopsis: Es algo que deseo desde que mis ojos se posaron por primera vez sobre su hermoso rostro... hacer el amor... solo con ella.
Advertencia: Lemon (NSFW)
*~*~*~*~*~*~*~*~*~*
Por: Maeda Ai.
*~*~*~*~*~*~*~*~*~*
.
Ella salió de la ducha después de varios minutos, aunque con la misma ropa con la que entró; supuse que saldría envuelta en una toalla que me permitiría ver gran parte de su escultural figura, pero parece ser que a ella no le agradaba la idea.
El que mi padre fuera a estar ausente por todo el fin de semana fue una situación que nos vino como anillo al dedo.
Ahora, yo la miraba profunda y atentamente.
Había sido toda una odisea el lograr estar aquí, en esta habitación, en este momento. Y la encuentro tan diferente; vistiendo unos jeans ajustados y un pequeño top similar al que vistió durante aquel lejano torneo, algo muy parecido a un corsé.
¡¡ Dios !!, el día en que debió lucir más sexy, es el día en que titubeó permitiéndose mostrar su lado serio.
No era que yo no me sintiese atraído, ahora, por ella; irónicamente era todo lo contrario. Tenía la imperante necesidad de estar con ella, aquí... ahora; entre más cerca mejor, y que mejor que sin ropa que nos impida conocernos más.
El que estemos aquí fue mínimamente planeado. Y hasta me siento un poco mal pues estoy perfectamente consciente de que fui yo el que insistió; el que la presionó para esto...
Ella, contrario a lo que cualquier otra persona imaginara, se sorprendió y me evitó cuando inútilmente comencé a proponerle este encuentro. Lo sé !!, estuve a punto de perderla pues ella creía que lo hacia solo para pasar el rato con alguien que aparentaba ser chica fácil...
Pero, cuán difícil fue demostrarle, y que creyera, que mis sentimientos eran y son extremadamente fuertes y sinceros; fue tan complicado. Mai no entendía que lo único que yo deseé era que nos uniéramos más; porque lo que siento por ella inició con una fuerte impresión por su belleza externa y terminó con un incontrolable sentimiento que nace en mi corazón y que clama porque logre hacerla mía... ¡ es amor !.
... Un amor que fue creciendo solo gracias a una coincidencia... ¡ sí !, la coincidencia de volverla a encontrar una tarde tranquila y lluviosa, y después de eso la necesidad. Necesidad de tenerla cerca, de verla y respirar su agradable y enloquecedor aroma.
Esa necesidad que me llevó a robarle, no solo uno, ni dos... fueron y han sido tantos besos que creo haber perdido la cuenta. Aunque todos esos besos fueron bien correspondidos desde el segundo... me costó mucho reunir el valor para atreverme.
Ahora todo lo que arriesgué y esperé, ha valido la pena.
Por ello la abrazo con tanto cuidado que apenas y siento su piel; refugiando mi impaciente rostro en su largo y rubio cabello...
Ya nada me es suficiente. No puedo calmar el fuego interior que me quema obligándome a tenerla, ¡ya!.
Besé sus hombros, su delgado cuello; y de ahí ya nada ni nadie podría evitar que continuase.
Habiendo comenzado a tocar sus senos por encima de la tela de su pequeño top, el mismo que en cuestión de segundos dejó de cubrir sus hermosos y apetecibles pechos, esos pechos que no tarde en besar y morder con deseo, con desesperación, con un incontrolable amor.
Mis labios estaban ya bastante ocupados, más sin embargo los suaves gemidos de mi adorada Mai provocaron que mis manos viajasen por todo su cuerpo, buscando mi placer y excitación, y el deleite de ella misma. Estas manos inexpertas, que se mostraron hábiles y conocedoras de las partes más sensibles de esta mujer.
Sus jeans y sus bragas no tardaron más en ser despojadas, pudiendo así admirar aquella impecable figura de mujer. Todo lo que imaginé, el como seria y el cuanto deseaba mirarla así... No, no, nada de lo que llegue a imaginar puede parecerse al menos un poco a lo que observo ahora... ese cuerpo tan hermoso y delicado; el rubor en su rostro que no me esperaba y la imagen que se tornaba nueva para mi y que me volvió más loco de lo que ya estaba, y si que lo estoy... loco de amor, loco por ella.
Lanzándome de nuevo a sus labios, quise probar la timidez de estos; quería agradecerle esto, este regalo que me hacia solo a mí: un muchacho inexperto, inseguro y ansioso.
El hecho de estar cerca de la cama me facilitó todo; empujándola suavemente hacia atrás, hice que se recostara mientras mi cuerpo se posaba totalmente sobre ella... sin dejar de besarnos. Lo demás fue mero instinto de mi parte.
Introduciendo un par de dedos en su mojada vagina, me sentí satisfecho. ¿Yo la había puesto así?, la había excitado... ¿en verdad lo logré?. No tenia idea del como y en realidad en ese momento no le preste más importancia.
Mis oídos se pusieron alerta; ella me estaba ofreciendo una serie de gemidos tan incitadores que me hacían desearla aun más; incluso mi boca volvió a sus, ahora rígidos, senos.
Me sentí mareado, de pronto era como si todo su cuerpo me invitara a continuar con las caricias y los besos curiosos... de pronto fue como si esa fuera mi única necesidad en el mundo. Una necesidad carnal, terrenal... esta necesidad de amar; amarla a ella y solo a ella.
* Joey?!!. *
Fue su dulce voz la que me llamó; no con ese tono imperativo con el que siempre se dirigía a mi; no era que me mandase como acostumbraba a hacerlo, ¡No!.
Quizás ésta era la primera vez en que me hablaba de forma suave y cariñosa; y es que no recordaba que su voz fuera tan hermosa como ahora la escuchaba. Puede que todo se deba atribuir a las circunstancias que estoy viviendo.
La miré atento; fuera lo que fuera aquello que debía decirme, para mi era importante.
* Joey, yo aun, aun no... *
* Lo sé... lo sé. *
Vaya que lo sabía. Bastó con que me lo dijera solo una vez para que le creyera, y como no creerle?, si lo que caracterizaba mi cariño hacia ella es la confianza que le tengo muy a pesar de todo; a pesar de sus trucos en el duelo de monstruos y de las tantas veces en que me dejó plantado... pero no hoy !!, esta vez era mucho más importante que cualquier otra.
La besé de nuevo, callándola, tranquilizándola; tendría cuidado como si su dolor fuese el mío, algo muy verdadero últimamente.
Ese beso, un tanto corto, fue seguido por las caricias de estas manos que tocaban la tensa piel de sus brazos, sus piernas... ¡Dios, que piernas !.. Apenas y la había visto, apenas y le había conocido la piel desnuda y ya parecía haberme entusiasmado con exageración con todo su cuerpo; fue tonto!!. Sentí como si conociese esa figura con sumo detalle, cuando en verdad sería ahora que la descubriría en su totalidad; todos sus secretos, todo lo que ella trataba de esconderme hoy saldría a la luz para que yo la admirara.
Admirar su desnudes, su suavidad, su miedo y su cariño... su reprimido amor por mi.
¡ Fue demasiado !, yo y mi cuerpo no pudimos soportar las ansias, pero no besé sus labios, su cuello fue inexplorado, sus pechos me incitaron pero fueron ignorados... fui directo, deseoso y decidido: probé la vagina que ya bastante mojada estaba.
Sintiendo la extremadamente suave y cálida piel de aquel área, mi lengua se adentró en lo profundo de ese lugar inexplorado. Así, Mai dejó que de sus lindos labios emergieran sonidos que me indicaban lo bien que desempeñaba mi labor. Escucharla pronunciar mi nombre en variados tonos que iban de lo provocador y sexy a lo agotado y suplicante; todo esto sumado al embriagante aroma que desprendía el sexo femenino me hizo rendir totalmente al placer y al momento.
Sé que fue hasta que su primer orgasmo la obligó, que se atrevió a enredar sus manos en mi rubia melena y a elevar las caderas como queriendo que mi traviesa lengua se adentrara más al fondo de su cuerpo.
Me detuve, porque su cuerpo estaba ya bastante agitado al igual que mis emociones.
Sintiendo la necesidad de probar una vez más sus labios, así lo hice recibiendo una respuesta un tanto agitada. Mai me correspondió con tanto furor, con tal entrega que cada vez en que trataba de alejarme un poco y tomar aire, ella volvía a atraparme entre la piel de sus brazos y a aprisionarme con un beso lo suficientemente erótico como para recuperar el entusiasmo que tenía antes.
De rodillas sobre la cama, comencé a despojarme de la ropa que aun a mi cuerpo envolvía para al final mostrarme tal cual era frente a ella. La chica me miró plenamente sonrojada. Me era divertido; verla así no era común.
Sus ojos tomaron otra dirección enfocándose a la nada de una de esas cuatro paredes.
* ¿Y ahora qué, Joey?. *
* Esto... *
Su pregunta había sido muy bien respondida con mi acción, un acción que ella observó tan solo para sonrojarse todavía más. Ante ella, me encontraba con el pene a toda su extensión dispuesto a lo que venía, más intentaba cubrirlo con un látex fluorescente.
Mai no quitó la mirada de esa escena y aunque avergonzada también la encontré ansiosa. ¡ Sus ansias no esperarían más!!.
Al terminar de cubrir mi miembro deforma correcta con el condón, habiéndolo practicado varias veces; la miré por apenas unos segundos, luego la besé fugazmente.
Abrazándola mientras dejaba a mi cabeza descansar sobre la de ella, guie este miembro masculino hasta la entrada de mi placer... nuestro placer.
Con movimientos lentos y un tanto inexpertos, fueron más bien el instinto y el deseo los que me ayudaron a no hacerlo del todo mal; supongo que fue así ya que las palabras de Mai se resumieron en: “Continua” y “te amo”... o sencillamente en gritar mi nombre a secas: “Joey”.
Sentirme en su interior, profanador de un lugar en el que muchos deseaban estar y yo eso lo sabia a la perfección. No me eran indiferentes los ojos de otros hombres que la miraban descaradamente aun en mi presencia y con ella abrazada a mi... pero pensar en ello no tenía sentido alguno y mucho menos ahora. Este momento era solo mío, de ella... nuestro.
El mundo entero se volvió ajeno en el instante mismo en que cerramos la puerta para quedarnos felizmente a solas.
