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Misin Aceptada

Misión aceptada

Misin Aceptada

Anime: Gundam Wing

Rating: M

Pareja: Heero & Relena

Sinopsis: Tuvo tantas misiones de guerra en su corta vida, más ahora tiene una propia, la más importante... amar y proteger a la única persona que ha creído ciegamente en él... Relena.

Advertencia: Lemon (NSFW)

*~*~*~*~*~*~*~*~*~*

Por: Maeda Ai.

*~*~*~*~*~*~*~*~*~*

.

Benditos oscuridad y silencio, ambos, imperantes en la gran habitación; el primero es opacado por el fino rostro de una chica... la chica a la que él observa desde hace horas, mientras que el silencio es roto tan solo por aquel débil pero constante sonido que emiten las manecillas del reloj al avanzar segundo a segundo...

Contra todo lo que realmente es su deber de soldado... de asesino, le perdonó la vida a esta mujer, a la única persona que sabe que es el piloto de uno de los Gundams... Relena.

Según las órdenes, debía matar a quien pudiera de alguna forma interferir o afectar la misión que le fue asignada. Pero... no pudo. No es que no intentase, que no quisiera matarla; lo quiso hacer en repetidas ocasiones y sencillamente no lo llevo a cabo.

Ahora la tiene por cuarta vez entre sus brazos, dormida... desnuda.

Con suma tranquilidad, alzando ligeramente la mano derecha, sostiene con esta la mejilla de la apacible durmiente. Un suspiro de cansancio emerge de los entreabiertos labios de la joven; con temor a incomodarla retira la piel de su mano de aquel hermoso rostro que descansa sobre su pecho varonil, a cambio, comienza a deslizar las inquietas manos una vez más para rozar con estas la sensible piel al descubierto de la chica rubia.

Obteniendo una respuesta a sus insistentes movimientos, ella abre parcialmente sus brillantes ojos para visualizarlo, antes que nada, a él... sonríe. Una sonrisa ligera que emana ternura, implorando que la misma sea regresada por la otra persona.

Pero no es así, no del todo, tan solo la estrecha con más fuerza de la utilizada anteriormente. Haciendo que su aterciopelada y blanquizca piel tuviese contacto con la del joven.

El soldado comienza a acariciarla sin descanso logrando percibir los escalofríos que la chica experimenta con cada roce entre las ásperas palmas de las manos del joven y la tibia piel pegada a su figura.

Yuy la hace suspirar un par de veces y después, sin avisar, la toma con brusquedad haciendo que su cuerpo quede de espaldas al de él; confundida, asustada, gira su rostro y mirada hasta encontrarse con los del que podría considerarse su atacante, pudiendo observarlo con ese semblante suyo de pureza, que a pesar de estar relacionada con este sujeto, aun conserva.

Al sentir esa pesada confusión e inocencia, Heero se siente dudar, retractándose poco después...

* Lo siento. *

Alcanza a decir apenas disminuye la fuerza que aplicaba a sus brazos. La joven le sonríe admirada al mismo tiempo que le abraza con suavidad, haciéndole sentir lo que la gente común describe como cosquillas en el estomago; pero ella parece no notarlo, y esto es porque a lo largo de toda la noche, desde que se conocen, desde que se encontraron por primera vez, no demostró emoción o expresión alguna al estar a su lado.

El muchacho devuelve el abrazo con sumo cuidado temiendo lastimarla; recostando la cabeza sobre el hombro de la fémina, se pregunta que le hizo esta mujer, ¿por qué parece estar hechizado con su presencia?. En qué demonios ha estado pensando en compartir su cama en más de una ocasión?.

* Te quiero. *

Un par de palabras que susurra en el oído del joven, lo hacen olvidarse de todas las preguntas y enfrentarla, indefenso contra aquella frase; no puede defenderse porque aun no sabe como hacerlo.

Toda vez que la joven hace emerger de sus lindos labios palabras tan hermosas y profundas como las anteriores, sencillamente lo deja sin armas en la pelea que lleva con ella; así es como cayó en sus redes; así es como se enredó con ella en la cama aquella vez, las siguientes y esta... así es como siente por ella lo que siente ahora.

Con la seda de ambas manos femeninas toma el rostro del joven entre aquellas para sostenerlo y acariciarlo con tranquilidad característica solo de ella y semejante solo con la tranquilidad de la brisa de la madrugada.

Otro tipo de caricias tocan el cuerpo del piloto llegando hasta su corazón, son palabras que emergen desde el fondo del alma de la chica.

Esas palabras lo envuelven con su ternura y lo incitan a continuar la historia que comenzaron hace algunos meses y que, a pesar de haber continuado durante algunas noches, aun sigue inconclusa. Cuando esta mujer duerme con Yuy, parece adueñarse de él más y más.

La primera vez que la vio; aquella ocasión en que le juró matarla y la primera vez que salió con ella, no tenía la menor idea de que alguna noche, una muy cercana, ambos terminarían en la cama, pero... cada vez le era más difícil despedirse de la joven.

Más aun, se sorprendió a sí mismo cuando al otro día de que la tuviera por vez primera, pensara: "¡Que fabulosa mujer!". Se atrevió a no ahogar sus deseos y sentimientos para así meterse en la cama con él.

Ahora el hombre toma el control al acercar sus sedientos labios a los de Relena, rozándolos con una lentitud que solo demuestra en la cama, o al planear una misión que lleva a cabo en tiempo record.

La besa, primero con tranquilidad y poco después con una pasión que crece segundo a segundo. Y pareciera que sus cuerpos más pegados no podían estar aunque aun no la había penetrado.

Sin dejar de acariciar los labios de la joven, Heero guía sus desesperadas manos por todo el cuerpo de esta, sintiendo en especial su parte favorita de la figura de Relena, sus senos; pequeños, suaves al tacto sencillo de sus ansias, pero tensos al recibir la piel masculina constantemente.

El hecho de recorrer su piel cuantas veces le place da como resultado un sin número de sonidos placenteros por parte de la chica.

No lo entiende.

La forma en que la hija del viceministro Darlian externa sus emociones y sensaciones, porque él mismo nunca lo ha hecho, no sabe como. Aunque pareciere que la joven le esta enseñando como hacerlo.

Le ha enseñado a quererla, a aceptarla y perdonarle la vida... le ha enseñado tantas cosas... le ha enseñado a ser algo así como un humano. Lo ha enseñado a desearla sabiendo que el deseo conduce al amor.

¿Amor?. Qué es eso?... nunca lo ha sabido y cada vez que intenta preguntárselo a la joven ella esquiva las preguntas y lo besa con insistencia. A cambio, lo llena de dulces sensaciones que acarician el malherido cuerpo, tanto física como espiritualmente; doblegándolo, sí, lo vuelve frágil ante ella y aun así lo permite... lo disfruta.

Relena es la primera persona que lo trata con guantes de seda, que le brinda cariño, que le ha dado noches inolvidables desde aquella vez que todo aquel deseo contenido se desbordo.

Desnuda, tal como lo hace ahora, pues horas atrás probaron sus cuerpos mutuamente; pudiendo jactarse de ser el único que conoce ese secreto de mujer que tanto le atrae: su tierna desnudez.

Descargando besos sobre sus pechos, cierra los ojos permitiendo que la magia de su compañía lo envuelva, porque a su lado sueña que es normal. Un individuo que no vive solo por y para la guerra, aunque no sea así.

La erección va tomando fuerza conforme insiste en besar la totalidad de su cuerpo; la siente temblar y al mirarla solo puede notar el rubor imperante en su lindo rostro.

* ¿Qué demonios me hiciste?. *

Después de apenas tocar los delicados labios femeninos con los suyos y dejar escapar un brillo de emoción de sus ojos, Heero le pregunta algo que aun carece de respuesta para él.

Ella le sonríe con ligereza mientras guía sus pequeñas manos al pecho del joven para empujarlo suavemente hacia atrás, haciéndolo recostar sobre la acojinada y cómoda cama que sostiene ambos cuerpos; la chica se arrodilla sobre el colocando sus largas piernas a los costados.

Con suma paciencia y lentitud acerca su cuerpo al de Yuy, permitiendo que el miembro, totalmente elevado al aire, de este ingrese en su cuerpo conforme ella misma va bajando las caderas para permitirle el acceso.

Los agitados movimientos y sonidos desesperados por parte de la joven lo contagian y no logran más que hacer que el chico se involucre mas en esta relación.

El cuerpo masculino comienza a sudar al sentir el fondo de la intimidad femenina apretándole y reteniéndole ahí, con ella, con desesperación.

La chica se doblega un poco recostándose sobre su amante permitiéndole así percibir el agradable aroma de su largo cabello.

Ya lo había olvidado... que ha aprendido varias expresiones a su lado. Así, el chico cambia estas de sorpresa por unas de relajación o ternura. La siente respirar agitada sin poder reprimir los sonidos que emergen de sus labios y que llegan hasta sus oídos por tenerlos cerca de su linda boca.

Entierra, sin pensarlo, las agujas de sus manos en los hombros al mismo tiempo que su respiración se torna más ruidosa. Así, Heero la sujeta de tal forma que el rostro de la joven quede frente al suyo para besarlo sin reservas.

Aceptó ser su amante, sin siquiera detenerse a pensar de que forma afectaría su vida. Ahora solo se enfoca en provocarle sensaciones de gozo; que su cuerpo sienta un mar de emociones... lográndolo, a lo largo de varios minutos y frenéticas penetraciones, logra que un deseado orgasmo la recorra por completo.

Le gusta hacerle eso. Le agrada verla gemir al extremo del cansancio; que su delgada y apetecible figura femenina se retuerza ya sea de bajo o sobre su cuerpo, y que lo abrace y lo bese con desesperación durante estos momentos de locura. Porque sexo perfecto nunca faltará, y solo existe el que pueda experimentar con esta mujer... con su Relena.

El cálido aliento de la cansada chica toca la cara del joven, pidiéndole que no se detenga ahora.

Guiado por lo que considera el instinto del placer, sale de su cuerpo para tan solo tatuar de besos su entera silueta. Sin saber la razón, acerca los hambrientos labios a la entrepierna de la joven para probarla por primera vez, sorprendiéndose a si mismo y de paso a su pareja.

Loco, sediento de ella, explora su intimidad con gran entusiasmo y ansias que parece jamás se apagaran. Dejando salir al extremo su otro "yo", deseoso de todo lo que representa esta mujer.

La sujeta con fuerza al mismo tiempo que hunde su rostro en ella para degustar aquel nuevo sabor, ese sabor a mujer tan característico solo de Relena... este sabor que le agrada.

* Oh, ah... Heero !. *

La escucha suplicar por más de sus caricias; estando hipnotizado por la nueva sensación de la humedad que él mismo le provocó. Ingresando con su curiosa lengua al interior para clavarla lo más profundo posible, logrando extraer más de ella; haciéndola temblar como si fuera de frío pero lo hace de amor.

Yuy se aleja de aquel exquisito lugar solo para ahora probar delirante el sabor de su boca. Besándola con frenesí, cual adicto a un vicio que lo corroe por dentro y le provoca dolor si no intenta saciarlo.

Así une sus labios a los de Darlian sin intención alguna de alejarlos de ahí porque siente asfixiarse sin ellos.

Heero se separa apenas por milímetros después de un rato y...

* ¡ Eres deliciosa !. *

Le confiesa. El sabor de la mujer que en ella había, y que aun permanece en su paladar, es su favorito, sinceramente no planea probar a otra mujer.

El chico vuelve a deslizar sus manos por la suave piel femenina... se detiene. Mira ambas manos dejando así que surja la confusión; ¿Es correcto que continúe?, puede tener una vida tranquila a su lado?... ¿Qué tanto la merece a ella?.

* Heero !... *

Su nombre a sido susurrado por los pequeños y rosados labios de Relena quien lo mira triste y curiosa a la vez. ¿Por qué se detiene?. Mientras, la mirada del joven no ha cambiado, sigue con el semblante característico de enfado, pero en esencia hay algo distinto en su ser.

Tiene miedo... y con este miedo levanta la mano derecha hacia ella para tomar aquel fino rostro con la palma; la acaricia y la abrasa, recargando su cansada frente sobre los senos de la chica... suspira. Busca consuelo en la dulce e inocente persona que se encuentra frente a él, desea que le contagie un poco de su inocente pureza, pureza que Heero Yuy, a su corta edad, desconoce.

Suaves caricias sobre su alborotado cabello lo hacen verla a los ojos... le está sonriendo, ¿por qué?.

* Continua, por favor. *

Las pupilas del chico se dilatan. ¿Cómo es posible que ella lo desee?. No la merece.

Pero no importando y quizás no sabiendo lo que el chico piensa en estos momentos, ella le besa con tranquilidad rogándole que prosiga, y así lo hace. Estrecha a Relena permitiéndole sentir a esta el tranquilo latir de su loco corazón, latir que clama por ella... por su cariño.

No pierde tiempo, la eleva ligeramente en el aire para dejarla sentarse poco a poco sobre él, sobre su miembro aun erecto, haciéndola bajar pausadamente sobre este. Con cada roce, con cada centímetro que logra ingresar en ella y en cada suspiro y gemido que ambos dejan salir producto de las ansias, siente que ya no puede alejarse nunca más de esta mujer.

Así, ajusta las fuertes manos a la pequeña cintura de la chica; es que su figura le encanta.

Heero ha ingresado más de la mitad de su hombría en la cavidad femenina que, gustosa, lo recibe con pequeñas contracciones que lo hacen gozar.

Durante el lapso de espera para entrar en totalidad, se enfoca en aquellos pequeños pechos; la verdad es que resaltan lo suficiente como para que pasen desapercibidos por el amante masculino. Con tal delicadeza, al grado de apenas hacerle sentir sus caricias, Yuy besa insistente los senos de Relena, aprisionando con los labios uno de los, levemente rosados, pezones que lo llaman a proseguir; succionándolo y mordiéndolo suavemente, lo libera de aquel pequeño dolor acompañado de placer. Después de unos cuantos minutos y de hacer cosas mil que le provocaran placer a su mujer.

Estuvo clavado en el frágil cuerpo femenino por largo rato; paciente, provocándole choques eléctricos a la joven, logrando que la chica se llenase y desbordara de mil sensaciones que iban desde el dolor y la ansiedad, hasta la felicidad producida por la placentera situación. Esto sin mencionar la tranquilidad de al fin tener el tan preciado amor del joven.

Por ello, Relena se colapsó sobre el atlético cuerpo juvenil de Heero, en medio de un sin fin de sensaciones hermosas y tan esperadas que solo Yuy provocaba en ella.

Relena pronunció el nombre de su amado en un tono cariñoso y ligeramente prolongado. Respirando apresurada, esperó y permitió a que el soldado llegase a la cima del acto sexual dentro de ella. Relena Darlian era invadida por un nuevo orgasmo por lo que, intranquila por la prolongada sensación, abrazó fuertemente a su pareja al mismo tiempo en que comenzaba a llorar de placer y felicidad.

No importaba la razón; ver el hermoso rostro de la joven bañado en lágrimas no era del agrado del muchacho. Liberando un tierno beso en la mejilla de la mujer, probó el doloroso sabor del agua salada que ella derramaba por él, siempre por él. Ya estaba harto de aquello; de sí mismo.

¿Cuántas veces la joven se había interpuesto entre él y los ataques de los enemigos?, ya había perdido la cuenta. Lo cierto es que Relena sufría mucho por su causa; por voluntad propia tomaba el papel de escudo humano, eso sin mencionar las lágrimas que la chica derramó sin cesar por Yuy.

Y no conforme con eso, Heero tuvo el descaro de poseerla, de tocar ese cuerpo femenil a su entero gusto con sus manos manchadas de sangre.

* Perdóname... no te merezco. *

Y se disculpó por ello. Aunque realmente sentía no tener justificación alguna.

La mujer lo miró sin entender; qué era lo que debía perdonar?. Su amante la miró por largo rato sin pronunciar palabra; finalmente le explicó su sentir y recalcó el hecho de que, como asesino, no merecía tener el amor que ella le profesaba.

Relena, que estaba recostada sobre el chico, besó tranquilamente la frente del confundido joven mientras mantenía los ojos cerrados, disfrutando de la preocupación y ternura que a veces salían a relucir por parte del soldado.

* No digas eso, yo... nunca permitiré que me toque un hombre que no seas tu. Porque... contigo soy feliz. ¿Entiendes?.*

El joven parecía sorprendido; no sabía si lo que hacia su chica era por pura necedad o por sus sinceros sentimientos.

La chica no tardó en dejarse vencer por el sueño nuevamente; quedando entre los brazos de la única persona que sabía como amarla.

* ¡ Amarla !... es verdad. *

Las respuestas parecían haber llegado al joven después de observar por largo rato el inocente rostro de la chica. Sintió, por vez primera, el latir de su loco corazón; como sus mejillas se encendieron en rojo, los infinitos deseos de besar a la mujer y abrasarla más fuerte. ¡ Por fin lo entendía !. ¿O era solo que no se había dado cuenta?.

* Misión... aceptada.*

Las palabras que mencionara Heero eran la respuesta a una misión... la de mayor prioridad de ahora en adelante; pero no era una referente a la guerra. Esta misión se refería a la primera orden que le dictaba su propio corazón; orden que, gustoso, llevaría a cabo así se le fuera la vida en el intento.

Tantos cambios positivos en él, un ser humano sin sentimientos o emociones, gracias a una sola mujer... gracias a Relena.

Totalizado.

*~*~*~*~*~*~*~*~*~*

El primer lemon de Gundam Wing que realizo; creo que también es de los primeros en español.

Lo confieso, ADORO a esta pareja.