De pronto, todos los pensamientos se esfumaron de mi mente, lo cual era bastante normal en mi, solo que esta vez sí poseía una sola idea en la cabeza: penetrarla, penetrarla cada vez más fuerte y profundo.
El deslizarme por entre sus piernas fue un trabajo fácil; aunque su vagina parecía algo estrecha, la desesperación era tan grande que a duras penas me contuve de adentrarme con fuerza. Apreté los dientes un tanto ansioso, me tomó un poco de tiempo excitarla y en cambio ella había logrado ese mismo efecto en mi con una sola caricia.
La expresión frustrada en mi rostro no hizo buen juego con el semblante cansado y adolorido de mi amante lo que me obligó a decir algo que verdaderamente me parecía correcto, pero que no deseaba hacer...
* Si así lo quieres, podemos dejar esto hasta aquí. Ya terminaremos otro día. *
Sus ojos se mostraron suplicantes ante aquellas tontas palabras; con solo verla entendí tantas cosas que quizá con palabras no hubiese comprendido. Tanta espera, tanto dolor... ¿para qué?; ¿para dejarla así?: ¡ NO !.
Eso es lo que Mai me dio a entender o lo que yo quería saber; sin embargo había algo que no había dicho ni con palabras, ni con nada: todo esto lo hacía y lo toleraba por mi, no era que no lo disfrutara y deseara pero le insistí tanto, que creo que en parte aceptó para que la dejara en paz... que tonto.
No la seguí atormentando, con rapidez introduje aun más a mi miembro, rompiendo la membrana que la protegía. Su dolor la llevó a abrazarse a mi y enterrar casi todas sus uñas en mis hombros y espalda, más de sorpresa que de dolor, lo sé pues sus labios y gemidos me lo hicieron sentir.
Solo un par de segundos permanecí quieto y luego, parecía animal en celo, no sé si los humanos tengan periodos de celo, pero si existiera uno se resumiría en esto, en el simple acto sexual.
¡ Lo mío no !, es algo más allá; son ansias, felicidad de tenerla unida a mi como nadie lo ha estado... es la primera vez que estoy con alguien y es más de lo que llegue a imaginar.
Sujetándola por la cintura le propuse colocarse de espaldas a mi para penetrarla en esa posición; ella, gustosa, acepto al prácticamente sentarse sobre mi miembro. De esta forma ambos volvimos al placer que el deslizamiento entre nuestros sexos provocaba.
Mis manos ya no sabían de donde sujetarse y por ello viajaron explorando la figura femenina en más de un par de ocasiones, acomodándose finalmente sobre cada uno de los pechos de mi amante mientras mis labios se dedicaban a besar tanto su cuello como su espalda.
Llevando sus suaves manos hacia atrás, Mai acarició tranquilamente mi cabello; la note con los ojos totalmente cerrados al tiempo en que gemía sin control.
Así, mis manos soltaron sus senos para sujetar sus largas piernas con el propósito de subirla y bajarla, penetrándola rítmicamente a mi gusto, a mi antojo.
Sus gemidos se incrementaron conforme el pene ingresaba a su cuerpo; el dolor que minutos atrás experimentara había sido vencido por el placer desde hacia ya un buen rato.
Escucharla decir mi nombre se volvió normal y melodioso. Sin detenerme un solo instante, gire la mirada hacia un espejo un tanto grande, observando con satisfacción la escena: Mai rendida de placer pareciendo no soportar más pero haciéndolo a fin de cuentas; con su largo y hermoso cabello rubio sobre sus pechos intentando inútilmente cubrir a estos que saltaban de arriba a abajo al compás de mis desquiciadas embestidas... todo era increíble.
La excitación estaba llegando al límite, llevándome a elevar la velocidad de entrada del pene; luego, fue cuestión de segundos el que escuchara los cansados gritos de Mai consecuencia de un prolongado orgasmo. Yo no tardé en reaccionar de forma similar con gemidos que sonaban un poco más roncos.
~*~
~*~
~*~
Apenas habían transcurrido un par de minutos desde que sentimos la cima del placer y ya me sentía una persona totalmente distinta.
Ahora totalmente cansado y con la excitación ya inexistente, me relajé para por fin abandonar el cuerpo de mi linda amante... desde ese instante me sentí distinto, era felicidad lo que acogía mi corazón; los latidos se intensificaron y me sentí sofocado creyendo que este saldría disparado de mi pecho.
Abrace a Mai haciéndola recostar la cabeza sobre mi hombro derecho; ella estaba prácticamente dormida, con una sábana ultra delgada que apenas y le cubría las piernas... así era mejor.
Busqué sus labios carmesí saboreándolos por apenas unos segundos; ella gimió adormecida y cansada...
* Está bien !. * _Pensé._ * Ya podré disfrutarlo en otra ocasión. *
Ésta era la primera vez, más que sexo... para mi, para ella, para ambos fue hacer el amor y aunque por ahora ya todo había terminado, aun quedaban pruebas de nuestra travesura de amor: los cuerpos bañados en sudor, las sábanas mojadas. Pero aun me aferraba a su cuerpo.
¿Soltarla?: ¡ eso jamás !...
Quiero tenerla siempre cerca de mi, no desde hoy, no por su cuerpo, este deseo lo llevo conmigo desde el instante en que mis ojos se posaron sobre su hermoso rostro.
Ahora sé, que la mujer con la que quiero compartir mi vida, mi cuerpo, todo... con la única que deseo hacer el amor es con ella... con mi Mai Valentine.
Finalizado.
*~*~*~*~*~*~*~*~*~*
El primer lemon de Yu-Gi-Oh ! que realizo.
Lo confieso: ADORO a esta pareja.
Joey es tan lindo, guapo, tierno, y que sé yo... y bueno, Mai es muy hermosa, y ha doblegado su carácter para mostrarse más cariñosa, solo con Joey. La verdad es la mejor pareja para él.
~*~
Este fanfiction fue escrito por MAEDA Ai. Y es material de “Fallen Angel”.
Totalizado el 04 de Abril de 2003.
La dama del Hentai: Maeda Ai.
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Anime: Gundam Wing
Rating: M
Pareja: Heero & Relena
Sinopsis: Saber lo que él deseaba hacer con ella, amarla o matarla... sólo era cuestión de tiempo.
Advertencia: Lemon (NSFW)
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Por: Maeda Ai.
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Una figura ágil y sigilosa recorre rápidamente los extensos jardines de la mansión de los Darlian.
No es la primera vez que así lo hace. Y las razones por las que visita con frecuencia este lugar son cada vez más fuertes e importantes.
Pronto, llega hasta la mansión. Escalando un gran árbol que le facilitará el acceso a su destino final: la habitación de la hija única de la familia.
Equilibrándose sobre una de las ramas del árbol, toca suavemente la ventana para que la persona que se encuentra en el interior le permita la entrada. Así es, una joven rubia se acerca a la ventana y cuidadosamente la abre; el extraño hombre entra sin mirar a su anfitriona, dirigiéndose al centro de la habitación.
Una vez dentro el invitado, la chica cierra nuevamente la ventana y mira a su compañero indicándole que tome asiento sobre el pequeño sofá que frente a él está.
* Espera un momento, por favor. En seguida estoy contigo. *
Ella se sienta en el taburete frente al tocador y continua cepillando su largo y brillante cabello, con tranquilidad tal que tranquiliza también a su visitante.
Más sin embargo el chico no es tan paciente. Después de un rato comienza a caminar de un lado a otro de la habitación esperando a que la joven termine con lo que hace y así entablar una conversación, si es que puede esperar más. Es eso o saltarse esa pequeña e insignificante parte del proceso e ir directamente a lo que le interesa.
* Disculpa por haberte hecho esperar. *
Le dice ella después de un rato.
De la forma más despreocupada, la jovencita comienza a hablar con el chico sobre algunos de sus asuntos de mujer, quizás para romper el hielo y no decir algo impropio, pero...
* Nada de eso me importa; lo que quiero decirte es... *
La interrumpió. Sin amabilidad o intenciones de ocultar un poco su desinterés por lo que ella hace. De cualquier forma no completó la frase, la voz le falló en un momento clave y eso se tornó incomodo.
Aunque en la primera vez que vino aquí las razones que tenia para introducirse en propiedad ajena eran bastante distintas a las que ahora lo obligan a hacerlo, eso no quiere decir que su objetivo principal haya desaparecido o dejado de tener razón de ser. Aun había algo que le indicaba que debía aniquilar a la jovencita.
Más sin embargo la inseguridad y la confusión, que apenas y podía disimular, se apoderaron de su mente para dejarlo momentáneamente desarmado ante aquella mujer.
Y mirando fugazmente los femeninos ojos azules, se da cuenta de que la chica parece comprender sus emociones aunque desconozca la razón de estas.
* En ese caso, dime que te trajo aquí. *
* Bueno, yo... *
El joven se congela... se sonroja. Los motivos de eso son demasiado vergonzosos para él.
En ese momento, fue como si su conciencia dejara de funcionar ante aquella mujer; sumergiéndolo así en un conflicto que nunca antes había tenido, pero que disfrutó infinitamente.
No terminó la respuesta. Es más, sin saber lo que hacía, se acercó a ella manteniendo la mirada bien clavada sobre aquellos ojos.
Acaricio lentamente una de las mejillas de la chica con el dorso de la mano, y poco después atrapó entre esta un delgado mechón de su rubio cabello para sentir la suavidad del mismo. Luego lo acercó a sus labios y lo besó suavemente, sorprendiendo con ello a la mujer.
¡Que demonios!. La intentó abrazar y, de hecho, lo hizo gustoso al mismo tiempo que respiró el agradable aroma que emanaba del cuello de la muchacha. Poco después la besó en el mismo lugar.
Escuchando satisfecho los tímidos gemidos que ella le regalaba en agradecimiento.
* Oh, Heero. *
Sonriendo ante el llamado de su compañera, el asesino se separó de ella lo suficiente como para contemplar el brillo en las pupilas de la mujer. Delatando la tierna confusión pero también el gozo de su parte ante esta nueva situación.
El soldado dejó de hacerle caso por un momento a su lógica. Consciente del camino que sus manos estaban recorriendo, del como fueron a dar hasta la bata de dormir de la chica y desatar pacientemente los listones que sujetaban la prenda a su cuerpo; separando los extremos del atuendo nocturno después de unos instantes y así... admirar el desnudo cuerpo de la joven.