Por cierto, la misión que acepta Heero es amar y proteger a Relena, todo dictado por su propio corazón.

Como él siempre anda aceptando las órdenes de otros para completar misiones, me pareció que si debía ejercer órdenes, esas debían ser las de su propio corazón.

~*~

Este fanfiction fue escrito por MAEDA Ai. Y es material de “Fallen Angel”.

Totalizado el 21 de Agosto de 2002.

La dama del Hentai: Maeda Ai.

*~*~*~*~*~*~*~*~*~*

  • trowaswife
    trowaswife liked this · 3 years ago

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3 years ago

Es como volver a empezar _C7_

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Anime: Shaman King

Rating: M

Pareja: Horo Horo & Anna

Sinopsis: Después de la muerte de Yoh, hay alguien que se preocupa por Anna. Pero, ¿él?... ¿por qué él?.

Advertencia: Lemon (NSFW)

*~*~*~*~*~*~*~*~*~*

Por: Maeda Ai.

*~*~*~*~*~*~*~*~*~*

.:: Capítulo 7: “Matándolo suavemente con sus palabras” ::.

*~*~*~*~*~*~*~*~*~*

.

Desnuda, disfrutando de las aguas termales, Anna yacía recargada sobre una de las rocas de la orilla; su cuerpo cubierto por el cálido líquido, dejando solo al descubierto la pálida piel de su espalda.

 Pensaba, pensaba mucho en lo que a su relación con el shaman de hielo se refería.

¿Qué hacer?, se hallaba muy confundida, en verdad había sido tan egoísta y ni siquiera se dio cuenta.

  * Es que así es el amor, egoísta. *

  La rubia itako decía para sí en apenas un susurro.

Y es que después de pensarlo tanto, aquellas palabras tenían mucha lógica. A veces somos tan felices, que solo se es capaz de ver lo que los ojos y el corazón quieren ver: felicidad. Tan es así, que al ser felices a plenitud, llegamos a pensar que a quien se ama es feliz de igual manera, más no siempre es así.

  * Ah, y ahora, ¿qué voy a hacer?. *

 Anna cerró los ojos mientras un sutil tono rosa teñía sus mejillas debido al calor del lugar.

Sumida en sus pensamientos, cuenta no se dio de que alguien más compartía con ella el calor de las aguas desde hacía varios minutos.

 A escasos metros, Horo Horo contemplaba, excitado, la bella figura femenina que ante él se mostraba.

¡ POR KAMI !, se sorprendía de no haberla tomado desde el momento en que se sumergió en las termas. Sonrió travieso. . .

  * Eso tiene solución. *

 Apenas susurró tan corta frase, se acercó tranquilo a la joven que aun ajena a su presencia, abrazaba una roca. Y él se sintió estúpido, sentía celos, Anna solo descansaba, solo eso.

 El ainu se posó suavemente detrás de ella, pegando totalmente sus cuerpos; sus manos deslizándose delicadamente por los contornos curvilíneos de la rubia itako, hasta entrelazarse con las propias manos de su amante.

Horo suspiró profundamente mientras recargaba la cabeza sobre los cabellos dorados de Anna, aspirando aquel agradable aroma a violetas; cerró los ojos, dejándose llevar por las sensaciones que la sacerdotisa provocaba en él.

  * Te amo. *

 Le dijo el shaman, haciéndola temblar casi imperceptiblemente.

Pronto, los cálidos labios del peliazul iniciaron un recorrido de pasión, estacionados por largos momentos en la suave piel del cuello de Kyouyama, mordiendo, succionando, marcándola como su territorio.

Anna suspiraba y respiraba con agitación tratando de resistirse, si continuaba este romance, el muchacho renunciaría a sus sueños. . . y eso no sería justo.

 Más los morosos besos del ainu, sin mencionar las ansiosas manos de este que se deslizaron, intrusas, en su intimidad, la hicieron ceder completamente.

  * Ah, espera. *

 Sonrojada, con entrecerrados ojos, Anna solo se limitaba a sentir como el shaman de hielo exploraba su sexo. Y dándole aun la espalda, la mujer separó un poco las piernas, permitiéndole al joven introducir en ella sus traviesos dedos a su entero gusto.

  * Te deseo tanto. *

 La rubia jadeaba; podía sentir el cálido aliento de Horo Horo, sobre su cuello o susurrándole suaves palabras al oído, que la hacían estremecer.

Más aun, la entrecortada respiración del muchacho la volvía loca, no podía pensar en otra cosa que no fuera hacer el amor con él.

  * Ah, Horokeu. *

  Ella gimió profundamente.

El ainu deslizaba un par de sus dedos, acariciando insistentemente su clítoris; hundiendo ocasionalmente el dedo medio en la intimidad de la joven.

Lo excitaba tanto como la rubia se dejaba hacer, la forma en que gemía y la manera en que levantaba las caderas buscando que el contacto fuese mayor.

  * Te gusta, lo sé. *

 Palabras que formaron susurros.

Horo Horo estaba ansioso, sus manos recorrían sin control la delgada figura femenina hasta detenerse cada una sobre los bien formados pechos de Anna. . . la parte que más le gustaba de aquella perfecta anatomía.

El shaman estrujaba con ligera fuerza aquel par de senos, arrancando gemidos de los labios de la itako, quien agradada, sentía como su amante jugaba entretenido con sus suaves esferas de mujer.

  Después de un rato, el shaman de hielo se detuvo; con un suave movimiento giró a la joven para quedar frente a frente. . . y se aferró a ella con labios y dientes, sorprendiéndola y haciéndola gritar de placer.

Horo estrechaba con fuerza la diminuta cintura de su mujer, mientras se deleitaba con sus preciosos senos, probándolos desquiciadamente, besándolos, succionándolos, hasta mordiendo ligeramente los duros pezones que coronaban el mayor atractivo de la chica.

Por su parte, Anna se mordía el labio inferior tratando de no gritar, el gozo era tanto que creía que no lo iba a soportar.

  Recargada aun sobre la roca, la sacerdotisa miraba embelesada la luna, al tiempo que su amante seguía incansable en su trabajo de amarla.

Finalmente, el Usui atrapó los labios de Anna con los propios, desesperado, queriendo comerla a besos.

 * Anna, no puedo más. *

 Le dijo él, aferrándose con fuerza a su cintura, mordiendo suavemente la oreja izquierda de la joven.

  * Yo igual. . . quiero más. *

 El shaman de hielo no pudo más que sonreír; no esperó más!, alzó ligeramente a la chica, tomándola por las caderas y haciéndola bajar casi inmediatamente, guiando su erecto pene hacia la intimidad de la itako.

Pero se detuvo sin entrar en ella; comenzó a deslizar la punta de su miembro sobre los labios vaginales de la mujer.

  * Oh, Horo, perverso. *

* No finjas, adoras esto. *

 Ese descarado tenía razón. A ella le encantaba que acariciase de aquella forma su intimidad; sentir la caliente punta de la masculinidad del muchacho, la desesperaba, se llenaba de ansias y no podía esperar a ser penetrada, sin mencionar la excitante y morbosa sensación que esto le producía.

 Y siguieron así por un rato más, disfrutando del contacto superficial entre sus sexos, mientras clavaban sus miradas el uno en el otro.

  * ¿Qué dices?. . . continuamos?. *

* Idiota !. *

  Horo Horo sonrió.

““Casi como la hacía Yoh.””

Pensaba la itako.

Sí, él es tan alegre como lo fue Yoh, y esa sonrisa suya a veces le recordaba al Shaman King, más la sonrisa del ainu era más picara, más traviesa. . . y así le gusta a Anna, lo adora.

Así que ella también sonrió, lo hizo de una forma casi perversa.

 La rubia se aferró al cuello de su amante con sus brazos, mientras le rodeaba hasta cruzar las piernas por la espalda del joven. . . bajando suavemente las caderas, ella sola hizo que el duro pene de Horokeu entrase en ella con lentitud.

Ambos suspiraron profunda y tranquilamente al principio, más fuerte y entrecortados conforme se deslizaba la hombría del peliazul en la intimidad de la sacerdotisa.

  Con un suave subir y bajar de sus caderas, Anna volvió loco de placer a su compañero, sumado a esto estaban las sensaciones que el agua provocaba en combinación con el roce de sus cuerpos, era delicioso, inigualable.

  El agua, la noche, las estrellas. . . todo en combinación formaron la situación más erótica que ambos jóvenes habían compartido hasta ahora.

Y así, con el agua caliente cubriendo la mitad de sus cuerpos, hacían el amor; él mordisqueando con suavidad los botones rosados que adornaban los perfectos senos.

 Pronto el calor de los amantes, sumado al de las termas, se tornó insoportable y el placer era tanto que el subir y bajar de sus caderas se volvió fuerte, rápido, desesperado, casi brusco, provocando que los gemidos de Anna se tornaran sonoros y prolongados. . .

  ““Una dulce melodía.””

Pensaba el peliazul sin poder ya apartar la mirada de la belleza desnuda que entre sus brazos, se entregaba a él.

Tan bella, tan intensa. . . tan Anna.

  * Te amo. *

  Horo Horo habló sin pensar.

Jadeante, entrecortado. Que increíble que semejantes palabras salieran de su boca en medio de tanta excitación.

Anna lo besó con desesperación, acariciando una de las mejillas del peliazul.

 Él seguía penetrándola, disfrutando de la deliciosa sensación que experimentaba con cada embestida.

La intimidad de Anna abrazaba y oprimía su miembro, como deseosa de retenerlo ahí, dentro de ella. . . y así era.

El roce, la constante fricción entre sus sexos, todo aquello logró que la excitación aumentara. Y pronto, Horo Horo forzó su hombría con mayor fuerza dentro de la vagina de la itako. El placer los obligó a romper el beso que hasta ahora habían mantenido.

 Y Anna rodeó el cuello del shaman, soltando gemidos que llegaban a oídos de su joven amante.

No podía más, el gozo recorría todo su cuerpo y una deliciosa sensación comenzaba a formarse en su vientre.

  * Oh, Ho-Horo Horo. . . *

  Sus cuerpos danzaban con un vaivén de sincronía, mientras Anna jadeaba intranquila; y ya no pudo más, su cuerpo tembló entre espasmos de placer, arqueando la espalda y lanzando un sonoro gemido que entonaba el nombre del ainu, recibió satisfecha el orgasmo que recorrió su cuerpo, agotándola por completo y provocando que las paredes de su vagina se contrajeran y abrazaran fuertemente la virilidad del shaman del norte, quien no pudo contener el semen que su miembro expulsó por tanta excitación y placer, desbordándose en la intimidad de la rubia.

  Ambos jóvenes respiraban agitados, aun moviéndose suavemente. Horo Horo aun con su hombría enterrada dentro de la mujer.

Compartían cortos besos y los susurros que formaban palabras y promesas de amor los acompañaron por largo rato. Pero unas cuantas de aquellas palabras hicieron que Anna perdiera bruscamente el encanto que su amante le había regalado.

  * Ya no me importa nada más, solo tu, Anna. . . Ai shiteru. *

  Kyouyama se congeló al escucharlo, tanto amor y placer la habían hecho olvidarse de algo que venía atormentándola desde hace poco.

Su mirada, antes llena de calidez por haber hecho el amor con el peliazul, se volvió seria, fría como siempre.

Se separó del shaman sin decir nada más, provocando desconcierto al muchacho, quien no entendía que le pasaba a su amante.

  ““Quizá no está tan satisfecha como yo lo estoy.””

Pensó Horokeu, agitando la cabeza y descartando casi inmediatamente esa idea.

No, esos besos, sus caricias, sus constantes gemidos le habían demostrado cuan grande fue el placer que le hizo sentir al unir sus cuerpos.

 Ella se detuvo aun dentro de las aguas termales.

Y dándole la espalda al hombre que conocía ya cada rincón de su cuerpo, dispuesta estaba a romperle el corazón. . .

  * No vuelvas a tocarme. Lo he estado pensando y he decidido que ya no me casaré contigo. *

  Y así como así, Anna salió de las termas sin siquiera cubrirse, dejando al muchacho más que sorprendido. No comprendía porque de repente ella se comportaba de esa forma y le decía cosas que lo lastimaban.

 Con pupilas descoloridas y contraídas, la expresión de Horo Horo delataba la sorpresa y el dolor que las palabras de la sacerdotisa le hicieron y le hacían sentir. . .

 Palabras que resonaban en su cabeza una y otra vez, palabras. . . que lo mataban suavemente.

  Sin finalizar.

*~*~*~*~*~*~*~*~*~*

Amor, sexo y. . . un corazón hecho pedazos.

Haciendo el amor en las aguas termales, el ambiente y la temperatura  perfectos.

No separaré a estos enamorados por mucho tiempo, simplemente no puedo, así que aun habrá un poco más de romance y tan solo una última sesión de lemon  ^¬^’.

—I love HOROxANNA—.

~*~

Este fanfiction fue escrito por MAEDA Ai. Y es material de “Fallen Angel”.

Totalizado el 25 de Mayo de 2005.

La dama del Hentai: Maeda Ai.

*~*~*~*~*~*~*~*~*~*

         || Capítulo 8 ||


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3 years ago

Es como volver a empezar _C9_

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Anime: Shaman King

Rating: M

Pareja: Horo Horo & Anna

Sinopsis: Después de la muerte de Yoh, hay alguien que se preocupa por Anna. Pero, ¿él?... ¿por qué él?.

Advertencia: Lemon (NSFW)

*~*~*~*~*~*~*~*~*~*

Por: Maeda Ai.

*~*~*~*~*~*~*~*~*~*

.:: Capítulo 9: “Contigo a mi lado” ::.

*~*~*~*~*~*~*~*~*~*

.

* Espero que te sientas cómoda. *

  La voz del ainu la sacó de los agradables pensamientos que atravesaron su mente al observar el bello paisaje más allá de lo que parecía ser una ventana.

  * Lo siento, Anna. . . sé que tu mereces algo mucho más lujoso, pero yo no. . . *

 * Me gusta, es tranquilo, además. . . *  _La rubia se acercó lentamente al joven peliazul, acariciando sus mejillas y saboreando aquellos labios que tanto había extrañado._ * Estoy contigo. *

  * Anna. *

  Horo Horo sonrió y no tardó en estrechar con fuerza la esbelta figura de la itako, llenando de besos su hermoso rostro.

* ¿Quieres salir, dar un paseo?. . .  ¿conocer la aldea?. *

 Preguntó el shaman al tiempo en que deslizaba su boca por la blanca piel del cuello de la chica.

Anna rio ligeramente por las cosquillas, negándose a salir. Eso era algo que ya harían luego.

  * Es gracioso, ¿sabes?. *   _Le susurró ella, mordiendo suave y sensualmente la oreja izquierda del ainu._   * Siento que nos sobra tiempo para todas esas cosas, más no para hacer el amor. . . estoy muy ansiosa, desesperada. *

  Horokeu se excitó tan solo con oírla.

Mordiendo delicadamente la piel de los hombros de la rubia, comenzó a despojarla del vestido blanco que cubría su perfecto cuerpo; mirándola con completa, casi exagerada, atención, casi embelesado.

 Como había extrañado deleitar a sus ojos con tan bella imagen.

La desnudez de Anna era algo por lo que valía la pena esperar.

 La desesperación de aquellos cuerpos era increíble, tanto así que no tardaron en dejarse caer sobre el futon.

Horo Horo acarició en su totalidad la suave y blanca piel femenina, satisfaciendo como nunca su sentido del tacto.

  * Oh, Horokeu. *

 La escuchó susurrar su nombre cuando, ansioso, estrujó cada uno de sus pequeños senos.

Si, ella era la única que lo llamaba por su verdadero nombre y le gustaba que así fuera.

 Las grandes manos del peliazul recorrieron la espalda de la sacerdotisa, provocándole escalofríos hasta posarse sobre su bien formado trasero, acariciando circularmente, amasando y apretando la abundante carne.

  * Mmm, perverso. *

 La voz de Anna formó un susurró mientras lo abrazaba fuertemente, entregándose por completo a este hombre que tanto había extrañado.

 El shaman de hielo sonrió mientras sus manos recorrían todas y cada una de las curvas de la mujer, quien gimió agradada al sentir aquellas traviesas manos estrujar con fuerza sus senos, jugando con los pequeños pezones ya duros por la excitación.

 El ainu quiso inclinarse para degustar los pechos de Kyouyama, más esta lo empujó sorpresivamente, haciéndolo caer de espaldas sobre el futon, desconcertándolo.

Ella lo miraba con lujuria, una sonrisa perversa adornando su fino rostro.

 La sacerdotisa no se resistió a la tentación, las ansias, y casi con desesperación, desabrochó los pantalones de un Horo que la miraba realmente sorprendido, pues Anna nunca había actuado así con él.

  *A-Anna, ¿qué haces?. *

* Tengo tantas ganas de ti, amor. *

 Apenas dijo esto, la rubia bajó los pantalones del shaman hasta las rodillas, dejándolo expuesto; su pene se alzaba por la sangre contenida en él, invitando a la chica a probarlo y beber de él. . . y lo hizo.

  * An-na, espera, ahh. . . *

 Más la itako no pretendía hacer tal cosa y continuó succionando la masculinidad del shaman de hielo, deslizando la piel de arriba hacia abajo, masturbando al chico de una forma que lo estaba enloqueciendo de placer.

 La chica parecía no saciarse y cuando no introducía el miembro en su boca, lamía este como si de una paleta dulce se tratase, incluso succionaba las esferas que descansaban bajo aquel miembro, rodeándolas alternadamente con sus labios o simplemente delineándolas con su húmeda lengua.

 Y cuando escuchó que los gemidos del shaman se habían vuelto más fuertes y continuos, ella se detuvo.