* Eres tanto o más hermosa de lo que te recordaba, Relena. *
La misma joven lo tomó suavemente de la mano para guiarlo directo hasta su cama.
Habiéndola despojado por completo de aquella prenda la hizo recostarse ligeramente sobre el lecho que ahora los recibe a ambos.
Besándola con tranquilidad en los labios; disfrutando del momento. El tanto desearlo sin siquiera darse cuenta de ello.
Lo que hace, el dulce sabor de su boca lo apasiona... le gusta mucho.
Todo esto por lo que había esperado. Aquello que siempre, y hasta ahora, fue desconocido para el. Monótonos actos humanos que no eran de su conocimiento y que puede descubrir con ella porque ella misma se lo permite.
Vivir, tocar y sentir... sentir su cuerpo, sus labios... su cariño.
Consciente a la perfección de las caricias que la mujer le brinda. Totalmente enfocado en los escalofríos que la suave piel de sus manos le provocan.
* ¿De verdad quieres hacer esto?. * _Preguntó._ * Mis intenciones de aniquilarte siguen en pie... no quiero que después te arrepientas. *
Las palabras de Heero no hicieron eco en el corazón de la doncella. Era como si en ese momento no existiera nada más que ellos dos y sus cuerpos. Por ello la voz del joven no se clavó en la mente de la chica.
Y ésta, que sabía perfectamente lo que quería, lo besó apasionadamente, callándolo, dando respuesta afirmativa sin saberlo a la cuestión del muchacho.
Ansioso, Yuy deslizó sus traviesas manos por la totalidad del cuerpo de la joven; acariciando y aprisionando constantemente los pechos femeninos que, ante dichos contactos, se endurecían para provocarle cierta necesidad al soldado de siempre tocar a la joven con más delirio y confianza.
* ¿Por qué?. *
De pronto, la pequeña boquita de la mujer se abrió para interrogar al compañero. Fue una pregunta pequeña pero la misma fue comprendida ampliamente por el chico.
El hombre no quiso responder; dirigiendo las palmas de las manos hasta la estrecha cintura de su amante, donde se ajustaron a la perfección, le permitió a Relena sentir no solo la fuerza con que la sujetaba, acción que dejaba muy claro el deseo de pertenencia que el muchacho tenía por ella, sino también la lengua y los labios del asesino deleitarse con los pequeños y tremendamente endurecidos pezones. Aquellos que acariciaba dulcemente con la lengua, mordía suavemente, y succionaba y besaba con los ansiosos labios.
* Aahh, Hee... Heero... * _Gimió suavemente la joven._ * Esto es, esto es...*
Las entrecortadas frases se detenían conforme los labios de Heero Yuy avanzaban sobre la silueta de mujer en dirección a aquel lugar que le prometía recibirlo con calor, comodidad y placer.
Así, guiado por la impura sensación que ya se había apoderado por completo de su ser: excitación; profano la tierra, veces atrás virgen, blanca y suave.
Tranquilo pero ansioso, besó los labios vaginales del cuerpo de Relena logrando que esta cerrara los ojos con fuerza debido a la sorpresa de la desconocida sensación que llegaba a su cuerpo. Los sonidos de satisfacción que escapaban desesperados de la boca de la jovencita se esparcieron por toda la habitación, recorriendo esta y llegando finalmente a los sensibles oídos del muchacho, incitándolo a profundizar aquel ataque.
De un momento a otro, Heero introdujo su lengua con un entusiasmo tal que Relena terminó temblando entre gritos... derramando la primera corriente de un flujo de excitación verdadera.
Yuy probó las mieles que extrajo de la carne interior de su amante. Saboreando desquiciadamente el sabor a mujer que en su paladar volvía a albergarse.
Excitada, al borde de la desesperación, la joven colocó las manos sobre el cabello del muchacho para retenerlo ahí, en la parte más sensible de su cuerpo ante los labios del joven... la parte de su cuerpo que, con más ansias que ninguna otra, ardía de pasión por el complemento masculino que de ella se posesionaba: Heero Yuy.
* Heerooo !!... *
Gritó ella, suavemente; la emoción de un pequeño orgasmo que la invadía se reflejó en aquella reacción delatadora de sensaciones placenteras en su cuerpo.
Agitada rogó por unos segundos de descanso que el muchacho se negó a darle; lanzándose de inmediato contra el cuello de la joven, Yuy besó y mordió delirante aquel área que se encontraba severamente sensible por el reciente derramamiento de gozo en su cuerpo.
Algunas marcas fueron la huella y evidencia de que los labios del chico se habían ensañado con el cuello de la mujer... besándola una vez más, robándole el aire; extrayendo el poco aliento que ella conservaba después de haberlo tomado con desesperación.
Relena se permitió abrazar al joven durante aquella caricia de la que sus labios no querían, ni podían escapar. Siempre así... mientras el cuerpo de ambos no lo reflejaba abiertamente, pero vibraban en roja pasión por el otro ser que se encontraba pensando a su vez en el otro.
La chica pareció relajarse y acostumbrarse a las exigentes caricias y actos de su compañero. Lo demostró al hacer un pequeño esfuerzo y resistirse a las tentaciones de la boca de Yuy e ir paseando sus labios por el cuerpo del chico. Deleitándose paulatinamente con el cuello del soldado, tal como él lo hiciera minutos atrás; disfrutando la piel del pecho varonil del muchacho y divirtiéndose con la agradable situación que se presentó al apenas rozar sus labios con el abdomen de Heero, quien tembló ligeramente, lo que hizo que Relena alzará la mirada para observar el rostro de su amante y percatarse de la agradable sonrisa que este le mostraba, sin mencionar el inusual rubor en sus mejillas.
El asesino amplió la sonrisa sin dejar de mirar por un solo instante a la chica...
* Me haces cosquillas. *
Dijo mientras le sonreía un poco más. El comentario del soldado hizo que la única hija de los Darlian sonriera divertida como pocas veces lo había hecho. Y tratando de calmar esa sensación, por fin dirigió los labios hasta el miembro masculino de su acompañante; dando así el último paso que salvara la distancia entre el abdomen y el pene de Yuy.
Primero tranquila y luego más constante, la chica recorrió con lengua y labios la absoluta longitud de aquel arma sexual. Estrujándolo con sus manos logro hacer que el pene alcanzara la tremenda erección que para esos momentos ya tenía. Permitiéndose saborear no solo el exquisito manjar de sensible carne que frente a ella y en su boca tenía, sino también de disfrutar los excitantes sonidos de placer provenientes del muchacho, quien entre bocado y bocado que sentía a la parte más vulnerable de su cuerpo, igual experimentó las desquiciantes succiones a su miembro.
Resistiendo tan solo gracias a que Relena se tomaba sus segundos de descanso; midiendo el tiempo en que el pudiese terminar.
Alejándose de la más excitante pieza de la figura de su compañero, la joven colocó sus labios justo sobre los del soldado. Dando y recibiendo uno de los inconstantes besos llenos de locura y placer, ternura y pasión, que entre ellos a veces se presentaban y que solo Heero Yuy sabia brindarle.
Absorbiendo todo el placer, aquel intenso candor, el tan conocido y agradable sabor a miel. Tomando una posición más cómoda para realmente comenzar con el juego, el piloto se sentó en medio de la cama sujetando a Relena por la cintura para guiarla de tal manera en que ella pudiera sentarse poco a poco sobre su pelvis; y con cada descenso hacia su miembro, permitía que este se introdujera parcialmente en aquel cuerpo de mujer que tanto había anhelado.
* Oohh, Heero, continúa. *
La voz de la chica delató las emociones que tomaban posesión de su cuerpo; un cuerpo presa de placer y cariño reprimido por el tiempo y que difícilmente creía que le fuese correspondido.
* No voy a soltarte, ¿entiendes?. * _Habló el soldado._ * Acostúmbrate. *
Después de un rato, Yuy inició con afirmaciones que aparentemente estaban fuera de lugar; más sin embargo estas se debían al presente, aunque pasajero, dolor que se originaba en la entrepierna de la joven. La brusquedad de Heero en realidad no era tanta, y esta no era la primera vez que se enredaban en las sabanas de una cama. Todo se debía a la estreches de la vagina de Relena; la cavidad que a pesar de haber recibido gustosa en ocasiones anteriores aquella espada masculina, aun no se acostumbraba por completo a esta.
Con todo y esto el pene del muchacho se abría paso con facilidad, quizás más aun que en ocasiones anteriores, por las paredes vaginales que lo estimulaban con cada roce, con cada contracción.
Los fluidos y secreciones producto de la excitación acompañadas por un poco de plasma rojo que teñía ligeramente del mismo color a las sabanas, escapaban tímidamente del cuerpo de la joven.
Un par de gemidos ahogados y los rasguños en la espalda del mismo, fueron pasajeros una vez que la humedad de la vagina fue suficiente para facilitarle al chico el deslizarse libremente dentro de ella. Entrando y saliendo con frenesí, a un ritmo considerablemente rápido por el intenso incremento de la excitación en las siluetas y el calor en la habitación.
* Me encantas !. *
Comentó Heero mientras acariciaba el rubio cabello de su amante desesperada.
Benditos roces que apenas y podían considerarse caricias. La lluvia de besos y mordidas suaves a la piel de la joven y los gemidos que abrazaban la habitación, los mismos que ya ni siquiera eran reprimidos se manifestaron sin razón.
* Ah, Heero... te quiero tanto !!. *
La misma frase, las mismas palabras que el asesino ya se sabía de memoria, fueron elevadas al aire una vez más poco antes de devorar a besos los labios de un joven enamorado, aun sin saberlo.
El va y ven de las caderas de ambos comenzaba a intensificarse mientras sus labios se confundían con los del otro. La aceleración del ritmo; el aumento del latir del corazón que pareciera clamaba por salir disparado de emoción y sentimientos que este aun no era capaz de comprender por completo.
Un par de gritos de placer por parte de Relena... y el clímax que se venía. Todo fue antecesor del orgasmo que se originaba en la vagina de la chica y se extendiera por medio de sensaciones mil a todo su cuerpo.
Dejándose caer de espaldas sobre la cama, Heero la abandonó apenas segundos antes de liberar una eyaculación la cual cayó sobre la cama y la figura de la semiinconsciente mujer. Y luego, igual que lo hiciera ella antes, el se dejo caer rendido sobre el cuerpo femenino, con la respiración agitada y cada quien presa de sus propios pensamientos y conclusiones sobre sus actos.
* ¿Aun deseas eliminarme, Heero?. * _La interrogante voz surgió entre el silencio de la recamara._ * Es que yo no... *
Queriendo hablar de algo que no fuera muerte, pero... de hecho esa situación era una de las pocas que la unían a aquel asesino que, por ahora, se estaba reservando el derecho de aniquilarla como a cualquier otra persona.
Así, después de un considerable periodo de silencio por parte de Yuy, y una guerra interior sobre decidir la respuesta que le daría a la chica, finalmente habló:
* Sí. *
El rostro de la joven se llenó de tristeza y decepción ante aquella palabra.
Entonces... Heero solo la estaba usando como un objeto de placer. No había ni cariño, ni perdón... nada.
* Pero... *
Esa voz que Relena no deseaba oír más, hacía eco en el ambiente; exigiendo atención y una vez obteniéndola, proseguir con su cometido
* Por ahora, no sé por qué... no siento el deseo de hacerlo. *
Aquellas palabras tan simples no eran producto de la hipocresía o la mentira. La sinceridad las acompañaba y las resaltaba con la tranquilidad del muchacho y los besos que, de pronto, se posesionaron de los emocionados labios de la mujer. Mujer que gustosa recibió es acaricia con igual o mayor intensidad.
Para ella era más que suficiente que las cosas fueran así. Si él la mataba más adelante o no, ahora eso no importaba realmente.
Tan solo... tan solo sabía que en estos momentos Heero la estaba besando con pasión y quizás... algo más.
Saber lo que él deseaba hacer con ella, amarla o matarla... sólo era cuestión de tiempo.
Finalizado.
*~*~*~*~*~*~*~*~*~*
Si estrictamente tuviera que haber un lapso de tiempo para el fic, este sería después de que Heero conociera a Relena y poco antes de que el padre de ella muriese.
~*~
Este fanfiction fue escrito por MAEDA Ai. Y es material de “Fallen Angel”.
Totalizado el 31 de Octubre de 2002.
La dama del Hentai: Maeda Ai.
*~*~*~*~*~*~*~*~*~*
Ella es... _C3_
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Anime: Shaman King
Rating: M
Pareja: Horo Horo & Anna
Sinopsis: Para él, ella era la mujer más hermosa, fría, pero fina y frágil al mismo tiempo, misteriosa e inalcanzable, única. Su amor imposible, ella era Anna Kyouyama... ella era su todo.
Advertencia: Lemon (NSFW)
*~*~*~*~*~*~*~*~*~*
Por: Maeda Ai.
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.:: Capítulo 3: “De sueños y mentiras vivirá” ::.
*~*~*~*~*~*~*~*~*~*
.
¿Sus ropas?, ¡ja!, olvidadas en el piso.
¿Las sábanas?: algunas cayeron de la cama y algunas otras los abrazaban con suavidad, pegadas a sus húmedos cuerpos.
El peliazul respiraba agitado; apenas y podía creerlo, la mujer más hermosa de todas, su amor imposible, yacía desnuda entre sus ansiosos brazos.
La besaba con locura, incapaz de apartar la mirada de tan bella figura de mujer.
* Esto es algo que deseé por mucho tiempo. *
Le confesó entre besos, logrando que Anna se sonrojara.
Era cierto, Horo Horo ansiaba poseerla desde el instante en que la vio por vez primera. No es que solo pensara en sexo, es solo que. . .
* Me enamoré de ti. *
Susurró, provocándole un escalofrío a la rubia mujer.
Entonces, con tan inusual confesión, Anna divagó un momento en sus recuerdos. . .
Conocía a Horo Horo desde hacía ya varios años y nunca lo había visto de este modo.
““Jamás me imaginé en la cama. . . con él.””
Pensaba.
No es que el chico no le pareciera atractivo, era solo que su forma de ser no compaginaba en nada con la propia.
Kyouyama seguía inmersa en sus recuerdos, cuando un par de traviesos dedos se alojaron en su intimidad, sacándola inesperadamente de pensamientos que ya no tenían importancia.
Jadeó agradada con el entrar y salir de los dedos del muchacho, quien en cada movimiento, parecía tomar más libertad, introduciéndose cada vez un poco más, realizando movimientos circulares que arrancaban sonoros gemidos a la rubia.
* Creo que sí te gusta. *
* Ja,ja, en serio??, no me digas. *
Usui sonrió con picardía al tiempo en que clavaba su mirada en los profundos ojos negros de Anna.
La noche era atrevida y ellos también.
El muchacho besaba y mordía a placer la blanca piel de su nueva amante, dejando las marcas de sus desesperados labios, como si quisiera dejar huella en el cuerpo de la mujer, marcándola como suya. La deseaba desde hace tanto y pretendía que todo aquel deseo contenido se desbordase en esta ocasión.
* Lo siento, pero tengo que desahogar esta pasión. *
Le dijo él e inmediatamente después la hizo recostarse sobre la cama.
Le separó las piernas, guiando sus labios a la intimidad femenina, deleitándose con el sabor a mujer que inmediatamente pudo degustar.
Anna arqueó la espalda retorciéndose de placer, apretando con fuerza las sábanas blancas.
¡Kami!, este hombre si que estaba ansioso.
Introducía la lengua lo más que podía, logrando que Anna clamara por él mientras respiraba cada vez más agitada.
Desesperado, el peliazul mordió suavemente el pequeño botoncito que coronaba la intimidad de la joven, para luego succionar con fuerza. Ella reprimía casi inútilmente los gritos cargados de placer mientras se retorcía ante el tremendo gozo que inundó su cuerpo.
Un prolongado orgasmo la hizo arquearse, permitiendo que la lengua del muchacho se hundiera un poco más en ella.
* Deliciosa !!. *
Susurró.
Horo Horo abandonó el sexo de la chica para luego marcar un camino de besos por todo su hermoso cuerpo. Besó su cintura, su vientre. . . sus senos.
Tanta tentación. . . ¡no resistió!. Atrapó su pecho izquierdo, mordisqueando el sonrosado y duro pezón.
* Ho-Horo, ya. . . no me tortures. *
Anna jadeaba; su rostro envuelto en tenue rojo.
““¡Qué bella es!.””
Pensó el peliazul, quien la abrazó con fuerza, llenándola de besos.
La rubia tenía razón, mucha razón. La estaba torturando; quería hacerla sufrir, que sintiera toda la frustración, toda la reprimida pasión que él sufrió por años, las ansias, el maldito deseo que no lo dejaba dormir. . . el amor no correspondido.
Pero al mismo tiempo, se estaba torturando a sí mismo, pues Usui se moría por hacerla suya y sentirla vibrar bajo su cuerpo.
* ¡Tienes unos senos preciosos!. *
Tras pronunciar aquellas palabras, una sonrisa adornó el rostro del joven.
* Idiota... ¡solo hazlo!. *
El peliazul la abrazó con fuerza y se acomodó entre las piernas de Kyouyama, quien lo recibió ansiosa.
Cómo si de un ensayo se tratase, Horo Horo deslizó suave y morbosamente la punta de su ya duro pene por la entrada de la vagina de la chica.
* Horo, ya. . . * _Se quejó ella._ * Deja de jugar y toma esto con más entusiasmo. *
Las palabras de su amante le sonaron a suplica.
Sonrió con malicia.
* ¿Quieres entusiasmo?. . . es lo que me sobra. *
Dicho esto, el joven de cabellos azules comenzó a hacer presión, empujando sus caderas mientras admiraba como su hombría se iba perdiendo dentro del sexo de la mujer.
* A-Anna. . . eres tan ardiente y sexy. *
Horo Horo comenzó a besarla con desesperación. Estaba como loco; este era un sueño haciéndose realidad.
La mitad de su miembro yacía en el interior de la cavidad femenina, entonces, Horo empujó con fuerza, llenando completamente la vagina de la rubia.
Y ahí estaba él, clavado hasta el fondo, dentro de la mujer que le robó el corazón; la inalcanzable, Anna Kyouyama.
Y quedó hipnotizado con el bello rostro de su amante; sus mejillas sonrojadas, su linda boquita entreabierta y algunos cabellos rubios que se adherían a su cara, mientras sus pechos subían y bajaban por la acelerada respiración.
* ¡Qué bella!, insoportablemente hermosa. . . perfecta !!. *
Su corazón latió emocionado; deseaba permanecer así, dentro de ella, por siempre.
En tanto ella. . . Anna se sentía invadida y le gustaba, se moría de placer mientras el muchacho mordía con lujuria la piel de su cuello y apretaba desesperado sus rígidos pechos.
Lo sentía entrar y salir cada vez más fuerte, cada vez más rápido, haciéndola jadear y hasta llorar de placer.
Horokeu parecía no cansarse y se entregaba totalmente, sorprendiéndola.
““Nunca había sido tan intenso.””
Pensó la rubia al tiempo en que encajaba sus filosas uñas en la espalda de su amante.
Estaban extasiados, completamente perdidos al deleite de unir sus cuerpos, que perdieron la noción del tiempo.
* Ahh, Horo Horo, no pares, más rápido, más!!. . . *
Anna le ronroneó al odio, haciendo que el peliazul clavase su pene con más fuerza aun.
Estaba como loco, no podía parar y solo era capaz de pensar en la bella mujer con la que estaba haciendo el amor. Y ella, que nunca le dio mucha importancia al sexo, ahora se derretía de gozo entre los fuertes brazos del muchacho, enamorada de su duro miembro que se deslizaba deliciosamente dentro de su vagina.
Anna se aferraba al musculoso cuerpo de su compañero, gimiendo cerca de su oído.
La ficción entre sus sexos pronto fue insoportable; un cosquilleo nació en la intimidad de la rubia, quien pronto fue invadida por un ansiado orgasmo.
La satisfacción se desbordaba en ligeros espasmos que la hicieron temblar, otro orgasmo tomaba su cuerpo; su vagina se contraía con fuerza, una y otra vez, apretando, reteniendo el pene del hombre que la poseía.
Anna respiraba agitada, completamente cansada, mientras admiraba la fortaleza de su amante que no dejaba de enterrar su espina en la cansada flor de ella. Después de unos segundos, las vibraciones en el sexo de la rubia cumplieron su tarea.