  * ¿Po-por qué hiciste eso?. *

 Le preguntó el peliazul, entrecortado y aun sorprendido.

Anna lo abrazó para luego besarlo con furor; una pasión que buscaba cualquier salida, enredando sus manos en el azulado cabello de su amante.

  * Solo quería hacerte sentir un poco de todo el placer que tu me has dado. *

 Horo sonrió, acariciando suavemente a la mujer, respirando aun con agitación; estuvo a punto de sentir el éxtasis cuando ella se detuvo.

  ““Sí que es perversa.””

Pensó poco antes de buscar los labios de la rubia para encontrarlos en un beso lento, tranquilo y cargado de ternura, dejando que sus lenguas se entrelazaran juguetonamente.

 Usui terminó por despojarse del resto de sus ropas; recostó a Anna nuevamente sobre el futon y se posó encima de ella.

 La contempló con impecable atención.

Era tan bella y él la había extrañado tanto, que aun le resultaba increíble que ella estuviese aquí, con él. . . a un paso de unir sus cuerpos una vez más y hacer el amor. . . como tanto lo habían ansiado.

  * Te amo, Anna. *

 El peliazul entrelazó sus manos con las de la itako, quien le sonreía con el mismo sentimiento que él acababa de expresar con palabras.

 Se besaron una vez más, mientras Horo Horo se acomodaba entre las piernas de la sacerdotisa.

 Apenas tuvo la punta de su pene en la entrada de la intimidad de la rubia, la embistió tres veces continuas, que fueron suficientes para que la totalidad de su hombría estuviese clavada hasta el fondo del sexo de Anna.

 Ella gimió, arqueando la espalda. Con la primera embestida del ainu, sintió la punta de su pene, haciéndola suspirar, en la segunda, él se deslizó suavemente fuera de ella tan solo para enterarse un poco más adentro, haciéndola jadear. Y con la última volvió a retroceder en su avance, tomando impulso para finalmente hundirse por completo en ella, haciéndola gritar de placer.

  * Ahh, esperé tanto por esto. *

 Susurró la itako, aferrándose al futon pues el mecer de las caderas de su Horokeu se volvió fuerte e intenso, casi salvaje.

 El shaman de hielo parecía insaciable e incansable, no paraba un solo segundo, y metía y sacaba su espina de la vagina de la rubia, gruñendo de placer con la delicada, pero excitante, caricia que la piel interna de la chica le regalaba cada vez que su miembro se deslizaba fuera de ella.

  * Oh, no pares, Horokeu. *

  Anna mantenía los ojos cerrados, disfrutando el gozo que abrazaba su sexo; moviéndose al ritmo de las fuertes estocadas que le daba su amante, quien la sostenía por las caderas para tomar impulso y penetrarla con más fuerza y profundidad.

 Kyouyama quería que nunca terminara esto, más su cuerpo reaccionó al pedazo de carne que se enterraba una y otra vez en ella, en un ciclo de placer agotador.

 Sintió como su vagina se volvía más sensible y como un pequeño cosquilleo terminó convirtiéndose en un dulce e insoportable orgasmo que la hizo gritar de gozo.

Los músculos de su sexo se contraían, apretando con fuerza el miembro del ainu, tratando de hacerlo derramar el semen dentro suyo.

  * Ahh, ahhh, amor. . . *

 La sacerdotisa se aferró a su amante, clavándole las uñas en su espalda.

 A esas alturas, el shaman de hielo ya no pudo más y tan solo pudo penetrar a su compañera unas cuantas veces más antes de detenerse en seco. Sus desteñidas pupilas se contrajeron cuando el orgasmo llegó a él y su pene comenzó a lanzar su esencia dentro de la mujer, quien al sentir ese liquido caliente que la quemaba exquisitamente, tuvo un pequeño orgasmo que la dejó ya sin fuerzas.

 Se besaron agitados, ella sobre él, llenando de besos su atractivo rostro y luego los marcados músculos de su tórax.

 Después simplemente recargó la cabeza sobre el pecho de su amado, escuchando los latidos de su corazón, que se volvían más tranquilos poco a poco.

  * Ahora si vas a decirme, ¿por qué me alejaste de tu lado?. *

*Lo siento, yo... no quería que renunciaras a todo solo por mi.*

 Fue hasta entonces que el shaman comprendió todo. ¿Cómo pudo ser tan ciego?.

Ella se había hecho a un lado creyendo que le estaba haciendo un bien a él.

  * Tonta. *    _Le dijo él, acariciando sus dorados cabellos._    * No pretendo olvidarme de mis sueños. *

* Pero tu dijiste que ya nada más te importaba, solo. . . *

* Tu. *

 El peliazul terminó la frase que él mismo interrumpió, recordando perfectamente todas y cada una de sus palabras.

 Y es que él mismo tuvo mucha culpa en todo esto, pudo ser más claro en lo que decía, además, hizo a un lado sus objetivos, si pero no porque renunciase a ellos, solo quería pasar el mayor tiempo posible con Anna, solo eso. . .

 * Quiero alcanzar mis sueños. . . contigo a mi lado. *

 La itako sonrió sin mirarlo, solo se acomodó un poco mejor sobre el musculoso pecho de su compañero.

¿Cómo describir la felicidad que los llenaba en ese momento?.

 Simplemente no había palabras suficientes para ello, por eso, permanecieron en silencio sin poder decir nada más, tan solo disfrutando de este momento. . . el momento de plenitud de su amor.

  Sin finalizar.

*~*~*~*~*~*~*~*~*~*

LEMON, LEMON, LEMON y... AMOR.

Un capítulo muy breve pero que refleja todo lo que estos dos amantes tenían que expresarse.

¿No les ha pasado que al querer a alguien, descuidan muchas cosas e incluso a otros seres queridos, por ese alguien?. El amor nos vuelve ciegos y sordos.

Y después de tanto sexo con mucho amor, les digo que el siguiente capítulo es el final.

—I love HOROxANNA—.

~*~

Este fanfiction fue escrito por MAEDA Ai. Y es material de “Fallen Angel”.

Totalizado el 25 de Mayo de 2005.

La dama del Hentai: Maeda Ai.

*~*~*~*~*~*~*~*~*~*

       || Capítulo 10 ||


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3 years ago

Es como volver a empezar _C4_

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Anime: Shaman King

Rating: M

Pareja: Horo Horo & Anna

Sinopsis: Después de la muerte de Yoh, hay alguien que se preocupa por Anna. Pero, ¿él?... ¿por qué él?.

Advertencia: Lemon (NSFW)

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Por: Maeda Ai.

*~*~*~*~*~*~*~*~*~*

.:: Capítulo 4: “Visitas inesperadas” ::.

*~*~*~*~*~*~*~*~*~*

.

Cuidadosamente, deslizó la puerta, no deseaba que la rubia despertase, no ahora, no.

Intranquilo, bajó las escaleras, guiado por la fuerte presencia que invadía toda la casa. A cada paso que daba, con cada segundo que pasaba, se cuestionaba el por qué de la visita de este shaman.

 El miedo lo invadió entonces; quizá esto significaba que debía alejarse definitivamente de Anna.

  * No, no... me moriría sin ella. *

  Aquello fue un susurró, escuchado tan solo por el mismo peliazul, quien oprimió fuertemente los puños. La sola idea de alejarse de ella, le destrozaba el corazón y más después de haber hecho el amor con tan maravillosa mujer.

 Bajó las escaleras, guiado por el poder espiritual del inesperado “visitante”, entonces, se percató que la luz que alumbraba el jardín estaba encendida, cuando el recordaba haberla apagado horas atrás.

Y al salir, pudo verlo...

Un joven se hallaba sentado sobre el pasillo de madera, admirando todas las blancas lucecitas que adornaban el oscuro manto del cielo.

  * ¡ Yoh !... *

  Un suave murmullo de sorpresa escapó de los labios del peliazul, sorpresa, sí, aunque ya sabía perfectamente, desde el instante mismo en que sintió un fuerte poder espiritual, que era el mismísimo Shaman King el que había venido esta noche.

   * ¿Qué quieres?, ¿a qué has venido?. *

  Aquello fue un claro reproche por parte del ainu.

El tono de voz reflejaba su total desaprobación hacia el castaño, cuya sola presencia era, de cierta forma, indeseada, incomoda, inoportuna... le traía problemas.

Sin embargo, por otro lado, se sentía feliz de volverlo a ver, estaba consciente de ello. Quizá por eso una parte de él se sentía como un niño pequeño al que le esperaba un fuerte regaño por lo que recién había hecho con la bella itako.

  Horo Horo no obtuvo respuesta, tan solo observó como el shaman de morena piel lo invitaba a sentarse junto a él para admirar las estrellas.

El ainu se acercó con cierta reserva y es que de cierta forma ellos eran rivales, ahora tenían algo más en común, algo, o mejor dicho... alguien. Sí, ambos la amaban, la querían a ella... a Anna.