Horo Horo apretó los dientes poco antes de lanzar un prolongado y ronco gemido, penetró una vez más a la mujer luego su pene se hinchó y derramó su esencia en el interior de la chica.
Se creían en el cielo, en medio de tan intenso éxtasis.
Exhausto al entregarse por completo, se colapsó sobre la sensual figura de Kyouyama, que lo recibió en un suave abrazo, mientras ambos disfrutaban de la sensación de mantenerse unidos.
Se besaban como si quisieran comerse.
* Si esto es un sueño, no me despiertes. . . si es una mentira, no me dejes de engañar. *
Le susurró el muchacho, abrazándola con fuerza.
Le confesó, que había quedado prendado a ella desde el día en que la vio por primera vez. Tan fina, tan hermosa y con ese carácter suyo, su frialdad. No supo cómo. . . se enamoró.
No hubo noche que con ella no soñara o segundo en que la deseara.
* Para mi, esto siempre fue un simple sueño. *
Le dijo, ya fuera de su cuerpo, con la mirada pérdida en algún lugar de la habitación mientras descansaba sobre los cálidos y suaves pechos de la rubia.
Anna acariciaba sus azulados cabellos, escuchándolo con atención.
* Y cuándo supe de tu relación con Yoh. . . creí que había renunciado a ti, pero ahora. . . *
Horokeu la miró, como esperando que la mujer dijese algo, más solo se encontró con los profundos y fríos ojos negros, ese mar negro en el que tantas veces quiso ahogarse.
Sentía que no la merecía, que no era para él y que él mismo no era para ella. . . que estupideces nos hace pensar el amor.
* Baka!. *
Anna lo besó con suavidad, acariciando su apuesto rostro. Él, confundido, aceptó aquella caricia como si fuese la última.
Rompieron el beso y con esto, Horo sentía que su corazón se rompía también.
Más ella seguía acariciando una de sus mejillas y mirándolo con fijeza, fue hasta entonces que el peliazul notó el intenso y hermoso brillo en los negros ojos de la rubia.
* No soy un sueño, ni una mentira. . . soy real y estoy contigo. . . hice el amor contigo, Horo no baka. *
Sin finalizar.
*~*~*~*~*~*~*~*~*~*
Cómo que estuvo muy simple, ¿no?. Bueno, yo así lo sentí.
Les digo que este fic no tiene una trama en sí, de hecho, escribí lo primero que se me vino a la mente, sin importar si la historia tenía un hilo que seguir o no ^//^.
En cuanto a la pareja, quería que cuando lo hicieran fuera fuerte, morboso, lleno de lujuria. . . pero creo que la inspiración no me dio para tanto T-T.
—I love HOROxANNA—.
~*~
Este fanfiction fue escrito por MAEDA Ai. Y es material de “Fallen Angel”.
Totalizado el 03 de Julio de 2006.
La dama del Hentai: Maeda Ai.
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|| Capítulo 4 ||
Durmiendo con el enemigo _C2_
![Durmiendo Con El Enemigo _C2_](https://64.media.tumblr.com/fa25c9a7ffb2f02607082954af7ac30c/0419dab0a49b4a77-0e/s400x600/4d305418a3d87aa81a66428082ca20f8c50b89de.png)
Anime: InuYasha
Rating: M
Pareja: Sesshoumaru & Kagome
Sinopsis: No deseaba volver atrás, quería estar prisionera entre los brazos de un demonio, nada más que el amante perfecto. No deseaba la libertad, ya no más.
Advertencia: Lemon (NSFW)
*~*~*~*~*~*~*~*~*~*
Por: Maeda Ai.
*~*~*~*~*~*~*~*~*~*
.:: Capítulo 1 ::.
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.
* ¿Esperabas a alguien más?... *
Los ojos del yokai ardían por la cólera.
¿Acaso algún otro ya había venido aquí antes?... lo mataría si así fuere.
Sesshoumaru gruñó levemente, sujetando a Kagome por el brazo y empujándola dentro de la habitación, azotando la puerta con su cola esponjada.
* ¿Quién es él?, ¡dímelo!... * _Los misteriosos ojos del demonio brillaban intensamente_ * Es el lobo acaso?. *
La chica parpadeó unas cuantas veces.
¿Sería posible que Sesshoumaru estuviese celoso?.
““No, imposible... molesto quizás.””
Pensaba ella, después de todo, este hombre despreciaba a los humanos, y por tanto a ella.
El yokai oprimió con fuerza el brazo de Kagome, quien gimió levemente, tanto por el dolor cómo por el susto que se estaba llevando con este sujeto.
Más el ver la mueca de dolor en el bello rostro de la joven, lo hizo recuperar el autocontrol, tranquilizándose levemente. Al sentirse segura, Higurashi no pudo evitar el pensar en lo diferente que Sesshoumaru era de su medio hermano.
¿Qué le había pasado?. Nunca había perdido el control, por... ¡ celos !.
Desde que Rin apareció en su vida, se había vuelto, sin darse cuenta, un poco más tranquilo y ese era un proceso que Kagome iba a culminar... igual, sin que él pudiese siquiera imaginarlo, porque esto apenas había comenzado. Cómo prueba de ello estaba la curiosidad que esa mujer había despertado en él.
¿Pero qué diablos era lo que le interesaba de ella?, solo era una hembra humana, no más que carne suave y huesos frágiles. Pero no era su cuerpo débil, sino las sensaciones que la chica provocaba en el yokai.
Más calmado, pudo notar cómo la mujer temblaba ligera, pero nerviosamente; le tenía miedo.
Y no supo realmente que fue lo que lo impulsó; para cuando se dio cuenta, se encontraba rodeando la frágil figura femenina, su rostro hundido entre el cuello y el hombro de la joven, aspirando el agradable aroma que desprendían sus cabellos.
No le importó. . .
Era agradable, lo disfrutaba, quería estar así por largo rato, tenerla para él, solo para él. ¿Por qué no?, él era un hombre después de todo y tenía sus necesidades.
A Kagome, por su parte, por un momento se le detuvo el corazón por el miedo. Estaba entre los brazos de este demonio, podría destrozarla si la apretaba con tan solo un poco más de fuerza.
Más su corazón poco tardó en latir acelerado después de lo que vino. . .
Estaba aturdida, solo pudo ver su apuesto rostro por unos instantes, luego, los labios del yokai habían tomado los suyos en un beso.
““Él e-está besándome. . . “”
Pensaba la chica, aturdida, incrédula.
¿Qué estaba pasando?, ¿era esto un universo alterno?, él no era el verdadero Sesshoumaru. Fuese lo que fuese, poco importó, pues el contacto le resultó tan placentero a Higurashi, que al poco rato se encontró, sin siquiera pensarlo, correspondiendo aquel extraño y sorpresivo beso, permitiendo que el muchacho introdujera su lengua dentro de su boca; sus lenguas jugaban.
En ese momento, la temperatura en la habitación se tornó alta, siendo superada tan solo por el silencio, silencio que fue roto por un débil susurro de parte de Kagome.
* Rin. * _Alcanzó a decir entre besos._ * Esperaba a Rin. *
Sesshoumaru sonrió, rompiendo completamente el beso, mirando complacido las rojas mejillas de la chica, quien lo miraba embelesada.
La abrazó violentamente. . . así que todo se trataba de una niña; por una niña, se comportó como un imbécil, dejando la razón.
* A veces viene a que le cuente historias y termina por dormirse entre mis brazos. *
El yokai clavó la mirada en los profundos y oscuros ojos de la joven humana, quien sonrojada y temerosa, giró el rostro a un costado.
* No esta noche. * _Dijo el demonio, posando su mano sobre la mejilla de Kagome, obligándola suavemente a mirarlo._ * Pues tú y yo estaremos muy ocupados. *
Los ojos de la mujer se contrajeron.
Las palabras de Sesshoumaru tomaron sentido cuando sintió las manos de este, recorriendo los contornos de su cuerpo por encima de la ropa.
* Sesshoumaru, ¿qué, qué estás haciendo?, detente no, yo, aahhh. . . *
El yokai tomó nuevamente los labios de la joven antes de que esta pudiese terminar.
Tomándola entre sus brazos, el apuesto demonio la recostó sobre la cama, posándose encima de la fina figura de la mujer, aprisionándola bajo su propio cuerpo.
Aun mantenían el beso, beso que Kagome correspondía ya sin resistencia, jadeando suave y dulcemente. Sus manos aun la recorrían a placer aun por encima de la prenda que vestía, más no era la tela lo que quería sentir en ese momento, así que deslizó las manos debajo de la fina bata, palpando la suave y tibia piel de la mujer.
Ninguna de las hembras que tuvo en la cama, poseía una piel tan delicada, que lo invitara a perderse en su suavidad y dulce aroma.
Las ropas de la joven finalmente se deslizaron de su cuerpo para caer en el piso; las de él las siguieron.
Sesshoumaru la tocaba de tal manera, que ella creía que terminaría por desmayarse.
Era tal la pasión con que la tocaba en partes que la joven jamás hubiese imaginado, ni siquiera ella se había atrevido a tocarse para darse placer a sí misma y ahora, él. . . aahhh. . .
Toda su figura estaba expuesta ante el yokai, al natural, como debía ser. Más el demonio parecía prestar más atención a los senos de la mujer.
Kagome giró el rostro y apartó la mirada.
Los ojos del yokai centelleaban lujuria, sin esperar más, se inclinó para aprisionar el pequeño y duro pezón entre sus labios, primero lamiendo delicadamente y poco después, succionando con fervor.
Kagome gimió poco antes de separarse del demonio y cruzar los brazos sobre sus senos, cubriendo al menos un poco su desnudez.
* No te escondas de mi. *
El hombre prácticamente gruñó cerca del oído de la chica, notablemente molesto al sentir nuevamente el rechazo.
Pero ella simplemente parecía no querer mirarlo, a pesar de que Sesshoumaru deslizó su mano hasta posarse encima del pecho izquierdo de la humana, apretando levemente, haciéndola sonrojar.
* No. . . onegai. *
* ¿Qué?. *
* So, son pequeños. *
El yokai arqueó una ceja.
Así que era solo eso.
* Tonterías. *
Susurró él, acariciando una de las mejillas de la joven.
Créanlo o no, Sesshoumaru tenía sus propias preocupaciones, matarla por no controlar su fuerza era una de ellas, o ser demasiado grande como para que la humana pudiese soportarlo.
No dijo más, en cambio le rodeó la cintura y la acercó a él, pegando su pequeño cuerpo al suyo. Kagome por fin alzó el rostro, clavando la mirada en los místicos ojos del yokai.
Sorprendida, ¿cómo más podría estar al sentir algo duro y grande frotarse contra su vulva?. No tuvo tiempo para decir palabra alguna.
Sesshoumaru la tomó por la cintura y la sentó sobre sus caderas, delineando las suaves curvas que formaban aquella delicada figura.
* Eres perfecto !. *
Susurró la joven al sentir el miembro caliente frotando contra los pliegues externos de su vagina.
La chica se estiró, buscando un nuevo beso mientras comenzaba a ondular las caderas, buscando aquel pene que se clavaría en su interior.
Kagome se le estaba ofreciendo y él no esperó más, la tomó por las caderas; su pene apuntando directo a su vagina.
Sus cuerpos se sacudieron de placer por aquel primer contacto directo. Pero Sesshoumaru notó que la blanca piel de su amante se había estropeado en un lugar. . . una pequeña cicatriz en su cadera.
Sorprendido, el yokai la miró interrogante.
* La perla de shikon. * _Le dijo ella con voz suave, casi en un murmullo. Él la miró confundido, así que ella no tuvo más remedio que explicarle._ * E- estaba. . . dentro de mi cuerpo. *
Kagome desvió la mirada, recordando aquel momento en que conoció a InuYasha, la primera vez que vino al Sengoku.
Pero el demonio no podía apartar la mirada de aquella cicatriz, preguntándose: ¿cómo es que la joya fue extraída?.
* ¿Fue InuYasha?. *
* ¡No!. *
La mujer se sobresaltó, advirtiendo la mirada asesina de su acompañante.
Sesshoumaru quería matar a su hermano, Kagome podía leerlo en sus ojos.
* Él. . . él destruyó al yokai que lo hizo, solo eso. *
* Entonces, ¿cómo es que?... *
La joven sacudió la cabeza; no estaba de humor para hablar de eso.
En cambió, buscó los labios del hombre, incitándolo a olvidar todo eso y volver a concentrarse en el erotismo del momento.
Ella estaba lista para él, pero había un pensamiento que distraía al yokai.
Había tenido sexo con cuantas mujeres pudo, sin embargo, esta era la primera vez que estaba con una humana y era tan. . . extraño, pero maravilloso a la vez.
Las hembras de yokai se dejaban llevar por la lujuria y el acto era salvaje, con Kagome era diferente, ella era suave, delicada, tímida, increíblemente para Sesshoumaru, esto no le disgustaba cómo se suponía sería lógico, sino que le gustaba, hasta lo incitaba.
Ella era como su perfecta contraparte.
La pegó más a su cuerpo, clavándose suavemente en ella; apenas la sintió, supo que era demasiado estrecha para él.
Sesshoumaru le besó los hombros, controlando su impaciencia, su deseo. Podría penetrarla con fuerza, pero muerta no le serviría de nada.
Siguió besándola, penetrándola poco a poco, lento, esperando a que la humana se acostumbrase a tenerlo dentro suyo, que su pequeño cuerpo se amoldase a su tamaño, más grande de lo normal. Por supuesto, él era un yokai.
Hasta ahora todo iba bien, Kagome se quejaba débilmente, aun cuando sus músculos internos apretaban el miembro del demonio, dificultando la penetración.
* Aahhh!!. . . mmm. . . *
La joven gritó, aferrándose al hombre que acababa de clavar su pene con fuerza, de una sola vez hasta el fondo. Robándose su virginidad y causándole un dolor intenso.
El joven de plateados cabellos la sujetó de las caderas, sacando casi completamente su pene tan solo para clavarse nuevamente en ella.
Lágrimas resbalaron por el bello rostro de la mujer, lagrimas que mojaron el cuello y el hombro de su amante, quien no se detenía, seguía deslizándose dentro suyo, aliviando su dolor con placer.
Esa sensación de gozo que la hacía estremecer, temblar verdaderamente entre los brazos de aquel hombre joven y fuerte, que la estaba amando tan cabalmente.
Ese mecer casi salvaje de sus caderas que la estaba haciendo enloquecer, ese roce tan intimo, un empuje cada vez más profundo, cada vez más delicioso.
Sí, eso era, delicioso. . . un verdadero deleite sentir como los pliegues de la mujer se expandían para aceptarlo y confortarlo con su húmeda calidez.
Kagome respiraba agitada, su corazón latía cómo si fuese a colapsar, había perdido las fuerzas y solo era capaz de sentir como ese demonio la poseía de forma salvaje y sin embrago. . . era hermoso.
Sus ojos desbordaban lujuria, su rostro apuesto reflejaba el gozo que compartía con ella; sus fuertes brazos la aprisionaban contra su musculoso pecho. . .
““Perfecto.””
Pensó la humana, abandonándose al placer.
El constante y lascivo roce entre sus sexos tuvo su premio; Sesshoumaru se enterraba en ella con más fuerza, haciéndola jadear. Kagome arqueó la espalda mientras deliciosas pulsaciones nacieron en su vagina; el éxtasis la envolvió con fuerza y vigor.
Se estremeció gritando el nombre del yokai, apretando su duro miembro, obligándolo a regar su esencia en su interior, la chica se regocijó al sentir el fuego dentro de ella, quemándola de forma exquisita.
Sesshoumaru colapsó sobre el frágil cuerpo de la mujer, siendo recibido por sus cálidos brazos y sus suaves manos que no dejaban de acariciarlo.
Más el yokai se mantenía aun dentro de ella, su virilidad sin perder fuerza y dureza. . . quería más. Así que instantes después, el demonio comenzó a empujar las caderas nuevamente, clavándose e invadiendo una vez más en aquel pequeño cuerpo que tanto placer le había regalado.
““¿Otra vez?, ¿tan pronto?.””
Se preguntaba la joven, incrédula al sentir el vigor de su amante.
Ella sonrió, estaba feliz, temía tanto no haber sido del agrado del yokai, decepcionarlo en la intimidad, se moriría de tristeza después de lo mucho que disfrutó a su lado.
Pero no, el demonio no estaba decepcionado, al contrario, quería más, mucho más. Esa frágil figura de mujer humana que lo envolvió en el éxtasis total. Suave, delicada, quería sentir a su amante humana una vez más y otra vez y otra. . .
No obstante, Kagome curveó la cejas con tristeza.
Si llegaba a quedar embarazada. . .
““Sesshoumaru odia a los hanyous, y nuestros hijos no podrían ser más eso. . . si é no los ama por ser medios humanos, yo. . .””
Pensando la joven, ocultando su temor, no tenía caso hablar de eso ahora, quizá más adelante, cuando tuviese que enfrentar ese problema.
Por ahora, solo por ahora. . . quería disfrutar de este hombre tan perfecto.
Volvieron a entregarse por completo hasta alcanzar el clímax y caer agotados, pero satisfechos.
Esa fue la noche más hermosa para Kagome, no solo desde que el yokai la secuestrase, sino de toda su vida.
Se quedó dormida, decidiendo que quería más noches cómo esta.
Sesshoumaru por su parte, fue envuelto por un sueño tranquilo y relajador, como nunca en su larga vida.
~*~
~*~
~*~
El sol del medio día cobijaba los cuerpos de dos amantes cuyos cuerpos yacían entrelazados.
Kagome suspiró entre sueños mientras Sesshoumaru la contemplaba en silencio. No lo había notado antes, pero ella era muy hermosa, frágil, tenía la extraña sensación de que debía protegerla.
El yokai la acarició con delicadeza, mientras se acomodaba de tras de la joven, tomando su lugar entre sus piernas.
Rozó la punta de su pene en la entrada de la vagina de la humana, clavando tan solo la punta, despertando a la mujer.
Él la deseó desde el instante en que despertó, su pasión y su excitación a niveles ya insoportables. Ella despertó mientras era penetrada dulcemente, lentamente y con suavidad, entonces Kagome se arrodilló sobre la cama, recibiendo a su hombre.
Él le besó la espalda, sus garras deslizándose por la longitud de aquella linda figura, rodeando su pequeña cintura o deleitándose con sus suaves senos.
Cubriendo su cuerpo con el propio, Sesshoumaru empujó hondo, penetrándola desde atrás. Ella lo aceptó completamente mientras arqueaba la espalda, fue una maravillosa plenitud que ambos compartieron en un gemido.
Kagome se retorció bajo el cuerpo de aquel adonis, su hombre, su dueño.
Felizmente fue envuelta por el placer de las contracciones en su vagina, impulsadas por el bienvenido orgasmo, luego escuchó un profundo gemido por parte de su amante, quien poco tardó en llenarla con su semen.
Sus respiraciones agitadas y sus corazones desbocados.
Sesshoumaru supo en ese momento que no quería a ninguna otra mujer a su lado, ni siquiera a una yokai, mientras tanto, Kagome. . . ella no deseaba regresar con InuYasha, no si su felicidad se quedaba con el enemigo.
Quería ser la dichosa prisionera de un sanguinario demonio que en la intimidad podía llegar a ser el amante perfecto, dedicado e insaciable.
Era feliz a su lado, no deseaba la libertad, ya no más. . .
Finalizado.
*~*~*~*~*~*~*~*~*~*
ALELUYA.
Me tardé años en terminar esta historia; recuerdo que leí algún fic en inglés y me dije: vaya, quiero escribir algo similar, pero ya ni recuerdo cómo se llamaba aquel fic, ni hablar T-T.
Me gusta como quedó esta historia, pero siento que debió ser un poco más fuertecillo ^0^.
~*~
Este fanfiction fue escrito por MAEDA Ai. Y es material de “Fallen Angel”.
Totalizado el 27 de Mayo de 2007.
La dama del Hentai: Maeda Ai.
*~*~*~*~*~*~*~*~*~*
Es como volver a empezar _C4_
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Anime: Shaman King
Rating: M
Pareja: Horo Horo & Anna
Sinopsis: Después de la muerte de Yoh, hay alguien que se preocupa por Anna. Pero, ¿él?... ¿por qué él?.
Advertencia: Lemon (NSFW)
*~*~*~*~*~*~*~*~*~*
Por: Maeda Ai.
*~*~*~*~*~*~*~*~*~*
.:: Capítulo 4: “Visitas inesperadas” ::.