  * Te lo dije... ella es la mujer más maravillosa de todo el mundo. *     _Yoh le habló de pronto._     * ¿Ahora me crees?. *

  En el rostro del ainu podía apreciarse la melancolía.

Era verdad; la primera vez que escuchó aquellas palabras de parte del Asakura, lo creyó loco, un completo imbécil. ¿Cómo podía expresarse así de la rubia sacerdotisa?, considerarla maravillosa... Yoh no baka, si Kyouyama era una mujer fría, avara, cruel.

  ““Anna es el mismísimo demonio en persona.””

Eso pensaba el Usui de la rubia mujer y ahora...

 * Tenías razón, ella es... tan perfecta. *

  Yoh sonrió satisfecho, se notaba la sinceridad de su amigo, sin mencionar el cariño, los obvios sentimientos que el ainu profesaba por la que laguna vez fuese la esposa del Shaman King.

 Sí, el Shaman King, Yoh Asakura, había vuelto; ¿la razón?... no la sabía, pero sospechaba que la razón era separarlo de Anna, exigirle que termine su reciente relación con la rubia.

  ““Sí, eso debe ser.””

Pensaba con tristeza el joven del norte.

Y creía estar en lo correcto, después de todo, ella fue su esposa, la misma mujer a la que Horo Horo nunca trató con delicadeza; disfrutaba hacerla rabiar y sin embargo, ahora...

   * Y aunque me exijas alejarme de Anna, que la deje... me sería imposible. *

  Sí, imposible, sin ella se moría.

Sin su compañía, su suave voz entonando su nombre; esas suaves manos acariciando su cuerpo, el delicioso aroma de su frágil figura e incluso si ella no le gritaba como acostumbraba, no sería feliz.

  * Perdóname por haberme involucrado con ella; nunca ha sido mi intención que se olvide de ti, eso no, simplemente me enamoré... lo siento. *

* Pues no lo sientas. *

 La voz del difunto shaman lo sorprendió, obligándolo a alzar la mirada.     Seguía intacta la sonrisa en el rostro de ese joven.

 Así es, Horo no debía arrepentirse, ni disculparse por nada en absoluto, todo lo contrario.

  * ¿La sabes, Horo Horo?, ¿la razón por la que vine esta noche?. *

 El ainu negó con la cabeza, tan solo como respuesta. ¿Cómo iba a saberlo?, Yoh estaba muerto, eso era claro, solo era su alma la que estaba aquí, pero... seguramente sería por breves momentos.

  * Bueno, quería agradecerte por haber cuidado de ella todo este tiempo. De todos mis amigos, jamás creí que fueses tu el que la acompañara. *

  Horo lo miró incrédulo.

Y él que pensó que el Asakura vendría a exigirle que se alejara de ella por no creerlo merecedor de su cariño... que estúpido fue al pensar que así sería.

 Por otra parte Yoh sonreía tranquilamente; imaginaba que Manta podría acompañar a Anna como el buen amigo que siempre fue, Ryu e incluso Len, aunque este último quizá lo haría con sentimientos distintos desde un principio. Nunca estuvo muy seguro de que tipo de sentimientos tenía Len hacia su esposa.

Pero la sorpresa que se llevo el Shaman King, fue grande al enterarse de que fue el peliazul el que acompañó a Anna todo este tiempo.

  Horo Horo sonrió irónico, todo era demasiado bueno para ser verdad.

Yoh le estaba “dando permiso” para amar a la sacerdotisa; él vino especialmente para agrad... un momento !!...

  * ¿Cómo es que estas aquí?, ¿quién te invocó?, cómo...? *

  El chico de castaños cabellos rio divertido, llevaban un buen rato conversando y hasta ahora se le ocurría preguntarle el “cómo” de su presencia. Era obvio que su visita preocupó al ainu.

  * Fue mi abuela... yo... solo quería saber como estaba Anna. Ahora estoy más tranquilo. *

  Aquellas sinceras palabras, le arrancaron un amplia sonrisa al shaman de hielo. Sí, él se encargaría que la itako fuese completamente feliz.

 Horo estaba tan concentrado en sus planes a futuro, que tardó en percatarse de la sospechosa y extraña mirada de su amigo.

  * Lo sabía. *

* Qué cosa?. *

* Nunca te lo dije, pero... parece ser que lo descubriste por ti mismo. *

  El ainu no sabía a que se refería el otro shaman, pero su sonrisa acusadora y los suaves codazos lo estaban incomodando.

  * Su forma de hacer el amor... es maravillosa !. *

  Era más que intenso el rojo en las mejillas del muchacho peliazul.

Era obvio que Yoh estuviese al tanto de lo que él y Anna hicieron, más ese comentario era algo que... nunca esperó de él.

  * B-bu, bueno, Yoh... eso, eso no, bueno sí, es que... *

  Horo Horo tartamudeó un poco, tratando de salir de la vergonzosa situación, más nada pudo decir. Y es que era verdad, tener relaciones con la rubia itako era... sencillamente indescriptible.

Sentir su suave y pálida piel era la mejor sensación que pudiese haber sentido.

  * Prométeme que la amarás intensamente y cuidaras que nada la haga sufrir. *

* Claro, ni siquiera tienes que pe... ¿Yoh?... *

  El ainu giró el rostro a un costado, buscando la sonriente expresión de su amigo, pero este ya no estaba.

Lo buscó, confundido, en todas direcciones, pero nada...

  * Se ha ido. *

  Fue un suave susurro que venía cargado de nostalgia.

Levantó el rostro para admirar las estrellas... ¡ ese tonto !, quería asegurarse de que el joven de Hokkaido amaba plenamente a la sacerdotisa.

 Horo Horo respiró cansado, no esperaba una conversación como esa después de hacer el amor con Anna Kyouyama.

Después de un rato, simplemente se puso de pie y regresó tranquilamente a la habitación de la itako, dispuesto a dormir y descansar a su lado, cobijado por su piel de leche, y relajado con el exquisito aroma de su cuerpo.

~*~

~*~

~*~

 Deslizó la puerta de la recamara, entrando sigilosamente; contemplando la delgada silueta que descansaba bajo las sabanas, silueta que temblaba ligeramente.

  ““Quizá por el frío de la noche.””

Pensó, más fue una idea que desechó en cuanto se acercó para ocupar su nuevo lugar en ese futon.

 Ella temblaba, dejando que los sollozos escapasen sin remedio de sus dulces labios... Anna lloraba y eso le rompía el corazón. Así como la primera vez que la vio derramando lágrimas; ahora recordaba el viejo dolor de verla llorar así.

  * Anna... Annita, ¿por qué llo... *

* Él estuvo aquí, sentí su presencia. *     _Le dijo ella, interrumpiéndolo con voz que se quebraba en cada palabra._     * Pero, no sé porque.. no quiso verme. Es que no entiendo, tanto tiempo, ¿por qué ahora que estoy contigo?, ¿por qué?. Yo... no tengo intenciones de alejarme de ti. *

  Al decir esto último, Anna giró sobre el futon, enfrentando los sorprendidos ojos del shaman de hielo. Ella quería estar con él y estaba tan asustada como lo estuvo él mismo al sentir la presencia de Yoh.

  * No te preocupes; ya te lo dije, no pienso dejarte. *

  La acercó a él hasta envolverla en un fuerte abrazo que de inmediato fue correspondido.

Horo no tardó en contarle hasta el más mínimo detalle de la conversación que recién había tenido con el que alguna vez llegó a ser el Shaman King.

  * Él... ¿vino solo para eso?, para asegurarse de que yo era feliz?. *

* Sí, y te prometo que me aseguraré de que así sea. *

* ¿Por qué él te lo pidió?. *

* Por eso, sí, pero más que nada, porque usted, señorita amargada... es la mujer a la que amo. *

  Anna lo miró con ojos furiosos aunque un sutil brillo de cariño se reflejaba en sus gemas negras.

  * Horo no baka. *

  El peliazul sonrió divertido por la expresión de su amante, mientras esta se abrazaba nuevamente a él para poco después, recostarse, ambos, sobre el futon, tratando de conciliar el sueño.

 Estaban realmente cansados, no en balde, la noche casi terminaba y no habían dormido casi nada. Pues primero ocuparon la noche para amarse y luego, la inesperada visita del Asakura les había robado el sueño, ese sueño que de ahora en adelante pretendían compartir juntos desde esta noche....

 Y hasta la última que les quedara.

  Sin finalizar.

*~*~*~*~*~*~*~*~*~*

Segun yo, era muy fácil adivinar que se trataba de Yoh, ¿no?.

En realidad, tomando en cuenta que todos aquí pueden ver fantasmas, me pareció buena idea meter a Yoh en esto ya después de muerto.

Por otra parte, la conversación entre ambos shamanes era con el objetivo de que compartiesen sus pensamientos sobre la mujer que aman, que es, nada menos que la misma chica, itako no Anna.

—I love HOROxANNA—.

~*~

Este fanfiction fue escrito por MAEDA Ai. Y es material de “Fallen Angel”.

Totalizado el 25 de Mayo de 2005.

La dama del Hentai: Maeda Ai.

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            || Capítulo 5 ||


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3 years ago

Ella es... _C3_

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Anime: Shaman King

Rating: M

Pareja: Horo Horo & Anna

Sinopsis: Para él, ella era la mujer más hermosa, fría, pero fina y frágil al mismo tiempo, misteriosa e inalcanzable, única. Su amor imposible, ella era Anna Kyouyama... ella era su todo.

Advertencia: Lemon (NSFW)

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Por: Maeda Ai.

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.:: Capítulo 3: “De sueños y mentiras vivirá” ::.

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.

¿Sus ropas?, ¡ja!, olvidadas en el piso.

¿Las sábanas?: algunas cayeron de la cama y algunas otras los abrazaban con suavidad, pegadas a sus húmedos cuerpos.

 El peliazul respiraba agitado; apenas y podía creerlo, la mujer más hermosa de todas, su amor imposible, yacía desnuda entre sus ansiosos brazos.

La besaba con locura, incapaz de apartar la mirada de tan bella figura de mujer.

  * Esto es algo que deseé por mucho tiempo. *

 Le confesó entre besos, logrando que Anna se sonrojara.

Era cierto, Horo Horo ansiaba poseerla desde el instante en que la vio por vez primera. No es que solo pensara en sexo, es solo que. . .

  * Me enamoré de ti. *

 Susurró, provocándole un escalofrío a la rubia mujer.

Entonces, con tan inusual confesión, Anna divagó un momento en sus recuerdos. . .

Conocía a Horo Horo desde hacía ya varios años y nunca lo había visto de este modo.

  ““Jamás me imaginé en la cama. . . con él.””

 Pensaba.

No es que el chico no le pareciera atractivo, era solo que su forma de ser no compaginaba en nada con la propia.

  Kyouyama seguía inmersa en sus recuerdos, cuando un par de traviesos dedos se alojaron en su intimidad, sacándola inesperadamente de pensamientos que ya no tenían importancia.

Jadeó agradada con el entrar y salir de los dedos del muchacho, quien en cada movimiento, parecía tomar más libertad, introduciéndose cada vez un poco más, realizando movimientos circulares que arrancaban sonoros gemidos a la rubia.

  * Creo que sí te gusta. *

* Ja,ja, en serio??, no me digas. *

 Usui sonrió con picardía al tiempo en que clavaba su mirada en los profundos ojos negros de Anna.

La noche era atrevida y ellos también.

 El muchacho besaba y mordía a placer la blanca piel de su nueva amante, dejando las marcas de sus desesperados labios, como si quisiera dejar huella en el cuerpo de la mujer, marcándola como suya. La deseaba desde hace tanto y pretendía que todo aquel deseo contenido se desbordase en esta ocasión.

  * Lo siento, pero tengo que desahogar esta pasión. *

 Le dijo él e inmediatamente después la hizo recostarse sobre la cama.

Le separó las piernas, guiando sus labios a la intimidad femenina, deleitándose con el sabor a mujer que inmediatamente pudo degustar.

Anna arqueó la espalda retorciéndose de placer, apretando con fuerza las sábanas blancas.

 ¡Kami!, este hombre si que estaba ansioso.

Introducía la lengua lo más que podía, logrando que Anna clamara por él mientras respiraba cada vez más agitada.

 Desesperado, el peliazul mordió suavemente el pequeño botoncito que coronaba la intimidad de la joven, para luego succionar con fuerza. Ella reprimía casi inútilmente los gritos cargados de placer mientras se retorcía ante el tremendo gozo que inundó su cuerpo.

Un prolongado orgasmo la hizo arquearse, permitiendo que la lengua del muchacho se hundiera un poco más en ella.

  * Deliciosa !!. *

 Susurró.

Horo Horo abandonó el sexo de la chica para luego marcar un camino de besos por todo su hermoso cuerpo. Besó su cintura, su vientre. . . sus senos.

Tanta tentación. . . ¡no resistió!. Atrapó su pecho izquierdo, mordisqueando el sonrosado y duro pezón.

  * Ho-Horo, ya. . . no me tortures. *

 Anna jadeaba; su rostro envuelto en tenue rojo.

  ““¡Qué bella es!.””

  Pensó el peliazul, quien la abrazó con fuerza, llenándola de besos.

 La rubia tenía razón, mucha razón. La estaba torturando; quería hacerla sufrir, que sintiera toda la frustración, toda la reprimida pasión que él sufrió por años, las ansias, el maldito deseo que no lo dejaba dormir. . . el amor no correspondido.

Pero al mismo tiempo, se estaba torturando a sí mismo, pues Usui se moría por hacerla suya y sentirla vibrar bajo su cuerpo.

  * ¡Tienes unos senos preciosos!. *

 Tras pronunciar aquellas palabras, una sonrisa adornó el rostro del joven.

  * Idiota... ¡solo hazlo!. *

 El peliazul la abrazó con fuerza y se acomodó entre las piernas de Kyouyama, quien lo recibió ansiosa.

Cómo si de un ensayo se tratase, Horo Horo deslizó suave y morbosamente la punta de su ya duro pene por la entrada de la vagina de la chica.

  * Horo, ya. . . *    _Se quejó ella._    * Deja de jugar y toma esto con más entusiasmo. *

  Las palabras de su amante le sonaron a suplica.

Sonrió con malicia.

  * ¿Quieres entusiasmo?. . . es lo que me sobra. *

 Dicho esto, el joven de cabellos azules comenzó a hacer presión, empujando sus caderas mientras admiraba como su hombría se iba perdiendo dentro del sexo de la mujer.

 * A-Anna. . . eres tan ardiente y sexy. *

 Horo Horo comenzó a besarla con desesperación. Estaba como loco; este era un sueño haciéndose realidad.

La mitad de su miembro yacía en el interior de la cavidad femenina, entonces, Horo empujó con fuerza, llenando completamente la vagina de la rubia.

 Y ahí estaba él, clavado hasta el fondo, dentro de la mujer que le robó el corazón; la inalcanzable, Anna Kyouyama.

Y quedó hipnotizado con el bello rostro de su amante; sus mejillas sonrojadas, su linda boquita entreabierta y algunos cabellos rubios que se adherían a su cara, mientras sus pechos subían y bajaban por la acelerada respiración.

  * ¡Qué bella!, insoportablemente hermosa. . . perfecta !!. *

 Su corazón latió emocionado; deseaba permanecer así, dentro de ella, por siempre.

En tanto ella. . . Anna se sentía invadida y le gustaba, se moría de placer mientras el muchacho mordía con lujuria la piel de su cuello y apretaba desesperado sus rígidos pechos.

 Lo sentía entrar y salir cada vez más fuerte, cada vez más rápido, haciéndola jadear y hasta llorar de placer.

Horokeu parecía no cansarse y se entregaba totalmente, sorprendiéndola.

  ““Nunca había sido tan intenso.””

 Pensó la rubia al tiempo en que encajaba sus filosas uñas en la espalda de su amante.

Estaban extasiados, completamente perdidos al deleite de unir sus cuerpos, que perdieron la noción del tiempo.

  * Ahh, Horo Horo, no pares, más rápido, más!!. . . *

 Anna le ronroneó al odio, haciendo que el peliazul clavase su pene con más fuerza aun.

Estaba como loco, no podía parar y solo era capaz de pensar en la bella mujer con la que estaba haciendo el amor. Y ella, que nunca le dio mucha importancia al sexo, ahora se derretía de gozo entre los fuertes brazos del muchacho, enamorada de su duro miembro que se deslizaba deliciosamente dentro de su vagina.

Anna se aferraba al musculoso cuerpo de su compañero, gimiendo cerca de su oído.

 La ficción entre sus sexos pronto fue insoportable; un cosquilleo nació en la intimidad de la rubia, quien pronto fue invadida por un ansiado orgasmo.

La satisfacción se desbordaba en ligeros espasmos que la hicieron temblar, otro orgasmo tomaba su cuerpo; su vagina se contraía con fuerza, una y otra vez, apretando, reteniendo el pene del hombre que la poseía.

 Anna respiraba agitada, completamente cansada, mientras admiraba la fortaleza de su amante que no dejaba de enterrar su espina en la cansada flor de ella. Después de unos segundos, las vibraciones en el sexo de la rubia cumplieron su tarea.

Horo Horo apretó los dientes poco antes de lanzar un prolongado y ronco gemido, penetró una vez más a la mujer luego su pene se hinchó y derramó su esencia en el interior de la chica.

Se creían en el cielo, en medio de tan intenso éxtasis.

 Exhausto al entregarse por completo, se colapsó sobre la sensual figura de  Kyouyama, que lo recibió en un suave abrazo, mientras ambos disfrutaban de la sensación de mantenerse unidos.

Se besaban como si quisieran comerse.