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Cuidadosamente, deslizó la puerta, no deseaba que la rubia despertase, no ahora, no.
Intranquilo, bajó las escaleras, guiado por la fuerte presencia que invadía toda la casa. A cada paso que daba, con cada segundo que pasaba, se cuestionaba el por qué de la visita de este shaman.
El miedo lo invadió entonces; quizá esto significaba que debía alejarse definitivamente de Anna.
* No, no... me moriría sin ella. *
Aquello fue un susurró, escuchado tan solo por el mismo peliazul, quien oprimió fuertemente los puños. La sola idea de alejarse de ella, le destrozaba el corazón y más después de haber hecho el amor con tan maravillosa mujer.
Bajó las escaleras, guiado por el poder espiritual del inesperado “visitante”, entonces, se percató que la luz que alumbraba el jardín estaba encendida, cuando el recordaba haberla apagado horas atrás.
Y al salir, pudo verlo...
Un joven se hallaba sentado sobre el pasillo de madera, admirando todas las blancas lucecitas que adornaban el oscuro manto del cielo.
* ¡ Yoh !... *
Un suave murmullo de sorpresa escapó de los labios del peliazul, sorpresa, sí, aunque ya sabía perfectamente, desde el instante mismo en que sintió un fuerte poder espiritual, que era el mismísimo Shaman King el que había venido esta noche.
* ¿Qué quieres?, ¿a qué has venido?. *
Aquello fue un claro reproche por parte del ainu.
El tono de voz reflejaba su total desaprobación hacia el castaño, cuya sola presencia era, de cierta forma, indeseada, incomoda, inoportuna... le traía problemas.
Sin embargo, por otro lado, se sentía feliz de volverlo a ver, estaba consciente de ello. Quizá por eso una parte de él se sentía como un niño pequeño al que le esperaba un fuerte regaño por lo que recién había hecho con la bella itako.
Horo Horo no obtuvo respuesta, tan solo observó como el shaman de morena piel lo invitaba a sentarse junto a él para admirar las estrellas.
El ainu se acercó con cierta reserva y es que de cierta forma ellos eran rivales, ahora tenían algo más en común, algo, o mejor dicho... alguien. Sí, ambos la amaban, la querían a ella... a Anna.
* Te lo dije... ella es la mujer más maravillosa de todo el mundo. * _Yoh le habló de pronto._ * ¿Ahora me crees?. *
En el rostro del ainu podía apreciarse la melancolía.
Era verdad; la primera vez que escuchó aquellas palabras de parte del Asakura, lo creyó loco, un completo imbécil. ¿Cómo podía expresarse así de la rubia sacerdotisa?, considerarla maravillosa... Yoh no baka, si Kyouyama era una mujer fría, avara, cruel.
““Anna es el mismísimo demonio en persona.””
Eso pensaba el Usui de la rubia mujer y ahora...
* Tenías razón, ella es... tan perfecta. *
Yoh sonrió satisfecho, se notaba la sinceridad de su amigo, sin mencionar el cariño, los obvios sentimientos que el ainu profesaba por la que laguna vez fuese la esposa del Shaman King.
Sí, el Shaman King, Yoh Asakura, había vuelto; ¿la razón?... no la sabía, pero sospechaba que la razón era separarlo de Anna, exigirle que termine su reciente relación con la rubia.
““Sí, eso debe ser.””
Pensaba con tristeza el joven del norte.
Y creía estar en lo correcto, después de todo, ella fue su esposa, la misma mujer a la que Horo Horo nunca trató con delicadeza; disfrutaba hacerla rabiar y sin embargo, ahora...
* Y aunque me exijas alejarme de Anna, que la deje... me sería imposible. *
Sí, imposible, sin ella se moría.
Sin su compañía, su suave voz entonando su nombre; esas suaves manos acariciando su cuerpo, el delicioso aroma de su frágil figura e incluso si ella no le gritaba como acostumbraba, no sería feliz.
* Perdóname por haberme involucrado con ella; nunca ha sido mi intención que se olvide de ti, eso no, simplemente me enamoré... lo siento. *
* Pues no lo sientas. *
La voz del difunto shaman lo sorprendió, obligándolo a alzar la mirada. Seguía intacta la sonrisa en el rostro de ese joven.
Así es, Horo no debía arrepentirse, ni disculparse por nada en absoluto, todo lo contrario.
* ¿La sabes, Horo Horo?, ¿la razón por la que vine esta noche?. *
El ainu negó con la cabeza, tan solo como respuesta. ¿Cómo iba a saberlo?, Yoh estaba muerto, eso era claro, solo era su alma la que estaba aquí, pero... seguramente sería por breves momentos.
* Bueno, quería agradecerte por haber cuidado de ella todo este tiempo. De todos mis amigos, jamás creí que fueses tu el que la acompañara. *
Horo lo miró incrédulo.
Y él que pensó que el Asakura vendría a exigirle que se alejara de ella por no creerlo merecedor de su cariño... que estúpido fue al pensar que así sería.
Por otra parte Yoh sonreía tranquilamente; imaginaba que Manta podría acompañar a Anna como el buen amigo que siempre fue, Ryu e incluso Len, aunque este último quizá lo haría con sentimientos distintos desde un principio. Nunca estuvo muy seguro de que tipo de sentimientos tenía Len hacia su esposa.
Pero la sorpresa que se llevo el Shaman King, fue grande al enterarse de que fue el peliazul el que acompañó a Anna todo este tiempo.
Horo Horo sonrió irónico, todo era demasiado bueno para ser verdad.
Yoh le estaba “dando permiso” para amar a la sacerdotisa; él vino especialmente para agrad... un momento !!...
* ¿Cómo es que estas aquí?, ¿quién te invocó?, cómo...? *
El chico de castaños cabellos rio divertido, llevaban un buen rato conversando y hasta ahora se le ocurría preguntarle el “cómo” de su presencia. Era obvio que su visita preocupó al ainu.
* Fue mi abuela... yo... solo quería saber como estaba Anna. Ahora estoy más tranquilo. *
Aquellas sinceras palabras, le arrancaron un amplia sonrisa al shaman de hielo. Sí, él se encargaría que la itako fuese completamente feliz.
Horo estaba tan concentrado en sus planes a futuro, que tardó en percatarse de la sospechosa y extraña mirada de su amigo.
* Lo sabía. *
* Qué cosa?. *
* Nunca te lo dije, pero... parece ser que lo descubriste por ti mismo. *
El ainu no sabía a que se refería el otro shaman, pero su sonrisa acusadora y los suaves codazos lo estaban incomodando.
* Su forma de hacer el amor... es maravillosa !. *
Era más que intenso el rojo en las mejillas del muchacho peliazul.
Era obvio que Yoh estuviese al tanto de lo que él y Anna hicieron, más ese comentario era algo que... nunca esperó de él.
* B-bu, bueno, Yoh... eso, eso no, bueno sí, es que... *
Horo Horo tartamudeó un poco, tratando de salir de la vergonzosa situación, más nada pudo decir. Y es que era verdad, tener relaciones con la rubia itako era... sencillamente indescriptible.
Sentir su suave y pálida piel era la mejor sensación que pudiese haber sentido.
* Prométeme que la amarás intensamente y cuidaras que nada la haga sufrir. *
* Claro, ni siquiera tienes que pe... ¿Yoh?... *
El ainu giró el rostro a un costado, buscando la sonriente expresión de su amigo, pero este ya no estaba.
Lo buscó, confundido, en todas direcciones, pero nada...
* Se ha ido. *
Fue un suave susurro que venía cargado de nostalgia.
Levantó el rostro para admirar las estrellas... ¡ ese tonto !, quería asegurarse de que el joven de Hokkaido amaba plenamente a la sacerdotisa.
Horo Horo respiró cansado, no esperaba una conversación como esa después de hacer el amor con Anna Kyouyama.
Después de un rato, simplemente se puso de pie y regresó tranquilamente a la habitación de la itako, dispuesto a dormir y descansar a su lado, cobijado por su piel de leche, y relajado con el exquisito aroma de su cuerpo.
~*~
~*~
~*~
Deslizó la puerta de la recamara, entrando sigilosamente; contemplando la delgada silueta que descansaba bajo las sabanas, silueta que temblaba ligeramente.
““Quizá por el frío de la noche.””
Pensó, más fue una idea que desechó en cuanto se acercó para ocupar su nuevo lugar en ese futon.
Ella temblaba, dejando que los sollozos escapasen sin remedio de sus dulces labios... Anna lloraba y eso le rompía el corazón. Así como la primera vez que la vio derramando lágrimas; ahora recordaba el viejo dolor de verla llorar así.
* Anna... Annita, ¿por qué llo... *
* Él estuvo aquí, sentí su presencia. * _Le dijo ella, interrumpiéndolo con voz que se quebraba en cada palabra._ * Pero, no sé porque.. no quiso verme. Es que no entiendo, tanto tiempo, ¿por qué ahora que estoy contigo?, ¿por qué?. Yo... no tengo intenciones de alejarme de ti. *
Al decir esto último, Anna giró sobre el futon, enfrentando los sorprendidos ojos del shaman de hielo. Ella quería estar con él y estaba tan asustada como lo estuvo él mismo al sentir la presencia de Yoh.
* No te preocupes; ya te lo dije, no pienso dejarte. *
La acercó a él hasta envolverla en un fuerte abrazo que de inmediato fue correspondido.
Horo no tardó en contarle hasta el más mínimo detalle de la conversación que recién había tenido con el que alguna vez llegó a ser el Shaman King.
* Él... ¿vino solo para eso?, para asegurarse de que yo era feliz?. *
* Sí, y te prometo que me aseguraré de que así sea. *
* ¿Por qué él te lo pidió?. *
* Por eso, sí, pero más que nada, porque usted, señorita amargada... es la mujer a la que amo. *
Anna lo miró con ojos furiosos aunque un sutil brillo de cariño se reflejaba en sus gemas negras.
* Horo no baka. *
El peliazul sonrió divertido por la expresión de su amante, mientras esta se abrazaba nuevamente a él para poco después, recostarse, ambos, sobre el futon, tratando de conciliar el sueño.
Estaban realmente cansados, no en balde, la noche casi terminaba y no habían dormido casi nada. Pues primero ocuparon la noche para amarse y luego, la inesperada visita del Asakura les había robado el sueño, ese sueño que de ahora en adelante pretendían compartir juntos desde esta noche....