  * Si esto es un sueño, no me despiertes. . . si es una mentira, no me dejes de engañar. *

 Le susurró el muchacho, abrazándola con fuerza.

Le confesó, que había quedado prendado a ella desde el día en que la vio por primera vez. Tan fina, tan hermosa y con ese carácter suyo, su frialdad. No supo cómo. . . se enamoró.

No hubo noche que con ella no soñara o segundo en que la deseara.

  * Para mi, esto siempre fue un simple sueño. *

 Le dijo, ya fuera de su cuerpo, con la mirada pérdida en algún lugar de la habitación mientras descansaba sobre los cálidos y suaves pechos de la rubia.

Anna acariciaba sus azulados cabellos, escuchándolo con atención.

  * Y cuándo supe de tu relación con Yoh. . . creí que había renunciado a ti, pero ahora. . . *

  Horokeu la miró, como esperando que la mujer dijese algo, más solo se encontró con los profundos y fríos ojos negros, ese mar negro en el que tantas veces quiso ahogarse.

Sentía que no la merecía, que no era para él y que él mismo no era para ella. . . que estupideces nos hace pensar el amor.

  * Baka!. *

 Anna lo besó con suavidad, acariciando su apuesto rostro. Él, confundido, aceptó aquella caricia como si fuese la última.

Rompieron el beso y con esto, Horo sentía que su corazón se rompía también.

Más ella seguía acariciando una de sus mejillas y mirándolo con fijeza, fue hasta entonces que el peliazul notó el intenso y hermoso brillo en los negros ojos de la rubia.

  * No soy un sueño, ni una mentira. . . soy real y estoy contigo. . . hice el amor contigo, Horo no baka. *

Sin finalizar.

*~*~*~*~*~*~*~*~*~*

Cómo que estuvo muy simple, ¿no?. Bueno, yo así lo sentí.

Les digo que este fic no tiene una trama en sí, de hecho, escribí lo primero que se me vino a la mente, sin importar si la historia tenía un hilo que seguir o no ^//^.

En cuanto a la pareja, quería que cuando lo hicieran fuera fuerte, morboso, lleno de lujuria. . . pero creo que la inspiración no me dio para tanto T-T.

—I love HOROxANNA—.

~*~

Este fanfiction fue escrito por MAEDA Ai. Y es material de “Fallen Angel”.

Totalizado el 03 de Julio de 2006.

La dama del Hentai: Maeda Ai.

*~*~*~*~*~*~*~*~*~*

    || Capítulo 4 ||


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3 years ago

Durmiendo con el enemigo _C1_

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Anime: InuYasha

Rating: M

Pareja: Sesshoumaru & Kagome

Sinopsis: No deseaba volver atrás, quería estar prisionera entre los brazos de un demonio, nada más que el amante perfecto. No deseaba la libertad, ya no más.

Advertencia: Lemon (NSFW)

*~*~*~*~*~*~*~*~*~*

Por: Maeda Ai.

*~*~*~*~*~*~*~*~*~*

.:: Prólogo ::.

*~*~*~*~*~*~*~*~*~*

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La tarde era hermosa, tanto o más que las anteriores.

La cuenta de las horas se le perdió en algún distraído rincón de su memoria; poco importaba, después de todo, más de un par de semanas habían pasado desde que llegó ahí, así que... las horas ya poco importaban.

  * Ahhh, y aun así el tiempo se me escapa volando. *

 Suspirando con resignación, la joven humana comprendió que su estancia en esa habitación no era tan aburrida.

Se sentía más tranquila en comparación al día en que llegó...

¿Cómo olvidar ese día?. Jamás podría hacerlo, todo su mundo se vino abajo justo en el instante en que al “cerebro de nuez” del Hanyou se le ocurrió buscar insistentemente a Kykio, llevarla a la aldea y por si fuera poco, decir que ellos siempre estarían juntos, aun cuando la sacerdotisa ya estuviera muerta, para él... eso era lo que menos importaba.

  * InuYasha... eres un tonto. *

  Su voz sonó resignada por completo.

Al principio lloraba amargamente al saberse derrotada en el amor, derrotada por ella misma. Bueno, después de todo, ella fue Kykio, o algo así; por lo menos compartieron almas.

Sin embargo eran tan distintas, quizás por eso le dolió tanto que le quitaran a InuYasha.

  * La tonta soy yo... ¿hasta cuándo dejaré de pensar en ello?. *

 Miró embelesada el cielo, admirando como la oscuridad comenzaba a devorar todo cuanto encontraba en el cielo: nubes y ese hermoso y tenue color azul que apenas y se podía percibir.

Era cierto, tenía otras cosas mucho más importantes en que pensar, después de todo, ahora era prisionera, ¿no?.

No había superado un problema cuando inmediatamente se tropezó con otro; en su intento por escapar del dolor, salió corriendo sin rumbo, el destino era lo último que cruzaba su mente, sólo quería alejarse.

 Ni siquiera tenía idea de cuánto había corrido, por cuánto tiempo o dónde estaba, sólo se sabía pérdida.

Pero el dolor no se iba, dejando escapar delgadas lágrimas de sus hermosos ojos; se dejó caer sobre el abundante césped, cansada, dolida...

  * Con que... la mujer de InuYasha está aquí. *

 Recordó las precisas palabras del yokai que ahora la tenía “encerrada” en su castillo, ese hombre, ese demonio, ese monstruo... Sesshoumaru.

  Sí, todo ese tiempo había estado en el castillo de Sesshoumaru.

No tenía claras ideas del porque no le había hecho daño alguno, de hecho, ni siquiera aparentaba ser una prisionera; no estaba encerrada, podía salir cuando quisiese, más por miedo solo lo hacía en contadas ocasiones.

Le ofrecieron nuevas ropas, más adecuadas para la época en la que se encontraba. Hermosos y entallados kimonos de variados colores y formas.

 La manera en que los sirvientes del castillo la trataban le incomodaba, tanta amabilidad, casi miedo. La trataban como si fuese alguien importante, cosa que la hizo sospechar un sin fin de razones para ello, pero nada que le pareciese lógico.

 Llegó a tener la sensación de que Sesshoumaru la observaba desde algún lugar que ella desconocía, sentía su pesada y fría mirada sobre ella, aunque creyó que solo era su imaginación, su miedo.

  * No puede ser, estoy imaginando cosas que no son. *

 Apenas trató de convencerse a sí misma con sus palabras, suspiró resignada a permanecer por tiempo indefinido en ese lugar, lugar del que desconocía cualquier posible ubicación.

Solo sabía que estaba con el enemigo, nada más. Eso sí, un enemigo bastante amable, aunque desconociera las razones de ello.

   Se acababa de cambiar de ropas, dispuesta a ir a la cama y dormir, no sin antes cepillar tranquilamente su hermoso y suave cabello negro.

 Un par de golpes sobre la puerta de la habitación que ocupaba, la sacaron inesperadamente de sus pensamientos y recuerdos.

Pensando que podía tratarse de Rin o alguno de los sirvientes del castillo, se dirigió tranquilamente a abrir la puerta, más al hacerlo, el miedo y la sorpresa la paralizaron.

  * ¡¡S- Se, Sesshoumaru!!... *     _El nombre de su visitante escapó de sus temblorosos labios. _     * Ah, y-yo no te esperaba. *

 En todo el tiempo que ahí llevaba, lo pudo ver solo una ocasión. Pero ahora él estaba ahí, él la buscaba, la razón de su presencia la asustaba, más trataba de no pensar en ello.

 Al escucharla, el yokai frunció el ceño con clara ira en el rostro.

Kagome no pudo más que intentar ocultar su miedo; esa mirada tan fría era atemorizante y, muy a su pesar, también lo hacía verse aun más atractivo.

  * Mujer. *

 Refiriéndose a ella con esa simple y seca palabra, el joven de plateados cabellos la sujetó fuertemente por los hombros, asustándola todavía más. Estaba tan cerca; si aplicaba un poco más de fuerza la destrozaría sin duda.

 Quiso cerrar los ojos para no enfrentar la forma despiadada con que él la miraba, pero por alguna razón no podía, esos hermosos ojos plateados la hipnotizaron completamente, aun con el miedo que le infundían.

 Confundida, esperó lo que vendría por parte del yokai, fuere lo que fuere, tenía el ligero presentimiento de que afectaría su vida... de alguna forma.

   Sin finalizar.

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Por fin, otro fic de InuYasha y, mejor aun, de Sesshoumaru y Kagome.

El siguiente capítulo es el importante, el que tiene lemon, más también es el que concluye la historia. Y es que últimamente no tengo deseos de escribir fics largos.

Ahora, ¿por qué esta pareja?. Bueno, él es tan apuesto y necesitaba una pareja... yo solo pude pensar en Kagome ^0^ .

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Este fanfiction fue escrito por MAEDA Ai. Y es material de “Fallen Angel”.

Totalizado el 27 de Mayo de 2007. 

La dama del Hentai: Maeda Ai.

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      || Capítulo 1 ||


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