Y hasta la última que les quedara.
Sin finalizar.
*~*~*~*~*~*~*~*~*~*
Segun yo, era muy fácil adivinar que se trataba de Yoh, ¿no?.
En realidad, tomando en cuenta que todos aquí pueden ver fantasmas, me pareció buena idea meter a Yoh en esto ya después de muerto.
Por otra parte, la conversación entre ambos shamanes era con el objetivo de que compartiesen sus pensamientos sobre la mujer que aman, que es, nada menos que la misma chica, itako no Anna.
—I love HOROxANNA—.
~*~
Este fanfiction fue escrito por MAEDA Ai. Y es material de “Fallen Angel”.
Totalizado el 25 de Mayo de 2005.
La dama del Hentai: Maeda Ai.
*~*~*~*~*~*~*~*~*~*
|| Capítulo 5 ||
Es como volver a empezar _C8_
![image](https://64.media.tumblr.com/3fbce2e34113338f98111b2595853f72/c3503d46bd5584f4-a0/s250x400/3189a61250e585ef695c8f7af246212d541e762f.gif)
Anime: Shaman King
Rating: M
Pareja: Horo Horo & Anna
Sinopsis: Después de la muerte de Yoh, hay alguien que se preocupa por Anna. Pero, ¿él?... ¿por qué él?.
Advertencia: Lemon (NSFW)
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Por: Maeda Ai.
*~*~*~*~*~*~*~*~*~*
.:: Capítulo 8: “Porque él ya no está” ::.
*~*~*~*~*~*~*~*~*~*
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Sentada sobre el pasillo de madera que daba al jardín, Anna miraba el cielo sin interés alguno.
Él se había ido, dejándola en completa soledad.
Dos semanas ya sin su compañía, sin sus bromas, sin reñir con él; dos semanas sin probar la comida que él preparaba, sin contemplar sus curiosas sonrisas. . .
* Sin que hagamos el amor. * _En un suave susurro, la itako bajó su triste mirada hasta el suelo._ * Es lo mejor. *
Trató de convencerse a si misma, lo ha venido haciendo desde que tuvo aquella discusión con él ainu, cuando este le exigió explicaciones sobre sus hirientes palabras.
~*~
~*~
~*~
* ¿Qué no escuchaste?, ya no quiero nada contigo. *
* Oh, claro que te oí, tus palabras están bien clavadas aquí. *
Le dijo el shaman, golpeando su pecho y mostrándole una mirada llena de confusión, de dolor, de ira.
* Pues, ¿qué esperas entonces para irte?. *
* No, Anna, no me hagas esto. *
Las oscuras pupilas del shaman de hielo comenzaron a deformarse por las lágrimas acumuladas.
La sacerdotisa, al verlo tan devastado, dudó por un momento, pero esto era por el bien de ambos, de él.
* Largo. *
Con esta simple palabra, le dio la espalda al peliazul, hundiéndolo en la tristeza, rompiéndole el corazón.
No fue necesario decir nada más, estaba bastante claro que esto se había terminado.
Derrotado, dolido, Horo Horo abandonó la pensión.
Ya no insistió, no tenía caso si ella no lo quería. Y si él irse la hacia feliz o simplemente la tranquilizaba. . . entonces simplemente se iría.
~*~
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~*~
Varias lagrimas se deslizaron por sus mejillas. Como lo extrañaba.
Entre sus manos oprimía fuertemente la rosa de hielo que Horokeu le regaló no hace mucho tiempo. Era extraño, a pesar de ser de hielo, aun no se derretía.
* Sí, sé que es mejor así. *
Susurró con palabras tristes que se le atoraban en la garganta.
* ¡ NO !, no es así. *
Le dijo una voz femenina que de pronto se escuchó en el lugar y que con fuerza, desaprobaba las palabras de la rubia itako. Kyuoyama, quien no se había percatado de que tenía compañía, alzó la mirada, encontrándose con la dura expresión de Pilika.
* ¿Qué haces aquí?. *
Anna trató de ser fría y hasta grosera, más su pacifica voz no le ayudó mucho.
*No quiero seguir viendo como mi hermano se muere de amor.*
Ignorando a la sacerdotisa, casi histérica como era común en ella, la chica ainu le dio la respuesta, sin esta ser su verdadera intención.
Anna desvió la mirada, sabía muy bien que había lastimado al shaman de hielo, pero. . . no quería que, por ella, Horo hiciera a un lado sus sueños, así que. . .
* ¿Morir de amor?; por favor, Pilika, no digas tonterías. *
* ¡ No son tonterías !. *
Le gritó la más joven, demostrándole a la rubia que sus intentos por mostrarse fría e indiferente, eran vanos.
* Por favor, Anna. . . * _La peliazul se acercó hasta la itako, sacudiéndola suavemente por los hombros._ * Yo sé que tu también lo amas. *
Las palabras de la joven de Hokkaido no podían ser más ciertas, bastaba ver la tristeza en los ojos de la mujer, o la felicidad, cuando aun estaba con su hermano.
Entonces, la chica Usui simplemente no comprendía por qué la sacerdotisa alejó al shaman de hielo, diciéndole todas esas mentiras.
* ¿Por qué, Anna?. *
* Porque es lo mejor. *
* ¿Para quién?. *
La cuestionó, volviendo a alzar la voz, mientras que Kyouyama mantenía su negra mirada en un costado; era extraño, pero no podía sostener la pesada mirada de la chica del norte.
* Para él. * _Susurró. _ * No quiero que haga a un lado sus ideales. . . por mi. *
Al escucharla, el rostro de la peliazul se ensombreció.
Entonces, en parte era su culpa, pues fue ella quien le comentó a Anna que su hermano había hecho todo a un lado, con tal de estar a su lado.
* Lo siento, Anna, cuando dije eso, no quise. . . *
Pilika comenzó a llorar, se sentía culpable.
La itako negó con la cabeza. No, no era su culpa y, muy a su pesar, tampoco era la única razón que tuvo para romper su relación con el shaman de hielo.
* Desde que estoy con Horokeu, no puedo dejar de pensar en. . . aahh. . . *
* ¿En qué, Anna?. *
* S-si Yoh no hubiese muerto, yo no estaría con tu hermano. Entonces, ¿debo sentirme feliz de que Yoh se haya ido?. *
Anna, muchas veces se cuestionó si hubiese preferido que el Shaman King siguiese con vida. Pero en ese caso, no estaría con el shaman de hielo.
Se aterró al llegar a pensar que no.
La joven ainu la miró con serenidad, su llanto había cesado.
Estaba bien.
Pilika entrelazó sus manos con las de la rubia itako, pidiéndole que no pensara más en eso, después de todo. . .
* El hombre que elijas, sea o no mi hermano, estará ahí. . . porque Yoh ya no está. *
Increíble, ¿desde cuando Pilika decía palabras tan sabias?.
Por fin, el agua salada brotó de los negros ojos de Kyouyama, quien ligeramente sorprendida, se vio envuelta entre los brazos de la chica peliazul.
* Lo amo tanto. * _Susurró. _ * ¿Crees que me perdone?. *
Pilika sonrió enormemente, dándole su apoyo al estrecharla con más fuerza.
* Nada lo hará más feliz, que volver a verte. *
Entonces, un inamovible pensamiento cruzó la mente de la rubia.
Anna había decidido ir tras su felicidad.
~*~
~*~
~*~
Sobre la copa de un inmenso árbol, Horokeu miraba desinteresado la bella puesta de sol.
Sus sueños ya poco le importaban, su vida tampoco le importaba. No entendía, porque ya nada tenía caso, sin el amor de esa mujer.
* ¿Desde cuando me volví un romántico sin remedio?. *
Se preguntó el peliazul, una triste sonrisa adornando su rostro.
Desde que regresó a Hokkaido no podía sacarla de su cabeza, mucho menos de su corazón.
La extrañaba y mucho; echaba de menos sus negros ojos, sus dulces besos y más aun, hacerle el amor como un loco. . . la necesitaba.
* Pero Anna no me ama. *
Con fuerza, el shaman de hielo oprimió la corteza del árbol, necesitaba sacar su frustración, su enojo, su dolor.
* Yo nunca dije eso. *
De pronto, una voz femenina llegó a sus oídos, sorprendiéndolo, no tanto por creer estar solo, más bien porque sabía perfectamente a quien pertenecía dicha voz.
Y la miró, allá abajo; los ojos de la rubia brillaban por razones que él desconocía. Todavía más enigmática le resultaba la sonrisa que adornaba su bello rostro.
Se quedó mirándola por unos cuantos instantes, tratando de convencerse de que la itako realmente estaba ahí. Una enorme sonrisa atravesó su cara al convencerse de que así era.
Bajó del árbol con un ágil salto, y apenas sus pies tocaron el suelo, alcanzó a la rubia mujer, rodeándola con fuerza.
¿Cómo describir la sensación de ser correspondido?; simplemente se sentía flotar ligera y suavemente.
Así, se dio valor para atrapar los labios de la sacerdotisa con los propios, una delicia de la que fue privado por interminables días que no quería recordar.
La besó profunda y desesperadamente, casi devorándola a besos, nada le importaba, solo quería sentirla.
* Lo siento. *
* Pero, ¿por qué estas aquí, en Hokkaido?. *
Le cuestionó el shaman, poco después de que separasen sus labios.
La itako sonrió; ¿quién hubiese pensado que Pilika iba a tener el coraje para ir a buscarla, dispuesta a traerla a rastras?.
Por supuesto, esto último no fue necesario.
Más eso era algo que podían discutir después, por ahora, solo era necesario decirle una sola cosa.
* He venido para estar a tu lado, yo . . . ai shiteru. *
Sin finalizar.
*~*~*~*~*~*~*~*~*~*
Juntos otra vez. Se los dije, no puedo separarlos por mucho tiempo, pues los adoro como pareja.
En cuanto a los pensamientos de Anna. . . ¿Qué pasa cuando, después de la muerte de quien se amó, te vuelves a enamorar?, ¿es correcto?, después de todo, el volverse a enamorar es consecuencia de la muerte de quien se amó primero. De ahí el título de este capítulo.
—I love HOROxANNA—.
~*~
Este fanfiction fue escrito por MAEDA Ai. Y es material de “Fallen Angel”.
Totalizado el 25 de Mayo de 2005.
La dama del Hentai: Maeda Ai.
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|| Capítulo 9 ||